HISTORIA DE UNA CONFIGURACIÓN PROFESIONAL DE URBANISMO. KARL BRUNNER EN BOGOTÁ, 1933-1940 *

History of a Professional Urban Planning Configuration. Karl Brunner in Bogota, 1933-1940

História de um grupo profissional do urbanismo. Karl Brunner em Bogotá, 1933-1940

Cuadernos de Vivienda y Urbanismo, vol. 11, núm. 22, 2018

Pontificia Universidad Javeriana

Diego Arango López a

Universidad de Chile, Chile


Fecha de recepción: 19 Abril 2017

Fecha de aprobación: 12 Diciembre 2017

Fecha de publicación: 05 Junio 2018

Resumen: Desde principios de la década de 1930, la sociedad bogotana se vio confrontada con una nueva ocupación profesional conocida como urbanismo. Esta era compleja y se desarrollaba de maneras distintas en las ciudades del mundo. En este artículo se analiza la estrategia implementada por Karl Brunner y un grupo de técnicos y profesionales locales de la arquitectura y la ingeniería mediante la cual se establecieron las bases institucionales, académicas y profesionales de una configuración profesional de urbanistas en la capital colombiana. Se observa la composición del Departamento de Urbanismo, la creación y el uso de la revista académica Ingeniería y Arquitectura de la Universidad Nacional y la publicación y difusión del Manual de Urbanismo. Estos elementos fueron piezas clave de un mecanismo de acción mediante el cual logró constituirse en Bogotá una configuración profesional de urbanismo dominada por profesionales adeptos a las ideas de Karl Brunner.

Palabras clave Karl Brunner, urbanismo, Bogotá, Universidad Nacional, configuración profesional.

Abstract: During the early 1930’s complex Bogota’s society was confronted with a new professional activity know as urbanism. This occupation, however, was a one and could be understood divergently in different cities around the world. This article seeks to analyze the strategy implemented by Karl Brunner and a group of local technicians and professionals of architecture and engineering in order to establish the institutional, academic and professional bases of urbanism in the Colombian capital. The research explores the conformation of the Urbanism Department of Bogotá. It also studies the role played by the National University and its academic journal Ingeniería y Arquitectura. And it analyzes the publication and diffusion of Brunner’s book the Manual de Urbanismo. It demonstrates that these elements were key issues that explain the action strategy by which an urbanism professional configuration was constituted in Bogota and it shows how a particular group of professionals accomplished to dominate it.

Keywords: Karl Brunner, professional configuration, urbanism, Bogota, National University.

Resumo: Desde o início da década de 1930 a sociedade de Bogotá foi confrontada com uma nova ocupação profissional conhecida como urbanismo. Isa, no entanto, era complexa e desenvolvida de diferentes maneiras em diferentes cidades. Neste artigo, é analisada a estratégia implementada por Karl Brunner e um grupo de técnicos e profissionais locais da arquitetura e dela engenharia para estabelecer uma configuração profissional colombiana de urbanismo. A composição do Departamento de Urbanismo, a criação e utilização da revista Ingeniería y Arquitectura da Universidade Nacional e a publicação e divulgação do Manual de Urbanismo são observadas. Estes foram elementos-chave de uma estratégia de ação pela qual foi construído um espaço profissional do urbanismo em Bogotá dominado por um grupo de adeptos para as ideias de Karl Brunner.

Palavras-chave: Karl Brunner, configuração profissional, urbanismo, Bogotá, Universidad Nacional.

Introducción

La creación del Departamento de Urbanismo de Bogotá, en 1933, fue un punto de inflexión en el desarrollo de un debate profesional sobre el tema en la capital colombiana. Este organismo fue un espacio institucional en el que trabajaron especialistas de diversas disciplinas relacionadas con una naciente ocupación. Antes de continuar, es fundamental aclarar que la noción de punto de inflexión hace hincapié en la capacidad de generar transformaciones en dinámicas relacionales y en las lógicas organizativas (Sassen, 2008). Por lo tanto, permite observar los cambios en las configuraciones de actores sin restringirse al análisis de los resultados finales.

A mediados de la década de 1930, los constructores e ingenieros locales aún no se acostumbraban a convivir con arquitectos y urbanistas. Por ello, desde sus inicios, los profesionales del Departamento de Urbanismo, en especial su director, el austriaco Karl Brunner, debían justificar su presencia, sus proyectos y sus competencias en múltiples espacios. La ausencia de medios especializados diferentes a los Anales de Ingeniería daba lugar a que los debates académicos y profesionales se presentaran someramente en los medios de comunicación generalistas.

Es aventurado sugerir que existía en la prensa un debate profesional como tal, ya que las informaciones que circulaban por ella eran poco rigurosas, no utilizaban un formato con pretensión científica y combinaban múltiples argumentaciones basadas en intereses de distintos tipos. Sin embargo, Brunner (1935) utilizaba la prensa, junto con otras herramientas, para defender su labor y la de sus colegas. En sus propias palabras: “Parece oportuno recordar al público que existe un Departamento dentro de la Administración municipal, encargado de proyectar el mejoramiento paulatino de la ciudad y dirigir las obras de urbanización, saneamiento, regularización y también lo referente a construcciones particulares” (p. 141). Esta afirmación era un preludio para anunciar la existencia de esta dependencia municipal y para difundir sus objetivos. Más adelante, Brunner (1935) defendió el trabajo de sus colegas de la siguiente forma:

Las reformas introducidas en la construcción particular durante los últimos meses, comprueban el hecho de que esta ciudad dispone de ingenieros y arquitectos capaces de solucionar cualquier problema de saneamiento o emprender una reforma estética con sentido contemporáneo. Muchos de ellos, que han estudiado en el extranjero, se distinguen por su inclinación hacia la síntesis moderna y a la satisfacción de las necesidades de la colectividad (p. 143).

El equipo de Brunner recibía el apoyo público de su director. Más que señalar las dificultades administrativas sufridas por el Departamento de Urbanismo, cabe resaltar que este debate surgía en medio de una fase de transformación de los Gobiernos nacional y municipal. Esta defensa abierta del equipo, como se verá a lo largo del texto, correspondía a una estrategia de consolidación institucional y profesional colectiva liderada por Karl Brunner y en la cual otros actores locales desempeñaron un papel fundamental.

Las actividades desarrolladas por Brunner en este sentido conllevaban consecuencias y réditos para su autor, pero también contribuyeron a la consolidación de un colectivo de urbanistas en Bogotá. Este logro representó un cambio fundamental en las estructuras profesionales, institucionales y académicas de la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo de la ciudad capital. Este artículo analiza tres elementos esenciales de esta estrategia. En primer lugar, se estudia el equipo conformado para el Departamento de Urbanismo; en segundo lugar se analiza el rol de la Universidad Nacional y la revista Ingeniería y Arquitectura y, por último, se examina la importancia de la publicación y difusión del Manual de Urbanismo.

Conformar un equipo

Hasta finales de la década de 1920, el panorama del urbanismo bogotano era poco denso. Para entonces, en el debate local tan solo habían participado ingenieros, sobre todo aquellos pertenecientes a la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI) gracias a su participación en el proyecto de Bogotá Futuro (Arango, 2015). A principios de la década de 1930, nuevos actores comenzaron a interesarse por el tema. Algunos de ellos hablaban de la ciudad desde puntos de vista distintos a la ingeniería o la arquitectura; por ejemplo, Max Grillo (1933), el célebre poeta y crítico literario colombiano, escribió las siguientes palabras:

Si desde el punto de vista estético se contempla la capital de Colombia, el espectador se verá obligado a formular serias observaciones. Contará que sobre el abigarrado conjunto de calles estrechas, con casas de aspecto campesino, desgarbadas hasta más no poder, mézclanse, de trecho en trecho, edificios de proporciones modernas, de estilo neoyorquino, y palacios como el de la Gobernación de Cundinamarca, que interrumpen la monotonía de las construcciones santafereñas, obra de albañiles que no tenía noción de la elegancia ni de la belleza arquitectónicas (p. 417).

En su artículo se resaltaban nuevos elementos como la estética urbana que poco habían sido tenidos en cuenta en las discusiones oficiales sobre urbanismo. La Sociedad de Embellecimiento de Bogotá había colaborado con las labores de urbanismo de la ciudad, al apoyar el trabajo de los ingenieros de Bogotá Futuro ( El Tiempo, 1923). Karl Brunner se enfrentaba entonces a un desafío complejo, pues debía conformar un equipo de trabajo técnico y profesional en una sociedad poco acostumbrada a desempeñar las labores asociadas con el urbanismo. Para ese fin, recurrió a profesionales, artistas y técnicos locales y conformó el siguiente equipo (Tabla 1):

Los contenidos de esta Tabla demuestran que, más allá de la composición de un equipo de técnicos para la realización de tareas específicas, la selección de miembros para conformar el Departamento formaba parte de una cuidadosa estrategia de acción con dos objetivos principales: por una parte, distanciarse del proceso de creación y ejecución del proyecto de Bogotá Futuro y, por otra, conformar un equipo de trabajo que pudiera comprender y ejecutar proyectos coherentes con el sistema de pensamiento de Brunner en el corto y mediano plazo.

Alejarse del proyecto de Uribe Ramírez era importante para el equipo de Brunner por varios motivos. Por una parte, era claro que formaba parte de un sistema político distinto, asociado con actores ligados al Partido Conservador que, como el alcalde Ernesto Sanz de Santamaría estaban siendo remplazados en la configuración política liberal (Arango, 2016). Del mismo modo, había sido fuertemente criticado desde la academia por personajes como Carlos Martínez (1930) en su tesis doctoral. Más allá de ser un proyecto con opositores, Brunner aportaba una serie de ideas propias respecto a su propuesta ideológica y a su metodología de trabajo, que de ningún modo podían identificarse en el trabajo de Uribe Ramírez. Por ejemplo, la propuesta de expansión hacia el norte, en continuidad con la traza colonial que proponía Bogotá Futuro (Alba, 2013), las ideas del City Planning de G. B. Ford (1920) y las de Ricardo Olano (1917), fundamentales para Uribe Ramírez, no eran centrales para Brunner y sus colaboradores en Bogotá.

Bajo la dirección de Brunner había seis secciones que conjugaban a la vez el nuevo concepto de urbanismo importado por el austriaco, las capacidades de los profesionales locales disponibles y las exigencias del contrato. Si antes se había equiparado la labor del urbanista y de sus colaboradores a la simple elaboración de un plano, en la perspectiva de Brunner se tenían en cuenta otras actividades técnicas y tareas ejecutivas y legislativas.

Así, a excepción de la sección de estudios procentenario, cuya existencia estaba destinada a ser temporal, todas las demás secciones podían considerarse como adiciones permanentes a las responsabilidades municipales. Al definir estos nuevos cargos, Brunner planteaba que para cumplir con los requisitos de urbanismo, la ciudad debía tener a su servicio una serie de ingenieros, topógrafos, arquitectos, dibujantes, abogados y personal administrativo de apoyo. Estos tendrían a su cargo actividades como la elaboración y revisión constante de planos de la ciudad, el control de las urbanizaciones, la inspección arquitectónica y de construcción de las nuevas edificaciones y el desarrollo y la actualización de una legislación de urbanismo.

La selección del personal técnico y profesional no era tarea fácil, pues más que simples servidores técnicos, los miembros de las secciones, en especial sus jefes, portaban consigo nociones más o menos desarrolladas sobre urbanismo. Ninguno de los ingenieros o dibujantes autores del proyecto de Bogotá Futuro vigente desde 1925 hasta 1933 se incorporó al nuevo Departamento, con lo cual se consolidó la ruptura con ese proceso. Sin embargo, sí se incluyó a Julio Carvajal, quien había sido designado director del Departamento del Plano mientras Bogotá Futuro estaba vigente (Carvajal, 1934). Fue gracias al trabajo de Carvajal como funcionario de la Secretaría de Obras Públicas que se propuso el remplazo de Bogotá Futuro por otro tipo de herramienta técnica para pensar y ejecutar el urbanismo de Bogotá.

Con motivo de que el proyecto de “Bogotá Futuro” adolece de inconvenientes para llevarlo a la práctica, y siendo, por otra parte, muy costosa, difícil y poco racional la ampliación de las vías urbanas actuales, tal como lo disponen los Acuerdos municipales vigentes, se ha venido creando una situación ambigua que no cuadra bien con la seriedad de una entidad respetable, como lo es el Municipio de Bogotá, ni eso conviene tampoco a los legítimos intereses de la ciudad (Carvajal, 1933, p. 414).

Es notable la ausencia de Carlos Martínez, que era el único bogotano con título de doctor en Urbanismo. A primera vista, su ausencia sorprende porque su tesis doctoral había sido dirigida por Marcel Poëte, quien compartía varias ideas fundamentales de urbanismo con Brunner. No obstante, al leer detenidamente su tesis doctoral (Martínez, 1930), es evidente que sus contenidos se orientaban más por las doctrinas modernistas de Le Corbusier y sus allegados que por las de su mismo director de tesis en el Instituto de Urbanismo de la Universidad de París. Quedaba claro que el Departamento de Urbanismo no reunía simplemente una lista de títulos profesionales, sino que era una selección cuidadosa de personal basada en competencias profesionales y técnicas y también en la orientación teórica de sus jefes de sección.

Así como en la tesis doctoral de Carlos Martínez se podía percibir la pertinencia de un debate teórico e ideológico en el cual se enfrentaban diversas corrientes del urbanismo moderno, en el panorama profesional colombiano y suramericano también se presentaba esta discusión. Los actores que circulaban por las ciudades de América Latina, incluidos representantes de renombre como Alfred Agache, Le Corbusier, José Luis Sert, Carlos María della Paolera y muchos otros, se vieron desplazados en Bogotá y en Santiago por la propuesta de Karl Brunner y su equipo de trabajo.

Asimismo, Brunner no se limitó a conformar un equipo de trabajo técnico, profesional y coherente. Como lo había hecho en Santiago, también empleó otras estrategias para ampliar la capacidad de acción del Departamento de Urbanismo. Estas actividades fueron fundamentales para la conformación de una configuración profesional de urbanismo en la capital colombiana.

Ingeniería y Arquitectura en el urbanismo de la Universidad Nacional

Desde el punto de vista de la economía política, la década de 1930 estuvo marcada en Colombia por la política de sustitución de importaciones. Más allá de limitar los flujos comerciales, una de las estrategias puestas en marcha por el Gobierno nacional consistió en aumentar y diversificar la oferta educativa del país y estimular el desarrollo de la Universidad Nacional. Lo que se buscaba, en términos generales, era producir el capital humano, técnico y profesional para fortalecer la industria nacional.

Esta política tuvo dos consecuencias fundamentales sobre las cuales Brunner supo apoyarse para desarrollar su estrategia de creación de una configuración profesional de urbanismo. La primera fue la creación de la Ciudad Universitaria por obra del arquitecto alemán Leopold Rother. Este proyecto fue uno de los primeros encargos oficiales de ordenamiento de un espacio urbano hecho a arquitectos. Su diseño y construcción sirvió de ejemplo para ampliar el campo de acción de la arquitectura local. Si bien la mayoría del trabajo realizado por los arquitectos profesionales locales consistía en diseñar y construir casas y edificios de los sectores público y privado, mediante proyectos como este y otros como el Parque Nacional, elaborar el ordenamiento de espacios abiertos se perfilaba como un nuevo campo de acción. Así, diseñar espacios urbanos empezaba a establecerse como una de las competencias de los arquitectos en Bogotá.

La segunda consecuencia fue la creación de la primera Facultad de Arquitectura en Bogotá y, en ella, el Seminario de Urbanismo, dirigido por Brunner. Cabe preguntarse por qué Brunner participó en este proceso académico, cuando en ningún momento su contrato o sus responsabilidades institucionales se lo exigían. Para responder a esto, hay que señalar que el austriaco había participado en la creación del Seminario de Urbanismo de la Universidad de Viena en 1924, así como en el de la Universidad de Chile en 1929-1930 (Hofer, 2003), aunque la labor para la cual había sido contratado en Santiago consistía tan solo en la realización del anteproyecto para el Plano oficial de urbanización. No obstante, desempeñó labores como la publicación de “Santiago de Chile, su estado actual y su futura formación” (Brunner, 1932) o la participación en la creación de la Ordenanza de construcciones y urbanización y en Ley general de construcciones y urbanización (Gross, 1991). La experiencia chilena de Brunner, que seguiría teniendo consecuencias oficiales años después de su partida, marcaba sus pasos en Bogotá. Más aún, el trabajo adelantado en Santiago, tanto por Brunner como por sus colaboradores, fue incorporado en las páginas del Manual de Urbanismo (Figura 1).

Mapa aerocartográfico del sector central de Santiago de Chile
Figura 1
Mapa aerocartográfico del sector central de Santiago de Chile


Fuente: Brunner (1939b, p. 40)

Era costumbre de Brunner sobrepasar las limitaciones de sus obligaciones oficiales y desarrollar estrategias que le permitieran consolidar sus ideas en otros espacios. Una de estas estrategias, implementadas en Europa y en Chile, fue colaborar con la formación de nuevos profesionales locales. Brunner (1938) creía en la necesidad de formar a los urbanistas de una ciudad in situ. Reafirmaba la importancia de que cada sociedad tuviera sus propios urbanistas, pero también defendía que las circunstancias sociales de cada ciudad debían ser tenidas en cuenta en el momento de diseñar un programa académico al respecto. De esta manera, Brunner quiso acoplarse a las condiciones políticas y académicas locales para reforzar sus ideas e incentivar la creación de un programa de Urbanismo.

Sin embargo, estos nuevos profesionales debían continuar sin Brunner en los próximos años, pues el contrato con la Alcaldía llegaba a su fin en 1938 y el profesor y funcionario no tenía intenciones de permanecer en Colombia. De hecho, en 1937 viajó a Viena en sus últimas vacaciones antes de terminar su contrato como director del Departamento de Urbanismo de Bogotá. Su visita a Austria estaba motivada por el concurso para remplazar a Peter Behrens en la Academia de Artes Plásticas, pero a pesar de que obtuvo el cargo, la ocupación nazi impidió su paso hacia una carrera académica europea (Hofer, 2003).

Brunner esperó el fin de la guerra en Bogotá. Una vez terminado su contrato inicial, colaboró con el Gobierno nacional y mantuvo su participación en la Universidad Nacional. Poco a poco vio que el sistema que había puesto en marcha desde 1933 se consolidaba gracias al trabajo de sus más cercanos colaboradores. Asimismo, la experiencia de Bogotá Futuro, que había marcado la iniciación de la capital colombiana en el urbanismo moderno, era desplazada con agilidad por las ideas y por las prácticas de Brunner y sus colegas. En este proceso, la revista Ingeniería y Arquitectura desempeñó un rol fundamental.

Antes de analizar los artículos y las propuestas de los colaboradores de la revista, es necesario entender la dimensión de este fenómeno. Este modo de hablar de urbanismo y de las problemáticas urbanas estaba basado en un razonamiento profesional y académico, así como en la racionalidad de una burguesía local cada vez más profesionalizada. El contexto social y político burgués se caracterizaba, como lo explicó José Luis Romero (1976), por una serie de relaciones de poder en las cuales los negocios y el poder estaban estrechamente imbricados. Según el autor, “los miembros de las nuevas burguesías, especialmente en las capitales, lograron controlar simultáneamente el mundo de los negocios y el mundo de la política, y operaron desde los dos para desatar y aprovechar el proceso de cambio” (p. 268). En ese sentido, la revista podía ser a la vez el vehículo de un discurso académico y un espacio de convergencia de los campos del poder político y económico.

Concentrémonos ahora en Ingeniería y Arquitectura. Según el decano de la Facultad de Arquitectura, con ella se buscaba crear vínculos entre los estudiantes de las Facultades de Ingeniería y de Arquitectura y con los profesionales graduados (Ancízar, 1939a). La revista era presentada como una publicación universitaria cuyo objetivo era incentivar la circulación de ideas en la Universidad Nacional. Respecto al urbanismo, su rol no se limitaba al ámbito universitario, pues concentraba todo el debate sobre el tema en la capital. En esos años, Anales de Ingeniería no se interesó por difundir estudios o comentarios sobre urbanismo. Esta revista de la Sociedad Colombiana de Ingenieros se apartó de un asunto del cual habría podido apropiarse gracias a que varios de sus miembros eran o habían sido participantes activos en él.

El otro actor interesado en la difusión de ideas y proyectos de urbanismo era el Gobierno municipal, que difundía sus actividades en el Registro Municipal. Ingeniería y Arquitectura abrió un espacio no gubernamental en donde urbanistas, arquitectos e ingenieros de Bogotá pudieron defender sus ideas y proyectos.

Entre los colaboradores de los primeros números figuraban miembros actuales o antiguos del Departamento de Urbanismo. En el primer número, por ejemplo, fue publicado un mensaje de Roberto Ancízar Sordo (1939a), nuevo decano de la facultad de Arquitectura y colaborador cercano de Brunner, en el que celebraba la creación de este medio e invitaba a la comunidad académica a seguirlo. También se publicó un breve resumen de la carrera de este arquitecto que, como pudimos verlo en la Tabla 1, fue jefe de la Sección de Arquitectura del Departamento de Urbanismo antes de asumir la decanatura de la Facultad. Por otra parte, la administración de la revista estaba a cargo de Alfredo Bateman, quien también había sido miembro del Departamento de Urbanismo desde 1935 y luego se sirvió de sus páginas para publicar secciones de sus proyectos (Bateman, 1940a; 1940b).

La dirección fue asumida por José Gómez Pinzón, antiguo decano de la Facultad de Ingeniería, por lo que entre las autoridades universitarias con influencia en la revista se encontraban dos colaboradores directos de Brunner del Departamento de Urbanismo. En ese sentido, la revista no se configuró como una publicación contestataria, sino como la expresión académica de un grupo de profesionales activos en las áreas de arquitectura, ingeniería y urbanismo.

No era la primera vez que se proponía en Bogotá una creación de este tipo: desde 1934, Carlos Martínez había buscado una revista como una sociedad profesional de arquitectos (Sociedad Colombiana de Arquitectos, 1939). Sin embargo, no fue sino hasta después de su renuncia a la Facultad de Arquitectura y con la llegada de Ancízar Sordo y Bateman que se consolidó el surgimiento de la revista.

En agosto del mismo año, Pedro José Bello (1939), ingeniero topógrafo y miembro del Departamento de Urbanismo desde 1934 en la Sección del Plano y a partir de 1935 en la Sección de Urbanizaciones, publicó en la revista un artículo sobre la movilidad en Bogotá (Bello, 1939). Con él buscaba establecer una analogía entre el sistema de circulación de automóviles y de transporte de Bogotá y el de Buenos Aires. El autor sostenía que era posible y necesario construir un sistema subterráneo de transporte masivo en Bogotá y difundía una de idea de proyecto que, según los funcionarios de la Administración municipal, requería del apoyo de los profesionales locales. Así, la revista era una plataforma para dar a conocer lo que podría hacerse en materia de urbanismo en la capital colombiana con la colaboración los ingenieros y arquitectos bogotanos.

En septiembre, Ancízar Sordo (1939b) anunció en un breve artículo la publicación del libro de Karl Brunner (1939a) titulado Manual de Urbanismo y en el número siguiente se expuso un extracto del mismo. Luego, el Manual se convirtió en una herramienta fundamental para la formación de urbanistas en Bogotá y en América Latina. En la estrategia de Brunner para difundir el libro en Bogotá, Ingeniería y Arquitectura desempeñó un papel fundamental. Ancízar Sordo (1939b) elogiaba el trabajo de su antiguo jefe y ahora colega académico de la siguiente manera:

En los distintos tomos de esta obra, trata su autor con gran acierto todas las materias que componen la ciencia, la técnica y el arte del Urbanismo, comenzando con sus elementos básicos y terminando con las obras óptimas.

Manual de Urbanismo, a más de ser una obra ampliamente documentada y de gran interés, constituye un gran éxito de presentación gráfica y un valioso aporte para el desarrollo del arte urbanístico entre nosotros (p. 7).

Queda claro que desde el primer momento la dirección de la revista seguía y apoyaba celosamente la actividad de Brunner. La relación entre ambos era benéfica para el austriaco, pero sobre todo para la Facultad de Arquitectura y su Seminario de Urbanismo, ya que la dotaba de una base teórica y la asociaba con un espacio local de acción: el Departamento de Urbanismo de Bogotá.

En 1940, un nuevo proyecto de Joaquín Martínez y Germán Cadena, arquitectos pertenecientes al Departamento de Urbanismo desde 1934, era publicado en Ingeniería y Arquitectura (Martínez, 1940). Aunque ya no era extraño encontrar artículos publicados por miembros del Departamento de Urbanismo o profesionales afines a Brunner, este conllevaba una importancia especial por dos razones: en primer lugar, Martínez era el nuevo jefe del Departamento y el apoyo de la revista demostraba que había una confluencia de intereses más allá de la figura fundadora que había sido Brunner. En segundo lugar, en este artículo, los autores presentaban un amplio proyecto de zonificación de la ciudad. En su propuesta, Bogotá podía dividirse en zonas comerciales, residenciales centrales, estrictamente residenciales, industriales, mixtas y verdes. Aunque Brunner no fue citado en este texto, las ideas de Martínez estaban basadas en partes del Manual de Urbanismo dedicadas a la edificación urbana, las viviendas urbanas y las urbanizaciones; así pues, sus ideas eran retomadas y defendidas por los profesionales locales y difundidas por la revista.

Ingeniería y Arquitectura se convertía en el espacio de difusión predilecto de un grupo de nuevos urbanistas fuertemente marcados por las ideas de Karl Brunner y por la actividad del Departamento de Urbanismo de Bogotá. Además, al tratarse de una revista académica, sus textos se teñían de ciencia y se alejaban de las connotaciones políticas que podía tener publicar en documentos oficiales.

Superar a Karl Brunner con el Manual de Urbanismo

Los primeros cinco años de trabajo de Brunner en Colombia habían aportado un gran número de cambios fundamentales a urbanistas y arquitectos. Como se pudo ver hasta ahora, la ciudad tenía una estructura de formación que facilitaba los conocimientos y las herramientas necesarias para profesionalizarse. Se contaba además con una institución municipal dedicada a desarrollar proyectos y actividades de urbanismo para la capital y con una revista académica que permitía explicar y difundir ideas, iniciativas y proyectos.

Este panorama llevó a Brunner a pensar en otra forma de consolidar sus objetivos académicos. Su primera alternativa había sido frustrada por la guerra en Europa, pero en Colombia encontró un espacio ideal para lograr rápidamente sus nuevas metas. A partir de 1938 dedicó parte de su tiempo a la redacción y compilación de textos para el Manual de Urbanismo. Esta obra sirvió de plataforma para la difusión nacional e internacional de sus ideas y proyectos, así como para valorizar la labor de los miembros colombianos del Departamento de Urbanismo y fortalecer la configuración profesional local.

La obra estaba divida en tres tomos y cada uno de ellos abordaba una serie de temas específicos, lo que le otorga un sentido de conjunto. No obstante, el tercer tomo nunca fue publicado (Tabla 2).

Tabla 2
Tabla de contenido del Manual de Urbanismo
Tabla de contenido del Manual de Urbanismo


Fuente: elaboración propia con base en Brunner (1939b)

La publicación de esta obra tuvo tres consecuencias sobre la configuración profesional del urbanismo de Bogotá. En primer lugar, posicionó la figura de Karl Brunner en el escenario nacional e internacional, pues más allá de ser el fundador del Departamento de Urbanismo y el creador del Seminario de Urbanismo de la Universidad Nacional, su libro era la única obra de este tipo publicada en español. Sus repercusiones académicas eran evidentes en la Universidad Nacional, donde sus colegas podían utilizarla en sus asignaturas. El Manual de Urbanismo también fue retomado por grupos profesionales y académicos de otras ciudades de América Latina, incluso de Brasil (Rovatti, 2001).

Los contactos profesionales y académicos de Brunner en Santiago facilitaron la circulación del libro en Chile. En Buenos Aires, la obra fue puesta en venta desde su publicación y la prestigiosa Revista de Arquitectura contribuyó a promoverla desde junio de 1940. La Sociedad Central de Arquitectos argentina y la Revista de Arquitectura resaltaron la importancia del libro, al reproducir extractos e imágenes en el número de agosto de 1940. Pronto, el trabajo de Brunner figuró como una referencia de urbanismo en América del Sur.

Otra consecuencia de esta publicación fue visibilizar al urbanismo de Bogotá, pues junto con los ejemplos europeos que se utilizaban para argumentar las principales ideas del libro, figuraban imágenes y esquemas de proyectos desarrollados en Bogotá (Figura 2). Por primera vez la capital colombiana aparecía como una referencia al lado de París, Buenos Aires, Santiago, Viena, Nueva York o Berlín. Los elementos seleccionados de Bogotá resaltaban proyectos desarrollados por el autor o por sus colaboradores del Departamento de Urbanismo, con el objetivo de ilustrar ideas y principios de su sistema de pensamiento.

Sector occidental de
Bogotá
Figura 2
Sector occidental de Bogotá


Fuente: Brunner (1939b, p. 38)

Al tratarse de un documento publicado en Bogotá, en español y por un profesor de la Universidad Nacional, la obra adquirió una importancia especial en la Universidad misma. Los nuevos profesores contaban ahora con un material pedagógico que, a diferencia de las grandes referencias francesas, inglesas o alemanas, estaba al alcance de sus estudiantes. La lengua en la que estaba escrito y los ejemplos utilizados lo acercaban al público universitario local; además, estaba disponible para la venta en librerías y bibliotecas cercanas.

Conclusión

A lo largo de este artículo se analizaron tres elementos que contribuyeron a consolidar la profesión del urbanismo en la ciudad de Bogotá a partir de principios de la década de 1930 y dan cuenta de las principales acciones estratégicas de Karl Brunner y sus adeptos en Bogotá. Queda claro que estas no fueron las únicas actividades emprendidas por Brunner o por los demás miembros del Departamento de Urbanismo y los otros profesionales simpatizantes de estas ideas. La difusión de ideas y proyectos específicos mediante la prensa generalista, así como la participación en congresos y conferencias profesionales y la conformación de sociedades profesionales, fueron labores fundamentales para fortalecer el sistema de pensamiento y acción establecido por el austriaco. Sin embargo, los tres mecanismos que pudimos analizar marcan el punto de inflexión para la conformación de un debate sobre urbanismo y además posicionaron a sus primeros líderes tanto en espacios profesionales como en ámbitos académicos y en estructuras institucionales.

La disposición de un grupo interdisciplinar en el Departamento de Urbanismo fue un factor esencial para crear un campo de trabajo en la ciudad de Bogotá. Como vimos, la creación del equipo de trabajo fue mucho más que reunir una lista de profesionales titulados, pues sirvió para establecer una clara distancia con el proceso adelantado durante la década de 1920 por Enrique Uribe Ramírez y el proyecto de Bogotá Futuro. Asimismo, también desplazó las propuestas cercanas a la ideología de los Congresos internacionales de arquitectura moderna (CIAM) y Le Corbusier que, gracias a actores locales como Carlos Martínez, ya empezaban a figurar en el panorama local. Se trató de una cuidadosa selección de adeptos a las ideas planteadas por Brunner.

Como era costumbre para el urbanista austriaco, su participación no se limitó a ejecutar el encargo definido en su contrato. Brunner aprovechó las reformas puestas en marcha por el Gobierno nacional —en especial la reforma universitaria— y se involucró personalmente con la formación de profesionales de la arquitectura y el urbanismo. Gracias a la nueva Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional y a la publicación de la revista Ingeniería y Arquitectura, Brunner y sus colegas defendieron y difundieron sus ideas y proyectos en los nacientes espacios académicos y profesionales.

Por último, la publicación del Manual de Urbanismo fue un elemento esencial para robustecer la configuración profesional. En este, Brunner exponía sus principales ideas de urbanismo y, a la vez, resaltaba una larga lista de proyectos, incluidos varios de Bogotá. Los nuevos urbanistas de la capital tuvieron a su disposición una herramienta académica útil para transmitir sus ideas en espacios académicos y para visibilizar su trabajo en el ámbito nacional e internacional.

Agradecimientos

Este artículo forma parte de una investigación doctoral realizada entre 2010 y 2015 en la École des Hautes Études en Sciences Sociales.

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Notas

* Artículo de investigación.

Notas de autor

aAutor de correspondencia. Correo electrónico: diegoarangolopez@gmail.com

Información adicional

Cómo citar este artículo: Arango, D. (2018). Historia de una configuración profesional de urbanismo. Karl Brunner en Bogotá, 1933-1940. Cuadernos de Vivienda y Urbanismo, 11(22), 1-10. https://doi.org/10.11144/Javeriana.cvu11-22.hcpu

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