Diversidad cultural como reto a la educación musical en Colombia: problemas relacionales entre culturas musicales, formación e investigación de la música

Cultural Diversity as a Challenge to Music Education in Colombia: Inter-Relational Issues in Musical Cultures, Education and Research

A diversidade cultural como desafio à educação musical na Colômbia: problemas relacionais entre culturas musicais, educação e pesquisa de música

Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, vol. 13, núm. 2, 2018

Pontificia Universidad Javeriana

Gloria Patricia Zapata Restrepo a


Santiago Niño Morales b


Fecha de recepción: 12 Septiembre 2016

Fecha de publicación: 01 Junio 2018

Resumen: Este artículo presenta las reflexiones realizadas por los autores a partir de diferentes proyectos de investigación realizados acerca de la situación de la educación musical en Colombia. Inicialmente, expone las diversas propuestas de educación musical y la complejidad de su desarrollo. Luego de problematizar varios aspectos en relación con la resistencia de concepciones poco fundamentadas y problemas institucionales, se presentan igualmente procesos prometedores y correctos redireccionamientos recientes de la política pública cultural al respecto. Por último, aporta unas conclusiones y analiza diversas rutas posibles para el avance de la educación musical en Colombia. El objetivo central consiste en agrupar hallazgos y consideraciones críticas generadas en varios proyectos de investigación sobre el campo educativo musical del país desarrollados desde el grupo de investigación CuestionArte (Categoría A Colciencias) para permitir una lectura integral del fenómeno. El ejercicio de síntesis para este artículo se basó en análisis comparado de resultados a partir de enfoque mixto, lo cual permite la interpretación de resultados cuantitativos y cualitativos provenientes de los distintos proyectos. La conclusión apunta a señalar la necesidad y potencialidad para el desarrollo de un sistema de educación musical, según un enfoque que lo considera como un derecho de todo ciudadano. Asimismo, aporta a balances necesarios, basados en procesos y resultados de investigación que deben ser considerados para los desarrollos de la educación musical en el país como a señalar que la toma de decisiones y la política pública deberían fundamentarse crecientemente en procesos y resultados de investigación.

Palabras clave educación musical, investigación en música, experiencia musical, pedagogía musical, diversidad cultural.

Resumo: Este artigo apresenta as reflexões feitas pelos autores a partir de diferentes projetos de pesquisa sobre a situação da educação musical na Colômbia. Inicialmente, ele expõe as diversas propostas de educação musical e a complexidade de seu desenvolvimento em todo o país e, finalmente, analisa várias rotas possíveis para o avanço da educação musical na Colômbia. O objetivo central é agrupar descobertas e considerações críticas geradas em vários projetos de pesquisa no campo da educação musical do país desenvolvido a partir do grupo de pesquisa CuestionArte (Categoria A Colciencias) para permitir uma leitura integral do fenômeno. O exercício de síntese para o presente artigo baseou-se em uma análise comparativa dos resultados de uma abordagem mista, que permite a interpretação dos resultados quantitativos e qualitativos dos diferentes projetos. A conclusão aponta para a necessidade e o potencial para o desenvolvimento de um sistema de educação musical, com base em uma abordagem que o considere como um direito de todos os cidadãos. Este artigo contribui para os balanços necessários, com base em processos e resultados de pesquisa, que devem ser considerados para o desenvolvimento da educação musical no país; também afirma que a tomada de decisões e as políticas públicas devem ser cada vez mais baseadas em processos e resultados de pesquisa.

Palavras-chave: educação musical, pesquisa em música, experiência musical, pedagogia musical, diversidade cultural.

Abstract: This paper presents reflections based on some research projects carried out by the authors about the situation of musical education in Colombia. Initially it exposes several proposals and the complexity of its development; after problematizing different aspects related to the resistance of unfounded conceptions and institutional problems, it shows also promising processes and appropriate redirects of cultural public policy in this regard. Finally, it provides some conclusions and analyzes other possible routes for the advance of musical education in Colombia. The main objective is to cluster findings and critical considerations generated by the research group CuestionArte (Colciencias A category) about the field of music education in the country, in order to allow a comprehensive reading of the phenomenon. The methodological exercise for this article is based on a comparative analysis of results from mix methods approaches, which allows the interpretation of qualitative and quantitative outcomes from the several projects. The conclusion points out to the need and potential for the development of a musical education system in Colombia as a right of every citizen. This article contribute with necessary balances based on processes and research results that must be considered for the development of musical education in the country, it also contains that decision-making and public policy should increasingly be based on research findings and procedures.

Keywords: musical education, music research, musical experience, musical pedagogy, cultural diversity.

Introducción

La educación musical en Colombia comparte con otros campos de la cultura nacional las dificultades de una adecuada inserción en la experiencia educativa y de formación de los ciudadanos. La fragmentación que se observa en todos los niveles de educación musical colombiana (formal —básica, media y superior—, no formal, informal, comunitario, entre otros) evidencia no solo su diversidad sino su desarticulación interna y externa.

Pese a destacados avances en los esfuerzos de instituciones, grupos de investigación y docentes, aún se verifica un vacío significativo en las formas en que la educación en nuestro contexto permite experiencias suficientemente significativas y amplias que conduzcan a una comprensión profunda de las diversidades musicales que cohabitan en la nación. En general, las experiencias educativas y de formación resultan atadas a las tradiciones de la formación musical académica o se circunscriben a las prácticas locales en territorio con escaso vínculo con otras posibilidades socioculturales, sonoras y musicales.

Son escasas, aunque significativas, las experiencias de educación musical en el contexto colombiano basadas en las capacidades locales que propician activaciones de zonas de desarrollo próximo (Vigotsky 1978) que impulsen el proceso al contacto con otras posibilidades de la música: no para desconocer las prácticas propias, sino para contrastarlas y movilizarlas socialmente.

En consecuencia, abundan, por una parte, experiencias de formación musical fuertemente ancladas en referentes internacionales en las músicas clásico-románticas, el rock y el jazz; y por otra, procesos locales de educación en las músicas tradicionales que se manifiestan con las capacidades propias y en sus contextos culturales, pero sin articulación entre unas y otras. Cuando ocurren vínculos entre diversas experiencias, estos son construidos, principalmente, por los estudiantes, docentes e investigadores de forma aislada y sin un marco sistémico de interactuación que involucre los actores institucionales responsables de la educación musical del país. Este vacío impide concebir las formas de configurar un sistema de la educación musical en Colombia, cuya naturaleza no consiste en subordinar, normativamente, a sus agentes, sino en procurar intercambios en la dinámica de sus experiencias y la comunicación de sus procesos y resultados para la construcción de un sistema de educación musical pertinente con nuestra diversidad cultural.

Una solución integral y sistémica no es solo necesaria para resolver aspectos pedagógicos y educativos, sino que su ausencia impide la integración de experiencias sonoro-musicales de audiencias y públicos. Debe subrayarse que la educación musical se traza como fin promover la experiencia ciudadana en las músicas y, por tanto, sus capacidades de participación en una demanda diversificada de contenidos sonoros y musicales que procure la sostenibilidad de las prácticas, allí donde sus cultores y detentores opten por emplear su recurso cultural musical como estrategia de desarrollo socioeconómico propio y de sus comunidades.

Complejidad de las músicas nacionales y resistencia de los agentes de la educación musical

Históricamente, la educación musical en Colombia ha tenido un trayecto de procesos discontinuos y, en general, ha padecido una marginalización importante desde el campo educativo e, incluso, desde el campo mismo de la música. Numerosas de estas contradicciones han comprometido su centralidad en la vida educativa de la sociedad e, igualmente, en el entorno escolar mismo (Arenas 2011).

Parte importante de esta marginalización puede explicarse por la dificultad de los agentes promotores de la educación musical y de la investigación del campo pedagógico-musical para influir en las políticas públicas educativas y culturales. Esta debilidad, en otros términos, fue identificada hace décadas por el preclaro Antonio María Valencia (1932), quien sobre la educación musical en Colombia reclamaba la necesidad de desarrollar centros de investigación especializados; avanzar en el estudio y la valoración por parte no solo de la academia, sino también de las orquestas sinfónicas y filarmónicas de las músicas propias; superar la carencia de miras ideológicas de nuestra educación musical, sobre lo cual diríamos hoy: la ausencia de la comprensión de sus dimensiones políticas; el mejoramiento social y la dignificación de la profesión del músico, sobre lo cual también indicaríamos hoy: no solo del músico sino también del músico-pedagogo y de sus comunidades; entre otros aspectos, como los proponía el compositor en la tercera década del siglo XX.

La debilidad de los agentes de la educación musical para influir la política pública, sumado a la ausencia de relaciones integrales y sistémicas de sus procesos y productos, redunda en una fragmentación que explica la paradójica coexistencia de conservadores modelos pedagógico-musicales y curriculares anglosajones, franceses y rusos; modelos de instrucción y formación técnica de músicas populares urbanas basados, fundamentalmente, en modelos estadounidenses; y, por último, prácticas pedagógicas basadas en su territorio y contexto cultural inmediato, en general, débilmente referenciadas y visibilizadas.

No obstante, es fundamental señalar que todos los anteriores modelos citados tienen aspectos relevantes y pertinentes que aportar a una cultura musical nacional. Lo que los debilita ha sido su histórico desconocimiento mutuo y la prácticamente ausente discusión sobre sus enfoques, metodologías y fines para el músico en formación y para la ciudadanía en su derecho de participación activa en la práctica musical.

De esta forma, los músicos en su práctica y sectores interesados de audiencia han promovido por su propia cuenta los vínculos y tránsitos por diferentes experiencias sonoras y musicales, cada vez más activos gracias a las tecnologías de portabilidad y acceso digital a la música, las cuales han multiplicado las capacidades de creación, circulación y apropiación de músicas locales y globales. Mientras ello ocurre, la academia colombiana tiene dificultades para reconocer el aporte de las músicas tradicionales rurales, las clásico-románticas-contemporáneas y las populares urbanas, entre otras, como mutuamente correspondientes y constitutivas de la cultura musical colombiana actual.

Ello instala, con frecuencia, en nuestro contexto estériles y anacrónicas discusiones sobre la hoy insostenible diferenciación de las cualidades de las músicas, imprecisamente llamadas, por demás, académicas vs. populares. Por fortuna, la creciente conformación de líneas de investigación y de posgrados sobre el campo musical, también de la música en la cultura, la sociedad y la educación en Colombia, está abriendo la comprensión para revelar cómo tal distinción no tiene en cuenta la realidad contextual de las músicas allí donde surge, y que es estéril para sondearla y reconocerla. De este modo, la diferenciación dualista referida se erosiona, porque establece una división del saber musical que no existe en la experiencia musical entendida como proceso de inmersión subjetiva e intersubjetiva en la cultura.

El saber musical es una construcción social intersubjetiva única, al margen de la diversidad de experiencias y posibilidades de la música, en la cual se estructuran valoraciones, sentidos, actitudes e identidades en la cultura sonora y musical. Los programas de formación y la educación musical, por tanto, deberían promover experiencias diversas de contacto con las músicas constitutivas de la cultura de manera articulada y coherente con su propósito y función social, como lo propone Arenas (2011): “Nuestra visión de la educación musical requiere de las músicas populares de tradición campesina y urbana e indígenas, es decir, lo que se llaman las músicas populares”.

Y posteriormente añade:

Se trata de llamar la atención sobre la necesidad de ponerlos en diálogo con otros mundos musicales posibles, en los que se reconoce que puede haber énfasis en algún tipo especial de música, pero que, en nuestro contexto, maravillosamente híbrido, aquella música, la que fuere, no es sino una más entre una diversidad de posturas estéticas, pedagogías, valores musicales y formas de vida que compartimos en este continente.

Sin embargo, la educación musical en nuestro contexto aún se caracteriza más por la uniformidad que por asumir la diversidad de sus expresiones en la cotidianidad y en el entorno. Una de las causas de tal resistencia puede hallarse en la carencia de investigación continua que aporte al diseño de propuestas curriculares propias aplicables a los diversos contextos educativos actuales, dentro y fuera del aula, que promuevan la articulación de diversas experiencias sonoras en el marco de diferentes géneros musicales y que, más allá de los aspectos musicales, integre sus implicaciones sociales y culturales, explorando posibilidades y maneras de construir mundos (Goodman 1990).

Por tanto, frente a la diversidad de la experiencia musical en Colombia, es necesario, por medio de la investigación, ahondar en sus implicaciones, tanto en el nivel micro- como en el macrosistémico (Bronfenbrenner 1987) y así, por medio de la investigación, profundizar en la comprensión de las diversas experiencias musicales de niños, jóvenes, adultos e incluso adultos mayores, indagando sobre su diversidad de acuerdo con los diversos contextos musicales, sus características y sus implicaciones, efectos o consecuencias en la cotidianidad (Zapata, Goubert y Maldonado 2004).

Por otra parte, puede identificarse una extendida ausencia de estudios sobre las características y dinámicas del mercado laboral de la música. Este vacío es relevante a fin de comprender las dificultades de la educación musical para asimilar las cambiantes condiciones de su contexto, pues la información que transmiten los intercambios en el mercado haría evidente la necesidad de los agentes para responder a las cambiantes diversidades que caracterizan la demanda actual de la música (Niño 2016).

La desconexión con la información que provee el mercado conduce a la academia musical a propiciar procesos de formación ausentes de suficiente proyección laboral e incapaces de inserciones adecuadas. No obstante, la academia continúa generando procesos formativos en la música sin, al parecer, mayor preocupación por estas ausencias de información estratégica. Esto tal vez se explica por el robusto posicionamiento de la academia musical como institución arte, es decir, un lugar históricamente instituido de poder social en la cultura que se traduce en una actitud conservadora en todos sus contextos: en la educación universitaria, escolar, popular y tradicional de las músicas; de esta manera, la academia forma de modos anacrónicos sin leer el contexto, ni los sujetos que lo constituyen.

A ello se suma una aún más extendida ausencia de investigaciones sobre el mercado y el mercado laboral de las actividades musicales (Niño 2016), vacío que conduce a decisiones que —aunque bien intencionadas— comprometen la sostenibilidad de las experiencias formativas y la proyección profesional que promueven modelos de formación desarrollados en contextos dotados de dinámicas diferentes en estos mercados, bien por las políticas institucionales, bien por las capacidades y finalidades de los agentes.

El desbalance entre niveles

Además, esta realidad se agudiza por la carencia de políticas educativas específicas y de largo plazo en torno a la educación musical y artística en el país. Se observa una educación musical desbalanceada que creció de manera vertiginosa en las instituciones de educación superior, herederas de la tradición de los conservatorios europeos o los programas de formación profesional estadounidenses, pero que ha crecido de forma marginal en la educación básica y media.

La carencia de una educación musical que posibilite el contacto de los niños con diversos géneros musicales como un derecho para todos, como lo propone La Agenda de Seúl: Objetivos para el desarrollo de la educación artística (O’Farrell 2015), ha sido uno de los obstáculos significativos para el desarrollo de importantes prácticas musicales en el país. Es posible que la investigación abra perspectivas que permitan una identificación, valoración y adaptación de las pedagogías de las músicas tradicionales, las didácticas de las músicas urbanas, pero aún es necesaria la voluntad política de la comunidad académica y de la sociedad civil organizada alrededor de la cultura para influir en las decisiones de la política pública en educación musical y en educación artística.

Pese a estas dificultades, es importante resaltar que, en algunos lugares, maestros, comunidades, compositores, gestores, académicos, músicos en general, y algunas instituciones públicas y privadas, han avanzado en el desarrollo de propuestas motivantes e innovadoras en las que se evidencian transformaciones positivas para el desarrollo de la educación musical en Colombia. En diversas experiencias locales en el marco del Plan Nacional de Música para la Convivencia, o autónomas de este, en escuelas y comunidades, hay resistencia contra una educación que no incluya sus vínculos culturales con la música y las artes. Algunas experiencias en el centro o sur del Pacífico, en el macizo colombiano, en el Caribe, en el Llano, en la selva, en las montañas y valles de los Andes y en las ciudades capitales demuestran la materialización y sostenibilidad de propuestas de educación musical basadas en el reconocimiento e intercambio de saberes, vinculadas a las prácticas culturales de su entorno mediante la danza, la narración oral, el arrullo, la gastronomía, y las variadas formas en que la música se manifiesta en la cultura vinculada a las prácticas cotidianas. Especialmente en las ciudades, las propuestas de algunos colectivos de jóvenes emplean las músicas urbanas como medio no solo de expresión sino como herramienta de transformación de sus contextos, en los barrios en que habitan, usualmente agobiados por la violencia y la marginalidad.

Estas propuestas verifican el potencial que los educadores musicales, gestores, músicos y agentes en general tienen para influir en la protección o reconstrucción de los tejidos sociales mediante la dimensión musical y sonora de la cultura. Al margen de los vacíos de formación docente formal, numerosos educadores musicales brindan a sus estudiantes lo que Maxine Greene (2004) llama experiencia estética, que posibilita fines sociales fundamentales de la educación.

Los espacios y las posibilidades de la educación musical

Los espacios y las posibilidades de la educación musical en Colombia son diversos. Una experiencia ilustradora ha sido desarrollada por la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, en los programas Tejedores de Vida, los Centros Locales de Artes para la Niñez y Juventud y los Colegios Filarmónicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el programa Batuta. En el nivel nacional, las escuelas de música del Plan Nacional de Música para la Convivencia, sumado a los espacios para las artes en instituciones educativas, públicas y privadas, y academias de educación no formal, entre otros.

Estos revelan nuevos direccionamientos y prioridades para las propuestas educativas musicales. En algunas, se destaca el trabajo con primera infancia, en el que madres, padres, cuidadores y niños interactúan amorosamente recreando ambientes y experiencias que proporcionan bienestar mutuo y que se replican en el hogar para enriquecer diversas formas de dar y recibir afecto. En los Centros Locales de Artes para la Niñez y Juventud, se recupera el lugar de las artes en las instituciones educativas del Distrito, brindando posibilidades de interacción con diversas expresiones artísticas, entre ellas, la musical.

Otros espacios, como las escuelas de música del Plan Nacional de Música para la Convivencia, propenden a interacciones de experiencias musicales, en las que las escuelas desarrollan programas infantiles, juveniles, también en algunos casos con adultos y con niños especiales, independientemente o vinculados con instituciones educativas de carácter formal y otros con casas de la cultura e instituciones educativas no formales. Estos espacios parten del “hacer música” como organización de sus procesos; por tanto, la orquesta escuela, los grupos, las bandas, los coros y ensambles se constituyen en su práctica musical nodal. Los géneros musicales que se exploran en las escuelas del Plan Nacional de Música para la Convivencia son, principalmente, de las músicas tradicionales, urbanas y académicas. Algunas de las estrategias pedagógicas propuestas se basan en la lúdica, la exploración sonora, la experimentación y la creación libre. Estas escuelas se articulan en algunos casos interdisciplinariamente con otras áreas artísticas, como la danza, la literatura, el teatro y las artes plásticas. En general, se plantea que las escuelas de música del Plan Nacional de Música para la Convivencia no están concebidas para formar músicos profesionales, sino como promotoras de un aprendizaje para la vida y la cultura, que posteriormente se puede convertir en profesión si así el estudiante lo desea.

Por otro lado, los Colegios Filarmónicos de la Orquesta Filarmónica de Bogotá y el programa Batuta tienen como objetivo la formación de músicos para su desempeño en ensambles de la tradición de las músicas centro-europeas clásico-románticas, entrenando a los niños en la interpretación de los instrumentos del repertorio orquestal y de cámara. La estructura, los procesos y los resultados pedagógico-musicales que la mayoría de estas escuelas sigue se fundamentan en el modelo venezolano promocionado como El Sistema.

Todos estos programas proponen diferentes posibilidades de educación musical, unos centrados en lo social, lo afectivo, otros en la escuela desarrollando las habilidades artísticas básicas de niños y jóvenes, otros por fuera de la escuela o en articulación con esta fomentando procesos de identidad cultural, otros desarrollando procesos de formación especializada en músicas académicas, pero, en general, orientados al propósito de recuperar la educación musical en la escuela.

Este es un avance notorio que permite verificar giros importantes, pero acrecienta la necesidad de conformación de un sistema para la educación artística, en el cual la educación musical tenga un lugar de diálogo con las otras áreas del arte y de las ciencias, un lugar en el que todos puedan acceder al derecho de expresarse artísticamente y en el que puedan desarrollar la creatividad como habilidad del pensamiento, participar de prácticas en las que tenga lugar la integración de lo sensorial, lo afectivo y lo cognitivo como parte de diferentes vivencias y experiencias que constituyen la experiencia vital.

Un sistema de educación artística en Colombia requiere que la educación musical sea un eje primordial debido al lugar centralísimo de la música en la cultura del país. Aunque esta necesidad se puede diagnosticar desde la investigación, requiere “agenda política”, los decisores de la política cultural reconocen la importancia, aquellos encargados de la política educativa han avanzado en interpretar la situación; sin embargo, aquellos encargados de la política social, científico-tecnológica y de desarrollo económico desconocen la observación de este hecho de modo absoluto.

Se requiere, como primer paso, el compromiso de los Gobiernos locales y nacional para la financiación de proyectos de educación artística en todo el país, sostenibles a largo plazo en las instituciones educativas, una agenda en la que los ministerios de Educación y Cultura tengan como objetivo común el bienestar y la educación artística integral de calidad para los ciudadanos; pero, concluyentemente, se requiere, de modo esencial, una política pública.

La academia tiene la responsabilidad de aportar al proceso constituyendo líneas de investigación, semilleros de investigación y diseños curriculares que preparen profesionales capaces de imaginar y reimaginar procesos de educación musical correspondientes con la riqueza de las prácticas musicales en los contextos de aplicación, acciones educativas acordes con las expectativas, necesidades e identidades culturales de las ciudades y regiones. Pero tales experiencias deben sistematizarse, analizarse, compararse, evaluarse, no son suficientes por sí solas y aisladamente entendidas; por tanto, y como asunto imperativo, es necesario el desarrollo constante de investigación en diversos aspectos de la educación musical que permita comprender las dinámicas, las posibilidades y los retos de esta área en el país.

En los diversos contextos de la educación musical en Colombia, no podemos excluir la importancia de las experiencias musicales en el contexto de la familia y en los contextos comunitarios cercanos, sin los cuales esa experiencia musical carece de significado. Es en el núcleo familiar en el que las experiencias musicales en la infancia cobran vitalidad, desarrollan la autoestima, fortalecen la identidad y permiten por medio del afecto disfrutar otras formas de “estar juntos” utilizando otros lenguajes expresivos (Zapata 2011; Malloch y Trevarthen 2009). Compartir entre familiares una experiencia musical une, fortalece los vínculos afectivos entre padres e hijos y hace posible que los seres humanos se sientan valiosos, valorados, comprendidos y amados. Si bien la familia es el núcleo más importante en el que las experiencias musicales cobran sentido, por desgracia en Colombia las experiencias musicales en la familia han sido poco estudiadas, se requiere, entonces, la realización de proyectos de investigación que permitan dilucidar las interacciones musicales familiares en los diversos contextos culturales y así identificar los diversos factores implicados en el desarrollo de la musicalidad.

En medio de la institucionalidad, del todo necesaria, debe considerarse un espacio fundamental de la educación musical, en general poco explorado en nuestras trayectorias de investigación: la educación musical de adultos. En el contexto colombiano, parece no ser de relevancia, probablemente, por el sesgo fuerte en investigación sociológica y antropológica en infancia y juventud en América Latina, el cual podría explicarse por diversos factores. Sin embargo, las poblaciones adultas y adultas mayores son consistentemente mayoritarias en el tiempo debido a drásticas transformaciones demográficas provenientes de los desarrollos socioeconómicos del país, de este modo la política educativa y cultural no podrá evadir esta realidad y le convendría anticipar las consecuencias de estos cambios. Por otra parte, la población adulta constituye la ciudadanía más activa participante del mercado de las músicas, realidad que parece despreciarse como objeto de investigación debido a algunos enfoques ideológicos, fuertemente anclados en algunas academias y trayectorias de investigación, que encuentran deleznable el estudio de los consumos musicales y culturales, mientras otros enfoques no le prestan atención al considerarla simplemente marginal. Las dinámicas del consumo musical son esenciales para identificar factores y causas que expliquen las capacidades de sostenibilidad de las iniciativas musicales; por otra parte, los consumos cualificados de un amplio sector de población: melómanos, músicos semiprofesionales y aficionados, está también fuera de la agenda de investigación, pese a ser el grupo poblacional que garantiza la sostenibilidad de las industrias culturales y creativas de la música de mayor valor agregado.

Finalmente, urge la integración de propósitos de investigación entre la educación musical y el desarrollo técnico-tecnológico y su proyección en una política de desarrollo. La incorporación de la investigación proveniente del arte ha sido fundamental para direccionar desarrollos de investigación aplicados a tecnologías que deben resolver aspectos de interfaz y relacionales con los usuarios. Las posibilidades del desarrollo tecnológico aplicado, especialmente a las tecnologías dirigidas al alto consumo, ha encontrado en la investigación sobre las artes y la educación artística hallazgos clave para explorar las posibilidades de las nuevas herramientas en un sinnúmero de objetos y aplicaciones. Como se ha verificado en otros contextos, los desarrollos de programación y aplicaciones no son altamente demandantes de extensas y complejas infraestructuras industriales instaladas, sino que requieren convergencia de información, capacidades y recursos, donde la originalidad de las soluciones se convierte en un elemento clave de la competitividad de estas iniciativas; en todo el mundo, se ha encontrado indispensable relacionar los desarrollos de investigación en artes y en tecnologías para responder a los problemas complejos que impone un contexto sociocultural altamente mediado por los dispositivos tecnológicos que son, finalmente, objetos promotores de modos de enseñanza y aprendizaje, aunque de un modo más fundamental: objetos vehiculizadores de la cultura.

Concluimos que, con nuestra diversidad musical, un sistema de educación artística con la música como saber articulador, constituido como derecho para todos, puede brindar amplias posibilidades para los colombianos y abrir un sinnúmero de posibilidades en el sector de la cultura, por lo cual estamos seguros de que nos urge una educación musical para todos, diversa y de calidad, la cual nos merecemos y, aunque parezca una utopía, también sabemos que es posible.

Referencias

Arenas Monsalve, Eliécer. “Utopías de la educación musical en Colombia: dilemas y conflictos de representaciones”. El oído que seremos. 10 agos. 2011. Web. 28 agos. 2015 http://eloidoqueseremos.blogspot.com.co/

Bronfenbrenner, Urie. 1987. La ecología del desarrollo humano. Barcelona: Paidós

Goodman, Nelson. 1990. Maneras de hacer mundos. Madrid: Visor.

Greene, Maxine. 2004. Variaciones sobre una guitarra azul: conferencias sobre educación estética. México: Edere.

Malloch, Stephen y Colwyn Trevarthen, eds. 2009. Communicative Musicality: Exploring the Basis of Human Companionship. Oxford: Oxford University Press.

Niño Morales, Santiago. 2016. Estudios culturales de las artes: perspectivas. Bogotá: Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

O’Farrell, Larry. 2015. “Arts as a Contributing Element in Education for All”. En International Yearbook for Research in Arts Education 3/2015 The Wisdom of the Many – Key Issues in Arts Education, editado por Shifra Schonmann, 19-23. Waxmann.

Valencia, Antonio María. 1932. Breves apuntes sobre la educación musical en Colombia. Bogotá: A. J. Posse.

Vigotsky, Lev S. 1978. El desarrollo de los procesos psicológicos superiores. Barcelona: Grijalbo.

Zapata Restrepo, Gloria Patricia. 2011. “Desarrollo musical y contexto sociocultural: reflexiones desde la educación musical y la psicología de la música sobre el desarrollo socioafectivo y musical de niños de comunidades vulnerables”. (Pensamiento), (palabra) y obra, 6, 6-29.

Zapata Restrepo, Gloria Patricia, Beatriz María Goubert Burgos y Jorge Francisco Maldonado. 2004. Universidad, músicas urbanas, pedagogía y cotidianidad. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional.

Notas de autor

a Fundación Universitaria Juan N Corpas
ORCID: 0000-0002-7829-6724
Autor de correspondencia

b Universidad Distrital Francisco José de Caldas
ORCID: 0000-0002-9415-3512

Información adicional

Cómo citar: Zapata Restrepo, Gloria Patricia y Santiago Niño Morales. 2017. “Diversidad cultural como reto a la educación musical en Colombia: problemas relacionales entre culturas musicales, formación e investigación de la música”. Cuadernos de Música, Artes Visuales y Artes Escénicas 13 (1): 227-236. https://doi.org/10.11144/javeriana.mavae13-1.dccr

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