Monoparentalidad, trabajo materno y desarrollo psicomotor infantil: Un estudio chileno en niños que asisten a salas cuna en contexto de pobreza*

Parenthood , maternal work and child development: A Chilean study in children attending daycares in poverty context

María Pía Santelices Álvarez**
Pontificia Universidad Católica de Chile

Carolina Besoain
Pontificia Universidad Católica de Chile

María Josefina Escobar
Pontificia Universidad Católica de Chile

*Esta investigación se realizó gracias al financiamiento de los proyectos FONDECYT 1070839 -1130786 y del Fondo de Innovación para la Com-petitividad (FIC) del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, a través de la Iniciativa Científica Milenio, Proyecto IS130005
**Correo electrónico: msanteli@puc.cl

Enviado: julio 16 de 2012 | Revisado: octubre 16 de 2014 | Aceptado: febrero 5 de 2015


Para citar este artículo

Santelices, M., Besoain, C., & Escobar, M. (2015). Monoparentalidad, trabajo materno y desarrollo psicomotor infantil: un estudio chileno en niños que asisten a salas cuna en contexto de pobreza. Universitas Psychologica, 14(2), 675-684. http://dx.doi.org.10.11144/Javeriana.upsy14-1.mtmd


Resumen

La monoparentalidad en contexto de pobreza ha sido asociada a dificultades en el desempeño parental, afectando negativamente en la salud mental infantil. Producto de los recientes cambios sociales de incorporación de la mujer al mundo laboral y el aumento en la cantidad de mujeres jefas de hogar, han aumentado las investigaciones que buscan comprender la situación de niños y niñas que cada vez ingresan a las salas cuna y jardines infantiles a menor edad. El presente artículo estudia la relación entre desarrollo psico-motor infantil, jornada laboral de la madre y configuración familiar en una muestra de 199 niños(as) de 8 a 24 meses de edad, de nivel socioeconómico bajo, que asisten a las salas cuna en Santiago de Chile. El desarrollo psicomotor de los infantes fue evaluado con la Escala de Evaluación del Desarrollo Psicomotor 0-24 meses (EEDP) de Rodríguez, Arancibia y Un-durraga (1976). La información concerniente a la configuración familiar y la jornada laboral fue extraída de la entrevista a los padres que realiza la educadora responsable de la institución. Los resultados muestran que los niños que asisten a salas cuna y cuyas madres trabajan jornada completa y provienen de una familia monoparental puntúan en desarrollo psicomotor significativamente más bajo que los niños cuyas madres también trabajan jornada completa, pero provienen de una familia biparental.

Palabras clave: monoparentalidad; trabajo materno; desarrollo psicomotor


Abstract

The absence of the father in poverty contexts has been related to difficulties in the exercise of parenting, affecting negatively infantsmental health. Because of the recent social changes, in respect with the participation of women in work and the growth in the number of woman who are managing their homes alone, there has been an increasing interest in comprehending the situation of boys and girls that are entering nurseries and playgrounds in a younger age. This article studies the relation between the infant psychomotor development, the mothersworking day and the family configuration, in a sample of 199 children between ages 8 to 24 months, in a low socioeconomic level who attend nurseries in Santiago, Chile. The psychomotor development of the infants was evaluated with the Scale of psychomotor development 0-24 months (EEDP) of Rodríguez, Arancibia and Undurraga (1976). The information regarding the family configuration and the working day was extracted from the interview to the parents made by the person responsible of the institution. The results show that children who attend nurseries and whose mothers work a complete working day and who come from a single-parent family, score meaningfully lower in psychomotor development than the children whose mothers have a complete working day, but come from a bi-parental families.

Keywords: mono-parenting; mothers working day; psychomotor development


Introducción

Los primeros años de vida tienen una gran importancia para el desarrollo infantil y la evaluación del desarrollo psicomotor constituye un aporte en la detección temprana de riesgos en poblaciones vulnerables. Esta evaluación permite conceptualizar los comportamientos observados en el desarrollo según una clasificación amplia que va desde los movimientos reflejos mecánicos y automáticos hasta los movimientos coordinados complejos (Garaigordobil, 1999). Para Martínez (2000) la evolución de la capacidades para el movimiento corporal tiene una importancia fundamental en la conducta global del niño ya que, es a través del movimiento como se va a poner en contacto con las personas, los objetos y el espacio. Tal como señalara Piaget (1969) en los primeros años la acción es el pensamiento y el pensamiento es la acción.

Diversos estudios han confirmado las relaciones entre el desarrollo psicomotor y el desarrollo intelectual, en particular, con la inteligencia no verbal (Cruz Sáez, 1996). También se ha descrito el potencial rol de las habilidades motoras en el desarrollo perceptual y en el desarrollo de secuencias de otros dominios, necesarios para el aprendizaje infantil (Bushnell & Boundreau, 1993).

La literatura muestra que el desarrollo psicomotor se ve altamente influenciado por variables de tipo familiar y sociodemográficas, en particular por el nivel socioeconómico bajo (Halpern, Giugliani, Victora, Barros, & Horta, 2002), y características asociadas a este grupo social, como la baja escolaridad de padres o cuidadores (Lira, 1994; Garibotti,

Comar, Vasconi, Giannini, & Pittau, 2013) y el hacinamiento al interior de la vivienda (Widma-yer et al., 1990). Otras variables cuya influencia en el desarrollo psicomotor se han sugerido son la edad de la madre (Lira, 1994), la jornada laboral de la madre (Rodriguez, 2006) y la configuración familiar, específicamente la presencia del padre en el sistema familiar (Torralba, Cugnasco, Manso, Sauton, Ferrero, O'Donnell, ... Carmuega, 1999).

En los últimos años ha aumentado la participación laboral de las mujeres. Particularmente, en los años ochenta hubo un aumento dramático de mujeres con niños pequeños que comenzaron a trabajar (Shank, 1998). Sin embargo en Chile su participación se ha distribuido de manera desigual entre los diferentes quintiles de ingreso. Es así como solo una de cada cuatro mujeres del quintil más pobre trabaja fuera del hogar, mientras en el quintil de mayores ingresos trabaja remuneradamente la mitad de las mujeres (Servicio Nacional de la Mujer, 2008). En Chile la inserción de las mujeres al mercado del trabajo es relativamente tardía y una de las más bajas de América Latina (Ministerio del Trabajo del Gobierno de Chile, 2009). A la mujer de bajos ingresos le es difícil trabajar fuera de su casa si no tiene un lugar seguro para dejar a sus hijos (Servicio Nacional de la Mujer, 2008).

Asimismo se ha producido un incremento simultáneo de la cantidad de mujeres que ingresa al mundo laboral y la cantidad de mujeres jefas de hogar (Servicio Nacional de la Mujer, 2002), esto es, pertenecientes a familias monoparentales.

En Chile, en los últimos años se ha dado un importante énfasis a la infancia en las políticas de estado. En el año 2006 se crea un sistema integral de protección a la infancia llamado Chile Crece Contigo, que tiene como misión acompañar, proteger y apoyar integralmente a todos los niños, niñas y sus familias, atendiendo sus necesidades y apoyando el desarrollo en cada etapa de la primera infancia (Chile Crece Contigo, 2009). Una de sus prioridades es dar una atención de calidad en el nivel de sala cuna para todos aquellos niños y niñas pertenecientes al 40% más pobre de la población. Es así como en los últimos años se ha extendido en Chile la cobertura de salas cuna y jardines infantiles en un 240%, planificándose cubrir la totalidad de la demanda en el año 2010 (Junta Nacional de Jardines infantiles, 2007).

Este aumento en la cobertura de la educación preescolar está focalizado principalmente hacia los contextos de mayor vulnerabilidad psicosocial, esto es, los sectores de menores ingresos. Uno de los objetivos principales de este movimiento social es brindar facilidades a las mujeres de nivel socioeconómico bajo que trabajan fuera del hogar.

Es en este contexto que cobra relevancia conocer las particularidades del desarrollo psicomotor de los infantes que pertenecen a esta población, considerando a su vez que en una significativa fracción de este grupo social la madre además de trabajar, es jefa de hogar, es decir constituye un hogar monoparental. Por lo tanto sería un aporte comprender los efectos de la configuración familiar y de la jornada de trabajo de la madre sobre el desarrollo psicomotor del niño(a).

Esta información permitirá conocer mejor las condiciones iniciales de los niños que ingresan a la sala cuna y por lo tanto, dirigir con mayor eficacia los esfuerzos gubernamentales, respecto a estrategias de prevención e intervención en infancia temprana.

Es así como este estudio tiene el objetivo de analizar si existen diferencias en el desarrollo psicomotor de una muestra de niños de 8 a 24 meses, de nivel socioeconómico bajo, que comienzan su educación preescolar en las salas cuna de Santiago de Chile, según si su configuración familiar sea monoparental o biparental y según su madre trabaja media jornada, jornada completa o no trabaja fuera del hogar.

Antecedentes

Pobreza y desarrollo psicomotor

La pobreza coloca al infante en una posición de mayor vulnerabilidad, ya que algunos de los factores que se asocian a la pobreza estarían vinculados a menor desarrollo psicomotor infantil (Halpern et al., 2002; Widmayer et al., 1990). Particularmente en una muestra de niños chilenos Schonaut, Rojas y Kaempffer (2005) encontraron que el déficit del desarrollo psicomotor fue tres veces mayor en las familias pobres. Sin embargo, la relación entre pobreza y bajo desarrollo psicomotor infantil no es lineal causal, puesto que hay estudios que muestran un desarrollo infantil adecuado en este grupo social, explicándose estas diferencias principalmente por las redes de apoyo con que estas familias cuentan (Egeland & Sroufe, 1981). Por lo tanto este tema es controversial, aunque en general las investigaciones concuerdan en el hecho que los tres primeros años de vida del niño(a) constituyen un período crítico en el desarrollo humano (Bedregal & Pardo, 2004).

Configuración familiar, Jornada laboral de la madre y desarrollo psicomotor

Respecto a la relación entre configuración familiar y desarrollo psicomotor, no se han encontrado diferencias significativas en la literatura, tan solo algunas tendencias. Torralba et al. (1999) encontraron que en todas las edades de los niños estudiados existió una diferencia en el desempeño intelectual y motor a favor de los niños que contaban con ambos padres, a pesar de que esto no alcanzara una significación estadística. Esta última afirmación se sustenta también en un estudio más reciente realizado por Soler Rivera, Figueroa, Sánchez y Sánchez (2007) en México con familias de nivel socioeconómico bajo, en el que se encontraron variaciones significativas en los coeficientes de desarrollo determinadas por el nivel socioeconómico y estado conyugal, especialmente en las áreas: emocional social, alimentación, habilidad manual y menor grado de bipedestación y praxis. Los resultados llevan a las autoras a afirmar que el estado conyugal de las madres opera sobre la forma de estimular al niño con consecuencias en el desarrollo de tal manera que las familias biparentales presentaban mayor estimulación que las monoparentales.

Asimismo numerosos estudios han mostrado que en las familias monoparentales en contextos de pobreza, se observa un mayor deterioro de las interacciónes con los hijos(as), lo que incidiría negativamente en el desarrollo infantil (Bowlby, 1969; Coppola, Vaughn, Cassiba, & Constantini, 2006).

Respecto a la relación entre la jornada laboral materna y el desarrollo psicomotor, ciertos estudios indican que no existirían diferencias significativas entre los niños cuyas madres no trabajan fuera del hogar y aquellas que sí lo hacen (Torralba et al., 1999; Stith & Davis, 1984; Youngblut et al, 1993). Al respecto Torralba et al. (1999) concluyen que no es la cantidad de horas sino la calidad del tiempo que comparten las madres con sus hijos lo que incide en su desarrollo.

Por otro lado Rodríguez (2006) en una muestra argentina encontró cierta tendencia, que sin alcanzar a ser significativa mostraba mejores resultados en la escalas de inteligencia sensorio-motriz en hijos de madres con mayores estudios y que no trabajaban.

Escolaridad, edad de la madre y desarrollo psicomotor

Sobre la relación entre escolaridad de la madre y desarrollo psicomotor muchos estudios muestran diferencias significativas entre los diferentes niveles de escolaridad. Al respecto Schonaut, Rojas y Kaempffer (2005) en una muestra de niños chilenos encontró tres veces más déficit del desarrollo psicomotor en hijos de madres analfabetas. Lira (1994) por su parte, encontró también en una muestra chilena que el hecho de que el padre o la madre tuvieran menos de cinco años de escolaridad, estaba asociado significativamente a que el desarrollo psicomotor del infante estuviese en nivel de riesgo. Por su parte Garibotti et al. (2013) en una muestra argentina encontraron que la variable de bajo nivel educacional de los padres se asoció a un desarrollo psicomotor inferior al esperado en niños de tres años.

En cuanto a la edad de la madre Lira (1994) sugiere que el riesgo para el desarrollo psicomotor es mayor en hijos de madres mayores de 40 años y que este aumenta considerablemente si los infantes se encuentran en su segundo año de vida.

Por otro lado Escobedo, Fletes, Velázquez, Flores, López y Thompson (1995) no encontraron diferencias en el desarrollo psicomotor entre los hijos de madres adolescentes y los de madres adultas durante el primer año de vida. Asimismo Soler, Rivera, Figueroa, Sánchez y Sánchez (2007) no encontraron relación entre las diferencias en los coeficientes de desarrollo con la escolaridad y edad materna. Bernardi, Schwatzman, Canetti, Cerutti, Trenchi y Rosenberg (1992) sugieren que en contextos de pobreza las variables asociadas a estos pueden hacer menos visible el efecto de la edad de la madre sobre el desarrollo psicomotor.

Método

Muestra

La muestra está compuesta por 199 niños, de 8 a 24 meses de edad, de nivel socioeconómico bajo que inician su educación preescolar pública en 22 salas cuna de Santiago de Chile. Los criterios de inclusión fueron tener una edad entre 0 a 2 años y asistir regularmente a la sala cuna. Los criterios de exclusión fueron presentar alguna patología física y mental. Las madres aceptaron participar voluntariamente en el estudio, previa firma del consentimiento informado.

Instrumentos

Escala de Evaluación del Desarrollo Psicomotor 0-24 meses (EEDP) de Rodríguez, Arancibia y Undurraga (1976)

Consta de 75 ítems, cinco por cada edad. Considera 15 grupos entre los 0 a los 24 meses; a saber: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 12, 15, 18, 21 y 24. La escala mide el rendimiento del niño frente a ciertas situaciones que para ser resueltas requieren determinado grado de desarrollo psicomotor. Se evalúan cuatro áreas del desarrollo psicomotor: motora, lenguaje, social y coordinación, obteniendo a partir de los puntajes un coeficiente de desarrollo. El rendimiento general se expresa en un puntaje total estándar que se denomina coeficiente de desarrollo (CD). En este instrumento de evaluación el promedio es igual a 100 y la desviación estándar, 15 puntos. En base a esto, se han fijado tres rangos definidos de la siguiente manera: CD = > 85: Normal; CD 84 - 70: Riesgo (entre 1 y 2 desviaciones estándar bajo el promedio) y CD < 70 : Retraso (más de 2 desviaciones estándar bajo el promedio). El EEDP posee para los niños(as) de 18 y 21 meses tres tablas de conversión de los puntajes brutos a puntajes estándar. Una según el rendimiento de los niños(as) de nivel socioeconómico medio-alto, otra según el de los niños(as) de nivel bajo y otra constituida por el promedio. La existencia de estos tres baremos deriva del hecho de haber encontrado diferencias significativas según nivel socioeconómico en los meses mencionados. La validez de contenido y los índices de confiabilidad son adecuados (test-retest, 0.70).

Este instrumento fue el primero estandarizado en Chile para niños(as) de 0 a 24 meses. La estandarización y validación del instrumento se realizó con una muestra de 600 niños que se distribuyeron en igual proporción según sexo y nivel socioeconómico para cada uno de los 15 grupos, de esta manera la muestra contempló 40 niños por cada grupo de edad, resultando 20 de nivel socioeconómico bajo (10 hombres y 10 mujeres) y 20 de nivel socioeconómico medio-alto (10 hombres y 10 mujeres).

Entrevista a la madre

Las variables familiares y sociodemográficas de los niños(as) y sus familias fueron extraídas del registro de la entrevista a los padres que realiza la educadora responsable de la institución al ingresar el niño(a) a la sala cuna. Esta información se traspasó a una ficha por niño(a) elaborada para fines del presente estudio.

Procedimiento

Los datos pesquisados para este estudio forman parte de la primera fase de evaluación inicial de un programa de promoción de apego seguro en salas cuna chilenas. El procedimiento consistió en la captación de la muestra, la evaluación de los niños(as) con el EEDP y posteriormente la recolección de los datos sociodemográficos de cada niño y familia, registrados por la educadora en la entrevista inicial a la madre.

Posteriormente se realizó un ANOVA factorial en el que se comparó los puntajes estándar de desarrollo psicomotor de los niños de la muestra, respecto a la escolaridad y edad de sus madres. Luego se realizó un segundo ANOVA factorial en el que se comparó los puntajes estándar de desarrollo psicomotor de los niños de la muestra, respecto a la configuración de sus familias y a la jornada de trabajo de sus madres, incorporando como co variables la edad y la escolaridad de la madre. El cumplimiento de los supuestos para la prueba fue satisfactorio. Los análisis se realizaron con SPSS 15.0 para Windows.

Resultados

Análisis descriptivo de la muestra

Los niños(as) del estudio al momento de la evaluación del desarrollo psicomotor tuvieron un promedio de 18.96 meses de edad, con una desviación estándar de 3.31 meses, en un rango de edad que fluctuó entre 8 y 24 meses. Las madres de los niños tuvieron un promedio de 27.66 años de edad, con una desviación estándar de 7.14 años, en un rango de edad que fluctuó entre 16 y 48 años.

Respecto al desarrollo psicomotor, el puntaje estándar promedio de los niños evaluados fue de 0.94 puntos, el cual se sitúa en la categoría de normalidad, según las normas chilenas del instrumento. La desviación estándar fue de 0.18 puntos, en un rango que fluctuó entre los 0.33 y 1.53 puntos. En cuanto a la distribución de la muestra de las categorías de desarrollo psicomotor, 67.6% de los niños se encontraba en la categoría normal, 22.5% en la categoría riesgo y 6.4% en la categoría retraso.

La caracterización sociodemográfica de la muestra fue la siguiente: 27% de las madres tiene escolaridad incompleta, 33.8% completó la enseñanza media y 18.6% al menos comenzó estudios superiores. En cuanto a la configuración familiar de las familias de los niños evaluados, 32.4% tenía una configuración de tipo monoparental y 55.4% tenía una configuración de tipo biparental. Por otro lado 30.4% de las madres de los niños evaluados no tienen trabajo fuera del hogar o tienen trabajos de temporada, 16.7% de ellas trabaja media jornada, y 36.3% trabaja jornada completa.

Resultados del ANOVA factorial

No se encontraron diferencias significativas en el desarrollo psicomotor de los niños según si la madre tenía escolaridad incompleta, escolaridad completa o estudios superiores (F= 0.749; p= 0.477; α= 0.05) y tampoco según la edad de la madre (F= 0.980; p= 0.508; α= 0.05).

A pesar de lo anterior, se incorporaron estas variables al ANOVA factorial como covariables por la importancia que han recibido en la literatura en cuanto a su relación con el desarrollo psicomotor infantil. Los resultados de esta prueba no mostraron diferencias significativas en el desarrollo psicomotor de los niños entre los distintos niveles de la jornada laboral de la madre, es decir, entre los hijos de madres que trabajan media jornada, jornada completa o no trabajan fuera del hogar (F=1.001; p= 0.371; α= 0.05). De la misma manera, no se encontraron diferencias significativas en el desarrollo psicomotor de los niños según la configuración de la familia, es decir si pertenecían a familias monoparentales o biparentales (F= 0.136; p= 0.714; α= 0.05). Sin embargo, se encontró un efecto de interacción significativo entre ambos factores (F= 3.561; p= 0032; α= 0.05). Este se situaba específicamente entre la jornada de trabajo completa y la configuración familiar (F= 5.709; p= 0.019; α= 0.05).

Tal como muestra el gráfico 1, los niños cuyas madres trabajan jornada completa y provienen de una familia monoparental puntúan en desarrollo psicomotor significativamente más bajo que los niños cuyas madres también trabajan jornada completa, pero provienen de una familia biparental. Concretamente en la muestra de este estudio, existe una diferencia de 0.142 puntos entre ambos grupos, obteniendo los niños cuyas madres trabajan jornada completa y provienen una familia monoparental un promedio de 0.839 puntos, versus el promedio de 0.981 puntos obtenido por los niños cuyas madres trabajan jornada completa y provienen de familias biparentales.

Discusión y Conclusiones

El presente artículo evalúo cómo impactaban variables sociales y familiares en el desarrollo psicomotor. Dentro de los hallazgos principales del presente estudio se encuentra que la monoparentalidad por sí misma no explica las diferencias en el desarrollo psicomotor, solo sería relevante cuando interactúa con la jornada laboral completa de la madre. De hecho, no habría diferencias en el desarrollo psicomotor de los niños que provienen de una familia monoparental si las madres trabajan media jornada o no trabajan fuera del hogar. Por otro lado y en contraposición a lo que plantearon estudios anteriores (Schonaut et al., 2005; Lira, 1994; Garibotti et al., 2013), en este estudio no se encontró relación entre edad de las madres ni la escolaridad de las mismas con el desarrollo psicomotor. Este resultado podría interpretarse según lo que planteaban Bernardi et al. (1992) quienes sugieren que dichas variables podrían tener menor efecto en contextos de pobreza.

Los resultados sugieren que en las familias biparentales el desarrollo psicomotor de los niños no se ve afectado por el hecho de que las madres trabajen, ya sea en jornada parcial o completa, o no trabajen fuera del hogar. Este hallazgo es relevante en un contexto de pobreza, puesto que el trabajo materno puede implicar un aporte económico al presupuesto familiar muy significativo, contribuyendo al mejoramiento de su calidad de vida y estos resultados muestran que ello no tendría efectos perjudiciales en el desarrollo infantil para la población de nivel socioeconómico bajo que asiste a sala cuna.

Del mismo modo es importante destacar que si bien la presencia simultánea de monoparentalidad y jornada laboral completa de la madre podría constituir un factor de riesgo en el desarrollo psicomotor de los niños, no ocurre lo mismo en los casos donde existe monoparentalidad pero la madre trabaja media jornada. Dado a estos resultados, a nivel de políticas públicas es necesario considerar las aristas de este punto, ya que se debería buscar la forma de que casos de madres que trabajen jornada completa puedan tener más apoyo desde las salas cunas en lo que respecta a la estimulación que reciben los pequeños. Por otro lado, dado que los resultados muestran que el trabajo de media jornada en familias de madres que son jefas de hogar no es un problema, se debería continuar favoreciendo el apoyo que se brinda a ellas y que les permite a través de las salas cunas mantener su inserción en el mercado laboral. Es así como el conjunto de estos hallazgos contribuye al esclarecimiento de la relación entre configuración familiar y desarrollo psicomotor, la que, dada la importancia que tiene la acción y el movimiento corporal en los primeros estadios del desarrollo infantil (Piaget, 1969), resulta muy relevante en vista de las transformaciones contemporáneas en la familia y el trabajo materno. Los resultados muestran que aún no existe evidencia que sustente la hipótesis de una relación directa entre monoparentalidad y bajo desarrollo psicomotor, tal como fue sugerido en el estudio de Soler et al. (2007). Al parecer, es importante estudiar dicha relación considerando que la monoparentalidad podría interactuar con otras variables, como la jornada laboral de la madre en este caso.

En este sentido el presente estudio aporta a la comprensión de la influencia conjunta de estas dos variables sobre el desarrollo psicomotor infantil, lo cual no había sido estudiado en el contexto chileno, temática que cobra especial relevancia en el contexto psicosocial actual. La política social chilena está orientada a fomentar el mayor ingreso de las mujeres al mundo laboral y a partir de estos resultados es posible aportar elementos a tomar en cuenta en el diseño de estrategias de intervención en infancia temprana específicas, orientadas a los grupos que presentan mayor vulnerabilidad, como son los niños de familias monoparentales cuyas madres trabajan jornada completa que pertenecen al nivel socioeconómico bajo y que asisten a sala cuna.

Por otra parte, orientar el estudio de la relación entre monoparentalidad y desarrollo psicomotor infantil en interacción con otras variables abre otras variadas alternativas para intervenir en estos contextos de riesgo, en la medida que la monoparentalidad no necesariamente tiene consecuencias negativas en el desarrollo psicomotor, sino que es en la interacción con otras variables, que puede tenerlo. Es así como las políticas de prevención e intervención pueden ver acrecentado su campo de acción, así como podrían detectar con mucha mayor precisión las poblaciones de riesgo, y por tanto obtener mejores resultados.

Los resultados de esta investigación invitan a reflexionar respecto a lo que ya mencionaban anteriormente Torralba et al. (1999) sobre la importancia de la calidad de las interacciónes madre-hijo, sobre la cantidad, al menos en el caso de las familias biparentales, las que no presentan diferencias significativas para el desarrollo motor infantil en relación al trabajo materno, incluso cuando se trata de jornada completa. Es posible hipotetizar que en el caso de familias monoparentales de NSE bajo donde la madre trabaja jornada completa (generalmente en trabajos de baja calificación), la ausencia de la madre y su cansancio podrían estar afectando la calidad del vínculo madre-hijo, en particular a la sensibilidad materna respecto a las necesidades del niño. Dicha variable ha sido presentada en estudios previos en caso de niños adoptados como una variable predictora en del índice de desarrollo psicomotor (Van Londe, Juffer, & Van IJzendoorn, 2007). Pudiendo ser esto lo que podría explicar las diferencias en el desarrollo psicomotor infantil en aquellos casos. Es decir, la incorporación de esta variable contribuiría a comprender la causa por la cual la jornada laboral materna no explica en sí misma los bajos índices en desarrollo psicomotor, volviéndose una variable relevante únicamente cuando no existen las condiciones —en este caso la presencia de otro que complementa en el cuidado del niño y las tareas del hogar, rol que parecería estar cumpliendo el padre en las familias biparentales— que resguarden la calidad del vínculo madre-hijo. Siendo el caso de la coexistencia de monoparentalidad y jornada laboral completa de la madre en familias chilenas de NSE bajo sería uno de esos casos.

En relación a lo anterior, considerando posibilidades de intervenir a este grupo de riesgo, teniendo presente que esta población va a en aumento, se debería considerar el trabajo en las salas cunas con talleres de promoción de sensibilidad para las cuidadoras primarias, lo que podría apoyar a las madres en esta tarea, favoreciendo el desarrollo psicomotor de los niños que asisten a la misma.

Los hallazgos sugieren que la presencia del padre sería un factor protector para el desarrollo psicomotor de los niños, en familias en contexto de pobreza, donde la madre trabaja jornada completa. Significando su presencia un apoyo fundamental en estos casos, posiblemente la presencia de otro cuidador primario en familias donde la madre también trabaja jornada completa, permite distribuir la carga de las demandas del hogar y los cuidados del niño. De esta forma es posible tener mayor interacción activa con los niños y como se mencionó anteriormente, favorece la calidad del vínculo.

Los resultados también invitan a formular nuevas preguntas con respecto al efecto de la educación preescolar en el desarrollo psicomotor infantil. Al respecto sería interesante estudiar el modo en el que se comporta la interacción entre configuración familiar, jornada laboral materna y desarrollo psicomotor en la población de niños chilenos de NSE bajo que no asisten a sala cuna. Los hallazgos de este estudio podrían comprenderse más profundamente si se esclareciera el rol de la educación preescolar en el desarrollo psicomotor infantil, tanto por hacer ingresar nuevas figuras cuidadoras para los niños, como por los efectos de sus intervenciones en la calidad del vínculo madre-hijo.

Por último es importante señalar que estos resultados deben ser interpretados con cautela, en la medida que esta muestra pertenece a una población que tiene características particulares, a saber, los niños pertenecen a nivel socioeconómico bajo y asisten a sala cuna, lo que no permite una generalización a la población general chilena.


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