Licenciada y Bachiller en Teologia, Facultad de Teologia, Universidad Catolica Argentina, Buenos Aires. Profesora asistente en la misma Facultad y profesora titular, Instituto Superior del Profesorado Don Bosco, Buenos Aires; participante en el programa de investigacion “Teologia de los signos de los tiempos” coordinado por la doctora Virginia R. Azcuy, del Centro Teologico Manuel Larrain, Santiago de Chile. Orcid: 0000-0003-2541-6830. Correo electronico: carobacher19@gmail.com
Autora de correspondencia. Correo electrónico: carobacher19@gmail.com
El trabajo postula la convergencia entre una teologia de los signos de los tiempos en America Latina y el metodo de la investigacion-accion participativa, cuyo referente principal en sociología es el colombiano Orlando Fals Borda. Para ello correlaciona los fundamentos y los procedimientos que constituyen sendos marcos teoricos y elabora una propuesta teologico-pastoral de recepción preliminar, ofreciendo una ponderacion de las posibilidades y dificultades que conlleva la practica teologica de este enfoque.
This article postulates the convergence between a Theology of the signs of the times in Latin America and the Participatory Action Research method, whose main reference in Sociology is the Colombian Orlando Fals Borda. The text correlates the foundations and procedures that constitute the theoretical frameworks of both, Theology of the signs of the times in Latin America and Participatory Action Research, and also develops a theologicalpastoral proposal of preliminary reception by offering a weighting of the possibilities and difficulties that the theological practice of this approach entails.
Este artículo postula la convergencia entre el método de la investigación-acción participativa (IAP) −original de las ciencias sociales y actualmente extendido en diversas disciplinas− y la teología de los signos de los tiempos que se ha desarrollado en América Latina
En un
El método de
Los presentes
confirmamos con cierta satisfacción que la investigación-acción participativa
ha dejado atrás los problemas de su infancia intelectual y política, y que se
ha institucionalizado, como se vio, por ejemplo, en la increíble montaña de
libros y revistas –la mayoría en inglés− sobre participación e investigación
cualitativa que se nos ofrecieron por editores australianos y europeos en el
Luego de un dilatado camino es posible afirmar que la investigación-acción participativa mantiene un notable dinamismo sin que falten debates en razón de las diversas líneas de fundamentación y problemas que surgen en su aplicación
¿En qué consiste la investigación-acción participativa? Fals Borda la define en los siguientes términos
Puede definirse como un
método de estudio y acción que va al paso con una filosofía altruista de la
vida para obtener resultados útiles y confiables en el mejoramiento de
situaciones colectivas, sobre todo para las clases populares. Reclama que el
investigador o la investigadora base sus observaciones en la convivencia con
las comunidades, de las que también obtiene conocimientos válidos. Es inter o
multidisciplinaria y aplicable en continuos que van de lo
micro a lo macro de universos estudiados (de grupos a comunidades y sociedades
grandes), pero siempre sin perder el compromiso existencial con la filosofía de
vida del cambio que la caracteriza.
Quizás sea conveniente presentar también la definición operativa de Ezequiel Ander Egg, un referente en el enfoque residente por muchos años en Argentina:
En tanto investigación,
se trata de un procedimiento reflexivo, sistemático, controlado y crítico que
tiene por finalidad estudiar algún aspecto de la realidad, con una expresa
finalidad práctica; en cuanto acción, significa o indica que la forma de
realizar el estudio es ya un modo de intervención y que el propósito de la
investigación está orientado a la acción, siendo ella a su vez fuente de
conocimiento; y, por ser participación, es una actividad en cuyo proceso están
involucrados tanto los investigadores (equipo técnico o agentes externos), como
las mismas gentes destinatarias del programa, que ya no son consideradas como
simple objeto de investigación, sino como sujetos activos que contribuyen a
conocer y transformar la realidad en la que están implicados.
En el transcurso de este trabajo se desarrollan los componentes de ambas definiciones, así como los fundamentos interdisciplinarios del enfoque.
En los comienzos de su práctica de investigación, Fals Borda percibía un desafío que le permitió ir dando pasos hacia el desarrollo de la investigación-acción participativa. Recordaba, en 1979, un interrogante vital de sus inicios: “¿Qué exigencias nos ha hecho y nos hace la realidad del cambio en cuanto a nuestro papel como científicos y en cuanto a nuestra concepción y utilización de la ciencia?”
Víctor M. Moncayo, al presentar una recopilación de escritos de Fals Borda, ofrece una síntesis de las influencias teóricas de la cosmovisión del autor, e indica los aspectos que han sido relevantes: (1) La misma práctica de la investigación en campo sobre la violencia en Colombia; (2) la revisión de la
Sin ánimo exhaustivo, sino solo ilustrativo de los autores y perspectivas que más han influido en esta metodología, lo anterior se amplía con lo expresado por el mismo Fals Borda en dos textos ponderativos de la investigación-acción participativa
La En la
Según el mismo Fals Borda, muchos son los autores que han influido en él y en otros representantes de esta convergencia intelectual: “G. Bateson, H. G. Gadamer, J. Elliott, C. Geertz, F. Capra, A. Giddens, P. B. Checkland, I. Pregogine, T. Todorov, M. Foucault, P. Feyerabend, H. Maturana, E. Hobsbawm, N. Bobbio…Werner Heisenberg”
Fals Borda, dedicado a la investigación de la violencia en Colombia en los años 60, se preguntó por su lugar como investigador y por el lugar del conocimiento académico. Junto con otros intelectuales de la época, en América Latina, asumió una crítica abierta a la dominación imperial, y polemizó con el desarrollismo
Fals Borda afirmó que “el principio de la autonomía […] implica el reconocimiento de los talentos y fuerzas en el conjunto del pueblo que por regla general han sido bien ignorados por la clase dominante”
La relación entre un sujeto epistémico
A y un objeto empírico B en una situación de investigación social X se
caracteriza, como ya lo vimos, en que el objeto es también sujeto. La
estructura ABX se convierte en un
La comprensión del lugar del investigador en el proceso de conocimiento comunitario es autoimplicativa: “la investigación participativa […] reclama que el investigador o investigadora base sus observaciones en la convivencia con las comunidades, de las que también obtiene conocimientos válidos”
Como consecuencia directa para la producción del conocimiento se concreta y sostiene una articulación entre el saber popular y el saber académico que valora la sabiduría popular, el sentido común y la cultura del pueblo, para crear conocimientos científicos
Los pueblos comunes no siempre tienen
la razón, como tampoco los llamados “doctores”. Al recibir y considerar sin
prejuicios la
La reflexión desde y sobre la praxis y para su transformación requirió –en las experiencias realizadas– de un diálogo interdisciplinario con la historia, la política, la economía, la educación y el trabajo social. Se fueron precisando los procedimientos para articular las escalas “lo micro a lo macro de universos estudiados (de grupos a comunidades y sociedades grandes)”
La lectura de Habermas influyó en la comprensión de la comunidad investigadora como comunidad de comunicación y sirvió para fundamentar que el diálogo es una mediación metodológica para la comprensión de la realidad: “…hacer investigación participativa es aceptar que toda investigación sea
La investigación-acción participativa subraya que la finalidad del conocimiento no es solo −ni prioritariamente− académica sino que posee una
La investigación-acción participativa resignifica las técnicas utilizadas tanto en el trabajo cuantitativo como cualitativo en las ciencias sociales (cuestionarios, entrevistas, observación participante, grupos focales, fuentes documentales, etc.), al inscribirlas en un proceso espiralado, dialógico y participativo, que implica el diseño de un procedimiento para que el
Fals Borda afirmó que “existen casos de convergencia intelectual”
Fals Borda recibió los premios Bronislaw Malinowsky de la Sociedad para la Antropología Aplicada y Lectorazgo Martin Diskin, de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, por su aporte a la ciencia social mediante la investigación-acción participativa
Se
recurre a la categoría de
Se logró un conocimiento mutuo de lo
que cada cual estaba haciendo en su medio y con herramientas investigativas
propias, y se determinó no solo aquello que nos unía sino también las
diferencias. Quedó reforzada la idea de que en verdad pertenecemos a la misma
familia intelectual participativa, que hay una misma epistemología y
metodología crítica inmanente.
Si
bien hay algunos antecedentes de recepción teológica de la investigación-acción
participativa
La propuesta de Jesús de “saber interpretar […] los signos de los tiempos” (Mt 16,3) y de “discernir el tiempo presente” (Lc 12,56), puesta en escena por Juan XXIII en la convocatoria del Concilio
El pueblo de Dios (especialmente los pastores y teólogos) está llamado a interpretar y discernir desde la fe y a la luz del Evangelio,
Interpretar los sentidos de los
hechos-signos desde el sentido final del plan de Dios
La II Conferencia del Episcopado Latinoamericano realizada en Medellín, en 1968, da cuenta de la recepción de los obispos en América Latina de la propuesta de discernir de los signos de los tiempos. Este aspecto se mantendrá vigente –aunque con algunos matices− hasta la V Conferencia en Aparecida:
El discernimiento de los signos de los
tiempos en Medellín se orientó a penetrar el proceso de cambio con valores evangélicos,
la transformación y la aspiración al desarrollo fueron “un signo y una
exigencia”, que llevaron a los obispos a proponer un camino de conversión y
servicio que haga posible “vivir una verdadera pobreza bíblica que se exprese
en manifestaciones auténticas”.
En la misma línea, la teología de la liberación interpretó que la irrupción de los pobres y la pobreza constituían −y constituyen− un signo prioritario para América Latina:
Para nosotros, el hecho histórico de
la emergencia de los pobres como sujetos que luchan contra la opresión y en
muchos casos lo hacen en virtud de un seguimiento explícito de Cristo,
constituye un signo de los tiempos que, ulteriormente, da arraigo histórico y
se convierte en criterio de interpretación al servicio de este tipo de
teología.
Resulta relevante puntualizar el contexto histórico similar en el que se desarrollaron la investigación-acción participativa y la teología de los signos de los tiempos en América Latina. Como muy bien recuerda F. Berríos, el Concilio Vaticano II significó la apertura al mundo pero explicitó la apertura, en particular, al mundo moderno
La recepción de
La teología de los signos de los tiempos reconoce que el sujeto para
El pueblo de Dios interroga,
discierne, desde la propia historia, desde la tradición viva, el sentido de
nuestro tiempo y de la voluntad divina. Una actitud de discernimiento que no
tuviera en cuenta esta tradición, sería una total pérdida de identidad, un
salto al vacío de la alienación.
De esta manera se pone de relieve una temática clave: la articulación entre la sabiduría popular y la reflexión teológica. J. C. Scannone sostiene:
…el modelo para comprender la relación
entre los saberes del pueblo y del intelectual […] no debe ser unidireccional,
sino que es el
Implica asumir los aportes de los
La teología de los signos de los tiempos en América Latina se comprende como una teología interdisciplinaria. En América Latina, la teología ha desarrollado una recepción creativa del método de
Las disciplinas que se ocupan de
desentrañar estas variadas significaciones de la realidad son condición de
posibilidad para que el teólogo comprenda mejor aquello que intenta discernir
teológicamente, aunque no condición suficiente. La comprensión teológica de la
realidad requiere de una multiplicidad de miradas. Las miradas que las
disciplinas científicas ofrecen ayudan al teólogo a desentrañar el sentido creatural de la realidad, aunque ninguna de ellas por
separado o conjuntamente puedan dar cuenta de la visión correspondiente a la
teología.
El diálogo con los hombres de buena voluntad y el diálogo entre los creyentes son constitutivos del proceso de discernimiento de los signos de los tiempos
El discernimiento de los signos de los tiempos está orientado a que la Iglesia cumpla con su misión de colaborar en la fraternidad universal y continúe con la obra de Cristo; a dar respuestas a la humanidad sobre el sentido de la vida presente, de la vida futura y la relación entre ambas; a percibir, entender y expresar mejor la verdad revelada. En definitiva, a descubrir en cada tiempo y lugar la presencia o los planes de Dios
Responder a esta situación es
responder a Dios si se discierne su voz en medio de las voces de los hombres,
si se reconoce su llamado en medio de esos llamados, si se descubre su
acción/pasión en las acciones y pasiones de nuestros contemporáneos. Como el
llamado de Dios se escucha en los llamados que nos interpelan a dar una respuesta,
dar razón de esos llamados y de esas respuestas, como llamados de Dios y
respuestas movidas por el Espíritu, es la tarea de la teología de los signos de
los tiempos.
Esta finalidad práctica requiere tener en cuenta cómo se articulan las diferentes funciones y carismas en el proceso de este discernimiento y toma de decisiones y un “ordenamiento estructural suficientemente representativo (órganos, organismos, asambleas, etc.), que implemente una sabia ordenación
A continuación se consideran los aportes que dicho método de las ciencias sociales le ofrece a una
¿Cómo puede articularse una teología de los signos de los tiempos para poner de relieve las distintas voces del pueblo de Dios en tanto este está llamado a reflexionar desde la fe la historia presente, con el objeto de comprometerse con la misión al servicio del Reino? Es posible darle cauce de diferentes modos. Aquí se esbozarán algunas claves para ensayar la recepción de algunos elementos de la investigación-acción participativa. No es posible analizar todas las técnicas utilizadas ya que, como acuerdan los autores, “las técnicas propias de la investigación-acción participativa no descartan la utilización flexible y ágil de otras muchas derivadas de la tradición sociológica y antropológica, tales como entrevista, encuesta, observación, recurso a la documentación, etc.”
Un primer aspecto a considerar es el
En el segundo caso, los requerimientos académicos configurarán espacios y tiempos de investigación. Por tal motivo se infiere que, para consolidar institucionalmente este segundo modelo, será necesario ejercitar la práctica teológica de manera independiente o desde una institucionalidad leve a fin de poder estimar objetivos alcanzables y plazos viables ya que, como indica P. López de Ceballos: “la investigación-acción participativa da frutos, pero a veces los impulsores soñaban con peras y las poblaciones deciden cultivar manzanas”
Otra faceta a considerar, vinculada con la anterior, es
En cualquier caso, estas variables se verán condicionadas por (1) el hecho de que el teólogo involucrado sea un bautizado ordenado o un bautizado que no haya recibido el orden sagrado; (2) si la investigación-acción participativa teológico-pastoral está animada por una sola persona o por un equipo; (3) si este equipo está constituido solo por teólogos o es interdisciplinario.
El proceso de implementación de una investigación-acción participativa, por medio de diversas técnicas, parte de la conceptualización inicial del enunciado de la investigación, ya que este no está supuesto
A partir de cuestiones puntuales y
vivencias inmediatas que presenta la gente y que el equipo responsable va
recogiendo, ordenando y sistematizando. En esta fase, uno de los aportes más
importantes que puede hacer el agente externo […] es el de sistematizar y
devolver a la gente esas mismas experiencias, contextualizadas y relacionadas.
Esta devolución sistemática de información es un modo de avanzar por
aproximaciones sucesivas, hasta establecer un listado de cuestiones para
estudiar y que las personas consideran significativas.
Dos técnicas participativas que se destacan en la investigación-acción participativa son las asambleas y los grupos de discusión. Estos últimos se basan en la constitución de grupos asistidos por un coordinador que interviene en forma no directiva con el fin de obtener, intercambiar y cotejar información. El registro grabado o con notas es muy útil. Las asambleas están constituidas por un grupo numeroso de personas convocado para un propósito determinado en el proceso investigación-acción participativa, y son útiles en los momentos en que el equipo animador realiza las devoluciones de los informes preliminares para su discusión y también con ocasión de la devolución final. El registro de las asambleas se realiza a través de actas.
Ambas técnicas son condiciones de posibilidad para generar un espacio y un tiempo
Es un dispositivo de pensamiento. Pero
este dispositivo no tiene expositor ni espectadores. Tampoco dispone de saberes
ni opiniones. Más bien, estos están suspendidos, y solo serán convocados de ser
necesitados […]. En este sentido, el lazo en la asamblea es inevitablemente
problemático y situacional. Que el lazo sea problemático y situacional
significa que la asamblea se arma en un punto de no saber colectivo. Ahora
bien, este no saber no describe la ignorancia de los allí reunidos respecto de
un área específica. Este no saber describe un problema impensado y compartido
por los allí reunidos.
Percibir cuáles son los signos actuales y los
En todas las etapas, el teólogo o equipo puede y debe desarrollar
Este
método colabora a concretar una teología de los signos de los tiempos en
América Latina, en la búsqueda de los signos de los tiempos en su etapa
germinal por medio de grupos o comunidades cristianas en situación de reflexión
y acción pastoral, sobre los aspectos de la actualidad que constituyen un
desafío a su experiencia y compromiso cristianos. El servicio teológico
académico realiza una opción por constituir el proceso de discernimiento desde
ese no saber común. Cada integrante aporta sus vivencias y sus conocimientos y
sabiduría creyente específica, en distintos momentos del proceso
¿Qué puede aportar la investigación-acción participativa a una teología de los signos de los tiempos en América Latina? Sin ánimo exhaustivo ni pormenorizado, puede inferirse que este enfoque ofrece a la teología, en primer lugar, una forma de profundizar la dimensión comunitaria y profética de todo el pueblo de Dios y concretar la
En segundo lugar ofrece una propuesta que subraya la dimensión pastoral y práctica del discernimiento de los signos de los tiempos, volviendo a reconciliar el sujeto eclesial que reflexiona con el que actúa, a semejanza del antecedente pastoral del método empleado por la
En tercer lugar brinda también un espacio de articulación entre la teología académica y la pastoral eclesial, posibilitando una instancia de diálogo fecundo entre los integrantes del pueblo de Dios, diálogo en el que están incluidos pastores y teólogos.
En cuarto lugar ofrece la posibilidad de profundizar la comprensión de los signos de los tiempos en sus nuevos lenguajes y
Por último, ofrece un ámbito de diálogo y articulación entre áreas teológicas, y con otras disciplinas.
¿Cuáles podrían ser las dificultades para implementar una teología de los signos de los tiempos en América Latina con aportes de la investigación-acción participativa? Por una parte, hay una dificultad para encuadrar un proyecto de investigación que incluya investigación-acción participativa en los marcos de proyectos académicos, ya que no se puede formular al comienzo el objeto o hipótesis inicial de la investigación y no son previsibles los resultados, ni fácilmente determinables los tiempos.
Además, son proyectos que, según su alcance, requieren avales de la autoridad eclesial que habría que tramitar y que implican también clarificar la vinculación del discernimiento comunitario con la instancia de planificación pastoral entre todos los involucrados.
Por último, supone un perfil teológico
Estimo que muchas prácticas teológicas, especialmente latinoamericanas, son afines tanto a la perspectiva como a los procedimientos de la investigación-acción participativa. Avanzar en un diálogo interdisciplinario teórico facilitará que se consolide el camino iniciado, una producción académica de mayor calidad, y la capacidad de diálogo entre diversos ámbitos disciplinares, la sabiduría del pueblo de Dios y la sabiduría de los pueblos en este tiempo y lugar.
Estudio presentado en las Jornadas del Centro Teológico Manuel Larraín (8 y 10 de agosto de 2014), en Las Brisas, Chile. Se enmarca en la investigación doctoral titulada “Tesoros escondidos. Aportes de la investigación-acción participativa (IAP) al método de la teología pastoral. Estudio teológico pastoral a partir de siete casos de interacción entre teología y comunidades cristianas en América Latina”.
Artículo de investigación.
Se considera que las investigaciones y publicaciones del Centro Teológico Manuel Larraín dan cuenta de la presencia de dicha perspectiva en diversas tradiciones teológicas posteriores al Concilio Vaticano II: Berríos, Costadoat y García (eds.),
Wittgenstein,
Orlando Fals Borda (1925-2008) nació en Colombia. Cristiano de tradición presbiteriana. Estudió Música y Literatura en EE.UU.; luego realizó su Maestría y Doctorado en Sociología (Universidad Minnesota y Universidad de Florida respectivamente). A su regreso a Colombia combinó el trabajo público con la colaboración en el inicio de la Facultad de Sociología de la Universidad Nacional de Colombia, junto a Camilo Torres. Casado con la también socióloga María Cristina Salazar. Después de sus primeras producciones se alejó de la academia casi por dos décadas, para regresar en 1987. Creó la Fundación La Rosca y la revista
El estudio no tiene como objeto realizar una fundamentación teológica del concepto
Para un acercamiento narrativo de los comienzos de la práctica investigación-acción participativa realizada por Fals Borda en la localidad de Montería (Córdoba, Colombia), puede consultarse a Negrete, “A la memoria del maestro Orlando Fals Borda: bases y desarrollo de la investigación-acción participativa en Córdoba (Colombia)”, 85-87.
Rahman y Fals Borda, “La situación actual y las perspectivas de la investigación-acción participativa en el mundo”, 185.
Fals Borda, “Transformaciones del conocimiento social aplicado”, 284.
Demo,
Acerca de la nomenclatura afirma O. Fals Borda: “Al cabo de unos años, y a partir del Congreso de Cartagena, puede ya resultar conveniente deslindar claramente la IAP de la tradición clásica, positivista y psicologista de la que surgimos hace veinte o más años, como lo han exigido algunos críticos. Podemos descartar entonces la A y llamarnos IP, o, para facilitar la transición, como en este libro aparece: I(A)P” (Fals Borda,
Ibíd., 320.
Ander-Egg,
Fals Borda,
Moncayo, “Fals Borda: hombre hicotea y sentipensante”, 15-16.
El primero, en una publicación realizada luego del Simposio Mundial en Cartagena, “Crítica y política en ciencias sociales” (1977). El segundo, al concluir el Congreso de Convergencia Participativa, en 1997.
Fals Borda,
Kurt Kewin, psicólogo alemán nacionalizado estadounidense (1890-1947). “El programa lewiniano estaba centrado en la idea de adquirir conocimientos en y por la acción, al mismo tiempo que los participantes del programa estaban asociados en el estudio e implicados en la solución del problema planteado. Esto es lo que Lewin llamó
Fals Borda,
Ibíd., 304-305, 311 y 317.
Ibíd., 311.
Dice Sánchez Lópera: “El propio camino de Fals estuvo marcado por articulaciones impensables socialmente: ciencia y fe, positivismo y revolución, mística y empirismo; así como una conexión con una izquierda radical no necesariamente comunista que lo enfrentó a dos de los grandes universalismos del siglo XX: el capitalismo y el comunismo (de partido)” (Sánchez Lopera, “Orlando Fals Borda: la conmoción del rostro de las ciencias sociales”, 199).
Fals Borda, “El tercer mundo y la reorientación de las ciencias contemporáneas”, 85.
Ibíd., 87.
Fals Borda y otros,
Villasante, “Aportaciones básicas de la IAP a la epistemología y metodología”, 25.
Toulmin y Gustavsen (eds.),
Fals Borda,
Ibíd., 320.
Villasante, “Aportaciones básicas de la IAP a la epistemología y metodología”, 27.
Ibíd., 309.
Fals Borda,
Villasante, “Aportaciones básicas de la IAP a la epistemología y metodología”, 31.
Ibíd., 329.
Ibíd., 320.
Villasante, “Aportaciones básicas de la IAP a la epistemología y metodología”, 30-31. El autor refiere a Bajtin y Zemelman.
Ibíd., 308.
Ibíd., 32.
Ibíd., 36.
Fals Borda, “La investigación participativa y la intervención social”, 19.
Ídem,
Ibíd., 248.
Ander-Egg,
Villasante, “Aportaciones básicas de la IAP a la epistemología y metodología”, 37.
Rahman y Fals Borda, “La situación actual y las perspectivas de la investigación-acción participativa en el mundo”, 185.
Cruz, “Subversión, investigación-acción participativa y socialismo raizal: vigencia de la utopía en el pensamiento de Orlando Fals Borda”.
Fals Borda,
Ander-Egg,
Fals Borda,
Por ejemplo, Cameron y otros,
Aunque Pío XII ya había utilizado en dos radiomensajes la expresión. Ver a Merino Beas, “La categoría teológica ‘signo de los tiempos’: usos e implicancias en el magisterio y la teología católica”, 66.
Galli, “La interpretación teológica de los signos de los tiempos”, 219; Schickendantz, “Una eclipse con dos focos: hacia un nuevo método teológico a partir de
Silva Arévalo, “La significación teológica de los acontecimientos. El estatuto histórico de la teología según M.-D. Chenú”, 269-297; Tracy, “Proyecto X. Retrospectiva y Perspectiva”, 514-527. Para una ponderación crítica de este enfoque, ver a Valadier, “¿Signos de los tiempos, signos de Dios?”, 328-333.
Costadoat, “Los signos de los tiempos en la teología de la liberación”, 399-412.
Azcuy, “El Espíritu y los signos de estos tiempos. Legado, vigencia y porvenir de un discernimiento teológico”, 602. A modo de ejemplo panorámico, ver a Silva Arévalo, “Auscultar los signos del tiempo presente y de la situación latinoamericana”, 582-614.
Concilio Vaticano II,
Galli, “La interpretación teológica de los signos de los tiempos”, 226.
Azcuy, “La pobreza de la Iglesia y los signos de los tiempos. Medellín como recepción inacabada del Vaticano II”, 110.
Costadoat, “Seguimiento de Cristo en América Latina. Signo y criterio del acontecer de Dios”, 210-211.
Berríos, “Antecedentes y recepción de
Azcuy, “La pobreza de la Iglesia y los signos de los tiempos”, 102.
Berríos, “Antecedentes y recepción de
Costadoat, “Seguimiento de Cristo en América Latina”, 210.
Concilio Vaticano II, “
Azcuy, “Caminos de misión para estos tiempos. Hacia una Iglesia extrovertida, compartida, inclusiva y pneumática”, 57.
Juan Pablo II,
Costadoat, “Los signos de los tiempos en la teología de la liberación”, 134.
Fiorito y Gil, “Signos de los tiempos, signos de Dios. Apuntes para una teología, una espiritualidad y una pastoral de los signos de los tiempos”, 71. Sobre algunos modelos comunitarios de discernimiento de los signos de los tiempos, ver a Bacher Martínez, “El discernimiento de los signos de los tiempos en el pueblo de Dios. Una lectura desde la teología pastoral fundamental”.
Scannone,
Silva y Costadoat, “Centro Teológico Manuel Larraín: una interpretación teológica del presente”, 507.
Fiorito y Gil, “Signos de los tiempos, signos de Dios”, 66 y 68.
Scannone, “La recepción del método de
Silva y Costadoat, “Centro Teológico Manuel Larraín”, 505.
Fiorito y Gil, “Signos de los tiempos, signos de Dios”, 41.
Concilio Vaticano II,
Silva, “¿Qué ha sido del diálogo en la Iglesia? De Pablo VI y
Concilio Vaticano II, “
Fiorito y Gil, “Signos de los tiempos, signos de Dios”, 26.
Silva, “Criterios de discernimiento para una teología de los signos de los tiempos latinoamericanos”, 182.
Fiorito y Gil, “Signos de los tiempos, signos de Dios”, 41.
Ibíd., 135.
Sigo en este punto los ejes propuestos por Ander-Egg en el Capítulo 4, “Fases e instrumentalización del proceso de la investigación-acción participativa” (Ander-Egg,
Ibíd., 78.
Grieu, “¿La Iglesia en la escuela de los creyentes más humildes? La importancia de los relatos de vida”, 355-383; Bacher Martínez, “
López de Ceballos,
Ander-Egg,
Lewkowicz, Cantarelli y Grupo Doce,
Rosolino,
Ibíd., 117-118.
Ander-Egg,
Azcuy, “Caminos de misión para estos tiempos”, 48.