Estrategias no farmacológicas en el paciente clínicamente enfermo, ¿qué nos dice la literatura?

Non-pharmacological Strategies in the Clinically Ill Patient, What does the Literature Tell Us?

Julián Andrés Sucerquia Quintero

Estrategias no farmacológicas en el paciente clínicamente enfermo, ¿qué nos dice la literatura?

Universitas Médica, vol. 58, núm. 3, 2017

Pontificia Universidad Javeriana

Julián Andrés Sucerquia Quintero a

Novartis, Colombia




Fecha de recepción: 26 Abril 2016

Fecha de aprobación: 06 Junio 2017

Resumen: En el paciente médicamente enfermo, las intervenciones farmacológicas o psicoterapéuticas habituales caen en desuso por particularidades propias de la hospitalización y la comorbilidad física; por ello se hace necesario identificar diferentes estrategias que permitan incidir benéficamente en la calidad de vida de este grupo de pacientes. Objetivo: Realizar una revisión narrativa de la literatura que permita identificar estrategias terapéuticas que hayan demostrado efectividad en el proceso de este grupo de pacientes. Metodología: Revisión narrativa de literatura. Resultados: Se identificaron 10 corrientes terapéuticas no farmacológicas que han demostrado mejoría en indicadores como percepción de dolor, mejoría en calidad de vida, regulación de alteraciones del patrón de sueño, fatiga, en el contexto de pacientes con enfermedad crónica, que puede encontrarse en entornos tan diversos como son los pacientes de oncología o de las unidades de dolor crónico. Conclusiones: Las intervenciones no farmacológicas han demostrado efectividad en el control de síntomas físicos y emocionales en pacientes con enfermedad crónica y son herramientas con las que debe contar el profesional en salud mental.

Palabras clave relajación, cáncer, dolor crónico.

Abstract: For the treatment of the clinically ill patient the usual pharmacological interventions have limited the use of non-pharmacological approach, due to particular factors such as hospitalization itself, physical comorbidities or reduced strategies for the therapeutic team; it is necessary to identify therapeutical strategies that allow a positive effect in the quality of life of this group of patients. Objective: To realize a narrative review of literature that allows us to identify therapeutically strategies that have proven electivity in the clinically ill patient. Methods: Narrative review of literature. Results: There have been identified 10 non pharmacological therapeutic options that have demonstrated a positive effect in domains such as pain perception, quality of life perception, insomnia, fatigue, in the context of chronic and clinically ill patients in services such as oncology or chronic pain. Conclusions: Non-pharmacological interventions have proven effectivity in ameliorate physical and emotional symptoms in patients with chronic diseases, and are useful tools for the mental health specialist.

Keywords: relaxation, cancer, chronic pain.

Introducción

El trabajo del especialista en psiquiatría, al trabajar en el hospital general, se ve enfrentado a las complejidades del paciente clínicamente enfermo en situaciones tan complejas como son la unidad de oncología o las unidades de dolor crónico, en quienes las intervenciones farmacológicas “usuales” no presentan resultados completos, al indagar acerca de la mejoría en su calidad de vida. Estas situaciones pueden ser favorecidas por las complejidades propias del escenario asistencial, determinadas por factores ambientales, afectación físico y mental asociada a la patología médica, tiempo destinado para la intervención, otros procedimientos que debe realizarse el paciente, etcétera. De ahí surge la necesidad para el profesional de psiquiatría de enlace de aplicar otras alternativas y de diversificar así el arsenal terapéutico con el que cuenta como profesional de la salud, al enfrentarse al paciente clínicamente enfermo [1], en escenarios como el trabajo interdisciplinario en los diferentes servicios de interconsultas y enlace, dado que dentro de su labor debe identificar e implementar estrategias terapéuticas que tengan un beneficio real demostrable en la calidad de vida del individuo [2].

Al trabajar en ambientes clínicos complejos, por ejemplo aquellos en los que se encuentra el paciente con requerimiento de hospitalización prolongada o enfermedad crónica, como puede ser una situación cotidiana en los servicios de medicina interna [3, 4, 5, 6], oncología [2, 7, 8, 9, 10], unidades de rehabilitación funcional y otros donde es una necesidad manifiesta el identificar estrategias terapéuticas diferentes a las farmacológicas, encaminadas a actuar positivamente en el estado mental de ese individuo que requiere satisfacción global de sus necesidades, en un enfoque integral [11, 12, 13], que garantiza también el de sus familiares [14, 15]. Si bien es cierto que existe el recurso de los psicofármacos, con el cual está ampliamente familiarizado todo profesional de la salud y su empleo es bastante cotidiano, en la literatura se ha planteado que para síntomas de intensidad leve a moderada en trastornos tanto ansiosos como del afecto, la herramienta principal sería una intervención no farmacológica [16, 17, 18, 19, 20, 21, 22].

También es claro que en el momento de proponer estrategias no farmacológicas, nos encontramos ante la inquietud de si dicho tipo de intervenciones cuenta con un respaldo basado en ensayos clínicos y evidencia científica suficiente, que permita argumentar en el escenario del trabajo diario un sustento de las bases sobre las cuales se plantea. Esta particularidad puede generar moderada discusión en el interior de equipo interdisciplinar, donde es importante brindar siempre estrategias desde una perspectiva crítica y sustentada en la evidencia científica.

Objetivo

Es objeto de este artículo realizar una búsqueda narrativa de información actualizada en revistas indexadas en la base de datos Medline, a fin de brindar herramientas al profesional de la salud mental en el momento de argumentar la existencia, la importancia y la efectividad de estrategias terapéuticas diferentes a las farmacológicas, en escritos fundamentados en literatura científica, pues es de conocimiento general que se favorecen estrategias mediadas en agentes químicos que pueden acarrear posibles efectos no deseados en el contexto de un paciente, cuya estabilidad orgánica se ve afectada por diversas complicaciones propias de un proceso crónico de enfermedad. No es el fin de este artículo determinar una única corriente u opción terapéutica, sino sentar claridad respecto a diferentes estrategias que han brindado evidencia en su efectividad.

Metodología

Se llevó a cabo una revisión narrativa de la literatura, empleando la base de datos Medline. Se buscaron los términos MeSH terminal care, realizando cruce con los términos, mind-body therapies, cognitive therapy, recreation therapy, psychoanalytic therapy, behavior therapy, imagery (psychotherapy), narrative therapy, family therapy OR psychotherapy, brief. Se excluyó también en la búsqueda inicial aquellas referencias que incluyeran el término drug therapy.

Con la primera búsqueda se encontraron 72.818 referencias bibliográficas. Luego se eligieron aquellas que constituyeran ensayos clínicos (clinical trials), para una posterior reducción a 11.003 referencias. Se decidió agrupar los artículos que se encontraban bajo la categoría cáncer y se lograron 1873 referencias. Entonces se limitó por aquellos estudios que se centraban en población adulta (mayor 19 años), de lo cual se obtuvieron 1538 resultados. El último filtro correspondió a los artículos que se hubieran publicado en los últimos cinco años, que produjo una reducción a 509 artículos. Se leyeron los resúmenes de este grupo, del cual se escogieron 136 artículos, ya que cumplían con las condiciones de la búsqueda inicial, pues otros se centraban en enfermedades mentales crónicas, como trastornos psicóticos, del afecto o ansiosos, o hacían referencia a población pediátrica, lo que no corresponde con los objetivos del presente trabajo. El proceso de selección queda reflejado en la figura 1.

Proceso de selección de artículos para el estudio
Figura 1
Proceso de selección de artículos para el estudio


Es necesario aclarar que, a pesar de los criterios de selección, algunos de los artículos se relacionaban con condiciones crónicas de patología no oncológica, entre las cuales se encuentran la fibromialgia [23], el VIH [24, 25], el lupus eritematoso sistémico [26], la dermatitis atópica [27], secuelas de enfermedad cerebrovascular [28, 29], el dolor crónico de espalda y cuello [6, 30, 31, 32], así como la fatiga crónica [33]. Sin embargo, de los 136 artículos referenciados, el 69 % (n = 94) correspondía a intervenciones realizadas con población oncológica, entre los cuales las poblaciones descritas son cáncer de seno y sus complicaciones en mujeres (48 %) [34, 35], y sobrevivientes de cáncer de próstata en hombres (6,4 %) [36]; mientras que el excedente correspondía a las demás patologías crónicas que afectan la percepción de calidad de vida de los pacientes, no relacionadas a patología oncológica [11].

Una vez seleccionados los artículos para el presente trabajo, se identificaron los elementos de intervención no farmacológica que eran sujetos de descripción: 30 artículos hacen referencia al proceso psicoterapéutico conocido como mindfulness; 51, a la terapia cognitiva-comportamental; 15, a la aplicación de técnicas de yoga; mientras que 17 respecto a otras técnicas de relajación. Únicamente 2 de los artículos eran sobre la aplicación de técnicas de hipnosis y otros 16 se referían a modificaciones en el estilo de vida. Dos de los artículos explicitan técnicas de psicoterapia breve. En lo relacionado con terapia de grupo se identificaron 11 textos; mientras que a la aplicación de técnicas de musicoterapia se asocia con 5 de los artículos. Por lo demás, se encontraron otras psicoterapias, las cuales se describen más adelante en el texto. Lo anterior se encuentra explicitado en la figura 2.

Distribución de artículos por estrategia terapéutica
Figura 2
Distribución de artículos por estrategia terapéutica


Resultados

Posterior a la revisión de los artículos, se identificó una medición del efecto esperado en varios grupos de síntomas, principalmente para buscar indicadores que permitieran cuantificar dicho impacto, generalmente centrándose en cuestionarios de autorregistro validados, como es el caso de la Escala de Autorreporte de Hamilton para Medir Ansiedad, la Escala de Zung para Depresión, el Cuestionario de Calidad de Vida (QOL), entre otros instrumentos. Se buscó generar categorías que permitieran identificar cada una de estas estrategias no farmacológicas y cómo impactan en la vida de las personas que las reciben dentro del arsenal terapéutico.

Al leer los diferentes artículos, se organizaron como características emergentes una serie de resultados categorizados como comunes y así se consiguió codificar el proceso a través del cual identificar los efectos de las diferentes intervenciones, los cuales se resumen a continuación:

La distribución de artículos relacionados con cada una de las temáticas se muestra en la figura 3.

Distribución de artículos según categoría emergente
Figura 3
Distribución de artículos según categoría emergente


En las próximas líneas se reseñan brevemente los diferentes subtipos de estrategias terapéuticas no farmacológicas identificadas.

Terapia cognitivo-comportamental (30,2 %)

Generalmente administrada por un terapeuta, pero en algunas oportunidades por profesionales del área de enfermería [37] o, incluso, por medios distantes como una llamada telefónica [11]. La terapia cognitivo-comportamental consiste en estrategias de desensibilización sistemática y exposición progresiva que buscan identificar y detener los pensamientos automáticos negativos y los síntomas de ansiedad que se asocian. Se administra tanto para cáncer [2, 10, 36, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 49] como para otras patologías crónicas [1, 17, 23, 24, 30, 31, 32, 50].

Los desenlaces considerados satisfactorios se concentran en identificar en los pacientes una disminución de la percepción de dolor y de la ansiedad, al igual que en controlar las alteraciones del patrón de sueño, lo cual se contempla tanto para patología tumoral como para la no tumoral. Ha sido comparada con modificaciones de estilo de vida y con otras estrategias terapéuticas. En conclusión, no hay una asociación estadísticamente significativa con un resultado catalogable como superior a otras intervenciones no farmacológicas; sin embargo, sí evidencian mejores resultados que en aquellas en las cuales no se hace intervención diferente a la medicación.

Mindfulness (17,8 %)

Es una técnica terapéutica con variaciones del modelo cognitivo-comportamental, en la cual se procura “atención plena” al momento en el que se encuentra “con interés, curiosidad y aceptación”. En los artículos seleccionados se halló el mindfulness con aplicación a la patología oncológica [7, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63], así como su uso en otras patologías crónicas [4, 18, 64, 65]. Se ha demostrado su efecto fisiológico en la reducción de marcadores de ansiedad, como la respuesta humana al cortisol [66, 67].

El mindfulness se ha comparado con la terapia cognitiva-comportamental [16, 68] para determinar cuál tiene una mayor efectividad en el contexto de pacientes oncológicos; por ello se han medido las características de percepción de dolor, ansiedad y control de alteraciones del patrón de sueño; siendo satisfactorios los resultados de ambas intervenciones. Sin embargo, no ha sido posible demostrar que tenga mayor efectividad que las estrategias de la terapia cognitiva-comportamental y se ha dejado en consideración la necesidad de implementar diseños diferentes de investigación para lograr esclarecer este último punto.

Psicoterapia breve (1,2 %)

La psicoterapia breve se entiende no como un modelo psicoterapéutico de una corriente establecida, sino que se cuantifica por el número de sesiones establecido. Se denomina breve, dado que su periodo es menor al establecido para el modelo de orientación cognitivo-comportamental, que oscila entre 12 y 16 sesiones [5, 20, 38, 69, 70, 71]. Esta psicoterapia no se ha contrastado con otras estrategias terapéuticas, pero sí ha demostrado un efecto positivo en mejoría de calidad de vida y percepción de salud tanto en los pacientes como en sus familiares. Dentro de las metodologías descritas en los artículos relacionados, se aplicaban intervenciones centradas en optimizar tanto las estrategias de afrontamiento propias del individuo como la contención de la respuesta emocional en su núcleo familiar.

El subtipo de psicoterapia breve más utilizada, derivada del proceso psicoanalítico, hace referencia a la terapia psicodinámicamente orientada [71, 72, 73, 74, 75, 76, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94, 95, 96], y en uno de los artículos se plantea la posibilidad de diseñar un estudio que compare este tipo de intervenciones con otros modelos psicoterapéuticos [96]. Si bien no se menciona el número mínimo de sesiones necesario para garantizar una adecuada intervención, se recomienda que, como todo proceso psicoterapéutico, se centre en el individuo que se beneficiaría de ella, más que en intentar plantear una fórmula o algoritmo para reproducirlo de manera autónoma.

Modificaciones al estilo de vida (9,5 %)

Para este tipo de estrategias se utilizan pasos comunes a la psicoterapia breve, pero propiamente relacionada con el modelo de entrevista motivacional. Se busca incidir tanto en la reducción de factores de riesgo de patología oncológica como en el incremento de la actividad física, que se considera un factor optimizador de la percepción de salud del individuo, así como de regulación de alteraciones del patrón sueño (higiene) y disminución progresiva de la percepción de dolor, relacionado con cambios en los hábitos cotidianos [12, 72, 73, 74, 75]. No se establece per se un modelo psicoterapéutico, y el estilo empleado corresponde más a la confrontación empática que a otros aspectos propios del modelo conductual.

Relajación (10,1 %)

Esta estrategia propone técnicas de relajación muscular progresiva, al igual que biofeedback, que en ocasiones se asocia con elementos de aromaterapia y ejercicios de imaginería. Se propone como una alternativa a los analgésicos y a la medicación ansiolítica e hipnótica para el tratamiento de complicaciones del paciente oncológico o con dolor crónico. Como ventaja, está el hecho de no requerir largas sesiones de entrenamiento, y con la adición de una grabación para recordar los pasos, gracias a los cuales se alcanza el estado de relajación. No requiere visitas seriadas al terapeuta [13, 22, 27, 76, 77, 78, 79, 80, 81].

Yoga (8,9 %)

El yoga se comprende como ejercicios dirigidos, centrados en la respiración y la relajación muscular progresiva, bajo la tutela de un terapeuta experimentado. Se ha demostrado su efectividad en el control de la respiración asociada a patología tumoral, así como atenuación en síntomas ansiosos y disminución en la percepción de dolor de diferentes enfermedades crónicas. De igual forma, es una estrategia benéfica para la regulación de alteraciones del patrón de sueño, pero no se ha evaluado comparativamente con otras estrategias terapéuticas. En los ensayos clínicos controlados tiene buen impacto en la percepción de calidad de vida tanto del paciente como de su grupo familiar [82, 83, 84, 85, 86, 87, 88].

Terapia de grupo (6,5 %)

Independiente del modelo terapéutico con que se haga el encuadre, los grupos de terapia han demostrado un efecto positivo en la percepción de calidad de vida, así como en la perpetuación de modificaciones en el estilo de vida, que permiten atenuar las limitaciones propias de la enfermedad crónica. En los artículos obtenidos para esta revisión, su empleo se ha descrito tanto para patología oncológica como para otras dolencias crónicas, con efectos benéficos dignos de resaltar. Se han descrito el modelo cognitivo-comportamental y las técnicas de respiración/relajación grupales, incluso la terapia dialéctica e interpersonal [6, 34, 45, 89, 90].

Musicoterapia (3 %)

Entendida como la utilización de sonidos armoniosos para estimulación sensorial y la distracción del foco de atención, cuando este se ve centrado en experiencias displacenteras o dolorosas, como suele ocurrir con los pacientes con patología oncológica. Sin embargo, la aplicación de la musicoterapia no solo se limita al tratamiento de enfermedades tumorales, sino que se ha asociado con la percepción de mejoría en calidad de vida de patologías crónicas como la fibromialgia. No se ha demostrado que un tipo de música sea superior a los demás para tal fin; los distintos ensayos coinciden en afirmar que lo importante es que el individuo encuentre la experiencia y el estímulo como placenteros [91, 92, 93, 94].

Hipnosis (1,2 %)

Esta modalidad terapéutica, si bien ha demostrado efectividad en el control y disminución de la percepción de dolor, así como en la regulación del patrón de sueño y mejoría global en indicadores de calidad de vida, no se ha empleado de manera generalizada, por la dificultad para garantizar métodos uniformes de estandarizar sus resultados y proceso. Sigue siendo una herramienta útil en la patología oncológica para el tratamiento de síntomas como las náuseas y la percepción de dolor, así como en patologías dolorosas no tumorales. Requiere un adecuado entrenamiento por parte del terapeuta, razón por la que no se convierte en la primera estrategia empleada por los profesionales de la salud [44, 97].

Otras psicoterapias (11,8 %)

Al generar esta categoría, se encontraron artículos con técnicas tan diversas como la terapia emotiva-comportamental, la acupresión [78], la acupuntura [79], la terapia existencial-comportamental, la reflexología y aromaterapia [72], la terapia asistida telefónicamente, las estrategias relacionadas con software, las terapias narrativas, la terapia relacionada con imágenes e interpretación [98], entre otras tantas. Se han descrito para cada una por separado atenuación de síntomas ansiosos y síntomas depresivos o mejoría en el patrón de sueño y en la percepción general de calidad de vida; sin embargo, en un número no suficiente para agruparse entre ellas.

Discusión

En la práctica clínica se evidencia la necesidad de contar con estrategias terapéuticas que optimicen la percepción de calidad de vida, y esto es muy importante en el paciente clínicamente enfermo con patología crónica asociada a percepción de dolor o con interferencia en su funcionalidad. Es potestad del profesional en salud mental, y en este caso del especialista en psiquiatría de enlace, conocer los beneficios de diferentes tipos de modelos terapéuticos no farmacológicos; así como poder argumentar de una manera racional y con rigor científico su implementación en el contexto del paciente médicamente enfermo.

Si bien es cierto que la mayoría de estudios hace referencia a estrategias del estilo cognitivo-comportamental, así como al modelo de atención plena (mindfulness), también queda evidenciado que otros modelos terapéuticos como relajación, ejercicios de respiración, aplicación de técnicas de yoga, psicoterapia breve e hipnosis tienen utilidad; sin embargo, es necesaria la comparación directa entre estas diversas estrategias terapéuticas, a fin de identificar modelos de mayor efectividad.

Al identificar las estrategias no farmacológicas empleadas en los diferentes ensayos clínicos, se aclara que son de fácil implementación, dado que no precisan recursos especializados ni tecnología de punta, sino un equipo conformado por profesionales con experiencia en las diferentes áreas. Al realizar una intervención cualquiera en un paciente, se deben considerar los fenómenos de riesgo y beneficio, lo cual permite practicar estrategias en las cuales se procuran intervenciones no invasivas, que atenúen los síntomas cognitivos y emocionales, que pueden exponer a los pacientes a percibir como una amenaza los síntomas físicos propios de enfermedades crónicas, tanto oncológicas como no oncológicas.

Conclusiones

El campo de las intervenciones terapéuticas en unidades de pacientes con enfermedad crónica es una necesidad manifiesta por parte de los usuarios del sistema de salud; así como una oportunidad para recuperar esos espacios que la psiquiatría, como especialidad médica, ha perdido al concentrarse en la consulta privada y en las unidades de salud mental.

Entre las limitaciones de esta revisión se encuentra que no hay una medida estandarizada para identificar el impacto de cada una de las intervenciones, en los diferentes estudios. Esto quiere decir que se hace una comparación de acuerdo con lo identificado con las herramientas de seguimiento de cada estudio (escalas de autorreporte, entrevista semiestructurada, etc.).

Otra limitación corresponde a la no identificación de estudios que permitan establecer una comparación directa entre diferentes tipos de intervención no farmacológica.

En el momento de llevar a cabo cualquier tipo de intervención terapéutica en un paciente, es necesario sopesar sus riesgos y beneficios; así como la costoefectividad de dicha estrategia. Las estrategias terapéuticas no farmacológicas no precisan recursos de última tecnología, lo cual las convierte en herramientas viables de bajo costo económico, con mejoría en la percepción global de calidad de vida de los pacientes que se benefician de ellas.

Agradecimientos

Al doctor Carlos Gómez-Restrepo, psiquiatra y epidemiólogo, por su actividad como docente en el programa de Especialización de Psiquiatría de Enlace y la motivación a la lectura crítica. A la doctora Sandra Milena Ramírez Rivera, psiquiatra de enlace, por su paciencia y motivación en el proceso de búsqueda y redacción de este documento.

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Notas de autor

a Autor de corresponencia. Correo electrónico: jsucer@gmail.com

Información adicional

Cómo citar: Sucerquia Quintero JA. Estrategias no farmacológicas en el paciente clínicamente enfermo: ¿qué nos dice la literatura? Univ Med. 2017;58(3):xx-xx. doi: https://doi.org/10.11144/Javeriana.umed58-3.farm

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