Cambios, continuidades y significados del trabajo agrícola: percepciones y experiencias de trabajadores/as agrícolas en la Región de La Araucanía (Chile) *
Changes, Continuities and Meanings of Agricultural Work: Perceptions and Experiences of Agricultural Workers in the Araucanía Region (Chile)
Dasten Julián Vejar
, Fabián Almonacid Zapata
, Ximena Valdés Suercaseux
, Cristián Alister Sanhueza
Cambios, continuidades y significados del trabajo agrícola: percepciones y experiencias de trabajadores/as agrícolas en la Región de La Araucanía (Chile) *
Cuadernos de Desarrollo Rural, vol. 22, 2025
Pontificia Universidad Javeriana
Dasten Julián Vejar
Universidad Católica del Maule, Chile
Fabián Almonacid Zapata
Universidad Austral de Chile, Chile
Ximena Valdés Suercaseux
Academia de Humanismo Cristiano, Chile
Cristián Alister Sanhueza a cristian.alister@ufrontera.cl
Universidad de La Frontera, Chile
Recibido: 27 marzo 2024
Aceptado: 11 abril 2025
Publicado: 04 diciembre 2025
Resumen: Este artículo explora las transformaciones y continuidades del trabajo agrícola en la región de la Araucanía, Chile, analizando las percepciones y experiencias de los trabajadores agrícolas. El objetivo del trabajo es abordar las distintas subjetividades en torno al trabajo agrícola en la región de la Araucanía, poniendo de relieve las características particulares del territorio estudiado. Esto se logró utilizando una metodología cualitativa, se realizaron 27 entrevistas semiestructuradas a trabajadores de diversas comunas de la región. Se identificaron ejes temáticos clave relacionados con los desafíos que enfrentan los trabajadores en el contexto de un modelo agrícola neoliberal orientado a la agroexportación y dominado por las industrias forestales y de monocultivos a gran escala. Los resultados destacan cuestiones significativas, como las condiciones laborales precarias, la exposición a sustancias químicas, el racismo sistémico y la persistencia de relaciones de género patriarcales en la dinámica laboral rural. Además, la investigación subraya la infravaloración simbólica y económica del trabajo agrícola, reflejo de desigualdades sociales más amplias. Se presta especial atención a las experiencias de los trabajadores mapuches y a la intersección entre identidad, autonomía y trabajo en un contexto de desposesión histórica y actual de la tierra. Este artículo contribuye a la comprensión del trabajo rural en América Latina al proporcionar un análisis exhaustivo de las polifacéticas dimensiones del trabajo agrícola en la Araucanía. Este escrito hace un llamado al desarrollo de políticas públicas que aborden los derechos laborales, la sustentabilidad ambiental y la equidad social en las zonas rurales, enfatizando la urgente necesidad de reformas estructurales para asegurar el bienestar de los trabajadores agrícolas y las comunidades que sostienen.
Palabras clave:trabajo agrícola, agricultura, sentido, Araucanía.
Abstract: This article explores the transformations and continuities of agricultural work in the Araucanía region of Chile, analyzing the perceptions and experiences of agricultural workers. The objective of the paper is to address the different subjectivities surrounding agricultural work in the Araucanía region, highlighting the particular characteristics of the territory studied. Using a qualitative methodology, 27 semi-structured interviews were conducted with workers from various municipalities in the region. Key thematic axes related to the challenges faced by workers in the context of a neoliberal agricultural model oriented to agro-export and dominated by large-scale monoculture and forestry industries are identified. The findings highlight significant issues such as precarious working conditions, chemical exposure, systemic racism and the persistence of patriarchal gender relations in rural labor dynamics. In addition, the research highlights the symbolic and economic undervaluation of agricultural labor, a reflection of broader social inequalities. Particular attention is paid to the experiences of Mapuche workers and the intersection between identity, autonomy and labor in a context of historical and current land dispossession. This article contributes to the understanding of rural labor in Latin America by providing a comprehensive analysis of the multifaceted dimensions of agricultural labor in Araucanía. It calls for the development of public policies that address labor rights, environmental sustainability, and social equity in rural areas, emphasizing the urgent need for structural reforms to ensure the well-being of agricultural workers and the communities they sustain.
Keywords: Agricultural Labor, Agriculture, Sense, Araucanía.
Introducción
A nivel global, las transformaciones acaecidas en la agricultura en las últimas tres décadas han dado forma a un sistema de producción centrado en la agro-exportación en muchos de los países latinoamericanos (Lara, 2021). La experiencia mexicana, brasileña, argentina y chilena incluyó la introducción de políticas neoliberales, la generación de incentivos a actores transnacionales, la inversión en monocultivos intensivos y una orientación a la exportación (Kay, 2009; Bellisario, 2013; Gras y Hernández, 2013). Como consecuencia de esto, ha habido grandes cambios en la base de la agricultura tradicional y en la morfología de las sociedades rurales, campesinas e indígenas en la región (Svampa, 2014), así como de las expresiones y fisonomía del trabajo agrícola (Blanco et al., 2020).
Este proceso ha estado marcado por la llamada “desagrarización” de las economías y sociedades rurales (Camarero et al., 2020), debido a la consecuente transformación de las formas agrícolas tradicionales de producción y, en particular, a los ajustes en la ocupación de los habitantes rurales y a la reorientación de los ingresos y de las ganancias obtenidos (Pérez Silva, 2023), así como a la transformación de su propia identidad y de los procesos de constitución subjetiva (Valdés, 2021). A su vez, este proceso se vincula a la proliferación de los proyectos extractivos, a los modelos de desarrollo orientados a la exportación y a la transnacionalización de la agricultura (Gras y Hernández, 2013; Alister et al., 2021). Lo anterior ha significado dinámicas de expulsión y la redefinición de los procesos migratorios y sociodemográficos, así como de las características de los mercados laborales rurales (Lara, 2021; Riella y Mascheroni, 2015).
En ese entramado, la definición de las particularidades de la ruralidad y su separación de los espacios urbanos refiere a una invisibilización de fenómenos de mayor complejidad, tales como el colonialismo, la transnacionalización y la readecuación de las culturas locales (Canales y Canales, 2013; Bengoa, 1983; Landherr et al., 2024). En el caso particular de Chile, la transformación productiva acaecida durante la dictadura cívico-militar (1973-1990) fue parte de una verdadera refundación capitalista, lo que en el ámbito rural significó la incorporación de diversas políticas neoliberales que terminaron remodelando la estructura agraria y el paisaje del sur de Chile (Almonacid, 2016; Gárate, 2012; Pinto, 2016). El freno al proceso de reforma agraria y su contrarreforma (Bengoa, 1983; Bellisario, 2007); la definición de una economía abierta al mundo, exportadora de frutas y alimentos (Almonacid, 2020), y la proliferación de los monocultivos de pino y de eucaliptos (Schmalz et al., 2023) fueron algunos de los pilares angulares de remodelación de la ruralidad del centro-sur de Chile (Caro, 2012; Pinto, 2016).
Desde el punto de vista de los/as trabajadores/as agrícolas, las transformaciones han implicado distintos procesos de adaptación, los cuales pueden ser sintetizados en dos niveles. Por un lado, estos trabajadores se ven expuestos a nuevas modalidades de empleo que alteran la temporalidad y la continuidad del trabajo agrícola tradicional, como el empleo estacional, por jornadas, entre otros (Kay, 2008). Por otro lado, han perdido en cierto grado la autonomía asociada a la pequeña agricultura campesina, viéndose obligados a adaptarse a otros regímenes laborales, sin contar con los recursos y con el tiempo necesarios para mantener prácticas tradicionales de subsistencia (Van der Ploeg, 2008). La proliferación de empleos más flexibles y la reducción de la autonomía agrícola han generado un empobrecimiento constante del campesinado (Kay, 2002). Esto, sumado a la presión inmobiliaria sobre la tierra agrícola para uso habitacional (Garrido et al., 2019), ha impactado en la migración interna y en el abandono de la labor agrícola (Canales y Canales, 2013).
El significado del trabajo agrícola se presenta desde diversas perspectivas en la literatura, en la que se destaca su naturaleza precaria tanto objetiva (inestabilidad laboral, bajos ingresos, malas condiciones) como subjetivamente sentida por los trabajadores (Piñeiro, 2011; Caro et al., 2024). Esta precariedad se agudiza con la movilidad espacial requerida para completar ciclos laborales anuales, impactando las relaciones laborales y personales (Piñeiro, 2011; Carámbula, 2009). Los procesos de reestructuración agrícola y la globalización han intensificado la flexibilidad laboral, generando nuevas formas de organización del trabajo y afectando los mercados laborales rurales, a menudo marcados por la desigualdad de clase, género y etnia (Neiman, 2010; Riella y Mascheroni, 2015; Lara, 2021). Además de las condiciones materiales, se analiza la subjetividad del trabajador, incluyendo la satisfacción laboral condicionada por la percepción de sus posibilidades y el agravio social derivado de la falta de reconocimiento (Piñeiro, 2011; Caro et al., 2024). Finalmente, los estudios resaltan la necesidad de comprender el trabajo agrícola dentro de su contexto social y económico más amplio, considerando la interacción entre las dinámicas del mercado laboral y las estrategias de adaptación de los trabajadores (Lara, 2021).
El presente trabajo tiene como objetivo contribuir a los estudios sobre trabajo agrícola en la región latinoamericana, considerando fenómenos emergentes que se han consolidado en el desarrollo de los espacios rurales a partir del caso específico de la región de La Araucanía, en Chile (Figura 1). Para realizar esta tarea nos apoyamos en la literatura contemporánea referente al tema (Riella y Mascheroni, 2015; Lara, 2021; Valdés, 2021), y en especial en los estudios del trabajo (De la Garza, 2016), de modo que se puedan comprender las múltiples dimensiones que están redefiniendo las experiencias del trabajo agrícola (Pérez-Silva et al. 2020; Saldaña-Ramírez et al., 2020). Ponemos énfasis en el examen de las percepciones de 27 trabajadores agrícolas de la región, identificando ejes temáticos de significación a partir de la propuesta de nodos de exploración cualitativa de la precariedad del trabajo (Julián-Véjar, 2023). Las entrevistas fueron conducidas durante los años 2020 y 2021. Finalmente, se reflexiona sobre estos aspectos, proponiendo mejoras basadas en las experiencias laborales reportadas en la región de La Araucanía (Figura 1).

La región de La Araucanía, el caso de estudio analizado en este trabajo, se caracteriza por diversos indicadores que la sitúan en un rezago significativo dentro del país en términos de vulnerabilidad social y de desigualdad económica (CASEN, 2022). En este contexto, se observa un creciente conflicto relacionado con las externalidades de la industria forestal, que involucra a las empresas del sector, al Estado y a las comunidades mapuche como principales actores (Schmlaz et al., 2020).
La propiedad de la tierra en la región ha sido, desde principios del siglo XX, un conflicto persistente que se mantiene hasta la actualidad (Bengoa, 1983; Almonacid, 2020; Julián et al., 2021). Este conflicto carece de una resolución histórica, ya que el Estado ha promovido un modelo centrado en la propiedad privada de la tierra y en una agricultura orientada a la exportación (Almonacid, 2018). En este esquema, los mapuche fueron considerados como prescindibles (Richards, 2019). La visión predominante privilegiaba una producción agrícola basada en grandes propiedades extensivas, lideradas por grandes agricultores y ganaderos. Este enfoque marcó la economía regional desde la década de 1930 en adelante (Pinto y Órdenes, 2015). A lo largo de este periodo, la región se integró al mercado internacional, destacándose especialmente por la producción de bienes forestales y frutales (Figura 2). Sin embargo, esta integración generó tensiones entre la expansión de la agroexportación y el crecimiento de la industria forestal.
En la actualidad, el foco del sector agrícola se concentrará en los cultivos de cereales y raps, así como de frutas y frutos de exportación (Almonacid, 2018). Grandes empresas de exportación conviven con propietarios de fundos 1 y parcelas, 2 los cuales están sujetos a modelos de integración vertical, a procesos de transferencia tecnológica y a la certificación para mercados internacionales, lo que genera un importante proceso de crecimiento económico (Mieres Brevis, 2020). Este cambio en el sector agrícola estará enlazado a la disposición y a los cambios en los comportamientos demográficos en las zonas rurales, así como a las condiciones de trabajo, a las normativas existentes y a las relaciones ligadas a la propiedad de la tierra (Garín et al., 2011). La orientación de una economía centrada en el mercado interno hacia una de exportación evidentemente redibujó el tamaño y la fisonomía del trabajo agrícola en la región (Blanco et al., 2020).

Metodología
Para este trabajo utilizamos una metodología cualitativa con un muestreo no probabilístico, dado el carácter exploratorio de la investigación, y aplicamos una estrategia de bola de nieve. La selección de participantes se basó en perfiles definidos según la tipología presentada por Blanco, Marchant, Alister y Julián-Véjar (2020). A través de este proceso, se logró acceder a un total de 27 trabajadores/as de la región de La Araucanía, con especial atención a las comunas con mayor proporción de uso de suelo agrícola. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado, en el que declararon su participación voluntaria y anónima en la investigación, y aceptaron realizar una entrevista.
Del total de entrevistados/as (27), participaron 7 mujeres remuneradas, 3 permanentes y 4 no-permanentes, así como 10 no remuneradas, de las cuales 6 se desempeñaban de manera permanente y 4 de manera no-permanente. Entrevistamos a 6 trabajadores mapuches (4 hombres y 2 mujeres). Las personas entrevistadas provienen de las comunas de Nueva Imperial (5), Padre Las Casas (4), Renaico (4), Victoria (5), Cunco (2), Gorbea (2) y Angol (5), todas ubicadas en la región de La Araucanía. La muestra es heterogénea en múltiples aspectos, incluyendo 11 trabajadores/as de cultivos de agroexportación, 6 trabajadores/as asalariados de cultivos de mediana extensión y 12 de trabajadores/as de su propia tierra o por cuenta propia (Figura 3).

Estrategia de producción y análisis de información
Durante el año 2020, realizamos 27 entrevistas semiestructuradas a trabajadores agrícolas en la región de La Araucanía. Las entrevistas se realizaron durante el primer semestre del 2020 y el segundo semestre del 2021, en diferentes comunas de la región de La Araucanía (Figura 3), lo que da cuenta de la heterogeneidad regional y de diversas expresiones del trabajo agrícola en la región. La información obtenida fue transcrita y analizada a través de los procedimientos establecidos para el análisis de contenido temático que enfatizan la creación de códigos abiertos (Braun y Clarke, 2006).
Estas entrevistas se construyeron a partir de la propuesta de nodos de exploración cualitativa de la precariedad del trabajo (Julián-Véjar, 2023, pp. 128-133), la cual consiste en la identificación de cuatro componentes importantes para la exploración cualitativa del trabajo: (1) la narrativa, el sentido y el significado construido por los y las trabajadoras; (2) el proceso y el lugar de trabajo; (3) los impactos en las esferas sociales y amplias del trabajo (De la Garza, 2005), y 4) la actividad asociativa, colectiva y organizativa generada por los trabajadores y las trabajadoras (Figura 4). La muestra considerada es heterogénea, ya que intenta integrar diversos ámbitos y percepciones respecto a un solo fenómeno, el cual es el trabajo agrícola y los sentidos que provienen de su propia diversidad. Cada perfil marca la convergencia de múltiples procesos, pero define también algunos rasgos para comprender la heterogeneidad del empleo agrícola, así como su contexto.

Análisis de resultados: ejes temáticos de significación
Para el análisis de las entrevistas, utilizamos un análisis temático para establecer un proceso de categorización que permitiera identificar algunos ejes de significación (Freyssenet, 2023). Según Bardin (1996, p. 90), este proceso puede ser entendido como “una operación de clasificación de elementos constitutivos de un conjunto por diferenciación, tras la agrupación por analogía, a partir de criterios previamente definidos”. Para efectos de la presente investigación, los códigos fueron vinculados a su relación con las condiciones de trabajo, en tanto temáticas abiertas (Aronson, 1995; Soratto et al., 2020) y cualitativamente significativas (Boyatzis, 1998; Braun y Clarke, 2006), a partir de la propuesta de los “nodos de exploración cualitativa de la precariedad del trabajo” (Julián-Véjar, 2023), es relevante destacar que la pertenencia de ejes temáticos de significación a cada nodo de exploración cualitativa de la precariedad del trabajo (Figura 5) es pertinente para los trabajadores agrícolas, aunque en otros sectores productivos puede variar.

Los resultados se dividen en diez ejes temáticos (Figura 5), los cuales fueron identificados en el análisis como elementos evidenciados en las entrevistas. Estos ejes se encuentran ligados a algunas problemáticas emergentes percibidas en el sector agrícola, que se traducen en prácticas de significación, como cualidades relevadas, por parte de los entrevistados en su relación con el trabajo. Es importante en este plano relevar que, considerando la amplitud de sentidos propios del trabajo agrícola (Mingo Acuña, 2022), nos enfocamos en destacar las que guardaban una presencia referencial en las percepciones de los y las trabajadoras entrevistadas.
Valoración simbólica y trabajo agrícola
Uno de los ejes que emerge en la entrevista trata sobre las situaciones de discriminación sufridas por parte de los y las trabajadoras agrícolas, la cuales se asocian con la condición de “obrero” y de “trabajador agrícola”. Esta relación tiene que ver con las percepciones que los/as entrevistados/as tienen respecto a las clasificaciones y jerarquizaciones con que creen que está asociado el trabajo agrícola por parte de la sociedad. Estas percepciones encuentran un reflejo o una expresión para los/as trabajadores/as agrícolas en, por ejemplo, el trato y experiencia en los medios de locomoción para movilizarlos entre el trabajo y el hogar, lo cual conecta con una dimensión simbólica del ser-percibido por otros:
T: …Somos personas que trabajamos, que estamos produciendo, entonces que no nos paren los vehículos fuera de locomoción colectiva, que hacemos […] muchas veces tenemos que irnos caminando a Renaico, una hora, a una hora y media. (Comunicación personal)
Estas discriminaciones parecen tener un carácter persistente en el tiempo, y se reflejan en un detrimento de las opciones de movilidad, pero también en una referencia simbólica con el contexto. Esta situación nos introduce a un significado local o territorialmente ajustado a la valoración y representación del trabajador agrícola en la comunidad. Su evocación al sentido moral del trabajo [“trabajamos”] como lugar de estatus y de autovaloración identitaria se contrapone a una práctica de discriminación que tiene un carácter social, y que se hace parte de la quiebra de un encadenamiento de significados centrados en la reciprocidad. 3
Se encadena aquí también la percepción de discriminación que algunos de los/as entrevistados/as identifican sobre los trabajadores migrantes. Se percibe, especialmente en el caso de trabajadores temporales asalariados, que existe una discriminación por parte de los empleadores, los cuales utilizan a los/as trabajadores/as para demandarles y exigirles mayores tareas, horarios de trabajo y carga de trabajo. Se suma a esto la falta de condiciones dignas de alojamiento, salarios y comida. Este hecho es identificado en los cultivos de agroexportación, los cuales concentran, principalmente, arándanos y castaño europeo. Estas percepciones coinciden con lo detallado en otras investigaciones en la materia (Caro, 2017; Micheletti et al., 2019).
Finalmente, los sentidos atribuidos a la importancia del trabajo agrícola como sustento o conservación de la población urbana, refuerzan la importancia del trabajo, en cuanto que este significa e implica la sobrevivencia; la fuente de suministro y su capacidad de alimentación, y el aprovisionamiento de la sociedad de conjunto. En un tono que demarca la relevancia de la vida rural y el esfuerzo del campo, presentan un reclamo a una supuesta incomprensión del mundo urbano y a la desvalorización económico, simbólico y social del trabajo agrícola. En este sentido, hay una conjunción entre “la ruralidad” y “lo agrícola” como subvaloración, lo cual también se encuentra en relación con lo identificado en otras investigaciones en América Latina (Berger y Mingo, 2012; Saldaña-Ramírez et al., 2020).
Cultura de derechos
A partir de lo anterior, se desprende que los empleadores tampoco proveen de medios de locomoción para que los y las trabajadoras lleguen a las faenas, así como también se encuentran formas de trabajo que están en la ilegalidad. Dicha situación no parece ser detectada como una necesidad para los/as entrevistados/as (trabajadores asalariados permanentes y temporales) en relación con las obligaciones propias de los empleadores, sino que más bien emerge una queja sobre la discriminación como un desajuste simbólico de valoración del trabajo y del sujeto. Incluso, considerando que el tiempo de transporte, las condiciones de hacinamiento de trabajadores temporales asalariados y las medidas de protección no son cumplidas de acuerdo con la normativa, lo cual dibuja una falta de ejercicio de derechos que parece subsumirse bajo demandas de tipo simbólico y de coerción en relación con la asimetría en la relación de trabajo.
Este punto parece ser de profundo interés para reconocer las maneras en las que se practica el trabajo agrícola, ya que su ejercicio en los contextos rurales se asocia a la falta de instrumentos de protección y de fiscalización en materia laboral, pero también a códigos culturales que se transmiten en el tiempo. De este modo, emerge una serie de percepciones que se destacan porque no problematizan las responsabilidades de los empleadores y parecen más bien descansar en una cultura del trabajo centrada en la valoración, el reconocimiento y el estatus, los cuales se pueden obtener, como veremos más adelante, en criterios de discurso y de campo simbólico, por medio del ejercicio, del sacrificio y de la producción.
Por otra parte, los/as entrevistados/as ven como problemática la situación de trabajadores y trabajadoras migrantes, especialmente en el caso de quienes laboran en regímenes de temporada. Acá se producen diversas percepciones, las cuales van desde una sensibilización ante la situación de exposición, de vulnerabilidad y de falta de protección en que se encuentran los/as trabajadores/as migrantes hasta una mirada crítica a estos, debido a lo que se califica como una autoexplotación que repercute en la intensificación del trabajo y en la “finalización adelantada de las cosechas”. Estas miradas convergen, pero difícilmente logran articular una definición del papel del Estado en la materia, e incluso señalan débilmente la responsabilidad de los empleadores en este tipo de prácticas, lo cual no trasciende más allá de una sanción o condena moral.
Identidades de los obreros y de los campesinos
Esta falta de reciprocidad y valoración social percibida es explicada por algunos trabajadores y trabajadoras entrevistadas como una cuestión de clase, asociada al estatuto del “obrero”. La figura del obrero, evocada como una identidad propia y un lugar de referencia material y simbólico, supone para la entrevistada una posición o un lugar desde el cual se delimita o se fija el mundo. Ese lugar está asociado a la discriminación negativa, como una práctica de subvaloración y de negación, lo cual no necesariamente construye una identidad de clase y de conciencia colectiva en relación con el trabajo (Thompson, 1989).
Este relato está presente en varias de las entrevistas, y no hay una gran distinción entre los trabajadores dependientes y los autónomos, aunque ellos tienen su propia expresión en las referencias al racismo (sig. Racismo) y un sentido afirmativo de la autonomía para el trabajador mapuche. En este caso se intercalan la movilidad, la interdependencia y la articulación entre la inserción en condiciones de trabajo dependientes y autónomo a través de medierías y de formas de trabajo comunitarios (Stuchlik, 1999). El trabajo es difícilmente clasificable en una u otra categoría (dependiente/autónomo), ya que esto se hace relativo con las temporadas y con procesos más amplios (relaciones de vecindad, cooperación, etc.), lo que exhibe los límites de los modelos de comprensión estandarizados, estáticos y eurocéntricos, al analizar dinámicas y procesos ligados a la complejidad, la ruralidad y la interculturalidad.
En el trabajo autónomo (trabajadores permanentes y temporales no asalariados) aparece el sentido del campesino como una identidad propia frente al jornal o al inquilino, lo cual va vinculado con el contar con una propiedad agrícola apta para la vida campesina (tradiciones, animales, cultivo, etc.). La idea de un trabajo agrícola asociado a “lo propio” y a “la independencia” es parte de un relato que recrea una distinción y una reafirmación subjetiva de las prácticas que enfrentan los desafíos impuestos por la naturaleza, la economía, etc. El campesino es un sujeto que se recrea identitariamente, lo que releva sus victorias y precariedades, especialmente al sostener su autonomía frente a procesos de asalarización y, en ocasiones, frente al Estado. El campesino se percibe como el actor de una batalla que debe sobrevivir ante las ya detalladas transformaciones en la agricultura.
En el caso de los y las trabajadoras agrícolas de exportación (trabajadores asalariados permanentes y temporales), las identidades tienden a asociarse a procesos temporales, ligados a las actividades y cadenas del sector, con adecuaciones ligadas a las necesidades productivas y a vínculos con otros/as trabajadores/as. Quienes tienen una ocupación permanente en estas empresas recrean una percepción de mayor sentido de pertenencia con el lugar de trabajo, aunque exhiben claras muestras de disconformidad, malestar y críticas ligadas al “trato” de las jefaturas, a la insuficiencia salarial y a los riesgos laborales. Por su parte, la mayoría de las mujeres muestran un sentido de mayor solidaridad y un sentido de protección colectiva y de identificación ante un sector asociado a relaciones patriarcales (sig., Relaciones de género patriarcales).
Agroquímicos: plaguicidas y pesticidas
Las condiciones de trabajo exponen al trabajador agrícola a químicos diversos, los cuales involucran consecuencias negativas para su salud, así como el riesgo de la toxicidad y de la muerte. Este riesgo es reconocido por los trabajadores, aunque muchas veces es subestimado, especialmente en el caso de hombres. Si bien se le teme a la exposición, esta es una cuestión de necesidad que involucra compartir espacios cerrados donde se manejan, almacenan y utilizan sustancias tóxicas. El carácter tóxico de los espacios de trabajo se refleja en la salud de los/as trabajadores/as, en su vida cotidiana y en la percepción que tienen de sí mismos (Zuñiga et al., 2022).
Las sustancias químicas, como plaguicidas, pesticidas y herbicidas, son de uso cotidiano en las plantaciones agrícolas. En el caso de algunos/as productores/as mapuches (trabajadores permanentes no asalariados) encontramos la distribución y la capacitación en el uso de químicos por parte del Programa de Desarrollo Territorial Indígena del Instituto de Desarrollo agropecuario (INDAP), con una habituación y una normalización de su uso para sus cultivos por parte de los/as entrevistados/as. En el caso de trabajadores permanentes asalariados en fundos y empresas, se identifica la presencia de químicos en procesos de fumigación de grandes extensiones de tierras, lo cual requiere de trabajadores que se dediquen a estas labores: “T: …Aquí los químicos están el ambiente, las nubes tóxicas están en todos lados”.
Sin embargo, la idea de una “nube tóxica” que se encuentra en “todos lados” nos interroga por los potenciales efectos crónicos de estos ambientes de trabajo, a partir de las características de los productos químicos utilizados en las faenas agrícolas, así como en la calidad de los alimentos producidos y consumidos en la región. Lo anterior se refleja en las investigaciones realizadas por entidades públicas (Carrasco y Vega, 2013) y en experiencias comparada de estudios laborales (Levrand, 2016). La utilización de pesticidas, plaguicidas u otras sustancias químicas involucra un complejo escenario para la sustentabilidad de la actividad agrícola, pero también exhibe uno de los rasgos globales de la agroindustria en la actualidad. Este eje requiere de mayores indagatorias orientadas a la epidemiología, la salud del trabajo y la regulación.
Trayectorias y antecedentes penales
Un eje que emergió en las entrevistas realizadas a trabajadores/as dependientes en empresas y/o fundos agrícolas es el del perfil de trabajadores/as que provienen de contextos de criminalización, cárcel y estigmatización social. Las faenas agrícolas, ante la falta de fuerza de trabajo, no proceden con procesos de reclutamiento que exijan antecedentes penales ni experiencia laboral. Por esto, estos empleos representan una oportunidad de inserción laboral sin tantas restricciones y requisitos, especialmente para quienes provienen de situaciones de encarcelamiento o que han cometido delitos o que cuentan con antecedentes penales:
B: …Aquí el trabajador agrícola […] llega de todo. Porque mayormente, si en eso sí hay que decir, no te piden el antecedente, al menos en esta empresa no. Hay otras empresas que te están pidiendo. Aquí hay muchos chiquillos que vienen saliendo recién vienen saliendo, recién. Nosotros le decimos de la universidad [la cárcel], sipo para que vamos a decir.
D: Me di cuenta que venía saliendo de la universidad [la cárcel]. Venía hasta sin carnet. Obviamente no tenía nada.
Rasgos del perfil de estos trabajadores fueron comentados en algunas entrevistas. Estos se caracterizan por su falta de elementos de identificación con el trabajo y por la carencia de cualquier tipo de red local y/o de recurso económico. Estos trabajadores se encuentran en una situación de subordinación y de dependencia que los vuelve sujetos de mayor coerción. La falta de otras oportunidades laborales implica un aliciente para entablar un consentimiento asimétrico con las formas de trabajo precarias en el sector. Sin embargo, esto va acompañado de una satisfacción, de una libertad y de una sensación de autonomía, ya que el trabajo se desempeña en un espacio abierto, con posibilidades de convivir con la naturaleza, sin exceso de supervisión y con la opción de migrar del trabajo.
De todas maneras, este caso muestra que las formas y las posibilidades de reinserción laboral para quienes cumplieron condenas son limitadas y se encuentran medidas por prácticas de estigmatización y de discriminación durante la búsqueda de trabajo, lo cual los vuelve “trabajadores vulnerables”. Este hecho ha sido relevado en otras investigaciones (ODEPA, 2014, p. 38), aunque no se cuenta con información pertinente al caso específico de la región de La Araucanía, ni menos de los contextos rurales (Caro y Cárdenas, 2022). La migración de personas que cumplieron condenas penales hacia zonas rurales se articula con la conducta por parte de los empleadores en la urbe, lo cual habla de una expulsión soterrada que probablemente requiera de mayores estudios en el futuro que permitan entender su complejidad y su densidad.
Sentido y convivencia
El sentido y la convivencia cobran importante relevancia de manera transversal en los perfiles identificados en las entrevistas. En el caso de los trabajadores que dan continuidad a las formas de trabajo tradicional, pero que están insertos hoy en procesos de asalarización en empresas agroexportadoras, encontramos el gusto y el goce por el trabajo en términos de la autonomía y del constante aprendizaje que posibilita el hacer-del-campo:
H: Todos los días uno va aprendiendo, ¿cómo lo ve? Cómo es el dicho que dice que “el trabajo le va enseñando a uno”, porque, si usted no sabe un trabajo, pero con mirar, si es inteligente, va a […] va aprendiendo.
Las relaciones interpersonales muestran un significativo eje de significado para los/as trabajadores/as agrícolas. La dimensión de la soledad en la ruralidad, la migración interna desde la ciudad al campo y la falta de redes de apoyo y de cuidado convierten el trabajo en un espacio de socialización de gran carga emotiva y emocional. Muchas veces esto involucra el desarrollo de papeles de contención y de cuidado de otros, especialmente en las relaciones intergeneracionales entre “jóvenes” y “viejos”, por lo que esto se encuentra mediado por la búsqueda de formas de retención y de compromiso con el trabajo:
J: Nosotros le hacemos aquí de todo […] porque tenía que hacer de muchas veces de papá, de consolador […] para consolarlo [al trabajador], todo el asunto.
L: De apoyarlo, de psicólogo, de psiquiatra, de todo. Claro, porque hay que incentivarlo a que trabajen, a que sigan acá.
Este componente emocional del trabajo (Arango, 2011) es un elemento central en la gestión y el manejo de las personas. Dos de las entrevistas indican que estos lazos emocionales se ponen en juego con relación al cuidado, los daños y los problemas que enfrentan los/as trabajadores/as agrícolas. Sin embargo, se destaca el hecho de que son formas artesanales, interpersonales y afectivas las que recogen estas carencias, sin la participación de equipos profesionales, lo que moviliza la contención hacia el fortalecimiento de los lazos de consentimiento con el trabajo, evita la rotación de fuerza de trabajo y promueve la búsqueda para capturar la voluntad de los sujetos.
Consumo de drogas
Otra situación que se identifica en las entrevistas es el consumo de drogas. Al ser “el campo” un espacio amplio y abierto, las condiciones permiten que los trabajadores puedan consumir drogas sin contar con vigilancia y con mecanismos de control (Valdés, 2014). Por otra parte, esta vigilancia del lugar de trabajo es permisiva, en el sentido de que no pretende asegurar un control del trabajador, más allá del cumplimiento de las tareas y de los productos previamente delimitados del trabajo. De esta relación, los trabajadores tienen constancia y la utilizan como una estrategia propia para controlar sus tiempos y la organización del trabajo, así como para sobrellevar el ejercicio del trabajo:
T: Cada uno con su historia, cada uno con su puesto y hay que respetarlo […] igual acá la droga… ya, ponte tú, salgan a volarse para allá [indica lugar alejado], si yo también estoy volá, ¿qué les digo yo?
A: Los chiquillos, por lo general se da en los temporeros, consumen. Está prohibido, legalmente está prohibido, pero ¿qué pasa? que muchas veces uno tiene que hacer vista gorda, porque uno sabe que los cabros vienen [a la cosecha], saben en lo que están, y, si yo los echo de acá, ¿dónde los van a recibir? ¿Qué van a hacer? Entonces, uno de repente tiene que hacer la vista gorda.
Así es como los motivos que sientan la permisividad del control parecen estar de la mano de dos ejes: (1) el respeto de la autonomía como práctica de retención y fortalecimiento del compromiso del trabajador con su trabajo, y (2) la empatía, la solidaridad y la preocupación por el otro, representada en prácticas de identificación y de cuidado ante un potencial castigo, expulsión o sanción. Estos ejes nos devuelven a las áreas del trabajo emocional y a las interrelaciones de convivencia en los espacios de trabajo agrícolas, donde predominan componentes colectivos de complicidad y de confianza.
Si bien las entrevistas no hablan de componentes problemáticos de consumo de drogas, esto también se identifica en otras investigaciones como un tema recurrente, especialmente en las jornadas de cosecha (Valdés, 2014). El tema recreacional del consumo, principalmente de marihuana, se relaciona aquí con las posibilidades de distracción, con el descanso y con el goce en el trabajo, por lo cual, el consumo implica un papel que promueve una manera de reunión, de complicidad y de resistencia al ejercicio del trabajo. Sin embargo, se hace importante llamar la atención sobre los potenciales riesgos psicosociales que guarda el trabajo agrícola, así como sobre los accidentes y los problemas de seguridad laboral que este puede acarrear.
Insuficiencia
Una situación de cierta transversalidad en el sector es la insuficiencia de los ingresos (Blanco et al., 2020; Pérez Silva, 2023). La insuficiencia tiende a contar con su expresión propia en los trabajos asalariados. Estos trabajos tienden a ser mal remunerados y subvalorados, lo cual dificulta la dependencia y la dedicación exclusiva a una laboral asalariada en el trabajo agrícola. Existen sistemas de pago sentados en plazos cortos, que van definiendo día a día la relación de trabajo, a la vez que suponen una inexistencia de lazos contractuales y de responsabilidad en la seguridad social.
Sin embargo, muchas veces en los espacios rurales estas relaciones son entendidas como naturales y son subjetivadas con un sentido positivo y/o de conformidad y de resignación por los trabajadores, lo cual implica que las condiciones son valoradas y entendidas como beneficiarias de la situación del trabajador. La jornada corta es remunerada en el sentido de los tiempos de temporada como un modelo de valoración del trabajo:
H: Como yo le trabajo […] ya al día por ejemplo, uta, a mí me paga bien, sí, […] me paga bien al día, […] y […] estoy conforme, sí, […] conforme […], si hay que hacer otro trabajo […]. Si veo que hay que pagar más…, yo le digo: “Sabe qué más, don Héctor, este trabajo no vale esto, tiene que pagarme más po’ […] y si no, no. No, E. No se hace […] no se hace. Pero conmigo se ha portado súper bien […] y no tengo nada que decir.
En esta entrevista emerge el espacio de valoración como un diálogo directo con el empleador, el cual supone que la inconformidad del trabajador con la valoración propuesta por el empleador puede ser cambiada y negociada. Esta lógica más molecular y dinámica de la valoración supone una precariedad que es constitutiva del espacio incierto del trabajo rural. En este mismo sentido, la insuficiencia es bloqueada por la justa y necesaria valoración del trabajo realizado. Esa brecha puede ser disputada, pero es más bien un espacio excepcional, más que una norma en el trabajo agrícola.
Por último, cabe mencionar que las prácticas de subcontratación y el suministro de trabajadores de temporada, específicamente en el caso de los trabajadores temporales asalariados, hablan de una estructura productiva que hay que analizar y que detallar en profundidad en futuros trabajos. Las prácticas de reclutamiento y los enganchadores para las labores de cosecha suelen ser usuales y van acompañadas de la vulneración y de riesgos laborales. 4 Por otra parte, las entrevistas muestran una falta de competencia entre las empresas a la hora de ofrecer mejores condiciones de trabajo. Las estrategias de los trabajadores temporales asalariados pasan a ser la movilidad y el desplazamiento geográfico en búsqueda de mejores remuneraciones, de bonificaciones y de precio por kilo/bandeja en la cosecha. Los lazos laborales son frágiles, y no existe una legislación que resguarde la sindicalización y los derechos de estos/as trabajadores/as (Valdés, 2021).
Racismo
Otro de los elementos relacionales que se encuentran presentes en las formas de trabajo agrícolas en la región de La Araucanía es el racismo (Nahuelpan y Antimil, 2019). Al ser entrevistados, muchos de los/as trabajadores/as señalaron que el racismo sobre los mapuche se ejerce en el trabajo agrícola, en particular, y en las zonas rurales, en general. Este hecho va de la línea de diversos estudios en la región de La Araucanía, pero también habla de las formas en que el racismo ha ido cobrando cierta perduración y actualización en la fisonomía de la sociedad regional:
R: Yo soy nacida y criada en esta comunidad. Aprendí a hablar el mapudungun desde pequeña. Primero el mapudungun que el castellano. Y fue un poco difícil para mí. Yo siempre digo que soy de la vieja escuela, porque existía el racismo, estaba como más arraigado. Ahora existe, pero está más disimulado.
L: Como mapuche siempre somos mal mirados. Eso en todos lados. Va uno, de repente llega [y dice] “yo soy mapuche”, pensando que soy uno de los quema bosques. Cuando he ido a otro lado […] que el indio, que el indio de las vacas, que puta hediondo a mierda, digamos. Siempre tirándome cosas y, y como, como no saben la realidad del porque se queman los bosques, a lo mejor, o se reclama un territorio. No saben ellos, hablan lo que quieren.
Este racismo tiene diversas expresiones en el mundo agrícola. La concentración de la tierra, la herencia, la escasez de los terrenos para las comunidades, la debilidad de la institucionalidad de tierras, las cadenas de comercialización, la privatización del agua, sumado a las presiones estructurales que incentivan al mapuche a vender sus tierras, hacen que el racismo se exprese de manera sistémica, pero a través de un poder blando, estatal y legal de despojo:
R: El mismo mapuche, lamentablemente se está poniendo la soga al cuello, porque está vendiéndole a la gente que no es mapuche, entonces las comunidades se van achicando.
J: Nos pagan lo que quieren por lo que nosotros producimos. Eso es lo otro, y aquí en vez de que el gobierno tuviera a lo mejor el poder de comprar como gobierno, no hay po’. Los comerciantes, si ahora se lo pueden comer a usted, se lo comen.
L: Que el agua fuera libre para todos, porque aquí cuando llegaron los señores, llegamos los mapuches que fuimos los primeros, que ya llevamos como doce mil a 16 mil años de existencia acá, las aguas eran libres, nosotros no trajimos la agua en los bolsillos pa’ tomar decisiones acá. Entonces, aquí todos necesitamos agua, hasta el bicho más pequeño toma agua, entonces, porque, no sé cómo privatizar no sé cómo llamarla y así tantas cosas más.
Como mencionamos, el racismo también está presente en los y las trabajadoras migrantes, especialmente en las labores de temporada ligadas a la cosecha en empresas frutícolas de la zona. Esto también confirma una tendencia identificada por otros estudios (Michelletti et al., 2019; Caro y Cárdenas, 2022) respecto a las formas de discriminación y poder ejercidas en el trabajo. Los/as trabajadores/as mapuches asalariadas en estas faenas perciben prácticas de abuso sobre los/as trabajadores/as migrantes. En esta red de racismos con que cuenta la agroempresa permite que se produzcan formas de complicidad y de solidaridad. Sin embargo, sigue siendo importante mencionar que también coexisten formas de discriminación entre trabajadores/as y que esto es importante de problematizar desde el punto de vista de las políticas migratorias, desde las políticas laborales y en las organizaciones de trabajadores/as.
Relaciones de género patriarcales
La agricultura comporta una división sexual del trabajo que restringe a la mujer y que le define ciertos papeles, los cuales apuntan a una subordinación, a espacios de trabajo no-remunerados y a la reproducción (Fawaz y Soto, 2012; Caro, 2012, 2017). Sin embargo, como nos muestra el caso de Tania, ella al encontrarse incluso en una situación de mayor jerarquía, como capataz, dentro de la administración de un fundo, puede constatar la persistencia de los modelos de dominación patriarcales (Caro, 2017):
T: Este rubro es muy machista, que eso es lo otro, muy machista […] todos los días, a cada rato. Tú no puedes mandar. Por ejemplo, en mi labor, yo tengo que saber darle las labores a los tractoristas, y los tractoristas son muy machistas. No los puede mandar una mujer […] o sea no les cabe en la cabeza.
Estos espacios de división sexual y el sostenimiento de prácticas culturales de construcción del género femenino como un género subordinado también se encuentran en tensión (Catrileo, 2022). Como lo muestran los trabajos de Valdés (2014, 2021), las emancipaciones tienden a generarse como rupturas con biografías centradas en los cuidados y la dependencia económica. Este es el caso que nos comenta una hortalizera mapuche en relación con su incorporación a un programa de fortalecimiento productivo:
A: Yo estaba criando a los hijos. No me gustaba de lo que era yo, porque me sentía, no sé, como encerrada, que haciendo la comida, estar bañando a los niños, pero cuando ya caminó mi niño, tenía como 2 años […], yo fui a una reunión que no tenía que ir, y mi marido estaba en eso […]. Un día que mi marido no fue, yo quise salir y ver qué pasaba con esas reuniones y en ese mismo tope había cambio de directiva. Y yo fui igual con esa mirada que quería incorporarme y a participar, porque yo dije mi niño tiene tantos años y yo ya no voy a seguir criando, tengo que ser otra, porque yo tengo esa cuestioncita de que no me gustaba lo que era, y me inscribieron y todo.
La salida del rol de cuidado, la rebelión del mandato asignado por el marido (Valdés y Araujo, 1999) y el encuentro con la posibilidad de independencia económica a partir de la asociatividad presenta un espacio interesante de posibilidades para la generación de estas rupturas (Mora et al., 2019). Ángela nos muestra la relación con el machismo y la violencia de género en las relaciones que se construyen en torno a la autonomía económica, un espacio de salida de los formatos y prácticas tradicionales del patriarcado, y un sentido orientado a la reinvención-de-sí-misma a partir del trabajo.
Conclusiones
Los diversos rasgos identificados de manera general en este trabajo permiten mostrar algunos de los nodos más críticos que visualizan los/as trabajadores/as agrícolas en la región de La Araucanía. Si bien se presentan de manera general y a partir de un trabajo exploratorio, vemos las interconexiones entre el trabajo, la vida y las transformaciones que van marcando y definiendo el sector agrícola. Es de considerar que la ruralidad es un mundo en cambio, con relaciones de poder históricamente apuntaladas y que parecen reafirmarse y reinventarse en las prácticas cotidianas y productivas (Almonacid, 2020; Valdés, 2021). Estas estructuras se recrean entre las transformaciones socioespaciales de la región, asociadas a fenómenos globales de cambios en la agricultura, y a la continuidad y la readecuación de los modelos de dominación previos (Richards, 2019).
En las entrevistas analizadas parece ser recurrente el sentido de que el trabajo en la ruralidad comporta múltiples complejidades y se encuentra subvalorado socialmente. Esto es señalado por mujeres y hombres que ven que el trabajo agrícola sigue estando marcado por sacrificios, enfermedades, insuficiencias, violencias, intoxicaciones y dificultades que limitan el bienestar, la realización personal, el cuidado familiar e incluso la sobrevivencia. Esta cadena de nodos, cada uno con su propia complejidad intrínseca, suponen un enorme desafío para promover nuevas condiciones simétricas de valoración del trabajo agrícola. Además, es relevante relevar que estas formas de trabajo se articulan con la historia del pueblo mapuche (Marimán et al., 2006), y con los desafíos globales de soberanía alimentaria y de conservación del medioambiente (Valls-Llobet, 2018).
Las percepciones referentes al uso de químicos, así como la presencia del racismo en la agricultura, son reflejo de formas extremas de precariedad laboral (Julián, 2017; Landherr et al., 2024). Es crucial reconocer la diversidad de actores y situaciones emergentes en el trabajo agrícola para formular políticas públicas que refuercen los derechos sociales y laborales en el campo (Valdés, 2021). Las percepciones identificadas exhiben la necesidad de estrategias focalizadas y de instrumentos públicos orientados a responder a una serie de problemáticas que se inscriben actualmente en la ruralidad. Mientras que la agricultura ofrece un espacio de conexión con la naturaleza y las tradiciones, contrasta con un entorno urbano que puede ser excluyente y con serias deficiencias en las instituciones de fiscalización para el ejercicio de las actividades agrícolas.
Finalmente, cabe mencionar que, en La Araucanía, la crisis ecológica y el cambio climático se encuentran afectando la estabilidad y el funcionamiento del sector. La concentración de tierras y el incremento de trabajadores temporales en detrimento de empleos agrícolas estables es parte del nuevo panorama de las zonas rurales en la región (Almonacid, 2020; Blanco et al., 2020). En el sector agrícola, la actividad sindical y asociativa de los/as trabajadores/as es débil, con un porcentaje de un 4,7 % (INE, 2024), lo cual a la luz de las percepciones colectadas, hace urgente la promoción de una cultura de derechos que fortalezca la posición de los trabajadores agrícolas en la defensa de sus condiciones y derechos laborales, confrontando los efectos adversos que involucra el cambio climático, así como la gestión desregulada privada del sector agroindustrial en los espacios laborales y rurales.
Agradecimientos
Esta investigación fue desarrollada gracias al aporte de los proyectos de financiamiento ANID-FONDECYT N.° 120105, ANID-FONDECYT N.° 1230244 y ANID-SIA N.° 85240235.
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Notas
*
Artículo de
investigación
1
Unidad
productiva rural de gran extensión destinada principalmente a actividades
agrícolas, ganaderas o forestales. Históricamente, los fundos han sido
propiedad de grandes terratenientes y se asocian a una estructura de producción
extensiva y tradicional en el campo chileno.
2
Porción de terreno rural de menor extensión que un fundo, destinada a
actividades agrícolas a menor escala o al uso habitacional en zonas rurales.
Las parcelas suelen estar relacionadas con la pequeña agricultura campesina y,
en algunos casos, son parte de subdivisiones para proyectos de parcelación en
áreas rurales.
3
[trabajo + producto = reciprocidad y valoración-del-otro].
4
Por
ejemplo, en enero de 2016 se produjo la muerte de nueve trabajadores que se
desplazaban a labores de cosecha de arándanos en la comuna de Los Sauces. La
responsabilidad fue de Serviagro y de la Empresa Frutos Angol (“Empresa
agrícola reconoció a temporeros que fallecieron en trágico accidente en Los
Sauces”, 2016).
Notas de autor
ªAutor de correspondencia. Correo electrónico: cristian.alister@ufrontera.cl
Información adicional
Cómo citar: Vejar, D.
J., Almonacid Zapata, F., Valdés Suercaseux, X. y
Alister Sanhueza, C. (2025). Cambios, continuidades y significados del trabajo
agrícola: percepciones y experiencias de trabajadores/as agrícolas en la Región
de La Araucanía (Chile). Cuadernos de Desarrollo Rural, 22. https://doi.org/10.11144/Javeriana.cdr22.ccst