De lo global a lo planetario: Mary Louise Pratt, Planetary Longings, Duke University Press, 2022, 352 pp.*
From Global to Planetary: Mary Louise Pratt, Planetary Longings, Duke University Press, 2022, 352 pp.
De lo global a lo planetario: Mary Louise Pratt, Planetary Longings, Duke University Press, 2022, 352 pp.*
Cuadernos de Literatura, vol. 28, 2024
Pontificia Universidad Javeriana
Valeria Meiller a
University of Texas, Estados Unidos
Recibido: 09 febrero 2024
Aceptado: 27 febrero 2024
Publicado: 05 agosto 2024
La principal intervención del último libro de Mary Louise Pratt, Planetary Longings, reside en proponer un marco de consideración para el análisis de las expresiones culturales contemporáneas de las Américas, que reemplaza a lo global por lo planetario. Pratt ubica este punto de inflexión en el nuevo milenio, reconociendo que si bien el concepto de globalización resultó un marco fructífero durante mucho tiempo para describir las dinámicas culturales hemisféricas, nuestra época de colapso ecológico requiere de nuevas categorías para dar cuenta de los procesos extractivos del presente.
En este contexto, el concepto de planetariedad señala un contrato epistemológico que involucra la dimensión geológica de la tierra. Pratt conversa con otros teóricos contemporáneos que en las últimas décadas han propuesto nociones informadas por la yuxtaposición del tiempo geológico con el tiempo de la historia. Entre estos pensadores del Antropoceno,1 se destacan Bruno Latour, con su uso de Gaia como una categoría para pensar a la tierra como “hecha de agentes que no han sido prematuramente unificados en un única totalidad actante”,2 y Elizabeth Povinelli, con su noción de geontologías como “las dependencias opositivas de la vida (bios) y la muerte (thanatos) y la Vida (bio) y la No Vida (geos, meteoros)"3 en el liberalismo tardío. Explícitos interlocutores de Planetary Longings, estos teóricos también ensayan respuestas posibles a los desafíos que el colapso ecológico le impone a la imaginación.
Pero Pratt no solo discute con el trabajo de otros pensadores contemporáneos que escriben en el contexto del giro poshumanista. Su nuevo libro también retoma la línea de pensamiento abierta en Ojos imperiales (1992), donde Pratt acuña la figura de la zona de contacto para referirse a los espacios de fricción transculturadora.4 Baste recordar su análisis sobre La nueva crónica de Guaman Poma, que la autora desplegaba como un ejemplo autoetnográfico que desafiaba modelos letrados coloniales, al ofrecerse como un espacio de representación transculturador que incorporaba formas de la imaginación americana a través de decisiones formales, como el bilingüismo y la relación entre texto e imagen.
En Planetary Longings, la noción de anhelos planetarios, como antes la de zona de contacto, desafía explícitamente los modelos temporales, espaciales y políticos de la modernidad, que caracterizaron a los encuentros imperiales. Pero este nuevo sensorium planetario va un paso más allá, ya que evidencia los límites epistemológicos de los análisis sobre la modernidad, haciendo hincapié en la obsolescencia del binarismo que distingue entre la cultura y la naturaleza, así como también de las derivas que, a través de la objetificación de “lo natural”, ejecutaron la noción moderna de una futuridad basada en el “avance” y ejercieron un sin fin de violencias relacionadas a las dinámicas de explotación desde la llegada de los europeos a las Américas.
En este nuevo orden planetario, son fundamentales las ideas de futuridad y de fuerza, que Pratt utiliza con nuevas connotaciones. La idea de futuridad es, en cierta medida, impredecible y produce una crisis de la imaginación. La temporalidad, arguye Pratt, se ha vuelto no sistematizable en los parámetros de la modernidad, porque, al proponer a la humanidad como una fuerza geológica, el nuevo régimen planetario produce una crisis ontológica y temporal. El concepto de fuerza, por su parte, reemplaza a los sistemas y estructuras humanos, para poner en el centro nuevas concepciones epistemológicas que se ensamblan a modos no humanos de la existencia.5
Este giro del pensamiento es una respuesta al requisito de imaginar nuevas formas de existencia signadas por la fricción, como lo propone Ana Tsing, y los ensamblajes polifónicos, como lo propone Donna Haraway. Haciendo eco de estos vocabularios, el libro está divido en dos partes. En la primera, “Future Tensions”, Pratt se centra en materiales y eventos que están en las inmediaciones anteriores y posteriores del giro del siglo, que van desde la década de 1990 hasta el 2020. En la segunda, “Coloniality, Idigeneity, and the Traffic in Meaning”, expande el rango de análisis para pensar “aproximadamente los últimos doscientos años, y sus ecos en el presente”.6
Partiendo de una revisión del concepto de modernidad dentro del contexto Latinoaméricano, el primer capítulo titulado “Modernities False Promises” introduce al lector a la fragmentariedad de la experiencia moderna durante los años de 1980 y 1990. La revisión bibliográfica de esta sección sobre el concepto de lo moderno es fundamental para entender sus contribuciones en los capítulos subsiguientes. En sus análisis culturales, continúa siendo fundamental su atención a los procesos de movilidad y de viaje. Así, en el capítulo tres titulado “Movilidad y las políticas de pertenencia”, Pratt analiza la figura de un gaucho que, en el contexto de la crisis del modelo neoliberal del 2001 en Argentina, se embarca en un recorrido rural a lomo de caballo por la periferia del país, como “un experimento de movilidad que buscaba reafirmar la idea de nación de cara a una catástrofe inducida por la dependencia del Fondo Monetario Internacional y otros prestamistas internacionales”.7
La figura de su recorrido, completamente librado al principio de hospitalidad (el gaucho depende de la generosidad anfitrión-huésped ofrecida por sus cociudadanos para continuar su viaje), traza un nuevo mapa de la nación, que resuena intensamente con la tradición de la literatura de viaje, pero que también reconfigura nuevas formas de la futuridad territorial, la agencia y la pertenencia. El trazado de ese nuevo territorio precario pone en cuestión la movilidad como un acto de libertad, una idea de moneda corriente en muchas reflexiones sobre la modernidad, sobre todo en torno a la experiencia cosmopolita. En su lugar, Pratt señala la ironía de los movimientos migratorios del presente que, como el del gaucho del 2001 o el de muchos de los migrantes que se encuentran en tránsito en coyunturas que nos les permiten “permanecer”, nos enfrenta a una de las cuestiones más inminentes sobre la configuración de la libertad en el siglo XXI: el derecho a no migrar.
En la segunda parte, las reflexiones viran hacia las enraizadas “dinámicas de colonialidad, recolonización, supervivencia y colonización en contextos contemporáneos e históricos”8 a la luz de la crisis ecológica del presente. El foco, en esta parte, está puesto en la nueva atención del campo de los estudios culturales por los modos en los que los largos procesos extractivistas del colonialismo y el neocolonialismo dieron lugar a la crisis medioambiental. Del mismo modo, la atención aquí vira hacia las formas del conocimiento indígena, con un énfasis en el trabajo de estas comunidades por demostrar el valor de sus formas de hacer-mundo en contextos no indígenas, para asegurar su supervivencia.
En el capítulo once, titulado “Rigoberta Menchú and the Geopolitics of Truth”, Pratt revisita el modo en el que la atención recibida por Menchú tras la publicación de su libro de 1983, Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, y su posterior recibimiento del Premio Nobel de la Paz en 1992 fueron instrumentales en la preservación de la vida de muchas personas indígenas en Guatemala. La lectura propuesta en este capítulo sigue, simultáneamente, el contexto de recepción de Menchú en los Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan, demostrando las tensiones hemisféricas que su trabajo suscitó dentro del contexto estadounidense; por otra parte, percibía intervenciones como la de Menchú en la Universidad de Stanford, donde Pratt era entonces una profesora de Literatura Comparada y Latinoamericana, como un caso casi autoetnográfico. Mientras una parte de la academia intentaba sentar las bases para proponer nuevas formas de currículo que buscaban “construir una cultura inclusiva, situada y democrática”,9 otra parte percibía intervenciones, como la de Menchú, como una amenaza al canon de la alta cultura, que era la base del statu quo de las élites universitarias estadounidenses. Este fenómeno de las guerras culturales le permite a Pratt mostrar los choques epistemológicos de las Américas hemisféricas, así como también los modos en los que las cosmologías indígenas contribuyeron a intervenir en la configuración cultural, epistemológica y política de nuestro presente como formadoras de futuridad.
En este sentido, es posible afirmar que, a pesar de los énfasis críticos del libro en la idea de una crisis del paradigma moderno de una futuridad proyectiva, la propuesta de Planetary Longings no es apocalíptica, sino que nos invita a pensar en el poder de “agregar idealismo a este mundo”, una cita que Pratt toma de Elizabeth Grosz.10 Es justamente en este contexto de crisis epistemológica en el que las formas de la imaginación propuestas por los artefactos y los agentes culturales se vuelven radicalmente más necesarias, un argumento que atraviesa también el trabajo de otros pensadores, como Amitav Ghosh. Precisamente, ahí donde los sistemas y estructuras del pensamiento moderno dejan de resultar relevantes, las artes, la literatura y el pensamiento planetario son capaces de proyectar formas concretas de la futuridad y de repensar el sentido del mundo en coordenadas anticoloniales y anticapitalistas.
Referencias
Bennett, Jane. Vibrant Matter. A Political Ecology of Things. Duke University Press, 2010.
Haraway, Donna. When Species Meet. Minnesota University Press, 2007.
Ghosh, Amitav. The Great Derangement. Climate Change and the Unthinkable. Chicago University Press, 2016.
Latour, Bruno. Facing Gaia. Eight Lectures on the New Climatic Regime. Polity Press, 2017.
Moore, Jason W. “The Capitalocene, Part I: on the nature and origins of our ecological crisis”. The Journal of Peasant Studies, vol. 44, núm. 3, 2017, pp. 594-630, https://doi.org/10.1080/03066150.2016.1235036
Morton, Timothy. Hyperobjects. Philosophy and Ecology after the End of the World. Minnesota University Press, 2013.
Pratt, Mary Louise. Imperial Eyes: Travel Writing and Transculturation. 1992. Routledge, 2008.
Pratt, Mary Louise. Planetary Longings. Duke University Press, 2022.
Povinelli, Elizabeth. Geontologies. A Requiem to Late Liberalism. Duke University Press, 2016.
Tsing, Ana L. The Mushroom at the End of the Word. On The Possibility of Life in Capitalist Ruins, Princenton University Press, 2015.
Notas
*
Reseña.
1
El término Antropoceno fue popularizado por Paul Crutzen para referirse al final del Holoceno y el comienzo de una nueva era geológica, caracterizada por el impacto humano en la constitución climática del planeta. De alguna manera, podría resumirse como el pasaje del anthropos de una categoría biológica a una fuerza planetaria. A pesar de su gran productividad para pensar en los conflictos que el nuevo régimen planetario propone a la imaginación, el concepto de Antropoceno ha sido rechazado por muchos pensadores que ven la generalización de lo “humano” como un borramiento ideológico de las diferencias raciales y de género, y de las relaciones de poder que han caracterizado las relaciones extractivas a lo largo de la historia. Así, algunos teóricos proponen términos alternativos, como el concepto de Chutloceno, acuñado por Donna Haraway, o Capitoloceno, tal como lo emplea Jason Moore.
2
“that is made up of agents that are not prematurely unified in a single acting totality” (Latour 87).
3
“the dependent opposition of life (bio) and death (thanatos) and of Life (bios) and Nonlife (geos, meteoros)” (Povinelli 16).
4 “the space in which peoples geographically and historically separated come in contact with each other and establish ongoing relations, usually involving conditions of coercion, radical inequality, and intractable conflict” (Imperial Eyes 8).
5
Conceptos cercanos a las reflexiones de Pratt en este sentido son el de materia vibrante, de Jane Bennett, y el de hiperobjetos, de Timothy Morton. Estas conceptualizaciones nos invitan a pensar en formas de la agencia y de la escala que van más allá de las estructuras humanas, y que imaginan formas de ensamblaje humano-no humano o incluso de la vida-no vida.
6
“the last two hundred years or so, and their echoes in the present” (Pratt, Planetary Longings 7).
7
“this experiment in mobility aimed to reaffirm an ideal of nationhood in the face of a catastrophe induced by dependence on the International Monetary Fund and other international lenders” (Pratt, Planetary Longings 76).
8
“dynamics of coloniality, recolonization, survivance, and decolonization in contemporary and historical contexts” (Pratt, Planetary Longings 15).
9
“to construct an inclusive, grounded, democratic culture” (Pratt, Planetary Longings 193).
10
“‘The political alternatives to present domination,’ says Elizabeth Grosz, “are not there waiting to be chosen, possible but not yet real. These alternatives… are not alternatives, not possibilities until they are brought into existence… Only if the present presents itself as fractured, cracked by the interventions of the past and the promise of the future, can the new invented, welcomed, and affirmed’ (2004, 261)” (Pratt, Planetary Longings 29).
Notas de autor
a Autora de correspondencia. Correo electrónico: valeriameiller@gmail.com
Información adicional
Cómo citar: Meiller, Valeria. “De lo global a lo planetario: Mary Louise Pratt, Planetary Longings, Duke University Press, 2022”. Cuadernos de Literatura, vol. 28, 2024, https://doi.org/10.11144/Javeriana.cl28.gpml