Aproximaciones al desarrollo: diálogos de frontera entre las teorías socioculturales y Bergson1
Approach to development: Frontier dialogue between sociocultural theories and Bergson
Abordagens ao desenvolvimento: diálogos fronteiriços entre as teorias socioculturais e Bergson
Mónica Reyes-Rojas , Hernán Sánchez- Río , Livia Simão Mathia
Aproximaciones al desarrollo: diálogos de frontera entre las teorías socioculturales y Bergson1
Pensamiento Psicológico, vol. 20, 2022
Pontificia Universidad Javeriana
Hernán Sánchez- Río **
Universidad del Valle, Colombia
Livia Simão Mathia ***
Universidad de São Paulo, Brasil
Recibido: 31 mayo 2022
Aceptado: 02 noviembre 2022
Resumen: Objetivo. Este artículo de reflexión teórica se interesa en establecer un diálogo de frontera entre las perspectivas desarrollistas de la teoría de Bergson y la teoría sociocultural de Vygotsky para reconocer aproximaciones y distanciamientos. Método. Este estudio de corte cualitativo documental está orientado por reseñas analíticas y matrices de comparación de ambas perspectivas teóricas: Resultados. Se contrasta la noción evolutiva de cambio en la teoría de Bergson y Vygotsky. La noción de desarrollo que subyace a ambas perspectivas y sus referentes metodológicas. Discusión. La discusión enmarca el diálogo de los dos autores con el CSC para reconocer las potencialidades de su planteamiento acerca del cambio en el desarrollo a partir de las negociaciones con los otros y con un enfoque que recupera la importancia de los procesos de significación e integra ambos autores de forma creativa y novedosa.
Palabras clave:Desarrollo, teorías socioculturales, fenomenología, metodología.
Abstract: Objetive. This theoretical reflection article is interested in establishing a border dialogue between the developmentalist perspectives of Bergson's theory and Vygotsky's sociocultural theory in order to recognize approximations and distancing. Método. This qualitative documentary study is guided by analytical reviews and comparison matrices of both theoretical perspectives. Results. The evolutionary notion of change in Bergson's and Vygotsky's theory is contrasted. The notion of development underlying both perspectives and their methodological references. Discussion. The discussion frames the dialogue of the two authors with the CSC to recognize the potentialities of their approach to developmental change based on negotiations with others and with an approach that recovers the importance of meaning processes and integrates both authors in a creative and novel way.
Keywords: development, sociocultural theories, philosophy, methodology.
Resumo: Objetivo. Este artigo de reflexão teórica está interessado em estabelecer um diálogo de fronteira entre as perspectivas de desenvolvimento de Bergson e Vygotsky, a fim de reconhecer aproximações e distanciamentos. Método. Este estudo documental qualitativo é orientado por revisões analíticas e matrizes de comparação de ambas as perspectivas teóricas: Resultados. A noção evolutiva do desenvolvimento na teoria de Bergson e na teoria de Vygotsky é contrastada. A noção mudança subjacente a ambas as perspectivas. Os referentes metodológicos. Discussão. A discussão enquadra o diálogo dos dois autores com o CSC a fim de reconhecer o potencial de sua abordagem da mudança no desenvolvimento com base em negociações com os outros e com uma abordagem que recupera a importância dos processos de significado para integrar os dois autores de forma criativa e inovadora.
Palavras-chave: desenvolvimento, teorias socioculturais, filosofia, metodologia.
Introducción
Los planteamientos de Bergson y Vygotsky sostienen duras críticas contra el mecanicismo y algunas formas del proceder científico al mismo tiempo que demuestran interés por la novedad, la evolución y la interacción social, lo que lleva a pensar en matrices comunes en su pensamiento. Sin embargo, es frecuente encontrar reflexiones y estudios desde la lógica de Bergson que no atienden a estos temas sino que por ejemplo se concentran en los aportes a los procesos sensoriales y la influencia de sus planteamientos en otras corrientes de pensamiento, (De Freitas y Ferrara, 2015; Ruiz y Andrade, 2021; Khandker, 2013) la creación y composición musical (Lucas y Lignelli, 2017), aportes para la cultura organizacional y al evolucionismo (Durie, 2002; Linstead y Mullarkey, 2003), las imágenes poéticas en el flujo de la conciencia (Hass, 2005) y las acciones que se anticipan a la acción (Shotter, 2005); la educación de los niños en primera infancia (Boulanger, 2018); la noción de emergencia en la psicología (Sawyer, 2002) y la libertad (Laurenti, 2008).
De igual manera, proliferan estudios de la noción de Zona de Desarrollo Próximo en Vygotsky (Margolis, 2020; Clarà, 2017; Parviz y Somayyeh, 2012; Rodríguez, 2015), pero es poco conocida la concepción de desarrollo psicológico y sus supuestos metodológicos, en parte por la traducción tardía de las obras de este autor. Como indican, Veraksa y Sheridan (2021), la primera traducción al inglés de Pensamiento y Lenguaje con prólogo de Jean Piaget se conoció sólo hasta 1962. Entretanto, los mismos autores plantean que hasta el año de 1987 se tradujeron otras y a la fecha aún hay manuscritos sin publicar y traducir. Por lo anterior, cobra vigencia la presentación en detalle de sus postulados y la consideración de afinidades teóricas con Bergson.
En este artículo, la noción de desarrollo se orienta por los diálogos posibles entre los postulados teóricos de Bergson y Vygotsky. Nos interesa Bergson dado que el autor tiene una perspectiva del desarrollo y a su vez hace una aproximación fenomenológica al humor. De igual forma, los lineamientos de Vygotsky permiten ubicar planteamientos del desarrollo en una perspectiva sociocultural y del desarrollo de los Procesos Psicológicos Superiores (PPS). Entonces, revisamos las plataformas conceptuales y metodológicas del cambio en el desarrollo en ambas teorías para establecer relaciones y distanciamientos.
La concepción de desarrollo en Bergson
La perspectiva del desarrollo en Bergson (1927) está descrita en su libro La Evolución Creadora. En esta obra se sostiene una visión del desarrollo íntimamente ligada con la idea del movimiento continuo de la vida, en sus propias palabras “existir remite necesariamente al cambio de un estado a otro, el cambio es fundamento de nuestra existencia” (Bergson, 1927, p. 439) y por ello los sistemas vivos están siempre en el proceso de devenir (Valsiner, 2007).
Para Bergson (1927) el desarrollo plantea continuidad entre un impulso primario y las líneas diferenciadas derivadas de este para dar origen a diferentes especies, dado que “la vida no puede progresar más que por intermedio de los seres vivos que son sus depositarios” (Bergson, 1927, p. 637). Sin embargo, este impulso no constituye un principio organizador en el sentido de moldear y forjar nuevas líneas, sino en el sentido de orientarse por una tendencia de creación continua para todos los organismos. Asimismo, Bergson sugiere que esta continuidad es un elemento fundamental de la evolución y la conecta con la noción de adaptación que se traduce en la creación de rutas de desarrollo o tendencias a partir del impulso primario. Al respecto Valsiner (2007) sugiere que esta tendencia a la novedad promueve la adaptación creativa que se traduce en formas organizacionales que van más allá de “encajarse con” el estado presente de las condiciones sobrevivientes y se asientan en enfrentar desafíos futuros.
La continuidad en Bergson (1927) se expresa en patrones comunes en los organismos a manera de vestigios de este impulso original y se destacan de estos vestigios las acciones conscientes. La conciencia y la inconsciencia son sólo dos etiquetas que se pueden dar a los organismos debido a que la conciencia está presente tanto en los organismos unicelulares que expresan conciencia cuando se puede mover libremente hasta los organismos superiores en los que se encuentra un sistema sensorio motor que les permite seleccionar su alimento. Entonces, la continuidad se refiere al cambio en el desarrollo a manera de patrones comunes que son huellas de un impulso original.
Para Bergson (1927), además de la conciencia individual, hay una distinción entre inteligencia e instinto cómo dos formas de conocimiento. En el instinto, el conocimiento se relaciona con la materialidad misma, con objetos determinados, mientras que la inteligencia no es más que una potencia para referir un objeto o sus partes, al mismo tiempo que busca obtener conclusiones a partir de premisas. De esta manera, el cambio en el desarrollo se puede traducir en conocimientos de naturaleza instintiva y no de naturaleza intelectual e hipotética.
El desarrollo no ocurre de la mano de la inteligencia debido a que “la inteligencia no se representa claramente más que lo discontinuo” (Bergson, 1927, p. 572) y a la vez, se concentra en la inmovilidad como si fuera una realidad para representar de tal manera que al concentrarse en la estabilidad puede trazar hipótesis y acciones con fines prácticos. La acción de la inteligencia promueve acciones creativas de los seres humanos cuando materializan o se fabrican objetos. Bergson insiste que los objetos o productos de las acciones inteligentes no siempre son perfectos o adecuados debido a que “la fuerza que evoluciona a través del mundo organizado es una fuerza limitada, que siempre trata de sobrepasarse a sí misma y siempre permanece inadecuada a la obra que tiende a producir” (1927, p. 547), es decir, que la inteligencia no puede anticipar plenamente las acciones o planificarlas, solo puede concretar acciones que son esbozos de futuro. La inteligencia, por otro lado, se sirve del lenguaje constituido por signos que no designan un mismo objeto, sino que pueden desplazar su significado, por esto el ser humano es capaz no solo de designar los objetos sino también de generar ideas (Padilla, 2017).
Desde la lógica de Bergson (1927) el individuo en desarrollo no está aislado, sus acciones ocurren en sociedad, e implican empresas comunes, asociación con “otras inteligencias” (1927, p.574) a través de signos comunes tanto a los humanos como a los animales. En este sentido, la interacción con los otros ocurre gracias al lenguaje que se adapta a las necesidades de la vida común. Sin embargo, Bergson (1927) deja claro que el ser humano está inmerso en la sociedad, pero esta sociedad no lo define ni lo determina. De igual manera, así como la sociedad no delinea a los individuos tampoco es posible conocer la realidad de los otros, debido a la mediación del lenguaje que permite describir rasgos o características de los otros, pero no pueden dar cuenta de la realidad total del otro ni de su esencia “El interior por definición, no puede expresarse con símbolos, pues es inconmensurable” (Bergson, 1903/2011, p. 10).
La apuesta metodológica de Bergson
La concepción bergsoniana de la evolución juega un papel protagónico en su propuesta metodológica, debido a que la evolución se aleja de ser una ruta mecanicista que refiere una adaptación a circunstancias sin una participación activa de los organismos; y también refiere a una evolución que no sigue planes preestablecidos. Por lo anterior, Bergson (1927) insiste en un análisis holístico de las particularidades de las acciones individuales y asume el carácter fenomenológico e idiográfico de los cambios individuales.
De Freitas y Ferrara (2015) argumentan que Bergson sigue una línea pragmática a partir de considerar la fusión entre la metafísica y la ciencia en una apuesta metodológica que denominó “Método Intuitivo” en su obra Introducción a la Metafísica. La intuición bergsoniana se concibe como una manera de conocer el mundo y no como una cualidad de la mente; también la intuición da tránsito a comprender la irreversibilidad del tiempo y el movimiento y deja de lado la tendencia racional de la inteligencia que busca atender a lo discontinuo y a la estabilidad. Entonces, este método se enfoca en el proceso de “llegar a ser y no de ser” es decir, que enfatiza en la temporalidad, el dureé de la experiencia y el flujo continuo de la vida. Así, el científico debe comprender que cualquier abstracción que realice interrumpe el continuo flujo de la experiencia y que cualquier abstracción corresponde al terreno de la inteligencia. En este sentido, el científico que se interesa en el desarrollo debe tener presente que en el momento mismo que hace abstracciones de la realidad, entra en el terreno de la inteligencia que ostenta una fascinación por el razonamiento lógico.
De esta manera, el estudio evolutivo del cambio no obedece a principios de causalidad y tampoco atiende al determinismo como un proceder común de la ciencia. El determinismo se sostiene bajo el supuesto que las acciones de un organismo encuentran explicación en el estado inmediatamente anterior y por ello ciertos aspectos del presente son calculables en función del pasado inmediato. En palabras de Bergson (1927), el determinismo no tiene sentido dado que los fenómenos evolutivos, propios de la vida, se alejan de la posibilidad de un tratamiento matemático porque el momento actual no condensa la historia anterior de un organismo. Adicionalmente, cuestiona la orientación del científico hacia la medición debido a que la ciencia descansa sobre la idea errónea que el tiempo no actúa sobre los objetos, y plantea entonces supuestos de regularidad, cuando en realidad “no conocemos nunca las posiciones respectivas de los verdaderos elementos de la materia” (Bergson, 1927, p. 726) y no podemos tener acceso a lo que sucede a un organismo o a un objeto por su carácter de flujo continuo, así, todo tiempo o cantidad atribuido a un objeto en abstracto no es sino un número de simultaneidades o correspondencias.
Bergson (1927, 1903/2011) compara el método científico con el intuitivo a través de la metáfora del cinematógrafo para cuestionar la tendencia de la ciencia hacia la medición. Para el autor, el científico se enfoca en el momento presente como si fuera una fotografía instantánea sin considerar las características esenciales y las totalidades inherentes a los organismos (Quick, 2017). Así, el científico no ve más que fases que se suceden otras fases, formas que reemplazan a otras formas; se contenta con una descripción cualitativa de los objetos, que asimila a los seres organizados.
En líneas generales, asumir la metodología bergsoniana equivale a atender el flujo evolutivo de la vida e implica tareas como reconocer un patrón común o impulso vital original que promueve direcciones divergentes, es decir, debe atender a la complejidad. Reconocer la importancia de los antecedentes y la historia en cada una de las situaciones que son objeto de análisis y que permiten la evolución de diferentes tendencias disociadas de este impulso original. Entonces, el método sugerido por Bergson es afín con los propósitos de los científicos del desarrollo dado que se concentra en el cambio para describir y observar la particularidad de la experiencia interna de cada individuo (Bergson, 1992). En este sentido, la metodología que sugiere el autor va de la mano de la emergencia de estados en relación con los otros en un continuo flujo que “no tiene un principio o un final bien marcados” (Bergson, 1992, p. 302). Asimismo, la propuesta bergsoniana en su método se concentra en la realidad interior reconocida por la conciencia y susceptible de ser interpretada para comprender el carácter único de las experiencias humanas.
Marsico y Varzi (2016) al respecto de la consideración del método en Bergson centrado en el continuo flujo de la experiencia, indican que la manera de proceder metodológica plantea desafíos a los interesados en el campo del desarrollo dado que deben capturar tanto aspectos ciertos como inciertos y tener apertura a un futuro que se construye en la singularidad de la trayectoria pasado- presente. Sin embargo, es de anotar que Bergson (1927) indica aspectos de su método, pero no sugiere aspectos instrumentales que llevan a seguir pasos o procedimientos específicos para dar cuenta del desarrollo.
La noción del desarrollo de Bergson imprime un sello distintivo a su perspectiva de la evolución y es necesario reconocer este sello en Vygotsky.
La concepción de desarrollo en Vygotsky
Ahora bien, responder a la misma pregunta sobre la noción del desarrollo en Vygotsky, lleva a la precisión que hace este autor para la concepción del desarrollo y simultáneamente para el objeto de estudio de la Psicología. Vygotsky plantea:
El concepto de desarrollo de las funciones psíquicas superiores y el objeto de nuestro estudio abarcan dos grupos de fenómenos que a primera vista parecen completamente heterogéneos, pero que de hecho son dos ramas fundamentales, dos causes de desarrollo de las formas superiores de conducta que jamás se funden entre sí, aunque están indisolublemente unidas. Se trata, en primer lugar, de procesos de dominios externos del desarrollo cultural y del pensamiento: el lenguaje, la escritura, el cálculo, el dibujo; y segundo, de los procesos de desarrollo de las funciones psíquicas superiores especiales … tanto unos, como otros, tomados en conjunto, forman lo que calificamos convencionalmente como procesos de desarrollo de las formas superiores de conducta del niño. (Vygotsky, 2012, p. 29).
A partir de lo anterior, el desarrollo desde la lente vygotskyana atiende a un proceso de cambio que vincula el legado que la cultura provee e incluye, al mismo tiempo, el cambio de los Procesos Psicológicos Superiores (PPS).
Por otra parte, Vygotsky (2012) propone que el desarrollo de los PPS se expresa en dos líneas diferenciadas: línea Natural y línea Cultural. La línea natural se circunscribe a Procesos Psicológicos Elementales tales como: percepción, atención, memoria o aprendizajes condicionados que implican la adaptación del individuo y en los que intervienen mecanismos de maduración biológica y crecimiento que se conectan con la herencia filogenética. Por otra parte, la línea cultural es la que permite la constitución de PPS que se fundamentan en la dimensión social y que dan paso a procesos de apropiación y dominio de los artefactos culturales propio de cada contexto específico. Es en esta línea donde se encuentran los vínculos históricos que trazan huellas desde el hombre primitivo al hombre contemporáneo. En tanto, en la filogénesis las dos líneas se diferencian claramente, mientras que en la ontogénesis se fusionan como una síntesis global.
De esta manera, el desarrollo de los niños se corresponde con una fusión de ambas líneas con las huellas de la cultura de origen y las modificaciones en el sistema de conducta. En palabras de Vygotsky “en el proceso de desarrollo histórico, el hombre social modifica los modos y procedimientos de su conducta, transforma sus inclinaciones naturales y funciones, elabora y crea nuevas formas de comportamiento específicamente culturales” (Vygotsky, 2012, p. 34). Al respecto, Perinat indica que para Vygotsky la relación entre el legado cultural y los PPS ocurre en una “dialéctica objetiva del desarrollo que estriba en un proceso de aparición sucesiva de formaciones nuevas sobre la base primaria original y que cualitativamente no pueden reducirse a ella” (Perinat, 2012, p.48).
Vygotsky (2012, 2018) plantea que lo que cambia son los PPS a partir de la integración de aspectos propios del desarrollo orgánico y la cultura. De esta manera, se puede señalar la tesis central de esta perspectiva: los PPS tienen un origen histórico y social. Lo histórico remite a PPS producto de cambios en las modalidades de funcionamiento que surgen de actividades compartidas con los otros y lo social se traduce en acciones culturalmente organizadas que permiten el aprendizaje social e involucran cambios en la estructura.
El desarrollo de los PPS se relaciona con la noción de estructura vygotskyana en dos sentidos diferenciados: estructuras en el sentido funcional como resultado de un proceso de organización interna de formas complejas de comportamiento propias de la historia del desarrollo cultural y; estructuras en el sentido de maduración biológica que se constituyen en punto de partida de un proceso de cambio de formas iniciales a formas nuevas de comportamiento. Por lo tanto, esta teoría expresa una concepción bidireccional del desarrollo de los PPS y destaca la capacidad del sujeto para regular su acción a partir del control voluntario y le permite superar la dependencia del entorno. Entonces, el ejercicio reiterado en la ejecución de los PPS crea una regulación progresiva que compromete, una vez consolidada, la menor actividad consciente a partir de procesos de internalización (Wertsch, 1993). Además, como lo indica este autor, los procesos de internalización de prácticas sociales específicas suponen transiciones genéticas de los PPS en el dominio socio – cultural como la discriminación de Procesos Psicológicos Rudimentarios y Procesos Psicológicos Avanzados (Wertsch, 1993).
El proceso de internalización desde la perspectiva vygotskyana utiliza la ley de doble formación” o “ley genética general del desarrollo cultural”. Esta ley indica que todo PPS aparece dos veces: primero, a nivel social (inter-psicológico), y más tarde, a nivel individual (intra-psicológico). Para que los PPS ocurran deben darse las siguientes características planteadas por Wertsch (1998): “Las actividades externas se reconstruyen internamente, lo que implica que un proceso interpersonal queda transformado en un proceso intrapersonal”. Los mecanismos reguladores constituidos en la vida social generan control y regulación de la conducta individual. Por tanto, la internalización es el resultado de una prolongada serie de sucesos evolutivos que ocurren basados en la mediación semiótica.
El método Vygotskyano
La observación del cambio desde la perspectiva de desarrollo en Vygotsky (2012), es decir, el método vygotskyano para acceder a los PPS se denomina método genético. El método genético se interesa en el estudio histórico que se traduce en el análisis de los diferentes grados y formas de funciones superiores en el sistema de conducta de un individuo y se interesa en “el proceso de cambio durante la génesis, formación, transformación y constitución de los PPS” (Sánchez- Ríos y Reyes-Rojas, 2021, p. 113). Este método pone en evidencia al desarrollo como un proceso de formación compleja a las que subyace un cierto grado de madurez biológica en la estructura. Algunos postulados del método genético son:
Interés en el genotipo y no en el fenotipo
Es común que los psicólogos se concentren en la descripción de las acciones individuales (fenotipos) y no en las trayectorias del proceso que da cuenta de su origen y transformación (genotipos). Así, el psicólogo del desarrollo al atender al genotipo se interesa por el proceso de configuración de un nuevo conocimiento que se explica por qué “el aprendizaje de toda operación es el resultado de un proceso de desarrollo promovido por leyes genéticas internas” (Vygotsky, 2012, p. 155), y es allí donde el psicólogo debe fijar su mirada para reconocer el desarrollo como un proceso y no como un resultado final. Es importante señalar que Vygotsky no está en contra de las descripciones fenotípicas, sino que su preocupación va más allá para señalar que el problema se deriva en fijarse únicamente en el fenotipo y desconocer los procesos de configuración de nuevos conocimientos como producto del desarrollo de los PPS.
Énfasis en la explicación vs descripción
Si se parte de la premisa del desarrollo de los PPS como un proceso cambiante, de apropiación de contenidos culturales, el método debe explicar como ocurre en la trayectoria del desarrollo de un niño el proceso de cambio, como interioriza estos contenidos y como se dan procesos de mediación marcados por los significados. La significación en Vygotsky se establece por su propia naturaleza y función en signos, es decir “estímulos artificialmente creados, destinados a influir en la conducta y formar nuevas conexiones condicionadas en el cerebro humano” (Vygotsky, 2012, p.85). Entretanto el psicólogo del desarrollo está llamado a reconocer estos procesos de significación semiótica que son propios de cada niño, a concentrarse en lo idiosincrático y en la riqueza que se deriva de la variabilidad individual y así enfocarse en la riqueza que se deriva de la relación del individuo con su contexto cultural próximo. En palabras de Vygotsky “la relación del niño con la cultura implica el enriquecimiento progresivo de su manera de conocer el mundo, una reorganización y apropiación que cambia el curso de su desarrollo” (Vygotsky, 2012, p. 309).
Problema de la conducta fosilizada
Usualmente los psicólogos se concentran en el resultado final de las acciones individuales que se traduce en la manera eficiente de resolver una tarea y esto para Vygotsky (2012) equivale a observar un fósil que es lo menos interesante en el proceso de desarrollo de un PPS. Así, hace una invitación a que el interés del psicólogo del desarrollo se concentre en los momentos que permiten lograr este proceso final al igual que en los avances y las maneras particulares para resolver un problema. Entonces, el reto del psicólogo del desarrollo está en reconocer el cambio cualitativo y atender a un proceso que incluye rupturas, continuidades y virajes y que por lo tanto se aleja de una secuencia lineal.
Para cada situación no hay una sino múltiples respuestas
El estudio del desarrollo debe concentrarse en las múltiples elecciones que se hacen y las diferentes transformaciones de los significados marcados por el uso de signos. Lo anterior imprime un derrotero en las acciones del psicólogo del desarrollo para orientar su mirada hacia las diferentes estrategias que utilizan los individuos y abandonar la comparación con estándares como una directriz que recupera la riqueza de las acciones individuales.
Método
El método que orientó el estudio fue de corte cualitativo documental a partir de documentos teóricos. El procedimiento incluyó: elaboración de reseñas analíticas en las que se identificó la noción de desarrollo y la propuesta metodológica en la perspectiva sociocultural de Vygotsky y la de Bergson en las obras consultadas. Posteriormente se realizaron matrices de comparación entre los dos autores para el establecer aproximaciones y distanciamientos entre la teoría sociocultural y la teoría bergsoniana. Finalmente, como síntesis para la discusión presentamos desde la perspectiva del Constructivismo Semiótico cultural, el diálogo con las posturas teóricas de ambos autores para integrarlas de forma creativa y novedosa.
Resultados
Diálogo del CSC con las teorías socioculturales y Bergson
La revisión etimológica de la noción de desarrollo en español remite a cuatro acepciones diferenciadas (Tabla 1), la primera acepción está referida a la acción de desarrollar o desarrollarse, es decir, aumentar o reforzar algo de orden físico, intelectual o moral; la segunda vincula el mejoramiento de las condiciones de vida previstas en el campo de la economía; mientras que las dos últimas acepciones hacen referencia a relaciones mecánicas entre objetos. Así, los dos primeros sentidos obligan a pensar el desarrollo desde la perspectiva del cambio y desde los axiomas que sustentan la transformación en la Ciencia del Desarrollo.
En portugués la raíz etimológica de desenvolvimento se encuentra en desenvolver + mento con siete acepciones, de las cuales las cinco primeras tienen un sustrato psicológico y biológico como acción de crecer o progreso que se torna mayor para la evolución de una especie o acción de componer, elaborar o crear algo nuevo. De igual manera, surge una definición en el campo del desarrollo socioeconómico y, por último, el desarrollo expresa una etapa de una actividad en ejecución. En esta lengua, seis de las siete acepciones vinculan el axioma del cambio en el desarrollo.
Van Gheert (2003) adelanta la misma tarea en inglés, francés, alemán y latín. Para este autor, en la etimología de la noción de desarrollo en estas lenguas se identifican tres tendencias: “despliegue” de algo interno que en el transcurso del tiempo se desenvuelve y sale. Así la noción de despliegue se traduce en la idea de un sistema con estructuras específicas y capacidades iniciales que se transforma por cambios sucesivos en estructuras relativamente permanentes con propiedades nuevas. “impulso vital” de cambio interno que reconoce algún nivel de dependencia respecto al contexto y que no sugiere relaciones específicas entre el contexto y los procesos de desarrollo; cambio progresivo de estructuras de conocimiento que contempla en cada momento o etapa del desarrollo su estadio superior. Para Puche (2009) las nociones sustantivadas de desarrollo transitan a acciones como “desenvolver”, “desenrollar”, “desdoblar” para precisar que un significado implícito en esta noción hace pensar en el desarrollo como algo que está oculto/ envuelto/ enrollado/ doblado y se manifiesta.
La revisión etimológica de la noción de desarrollo es el punto de partida del diálogo entre las propuestas teóricas de Bergson, Vygotsky y el CSC. La tendencia de impulso vital que señala Van Gheert (2003) se encuentra en la noción de desarrollo bergsoniana porque este autor reconoce el cambio como un proceso interno, único e irrepetible que tiene huellas de un impulso original que no se limita a ser una copia idéntica de esta fuerza creadora, sino que da origen a organismos y formas complejas. Entretanto las tres tendencias de Van Gheert (2003) cobran sentido en la perspectiva vygotskyana. La tendencia por la noción de impulso vital se vincula con la incidencia de la línea cultural y natural en la génesis y transformación de los PPS y la dialéctica entre estas dos líneas para producir cambios en el sistema de conducta de cada individuo. La tendencia hacia la noción de cambio progresivo de estructuras de conocimiento se sostiene en Vygotsky para indicar que el desarrollo es un proceso de aparición sucesiva de nuevas configuraciones que se relacionan tanto con la línea natural como con la cultural. La tendencia a referir el desarrollo como despliegue se sintoniza con la idea vygotskyana que las acciones o comportamientos de un individuo se organizan en estructuras de complejidad creciente que implican la relación de procesos interpsicológicos e intrapsicológicos.
Para las reflexiones teórico-metodológicas del CSC, la noción del cambio en el desarrollo emerge en la relación yo-otro-mundo. Para el yo – como persona en desarrollo- la relación con el otro brinda múltiples oportunidades de significación, en el que cada persona busca transformar activamente las expresiones del otro e intenta integrar al otro en su base afectivo-cognitiva personal y por regla general, al hacerlo consigue transformarse a sí mismo. Por lo tanto, este proceso dialógico, el aspecto central de la noción de desarrollo en el CSC, atañe a esta dinámica del juego simbólico que se da para la preservación y la transformación, tanto de la cultura personal, como de la cultura colectiva, en el que el otro constituye una oportunidad para que el yo indague y sea cuestionado por la tradición cultural. No obstante, la cultura personal – base de toda cultura humana – es un proceso único, en el que cada persona crea activamente relaciones de sentido de apertura y cierre a los diferentes contenidos que provee la cultura colectiva (Boesch, 1991; Gadamer, 1975/ 1993; Simão, 2010; 2012). Con esto, el CSC en psicología da continuidad al análisis dialógico de las relaciones yo-otro-mundo para la comprensión del desarrollo humano (Simão, 2010).
Ernest Boesch (1991) señala cómo la cultura cumple un papel canalizador de las direcciones de la acción simbólica del sujeto en el campo de la acción cultural:
La cultura es un campo de acción, cuyos contenidos van desde objetos fabricados y utilizados por los seres humanos hasta instituciones, ideas y mitos. Como campo de acción, la cultura ofrece posibilidades, pero, en la misma medida, estipula condiciones para la acción, circunscribe metas que pueden alcanzarse por ciertos medios, pero también establece límites para las acciones correctas, posibles y desviadas. Como campo de acción, la cultura no sólo induce y controla la acción, sino que es continuamente transformada por ella; por lo tanto, la cultura es tanto un proceso como una estructura. (Boesch, 1991, pág. 29).
En esta definición, el campo de acción “cultura” abarca no sólo los contenidos materiales, sino también los contenidos e ideaciones, que determinan, de manera importante, el significado de los aspectos materiales del entorno. Para Boesch (1991), al igual que las leyes, las teorías científicas, las creencias morales y los juicios estéticos son contenidos con ideaciones que constituyen el campo cultural y se forman en él. En esta perspectiva, los contenidos e ideaciones que integran la estructura procedimental de la cultura priman sobre los contenidos materiales.
Aquí está en juego la dinámica de la relación: cultura personal y cultura colectiva, como propone Valsiner:
Las dos nociones, cultura personal y cultura colectiva, son nociones "gemelas": representan procesos entre la persona y el mundo social que están mutuamente vinculados por el proceso de internalización/externalización. Sin embargo, ambas culturas tienen su especificidad: ambas son únicas en la medida en que son transformaciones constructivas de la una a la otra. (Valsiner, 2013, pág. 223)
Por lo tanto, la cita anterior indica que la cultura colectiva es un sistema semiótico de regulación, en el que la construcción y el uso de signos transforman el contexto del aquí y ahora del ser humano. Sin embargo, aunque los seres humanos puedan distanciarse de un contexto dado en el que están culturalmente (semióticamente) inmersos, siguen siendo parte integral de ese mismo contexto. Por tanto, la proximidad y lejanía de la situación concreta en la que se encuentra inmersa la persona es una característica de la relación sujeto-cultura (Valsiner, 2007).
La construcción de la cultura personal, base de todo comportamiento humano, es un proceso propio de cada persona, que teje activamente relaciones de significado entre aspectos de la semiesfera. En la cultura personal existe un sistema de significaciones que encierra en sí mismo una dinámica de oposiciones y superaciones, para dar origen a nuevos significados. (Valsiner, 2013).
A partir de reflexiones sobre el origen social del pensamiento, Valsiner también propone un tercer nivel en relación con las culturas personales y colectivas que enmarcan la creatividad de estas últimas, el de las representaciones sociales, que:
Codifican el medio de una manera que especifica las instrucciones para la conducta esperada y los sentimientos sobre este contacto esperado, por parte de uno mismo y de los demás. También permanecen en el sistema de internalización de la persona, en diferentes capas de internalización. (Valsiner, 2013, pág. 223).
A partir de lo anterior, El CSC reconoce el desarrollo como un proceso de transformación de los significados, de naturaleza irreversible, dinámica y organizada en múltiples niveles: Cultura personal; Cultura Colectiva y Representaciones Sociales. La naturaleza irreversible y dinámica del desarrollo atiende a que las acciones de la persona en desarrollo están en permanente intercambio con su ambiente para construir su propio conocimiento del mundo dentro de una matriz personal del tiempo, temporalidad y en el plano de la intersubjetividad. Así, este conocimiento del mundo, y del otro y de sí mismo, no es solo de carácter racional, sino que involucra procesos afectivos. Por lo tanto, el desarrollo se gesta en la mediación semiótica que involucran equilibraciones progresivas y continuas con diferentes niveles de abstracción, generalización e integración.
En este sentido, para Simão (2002, 2003, 2010, 2013, 2016), la investigación y la reflexión sobre los procesos intersubjetivos relativos al desarrollo sociocultural humano se centran en el papel que allí juegan los procesos subjetivos individuales, que implican la mediación social simbólica, de ahí la gran importancia de las relaciones intersubjetivas. Así, detrás de este enfoque, hay un fuerte énfasis en la indisociabilidad y, al mismo tiempo, la diferenciación entre el yo y el otro, gracias a los procesos afectivo-cognitivos, pre- reflexivos y reflexivos, que apoyan las relaciones entre ellos. Estos procesos permiten que el yo y los otros lleguen a constituirse y desarrollarse como yoes mismos. Se trata de procesos intersubjetivos que emergen del espacio sociocultural, y lo conforman, para permitir la reconstrucción continua del sujeto en diálogo con los demás, incluyendo el diálogo polifónico entre los diversos "yoes" de sí mismo.
Para el CSC, el cambio en el desarrollo se explica por los procesos de subjetivación en la relación dialógica yo-otro-mundo. Así, existe una relación sistémica entre el sujeto y la subjetivación que no se produce repentinamente, sino que pasa a formar parte de la estructura psíquica interna que orienta las acciones. Igualmente, el desarrollo incluye la producción de sentidos que influyen ampliamente en la configuración personal y que se construyen en la relación con los otros a través de innumerables desdoblamientos y procesos constantes de organización (Valsiner, 2007).
El desarrollo da tránsito a trayectorias diferenciadas y en la que los individuos se constituyen en constructores únicos de sentido y que al mismo tiempo toman posición en el curso de sus acciones. Por lo tanto, no se puede pensar en una organización a -priori que determine la situación del sujeto sino una representación compleja de procesos y elementos que se definen al interior del mismo sujeto.
En el marco de la relación yo-otro-mundo cada individuo es actor simbólico de su realidad al atribuir al mismo tiempo sentido a su relación con el otro. En este proceso, el papel del otro es fundamental porque emerge como figura afectivo-cognitiva que se nutre de diferentes expectativas en el encuentro con el otro y en las que el individuo (yo) y el otro serán partes diferenciadas de un sistema que mutuamente se define, o sea la propia relación entre ellos yo-otro es fundamental para la comprensión de cualquier fenómeno que dice al respecto de la relación. De acuerdo con esta perspectiva los seres humanos son seres culturales por medio de la acción simbólica que se extiende en el espacio y en el tiempo a través de la relación con el otro, con alguien con quien se dialoga.
Boesch, autor cercano al CSC, presenta su noción de desarrollo en el artículo El sonido del violín. Simão (2010) plantea que Boesch traza una discusión acerca de la emergencia del simbolismo mediante la acción del sujeto en una relación de tensión y distensión con los objetos culturales (el violín) en dos niveles: la filogénesis del violín y la ontogénesis tanto del violín como del violinista en una relación íntima. Boesch (1993) indica que el término ontogénesis en su sentido original refiere la idea de “vivir para ser” es decir que incluye la potencialidad de llegar a ser en el futuro, por esto “un violín se torna realmente un violín apenas es tocado”, lo que se traduce en que el violín deja de ser una potencialidad para ser un objeto en función de su significado, un significado que se actualiza en la relación con el individuo. Afín con esta idea de potencialidad, el aprendiz de violín busca lo bello en su estado más próximo a la perfección, entretanto jamás logra alcanzarlo. Lo anterior visto desde una perspectiva del desarrollo implica que el desarrollo transforma al individuo y al mismo tiempo transforma al violín, en la medida que el individuo, para este caso el violinista, se transforma para alcanzar el ideal de belleza y maestría que el instrumento requiere; mientras que en la ontogénesis del violinista, él debe pasar por un desafiante y penoso proceso que lo confronta con lo que desea hacer con el violín y con lo que percibe que conseguirá finalmente, es decir que lo confronta con la distancia entre su relación presente con el violín y de aquello que le gustaría ser y que tal vez nunca llegue a alcanzar.
Entonces, la relación dialógica violín-violinista incluye la tensión y organización permanente de sus acciones para lograr acercarse tener la maestría que requiere un violinista. Josephs y Valsiner (2007) son afines a los planteamientos de potencialidad al indicar que inmerso en la noción de desarrollo subyace la temporalidad en la que lo estable y lo que dura en “el presente” es una ficción debido a que la realidad se repliega y vuelve sobre si misma a través de un proceso de generación y regeneración activa. En otros términos, desde la perspectiva del desarrollo un fenómeno nunca “es”, sino que siempre “puede ser” aun si parece ser idéntico a si mismo a través del tiempo. Entonces los procesos de subjetivación ocurren como una síntesis entre experiencias del pasado y las posibilidades del futuro en un flujo continuo de experiencias, que están en permanente cambio y transformación. El tiempo nunca “es”, sino que siempre “puede ser”.
Para nuestros propósitos, Valsiner (1998) es uno de los pocos autores que desde la Psicología cultural hace un puente entre las ideas de Bergson y Vygotsky y a la vez sugiere una invitación para profundizar en éstas dos matrices de pensamiento al indicar que el desarrollo refiere a un proceso que ocurre por la apropiación de significados que transforman dinámicamente al individuo y al entorno en un tiempo irreversible, desde la perspectiva de Bergson. Por otra parte, Valsiner (1998, 2007) reconoce la relación dinámica del sujeto con la cultura a partir de la creación permanente de signos que permean toda la existencia humana en el dominio intra e interpsicológico desde la propuesta de Vygotsky. De esta manera, el trabajo de Valsiner nutre al CSC y permite considerar el análisis de los axiomas que sostienen las teorías del desarrollo.
Valsiner (2007) indica que las teorías del desarrollo deben sostener axiomas evolutivos, que se resumen en la expresión X se transforma en Y. En línea con lo anterior, es claro que la propuesta de Bergson (1927) tiene como pilar este axioma en la medida en que plantea el desarrollo como un continuo flujo que da origen a diferentes tendencias o líneas divergentes del impulso primario original, es decir que la perspectiva bergsoniana tiene una mirada preferente hacia la transformación de un estado primario evolutivo a otro. Igualmente, en este continuo flujo la vida interior deriva en una permanente creación de acciones novedosas. Por esto, cuando el científico que se orienta por el método intuitivo se interesa en la complejidad, se orienta a la transformación que se expresa en direcciones divergentes y se concentra en la trayectoria que da origen a formas novedosas.
Por otra parte, en Vygotsky son claros los axiomas evolutivos del tipo X que se transforma en Y (Valsiner, 2007) . Este axioma cobra sentido en su propuesta bajo la idea que el desarrollo involucra cambio en los PPS y también en las modalidades de funcionamiento que surgen de actividades propias de la vida social y que se traduce en cambios en la estructura. Asimismo, gracias al proceso de internalización emergen axiomas de transformación de X a Y de la mano de la ley de doble formación que indica que todo PPS aparece dos veces: primero, a nivel social (interpsicológico), y más tarde, a nivel individual (intra-psicológico). En línea con lo anterior, los axiomas evolutivos se transfieren a la propuesta metodológica vygotskyana para privilegiar los genotipos sobre los fenotipos, es decir atender al proceso de configuración de nuevo conocimiento y que llevan a que las acciones se desplieguen a partir de múltiples elecciones que realizan los individuos y que marcan trayectorias diferenciadas de desarrollo.
Una vez revisados los planteamientos y supuestos del desarrollo y las apuestas metodológicas de los dos autores se delinean las aproximaciones y distanciamientos desde la lógica del CSC.
Discusión
Aproximaciones y distanciamientos para la noción de desarrollo
Una orientación común a ambas propuestas teóricas del desarrollo es la herencia filogenética que en Bergson (1927) sugiere la huella del impulso primario original en diferentes especies y en Vygotsky (2012) se vincula con la línea natural del desarrollo que deja su huella en los individuos a través de procesos Psicológicos elementales que implican la adaptación. También la noción de adaptación para los dos autores plantea un puente entre las dos teorías, desde la perspectiva Bergsoniana la presencia de este impulso original lleva a que los individuos a la creación continua o reconfiguración creativa (Bergson, 1927), mientras que, para Vygotsky (2012) la interacción cultural promueve cambios en las modalidades de funcionamiento y las estructuras individuales. Para el CSC, al desarrollo subyace la premisa de reconfiguración y transformación permanente en el marco de las relaciones con los otros.
La afinidad de ambos autores por la interacción social indica en Bergson que se incluyen procesos de significación a través del lenguaje que promueve que los seres humanos gesten ideas (Padilla, 2017) y la sociedad no determine sus acciones; entretanto para Vygotsky (2012) , los cambios en las modalidades de funcionamiento se gestan en actividades sociales compartidas, permiten aprender de otros y cambian las estructuras individuales. En línea con lo anterior, en el CSC (Simão, 2010 ) y los planteamientos de Boesch (1991,1993) se identifican nociones similares cuando se refiere a la cultura como un campo de acción simbólica y a la relación entre la ontogénesis del violín y el violinista.
Se identifican distanciamientos en la consideración de la Intuición y la inteligencia como dos formas de conocimiento. La consideración de la intuición como atenta al conocimiento del continuo movimiento de la vida y la inteligencia como interesada en la discontinuidad lleva a pensar en dos maneras complementarias de conocer, mientras que para Vygotsky (2012) inteligencia e intuición hacen parte de Procesos Psicológicos sean elementales o avanzados. Por otra parte, las dos teorías se alejan en su planteamiento sobre la relación entre cambio y estabilidad ya que para Bergson los individuos “están en proceso de ser o devenir” (Valsiner, 2007) y se transforman continuamente, por lo que se puede concluir que no se puede pensar en estructuras estables, mientras que para Vygotsky la noción de estructura permite decantar procesos de maduración biológica y de organización de formas complejas de comportamiento como resultado del desarrollo cultural. En este punto el CSC demuestra afinidad con la idea de potencialidad (Josephs y Valsiner, 2007) al señalar la constante dialógica de cambio – estabilidad y de lo que se es y lo que se puede llegar a ser y como desde esta lógica, los procesos de subjetivación ocurren como una síntesis entre experiencias del pasado y las posibilidades del futuro en un flujo continuo de experiencias.
Aproximaciones y distanciamientos en el método
Por otra parte, las dos perspectivas se distancian en el método. Para Bergson el método es intuitivo (De Freitas y Ferrara, 2015), es decir que se traduce en el esfuerzo del investigador por describir y observar la experiencia interna marcada por el flujo continuo. En consonancia, el investigador interesado en el desarrollo debe tener presente que la abstracción interrumpe la continuidad y que, dado que la experiencia es imprevisible, la acción del investigador implica la interpretación de las acciones de los otros. En tanto que, para Vygotsky (2012) el método genético implica pensar en la génesis y la transformación de los PPS que ocurre en un tiempo irreversible. En esta línea, para ser testigos del desarrollo es fundamental atender al proceso de cambio y no al resultado final, que en palabras de Vygotsky (1931/2012) es “el fósil”. Así a diferencia de Bergson, no es de interés analizar las acciones como producto de las acciones de la conciencia, sino que el análisis vygotskyano debe enfocarse en los fenotipos y los genotipos, para dar más relevancia a los genotipos. También, Vygotsky reconoce el plano interpsicológico como gestor de cambios en las modalidades de funcionamiento y cambios en la estructura que revelan procesos de complejidad creciente. Por lo tanto, el método vygotskyano no puede prescindir del análisis de las acciones en el marco de los contenidos que la cultura provee, por lo que se orienta hacia el análisis microgenético con un método que privilegia la génesis sociocultural del desarrollo.
A manera de conclusión, los dos autores transitan en la ontogénesis y la filogénesis en sus propuestas, al igual que lo plantea Boesch (1993). En la ontogénesis, los dos reconocen huellas de la especie y de la herencia cultural vinculadas a un impulso primario. Vygotsky, más que Bergson establecen una relación dinámica entre esta línea cultural y la línea natural. Entretanto Bergson, asume la evolución como un proceso de creación permanente en nuestra en el flujo continuo. También desde el CSC se revela en las dos propuestas la idea de potencialidad en el desarrollo desde la perspectiva de la ontogénesis de Boesch como un “vivir para ser”, específicamente la contravía de Bergson al determinismo y su método demuestran esta mirada de “llegar a ser y no de ser” al mismo tiempo que en Vygotsky se asume que hay una transformación permanente del individuo a partir de los procesos de significación de la relación con los otros que se concreta en procesos de internalización.
Encontramos que los dos autores tienen matrices de carácter evolutivo desde la lógica de Valsiner, es decir que se concentran en la transformación a partir de la consideración de líneas comunes en la herencia filogenética, dan relevancia a la interacción social en la construcción de procesos intrapsicológicos que implican la utilización del lenguaje y de procesos de significación. Por otra parte, son contrarias sus ideas acerca del método dado el matiz fenomenológico de Bergson que contrasta con los planteamientos del método genético de vygotskyano orientado bajo la ley de doble formación en la que todo proceso primero ocurre en la interacción social y luego ocurre a nivel intrapsicológico. Adicionalmente, el análisis de estas dos matrices teóricas y metodológicas permite orientar investigaciones que demuestren consistencia interna y que deriven en maneras novedosas para hacer seguimiento al cambio en el desarrollo bajo el telón de fondo de la interacción social y la cultura.
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Notas
1
Este artículo fue financiado por el Ministerio de Ciencias- Minciencias para la tesis doctoral denominada Convivencia y juegos en clave de humor: aproximación a las acciones humorísticas y el Manejo de las reglas que recibió apoyo de las becas para la excelencia doctoral del Bicentenario corte 1. Articulado al Seminario Desarrollo Psicológico en Contexto adscrito a la investigación “Interacción y Desarrollo de la Primera Infancia” financiado por MINCIENCIAS-Código 1106-1003-73633
Notas de autor
* Doctora en Psicología. Docente Facultad de Ciencias de la Salud -Universidad del Magdalena -Santa Marta Colombia. Dirección de correspondencia: Ciudad Universitaria Meléndez, Calle 13 # 100-00 Cali, Colombia.
** Doctor en Psicología. Profesor de la facultad de Psicología de la Universidad del Valle – Colombia.
*** Doctor en Psicología. Profesor de Psicología de la Universidad de Sao Paola - Brasil
a Correo de correspondencia: mreyesr@unimagdalena.edu.co
Información adicional
Para citar este artículo / To cite this article / Para citar este artigo: Reyes-Rojas, M., Sánchez-Ríos, H. y Simão, L. (2022). Aproximaciones al desarrollo: diálogos de frontera entre las teorías socioculturales y Bergson. Pensamiento Psicológico, 20, 1-36. doi:https://doi.org/10.11144/Javerianacali.PPSI20.dfsb