Economía y economistas en Chile: Psicología cultural, identidad profesional y un país cambiante1
Economía y economistas en Chile: Psicología cultural, identidad profesional y un país cambiante1
Pensamiento Psicológico, vol. 20, 2022
Pontificia Universidad Javeriana
David Carré * david.carre@uoh.cl
Universidad de O’Higgins, Chile
Recibido: 31 mayo 2022
Aceptado: 29 diciembre 2022
Resumen: Objetivo. Explorar, desde la mirada de la psicología cultural, dos aspectos de la identidad profesional de un grupo de economistas chilenos: la “superioridad” de su rol y la relevancia de una orientación positiva en este rol. Método. Estudio cualitativo basado en entrevistas semiestructuradas a 25 economistas residentes en Chile (17 hombres y 8 mujeres), en distintos estados de avance en su carrera, ejerciendo en alguna de las instituciones más relevantes para la comunidad económica local. Resultados. Se observaron algunas miradas diversas e incluso contradictorias en ambos aspectos del objetivo, lo que dificulta la obtención de un promedio que englobe al grupo de entrevistados. Hubo consenso en torno a la importancia de los economistas en el Chile reciente, así como la percepción de una orientación positiva en el trabajo propio y una normativa en el ajeno. Conclusión. Si bien los elementos sociopolíticos y culturales que rodean a los economistas en Chile no pueden ser desatendidos, no significa que sean suficientes para comprender la manera de construir su posición dentro de la disciplina y la comunidad científica local.
Palabras clave:Psicología cultural, economía-neoliberalismo, metodología cualitativa, identidad profesional, Chile.
Abstract: Objective. To explore from a cultural and psychological perspective two aspects of the professional identity of a group of Chilean economists: the moral “superiority” of their role and the relevance of holding a positive orientation within this role. Methods. Qualitative study based on 25 semi-structured interviews conducted with economists based in Chile (17 male y 8 female), at different degrees of their career, working at some of the most relevant institutions for the local economics community. Results. Quite diverse and even contradictory positions were reported about the two aspects of the research aim, which makes it difficult to obtain an average position for the interviewed participants. However, there was consensus about the important role that economists have had in Chile during recent decades, as well as in the perception of a positive orientation in their own work and of a normative orientation in the work of others. Coda. Even though the sociopolitical and cultural elements that surround economists in Chile can not be understated, they are not sufficient to understand the way in which economists create their position within the discipline and the local scientific community.
Keywords: Cultural psychology, economics-neoliberalism, qualitative methodology, professional identity, Chile.
Resumo: Escopo. Explorar, desde a perspectiva da psicologia cultural, dois aspectos da identidade profissional de um grupo de economistas chilenos: a “superioridade” do seu papel e a relevância de uma orientação positiva neste papel. Metodologia. Estudo qualitativo baseado em entrevistas semiestruturadas com 25 economistas residentes no Chile (17 homens e 8 mulheres), em diferentes fases da sua carreira, trabalhando numa das instituições mais relevantes para a comunidade económica local. Resultados. Observaram-se algumas visões diversas e até contraditórias em ambos os aspectos do objetivo, o que dificulta a obtenção de uma média que englobe o grupo de entrevistados. Houve consenso sobre a importância dos economistas no Chile recente, bem como a percepção de uma orientação positiva no próprio trabalho e de regulamentação no dos outros. Conclusão. Embora os elementos sociopolíticos e culturais que cercam os economistas no Chile não possam ser negligenciados, isso não significa que sejam suficientes para compreender como construir a sua posição dentro da disciplina e da comunidade científica local.
Palavras-chave: Psicologia cultural, economia-neoliberalismo, metodologia qualitativa, identidade profissional, Chile.
Introducción
Psicología, entre individuos y sociedades
La psicología es una disciplina que nació y se ha desarrollado fundamentalmente en el hemisferio norte. Determinar el lugar y momento exacto en que la psicología surge como una disciplina independiente es una tarea que excede por mucho este artículo; pero sí resulta posible rastrear sus orígenes al noroeste del continente europeo, en territorios que hoy corresponden a Alemania, Francia e Inglaterra. Por el contrario, no es complejo identificar cómo, desde la tercera década del siglo XX, el desarrollo de la disciplina se traslada desde suelo europeo hacia Estados Unidos; convirtiendo de paso al idioma inglés en la lingua franca de la ciencia psicológica. Es así como en Latinoamérica –y el Sur Global– han permanecido como espectadores e importadores de una disciplina que se ha construido en otro lugar.
Junto con las implicancias colonialistas que se desprenden de lo anterior, también resulta importante notar los contextos políticos, sociales y económicos en que la disciplina psicológica se ha desarrollado. Adoptando una mirada social de la actividad científica (Shapin, 2012), resulta razonable afirmar que el conocimiento psicológico ha surgido de entornos institucionales y políticos bastante más estables que los de Latinoamérica. Mientras países como Inglaterra y Estados Unidos tuvieron su última revolución armada siglos atrás (1688 y 1781, respectivamente), solo durante el siglo XX hubo cerca de 70 intentos de golpes de Estado en países latinoamericanos; muchos de ellos, por cierto, exitosos en reemplazar regímenes por la fuerza. Sin embargo, lo mismo se puede afirmar de países como Francia o Alemania, ambos sacudidos en los últimos 200 años por revoluciones, cambios de sistema político y, en último término, dos guerras mundiales que asolaron sus territorios. Pese a esta inestabilidad, ambas naciones permanecieron o surgieron como potencias regionales y mundiales, no solo en términos económicos y militares, sino también en lo científico; los albores de la psicología son testigos de esto. Por el contrario, difícilmente se puede argumentar que los países hispanoparlantes del continente americano se hayan beneficiado de manera similar de su crónica inestabilidad.
Traer a la vista el contexto social desde el que surge el conocimiento psicológico va mucho más allá de un mero ejercicio anecdótico (Valsiner, 2012). En este caso, permite analizar una característica que ha definido –salvo excepciones– a la psicología moderna: el carácter solipsista de sus teorías y métodos. Desde los primeros experimentos psicofísicos hasta los más sofisticados estudios en neurociencia subyace de manera ubicua la idea de que basta con estudiar individuos para lograr comprender la experiencia psicológica en toda su complejidad. El entorno ha de jugar un rol ciertamente, pero como poco más que una fuente de estímulos que el individuo debe procesar para luego actuar. Sin duda, esta es una mirada muy simplificada, en la que se olvidan teorías que afirman precisamente lo contrario (p. ej.: Lewin, 1939); pero, en último término, esta mirada da cuenta del mainstream de la disciplina. En algún sentido, es como si gran parte del conocimiento psicológico hubiese sido desarrollado obviando –o probablemente desconociendo– la máxima orteguiana: “Yo soy yo y mi circunstancia; y si no la salvo a ella, no me salvo yo” (Ortega y Gasset, 1914/2014, p. 12). Sin rescatar y atender aquel mundo que nos rodea (circum-stancia), mal podremos comprender a ese Yo que vive toda experiencia humana. Por lo mismo, para una región como Latinoamérica, siempre atribulada por crisis económicas, inestabilidad política o desastres naturales, una visión solipsista de la persona resulta muy difícil de importar satisfactoriamente.
Quizás por esta carencia, los países latinoamericanos han sido tierra fértil para teorías que proponen al individuo como una función de aquello que ocurre socialmente fuera de él: ideologías, discursos, movimientos sociales, etc. Así, desde distintas miradas materialistas y (post)estructuralistas, nos encontramos con psicologías donde el sujeto, por ejemplo, se halla estructurado en un discurso que le precede. Tal como en el proyecto durkheimiano que da pie a la sociología moderna (cuyo estudio capital trata sobre el suicidio, nada menos), carece de sentido atender a los motivos individuales, si es posible comprender las fuerzas sociales que controlan a los individuos. Nada más opuesto al solipsismo que ha definido a la corriente principal de la ciencia psicológica a lo largo de la historia. Pero, también, nada resulta más extraño que una psicología donde la experiencia vivida del individuo es, en último término, prescindible.
En este panorama teórico, donde la disciplina psicológica pareciera estar aprisionada entre un solipsismo que anula el entorno y un determinismo social que anula a la persona, es que los caminos teóricos propuestos por la psicología cultural (Cole, 1998; Shweder, 1990; Valsiner, 2014) se vuelven significativos para comprender a la persona que navega su vida en la siempre cambiante realidad latinoamericana. Tal como se menciona en otros artículos de este número, la psicología cultural surge para comprender la profunda e inextricable relación, de carácter co-constitutiva, entre la persona y su mundo sociocultural (Valsiner, 1998). En palabras de Shweder (1990):
La idea básica de la psicología cultural es que, por una parte, ningún entorno sociocultural existe o posee una identidad que sea independiente de la manera en que los seres humanos se apoderan de los significados y recursos que se encuentran en él, mientras que, por otra parte, toda subjetividad y vida mental humana está alterada a través de los procesos de apoderarse y utilizar los significados y recursos disponibles en un entorno sociocultural (p. 74, traducción propia).
En otras palabras, no es necesario subyugar el carácter único de la experiencia individual frente a lo colectivo; ni tampoco considerar esa experiencia como un fenómeno que emerge en el vacío, sin arraigo cultural ni histórico. Esta perspectiva busca subsanar las falencias tanto del solipsismo como del determinismo social, a través de una mirada sobre la experiencia psicológica que reconoce sus inseparables lazos con el entorno (Umwelt) cultural en que emerge. Así, no es necesario asumir que la experiencia de quien habita en países latinoamericanos ha de ser idéntica a quien habita en Europa o Estados Unidos; como tampoco necesitamos subsumir toda experiencia individual dentro de la identidad social que implica ser latino.
Sobre el presente estudio
El presente trabajo expone un estudio empírico realizado bajo el marco teórico-conceptual de la psicología cultural, orientado a comprender un fenómeno local del contexto latinoamericano. Esta investigación, de carácter cualitativo, tuvo como propósito explorar dos aspectos de la identidad profesional de un grupo de economistas chilenos: la “superioridad” de su rol, esto es, el carácter especialmente relevante a nivel social y académico que poseen los economistas en Chile; y la relevancia de mantener una orientación positiva, es decir, el carácter estrictamente matemático y (supuestamente) libre de valores de este rol.
El uso de la mirada propuesta por la psicología cultural surge como una necesidad para poder comprender este fenómeno de la forma más acabada posible (Carré, 2018), ya que involucra el pesado bagaje cultural e histórico que la economía2 posee en Chile. Lo que vuelve absurdo intentar aislar la construcción personal de identidades profesionales y académicas. Por el contrario, este tema requiere de articular ambos elementos –personales y culturales– de la forma más orgánica posible, para lograr comprender un periodo histórico acotado, donde la figura de los economistas se erigió por encima de las diversas voces que conforman la sociedad chilena.
El presente artículo se estructura de la siguiente manera. En primer lugar, se ahonda en el contexto histórico, político y cultural de Chile, para familiarizar al lector con las circunstancias que han vuelto a la disciplina económica y a los economistas actores tan relevantes en este país. Luego se presenta la metodología del estudio y sus principales resultados, reportados mediante extractos de las entrevistas realizadas. En tercer lugar, el texto reflexiona sobre las vías en que una mirada sensible a la dimensión psicológica y cultural abre miradas más pertinentes para nuestra región. A modo de cierre, se presenta una discusión sobre la psicología cultural como disciplina viva, producto de los eventos ocurridos con posterioridad a la conclusión del trabajo de campo que han cambiado, entre otras cosas, el papel que juegan los economistas en Chile. Esta conclusión busca resaltar que la cambiante realidad latinoamericana requiere de una perspectiva dinámica, que comprenda las variaciones del objeto de estudio, no como una fuente de error, sino como parte de su naturaleza.
Chile, tierra de economía y economistas
Si bien el caso chileno es bastante particular, es necesario reconocer sus similitudes con otras realidades. En primer lugar, tal como ocurre en Estados Unidos (Fourcade, 2018), Europa (Rossier et al., 2017) y en otros países latinoamericanos (Markoff y Montecinos, 1993), el conocimiento que proviene de la economía y los economistas ocupa un lugar especialmente relevante a nivel político y social (Ariztía, 2012). Así, los economistas en Chile han detentado gran influencia en distintas reparticiones estatales (Montecinos y Markoff, 2012) y en la elaboración de políticas públicas en un sinfín de áreas (Domínguez, 1997; Gárate, 2012a). Este posicionamiento puede reconocerse como parte de una tendencia global (“economización de la tecnocracia”, Fourcade, 2006, p. 167), donde la gestión pública se orienta desde una comprensión económica. En el aspecto académico, la comunidad de economistas en Chile se encuentra fuertemente conectada a instituciones en Estados Unidos. Pero, de manera más marcada que en otros países de la región, en Chile hay un predominio del curriculum ortodoxo y neoclásico (Correa-Mautz, 2016) que se utiliza a escala mundial; donde corrientes alternativas fueron removidas mediante intervención política durante los años 70.
Pese a estas similitudes, es imposible obviar aquello que diferencia al caso chileno: la implementación de drásticas transformaciones socioeconómicas que convirtieron a Chile en un forma radical de capitalismo liberal, popularmente denominada neoliberalismo, durante la dictadura cívico-militar que controló el país entre 1973 y 1990 (Gárate, 2012b)3. Estas transformaciones fueron diseñadas por un reducido grupo de economistas, usualmente denominados como Chicago Boys (Valdés, 1995). Durante este periodo, también ocurrió una marcada alza en el número de economistas ocupando posiciones de influencia (Silva, 2010); algo que no se observó en otros países latinoamericanos, como Argentina, que experimentaron procesos políticos similares durante esa misma época (Undurraga, 2014).
En el ámbito académico, resulta llamativo que –pese a su influencia– la comunidad de economistas en Chile sea de un tamaño relativamente pequeño, incluso cuando se compara con países con una menor población (Rossier et al., 2017). Esto está estrechamente conectado a que en Chile no se entregan grados de bachiller o licenciado en Economía, sino que es una formación de especialización para quienes han completado estudios en Administración de Negocios. Del mismo modo, sólo cinco de los siete departamentos de Economía existentes ofrecen educación a nivel de posgrado, lo que limita el número de posiciones académicas disponibles, al mismo tiempo que las vuelve muy prestigiosas. En este estrecho escenario, no resulta difícil comprender por qué tantos economistas en Chile han encontrado su lugar en think tanks (centros de estudios). Estos centros han cobrado especial relevancia en las últimas décadas como fuente de estudios económicos en temas sociales y de políticas públicas, pese a su conocida relación con partidos políticos o grupos de interés (Gárate, 2012a, p. 116).
Método
Diseño
Con el propósito de indagar las perspectivas que los economistas en Chile poseen sobre su identidad profesional en los temas antes mencionados, se llevó a cabo un estudio cualitativo basado en 27 entrevistas semiestructuradas. Se optó por este diseño a la luz de estudios previos (p. ej.: Osbeck et al., 2011; Pühringer y Bäuerle, 2018) que han utilizado métodos similares para explorar la diversidad presente en las experiencias y perspectivas de científicos en otras disciplinas.
Participantes
En este estudio participaron 25 economistas residentes en Chile (17 hombres y 8 mujeres), en distintos estados de avance en su carrera, que se desempeñaran en alguna de las instituciones más relevantes para la comunidad económica local: departamentos de Economía en universidades, think tanks y entidades de Gobierno (Ministerio de Hacienda, Banco Central).
Procedimiento
Para la selección de estos participantes, se realizó un muestreo teórico, utilizando bola de nieve para el contacto de nuevos participantes. En la tabla 1 se presenta el género, cargo, afiliación, mayor grado académico obtenido y universidad de formación para cada uno de los 25 participantes.
En total, se realizaron 27 entrevistas (dos participantes accedieron a una entrevista de seguimiento), todas a cargo del autor, en formato presencial y en español, entre marzo de 2014 y julio de 2015. Todos los participantes entregaron su consentimiento explícito a que la conversación fuese grabada en audio, acordando el manejo anónimo de toda la información recopilada; por este motivo, se omite la edad específica de los participantes y el nombre de las instituciones en los extractos de entrevista. En promedio, estas entrevistas tuvieron una duración de 62 minutos, y solo cuatro de ellas duraron menos de 45 minutos.
Temáticamente, abordaron los siguientes temas: proceso y experiencia de formación como economista, trabajo actual, impacto actual y pasado de los economistas en Chile y sus causas, rol de la econometría en la economía actual, impacto del economista en sus temas de interés y forma de analizar los datos. El contenido de estas entrevistas fue analizado con base en los principios de análisis temático propuestos por Braun y Clarke (2006), siguiendo una “aproximación semántica” (p. 13), con el propósito de capturar las coincidencias entre los participantes, pero sin perder de vista las particularidades con que cada participante articulaba los temas tratados. Las entrevistas fueron transcritas utilizando el software ELAN versión 4.9.4 y codificadas por contenido utilizando NVivo for Mac versión 11.
Resultados
Los resultados están organizados en torno a los dos temas de estudio: el rol de los economistas en Chile y la tensión positivo-normativo en la economía. Se incluye también una breve reflexión respecto a la contribución de la psicología cultural para el análisis de este material.
El influyente rol de los economistas en Chile (y por qué esto es así)
Prácticamente, todos los participantes coincidieron en que los economistas han tenido una enorme influencia en Chile durante las últimas décadas:
“Acá [en Chile], tener el título de economista está totalmente sobrevalorado… los economistas tienen la última palabra en temas sociales… entonces, ¿cuál es la mejor opción para alguien que quiere tener peso en los medios? Ir y decir: ‘Hey, mira, soy economista y trabajo en tal o cual think tank’”. (F)
“Tú puedes ver cómo en Chile los economistas tienen una opinión de todo y son vistos como expertos en cualquier tema… por ejemplo, mi [pariente] trabaja en educación y ella ve cómo la influencia de los economistas en esa área es excesiva… bueno, no hay que mirar tan lejos, la verdad, si el actual ministro de Educación es economista”. (H)
Sin embargo, en contraste con este consenso, las opiniones que los participantes expresaron frente al predominante rol que han ocupado los economistas en Chile fueron mucho más diversas, como se aprecia en los siguientes extractos:
“Yo pienso que es algo nocivo, nocivo para la disciplina y para el país… está bien que tengas tus ideas y que participes en el debate, pero el problema viene cuando está la idea de que eres la autoridad y que nadie más debería tener algo que decir”. (H)
“Bueno, es que la economía ocupó todo el espacio [social] que dejaron las otras ciencias sociales… pero yo no veo que haya habido una intención de los economistas, esto fue más bien el lugar en que la sociedad nos ubicó”. (S)
“Bueno, a mí, la verdad, me gusta que puedas encontrar economistas en todo. Los economistas piensan que siempre faltan economistas en más áreas… por ejemplo, pienso que muchas decisiones de políticas públicas durante el actual gobierno se han realizado con base en criterios políticos más que técnicos, entonces pienso que hay una falta de personas que estén orientadas técnicamente… y yo creo que si hablas con cualquier economista te va a decir lo mismo”. (L)
Como se puede apreciar, las opiniones variaron desde un crítico rechazo hasta una completa validación de esta posición superior a nivel académico y social, pasando por posiciones intermedias que lo asumen como un hecho de la causa.
Junto con este variopinto escenario de opiniones respecto al rol social de la disciplina, resulta interesante atender también a los motivos con que los participantes explicaban el origen y la actual existencia de esta posición. Aquí, nuevamente, resulta posible identificar posiciones muy distintas entre los participantes. Algunos identificaron motivos políticos e históricos:
“El caso chileno es muy particular, y todo esto viene desde la dictadura… en ese periodo, las humanidades y las ciencias sociales fueron destruidas, pero la economía fue una pequeña isla dentro de las ciencias sociales que no solo no fue destruida, sino que fue elevada en su validación y legitimidad a través de la Escuela de Chicago”. (S)
“Pienso que esta influencia está basada en el hecho de que somos un país que salió de una dictadura en la cual algunas personas tuvieron un poder excesivo… puede sonar maquiavélico, pero vivíamos en una dictadura en la que algunos economistas podían decidir sobre aspectos estructurales de la sociedad”. (B)
Por el contrario, otro grupo de participantes lo atribuyó a la contribución de los economistas al país, más que a una determinada coyuntura sociopolítica:
“Ellos [los Chicago Boys] fueron personas que hicieron enormes contribuciones al país, ellos hicieron que el país pegara un salto hacia adelante… un montón de personas en Chile salieron de la pobreza gracias a ellos… entonces, dado el éxito que ellos tuvieron, quizás Chile se va al extremo y empieza a prestar demasiada atención a ellos [los economistas], bueno, a nosotros”. (E)
Finalmente, una porción minoritaria de participantes atribuyó esta influencia a ventajas estructurales que la economía, como disciplina, poseería:
“La gente tiende a asociar la economía con el Banco Central y la macroeconomía, pero la verdad es que la economía es un método analítico que tú puedes aplicar a cualquier ciencia, especialmente a las ciencias sociales… pero nosotros tenemos una ventaja, estamos entrenados para medir, que es algo que otras ciencias sociales no hacen… pero nosotros, los economistas, estamos educados desde el comienzo de nuestra carrera a proponer una hipótesis y luego proceder a probarla econométricamente… otras ciencias han intentado ponerse al día, pero nosotros llevamos la ventaja… entonces nosotros podemos tener una opinión en casi cualquier tema, porque tenemos un método que nos permite formular un problema y resolverlo… y este es el imperialismo de los economistas”. (X)
Esta última posición es de particular interés porque conecta la posición de los economistas en Chile, con un aspecto que –a juicio del participante– es esencial para la disciplina: la medición cuantitativa y econométrica. Por lo mismo, esta influencia no sería contingente a eventos políticos o a realizar ciertos aportes (De hecho, ambas ideas resultan especialmente interesantes de discutir). Lo llamativo es que, contrario a lo que se podría desprender de la posición de este participante, la idea de que la economía es una disciplina únicamente apegada a elementos cuantitativos y numéricos es, por cierto, algo bastante contencioso.
Entre lo positivo y lo normativo: Las tensiones del economista
Más allá de las diferencias que se analizaron, es importante destacar que la gran mayoría de los participantes coincidieron en la importancia de la evidencia para la economía y los economistas:
“Para ti, puede que el color verde sea más bonito, pero hay una verdad que va más allá de eso… puedes tener preferencias, pero tú vas a estudiarlas y contrastarlas con evidencia, con modelos”. (B)
“Uno tiene una convicción como economista y experto en políticas públicas, porque no se te puede olvidar cuál es tu rol, uno no es un político… por eso, si estás convencido de que [la política pública A es mejor que la política B] es porque tienes un respaldo, tienes los datos, tienes estudios, tienes experiencia comparada, etc… Yo no voy a buscar la política pública que sea más popular para la mayoría, yo voy a buscar la política por la que estoy convencida, no por un tema ideológico, sino porque tengo la evidencia para decir que esa política mejora las condiciones de vida de los pobres, porque entrega mayor libertad a las personas, porque yo creo en eso”. (T)
Es interesante notar en el último extracto cómo dentro de este marcado compromiso con el uso de evidencia, también se entrecruzan aspectos ideológicos que esta participante pareciera no considerar como tales (p.ej.: entregar mayor libertad a las personas). Esto, de algún modo, anticipa el espectro de opiniones recogidas respecto a cuán positiva o normativamente se orientan los economistas en Chile, de acuerdo con los participantes:
“Ninguno de nosotros [profesores de la Universidad 2] escribe columnas de opinión política, nuestras columnas solo son técnicas… tratan temas de políticas públicas porque son columnas aplicadas, pero no abordan temas valóricos, se trata de temas que en último término son técnicos… y esto es algo muy típico de [Universidad de Estados Unidos], donde nos entrenaron para mantener totalmente separado el lado positivo del lado normativo de la economía, y nosotros hacemos esa distinción súper claramente… nosotros hacemos recomendaciones, sí, pero todo eso está apoyado en elementos positivos”. (X)
“Tiene que haber un equilibrio, nosotros no somos de la idea de que la evidencia [económica] es el único argumento válido… tiene que haber un equilibrio entre todo tipo de argumentos [normativos y positivos], y ojalá que la evidencia sea considerada lo más que pueda… pero está bien, ambos argumentos son igualmente válidos… el problema surge cuando cosas que son normativas tratan de ser disfrazadas… mientras esa distinción esté bien clara, yo no tengo ningún problema”. (N)
“Es un argumento circular, porque cuando tú dices que no estás orientado políticamente, ya tienes una orientación política, porque estás defendiendo una mirada y una metodología que están mostrando una realidad orientada por tu marco teórico… entonces yo veo un montón de hipocresía en la visión de otros economistas que se denominan a sí mismos como “asépticos”, como si acaso su trabajo no tuviese una orientación política, y eso está muy relacionado con el curriculum de la carrera”. (W)
Como muestran estos extractos, se observan posiciones que van desde la total identificación con una orientación cuantitativa y positiva hasta aquellas que reconocen que todo lo relativo a la economía es normativo. Estas posiciones, totalmente contrapuestas, derivan en una importante desconfianza que los participantes expresaron hacia otros economistas:
“Hay gente dentro de la disciplina que trata de predicar en lenguaje técnico algo que claramente es ideológico… estoy hablando de los economistas de Chicago en Chile… uno los lee varias veces al mes en distintos diarios [periódicos], y ellos tratan de hablar desde un punto de vista técnico, pero no tienen evidencia para afirmar lo que afirman, de hecho, muchas veces la evidencia va en la dirección contraria… entonces tú no vas a perder tu tiempo tratando de desmentirlos, porque sabes que hay un componente ideológico muy fuerte detrás… disfrazar lo ideológico como algo técnico es algo que mucha gente hace… la economía no es como la física, porque hay personas y procesos sociales involucrados”. (O)
“Yo creo que muchos think tanks no son para nada rigurosos, simplemente prefieren los eslóganes… otros [think tanks], que son muy dogmáticos, solo prestan atención a la evidencia que apoya un lado del argumento… es complicado, pero pienso que puedes hacer un estudio riguroso, basado en evidencia, y no por eso vas a encontrar que todo lo demás está equivocado”. (M)
Así, resulta interesante observar cómo los participantes apuntaron de manera crítica la existencia de posiciones normativas en otros economistas, mas no reconocieron tener una posición propia. Precisamente, por este motivo, es llamativa la reflexión de una participante en torno a esta aparente contradicción:
“Yo creo que al final lo que hace la diferencia son los supuestos que uno tiene, o lo que uno cree que es lo correcto puede ser muy diferente para otros… por ejemplo, yo veo la libertad de elegir como un fin en sí mismo… y las consecuencias de seguir esa idea van a ser criticadas por los que no valoren la libertad de elección tanto como yo lo hago… y al final, yo creo que todo está conectado a esos principios básicos, a las valoraciones que uno hace de las cosas, y ese es el origen de todas las diferencias… si yo compartiera los fines últimos, no solo los que a veces declaras, con el Gobierno, por ejemplo, probablemente yo estaría proponiendo las mismas políticas públicas que ellos están proponiendo ahora”. (K)
Sin duda, es llamativo el carácter de la reflexión de esta participante, pues no reconoció la naturaleza ubicua de los aspectos normativos como un motivo de crítica, sino como el fundamento desde el cual es posible comprender el trabajo de los economistas en áreas aplicadas, como las políticas públicas. Frente a la posibilidad de que esto sea entendido como una renuncia a la importancia de trabajar con apego a la evidencia –como se indicó previamente–, esta participante ofreció otra interesante reflexión:
“¿Sabes?, es divertido, porque, si fuera por mi posición ideológica, yo debería odiar la [agencia de calidad en la educación], pero si tú miras lo que dice la investigación sobre rendición de cuentas, sobre definir criterios para la evaluación de resultados, el hecho de que alguien inspeccione que haya condiciones mínimas en las escuelas, tú ves que es algo necesario… entonces yo admito que la evidencia comparada muestra que la agencia es necesaria, aunque en el fondo de mi corazón yo la odie… desde mi punto de vista ideológico, no me gusta la idea de que exista una agencia estatal que tiene el poder de aplicar regulaciones a las que alguien podría darles un mal uso, pero la evidencia es la evidencia, eso es lo que los expertos dicen y nosotros hacemos eco de eso”. (K)
Como se puede apreciar, esta participante reconoce claramente los límites que lo normativo debe tener: nunca estar por encima de aquello que indica la evidencia. Pero no por esto, lo normativo debe ser desatendido, pues es lo que en definitiva permite comprender de manera más completa el trabajo de los economistas.
La autorreflexión en torno a la propia disciplina estuvo presente en todos los participantes, pero la reflexión de esta participante posee un nivel de profundidad e integración de diferentes miradas que no fue observado en otros casos, y por lo mismo se destaca como tal.
Aportes de una mirada psicológica y cultural
El principal resultado de las entrevistas realizadas a 25 economistas con distintos grados de experiencia, niveles de formación y afiliaciones (universidades, agencias estatales, think tanks) es que no es posible identificar una mirada unitaria en estos actores respecto a la “superioridad” de su disciplina o al rol de orientaciones positivas y normativas dentro de su trabajo. Y tampoco es posible identificar una sola posición, porque prácticamente para todos los temas, los participantes expresaron (muy) distintas posiciones, desde diferentes motivos que dan pie y mantienen la alta influencia social de los economistas en Chile, pasando por diversas percepciones sobre la orientación normativa del trabajo de otros economistas (y las sospechas respecto a dicho trabajo), hasta el impacto que estas orientaciones tendrían. Pese a esto, es posible observar cómo en dos temas centrales para este estudio surge una convergencia sustantiva en las opiniones de los participantes. De esta manera, se destaca que los participantes reconocieron de forma unánime la existencia de una importante influencia social por parte de los economistas en Chile, y también la relevancia que tiene para la disciplina económica trabajar con una orientación positiva –es decir, basada en la evidencia–. Este sustancial grado de acuerdo en torno a la existencia de esta influencia, así como en la importancia de mantenerse lo más apegado posible a una orientación positiva, hacen posible pensar que ambos elementos forman parte de la identidad actual de los economistas en Chile.
Si bien muchos de estos hallazgos son coincidentes con estudios previos acerca de la influencia social de los economistas en el mundo (Fourcade et al., 2015) y en Chile (Ariztía, 2012), o al rol que tiene una orientación positiva en la construcción identitaria de los economistas (Fourcade, 2006), este estudio presenta evidencia novedosa en varios aspectos. En primer lugar, las perspectivas entregadas por los participantes dieron cuenta de un alto interés por el denominado “debate moral en la economía”. Este debate, pese a ser calificado como “inevitable” (Fourcade, 2018), ha recibido muy poco interés por parte de los economistas, quienes prefieren poner el foco de su discusión en aspectos técnicos (Colander, 1994).
En segundo lugar, y quizás lo más sustantivo, es que los datos recolectados no permiten sostener la imagen de los economistas como actores sociales “todopoderosos” (Heredia, 2011) que buscan maximizar cualquier ámbito de acción para volverse más influyentes. Lejos de esto, se pudo registrar cómo buena parte de los participantes reconocían esta influencia, pero eran abiertamente críticos hacia ella, o bien consideraban que esta debía ser moderada.
En este sentido, la principal contribución que ofrece el presente trabajo reside precisamente en rescatar esta diversidad de voces dentro de una comunidad científica específica (Osbeck et al., 2011; Pühringer y Bäuerle, 2018), sin colapsar estas visiones dentro de una especie de acuerdo “promedio” que vuelva uniforme la mirada de un grupo que denominamos “economistas chilenos”.
Es precisamente en este último aspecto donde la mirada de la psicología cultural resulta crucial en este estudio. Buena parte de los estudios que han analizado el caso de los economistas en Chile (p. ej.: Ariztía, 2012; Markoff y Montecinos, 1993; Valdés, 1995) han sido construidos desde distintas perspectivas de los estudios sociales de la ciencia, los que generalmente adoptan una mirada que subsume al individuo dentro de las características centrales del grupo o comunidad científica a la que pertenece (p. ej.: Carré, 2018; Shapin, 2012). Ciertamente, los elementos sociopolíticos y culturales que rodean a los economistas en Chile no pueden ser desatendidos en ningún caso. Pero lo anterior no significa que estos factores han de ser suficientes para comprender la manera en que economistas puntuales construyen su posición dentro de la disciplina y la comunidad científica local. Tal como lo indican los extractos presentados, la diversidad de posiciones observadas parece ser la norma, más que una fuente de error.
Por otra parte, tal como se mencionó al inicio de este trabajo, los estudios planteados desde la psicología, habitualmente adolecen de una visión solipsista en la que, por ejemplo, la construcción de la identidad profesional es un fenómeno que puede ser plenamente comprendido desde una visión individual de la persona, o bien desde sus características de personalidad (p. ej.: Feist, 2013). Nuevamente, esta visión resulta demasiado estrecha a la luz de la importancia que los participantes de este estudio atribuyeron al entorno cultural en el que la disciplina económica se ha desarrollado en Chile. Es por esta conjunción de factores que surge la necesidad de equilibrar una mirada sensible a perspectivas personales, pero que las desarraigue del mundo social al que pertenecen y en el que cobran sentido. Este es, precisamente, el propósito de la psicología cultural y también su principal contribución.
Discusión
A menudo las circunstancias políticas, sociales y económicas avanzan a una velocidad mayor que el trabajo académico. En vez de intentar esconder estas contingencias debajo de una alfombra de un cientificismo impostado, considero relevante compartir cómo éstas han afectado particularmente al estudio aquí descrito. Desde octubre de 2019, Chile se ha visto sacudido por dos eventos con orígenes y características muy diferentes, pero que han transformado radicalmente el escenario social y cultural que actuó como telón de fondo para el trabajo de campo presentado, el cual fue realizado antes del mencionado año.
En primer lugar, el popularmente denominado “estallido social” del 18 de octubre de 2019: una revuelta social a escala nacional, sin líderes políticos o ideológicos claros, en la que una enorme mayoría ciudadana se manifestó de forma masiva en las calles pidiendo soluciones a problemas sociales –salud, pensiones, educación, vivienda– que el descollante éxito macroeconómico del país en las últimas tres décadas simplemente no pudo solucionar. Desde una perspectiva institucional, esta revuelta derivó en un acuerdo político que abrió la puerta, a través de un plebiscito, para cambiar la Constitución Política de 1980, elaborada en dictadura y sindicada como la gran traba que había bloqueado cualquier cambio sustantivo al modelo social y político en cuestión. Desde un punto de vista cultural, esta revuelta transformó radicalmente muchos de los consensos que se habían instalado en el país durante los últimos 30 años: la centralidad del desarrollo económico, la importancia del equilibrio fiscal, o proteger ante todo la inversión privada en el país. Todos estos principios, directamente relacionados con la importancia social de los economistas, entraron en un profundo cuestionamiento desde múltiples actores sociales, quienes pusieron en duda que estos principios debiesen tener prioridad por sobre el bienestar y la dignidad de las personas.
Tan solo unos meses después, con la llegada a Chile de la crisis sanitaria asociada al COVID-19, se verían las consecuencias prácticas de este cuestionamiento. Producto de las estrictas políticas de confinamiento y restricción de todo tipo de actividades no esenciales, establecidas por la autoridad sanitaria a escala nacional, la pandemia dejó a cientos de miles de personas sin empleo (formal o informal) y, peor aún, sin la posibilidad de buscar uno. Este escenario llevó a la promoción de políticas públicas que un año antes hubiesen sido inimaginables, como el retiro parcial de parte de los fondos de ahorro previsional, en dinero efectivo. Esta medida, criticada transversalmente por todo el espectro de economistas en múltiples instancias y medios de comunicación, no solo fue aprobada por el Congreso Nacional, sino repetida en otras dos ocasiones.
Durante el debate, e irónicamente, varios parlamentarios usarían el rechazo de los economistas a esta medida, precisamente como un indicador de que esta debía ser aprobada, pues si ellos la rechazaban, probablemente era porque iría en beneficio del ciudadano común y no de los intereses de grandes grupos económicos. No solo se evidenció un desacople entre el mundo político y la mirada técnica de los economistas que no se observaba desde la década de 1970, sino que también se rompió la imagen del economista como el actor social con la voz preeminente en el desarrollo de políticas públicas.
Es producto de lo anterior que esta discusión resulta tan necesaria, porque los eventos recién descritos obligan a poner en perspectiva los resultados antes presentados. Así, entre otras cosas, es muy probable que el consenso respecto a la influencia social de los economistas en Chile sea mucho más moderado que lo observado hace unos años. O bien que predominen las posiciones moderadas que algunos participantes del estudio ya expresaron, donde la evidencia y las ideas económicas no son la última palabra, sino otra voz dentro de un debate más amplio. Confirmar lo anterior sin un estudio de seguimiento, resulta simplemente imposible, pero esto no impide reconocer –desde la teoría– el valor que este tipo de eventos tiene para el estudio de los fenómenos psicológicos y culturales.
En este caso, la psicología cultural siempre se ha planteado como una teoría dinámica (Valsiner, 2014), que comprende los fenómenos humanos como fenómenos en desarrollo y, en ningún caso, estáticos. Llevado al presente caso de estudio, esta idea implica que los eventos ocurridos desde 2019 en Chile no invalidan ni desmienten las perspectivas planteadas por los participantes, sino que las ubican dentro de un horizonte de desarrollo temporal que, en definitiva, permite ampliar la comprensión del fenómeno, más que confundirla.
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Notas
1
La financiación de este trabajo fue ofrecida por el programa ANID-Fondecyt Postdoctorado. Proyecto N° 3200593.
2
En este artículo, al hablar de economía se hará siempre referencia a la disciplina económica (en inglés, economics) y no a la economía entendida como actividad productiva o comportamiento de los mercados.
3
Quizás el único caso comparable podría ser el del grupo de “los científicos”, que tuvo lugar en México durante el régimen de Porfirio Díaz (Velázquez, 2010). Pero resulta difícil calificar a este grupo como exponentes de un pensamiento económico tan homogéneo como en el caso de los Chicago Boys.
Notas de autor
* Doctor en Psicología, profesor asistente del Instituto de Ciencias de la Salud, Universidad de O’Higgins. Correo de correspondencia: david.carre@uoh.cl
Información adicional
Para citar este artículo / To cite this article / Para citar este artigo: Carré, D. (2022). Economía y economistas de Chile: Psicología cultural, identidad profesional y un país cambiante. Pensamiento Psicológico, 20, 1-28. doi: http://doi.org/10.11144/Javerianacali.PPSI20.ecpc