Regulación emocional, autoeficacia, salud y conflicto en parejas de pacientes con cardiopatía o cáncer*

Emotional regulation, self-efficacy, health, and conflict in heart disease or cancer patient’s partners

Evelyn Aislyn Torres Quintero , Rozzana Sánchez Aragón

Regulación emocional, autoeficacia, salud y conflicto en parejas de pacientes con cardiopatía o cáncer*

Universitas Psychologica, vol. 22, 2023

Pontificia Universidad Javeriana

Evelyn Aislyn Torres Quintero a

Universidad Nacional Autónoma de México , México


Rozzana Sánchez Aragón

Universidad Nacional Autónoma de México, México


Recibido: 14 julio 2022

Aceptado: 26 junio 2023

Resumen: Las enfermedades crónico-degenerativas afectan no solo a quienes las padecen, sino también a sus parejas, quienes suelen involucrarse en la problemática y experimentar emociones cuya regulación resulta fundamental evaluar con miras a su calidad de vida, brindándoles herramientas para enfrentar de mejor manera su situación; no obstante, la investigación en este terreno es pobre, por lo que el objetivo de este análisis fue explorar las posibles diferencias en el uso, frecuencia y autoeficacia en el ejercicio de las estrategias de regulación emocional, salud y motivos de conflicto por sexo, enfermedad de la pareja y escolaridad en 130 parejas de pacientes con cardiopatía y 131 parejas de pacientes con cáncer. Tras realizar algunos análisis de varianza (ANOVA) se encontró que las mujeres reportaron más motivos de conflicto, que las parejas de pacientes con cardiopatía hacían más uso de supresión expresiva y que las de pacientes con cáncer percibieron menor calidad de vida; en contraparte, quienes tenían alta escolaridad reportaron mejor calidad de vida, mientras que los de baja escolaridad indicaron más motivos de conflicto. Estos datos ponen en evidencia el impacto de las cardiopatías y el cáncer, así como su sobrecarga en la regulación emocional, la salud y el conflicto reportados por las parejas de los pacientes.

Palabras clave:regulación emocional, autoeficacia, salud, motivos de conflicto, parejas, cáncer, cardiopatía.

Abstract: Chronic-degenerative diseases affect not only those who suffer from them, but also their partners, who often get involved in the problem and experience emotions whose regulation is essential for their quality of life, providing them with tools to better face their situation. However, research in this area is poor. Therefore, the objective of this research was to explore the possible differences in the use, frequency, and self-efficacy in the exercise of emotional regulation strategies, health, and reasons for conflict by sex, partner illness, and schooling in 130 couples of heart disease patients and 131 partners of cancer patients. After performing some analysis of variance (ANOVA), it was found that women reported more reasons for conflict, the partners of patients with heart disease made more use of expressive suppression and those of cancer patients perceived lower quality of life; On the other hand, those who had high education reported better quality of life, and those with low education indicated more reasons for conflict. These data highlight the impact of heart disease and cancer as well as their overload on emotional regulation, health, and conflict reported by the patients' partners.

Keywords: emotional regulation, self-efficacy, health, reasons for conflict, partners, cancer, heart disease.

Salud y calidad de vida

La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (Official Records of the World Health Organization, 1948, p. 100). Por este motivo, la salud está determinada por el correcto funcionamiento del organismo, salud mental y social, provisión de recursos y bienestar subjetivo (Herrero, 2016).

Aunado a este concepto, en la década de los setenta surgió el término Calidad de Vida (CV), el cual, además de considerar el contexto individual, familiar y social, tiene en cuenta el estado físico, psicológico y económico; las interacciones sociales, y la valoración subjetiva que el propio individuo tiene sobre su bienestar (Soto & Failde, 2004; Lopera Vásquez, 2020).

En consecuencia, la enfermedad afecta no solo el estado físico, sino también el psicológico, la economía y el círculo social, máxime cuando se trata de aquellas enfermedades con más posibilidad de conducir a la muerte, como lo son las cardiopatías y el cáncer (Herrero, 2016).

En México, las cardiopatías, por una parte, causan aproximadamente 150 mil muertes al año (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2021). Estos padecimientos tienen como consecuencia un deterioro en la funcionalidad física, psicológica y social del individuo al obstaculizar la oxigenación (Soto Telemaco & Ramos Gil, 2020; Granillo Velasco & Sánchez Aragon., 2020b; Soto & Failde, 2004).

Por otra parte, el cáncer se caracteriza por una multiplicación rápida de células anormales (OMS, 2021), que ocasionó 366 618 decesos en México en la década del 2010 al 2020 (INEGI, 2021). Algunos estudios han encontrado que el cáncer decrementa la CV cuando se cuenta con 5 años o más de diagnóstico, 60 años de edad o más, analfabetismo, pobreza, comorbilidades, apoyo negativo, disfuncionalidad familiar, entre otros (Akel et al., 2017; Gallardo Alonso, 2010; Guan et al., 2020).

Estas enfermedades también afectan al círculo social del paciente, porque este atraviesa su proceso de aceptación y adaptación de la enfermedad (Mesa-Gresa et al., 2017). Se ha hallado que las Parejas de Pacientes con Cardiopatía (PPCR) presentan dificultades para dormir, cansancio y preocupación debido emergencias del paciente, así como afectaciones en su vida social y mayor dolor corporal, específicamente, en mujeres que están dispuestas a sacrificarse por su pareja (Broström et al., 2003; Granillo Velasco et al., 2020).

Por su parte, en Parejas de Pacientes con Cáncer (PPCN) se ha encontrado que estas sufren de desgaste emocional, insomnio, reacciones exageradas a las críticas, resentimiento hacia el paciente, alteración en la atención y la memoria, aislamiento, etc. (Martínez Debs et al., 2019; Oechsle et al., 2019; Hudson et al., 2004).

En la relación de pareja se encuentran soportes sociales y afectivos (Maureira, 2011), lo que la convierte en un vínculo importante en la vida de las personas. Sin embargo, con la enfermedad puede percibirse en el paciente limitaciones para realizar sus actividades cotidianas, lo cual incrementa el estrés y otras emociones que facilitan los conflictos de pareja (López Ibor, 2007; Shoubhi et al., 2006), por lo que se vuelve central el estudio de las estrategias de regulación emocional y su autoeficacia al ejecutarlas.

Regulación emocional: su uso, frecuencia y autoeficacia

Las emociones pueden ser conscientes y es posible regularlas cambiando el significado que se le da a una situación (Gross, 2007). La Regulación Emocional (RE) consiste en emplear distintas estrategias para iniciar, mantener o inhibir la frecuencia, magnitud, forma o duración de las emociones, atención o respuesta conductual a estados emocionales, con el fin de adaptarse social o biológicamente (Eisenberg & Spinrad, 2004). Son dos las estrategias de RE que destacan por ser las más usadas en la vida cotidiana: la Reapreciación Cognoscitiva (RC) y la Supresión Expresiva (SE) (Gross, 2007).

La RC tiene como objetivo una reevaluación cognitiva que hace que las personas sean más analíticas y desapegadas emocionalmente. En contraste, la SE consiste en inhibir u ocultar las respuestas conductuales de las emociones después de experimentar la emoción, lo que le exige un gran esfuerzo a la persona, generando ansiedad, depresión, bajos niveles de autoestima, dificultad en las relaciones interpersonales, entre otros (Sánchez Aragón et al., 2008; John & Gross, 2007; Porro et al., 2012).

Además de las estrategias de RE (acuerdo y frecuencia con su uso), es importante considerar la autoeficacia en su ejecución, es decir, las creencias acerca de las capacidades propias respecto al dominio de su ejecución. Cuando las personas se sienten capaces de controlar sus pensamientos, regulan la emoción con más facilidad y reducen los niveles de ansiedad y comportamiento evitativo (Bandura, 1994).

Se ha observado que existe una asociación entre la RE y la salud: por ejemplo, un uso adecuado de las estrategias de RE promueve un mejor funcionamiento cardiovascular (Núñez Martín & Castillo Gualda, 2019) y decrementa el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón (Kubzansky et al., 2011).

Asimismo, en pacientes con cáncer, una adecuada RE es un buen predictor para su salud y la calidad de su relación, ya que la pareja se beneficia por la inteligencia emocional de sus miembros (Peinado Portero, 2015).

Por su parte, las PPCR suelen experimentar emociones negativas, como ansiedad, debido a la creencia de que la actividad física puede causar un evento cardiaco (Köhler et al., 2016). En este sentido, Aerts et al. (2019) encontraron que, en pacientes con cáncer y sus cuidadores, el uso de la RC se relacionó con menos preocupación y menos ansiedad después de una cirugía, sin embargo, la SE se asoció con el decremento de memoria.

Asimismo, se ha encontrado que una alta autoeficacia en cuidadores primarios se relaciona con la habilidad de controlar pensamientos y el alivio a la sobrecarga (Cheng et al., 2018), ya que la autoeficacia actúa como un mediador positivo en la regulación emocional y la severidad en la depresión (Barmann, 2015).

En lo referente al sexo, se ha observado que los hombres hacen más uso de la SE y que, al aumentar el uso de la RC, incrementa a su vez el uso de la SE, mientras que las mujeres son más conscientes de sus emociones y tienen más estrategias de regulación emocional en su repertorio (Sánchez Aragón & Méndez Canales, 2011; Goubet & Chrysikou, 2019; Yeh et al., 2017).

De acuerdo con algunos estudios, una escolaridad alta predice mayor uso de estrategias constructivas de RE (Kubansky et al., 2011), lo cual puede deberse a que la educación escolarizada brinda información que favorece el desarrollo de algunas capacidades vinculadas a la RE (Cáceres-Manrique et al., 2015).

Relación de pareja y conflicto

La experiencia de emociones y la necesidad de regularlas parten, entre otras cosas, de los procesos propios de la relación (incluso los derivados de la enfermedad, pero que se mezclan con los procesos normales que se dan en la interacción cotidiana de sus miembros), por lo que a la par pueden surgir incompatibilidades que dan pie al conflicto entre ellos (Rubin et al., 1994). Algunos de los motivos de estas disparidades entre los miembros de la diada pueden ser: intereses, economía, familia política, educación de los hijos, actividades recreativas, hábitos, tiempo, personalidad, celos, ideología, comunicación, trabajo, religión y sexualidad (Arnaldo Ocadiz, 2001).

En pacientes con cardiopatía, se ha encontrado que una sobreprotección por parte de las esposas (de acuerdo con un estudio en el que se entrevistaron a pacientes hombres y a sus parejas), la sexualidad, los eventos hirientes, las actividades de la pareja, la indiferencia y las adicciones desencadenan conflictos (Thompson et al., 1995; Granero Molina et al., 2002; López González & Veloso Pérez, 2005; Parodi, 2013; Saffari et al., 2017; Jiménez et al., 2000; Granillo Velasco et al. 2020; Bravo-Doddoli & Sánchez Aragón, 2021).

Por su parte, en parejas con cáncer, algunas variables que pueden desencadenar conflictos son la comunicación, las estrategias de afrontamiento, la intrusión y el bienestar emocional (Goldsmith & Miller, 2014; Daena et al., 2014; Acquati & Kayser, 2019).

La RE es importante en la salud de los cuidadores puesto que su CV puede verse afectada, debido a la sobrecarga de ser los principales acompañantes durante el proceso de la enfermedad en adultos (Díaz-Benítez & Rodríguez Martínez, 2014). No obstante, pocos estudios han investigado los efectos de la enfermedad en esta población. Por lo anterior, esta investigación tuvo por objetivo explorar las posibles diferencias en el uso, frecuencia y autoeficacia en el ejercicio de las estrategias de regulación emocional, salud y motivos de conflicto por sexo, escolaridad y enfermedad en las PPCR y las PPCN.

Método

Participantes

Se trabajó con 2 muestras no probabilísticas por cuota de parejas de pacientes de: 1) Cardiopatía: 130 adultos mexicanos (65 hombres y 65 mujeres), cuya edad fue de los 19 a 68 años (M = 44.02, DE = 11.43); 27.7 % tenían escolaridad de secundaria, 35.4 %, preparatoria, y 36.25 %, licenciatura. El 71.5 % reportó estar casado, mientras que el 28.5 % vivir en unión libre. El 79.2 % tenía al menos un hijo. El tiempo de vivir juntos fue M = 17.83, DE = 11.51 años. 2) Cáncer: 131 adultos mexicanos (97 hombres y 34 mujeres), con edades de los 18 a los 70 años (M = 46.89, DE = 10.086) y cuya escolaridad era de secundaria (21.4 %), preparatoria (35.9 %) y licenciatura (42.7 %). El 69.5 % estaba casado y el 30.5 % vivía en unión libre. El 82.4 % reportó tener al menos un hijo. El tiempo de vivir juntos fue M = 19.01, DE = 10.88 años.

Tipo de estudio

Esta investigación se considera por su naturaleza comparativa, pues su propósito se orientó a explorar las diferencias que existen respecto a varios aspectos psicológicos (uso, frecuencia y autoeficacia de las estrategias de regulación emocional, salud y motivos de conflicto) por sexo, escolaridad y enfermedad del paciente (cardiopatía o cáncer) en sus parejas.

Instrumentos

Indicadores de Regulación Emocional (Granillo Velasco & Sánchez Aragón, 2020a). Evalúan el uso y frecuencia de las estrategias de RC y SE por medio de 2 reactivos con formato de respuesta tipo Likert, que constan de 2 formas de respuesta: una que evalúa el grado de acuerdo con el uso (1 = Totalmente en desacuerdo a 5 = Totalmente de acuerdo) y otra que evalúa la frecuencia del uso (1 = Nada a 5 = Mucho). Ambos indicadores, de acuerdo con Granillo Velasco y Sánchez Aragón (2020a), obtuvieron validez de contenido otorgada por 10 jueces expertos en la temática, con base en el acuerdo unánime de su pertinencia (aprobación del 100 %).

Escala de Auto-Eficacia percibida en el ejercicio de las Estrategias de Regulación Emocional (Sánchez Aragón et al., 2008). Evalúa la creencia de las personas respecto al dominio que tienen al ejecutar las estrategias de regulación emocional: RC y SE. La sección rasgo, consta de 10 reactivos con formato de respuesta tipo Likert, con 5 opciones de respuesta (1 = Nada capaz a 5 = Muy capaz); dichos ítems se agrupan en dos factores que en el proceso de validación del 2008 explicaron el 57.61 % de la varianza y cuyos coeficientes de confiabilidad Alpha de Cronbach son de 0.84 para SE (p. ej., “Me aferro a no demostrar mi estado emocional”) y 0.84 para RC (p. ej., “Reevalúo la situación y modifico mi reacción”).

Encuesta de Salud SF-36 (Sánchez Aragón et al., 2017; Ware & Sherbourne, 1992). Evalúa la CV relacionada con la salud por medio de 42 reactivos con formato de respuesta tipo Likert, de 5 puntos. Por un lado, consta de 2 indicadores que evalúan la salud en general (1 = Mala a 5 = Excelente) y en comparación con la salud que se tuvo el año pasado (1 = Peor que el año pasado a 5 = Mejor que el año pasado); por otro lado, los reactivos restantes se encuentran distribuidos en 5 factores que explicaron el 65.36 % de la varianza y que arrojaron coeficientes de confiabilidad Alpha de Cronbach de moderados a altos (0.76 a 0.95): 1) Función Física (α = 0.94), que se refiere a qué tanto el estado de salud actual limita a la persona a realizar actividades como caminar varias manzanas o centenares de metros; 2) Rol Físico (α = 0.95), que mide qué tanto la salud actual impide a la persona hacer menos de lo que hubiera querido hacer; 3) Rol Emocional y Función Social (α = 0.93), que cuestiona sobre los impedimentos para realizar las actividades cotidianas y sociales debido a algún problema emocional como estar triste, deprimido o nervioso; 4) Dolor Corporal (α = 0.83), que evalúa qué tanto se ha sufrido de dolor en alguna parte del cuerpo durante el último mes; y 5) Vitalidad (α = 0.76), que cuestiona sobre qué tanto en las últimas 4 semanas la persona se sintió calmada y tranquila.

Escala de Motivos de Conflicto en la Pareja (Arnaldo Ocadiz, 2001). Mide la frecuencia con la que se presentan diversos motivos de conflicto entre la pareja. Consta de 70 ítems en formato de respuesta tipo Likert, de 5 puntos de respuesta (1 = Nunca a 5 = Siempre), agrupados en 13 factores que explicaron el 66.10 % de la varianza y cuyo coeficiente Alpha de Cronbach total fue de 0.86: 1) Educación de los hijos (α = 0.91), consta de 9 reactivos (p.ej., “Forma en que disciplino a mis hijos”); 2) Ideología e Intereses (α = 0.86), constituido por 10 reactivos (p.ej., “Diferentes puntos de vista sobre diversos temas”); 3) Actividades de la pareja (α = 0.82), formado por 6 reactivos (p. ej., “Prefiere hacer otras cosas que pasar tiempo conmigo”); 4) Actividades propias (α = 0.84), conformado por 7 reactivos (p. ej., “El tiempo que le dedico a mis actividades”); 5) Desconfianza (α = 0.79), formado por 7 reactivos (p. ej., “Mi pareja me miente”); 6) Familia política (α = 0.74), compuesto por 4 reactivos (p. ej., “Influencia de su familia”); 7) Religión (α = 0.84), compuesto por 3 reactivos (p. ej., “Creencias religiosas diferentes”); 8) Personalidad (α = 0.82), formado por 4 reactivos (p. ej., “Su carácter”); 9) Sexualidad (α = 0.82), con 3 reactivos (p. ej., “la frecuencia con la que tenemos relaciones sexuales”); 10) Dinero/Irresponsabilidad (α = 0.74), está constituido por 5 reactivos (p. ej., “El modo en que gasto el dinero”); 11) Celos (α = 0.72), formado por 4 reactivos (p. ej., “Sale con personas del sexo opuesto”); 12) Adicciones (α = 0.65), consta de 3 reactivos (p. ej., “Yo fumo”), y 13) Familia de origen (α = 0.74), constituido por 3 reactivos (p. ej., “Influencia de mi familia”).

Procedimiento

La aplicación de los cuestionarios fue realizada en lugares públicos (albergues, hospitales, clínicas), casas y oficinas por estudiantes de psicología calificados, en los cuales pudieran encontrar participantes que cumplieran con los siguientes criterios de inclusión: ser mayor de 18 años, que tuviera una relación de pareja con alguien que estuviera enfermo(a) de alguna cardiopatía o algún tipo de cáncer, que al menos tuvieran 6 meses viviendo juntos y de relación de un año, con escolaridad mínima de secundaria y que accedieran de manera voluntaria, anónima y confidencial a participar en la investigación. A los participantes se les indicó que la investigación se refería a cuestiones personales y sobre sus relaciones de pareja y que sus datos se tratarían solo con fines científicos. Asimismo, se pusieron a su disposición los resultados personales y se resolvieron dudas durante la aplicación. Se tomaron las consideraciones éticas, en cumplimiento de las reglas establecidas por la Ley de la Salud Mental del Distrito Federal (Jefatura de Gobierno, 2011), la Ley General de Salud en Materia de Investigación en Salud (Cámara de diputados del H. Congreso de la Unión, 2014) y la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2013) sobre los principios éticos para la investigación médica con humanos.

Análisis de datos

Para cumplir con el objetivo de la presente investigación, se realizaron varios análisis de varianza (ANOVA) de 2X2 para conocer los efectos principales y de interacción en las variables en estudio, a partir del sexo y la enfermedad del paciente, así como por escolaridad y enfermedad del paciente.

Resultados

Tras realizar los análisis de varianza se encontraron diferencias estadísticamente significativas en algunos factores que operacionalizan a las variables en estudio. Los resultados indican que son los hombres quienes reportaron mayor autoeficacia en la ejecución de la SE y más frecuencia en los conflictos derivados de sus actividades. Por su parte, las mujeres reportaron más problemas en su vida cotidiana y social por el rol emocional y la función social y más conflictos de pareja por religión y por adicciones en comparación con los hombres (Tabla 1).

Tabla 1.
Efectos principales por sexo
Efectos principales por sexo

*p < 0.05.


En lo que respecta a los efectos principales por enfermedad de la pareja, se encontró que las PPCN se sentían más limitadas en su función física y reportaron más motivos de conflicto por su familia de origen que las PPCR (Tabla 2).

Tabla 2.
Efectos principales por enfermedad de la pareja
Efectos principales por enfermedad de la pareja

*p < 0.05.


Los datos también arrojaron que son las mujeres PPCR quienes están más de acuerdo con el uso SE, seguidas de los hombres PPCN y, por último, casi de igual manera, por hombres PPCR y mujeres PPCN (Tabla 3).

Tabla 3.
Efectos de interacción de sexo y enfermedad de la pareja
Efectos de interacción de sexo y enfermedad de la pareja

*p < 0.05.


Los datos también indican que aquellos que terminaron una licenciatura sintieron menos limitaciones en su función y rol físicos: se sentían con más vitalidad, describían tener una mejor salud general y percibieron más autoeficacia en RC, en comparación con las personas que terminaron sus estudios en la secundaria y preparatoria. Por su parte, las personas que estudiaron hasta la secundaria reportaron tener más motivos de conflicto por dinero, familia política e hijos, en comparación con las personas con educación media superior y superior (Tabla 4).

Tabla 4.
Efectos principales por escolaridad
Efectos principales por escolaridad

*p < 0.05.

**p < 0.01.

***p < 0.001.


Discusión

El objetivo de esta investigación fue explorar las posibles diferencias en el uso, frecuencia y autoeficacia en el ejercicio de las estrategias de regulación emocional, salud y motivos de conflicto por sexo, escolaridad y enfermedad en las PPCR y PPCN.

En lo referente a los efectos principales por sexo, los resultados arrojaron que los hombres son quienes reportan más autoeficacia en el uso de la SE y más conflictos con su pareja por las actividades propias. Quizá por su entrenamiento durante el proceso de socialización, en el que se favorece la inhibición de su experiencia y expresión emocional, los varones suelen utilizar con más frecuencia SE (Sánchez Aragón & Méndez Canales, 2011). Por su parte, los conflictos por actividades propias pueden ser explicados porque, con la presencia de la enfermedad en la pareja y el cumplimiento de las actividades que tienen, se generen incompatibilidades en los tiempos y atención proporcionada, lo que conlleva a dificultades para encontrar un balance entre el trabajo, las labores encaminadas al apoyo de la pareja enferma y la familia (Blanchard Fields & Chen, 1997).

Asimismo, los resultados mostraron que son ellas quienes reportan más problemas en cuanto al rol emocional y función social, así como más conflictos por religión y adicciones. Ello quizá se deba a que las mujeres son más proclives a sufrir depresión y ansiedad (Montesó-Curto et al., 2011; Belló et al., 2005; Berenzon Gorn et al., 2005; Sánchez López et al., 2006); además, pueden experimentar los efectos de las diferencias por los roles de género, trabajar o no fuera de casa, apoyo social bajo, estrés, sobrecarga por la enfermedad de la pareja, etc. Con respecto a los motivos de conflicto, a pesar de que casi no existe literatura al respecto, en algunos casos la religión causa tensión en las mujeres debido a que, en general, las confinan a una serie de obligaciones morales que favorecen al dominio masculino (Tarducci, 2001). Además, la transición de una familia tradicional a una contemporánea, en la que la ley apoya a la mujer liberada (Echeverri Ángel, 1998), puede crear tensión en la pareja y dar origen a conflictos. En cuanto al consumo de sustancias, son los hombres los principales consumidores de tabaco y alcohol (Secretaría de Salud, 2017a, 2017b), lo que puede explicar por qué las mujeres reportan más conflictos en este tema.

Cuando se trata de las diferencias causadas por efectos principales de la enfermedad del paciente, se encontró que las PPCN sentían menos problemas en su función física y reportaron más conflictos debido a la familia de origen que las PPCR. Esto puede explicarse a partir de lo señalado en el resultado anterior, es decir que las parejas de estos pacientes sufren de preocupación y sobrecarga de trabajo (Díaz-Benítez & Rodríguez Martínez, 2014), lo que las desgasta y las limita en otras actividades que exigen esfuerzos físicos (Sánchez Aragón et al., 2017). Además, en cuidadores primarios de pacientes con cáncer, se ha encontrado que aquellos sufren de baja autoestima, desgaste emocional, insomnio, desesperanza, resentimiento hacia el paciente, alteración en la atención y la memoria, cansancio y aislamiento (Martínez Debs et al., 2019; Hudson et al., 2004). La sobrecarga que presentan las PPCN puede ser la explicación de su baja función física, la cual es menor que en PPCR (Granillo Velasco et al., 2020).

Respecto a los conflictos por la familia de origen, esto puede deberse a que esta opine o interfiera en las decisiones de la pareja, que se preocupe por el desgaste físico de quien cuida o que en la organización de los cuidados del o la paciente haya inequidades, entre otros factores que pudieran impactar en la relación de la pareja (Batista da Costa et al., 2015).

Pasando a los efectos de interacción por sexo y enfermedad, los resultados arrojaron que son las mujeres PPCR quienes muestran más acuerdo con el uso de la estrategia de SE, seguidas de los hombres PPCN y, por último, por hombres PPCR y mujeres PPCN. Estos resultados se contradicen con lo hallado por Sánchez Aragón y Méndez Canales (2011), quienes encontraron que son los hombres quienes usan con más frecuencia esta estrategia. Sin embargo, se ha reportado que las mujeres PPCR, que suelen estar dispuestas a sacrificarse por el bienestar de su pareja, se ven afectadas por su enfermedad, lo que podría explicar que prefieran suprimir sus emociones para que su pareja no se preocupe por ellas (Granillo Velasco et al., 2020). Si bien este hallazgo fue significativo, hay que señalar que no hay literatura suficiente con la cual contrastar los resultados encontrados. Sin duda, el papel que juega la pareja del o la paciente es fundamental para la aceptación y enfrentamiento de la enfermedad, lo cual puede comprometerle a ocultar sus emociones.

En lo tocante a los efectos principales por escolaridad, se encontró que aquellos participantes que terminaron una licenciatura describían tener una mejor salud en general, más vitalidad, mejor función y rol físicos y más autoeficacia en la RC, a comparación de las personas que terminaron sus estudios en la secundaria y preparatoria. Estos resultados concuerdan con otros estudios que revelan que la CV aumenta en función de la escolaridad, lo que puede deberse a que un nivel de educativo brinda más oportunidades a las personas para cuidarse más y poder atenderse cuando tienen algún tipo de síntoma (Yasuko et al., 2005; Dueñas González et al., 2009; Cáceres-Manrique et al., 2018; Soria-Romero & Montoya- Arce, 2017; Pons Delgado et al., 2018). Asimismo, una mayor escolaridad se ha asociado a mejores habilidades emocionales (Ruvalcaba et al., 2012), que pueden favorecer un mayor acceso a personas que pueden brindarles apoyo en momentos de necesidad.

A pesar de la carencia en investigaciones sobre la relación entre la autoeficacia en la RC y el nivel educativo, la relación entre autoeficacia y escolaridad ha sido reportado en otros estudios (Serra Taylor & Irizarry Robles, 2015; Campos & Pérez, 2007), que indica que el nivel educativo provee conocimientos y habilidades que brindan mayor eficacia percibida en diferentes ámbitos de la vida, lo que podría incluir a la autoeficacia en la RC.

Por su parte, las personas que estudiaron hasta la secundaria reportaron tener más motivos de conflicto con su pareja debido a sus hijos, el dinero y la familia política, en comparación con las personas con educación media superior y superior.

Respecto al tema de los hijos, en primer lugar, una baja escolaridad guarda relación con el maltrato físico hacia los hijos (Yachimba 2013), mientras que una mayor educación de los padres está asociada a un estilo parental inductivo, comunicación afectiva hacia los hijos y un mejor desempeño académico de estos (Ruvalcaba et al., 2012; Tapia et al., 2017), por lo que las parejas que estudiaron hasta la secundaria pueden tener menos acuerdo en la forma de educarlos.

En segundo lugar, se ha comprobado que una menor escolaridad se relaciona con un mayor índice de empleo informal, lo que, a su vez, se relaciona con menores ingresos (Ibarrola, 2019; Favila, 2017), por lo que no es de extrañar que las parejas cuya escolaridad llega hasta la secundaria tengan más conflictos por dinero.

Finalmente, la familia política puede tener una gran influencia en la relación de pareja, máxime en el contexto de la enfermedad, ya que las expectativas de cuidado hacia el paciente crecen y esto puede representar una presión para el cuidador, por lo que la familia política puede entrometerse de manera directa o indirecta, generando conflictos entre sus miembros (Batista da Costa et al., 2015; Carreño & Morales, 2016).

A manera de conclusión, las PPCR y las PPCN suelen sufrir de sobrecarga debido a que frecuentemente asumen el rol de cuidadores primarios, por lo tanto, pueden sufrir desgaste físico, mental y emocional. Sin embargo, son pocos los estudios los que se han dado a la tarea de investigar sobre los efectos de la enfermedad en la salud de la pareja y en la relación.

El presente estudio arrojó que la enfermedad afecta de manera distinta a las parejas de los pacientes de acuerdo a su sexo, a la enfermedad de la pareja y a su escolaridad, siendo que las mujeres de ambos grupos reportaron más motivos de conflicto. las mujeres PPCN sufren más deterioro en su CV que las PPCR hombres, las PPCR mujeres hacen más uso de SE, las personas con educación superior tienen una mejor CV, y las personas que estudiaron hasta la secundaria reportaron más motivos de conflicto. Como limitaciones del presente estudio, se encontró la carencia de literatura sobre las parejas de pacientes con enfermedades crónico-degenerativas que contribuyeran a la explicación de algunos de los datos obtenidos. Además, los Indicadores de Regulación Emocional no fueron validados expresamente por las muestras de este estudio. Hacia futuro, se podría profundizar más en el efecto de la sobrecarga en las parejas cuidadoras y la manera en la que llevan sus relaciones en diversos aspectos, incluso los efectos de esta en la dinámica familiar (cuando hay hijos y cuando no los hay).

Agradecimientos

Proyecto financiado por la Dirección General de Apoyo al Personal Académico (DGAPA-UNAM) IN 304919 “Factores Protectores y de Riesgo a la Salud en Parejas Sanas y con Enfermedades Crónico-Degenerativas”.

Referencias

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Notas

* Artículo de investigación.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: aislynquintero@hotmail.com

Información adicional

Para citar este artículo: Torres Quintero, E. A. & Sánchez Aragón, R. (2024). Regulación emocional, autoeficacia, salud y conflicto en parejas de pacientes con cardiopatía o cáncer. Universitas Psychologica, 22, 1-15. https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy22.reas

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