Factores relacionales del compromiso en la pareja puertorriqueña *
Relational Factors of Commitment in Puerto Rican Couples
Ruth Nina-Estrella
, Yamil Ortiz-Ortiz
Factores relacionales del compromiso en la pareja puertorriqueña *
Universitas Psychologica, vol. 24, 2025
Pontificia Universidad Javeriana
Ruth Nina-Estrella a ruth.nina1@upr.edu
Universidad de Puerto Rico, Puerto Rico
Yamil Ortiz-Ortiz
Universidad de Puerto Rico, Puerto Rico
Recibido: 27 febrero 2025
Aceptado: 29 septiembre 2025
Resumen: El compromiso es un constructo fundamental para comprender la estabilidad y la duración de las relaciones románticas. Por lo tanto, identificar las variables que predicen el compromiso es esencial para entender la dinámica relacional. Este estudio examina los factores predictivos del compromiso, incluyendo la satisfacción, la inversión, la comunicación, las estrategias de mantenimiento y la paternidad. A través de un diseño cuantitativo, no experimental y transversal, se recopilaron datos de 81 participantes. El análisis de regresión lineal múltiple reveló que el modelo propuesto explicó el 71 % de la varianza en el compromiso. Sin embargo, solo la satisfacción fue un predictor significativo en el modelo inicial. Para considerar el tamaño reducido de la muestra, se realizó un análisis de bootstrapping, que destacó la significancia de la inversión y la paternidad, hallazgos que no se habían observado en el modelo paramétrico. Los resultados de este estudio sugieren que una mayor satisfacción, una mayor inversión y la paternidad fortalecen significativamente el compromiso en parejas puertorriqueñas. Estos hallazgos subrayan la importancia del bienestar emocional, las inversiones compartidas y la dinámica familiar en la consolidación de relaciones duraderas. Se recomienda para futuras investigaciones exploren estas relaciones en muestras más amplias y diversas para profundizar en la comprensión de las dinámicas del compromiso en distintos contextos culturales.
Palabras clave:compromiso, factores relacionales, pareja puertorriqueña, satisfacción, paternidad.
Abstract: Commitment is a fundamental construct in understanding the stability and longevity of romantic relationships. Therefore, identifying the variables that predict commitment is essential for understanding relationship dynamics. This study examines predictive commitment factors, including satisfaction, investment, communication, maintenance strategies and parenthood. Using a cross-sectional, non-experimental quantitative design, data were collected from 81 participants. Multiple linear regression analysis revealed that the proposed model explained 71 % of the variance in commitment. However, only satisfaction was found to be a significant predictor in the initial model. To account for the small sample size, a bootstrapping analysis was conducted, which highlighted the significance of investment and parenthood, findings that were not observed in the parametric model. The results of this study suggest that higher satisfaction, greater investment, and parenthood significantly strengthen commitment among Puerto Rican couples. These findings underscore the importance of emotional fulfillment, shared investments, and family dynamics in fostering long-term relational stability. Future research should further explore these relationships in more extensive and more diverse samples to deepen the understanding of commitment dynamics in different cultural contexts.
Keywords: commitment, relational factors, Puerto Rican couples, satisfaction, parenthood.
Durante las últimas décadas, la psicología ha mostrado un notable interés en comprender los factores que contribuyen a que una pareja permanezca unida (Machia et al., 2022). Entre estos factores, el compromiso se reconoce como un constructo clave para explicar las razones que sostienen una relación, el cual se manifiesta principalmente a través de dos dimensiones: (1) la decisión de estar con la persona amada y (2) el deseo de mantener la relación a largo plazo (Heim & Heim, 2023; Ogolsky & Monk, 2019). Estos dos elementos pueden coexistir en una relación o presentarse de forma independiente (Lin et al., 2022).
Al revisar la literatura sobre el compromiso, se identifican diversas perspectivas teóricas que lo conceptualizan desde enfoques unidimensionales o multidimensionales (Agnew & Vanderdrift, 2018). Según Stanley (2021), el compromiso surge a partir de la experiencia de un sentido de "nosotros" y la construcción de un proyecto futuro compartido. Por su parte, Bradbury y Karney (2019) lo definen como la intención de permanecer en una relación y sentirse vinculado a ella, como resultado de la satisfacción y la dependencia mutua. Asimismo, el compromiso se ha identificado como un predictor de conductas pro-relación, las cuales facilitan la continuidad de la relación de pareja, pues evoca pensamientos, emociones y motivaciones orientadas a la permanencia en la misma (Tran et al., 2019).
No obstante, en la literatura sobre el compromiso persiste una falta de claridad respecto a los elementos que componen este constructo, ya que muchas de sus definiciones tienden a utilizarse como sinónimos de satisfacción o estabilidad en la relación, lo que genera ambigüedad. Como tampoco existe un consenso sobre los aspectos que abarca el compromiso: para algunos autores, se relaciona con la duración de la relación; para otros, con la cercanía afectiva, o bien con una evaluación basada en costos y beneficios dentro de la pareja. De igual forma, muchas conceptualizaciones omiten considerar los cambios que puede experimentar el compromiso relacional a lo largo de las diferentes etapas del ciclo vital de la pareja, así como la influencia del contexto cultural del que provienen los miembros de la relación.
Modelo teóricos sobre el compromiso
En relación a los modelos teóricos del compromiso, inicialmente se encuentra el modelo de cohesión (atracción-barreras) de Levinger (1996), basado en el trabajo de Lewin (1951), sobre la concepción de fuerzas psicológicas impulsoras e inhibidoras. Desde este modelo se define el compromiso como la suma total de atracciones y barreras dentro de una relación, menos la suma de las atracciones y barreras que rodean la alternativa externa relevante. Las fuerzas se configuran en elementos de barreras o atracción, los cuales contribuye al mantenimiento o no de la estabilidad de la pareja. En este modelo teórico, los aspectos positivos deben superar a los negativos, para que una relación permanezca comprometida. Por lo tanto, el compromiso se desarrolla gradualmente en la medida en que los integrantes de la relación pasan tiempo juntos, e invierten en la relación lo que es altamente valorado (Escobar-Mora et al., 2019).
Otro modelo teórico identificado en la literatura es el desarrollado por Stanley y Markman (1992), el cual comprende dos factores: la dedicación y las restricciones. Estos autores se enfocan en el “querer hacer” y el “tener que hacer” para mantener el compromiso. La dedicación personal se refiere al deseo de la persona de preservar la calidad de la relación, mientras que las restricciones aluden a las presiones externas o internas que favorecen la permanencia en pareja (Stanley et al., 2010). Cuando una relación evoluciona de manera positiva, la combinación de dedicación y restricciones puede aportar estabilidad. Sin embargo, cuando la relación se deteriora, los integrantes pueden sentirse atrapados, lo que conlleva a la insatisfacción y aumenta el riesgo de disolución (Johnson et al., 2019).
Mientras, el modelo tripartita de Johnson (1991) parte desde una perspectiva multidimensional, el cual se compone de tres tipologías de compromiso: (1) personal, que se refiere al deseo de permanecer en una relación; (2) moral, que atañe al sentido de obligación moral de mantenerse en la relación; y (3) estructural, que implica estar condicionado por diversos aspectos que contribuyen a la continuidad o disolución de la relación, como la satisfacción. Cada uno de estos elementos se integra mediante distintos factores sostenidos por diferentes sentimientos (Pope & Cashwell, 2012).
Por otra parte, el modelo que ha generado un mayor desarrollo investigativo es el modelo de inversión de Rusbult (1980, 1983), basado en la teoría de la interdependencia (Thibaut & Kelley, 1959). Esta teoría postula que la tendencia de las relaciones a desarrollarse y persistir depende no solo de las características individuales de ambos miembros, sino también de la interdependencia establecida entre ellos. En términos conductuales, las acciones tienden a maximizar las recompensas y minimizar los costos. Asimismo, el nivel de interdependencia en una relación está determinado por la satisfacción de la pareja con la relación y por sus percepciones sobre la calidad de las alternativas disponibles (Coy et al., 2019).
El modelo de inversión tiene como objetivo principal predecir el grado de compromiso en una relación y su nivel de satisfacción, representando la experiencia psicológica vivencial de la misma (Hu et al., 2023). Según este modelo, el compromiso se compone de tres factores independientes: (1) el nivel de satisfacción o los beneficios que proporciona la relación, (2) la calidad de las alternativas disponibles y (3) el tamaño de la inversión realizada. Cuando se alcanza un alto compromiso, se observa un elevado nivel de satisfacción y de inversión, lo que reduce la probabilidad de infidelidad.
En las últimas décadas, este modelo se ha ampliado al reconocer la temporalidad en la inversión (Machia et al., 2022). Inicialmente, se consideraba que únicamente las inversiones pasadas influían en la toma de decisiones, sin embargo, recientemente se ha determinado que también las inversiones futuras o los planes de los integrantes afectan el compromiso (Chandler et al., 2023). Asi como, las normativas subjetivas que giran alrededor de la relación de pareja. Estos modelos presentan la limitante de haberse desarrollado principalmente en la cultura anglosajona, donde se promueve la satisfacción personal y el individualismo, lo que hace necesario estudiar el comportamiento de este constructo en países latinoamericanos.
Cabe señalar, que desde este enfoque se considera otros aspectos como son las conductas de mantenimiento, la acomodación, el perdón y los sacrificios por la pareja (Agnew & Vanderdrift, 2018). Las estrategias de mantenimiento contribuyen a la estabilidad de la relación, mientras que la acomodación refleja cómo la persona ajusta su comportamiento según su nivel de compromiso. De manera que el grado de compromiso influye en la disposición a perdonar frente a transgresiones y en la voluntad de realizar sacrificios en beneficio de la pareja. Tambien, la satisfacción sigue siendo un factor crucial, no solo para la relación, sino también para el bienestar físico y psicológico de los miembros de la díada. Según Joel et al. (2020), la satisfacción depende principalmente de aspectos relacionados con la relación, como el aprecio, el compromiso y la reducción de conflictos. De igual manera, la confianza en la pareja y la capacidad de satisfacer necesidades mutuas contribuyen de manera significativa a mantener la estabilidad de la relación (Toma et al., 2022)
Desde una perspectiva latinoamericana, se encuentra el trabajo de Sánchez-Aragón & Díaz-Loving (2010), en donde el compromiso se considera una etapa dentro de la dimensión de acercamiento-alejamiento. El compromiso está presente en situaciones en las que existe un acuerdo de continuar la relación a largo plazo, basándose en antecedentes de romance y/o pasión. Para estos autores, el compromiso constituye un elemento que contribuye a la funcionalidad de la relación.
En otro enfoque, Weigel (2008), plantea un modelo teorico que establece como predictores significativos del compromiso la calidad de la comunicación, la resolución efectiva de problemas y la adaptación de la pareja. Según este modelo, el compromiso se construye y se mantiene a través del proceso de comunicación que ocurre entre los miembros de la pareja. En este proceso son significativos los pensamientos positivos sobre la relación y la percepción de que la pareja es central en la vida de las personas (Davis & Weigel, 2019).
A medida que los individuos se comprometen cada vez más con sus relaciones románticas, comienzan a pensarse como parte de una unidad colectiva. La cual pasa de una orientación centrada en el “yo” a una centrada en el “nosotros”, incluyendo a la pareja en su concepto de sí mismo. En la comunicación, la pareja negocia roles, relaciones de poder y otros aspectos de la cotidianidad que afectan el compromiso (Weigel et al., 2020). En este sentido, el compromiso se construye mediante las interacciones y la comunicación propia de la pareja (Weigel & Ballard-Reisch, 2012).
En cuanto a las variables sociodemográficas que contribuyen al constructo del compromiso, la paternidad constituye uno de los eventos más significativos. Esta etapa implica una diversidad de retos asociados al rol de ser padres o madres (Johnson et al., 2019; Ter Kuile et al., 2021a; Ter Kuile et al., 2021b). La transición a la parentalidad requiere que la pareja se ajuste a las distintas etapas de crianza y reorganice su díada para desempeñar exitosamente estos roles (Bogdan et al., 2022). La presencia de los hijos demanda una inversión considerable de tiempo, energía y recursos (Rothwell & Davoodi, 2024). Esto puede afectar la dinámica de la relación de pareja, esta etapa lo cual conlleva cambios significativos: como la reducción del tiempo compartido, el aumento del trabajo doméstico y el desarrollo del vínculo entre padres e hijos.
Se reconoce que las inversiones realizadas en la paternidad desde una perspectiva cultural colectivista pueden aumentar la probabilidad de que las parejas mantengan o incluso incrementen su compromiso (Gold et al., 2024; Rashid et al., 2025). Sin embargo, la evidencia sobre este aspecto es difusa y limitada, especialmente en la región del Caribe. Al asumir la paternidad, algunas investigaciones reportan una disminución del compromiso (Doss et al., 2009) o efectos negativos (Pinto et al., 2023). Por el contrario, otros estudios indican que algunas parejas experimentan un aumento en su compromiso (Lin et al., 2022). Estos hallazgos se relacionan con factores como las habilidades parentales, el manejo de conflictos y la percepción de los hijos como inversión positiva. Tales factores influyen en la satisfacción de la relación y motivan a la pareja a permanecer en la relación (Apostolou & Kagialis, 2024; Dobrowolska et al., 2020; Hamel et al., 2023; Nomaguchi & Milkie, 2020).
Considerando los modelos teóricos sobre el compromiso anteriormente expuesto, y ausencia de estudio en la pareja puertorriqueña, se propuso analizar la relación entre el compromiso, la satisfacción, la inversión y la comunicación, estrategias de mantenimiento y la paternidad. Además de analizar las aportaciones de estas variables para predecir el compromiso.

Método
Diseño
Esta es una investigación cuantitativa no experimental de cohorte transversal que se llevó a cabo utilizando una muestra no probabilística. Este enfoque se caracteriza por la recolección de datos en un momento específico en el tiempo (Haslam & McGarty, 2018), lo que permite analizar la relación de las variables incluidas en el modelo con la satisfacción de pareja. El diseño transversal, no experimental y de enfoque cuantitativo constituye una estrategia metodológica pertinente para responder a los objetivos planteados en este estudio, ya que permite identificar asociaciones entre las variables relacionadas con el compromiso de pareja (Ato et al., 2013). Sin embargo, este tipo de diseño presenta limitaciones relevantes. La ausencia de un seguimiento temporal impide establecer relaciones causales entre las variables, por lo que los hallazgos deben interpretarse dentro de este marco (Levin, 2006). En relación con el muestreo utilizado, el no probabilístico ofrece ventajas como la rapidez y facilidad en la recolección de datos, la reducción de costos y la utilidad en el acceso a poblaciones específicas o de difícil alcance (Etikan et al., 2015; Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018; Palinkas et al., 2015). No obstante, este tipo de muestreo también puede introducir sesgos en la selección de los participantes, lo que limita la posibilidad de generalizar los resultados a la población total (Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018).
Participantes
La muestra de este estudio se compone de 81 participantes de los cuales el 50.62 % se identificaron como masculino y un 49.38 % como femenino. En cuanto al estado civil, la mayoría de los participantes reportaron estar casados (65.43 %), seguidos por aquellos que indicaron estar en convivencia (19.75 %) o en una relación sin convivir (14.81 %). En relación al tiempo de duración de la relación, el rango más común fue de 2 a 5 años (23.46 %), seguido de 6 a 10 años (22.22 %) y de 21 a 30 años (19.75 %).
La mayoría de los participantes indicó tener hijos (61.73 %), mientras que un 38.27 % reportó no tenerlos. En cuanto al nivel educativo, un 77.78 % de los participantes habían completado estudios universitarios, mientras que un menor porcentaje reportó haber completado parcialmente la universidad (12.35 %) o niveles inferiores de educación. En relación al empleo, un 72.84 % de los participantes reportaron estar empleados, mientras que un 24.69 % indicó no trabajar.
Respecto a la afiliación religiosa, el grupo más grande se identificó como Católica (44.44 %), seguido de aquellos sin afiliación religiosa (24.69 %) y Protestante (20.99 %). La edad promedio de los participantes fue de 40.66 años (DE = 14.63), con un rango de 20 a 80 años.
Este estudio se realizó con la aprobación del Comité Institucional para la protección de los Seres Humanos en la Investigación (CIPSHI) de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (#2122-124).
Instrumentos
Considerando los objetivos del estudio se aplicaron cuatro escalas de tipo Likert que miden satisfacción, inversión, comunicación y compromiso. A continuación, se presenta una descripción de los intrumentos utilizados en el estudio.
Inventario de compromiso (Weigel & Ballard-Reisch, 2012): El instrumento está compuesto por siete ítems que evalúan el intercambio comunicativo que refleja el compromiso en las conductas o actividades de la relación de pareja. El instrumento tiene cinco alternativas de respuestas que oscilan entre nunca (1) y mucho (5). Algunos ejemplos de los reactivos de la escala son: (1) Expresar afecto, (6) Conversar regularmente con la pareja, y (7) Expresar expectativas sobre el futuro de la relación. El coeficiente de confiabilidad interna estimado para esta muestra fue α = 0.85, IC 95 % [0.82, 0.89], lo que indica una consistencia interna satisfactoria para la medición del constructo en esta población.
Escala del Modelo de Inversión de Rusbult (1983): traducida al idioma en español por Vanderdrifft et al., (2014), se seleccionaron tres de las subescalas de la escala original, cada una de estas subescalas pueden ser utilizadas de manera independiente: Satisfacción, inversión y compromiso: (1) Satisfacción que mide beneficios y satisfacción de necesidades afectivas, que consta con cinco reactivos como son Me siento satisfecho/a con nuestra relación, Mi relación es ideal, Nuestra relación satisface mis necesidades; (2) Inversiones, que mide la magnitud así como la importancia de los recursos relacionado con la relación, siendo cinco reactivos, algunos ejemplos En esta relación de pareja he invertido mucho, He invertido mucho en nuestra relación, lo cual perdería si se produce una ruptura, Me siento muy involucrado en nuestra relación debe a que le dedico mucho; Y (3) Compromiso que mide la intención de permanecer en la relación actual, consta de 7 reactivos, algunos ejemplos son Desea que nuestra relación dure mucho tiempo, Estoy comprometida con mantener la relación con mi pareja, Me siento fuertemente unida a mi pareja. En esta versión de las escalas, las alternativas de respuestas oscilaron entre para Totalmente en desacuerdo (1) y Totalmente en acuerdo (5). El análisis de confiabilidad mostró que el constructo de inversión alcanzó un alfa de Cronbach de 0.82, IC 95 % [0.77, 0.88], lo que refleja un nivel aceptable de consistencia interna para evaluar este dominio en la muestra estudiada.
Escala de Estrategia de Mantenimiento: Se utilizo la versión corta de la escala original de Nina-Estrella (2013) que se conforma por 10 reactivos que miden la percepción de las estrategias utilizadas por los integrantes de la pareja en la relación. Las opciones de respuesta fueron de nunca (1) a siempre (5). Ejemplos de los reactivos empleados son: (1) Lo apoyo en momentos difíciles, (5) Hago cosas para demostrarle mi amor y (9) Cuido a mi pareja. El Alpha de Cronbach estimada para este instrumento fue de 0.85 siendo un indicador bueno. En el caso del constructo de estrategias de mantenimiento, la escala obtuvo un alfa de Cronbach de 0.85, IC 95 % [0.82, 0.89], lo cual evidencia una confiabilidad sólida y una adecuada consistencia interna para la evaluación de este factor en la muestra analizada.
Para la comunicación y la satisfacción se utilizaron en escalas diseñadas por Nina-Estrella y Ortiz-Ortiz (2022):
Escala de Comunicacion: Es una evaluación subjetiva de parte de los integrantes de la relacion de pareja sobre su comunicación diádica. La escala de tipo Likert contiene 10 reactivos con opciones de respuesta entre (1) totalmente en desacuerdo a (5) totalmente en acuerdo. Algunos de los reactivos son: (7) Nos escuchamos para tomar una decision, (2) Cuando tenemos desacuerdos los negociamos y (8) Me gusta manipular la discusión para poder salir bien. En el caso del constructo de comunicación, la escala alcanzó un alfa de Cronbach de 0.94, IC 95 % [0.92, 0.95], lo que indica un nivel de consistencia interna excelente para la medición de este factor en la muestra estudiada.
Escala de Satisfacción: La escala de satisfacción relacional mide el grado de satisfacción que perciben los integrantes con la relación. La escala se constituye por 8 reactivos, con respuestas que oscilan entre nada satisfecho (1) a totalmente satisfecho (5). Entre los reactivos que la comprenden se encuentran: (1) La manera que expresa su afecto físicamente, (3) Cuando comparten en su tiempo libre y (7) Las reglas que establecemos en el matrimonio. En el caso del constructo de satisfacción, la escala obtuvo un alfa de Cronbach de 0.87, IC 95 % [0.83, 0.90], lo que refleja una adecuada consistencia interna para la evaluación de este factor en la muestra analizada.
Adicional a ello, toda persona participante completaba un cuestionario de datos sociodemográficos como edad, género, tiempo en la relación, parentalidad, duración de la relación entre otros aspectos. Como también debían completar una hoja de consentimiento informado.
Procedimiento
El reclutamiento de los participantes se hizo mediante un anuncio que se presentó en el correo interno de la Universidad de Puerto Rico y del departamento de Psicología, así como en otras redes sociales. El anuncio consistía en una invitación a participar en un estudio en donde se deseaba conocer la percepción sobre el compromiso en la relación de pareja, aquellas personas interesadas debían cumplir con los siguientes requisitos: (1) ser mayor de 21 años, (2) estar una relación de pareja (como mínimo un año), (3) no estar en consejería o terapia psicológica y (4) no estar pasando por una situación de violencia doméstica. Además, la invitación informaba que la participación consistía en contestar un cuestionario en línea el cual aproximadamente tomaba 20 minutos. Este cuestionario fue preparado utilizando la plataforma Google Forms (2025a) y almacenado en Google Drive (2025b). El anuncio contenía el enlace del cuestionario, como también se indicaba los nombres de la investigadora responsable del estudio y su correo electrónico por cualquier duda.
Cuando la persona accedía a la encuesta en línea, debía leer el consentimiento informado, al aceptar podía contestar el instrumento del estudio. Para garantizar la privacidad y confidencialidad, los cuestionarios se completaban de forma anónima y tenían la posibilidad de imprimir una copia del consentimiento informado.
Resultados
Para los análisis estadísticos de los datos se realizó una regresión lineal múltiple con el propósito de identificar si la paternidad, la satisfacción pareja, la comunicación, estrategias de mantenimiento e inversión predicen el compromiso en la relación de pareja. Para ello, se evaluaron los supuestos de normalidad, homocedasticidad, multicolinealidad y valores atípicos en el modelo de regresión. La normalidad de los residuos se verificó mediante un gráfico Q-Q, el test de Shapiro-Wilk (W = 0.98, p = 0.348) y el test de Lilliefors-Kolmogorov-Smirnov (D = 0.08, p = 0.225), cuyos resultados no fueron significativos, indicando que los residuos podrían haberse generado a partir de una distribución normal. La homocedasticidad se confirmó al observar una distribución aleatoria de los residuales en el gráfico de dispersión frente a los valores predichos. Este gráfico sugiere que los resultados parecen desprenderse de una distribución normal.

En cuanto a la multicolinealidad, los Factores de Inflación de Varianza (VIF) fueron menores a 10 para todas las variables predictoras, sugiriendo ausencia de problemas significativos. Finalmente, los valores extremos fueron identificados utilizando residuos studentizados, destacando aquellos mayores a 3.20 en valor absoluto como potencialmente influyentes. No se observaron valores atípicos en el gráfico.


Los resultados del modelo de regresión lineal fueron significativos, F (5,75) = 36.95, p < 0.001, con un R² ajustado = 0.69, indicando que el 69 % de la varianza en compromiso puede explicarse por las variables predictoras. Entre las variables, únicamente satisfacción tuvo un efecto significativo sobre compromiso (B = 0.81, t (75) = 8.22, p < 0.001), mientras que inversión, comunicación, paternidad y estrategias de mantenimiento no mostraron predicciones significativas. En promedio, un aumento de una unidad en satisfacción incrementa compromiso en 0.81 unidades.

Además de ello, se optó por realizar un procedimiento de bootstrapping con mil muestreos para reforzar la robustez de los hallazgos, especialmente considerando la cercanía a la significancia de algunos predictores en el análisis paramétrico tradicional. El bootstrapping, como método de remuestreo que no depende de estrictos supuestos paramétricos, permitió generar intervalos de confianza más confiables y evaluar la estabilidad de los coeficientes de regresión (Efron & Tibshirani, 1993). Este enfoque resultó particularmente útil para identificar predictores que podrían haber sido subestimados en el análisis inicial, garantizando así una evaluación más exhaustiva del impacto de los predictores sobre compromiso y proporcionando evidencia más sólida para las relaciones observadas (Davison & Hinkley, 1997).
Los resultados indicaron que satisfacción (B0 = 0.81, SE = 0.11, IC 95 % [0.53, 0.98]) y el cambio de la categoría paternidad (B0 = 1.44, SE = 0.71, IC 95 % [0.06, 2.78]) predijeron significativamente compromiso, lo que sugiere que un aumento de una unidad en satisfacción incrementa el compromiso en 0.81 unidades, y que tener hijos se asocia con un incremento promedio de 1.44 unidades. Además, inversión también resultó significativa (B0 = 0.16, SE = 0.08, IC 95 % [0.01, 0.34]), indicando que un aumento de una unidad en inversión incrementa compromiso en 0.16 unidades, en promedio. Por otro lado, comunicación (B0 = 0.11, SE = 0.11, IC 95 % [-0.08, 0.35]) y estrategias de mantenimiento (B0 = -0.06, SE = 0.12, IC 95 % [-0.34, 0.13]) no mostraron efectos significativos sobre compromiso, en línea con lo observado en el modelo de regresión inicial. En comparación con el modelo paramétrico inicial, el análisis con bootstrapping destacó la significancia de la variable inversión y paternidad, lo cual no se había observado previamente.

Discusión
El presente estudio examinó predictores relacionales del compromiso en parejas puertorriqueñas, encontrando que la satisfacción emergió como el predictor más robusto en el modelo paramétrico (R² ajustado = 0.69), mientras que el análisis de bootstrapping corroboró la relevancia de la inversión y la paternidad como predictores adicionales. En conjunto, los hallazgos sugieren que mayores niveles de satisfacción, mayores inversiones realizadas en la relación y la presencia de hijos se asocian con un compromiso más elevado. Lo cual reafirma que el compromiso es un indicador clave de la calidad de la relación (Joel et al., 2020).
Asimismo, el surgimiento de un sentido de compromiso implica el desarrollo de una identidad compartida, o un "nosotros", en la relación (Stanley, 2021). En este sentido, los miembros de la pareja no se perciben como individuos completamente separados, sino como parte de una unidad que ha construido una cultura relacional propia, basada en un vínculo psicológico que brinda estabilidad. Estos resultados coinciden con la literatura reciente, que identifica la satisfacción como un componente esencial que nutre el deseo de mantener la relación en parejas puertorriqueñas (Coy et al., 2019; Heim & Heim, 2023). Su papel como principal predictor reafirma hallazgos previos que señalan que puede explicar más del 60 % de la varianza del compromiso (Joel et al., 2020). Este patrón es coherente con la perspectiva de Rusbult (1980, 1983), que reconoce tanto la satisfacción como la inversión como elementos fundamentales en la construcción del compromiso, entendido como una experiencia psicológica que orienta conductas, pensamientos y sentimientos hacia la permanencia en la relación (Agnew & Vanderdrift, 2018).
En este marco, la satisfacción se concibe como la percepción de que la relación responde a necesidades emocionales básicas, lo que conduce a maximizar beneficios y minimizar costos (Vangelisti & Perlman, 2018). Además, genera plenitud emocional, refuerza el vínculo afectivo y promueve el deseo de permanecer juntos a largo plazo (Le & Agnew, 2003; Stanley et al., 2010). Esta experiencia se traduce en mayores niveles de felicidad en la relación, en menor percepción de aspectos negativos y, en consecuencia, en mayor estabilidad (Bühler et al., 2021).
La correlación positiva entre satisfacción y compromiso observada en este estudio indica que, a medida que aumenta la satisfacción, se fortalece el deseo de permanencia. En otras palabras, el compromiso se sostiene en el carácter gratificante de la relación, que aporta beneficios emocionales, mejora la calidad del vínculo y fortalece las expectativas compartidas (Machia et al., 2022). Por ello, un alto nivel de satisfacción resulta crucial para que se desarrolle un sentido sólido de compromiso dentro de la diada (Escobar-Mota et al., 2019). En este contexto, la satisfacción no solo se asocia con mayor permanencia, sino también con la disposición a ajustarse mutuamente y contribuir de manera activa a la funcionalidad de la relación.
Una de las variables que alcanzó significancia en el análisis de bootstrapping fue la paternidad, la cual se posiciona como un factor relevante en la dinámica relacional (Ter Kuile et al., 2021b). En el contexto puertorriqueño, este efecto podría verse amplificado por el peso cultural del familismo, donde el compromiso se vincula con la responsabilidad hacia los hijos y el bienestar familiar (Hamel et al., 2023). La paternidad, en este sentido, puede aportar dirección y propósito vital (Nomaguchi & Milkie, 2020), aunque también actuar como una imposición social que fomente la permanencia en la relación incluso cuando la satisfacción no es elevada. La literatura señala tanto sus beneficios como fuente de cohesión y bienestar (Dobrowolska et al., 2020) como sus costos, incluyendo tensiones, sobrecargas y desigualdades de género en el cuidado (Nomaguchi & Milkie, 2020). En este estudio se observó un mayor nivel de compromiso en parejas con hijos; sin embargo, este hallazgo podría responder más a expectativas culturales y presiones sociales que a un efecto intrínsecamente positivo sobre la calidad de la relación (Apostolou & Kagialis, 2025).
Estos resultados sugieren que la paternidad cumple un papel ambivalente: por un lado, refuerza el compromiso al ofrecer propósito compartido y fortalecer la identidad familiar; por otro, puede generar tensiones que afectan la satisfacción y la dinámica de pareja. Además, es posible que la varianza explicada por variables como la comunicación y las estrategias de mantenimiento se encuentren atenuada por el peso de factores más centrales, como la satisfacción, la inversión y la parentalidad. En conjunto, esta ambivalencia resalta la necesidad de examinar el compromiso no solo desde marcos normativos y culturales, sino también desde las experiencias cotidianas y las dinámicas particulares de cada diada.
La inversión también resultó ser una variable que contribuye significativamente al compromiso en la relación de pareja. Este hallazgo respalda la relevancia de los recursos que los individuos aportan a lo largo de las distintas etapas de la relación y que, en muchos casos, no pueden recuperarse en caso de una ruptura (Vangelisti & Perlman, 2018). Estas inversiones pueden ser tanto tangibles como intangibles (el tiempo compartido, la energía emocional, y las experiencias vividas en común), y tienden a fortalecer el sentido de valoración mutua, lo que motiva a los miembros de la pareja a mantener la relación.
Invertir en la relación no solo alimenta el compromiso, sino que también está estrechamente relacionado con la satisfacción relacional. De hecho, niveles elevados de satisfacción y de inversión se asocian con una mayor calidad y estabilidad en la relación (Bühler et al., 2021). Las inversiones pueden tomar diversas formas: desde recursos directos, como el apoyo emocional o material, hasta aspectos más subjetivos, como el vínculo afectivo o la vivencia emocional compartida. Estos elementos tienden a generar una mayor dependencia relacional (Tran et al., 2019), reforzando así el compromiso.
Aunque algunos estudios previos no han encontrado una relación significativa entre la inversión y el compromiso, los resultados de este estudio muestran lo contrario: invertir en la relación parece ser una estrategia que facilita su mantenimiento a largo plazo. Este patrón sugiere que, cuando las personas perciben que han invertido mucho en la relación en tiempo, emociones o recursos, es más difícil considerar la separación. En consecuencia, el compromiso se ve reforzado a través de experiencias como el apoyo mutuo, la confianza y la aceptación. En otras palabras, a mayor inversión, mayor resistencia a la ruptura y mayor sentido de compromiso.
A diferencia a lo planteado en la literatura, los resultados obtenidos en el modelo no confirmaron una relación significativa entre la comunicación y el compromiso, a pesar de que diversos estudios teóricos han señalado que la comunicación cumple un rol crucial en el fortalecimiento de este vínculo (Davis & Weigel, 2019; Weigel & Ballard-Reisch, 2012). Tampoco se encontró una asociación significativa entre las estrategias de mantenimiento y el compromiso (Ogolsky & Monk, 2019), lo que resulta igualmente inesperado según lo sugerido por investigaciones previas.
Una posible explicación es que el compromiso se construya a partir de procesos dinámicos más complejos que van más allá de los intercambios comunicativos cotidianos o de la aplicación explícita de estrategias para mantener la relación. En este contexto, expresar el compromiso de manera verbal o implementar acciones específicas para sostener la relación podría no ser, por sí solo, un factor determinante en su fortalecimiento. Los resultados sugieren que mantener una relación diádica con altos niveles de satisfacción y con un deseo compartido de proyectar la relación hacia el futuro (Ogolsky & Stafford, 2023) podría depender de otros elementos de la dinámica relacional no contemplados en el modelo hipotetizado. Además, es posible que, para las personas participantes del estudio, la comunicación y las estrategias de mantenimiento no formen parte del constructo central del compromiso, sino que sean entendidas como componentes de la configuración general de lo que implica estar en una relación de pareja.
Esto también podría reflejar una diferencia cultural relevante: mientras que, en la literatura predominantemente anglosajona, la comunicación y las estrategias explícitas son consideradas clave para la estabilidad relacional, en el contexto puertorriqueño estas prácticas podrían no ser concebidas como esenciales para el compromiso. Más bien, podrían ser vistas como manifestaciones o consecuencias del vínculo, y no como sus fundamentos.
Además, la ausencia de las relaciones esperadas también podría explicarse por factores metodológicos y contextuales. En primer lugar, el tamaño de la muestra y su composición sociodemográfica podrían haber limitado la capacidad para detectar asociaciones significativas. En segundo lugar, es posible que los instrumentos utilizados para medir la comunicación, las estrategias de mantenimiento y el compromiso no hayan captado con suficiente precisión la complejidad de estos constructos en el contexto específico del estudio.
De igual forma, las diferencias culturales desempeñan un papel fundamental. Gran parte de la literatura que ha documentado estas asociaciones proviene de contextos anglosajones, lo que puede limitar su generalización a otros entornos socioculturales, como el puertorriqueño, donde el compromiso podría estar mediado por valores distintos, como el familismo o el colectivismo. Además, los cambios sociales y relacionales recientes podrían estar transformando la forma en que las parejas expresan y mantienen su compromiso, lo que también podría explicar la falta de replicación de hallazgos previos.
Estos resultados coinciden con la teoría de la interdependencia (Machia et al., 2022), que plantea la existencia de una identidad compartida dentro de la pareja y un deseo conjunto de mantener la relación a largo plazo. Asimismo, se reafirma al compromiso como un constructo psicológico clave, altamente vinculado con la estabilidad y calidad de las relaciones. Entre las principales limitaciones del estudio se encuentra el tamaño y tipo de muestra, lo cual restringe la generalización de los hallazgos. Para futuras investigaciones se sugiere ampliar la muestra y utilizar un muestreo probabilístico, lo cual permitiría hacer inferencias más sólidas. También se destaca la ausencia de otras variables psicológicas relevantes, como las conductas afectivas, estrategias de afrontamiento y el manejo del conflicto, las cuales podrían enriquecer el modelo de compromiso propuesto.
En suma, los resultados sugieren que el compromiso es un fenómeno posiblemente más complejo y culturalmente situado de lo que plantea la literatura clásica. Por ello, se recomienda que futuras investigaciones incluyan variables moderadoras como la satisfacción relacional, las normas culturales o la duración de la relación, y empleen diseños longitudinales que permitan explorar con mayor profundidad la dirección, evolución y contexto de estas asociaciones.
En general, el estudio representa una contribución importante al análisis del compromiso en las relaciones de pareja, particularmente en el contexto puertorriqueño, donde la satisfacción se identificó como el predictor más significativo, reafirmando su papel central en el fortalecimiento del compromiso diádico.
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Notas
*
Artículo de investigación.
Notas de autor
a Autor de correspondencia. Correo Electronico: ruth.nina1@upr.edu
Información adicional
Como citar este artículo: Nina-Estrella, R.,
& Ortiz-Ortiz, Y. (2025). Factores relacionales del compromiso en la pareja
puertorriqueña. Universitas Psychologica, 24, 1-16. https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy24.frcp