La dirección de tesis es un pilar de la formación de posgrado. Por ello, se propone analizar la relación director-tesista indagando las razones que pueden llevar a su discontinuidad desde la perspectiva de ambos. Se realizó un estudio cuantitativo descriptivo, con base en una encuesta diseñada
Thesis supervision is a pillar of postgraduate education. We analyzed the supervisor-thesis relationship investigating the reasons that may lead to its discontinuity from the perspective of both parties. A descriptive quantitative study was made, based on an
En el ámbito universitario estamos acostumbrados a los relatos sobre las vicisitudes del proceso de realizar una tesis y, en ellos, el rol preponderante que suele tomar la figura del director (ya sea porque ha sido una guía y maestro, ya sea porque la tesis se ha realizado a pesar de sus intervenciones o ausencias). La familiaridad de esta figura no se corresponde con conocimiento pedagógico-didáctico profundo sobre ella. En efecto, hace pocas décadas que se están produciendo investigaciones sobre ella; el interés se originó principalmente como consecuencia de los estudios que analizan las tasas de abandono de los posgrados (
Así, la dirección de tesis es uno de los pilares de la formación de posgrado. En este artículo nos proponemos analizar la relación pedagógica entre director y tesista en programas de posgrado (maestría y doctorado) a partir de la indagación de las razones que pueden llevar a la disolución de dicha relación y las consecuencias que conlleva para la formación del tesista. Focalizarnos en “el lado oscuro” de la dirección de tesis nos permite alcanzar un mayor conocimiento sobre sus características y notas fundamentales.
La relevancia de esta relación pedagógica promovió nuevos estudios que abordan dimensiones variadas. Así, algunos indagan las características deseables en una relación director-tesista (
La discontinuidad de una relación director-tesista tiene repercusiones para cada una de las partes de la relación: ¿Qué tan frecuente es esta situación en el ámbito académico?, ¿cuáles perfiles de investigadores están más expuestos a la discontinuidad de las direcciones?, ¿existen diferencias entre los grupos disciplinares?, ¿qué motivos llevan a la disolución de una relación de dirección de tesis?, ¿qué posibilidades de continuidad existen para el tesista? Aquí buscamos comprender en mayor profundidad la dirección de tesis como fenómeno formativo y las particularidades que encierra en cuanto al tipo de relación educativa privativa del nivel universitario y, especialmente, de los estudios de posgrado.
La dirección de tesis es uno de los dispositivos pedagógicos centrales de las carreras que requieren la realización de una tesis. Si bien su dimensión formativa ha sido pasada por alto y se ha apoyado principalmente en el tradicional modelo maestro-aprendiz (según el cual se aprende a investigar a partir de la observación de la actividad del maestro, quien transmite el método y la teoría), posturas actuales resaltan la necesidad de explicitar los conocimientos y comunicarlos a los aprendices, así como la importancia de la función tutorial del director en la formación (
Esta relación es, sobre todo, un vínculo entre dos personas. Toda relación pedagógica se basa en el reconocimiento mutuo, y en que el estudiante se identifique con el formador y quiera emularlo en algún aspecto (
En esta misma línea, la investigación es una actividad creativa que involucra a la totalidad del yo (
Desde el otro lado de la relación,
la variación que existe en ambos aspectos debe tenerse en cuenta tanto en la educación doctoral como en el desarrollo profesional del supervisor. A menos que dicha variación en los propósitos se haga explícita, crea una impresión implícita de una mayor uniformidad entre estudiantes y supervisores de lo que realmente es el caso, aumentando las posibilidades de falta de comunicación y malentendido. (2017, p. 1696)
Asimismo, como en toda actividad formativa, los directores pueden asumir distintos estilos formativos (
En la Argentina,
Otro foco de tensiones, acorde con
Por su parte,
1) Aprender a vivir con él, 2) sufrir la situación sin poder abordarlo con su director, 3) abordar el problema e intentar resolverlo de diferentes modos, o 4) ser incapaz de intentar regular el problema ya que se ha alcanzado un punto de no retorno. (2016, p. 475)
Este último punto abre un abanico de preguntas sobre cuáles son los motivos que conducen a este “no retorno”. ¿Son las diferencias en la modalidad de trabajo, la incompatibilidad teórica, las discrepancias en el diseño metodológico, cuestiones personales u otros motivos?, ¿es posible realizar una lectura pedagógica de esos motivos?, ¿qué lugar ocupa el programa doctoral en estas situaciones? son algunas de las preguntas que buscamos profundizar en esta investigación.
Este estudio cuantitativo descriptivo (
Se realizó una encuesta dirigida a dos grupos: 1) directores de tesis y 2) tesistas, ya sean graduados o no, de programas de posgrado. La población de directores de tesis y tesistas estuvo conformada por académicos e investigadores que ocuparan (o hubieran ocupado) dichos roles. Por lo tanto, si bien se construyeron dos cuestionarios independientes, se distribuyeron en un mismo correo electrónico para que los individuos pudieran elegir desde cuál rol responder.
Con el objetivo de incluir directores y tesistas de distintas universidades del país, se efectuó una encuesta autoadministrada digitalmente y distribuida por correo electrónico, dirigida a una muestra no probabilística por conveniencia. En concreto, esta fue enviada a: investigadores cuyas direcciones de correo electrónico estuvieran publicadas 1) en el área investigación de los sitios web de las 118 universidades argentinas (de gestión estatal y privada) existentes en 2018 y 2) en sitios web de Institutos de investigación argentinos; también a 3) programas doctorales y de maestría de todas las universidades del país (solicitando que se enviara la encuesta a graduados y alumnos) y 4) a contactos personales dentro del ámbito académico. Una limitación de la muestra fue que el contacto con los tesistas estuvo dirigido a aquellos que luego continuaron su trayecto profesional académico o “mediado” por los programas de posgrado. Ello pudo haber limitado el acceso a quienes han abandonado sus estudios. Sin embargo, como nuestro objetivo era indagar los problemas que llevan a la disolución de la relación directortesista, este método de selección nos permitió potenciar las posibilidades de llegar a aquellos que discontinuaron la relación con el director de tesis, pero que no necesariamente abandonaron el posgrado.
La encuesta se remitió a un total de 11 841 direcciones de correo y se recibieron 1607 respuestas (865 de los directores y 742 de tesistas). Los cuestionarios se distribuyeron entre julio y noviembre de 2018 y la encuesta estuvo habilitada para recibir respuestas hasta el 30 de diciembre del mismo año. Otra de las limitaciones del tipo de administración y muestreo fue que tuvimos acceso solo a quienes estuvieron interesados en la problemática (quizás por haberla vivenciado) y en participar de la investigación (
En los dos cuestionarios, las variables fueron prácticamente las mismas, aunque se tradujeron en preguntas distintas; a saber: perfil del encuestado (edad, disciplina de formación, lugar de trabajo, mayor título alcanzado, antecedentes profesionales), experiencia en la dirección de tesis, experiencia de haber discontinuado un vínculo director-tesista, autoría de la decisión y motivos que se adjudican a la discontinuidad. Ambos cuestionarios se componen de 20 preguntas, en su mayoría cerradas. En cuanto a las principales variables del estudio, para indagar la experiencia en la dirección se pidió indicar la cantidad de tesis dirigidas y finalizadas en los distintos grados de formación (licenciatura, maestría, doctorado) y la cantidad de tesis en proceso en cada grado. En cuanto a la discontinuidad se preguntó: “Entre las tesis que ha dirigido, ¿alguna se interrumpió definitivamente o parece haberse discontinuado? (ya sea por decisión suya o del tesista)”. Para luego indagar la cantidad y el grado de pertenencia de las tesis discontinuadas. Para los tesistas las preguntas sobre la discontinuidad fueron: “¿En tu experiencia como tesista dejaste alguna vez de trabajar con un director antes de terminar la tesis?”, “La tesis para la cual has dejado de trabajar con un director ¿a qué grado académico pertenecía?”, “La decisión de discontinuar el proceso de dirección, ¿de quién fue? (con las opciones: propia, del director, de ambos, no hubo una decisión explícita)”, y “¿Cuál ha sido la consecuencia de la discontinuación de la dirección de tesis? (opciones de respuesta: abandono de la carrera, cambio de director)”. Estos son algunos ejemplos de las preguntas que conformaron el cuestionario. Además, se realizaron dos preguntas abiertas: una de ellas pedía a los encuestados que relataran el motivo de discontinuidad del vínculo pedagógico, y para los tesistas también se incluía la especificación de “otros motivos” en una pregunta cerrada que ofrecía motivos predeterminados
Finalmente, para el análisis de los resultados se realizó un análisis descriptivo univariado y bivariado, utilizando los software Excel y SPSS. Para las preguntas abiertas seguimos, como señalan
Comenzaremos presentando las características de la muestra que, si bien no es representativa del universo de directores y tesistas, por su conformación en términos del perfil de los respondientes, contextualiza el análisis del vínculo pedagógico entre ambos. De los 865 académicos que respondieron la encuesta en calidad de directores de tesis, el 57% son mayores de 50 años y el 53% son mujeres.
El 88% de los directores de tesis son doctores. Respecto de la distribución entre las áreas disciplinares, los grupos con mayor representación en la encuesta son Ciencias Sociales y Humanas (32 %); Ciencias Biológicas y de la Salud (30 %); Ciencias Naturales y Exactas (23 %), y Ciencias Agrarias, de la Ingeniería y Tecnología (15 %). En este punto, la representación de las distintas áreas disciplinares se corresponde con la distribución de los investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)
En cuanto a su inserción institucional, la mayoría trabaja en una universidad o instituto de investigación del sector estatal (88%) y un 8% en sus equivalentes del sector privado. Además, el 43% de los directores encuestados pertenece al Conicet, las principales categorías son independiente (33%), principal (29%) y adjunto (14%). Además, sean miembros de dicho organismo científico o no
Por su parte, el 62% de los tesistas encuestados tienen menos de 40 años en el momento de la encuesta. Además, el 62 % son mujeres. Del total, el 81% se desempeña laboralmente en el ámbito académico. El 77% de ellos lo hacen en investigación (exclusivamente, el 17%), un 69% realiza también tareas de docencia y un 16% agrega la gestión.
En cuanto al área disciplinar (
Un aspecto que nos interesa destacar de esta relación es que para un tesista hay un número bastante acotado de tesis que realiza a lo largo de su formación y, por tanto, también lo es el número de veces que puede resultar en un vínculo pedagógico inviable. Contrariamente, los directores pueden ocupar dicho rol en multiplicidad de ocasiones y de modo simultáneo. Esta diferencia para cada polo de la relación se observa en los resultados de nuestro estudio, ya que el 58% de los directores han experimentado, al menos una vez, la discontinuidad del vínculo pedagógico; mientras que solo el 20% de los tesistas lo han hecho
En el caso de los directores de la muestra, observamos que no hay diferencias según el género en las posibilidades de suspender un proceso de dirección de tesis. Ahora, al analizarlo en función de la edad, vemos que a medida que esta aumenta también lo hace el porcentaje de quienes han discontinuado alguna tesis. Así, entre quienes tienen 40 años o menos alrededor del 30% ha tenido esta experiencia; entre los 41 y los 49 años, un 50%, y luego de los 50 años la cifra se eleva a alrededor del 60%.
Semejante progresión se advierte si miramos el fenómeno a lo largo de las categorías de investigador del Conicet, las categorías más elevadas muestran los porcentajes más altos de discontinuidad en la dirección de tesis: asistente, con 33%; adjunto, 55%; independiente, con 56%; principal, 70%, y 52% entre los investigadores de categoría superior. Es decir, el mayor involucramiento en una de las tareas centrales del mundo académico vuelve a estos perfiles de investigadores más expuestos a la problemática.
Del mismo modo, respecto al lugar que ocupa la investigación entre las actividades diarias, quienes se dedican a la investigación como actividad principal y quienes ocupan la mitad de su tiempo en ella han vivido la discontinuidad de un proceso de dirección de tesis entre un 54% y un 65%. En este segundo caso es en el que se observa la mayor diferencia entre quienes han discontinuado y quienes no lo han hecho. Podría inferirse que aquí, además del alto involucramiento del director en el mundo académico, influye la competencia con otras actividades profesionales en el tiempo que se puede dedicar a la tarea de investigación (y de dirección).
Otro motivo de gran influencia es el grupo disciplinar de pertenencia del director. En la
En cuanto a los tesistas encuestados, podemos inferir que, para quienes permanecen laboralmente en el sistema académico, la discontinuidad de la relación director-tesista es un fenómeno no tan frecuente. Solo el 20% ha tenido esta experiencia. Así como sucede con los directores, prácticamente no hay diferencias de género, aunque es más frecuente en mujeres (57 %) que en hombres (42 %), y para quienes no se identifican con estos géneros el porcentaje es del 1%.
Una de las preguntas más importantes para los objetivos de esta investigación es cuál es la consecuencia de esa suspensión en cuanto a la continuidad de los estudios (
En los tesistas indagamos también sobre la autoría de la decisión. En la mayoría de los casos declaran que la decisión fue propia (37%), pero es significativo que lo sigue la categoría “no hubo una decisión” (26%)
La ausencia de una decisión daría cuenta del paulatino abandono del trabajo en la tesis, precedido generalmente, según la literatura, por distintas actitudes de procrastinación. Según
En cuanto a la pertenencia disciplinar, las Ciencias Sociales y Humanas
Ahora bien, ¿por qué director y tesista deciden disolver un proceso de dirección? Del total de directores que vivieron la discontinuidad de la relación pedagógica, el 58% (293 encuestados) respondió la pregunta abierta que solicitaba que relatasen o ejemplificasen el motivo que los llevó a tomar la decisión. Una rápida lectura de la
El principal motivo, que se encuentra dentro del ámbito de la relación y decisión de los directores, es el mal desempeño por parte del tesista (16%). Estas razones se han manifestado del siguiente modo:
La tesista volvió a su país de origen y no podía comprender mis instrucciones por mail, pese al tiempo que le dediqué a explicar las sugerencias y correcciones (mujer, entre 55 y 59 años, Psicología, más de seis tesis dirigidas finalizadas). Le llevó más de un mes hacer un simple experimento de 1 día, el cual se le pidió hacer más de tres veces (otro género, entre 40 y 44 años, Biotecnología, primeras tesis dirigidas en proceso). El tesista pretendía que el director escribiera la tesis (mujer, entre 55 y 59 años, Bioquímica, hasta seis tesis doctorales dirigidas y finalizadas).
En estas respuestas es evidente el descontento con el desempeño del tesista. Pero, si la dirección de tesis es una relación pedagógica (
Otras razones manifestadas, en menor medida, por los encuestados son: las discrepancias en el modo de desarrollar la investigación (5 %), los problemas éticos (4 %) y de vinculación (4 %). Algunos de estos motivos coinciden con los resultados de
Tuve un caso de un estudiante de maestría que se copió en exámenes e incluso llegó a falsificar mi firma en documentación (hombre, entre 55 y 59 años, Ciencias Veterinarias, más de seis tesis de posgrado dirigidas y finalizadas). Exigencia de atención permanente y confusión entre dirección y amistad (mujer, entre 55 y 59 años, Bioquímica, hasta seis tesis doctorales dirigidas y finalizadas).
En definitiva, todos los motivos vinculados estrechamente con la relación director-tesista parecen poner al tesista en el lugar de “estar en falta”, ya sea por un desempeño insatisfactorio, por confundir los roles, por insuficiente autonomía o por cometer faltas éticas. En otras palabras, la mirada del director está siempre puesta en una concepción del tesista desde el modelo que
Como dijimos, las principales razones son ajenas a la relación directortesista: cambio vocacional/laboral del tesista (19 %) y razones personales del tesista (16%). En tercer lugar se encuentra la falta de tiempo por parte del tesista —“competencia” del posgrado con otras actividades— (12 %). Esto es, el 47% de los encuestados atribuye motivos por fuera del vínculo pedagógico. Estos datos nos permiten inferir, por un lado, que en un porcentaje importante de casos la discontinuidad de la relación es una consecuencia del abandono de los estudios y, por otro, una escasa diferenciación de estos fenómenos por parte de los directores (si consideramos que la pregunta pedía que relatasen circunstancias en las que ellos decidieron discontinuar el trabajo con el tesista). Como señala
En cuanto al primer punto, podríamos sostener que, en un vínculo tan próximo como es la relación director-tesista, un modo de resolver la discontinuidad consistiría en alegar razones “políticamente correctas”. Esta hipótesis toma fuerza cuando profundizamos en otros motivos, como la “desaparición” del tesista y la consecuente “desorientación” del director. El primero simplemente deja de contactarse y el director no sabe por qué el tesista decidió abandonar. Por ejemplo:
Le he solicitado al tesista informe de avance y le he enviado convocatorias a eventos científicos para presentación de trabajos, pero solo responde “recibido”/“gracias”. Desde que terminó el cursado de las asignaturas del postgrado y se aprobó la propuesta del plan de tesis han transcurrido más de 4 años (mujer, entre 55 y 59 años, Ciencias Geológicas, entre dos y seis tesis de posgrado dirigidas finalizadas). En general los alumnos dejan de escribirte, algunos de ellos cambiaron el tema y el director unilateralmente […], y otros simplemente desconozco lo que ocurrió. En algún caso reapareció luego de mucho tiempo retomando la tesis, aduciendo cuestiones familiares y laborales (hombre, entre 40 y 45 años, Historia, hasta seis tesis en proceso).
En estos casos nuevamente podemos inferir la discrepancia entre las expectativas y las necesidades de cada uno, como señalan
En síntesis, respecto de los directores, es relevante señalar que en este estudio las principales razones para dejar de trabajar con un tesista se basan en el desempeño de este último, a diferencia de lo que muestra la literatura relevada (si bien esta se ha centrado principalmente en las opiniones de los tesistas, más que en las de los directores).
En cuanto a los tesistas encuestados que vivieron la discontinuidad de la relación con el director (y no ha sido una decisión de este último), un 52 %
En los motivos marcados por este polo del binomio podemos advertir más incidencia de aspectos pedagógicos vinculados con la relación directortesista. En línea con nuestros resultados,
La disconformidad con la dirección recibida es el principal motivo señalado por los tesistas encuestados, que se expresa, por ejemplo, del siguiente modo:
Discrepancias en el “hasta donde se llega con la parte experimental”. Las tesis tienen un tiempo estimado y en algún momento hay que cortar con lo experimental y escribir hasta donde se tenga. Otra cuestión es las idas y venidas con las correcciones. Corrige sobre lo ya corregido y pone trabas al avance (mujer, entre 35 y 39 años, Química, tesis doctoral). El director cambiaba innecesariamente el tenor de sus observaciones en cada encuentro. La reescritura era incesante, eso demoraba el avance, y hacía mi trabajo imposible de responder a los requerimientos y tiempos de aplicar a becas o carrera del investigador, así como al envío de artículos para publicación. Cuando se lo hice notar, me dijo que no le importaba (mujer, entre 45 y 49 años, Letras, tesis doctoral).
En el contexto argentino,
Por otro lado, también se puede evidenciar desconocimiento del tesista de lo que implica realizar una investigación. En ambas respuestas parece acusarse al director de “subjetividad” a la hora de tomar decisiones sobre la investigación del tesista. Dejando de lado la posibilidad de una actitud arbitraria del director y focalizando en el carácter formativo del proceso,
Por último, también la “desaparición” del director aparece como motivo que lleva a la discontinuidad de la relación pedagógica, expresada del siguiente modo por los tesistas: “Abandono del director por no responder nunca los mails” (mujer, más de 55 años, Letras, tesis doctoral); “El director se desentendió del proyecto. Literal, nunca apareció” (hombre, entre 50 y 54 años, Ciencias de la Salud, tesis doctoral).
Acorde con estos resultados tanto los tesistas como los directores tomarían actitudes de “desaparición”. Entonces, cabe preguntarnos si es lícito que en un vínculo pedagógico, enmarcado en una institución de educación superior, ambas partes de la relación puedan decidir dejar de vincularse sin notificar al otro. Creemos que esto podría mostrar el escaso grado de regulación institucional que tiene la dirección de tesis, a pesar de ser una figura clave en todos los reglamentos de programas de posgrado.
Otra coincidencia que puede establecerse en los resultados de ambas partes de la relación es que entre los principales motivos que se consideran relevantes para cada polo del binomio se encuentran las carencias del opuesto. Los tesistas también posan la mirada en las faltas del director, como en el caso de su poca disponibilidad y compromiso, la disconformidad con sus habilidades para dirigir y el maltrato recibido. Esto coincide con lo hallado por
La confusión de los objetivos y sentido del espacio de dirección por parte del director también es uno de los motivos que refieren los tesistas. Aunque solo en unos pocos casos señalaron esta razón, lo relevante es que da cuenta de la anulación total del sentido formativo del rol de director de tesis. Por ejemplo:
El motivo principal de la desvinculación con el director de mi tesis fue que, al no coincidir con la perspectiva política de su equipo, me incitó a abandonar el lugar de trabajo y a desalentar la carrera de doctorado, al tiempo que no me convocó más a reuniones de equipo de investigación y paralizó el avance de la tesis negándose a leer mis avances. Asimismo, ejerció ciertas prácticas extorsivas de disciplinamiento asegurando que la admisión al doctorado era únicamente producto de sus mediaciones e intervenciones (otro género, entre 30 y 34 años, Filosofía, tesis doctoral).
Es decir, en algunos casos la dirección de tesis todavía no es concebida como una relación pedagógica, sino que más bien responde a un modelo antiguo, basado en la relación maestro-discípulo, con ciertos rasgos de patronazgo.
En este artículo indagamos sobre la problemática de la discontinuidad del vínculo pedagógico entre director y tesista: ¿es una “leyenda urbana” de la academia o una problemática real? Y, en el último caso, ¿cuáles son los motivos que llevan a tomar dicha decisión y las consecuencias que esta tiene? A continuación, resaltaremos las notas más relevantes sobre esta problemática que nuestros resultados nos permiten inferir.
En primer lugar, la discontinuidad de la relación director-tesista es un fenómeno que ha experimentado, al menos una vez, más de la mitad de los directores de la muestra encuestada y también algunos de los tesistas que han permanecido en el ámbito académico. Asimismo, es una problemática estrechamente relacionada con el abandono de los estudios, hecho que dificulta el análisis del fenómeno y, sobre todo, la identificación de una muestra de tesistas que se ajuste estrictamente al objeto de estudio.
En segundo lugar, la dirección de tesis es un espacio desconocido tanto por directores como tesista, de escasa reflexión sobre el rol que se ocupa en ella. Esto puede verse en que los principales motivos señalados por cada parte de la díada (dejando de lado aquellos no relacionados con nuestra pregunta de investigación) son los que focalizan en una falla o carencia del polo opuesto. Estos motivos tienen una fuerte dimensión pedagógica, que es desconocida, y se asume que “el tesista no cumple adecuadamente con las indicaciones”, en lugar de pensar en el carácter procesal de toda formación. Así, parece no ser concebida como una relación pedagógica, y por ello no se adjudican motivos de este orden ni se toman decisiones explícitas sobre su fracaso. Ulteriores estudios son necesarios para profundizar en las concepciones de este vínculo para directores y tesistas.
Además, en tercer lugar, la dirección de tesis continuaría siendo un espacio privado, ajeno a la regulación institucional, que permite la “decisión” unilateral de dejarlo, que se pueda optar por simplemente “desaparecer”. En este punto es importante señalar la consecuencia diferencial que tiene la decisión explícita de discontinuar la relación en comparación con la falta de ella, ya que, para el tesista, la consecuencia suele ser el abandono de los estudios.
Dado que no se aprecian diferencias disciplinares significativas, una hipótesis que puede establecerse como resultado de esta investigación es que las altas tasas de abandono en Ciencias Sociales no se explicarían por la dirección de tesis, sino por otros factores contextuales. Serían necesarias investigaciones específicas para indagar esta hipótesis.
Este estudio tiene algunas limitaciones. Si bien se logra identificar el alcance de la problemática de la discontinuidad de la relación director-tesista, no se logra diferenciar completamente cuando el motivo es el abandono del posgrado por razones ajenas a la dirección. Además, dentro de aquellas que sí están relacionadas directamente con el vínculo pedagógico, se alcanza solo una primera identificación. Estudios ulteriores son necesarios para profundizar en ellos y analizarlos teniendo en cuenta su carácter multidimensional.
Para cerrar, podría concluirse que existen distintos niveles de reconocimiento de la dirección de tesis como tarea pedagógica. No obstante, las universidades continúan sin hacerse cargo de parte importante del proceso formativo de los tesistas. Son necesarios estudios posteriores para profundizar en ambos aspectos de la problemática. Por un lado, cuáles son las estrategias específicas que van desarrollando los directores y tesistas cuando se enfrentan con el tipo de dificultades aquí manifiestas. Por otro, un estudio que indague el rol de la universidad en la formación de posgrado y los dispositivos que pone en juego para potenciar las posibilidades de graduación de sus estudiantes.
Dado el carácter anónimo de la encuesta, no es posible saber quiénes lo han hecho desde cada rol.
En el presente artículo se ha optado por no presentar los resultados relativos a esa pregunta.
Según dicho organismo, los investigadores se distribuyen del siguiente modo: Ciencias Agrarias, 23%; Ciencias Biológicas, 30%; Ciencias Exactas, 22%; Ciencias Sociales y Humanas, 22%, y Tecnología, 3%.
Entre los miembros del Conicet, el 77% dedica la mayor parte de su tiempo a la investigación, y un 21% le dedica la mitad. Entre quienes no pertenecen al Conicet, el 24% ocupa la mayor parte de su tiempo en la actividad investigativa y el 57%, la mitad.
Es importante recordar que las encuestas tuvieron como destinatarios principales a personas que se desempeñan dentro del ámbito académico, por lo cual esta cifra puede estar afectada por dicha selección.
Un 6% de los encuestados no respondieron a la pregunta.
Es importante resaltar que esta respuesta probablemente esté marcando una decisión de abandono de la tesis.
Exceptuando los casos en los que no hay datos para el área disciplinar, que son los de mayor porcentaje de discontinuidad.
Este cálculo se ha realizado con base en los 124 encuestados que han discontinuado la relación con el director y no ha sido este último quien ha tomado la decisión de suspender el trabajo conjunto. Es decir, la decisión fue del tesista, de modo compartido o no hubo una decisión explícita.