Bienes y servicios ambientales que ofrece la microcuenca del río Tamauca en Santiago, Putumayo: facilitadores del desarrollo sostenible de la comunidad indígena Inga*

Environmental Goods and Services Provided by the Tamauca River Micro Basin in Santiago, Putumayo: Facilitators of Sustainable Development for the Inga Native Community

Ambiente y Desarrollo, vol. 24, núm. 46, 2020

Pontificia Universidad Javeriana

Ángela María Aristizábal López

Universidad de Manizales, Colombia


Harold Javier Orobio Rosero

Universidad de Manizales, Colombia


Luis Alberto Vargas Marín a

Universidad de Manizales, Colombia


Recibido: 15 Febrero 2020

Aceptado: 12 Mayo 2020

Publicado: 30 Junio 2020

Resumen: El objetivo del presente artículo es analizar la concepción (lo imaginario) que la comunidad indígena inga tiene sobre el desarrollo sostenible; a partir de esta se pueden hacer interpretaciones sobre las relaciones que existen entre esta comunidad y los bienes y servicios ambientales que ofrece la microcuenca del río Tamauca. Para ello, se emplearon técnicas de investigación cualitativa, tales como una entrevista semiestructurada a actores clave (el Taita Gobernador, el Alcalde Mayor y miembros de la comunidad). El análisis de los datos obtenidos dan cuenta de la percepción y la cosmovisión de esta comunidad sobre el desarrollo sostenible, asociado a su pervivencia; esta la encuentran en la educación, en el ámbito de sus chagras,1 en el cultivo de sus productos alimenticios y en el fortalecimiento de sus saberes ancestrales a partir de la medicina tradicional, la trascendencia oral, el conocimiento directo de la naturaleza y todo lo que se considere como parte de su medio ambiente. La comunidad inga tiene una concepción espiritual de los recursos que se encuentran en su territorio y se trata de una relación muy íntima y racional. En esta cosmología se considera que existe un continuo enlace entre la sociedad, la naturaleza y el mundo espiritual.

Palabras clave:bienes y servicios ambientales, microcuenca del río Tamauca, facilitadores, desarrollo sostenible, comunidad indígena inga.

Abstract: This paper aims to analyze the conception (or imagery) the Inga native community has regarding the sustainable development, which allows making some interpretations on the relationships between this community and the environmental goods and services provided by the Tamauca River micro basin. To do so, qualitative research techniques were used such as semi-structured interviews to key actors (Taita governor, the Mayor and some community members). Obtained data analysis revealed a perception and world view in this community regarding the sustainable development that is associated with their survival. It becomes evident in their education, in their chagras,2 when growing the food plants and in the reinforcement of their ancestral knowledge based on the traditional medicine, oral transcendence, direct knowledge of nature, and everything they deem as a part of their environment. Inga community has a spiritual conception of the resources found in their territory with very close and rational relationship to it. According to this cosmology there is a continuous link between society, nature and the spiritual world.

Keywords: environmental goods and services, Tamauca River micro basin, facilitators, sustainable development, inga native community.

Introducción

El desarrollo sostenible es la capacidad que tiene una sociedad para dar desenvolvimiento a sus potencialidades específicas y está caracterizada por el logro de un sistema de interacciones entre los sistemas biofísico, natural y económico, mediante los cuales es posible maximizar su potencial productivo y reproductivo inmanente. Desde el punto de vista ecosistémico y productivo, el objetivo es satisfacer las necesidades humanas y potencializar las posibilidades productivas a partir de una comprensión de la lógica del funcionamiento de la base ecosistémica, pues estos elementos definen sus condiciones de posibilidad. La suma e interacción completa entre estas dimensiones vislumbra las características del desarrollo, para que este sea sostenible (Centro de Investigaciones en Medio Ambiente y Desarrollo [Cimad], 2016).

A nivel ambiental, la microcuenca del río Tamauca ofrece diversos servicios y bienes naturales como: la disponibilidad de agua para consumo humano, actividades económicas, la regulación del clima, la biodiversidad en fauna y flora, la regulación del ciclo hidrológico, la captura y secuestro de carbono atmosférico y la belleza escénica (Corporación para el Desarrollo del Sur de la Amazonía [Corpoamazonia], 2009)

A nivel social, la comunidad indígena inga se caracteriza por contar con una gran capacidad de adaptación cultural y por lograr integrar elementos de las culturas que intentan avasallarlos. A pesar de vivir en un enclave de colonización y misión cristiana, los ingas han mantenido su integridad cultural. Así mismo, han aprovechado sus centros educativos para promover a sus líderes, hasta llevarlos, incluso, al Senado de la República. Su espíritu viajero lo han canalizado en actividades comerciales que tienen como marco una concepción económica intercultural. Con un profundo respeto por la naturaleza y la tierra practican la sabiduría en el ejercicio de la medicina propia, usan la lengua materna en distintos niveles y contextos y conservan la visión del mundo propio, aun cuando se van a vivir a grandes urbes (Plan Integral de Vida del Pueblo Inga Manoy Santiago, 2004).

Y, a nivel económico, las relaciones de los pueblos indígenas y las formas tribales e intertribales están basadas en lo planteado por José Manuel Naredo (1996), quien afirma que el modelo económico de estas comunidades está ligado a su forma de pensar, vivir y relacionarse con su entorno social y ambiental. En este sentido, sus modelos de intercambio se han ajustado evolutivamente en su relación con los no indígenas y entre ellos se ratifica el valor de los productos para la alimentación y para el vestir, de las herramientas de trabajo y de transporte.

La interacción de estas tres dimensiones —la ambiental, la social y la económica— hace posible el desarrollo sostenible de la comunidad indígena inga.

En este sentido, la presente investigación aplica un modelo descriptivo que intenta explicar la concepción que tiene la comunidad indígena inga sobre el desarrollo sostenible y así poder determinar los bienes y servicios ambientales que puede ofrecer la microcuenca del río Tamauca. Para esto, se utiliza un enfoque cualitativo para interpretar la relación entre esta comunidad y los bienes y servicios y, para la recolección de datos, se realizaron entrevistas semiestructuradas.

Si bien es cierto que el concepto de desarrollo sostenible es occidental, cabe resaltar que esta investigación no pretende occidentalizar la cosmovisión inga, en cambio, se apuesta por una descripción de la percepción que tiene la comunidad de este concepto bajo las dimensiones de sostenibilidad.

Los ingas en Colombia y Santiago-Putumayo

La comunidad de los indígenas ingas está distribuida en diferentes lugares del país y del mundo, comparten pensamiento, idioma, tradiciones y una historia de origen común con otros pueblos del Ecuador, Perú, Bolivia, norte de Chile y Argentina. En Colombia, viven 19.561 indígenas inga (Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], 2019) que se encuentran mayoritariamente localizados en la zona rural de los departamentos del Putumayo, Cauca, Caquetá y Nariño. En el municipio de Santiago residen 10.661 habitantes, de los cuales el 70 %, es decir 7462, son indígenas ingas y 3198 son colonos.

La economía inga tradicional surgió de la confluencia entre los conocimientos de prácticas agrícolas andinas y de selva y los de cultivos en varios pisos térmicos, incluyendo variedades selváticas. Así, se generaron sistemas económicos de autoconsumo y producción de excedentes para el intercambio en consonancia con los ciclos naturales, lo que les permitió desarrollar actividades de caza y pesca sostenibles y el cubrimiento de vastos territorios. La anterior es una de las razones por las cuales la expansión del pueblo inga fue exitosa, en una zona amplia de lo que hoy son Cauca, Caquetá y Putumayo.

La organización social y política de la comunidad la conforman los sabedores, denominados sinchis, quienes representan la autoridad tradicional y ejercen importantes labores en la guía del bienestar social y espiritual de los individuos y la colectividad. La autoridad la representa el Cabildo, en cabeza del Taita Gobernador, el Alcalde Mayor y Menor, el alguacil mayor, menor, auxiliares, Lotrin y Puntiner (Kausaita, 2013).

Metodología

Zona de estudio

La microcuenca del río Tamauca cuenta con un área de 16,9 km2 y se localiza en el suroccidente colombiano, en el departamento del Putumayo, municipio de Santiago; el nacimiento del río se encuentra en el área de influencia del páramo de Bordoncillo (Corpoamazonia, 2009) y atraviesa las veredas de Arcanchi, Tonjoy y El Diviso, y la zona urbana en los barrios San Luis Beltrán, Perpetuo Socorro, Nazaret y Los Estudiantes, en donde se asientan 4168 habitantes de la comunidad indígena inga (figura 1).

Localización de la microcuenca del río Tamauca
Figura 1.
Localización de la microcuenca del río Tamauca


Fuente: Agencia de Renovación del Territorio (ART, 2018)

Proceso metodológico

La presente investigación se realizó en tres fases: primero, con base en una revisión bibliográfica del Plan de Salvaguarda (Ministerio del Interior y Cabildo Mayor Inga, 2013), el Plan Integral de Vida del Pueblo Inga Manoy Santiago (2004) y el documento “Construyendo Agenda 21 para el Departamento de Putumayo” (Martinez, 2007) se planificaron y realizaron reuniones con diferentes actores de los municipios de Mocoa y Santiago. En la segunda fase se realizó un trabajo de campo, en el que, inicialmente, se observa y recorre la microcuenca del río Tamauca y se tuvo la oportunidad de participar en el Carnaval del Perdón, lo que permitió formar una percepción de la cultura. , se preparó la guía de las entrevistas semiestructuradas y se concretaron las reuniones para llevar a cabo las entrevistas respectivas con los diferentes actores de la comunidad indígena inga, incluyendo al Taita Gobernador, al Alcalde Mayor y a actores de diferentes niveles culturales de esta comunidad. La unidad de análisis se concentró en la población inga de la microcuenca, en la que fue posible identificar categorías y subcategorías que se fundamentaron en las dimensiones ambiental, social y económica.

En total, se realizaron ocho entrevistas en zonas rurales y urbanas que atraviesan el río Tamauca, más específicamente, en las veredas de Tonjoy, Arcanche, y El Diviso, así como en los barrios San Luis Beltrán, Nazaret, Perpetuo Socorro y Los Estudiantes. Finalmente, se realizó una sistematización manual de los datos obtenidos a través de una matriz que contiene la siguiente información: objetivo específico, nombre del entrevistado, edad, vereda/barrio, ocupación, categorías, subcategorías. Esta información permitió efectuar la triangulación que analiza los resultados obtenidos de las entrevistas, con la teoría y la posición de los investigadores.

Resultados y discusión

Relación entre la cosmovisión inga y el desarrollo sostenible

El desarrollo sostenible es una concepción occidental acerca de las relaciones sociales, económicas, ambientales y culturales que establece el ser humano con el entorno, concepto que no encaja dentro de la cosmovisión que tienen los ingas sobre el territorio. Sin embargo, para efectos de esta investigación y poder conocer los imaginarios y percepciones de esta etnia sobre el desarrollo sostenible, se diseñaron categorías y subcategorías que comprenden los elementos del desarrollo sostenible en relación con esta comunidad.

Se entiende por imaginarios colectivos o sociales a todo aquello que se enmarca en lo indeterminado, en lo inconsciente o en la imaginación de las personas (Castoriadis, 1975). Esos imaginarios son aquellos esquemas construidos socialmente que permiten percibir como real lo que en cada sistema social se considera realidad, explicarlo e intervenir en ello; de esta forma, los imaginarios sociales estructuran en cada instante la experiencia social y engendran tanto comportamientos como imágenes reales. Lo que sea creíble, en tanto función de la plausibilidad, no se define por argumentos que se dan ante un público con capacidad de discusión, sino por la construcción/deconstrucción de determinados instrumentos de percepción de la realidad social, asimilada como realmente existente.

Lo anterior se aplica al objetivo de entender y describir lo que piensa la comunidad indígena inga sobre el desarrollo sostenible; si bien es cierto que el concepto no existe ni se habla en la comunidad, a través de entrevistas profundas se logra que ese pensamiento se lleve a la realidad.

Categorías de análisis

Categoría social

En la categoría social se analizan las subcategorías de vida sana o medicina propia, la educación y la cultura.

Vida sana o medicina propia

El análisis del estudio permitió observar que la medicina inga se hace más fuerte con el seguimiento a los mayores conocedores, a través del diálogo o de los ritos que ellos mismos practican. Con ese intercambio de conocimientos en diferentes lugares, la medicina tradicional les da la fuerza y la sabiduría para defender lo que a ellos los identifica, sus costumbres, la sabiduría de los ancestros y de la madre naturaleza, así como las enseñanzas obtenidas en el hogar.

La medicina tradicional nos da fuerza y nos valora; así como nos han enseñado los mayores que ocurre con la naturaleza, la tierra misma nos da más fuerza dentro de la medicina tradicional y debemos avanzar y los hijos de nosotros tienen que ver y rescatar eso; también no mirar que solo es la medicina occidental, sino que nosotros de la medicina tradicional podemos fortalecer un miembro de la comunidad.

En las mingas de pensamiento en nuestra medicina nos agrupamos. Es más fructífera, más sanadora, cuando se reúnen la familia, los amigos, y se comparte en la diversidad de pensamientos; entonces se llega al conocimiento. Con la medicina tradicional se fortalecen los pueblos indígenas en la medida en que los saberes son de transcendencia oral, a través del tiempo; en el espacio se trasciende hereditariamente a través de la palabra, a través del conocimiento directo de la naturaleza, de las fuentes hídricas y todo lo que se considera nuestro medio ambiente. (Taita Gobernador)

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2013) define la medicina tradicional como “la suma total de los conocimientos, capacidades y prácticas para prevenir, diagnosticar, mejorar o tratar enfermedades físicas y mentales, está basada en teorías, creencias y experiencias propias de diferentes culturas, bien sean explicables o no” (p. 31). La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, 2006) complementa esta definición diciendo que

en este sentido el uso del recurso biológico en la atención de los problemas de salud en las comunidades indígenas es el resultado de experiencias racionales empíricas, que han trascendido en forma de saberes y tradiciones y que involucra además todas las acciones inherentes al proceso de sanación como son cantos, danzas, ritos y rezos. (p. 16)

Es así que en la cultura inga entienden la salud como algo integral: no solamente se trata de algo que se alcanza con lo curativo, sino que, como el bienestar general que se deriva en gran medida de la relación armónica que existe entre la naturaleza y sus dioses, responde a la colectividad, a la integralidad, a la territorialidad y depende de las relaciones entre las personas, la comunidad. Por ello, trabajan desde la medicina preventiva, apoyados en el uso de las plantas, en los espíritus y en la sabiduría de los mayores y de los médicos (sinchis), así como en el manejo integral de la naturaleza.

En esa medida, el concepto de salud para el pueblo inga Manoy-Santiago tiene que ver con la concepción de territorio y de desarrollo en general: es en los territorios en donde ellos alcanzan la armonía que proporciona la salud y es allí donde encuentran “los remedios para el mantenimiento de un estado mejorable”, como señala el Plan Integral de Vida (2004). Se concluye, entonces, que existe una relación fuerte con el medio ambiente en la comunidad inga y que esta se basa en el respeto porque entienden que es vital para todos cuidarlo y protegerlo.

Educación

El Decreto 804 de la República de Colombia (1995) indica que la educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. Así, se reconoce al país como pluriétnico y multicultural, al oficializar las lenguas de los grupos étnicos en sus territorios y al disponer el derecho de los grupos étnicos con tradiciones lingüísticas propias a una educación bilingüe; se institucionaliza la participación de las comunidades en la dirección de la educación y se establece el derecho que tienen las comunidades a una formación que respete y desarrolle su identidad cultural. El decreto prevé atención educativa para los grupos que integran la nacionalidad, con el uso de estrategias pedagógicas acordes con su cultura, su lengua, sus tradiciones y sus fueros propios y autóctonos, articulando los procesos educativos de estos grupos y el sistema educativo nacional, con el debido respeto de sus creencias y tradiciones.

El Taita Gobernador, Alberto Jacanamijoy, resalta que, a diferencia de las personas no indígenas que se ilustran a través de los libros, los medios de comunicación o las redes sociales, los ingas cuentan con una biblioteca transformadora: el verde de la naturaleza, sus fuentes hídricas, los páramos, las lagunas, así como la convivencia y el pensamiento colectivo, los cuales contribuyen a formar el libro de la sabiduría. Un libro basado en la experiencia que crece y se transforma para moldear la cosmovisión de esta comunidad y que le proporciona fuerzas para sostenerse y pervivir en la educación de lo propio, en el cultivo de sus productos alimenticios, en el esfuerzo de sus autoridades, el padre y la madre, por orientar en todos los ámbitos. Por todas esas razones, es fundamental conservar las chagras de manera natural, como fuente de conocimiento y promotoras de la cultura. Con base en lo anterior, se interpreta que la educación para los ingas se inicia desde la gestación, en un proceso permanente, que los involucra desde el seno familiar y se inserta en los niveles colectivos hasta cubrir al pueblo en general.

Ese aprendizaje se adquiere, por ejemplo, mediante la capacitación en técnicas de trabajo artesanal, cuya relevancia se ha rescatado hasta el punto de que es una materia obligatoria en la escuela entre sexto y onceavo grado. Con el domino de tales técnicas, el individuo puede demostrar sus destrezas en los tejidos de los bolsos y los chumbes o en el tallado en madera de bancos, máscaras y otros artefactos o en la elaboración de instrumentos musicales. Todas estas son obras en las que se plasma la simbología propia del pueblo inga y en las que se constituye la identidad.

Cultura

Este aspecto se fortalece desde el hogar, con el uso de la lengua materna y las diferentes actividades que promueven que no se pierda lo autóctono de los ingas, como sus costumbres, sus tradiciones o sus ritos.

Cardona (2011) define la cultura como la forma de adaptación del hombre al medio y a los diferentes escenarios de la vida en sí. En ese sentido, se considera que, pese a la estrecha relación existente entre la naturaleza y la cultura, estos dos aspectos han estado separados por muchos años, desde la construcción teórica. Sin embargo, en la práctica cotidiana de los ingas, no existe esa barrera. Por el contrario, desde su cosmovisión, la cultura siempre ha estado ligada a la naturaleza, a través de acciones como la conservación del medio ambiente y el respeto por todo lo que les ofrece la Pacha Mama, es decir, se practica una explotación racional de los recursos naturales para satisfacer sus necesidades, pensando en las de las generaciones futuras.

Empero, los ingas no han podido sustraerse de los avances científicos y tecnológicos que han acelerado el ritmo de las actividades, lo que ha afectado su cultura, la calidad de vida en sus hogares y ha puesto en riesgo su identidad. Esto, según el Taita Gobernador, obedece a que se está subvirtiendo el orden imperante durante años, según el cual los ingas se han caracterizado por la explotación racional de los recursos naturales con la bendición de la Pacha Mama, lo que equivale a conservar, curar, tomar y usar con prudencia lo necesario de la madre naturaleza. En su cosmovisión, la conservación no es sinónimo de no tocar, sino de tomar lo necesario.

Categoría económica

A partir de esta categoría se analizan las subcategorías de producción y trabajo.

Producción

El enfoque ancestral parte de la identificación de las relaciones que tienen lugar entre los diferentes componentes, así como de las relaciones que la comunidad, como un todo o a través de sus miembros, establece con su entorno ambiental o social. Esta combinatoria de relaciones tiene un alto contenido simbólico, cuyo significado y valoración, regulado por la cultura, son compartidos por la comunidad en general (Forero, 2002).

La producción en la economía indígena inga funciona a partir de varios componentes que ofrece la madre tierra, incluyendo la espiritualidad, el suelo de las chagras donde siembran productos con mano de obra propia o adquirida y unos recursos físicos como el agua tomada de la microcuenca. Con ellos, los habitantes obtienen el bien de la alimentación a la familia, pero que, si existe excedente, se comercializa o se intercambia por otro bien o servicio.

El Taita Gobernador recalca que ya no producen como antes:

Es evidente que se tienen limitantes, pero vale la pena seguir luchando por el fortalecimiento, porque allí está la esencia de la vida; si aceptamos algunas imposiciones económicas, la chagra se transformaría en monocultivo, como está ocurriendo con los sembrados de mora y otros productos.

Trabajo

Una fuente de trabajo importante, realizada por las mujeres de la comunidad, son las artesanías. Como lo expresa Mercedes Jacanamijoy, los hombres, a su vez, son los que toman el yagé y se ocupan del trabajo en la chagra, lo cual incluye trabajos de ganadería de leche y carne, el aprovechamiento de las plantas medicinales y la comercialización de las medicinas; otros son jornaleros en los monocultivos de fríjol, mora, tomate o lulo en Santiago, aunque ese trabajo es escaso. Este último es un empleo mal remunerado, igual que el de las empleadas domésticas y el de los profesionales, razón por la cual los jóvenes emigran en busca de trabajo (principalmente, con la hoja de coca) a el Bajo Putumayo y, más recientemente, a Llorente en el departamento del Cauca.

Este modelo económico es aplicado en la comunidad de Santiago, desde las mingas y el divichido (o mano de obra prestada), aunque estas formas de trabajo hoy en día se practican poco, contrario a las tareas relacionadas con la medicina tradicional y el comercio de las artesanías, actividades que siguen siendo muy constantes, no solo en este municipio, sino en diferentes ciudades del país donde viven algunas familias ingas.

Igualmente, se une a este modelo económico el sector agropecuario de subsistencia o pancoger, implementados en agroecosistemas ancestrales denominados chagras (economía inga), con cultivos que se desarrollan y se cosechan intercaladamente con rendimientos y atención rudimentaria.

Categoría ambiental

La conservación del río es importante porque si tumbas el monte no hay producción de agua, de oxígeno, entonces cómo conservar las especies; en el tiempo de invierno, las tierras bajas se inundan y generan fertilidad, nutren las plantas del valle de Sibundoy y les permite crecer. Las chagras jamás han sido monocultivos, son diversidad, pero ante todo la calidad de nutrientes que genera la microcuenca del río Tamauca produce la fertilidad a través de la diversidad conglomerada en un espacio como sustento de vida natural. El verde exuberante de la naturaleza del valle de Sibundoy, sus hermosas fuentes hídricas, los páramos, las lagunas, se usan para la recreación, la pervivencia y el disfrute del entorno natural. (Yaneth Carlosama)

El suelo es considerado soporte de vida y oferta natural y, a partir del concepto anterior y asociado a lo descrito en el trabajo de campo, se resalta la importancia de su protección y conservación. Restrepo (2004) reflexiona sobre estas consideraciones y señala que es preocupante la situación actual de degradación del sistema biogeológico, conocido como suelo, como producto de la deforestación, la erosión, la compactación, la salinización y la contaminación, entre otros. En Colombia, por ser un país ubicado en las regiones tropicales cercanas a la línea ecuatorial, los impactos negativos de la mayoría de estos fenómenos se profundizan.

Para la comunidad indígena inga sin la tierra no hay vida, pues alrededor de ella giran todos los ejes: la salud con las plantas medicinales, la educación, la cultura, su economía y la conservación del medio ambiente. “Nuestro deber como hijos de la Pacha Mama es hacer uso racional y proteger la naturaleza y una de las muchas maneras de lograrlo es plantando árboles de sustento para madera”, dice la profesora jubilada Francisca Jacanamijoy. Entre ellos, están los frutales del tipo motilón, moquillo, encino, chaquilulo, pino colombiano y cedro.

Un impacto positivo de las plantaciones forestales sobre los bosques naturales es el aporte a la conservación, mediante los suministros de madera y leña para las comunidades rurales, pues se evita que estos productos sean extraídos de los bosques naturales (Corporación Nacional de Investigación y Fomento Forestal [Conif] y Ministerio de Medio Ambiente [Minambiente], 1998) Esta teoría confirma lo expresado por Francisca Jacanamijoy: plantar árboles en las chagras contribuye, en gran medida, a que no se utilicen abonos químicos y todo sea a través de un proceso orgánico. Así, la fauna, por ejemplo, puede tener lugares donde anidar y llevar a cabo sus dinámicas.

Es importante resaltar la categoría ambiental porque es esta la que marca la diferencia con lo occidental:

El ambiente constituye la base de nuestra identidad y nuestra vida, pues este es el recipiente cultural y vivencial para nuestra recreación espiritual, social, cultural, política y económica. Es la principal aspiración que nos motiva para la defensa del territorio, la legalización de los cabildos y resguardos ingas y nos brinda la posibilidad de tener tierras con el fin de salvaguardar la pervivencia de una manera más cercana a la cultura inga de nuestros antepasados. (Taita Gobernador)

Analizadas las dimensiones de la sostenibilidad, la comunidad indígena Inga Propende por el desarrollo y el mejoramiento permanente y continuo de su calidad de vida, conservando en su integridad los recursos naturales generadores de desarrollo sostenible como alternativa de alcanzar mejores niveles de vida y de convivencia pacífica.

Biodiversidad ecosistémica en la microcuenca del río Tamauca

La microcuenca del río Tamauca es una ecorregión estratégica, con alta oferta hídrica, que garantiza el abastecimiento de agua para consumo humano y para el desarrollo de actividades productivas. Adicionalmente, la alta diversidad en flora, fauna, bosques y humedales que tiene la hace una zona muy importante para el aprovechamiento de todos sus recursos naturales, lo que contribuye al desarrollo económico, social y ambiental de la comunidad indígena inga. A continuación, se clasifica la biodiversidad ecosistémica de esta región (tabla 1).

Tabla 1.
Biodiversidad ecosistémica de la microcuenca del río Tamauca
Biodiversidad ecosistémica de la microcuenca del río Tamauca


Fuente: elaboración propia

En la microcuenca tenemos la bendición de tener buenas aguas, buenos componentes, lo que hay en todo su entorno. Estas microcuencas, no solo la de Tamauca, sino las de más arriba como Guarnillaco y Guatillaco, nos generan el bienestar, la vida, la salud. El sentir como esa acogida es lo que nos brindan nuestros recursos naturales: alpinos silvestre, roble maderable, frutales silvestres como el chaquilulo, el motilón, el moquillo y el maco (el borojo de frío). (Taita Gobernador)

Obtenemos las planticas pal remedio. Por ejemplo, a la orilla del Tamauca hay una mata que se llama chulco que es buena para la tos; hay el poleo grande que es bueno para cocinar y darles a los niños un poquito en la mañana para que no se orinen. El río es como un referente espiritual. Tenemos leña, palos para poste, bejucos, naguinos (una especie de bejuco) para hacer esteras para cargar la leña y hay sardinas, barbudos y cangrejos pequeñitos. (Mercedes Jacanamijoy)

El río Tamauca provee de agua al municipio de Santiago, se pesca en la parte alta, hay biodiversidad y plantas medicinales, la bocatoma del acueducto está sobre el Tamauca. (Flor Carlosama)

Nos beneficiamos del bosque, de donde nacen las quebradas pequeñitas y de donde se cazan cusumbes, pavos y tejones. (Asunción Chasoy)

Al analizar los aspectos anteriores a la luz de la teoría, concluimos que, según Martínez de Anguita (2006), los bienes ambientales son producto de la naturaleza directamente aprovechada por el hombre y que se transforman y agotan cuando son utilizados (por ejemplo, la madera y el agua). En cambio, los servicios ambientales son las funciones ecosistémicas aprovechadas por el ser humano para su bienestar y estos no se transforman o consumen cuando son empleadas (como la belleza escénica del paisaje).

Para la comunidad indígena inga los bienes ambientales son elementos que la naturaleza provee en sí y se aprovechan racionalmente a través de las plantas medicinales, las frutas y las hortalizas, en los árboles que se cortan en determinados tiempos, en bejucos, guascas y cortaderas, en animales como los cuis, cusumbes, pavas y tejones.

El territorio, unidad entre la comunidad indígena inga, la naturaleza y el mundo espiritual

Las relaciones con el territorio, es decir, la tierra y sus recursos, incluyendo el paisaje, están cruzadas por las tradiciones y los rituales de la comunidad. Los pueblos indígenas no suelen hacer una separación tajante entre el suelo y sus recursos, como sí lo hace el mundo occidental, la tierra y sus recursos constituyen una unidad. En esta cosmología, se considera que existe un continuo enlace entre la sociedad, la naturaleza y el mundo espiritual.

La comunidad inga tiene un fundamento de espiritualidad de los recursos que genera nuestro territorio; es una relación muy íntima y racional. Para poder vivir, necesitamos del territorio indio inga; el inga de la ciudad no es feliz como el inga de nuestro territorio; en él está la chagra, el compartir, la naturaleza, hay esa dinámica de las mingas (trabajo de toda la comunidad), el divichido (mano o trabajo prestado); también a través de nuestro territorio en la chagra, en las montañas, en los páramos, está la medicina; ahí está la salud, está el conocimiento a través de las plantas y los preparativos que se produzcan de las plantas. La biblioteca es el verde de la naturaleza y esa es la dinámica de la relación tan fuerte que se tiene con el territorio. (Alberto Jacanamijoy)

Culturalmente, el pueblo inga tiene su fundamento cosmogónico en la ley de origen, entendida como los principios rectores de la vida (Ministerio de Educación Nacional, 2009), como el orden establecido por la naturaleza. Esta ley es ancestral y busca guardar el equilibrio de los mundos. No está escrita en ningún lado, pues forma parte de la oralidad y en muchas ocasiones se trasmite en forma de cuento o mito. La ley de origen busca la armonía entre el ser humano y la naturaleza (Ministerio del Interior y Cabildo Mayor Inga, 2013), pues el territorio constituye la base de la identidad espiritual, social, cultural, política y económica.

Esta cosmovisión confirma que el territorio para la comunidad indígena inga no es simplemente el espacio geográfico, delimitado por convenio o por la imposición de intenciones externas como propiedad de un pueblo: se trata de algo que vive y permite la vida, pues en él se desenvuelve la memoria que los cohesiona como unidad de diferencias. El territorio, ámbito espacial de sus vidas, debe ser protegido por los pueblos del desequilibrio, pues necesitan de él para sobrevivir sin perder la identidad.

En el territorio están las raíces de lo real cultural y lo vital cultural como expresión de la filosofía inga, por esta razón, se entiende por territorios indígenas todas aquellas áreas poseídas por una parcialidad, comprendiendo en ella no solo las habitadas y explotadas, sino también aquellas que constituyen el ámbito tradicional de sus actividades económicas y culturales.

Hay que mencionar que existe una reciprocidad entre el territorio y la comunidad indígena inga, manifestada en el equilibrio social que permite el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales que este les ofrece. Este equilibrio debe expresarse en la protección del territorio, para así garantizar a las futuras generaciones un espacio rico en recursos y lleno de memoria. Todo el mundo ingano se concibe en una íntima relación con la naturaleza, gira en virtud del conocimiento de las plantas y la armonía con sus elementos.

El yagé es un ejemplo de estas relaciones tan estrechas existentes entre esta etnia y los bienes y servicios ambientales. Esta planta es una fuerza que tiene poder, voluntad y saber; con él se puede ir a las estrellas, entrar en las plantas, en las montañas, en el espíritu de otras personas, hacer el bien o el mal; se puede conocer el futuro de sus vidas, ver las enfermedades y curarlas.

Conclusiones y recomendaciones

El desarrollo sostenible es un concepto occidental que propende por mejorar la calidad de vida de los individuos y de la sociedad en general, a través de intervenciones económicas, ambientales y sociales simultáneas en el hábitat. Aunque los indígenas de la comunidad inga no manejan ese concepto, en su diario vivir, en su relación con el entorno y con la Pacha Mama (madre tierra) evidencian el mismo propósito de alcanzar un buen vivir. Sin embargo, hay marcadas diferencias en la concepción de qué significan la armonía y el bienestar para la colectividad y cómo alcanzarlos.

Lo anterior no implica que esas posiciones sean irreconciliables. Por el contrario, podrían encontrar un punto medio para que los bienes y servicios ambientales que provee la microcuenca del río Tamauca posibiliten un desarrollo sostenible que tome lo mejor de los dos mundos, sin violentar la cosmovisión inga y sin hacerlos perder su identidad, sus costumbres, su cultura y su espiritualidad.

El bien y servicio más importante que provee la microcuenca del río Tamauca para posibilitar el desarrollo sostenible son los recursos naturales. El ecosistema de la zona cuenta con bienes (flora y fauna) y servicios (agua, clima, hidrografía, hidrología, belleza escénica y polinización), los cuales han sido poco intervenidos por el hombre. En la microcuenca abundan el agua y los bosques que, si se conservan bien, pueden constituirse en reservas alimentarias para la humanidad y en hábitats propicios para la biodiversidad. Pero garantizar la seguridad alimentaria es un reto cada vez mayor en las poblaciones indígenas, debido a diversos aspectos como el cambio climático, la occidentalización de la dieta y el estilo de vida. Por ello, es necesario diseñar estrategias que le hagan frente a estas problemáticas.

Los ingas tienen un profundo respeto por la naturaleza, sin embargo, las deficiencias en la prestación de servicios de saneamiento básico (acueducto y alcantarillado) están contaminando el suelo y las fuentes hídricas, situación que plantea otro reto para los actores involucrados en el logro del desarrollo sostenible. En otras palabras, hay que plantearse cómo combinar las virtudes de los sistemas autóctonos y los occidentales. Estos indígenas nos enseñan que los recursos naturales no son instrumentos para generar riqueza —que pueden ser destruidos con la explotación desmedida—, sino que pueden ser una herramienta para garantizar la pervivencia y que de aquellos solo debe consumirse lo que sea necesario para alcanzar tal fin, pues es imperioso conservarlos para las próximas generaciones. Los no indígenas, a su vez, disponen de soluciones avanzadas para atacar esos problemas, por ejemplo, saben cómo manejar los residuos sólidos y las excretas a través de plantas de tratamiento.

Lo anterior conduce a otro desafío: la materialización del derecho humano al agua y al saneamiento supone la necesidad de plantear un nuevo paradigma que supere las deficiencias en la gobernabilidad sectorial; además, obliga a incluir en la agenda y en el discurso institucional los intereses de los individuos y grupos más vulnerables de la comunidad.

Una oportunidad adicional de posibilitar el desarrollo sostenible sin violentar las costumbres ingas es combinar los saberes ancestrales de la medicina tradicional con los conocimientos de la medicina occidental. Para occidente, el médico tiene su razón de ser en la medida en que es un vehículo para curar las enfermedades, mas no para entender las complejidades del ser humano. En cambio, para la comunidad indígena inga, el médico tiene una visión holística de las personas y la salud es entendida como un estado de equilibrio espiritual, físico y emocional y su restablecimiento no está fragmentado, sino íntimamente ligado a la naturaleza.

Por último, se debe propiciar un acercamiento entre la academia, las cabezas de las instituciones estatales encargadas de diseñar y aplicar las políticas sobre desarrollo sostenible y los líderes indígenas que orientan a sus comunidades sobre los asuntos relacionados con lo económico, lo social y lo ambiental. No hay que perder de vista que las etnias no manejan el concepto como tal, pero en esta investigación se evidenció que, claramente, sus acciones diarias propenden al mismo objetivo: alcanzar el buen vivir para sus integrantes. Esto, con el fin de lograr un diálogo constructivo sobre cómo deben entenderse y aplicarse las categorías que incluye ese desarrollo, en cada contexto particular. Incluso, valdría la pena revisar la definición occidental de desarrollo sostenible para incluir en ella concepciones sobre la relación hombre-naturaleza de la comunidad indígena inga, de la microcuenca del río Tamauca, en Santiago (Putumayo).

Para investigaciones futuras, se recomienda hacer un análisis ambiental sobre el ecosistema de la microcuenca del río Tamauca porque en ella convergen un conjunto de unidades productivas y de veredas que tienden a presentar diferencias muy interesantes, las cuales ayudarían a tener una mejor comprensión de ese ecosistema. Al mismo tiempo, permitirían plantear un análisis comparativo con otras microcuencas y hábitats.

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Notas

* Artículo de investigación
Este artículo es producto del trabajo de investigación titulado Bienes y servicios ambientales que ofrece la microcuenca río Tamauca en Santiago, Putumayo como posibilitadores de desarrollo sostenible de la comunidad indígena Inga. Fue ejecutado por Ángela María Aristizábal López y Harold Javier Orobio Rosero, en el periodo 2018, bajo la dirección del Dr. Luis Alberto Vargas Marín.

[1] Término utilizado en las entrevistas por los indígenas ingas para referirse a su pequeño espacio de tierra, lugar donde cultivan su pancoger.

[2] It is a word the inga natives use in the interviews to namet their small land space, where they grow their subsistence food.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: ivargas@umanizales.edu.co

Información adicional

Cómo citar este artículo: Aristizábal López, Á. M., Orobio Rosero, H. J., y Vargas Marín, L. A. (2020). Bienes y servicios ambientales que ofrece la microcuenca del río Tamauca en Santiago, Putumayo: facilitadores del desarrollo sostenible de la comunidad indígena inga. Ambiente y Desarrollo, 24(46). https://doi.org/10.11144/Javeriana.ayd24-46.bsao

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