Este artículo parte de una selección de datos puntuales respecto de la internacionalización de los estudios literarios en Argentina entre 1958 y 2015. Puntualmente, se enfoca en uno de los indicadores de la internacionalización: la traducción. Este indicador visibiliza el lugar de nuestra producción en la circulación internacional de las ideas. Con estos datos como marco, nos centramos en un “caso”: la descripción de las tensiones entre las prácticas de internacionalización y autofiguración en Beatriz Sarlo. Esto se hace con el objetivo de esbozar una hipótesis alrededor de los sentidos ético y político de su toma de posición intelectual, en sintonía con las asunciones sacrílegas que han marcado su trayectoria, en general, y su trabajo en la consolidación y en la institucionalización de los estudios literarios en Argentina, en particular.
This article begins with a data selection regarding the internationalization of the literary studies in Argentine between 1958 and 2015. It highlights one of the internationalization’s indicators: the translation. This indicator pinpoints the place of our production in the international circulation of ideas. With this data we focus in one “case”: We describe the tension between Beatriz Sarlo’s practices of internationalization and her self-figuration. We draw some hypotheses about the ethical and political connotations of her intellectual position in accordance with the sacrilegious assumptions that have marked her trajectory, in general, and her role in the consolidation and institutionalization of literary studies in Argentina, in particular.
Este artículo parte de una selección de datos sobre los procesos de institucionalización de los estudios literarios en Argentina entre 1958 y 2015, y sobre su internacionalización. Estos procesos se desprenden, entre otros, de un megaproyecto dirigido por Gisèle Sapiro que comprendió diferentes países (Argentina, Brasil, Francia, Italia, Reino Unido, Austria, Holanda, Hungría, Estados Unidos, Alemania y España)
Respecto de las cuestiones metodológicas, basta con reponer aquí que el análisis del proceso de internacionalización de los estudios literarios combina un doble plano: por un lado, el de los
Por otro lado, se adaptan los criterios seguidos por Sapiro para estudiar el campo literario francés bajo la ocupación alemana: su decisión de ordenar los resultados a partir de un criterio que yuxtapone la carrera profesional de los agentes con factores “extraliterarios” (
Grupo 1 (G1): desde 72 años Grupo 2 (G2): entre 62 y 71 años Grupo 3 (G3): entre 56 y 61 años Grupo 4 (G4): entre 40 y 55 años Grupo 5 (G5): entre 32 y 39 años
Remarquemos que 1966 (año de inicio de la dictadura encabezada por Juan Carlos Onganía, y extendida hasta 1973) y 1976 (año de inicio de la última dictadura, que se extendió hasta 1983) son fechas clave. No obstante, es importante aclarar que las dictaduras asociadas a estas fechas se inscriben en un marco de “continuidad
De acuerdo con nuestra clasificación de los agentes según sus edades, Beatriz Sarlo pertenece al G1, es decir, al grupo de aquellos indiviuos cuyas carreras estuvieron atravesadas por las dos últimas dictaduras y que tienen, por lo menos, 23 años en 1966 y 33 años en 1976. Si tomamos en consideración el conjunto de los datos de este grupo sobre el indicador “traducción” (recordemos que se trata de la cuantificación de información extraída de los currículums de los agentes), podemos tejer hipótesis sobre una dinámica del campo en la que Sarlo se inscribe con particular singularidad: por ello constituye un caso que amerita ser analizado.
Respecto de la intraducción, tenemos que este grupo traduce textos que provienen mayoritariamente del francés, seguido por el inglés, el italiano, el alemán y, en menor proporción, el portugués y el ruso (
Respecto de la extraducción, el portugués encabeza las lenguas de esta circulación internacional, seguido por el italiano, el inglés, el alemán, el francés y, en menor proporción, el turco, el griego, el húngaro y el gallego (
No es el objetivo de este trabajo exponer y analizar los datos numéricos en detalle. No obstante, es oportuno mencionar algunas conclusiones derivadas de ellos. La primera, tiene que ver con la asimetría entre el caudal de intraducciones y de extraducciones: la predominancia de las intraducciones es inescindible del lugar marginal que la Argentina ocupa en la circulación internacional de las ideas. Se trata de un dato indisociable, por otro lado, de las lenguas en las que se escribe y circula el conocimiento en los circuitos
El segundo dato da cuenta de los territorios de circulación de nuestra producción a través de las lenguas dominantes en la extraducción: predomina la difusión regional con escasos índices de expansión al circuito
Estas conclusiones nos permiten trabajar sobre la singularidad del “caso Sarlo”. Los datos constatan su activa práctica de traducción, ejercida fundamentalmente desde la revista
Respecto de quiénes traducen los escritos de Sarlo y en qué lenguas, los datos tomados de su currículum (7) muestran una predominancia del portugués (6 títulos sobre 11), seguido por el inglés (2 títulos) y luego, en paridad, por el italiano, el turco y, como dato curioso (un dato sobre el que volveré más adelante), el español.
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Adviértase que
La carrera académica de Beatriz Sarlo está atravesada por los golpes de Estado. Antes de obtener sus títulos de profesora y licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires en 1966, se desempeña como profesora de latín en la misma institución. También colabora con la entonces reciente y pujante Editorial Universitaria de la Universidad de Buenos Aires (Eudeba), dirigida por Boris Spivacow. Luego del golpe de Estado de 1966, renuncia a sus cargos y acompaña a Spivacow en una intervención sociocultural más ambiciosa: la fundación del Centro Editor de América Latina (CEAL). En esa editorial dirige las colecciones Letra firme (1968),
Encontramos, entonces, que la colección Letra firme, “concebida con criterios académicos cuyos títulos estaban a cargo de especialistas en cada uno de los temas a quienes se les encargaba tanto la traducción como el prólogo y las notas” de los textos (
Si bien la dinámica del CEAL tomó rápidamente otro rumbo, creo que —inicialmente— Boris tuvo la idea de que algunas estructuras de colecciones de Eudeba se reprodujeran en el Centro. Así,
Los once títulos de la colección Letra firme, consignados en el catálogo reconstruido por Judith Gociol, revelan el intento de difundir textos teóricos y críticos, por ejemplo,
De la Biblioteca fundamental del hombre moderno nos interesa resaltar su variedad de géneros: sus 109 títulos publicados provienen de campos como la literatura, la historia, la economía y la divulgación en general (
Algunos títulos son obsesiones de Boris, por ejemplo los libros de John Reed; esa era la biblioteca del viejo comunista, que entraba bien en el tono de la época y que se aparecía en las obras que él proponía que fueran incluidas. Cada quince días venía y decía: “¿No querés poner a Lérmontov?”. Hay otros títulos, en cambio, que están más relacionados con mis propias lecturas, con los libros de izquierda de mi biblioteca. Hay, incluso, algunas obras de dos amigos míos, peronistas. Uno es Carlos Alberto Fernández Pardo, una especie de plumífero al que se le podía encargar cualquier cosa, y el otro Jorge Money. Por otro lado, hay algunos libros que, vistos hoy, parece que debían ser publicados, de cajón, como
Vale la pena ver también el modo en que Sarlo describe cómo obtenían los materiales y cómo tramitaban su traducción, dado que exhibe hasta qué punto la meta de la difusión avalaba el quiebre de ciertos protocolos y de normas jurídicas:
Todos los libros de literatura extranjera los elegía yo, y la forma de seleccionarlos era la misma que utilizamos también en otras colecciones: recorrer las librerías de viejo y fijarse qué libros estaban fuera de derechos. Una vez que los elegíamos, de algunos títulos encargábamos una nueva traducción y, en otros, aplicábamos ese famoso método inventado por el Centro Editor que —en el mejor de los casos— era una sinonimia: se tomaba una vieja traducción y se le hacía una corrección de estilo exhaustiva para que no pudiera ser reconocida, a veces se trabajaba a partir del original, y a veces sin él. (
Por otro lado, Alejandrina Falcón caracteriza el proyecto de la Biblioteca Total como un “fenómeno extraordinario” debido, entre otros factores, a “la compleja articulación de subcolecciones y fechas de entrega” (81). En su exhaustivo artículo explica que la colección, compuesta a su vez “por cuatro series que salían una vez por semana en forma rotativa, siguiendo una numeración única” (81), seguían un riguroso esquema de publicación: el primer jueves de cada mes aparecía un libro de la serie Novelistas de Ayer y de Hoy; el segundo jueves, uno de la serie Memorias y Autobiografías; el tercero, uno de la serie Panoramas de la Literatura y el cuarto, uno de la serie Los Fundamentos de las Ciencias del Hombre. Vale la pena detenerse en esta última serie, dedicada a la importación de textos de ciencias sociales y humanas. Por ejemplo, en este marco Sarlo y Altamirano publican una compilación de textos de Georg Lukács, Lucien Goldmann, Robert Escarpit, Arnold Hauser, Harry Levin, David Daiches y Pierre Bourdieu: se trata del número 24 de la serie y aparece como
Entre los libros que nosotros habíamos encargado estaba la antología de economistas clásicos preparada por Horacio Ciafardini. Meses después de entregar el libro, Ciafardini cae preso. Le decimos entonces a Spivacow: “Bueno, Boris, hay un problema...”. Él nos mira —como si literalmente no entendiera— y nos contesta: “Nosotros ese libro lo tenemos pautado y lo sacamos”. Después, se queda suspendido un momento y dice: “¿Ustedes piensan que lo puede perjudicar a Ciafardini?”. (
Este cuento de Sarlo sobre la dificultad para producir en el ámbito de las ciencias sociales y humanas durante la última dictadura
Esta fue una colección muy complicada de armar por su estructura de cuatro subcolecciones y también porque eran los tiempos de plomo y Carlos y Beatriz estaban en la clandestinidad, así que dejaban el material cómo y cuándo podían. No teníamos forma de localizarlos y nunca sabíamos bien qué nos iban a traer. Para mí fue una de las experiencias límite en mi trabajo en la industria editorial. (
Finalmente, la colección La nueva biblioteca nace como una deriva de la anterior: menos exigente en su cronograma y esquema de publicación, mantiene, no obstante, los criterios de selección. Se publican 42 títulos, entre los que cabe destacar, dado el límite de extensión de este artículo,
Para mí
En paralelo a estas intervenciones, en 1978 Sarlo funda, junto con Carlos Altamirano y Ricardo Piglia,
En 1984, Sarlo se reintegra a la Universidad de Buenos Aires en la cátedra de Literatura argentina II, en la que permanece hasta su renuncia en el 2003. En 1985, ingresa al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas con la importante categoría de Investigadora Independiente, para ser promovida a la categoría de Investigadora Principal en setiembre del 2000 (categoría en la que permanece hasta su retiro en 2012).
En una entrevista que le hice en el 2009, Sarlo advierte: “Cualquier extranjero que mirara mi currículum no comprendería los hiatos”. A propósito de estos hiatos, su respuesta discurre sobre la importancia de las formaciones (editoriales autogestionadas por fuera de las instituciones, revistas, grupos de estudio clandestinos, etc.) y de los financiamientos de instituciones extranjeras en su desarrollo individual. A su vez, permite ver su contribución en la construcción de un campo (relativamente) autónomo desde posiciones que, según las circunstancias, llevan adelante prácticas de oposición, de contribución y/o de distanciamiento, respecto de aquellas sostenidas en las instituciones del Estado (entre ellas, la universidad).
Esta cuestión se hace visible también en los prólogos y en los agradecimientos incluidos en sus libros, en los que resalta la importancia de las bibliotecas personales, mientras pone en relieve el tipo de prácticas autogestionadas que permitían mantener un alto nivel de profesionalización,
Este libro fue publicado por el Centro Editor de América Latina en 1983. Se lo dedicamos entonces a Boris Spivacow, uno de los héroes de la resistencia cultural a la dictadura que terminaba justamente ese año. Es difícil pensar en la mayoría de estos ensayos sin las posibilidades abiertas por Spivacow. No se trata simplemente de que ellos fueran editados por su sello. Se trata más bien de que los escribimos porque, trabajando en el Centro Editor desde 1976 hasta 1983, tuvimos los medios mínimos para realizar una tarea intelectual que, en duras condiciones económicas y políticas, hubiera sido de otro modo casi imposible. Como empleados de Spivacow no solo editamos colecciones de libros, sino que pudimos redactar estos artículos que íbamos publicando fuera del país en revistas dirigidas por Ángel Rama, Antonio Cornejo Polar y Saúl Sosnowski. (
El carácter subterráneo de la circulación de la teoría en las catacumbas, unida a la urgencia por actualizarse, se hace ostensible en un relato de Sarlo en el que comenta el recurso a la traducción de textos grabada en casetes tanto por seguridad como para agilizar la tarea. En su “cuento”, la precariedad no funciona como pretexto para renunciar a la exigencia intelectual. Es notable, en ese sentido, su insistencia en que se trabajaba con las mejores ediciones de los textos teóricos y con los mejores traductores al español. Esto se observa durante una consulta realizada en el 2015:
Roberto Raschella, eximio traductor, grabó en casettes la traducción de algunos textos de Bajtín (cuyas ediciones italianas yo tenía: Dedalo Libri) y de Tinianov (
Es necesario resaltar el carácter autogestionado de estos espacios de resistencia (por eso también se los llamaba grupos “privados”): tanto los materiales como las clases se sustentaban con fondos de los participantes. Al respecto, Graciela Montaldo, hoy profesora en la Universidad de Columbia y participante de los grupos liderados por Sarlo durante la última dictadura, menciona que, si bien “los cursos de Sarlo no eran caros”, trabajaba para poder solventarlos: “En tiempos de la dictadura la universidad nos daba lo peor”, recalca mientras contrasta estas prácticas subterráneas deseadas frente a las estatales. Su relato pone en evidencia la densidad del momento: “Se trabajaba de cualquier cosa, mientras paralelamente se asistía a la universidad y se participaba activamente de los grupos” (
Pero, además, hay una característica singular de aquel momento del campo intelectual: ciertas librerías jugaban un rol central en la actualización y la importación de teorías. Un rasgo indisociable del estado de nuestras bibliotecas y “archivos” (
Durante la dictadura, otra vía de actualización era generada por las editoriales. Sarlo reconstruye parte de este escenario durante una consulta planteada en el año 2015 a propósito de esta investigación. Ante mi pregunta respecto de cómo lograba, a pesar de la precariedad, leer y/o traducir a autores como Pierre Bourdieu cuando sus libros apenas estaban siendo publicados en Francia, Sarlo destaca la importancia de ciertas librerías apartadas de la lógica del mercado, de las bibliotecas personales, de los viajes al extranjero y del trabajo junto a otros agentes del campo intelectual. Entre estos agentes destaca el papel de José “Pancho” Aricó, figura clave en la difusión de Antonio Gramsci en Argentina, y de Jaime Rest, quien enseñaba
A Bourdieu no lo conocí, pero supe de su existencia muy temprano. Alrededor de 1982, Pancho Aricó me ofreció traducir Después, tanto Carlos Altamirano como yo le seguimos todos los pasos. Aunque resulte difícil de creer hoy,
Es notable el contraste entre los datos incluidos en el apartado anterior, unidos a los que se extraen de los relatos hasta aquí citados, con las autofiguraciones que se desprenden de algunas de sus entrevistas. Así, durante una conversación con María Pia López y Sebastián Scolnik, Sarlo señala:
Soy una persona de cabotaje. En este sentido no hago más que continuar una tradición de intelectuales argentinos. Mi cosmopolitismo es el de esos intelectuales a los que no les alcanza para ser cosmopolitas, no les alcanza para ser intelectual fuera de los límites, fuera de Buenos Aires, o de Argentina y Brasil, digamos. Pero el cabotaje tiene una ventaja, te da la certeza de que vos estás muy parada en un terreno. Nunca tuve la intención de superar ese cabotaje, y ya hoy sería imposible. Siendo cosmopolita de una manera tradicional, hablando y escribiendo en dos idiomas además del castellano, conocí el mundo muy tarde, salí al mundo después de los 40 años. (24-25)
Sarlo vuelve sobre esta cuestión durante un diálogo con Alejandro Grimson, transcripto para la revista
Si comparamos esta respuesta con los datos cuantitativos sobre sus textos extraducidos se podría observar que Sarlo es una de las figuras del campo de los estudios literarios producidos en Argentina más traducida en el extranjero. Además, ha sido publicada en más de una lengua y en los más prestigiosos circuitos académicos de consagración internacional.
Si traigo, entonces, esta autofiguración recurrente, desmentida por la trayectoria internacional que se verifica al analizar su currículum, es para señalar la congruencia de Sarlo con una de sus apuestas más constantes: la publicación de textos destinados a un público expandido. Por un lado, escribe para estudiantes y profesores universitarios, junto con Carlos Altamirano, desde un género poco valorado en el campo académico: el manual (repasemos, entre otros:
De los comentarios que esta columna generó en el mundillo académico, repongo tres que esquivan la rápida descalificación para tratar de entender los sentidos que impulsaban la práctica de Sarlo: “Al escribir en la revista
Hay en esas columnas un desplazamiento del lugar desde donde Sarlo interviene. Este es un cambio de colocación que mantiene, no obstante, una fantasía abrigada desde
Se compartan o no sus posiciones (ese es el punto menos importante de esta cuestión: como aprendimos del Gilles Deleuze inspirado por Spinoza, “para moralizar, basta con no comprender” [
Artículo de investigación
Este artículo de enmarca en el proyecto de investigación “Fantasías de nano-intervención de los críticos-profesores en la universidad argentina de la posdictadura (1984-1994)”, desarrollado para Conicet en el período 2018-2019. Este trabajo se realiza gracias al financiamiento que diversas instituciones han otorgado a los siguientes proyectos de investigación:
Si bien no estaba en el diseño inicial del proyecto, en el tramo final de la investigación se incorpora a Alemania. Algo similar acontece con España, aunque su inclusión se limita al campo de las letras y entra en interacción directa con el equipo argentino.
En una defensa de tesis de una maestría enmarcada en el campo de las didácticas de la lengua y de la literatura, sostenida en
Tal como lo hace Pierre Bourdieu, empleo el término
Hablo de
Uso este término en el sentido no totalizador que le confiere Raymond Williams.
Retomo deliberadamente la expresión usada por
El diseño de la encuesta puede consultarse al final del
Los datos de la muestra llegan hasta el año 2015 inclusive. En este caso particular, y para esta ocasión, se procesa solo la información de los libros extraducidos.
En la versión en español se aclara que Daniel Samoilovich cooperó en la traducción de algunos pasajes (
Los años entre paréntesis corresponden a la fecha de inicio de la publicación cada colección (
En el marco del CEAL, Aníbal Ford dirigirá la colección Enciclopedia literaria: “Se trata de Monografías de 64 páginas alineadas en torno a dos ejes: ‘grandes autores y obras de la literatura en lengua española’ (I) y ‘temas y problemas de teoría y crítica literaria’ (II)” (
Sobre este punto, Falcón anota: “El CEAL fue duramente golpeado por la represión: trabajadores asesinados, desaparecidos, presos y exiliados, requisas de depósitos y 24 toneladas de libros quemadas en un baldío de la provincia de Buenos Aires” (80).
Sigo la distinción planteada por Sapiro entre profesionalización y desarrollo profesional (