Alrededor de una comunidad femenina: los perfiles de mujeres de Marta Brunet en Ecran*

Around a Female Community: Marta Brunet’s Profiles of Women in Ecran

Natalia Cisterna Jara

Alrededor de una comunidad femenina: los perfiles de mujeres de Marta Brunet en Ecran*

Cuadernos de Literatura, vol. 27, 2023

Pontificia Universidad Javeriana

Natalia Cisterna Jara a

Universidad de Chile, Chile


Recibido: 28 febrero 2022

Aceptado: 05 mayo 2022

Publicado: 30 junio 2023

Resumen: El artículo analiza un conjunto de perfiles de mujeres escritos por Marta Brunet para la revista chilena Ecran, entre los años 1935 y 1936, publicados en la columna “Alrededor de una mujer”. Esta columna constituyó un importante espacio de difusión y valorización de las actividades artísticas e intelectuales realizadas por mujeres latinoamericanas del periodo. Los perfiles son analizados considerando el medio en el que circularon. En tal sentido, sostengo que, a diferencia de los modelos femeninos que Ecran promovió en sus páginas, en la columna de Brunet se destacaron cualidades propias de una mujer moderna, con trayectorias en donde el trabajo, el viaje y la autoformación eran determinantes para llevar a cabo un proyecto personal y original.

Palabras clave:perfiles, mujeres latinoamericanas, prensa, Marta Brunet.

Abstract: This paper studies a set of profiles of women written by Marta Brunet for the Chilean magazine Ecran between 1935 and 1936, published in her column “Alrededor de una mujer” (Around a Woman). This column was an important space for the divulgation and appraisal of artistic and intellectual activities of Latin American women of the period. The profiles are analyzed considering the medium in which they circulated. In this sense, I maintain that, unlike the female models that Ecran publicized on its pages, in Brunet’s column the qualities of modern women were highlighted, with trajectories where work, travel and self-training were decisive for carrying out a personal and original project.

Keywords: profiles, Latin American women, press, Marta Brunet.

El 2 de abril de 1935, en la revista chilena Ecran, la escritora Marta Brunet (1897-1967) publicó una entusiasta crítica a la reciente novela de María Luisa Bombal (1910-1980): La última niebla (1934). La reseña sería la primera de muchas otras que integraron su columna semanal, titulada “Alrededor de una mujer”. Desde abril de 1935 hasta inicios de 1936, Brunet publicó en Ecran 44 perfiles de mujeres de distintas áreas del quehacer artístico y social.1 Todas las protagonistas de estos perfiles eran contemporáneas de Marta Brunet, prácticamente todas eran latinoamericanas y, en su gran mayoría, chilenas. De esta manera, en medio de notas de moda, chismes del mundo del espectáculo y consejos culinarios, en Ecran circularon los nombres de María Luisa Bombal, Juana de Ibarbourou (1892-1979), Teresa de la Parra (1889-1936), Gabriela Mistral (1889-1957) y también algunos que en la historia cultural no alcanzaron mayor visibilidad, como los de la fotógrafa chilena María Rosa González (1905-1967), la escultora ecuatoriana Germania Paz y Miño (1913-2002) o la folclorista argentina Ana de Cabrera (1890-1970).

A diferencia del texto inaugural de “Alrededor de una mujer”, centrado en la novela de María Luisa Bombal, las otras reseñas que conformaron la columna semanal correspondieron a perfiles cuya atención estuvo puesta en sus protagonistas, en sus trayectorias artísticas y sociales. Sin embargo, en el primer perfil encontramos unas breves palabras iniciales que Brunet dedica a la figura de Bombal y que son de particular interés, en la medida en que destaca características de la escritora chilena que se pueden reconocer en los demás perfiles. En otras palabras, la Bombal que dibuja Brunet, al igual que las otras mujeres reseñadas en “Alrededor de una mujer”, es inquieta tanto creativa como intelectualmente, transgresora y dueña de un proyecto propio y único.

A pesar de que cada uno de estos textos despliega figuras y recorridos vitales distintos, Brunet establece entre ellos sutiles conexiones, permitiendo que, en su conjunto, los retratos de su columna conformen una reflexión global sobre el ejercicio artístico, profesional y político desarrollado por las mujeres de su tiempo. En las páginas siguientes se identificarán y analizarán los elementos en común presentes en los perfiles brunetianos. El estudio de sus concordancias permitirá examinar cuáles eran, a juicio de Brunet, las cualidades que posibilitaban a las mujeres entrar, mantenerse y legitimarse en los espacios culturales y políticos hegemonizados por varones.

Los perfiles de Marta Brunet dialogan con el resto de su obra y se inscriben en el marco de la historia ensayística de mujeres latinoamericanas. Es por ello que su análisis debe considerar una lectura de su trabajo crítico materializado en ensayos, crónicas y distintas columnas de opinión, así como del rol que tuvieron los perfiles cultivados por mujeres en el proceso de identificación de una genealogía cultural femenina en el continente.

Las escrituras no literarias de Marta Brunet y los perfiles de mujeres sobre mujeres

Marta Brunet fue una de las primeras autoras profesionales en Chile. Con esfuerzo y sufriendo dificultades logró vivir de su escritura, su trabajo intelectual y cultural. Fue también una de las autoras chilenas más prolíficas del siglo XX. Publicó ocho novelas, cuatro libros de cuentos y uno de poemas para niños, además de un volumen todavía indeterminado de relatos que aparecieron en distinto medios chilenos y extranjeros.2 Asimismo, incursionó en el ensayo, la crónica, la entrevista y la columna periodística. El número total de textos no literarios de Marta Brunet, aparecidos en la prensa y antologías, es todavía incierto. Solo sabemos que constituye un volumen significativo y que en el trabajo de archivo realizado por investigadoras/es como Karim Gálvez, Osvaldo Carvajal, Antonia Viu y Alicia Romero3, entre otras/os, se han recuperado escritos de especial valor, que han posibilitado conocer el pensamiento de Brunet sobre el movimiento feminista, la participación de las mujeres en distintas áreas profesionales, la desigualdad social, la educación y la organización del campo cultural, entre otros temas. Las crónicas y artículos periodísticos de Brunet tuvieron tribuna en distintos medios chilenos, como los diarios La Hora, La Discusión, El Sur, La Nación y la revista Familia, y además en algunos latinoamericanos, como la revista Repertorio Americano.

Dentro de este material, los perfiles publicados en Ecran componen un corpus singular. “Alrededor de la mujer” es una de las pocas columnas periódicas, a cargo de la escritora, que mantuvo una continuidad importante en el tiempo. Además, es hasta ahora la única columna estable que se conoce de su autoría, que con regularidad se dedicó exclusivamente a visibilizar las trayectorias y obras de sus pares de género. Sin embargo, el interés de Brunet por usar los medios para difundir actividades realizadas por mujeres e instalar temas que problematizaran los parámetros tradicionales de género sexual no se reduce a su colaboración en Ecran, y será más bien una constante en su trabajo en la prensa. Los perfiles de “Alrededor de una mujer”, por tanto, se integran a un universo textual amplio, desplegado en diversas publicaciones y cohesionado por una perspectiva de género común. En su análisis a la labor de Marta Brunet como cronista y editora en La Hora y Familia, Claudia Darrigrandi observa el diseño, por parte de la autora, de una estrategia comunicacional destinada a poner en circulación ideas que discuten los roles asignados al sujeto femenino, pero sin desafiar abiertamente las convenciones sexo-genéricas que promueven los medios. Brunet, plantea Darrigrandi, negocia con las líneas editoriales de las publicaciones y aprovecha los espacios que se le abren, ya sea como editora o columnista, para mostrar y celebrar las labores de las mujeres en tareas ajenas a las obligaciones domésticas, reivindicando su derecho a desarrollarse no solo como madres y esposas.

Esta capacidad negociadora que Darrigrandi identifica en su labor en La Hora y Familia no solo caracteriza su trabajo como columnista y editora. En efecto, una de las particularidades de su trayectoria profesional fue su habilidad para leer políticamente su campo cultural, reconocer en él las oportunidades y obstáculos que se le presentaban y así establecer contactos con agentes y generar estrategias de posicionamiento en las esferas letradas. Esto le significó hacer concesiones y aceptar ciertas convenciones patriarcales que regulaban las lógicas de validación en los campos culturales, a fin de poner en circulación propuestas artísticas y políticas propias que, en más de una ocasión, contravenían los roles de género asignados y las bases de la subordinación de las mujeres (Cisterna 116). Su aceptación, en los inicios de su carrera, de la tutela del crítico y escritor Hernán Díaz Arrieta (Alone) (1891-1984) es un ejemplo de esto último. Aceptar el patrocinio de la autoridad letrada dio lugar muchas veces a la explotación y la invisibilización de su trabajo. Osvaldo Carvajal ofrece información relevante respecto a los modos de reapropiación del trabajo escritural de Marta Brunet por parte de Alone. Carvajal señala que esta apropiación fue “autorizada” por la autora a fin de poder instalarse en los espacios letrados: “Es una invisibilización de su trabajo intelectual a la que la autora debió acceder para irse incorporando con mayor holgura al campo intelectual capitalino” (226). Así, este “acuerdo” con Alone le permitió publicar, acceder a fuentes laborales en el medio cultural y, a la larga, construir un proyecto literario particular de carácter feminista.

En relación con lo anterior, cabe preguntarse qué posibilidades advirtió Marta Brunet en Ecran para instalar un discurso que destacaba y ponía en valor la participación de las mujeres en los espacios culturales y, asimismo, cómo encajaba y discutía este discurso con los imaginarios patriarcales de la revista. La autora se impuso el desafío de elaborar una columna que pudiera ser parte de una propuesta editorial que buscaba entretener e informar con las novedades de la industria del cine y, al mismo tiempo, construir un espacio que divulgara el quehacer y las obras de mujeres, cuyas vidas estaban a gran distancia de las estrellas de Hollywood que promovía Ecran. En este plano, sostengo que el género del perfil no fue una elección casual y que, por el contrario, se enmarca en esta forma estratégica de concebir su participación en la esfera cultural, en general, y en los medios de prensa, en particular.

El perfil es un género periodístico de larga data y está vinculado a la emergencia y consolidación de la prensa en sociedades cada vez más masificadas. Leonor Arfuch identifica el perfil como una expresión dentro de los diversos géneros discursivos que constituyen el espacio biográfico (51). Los perfiles escritos por mujeres sobre mujeres tienen presencia en Latinoamérica desde mediados de siglo XIX. Cabe mencionar, por ejemplo, el Álbum poético-fotográfico de las escritoras cubanas (1868) de Domitila García (1847-1938); la “Galería de mujeres célebres” en el Álbum Cubano lo Bueno y de lo Bello (1860) de Gertrudis Gómez de Avellaneda (1814-1873); la “Galería de mujeres virtuosas y notables” (1878-1879), aparecida en la revista La Mujer, y La mujer en la sociedad moderna (1895) de Soledad Acosta de Samper (1833-1913); el libro Españolas y americanas ilustres (1908) de Luciana Casilda Monreal (1850-?); y la columna “Los grandes valores femeninos de América” (1934), publicada en Caras y Caretas por Adelia Di Carlo (1886-1965). En Chile, escritoras y periodistas también incursionaron en este género discursivo. Algunos ejemplos son los perfiles de Ga Guerra y de Isolee de la Cruz4 en la revista Familia (1918 y 1923, respectivamente); “Nuestras escritoras”, en revista Para Todos (1931), de María Monvel (1899-1936); Siete escritoras chilenas (1953) de María Carolina Geel (1913-1996); y los perfiles/recados publicados por Gabriela Mistral entre 1928 y 1943 en distintos medios.5

Los perfiles escritos por mujeres sobre mujeres jugaron un papel político importante en la definición de sus espacios de producción cultural, al visibilizar autoras y obras que estaban siendo ignoradas o recibían escasa atención de la crítica. Este tipo de semblanzas contribuyeron a cartografiar y dar forma a campos culturales femeninos que contaban, sobre todo desde fines del siglo XIX, con una alta productividad y con espacios de difusión propios, labrados con enormes esfuerzos y costos personales.6 Los perfiles, además, constituyen expresiones textuales de lo que Ana Pizarro denominó invisible college, es decir, redes de influencia y/o cooperación entre mujeres, artistas e intelectuales, que operaron la mayoría de las veces de manera virtual, sin entablar contactos personales entre ellas (175). Por otro lado, los perfiles que reseñaban figuras del pasado desplegaron un intento por recuperar nombres y trayectorias no reconocidas en la historia cultural oficial. En tal sentido, los perfiles de mujeres escritos por mujeres buscaban no solo dar presencia textual a sus pares de género, sino definir y exhibir un campo cultural femenino dinámico y trazar genealogías de mujeres cuya contribución a la historia era muchas veces deliberadamente subestimada. Es precisamente en esta tradición ensayística y escritural en donde se deben pensar los perfiles de “Alrededor de una mujer”. De este modo, Marta Brunet participó con sus semblanzas en un esfuerzo colectivo de mujeres por definir un nosotras en el mundo cultural.

Los perfiles, por otra parte, no pueden entenderse en toda su complejidad sin considerar los soportes en los que circularon. Karin Littau, en su análisis sobre la experiencia de la lectura, plantea que esta no consiste exclusivamente en un ejercicio de comprensión e interpretación de un texto determinado, sino que en su proceso intervienen otros factores relevantes, a menudo no considerados por la teoría literaria, como son las características materiales de la publicación en la que se inscribe el texto y la disposición formal de los signos que lo acompañan (70). En otros términos, un perfil antologado en un libro tendrá un efecto de lectura distinto a si apareciera en una revista tipo magazín como es el caso de los perfiles de Ecran.

Ecran fue una revista que circuló semanalmente en Chile entre los años 1930 y 1969. Estaba orientada principalmente a un público femenino, y si bien podía abordar contenidos diversos relativos a la educación doméstica de la mujer, su atención estaba puesta en la industria cinematográfica. En Ecran, las imágenes de las estrellas y sus vidas de fantasía constituían el centro de atención. En esta propuesta narrativa y visual, un proyecto de una columna orientada también a destacar ciertos aspectos de la vida de figuras exitosas, en este caso mujeres latinoamericanas, no parecía fuera de lugar. Me atrevo a imaginar a Marta Brunet explicando su idea al comité editorial de la revista como un espacio dedicado a difundir a distinguidas mujeres dueñas de innegables talentos artísticos. Los perfiles, en principio, dialogaban con la línea editorial de la publicación y constituían, al mismo tiempo, una novedad: no eran figuras lejanas como las del Star-system, sino mujeres de nuestras tierras.

Sin embargo, “Alrededor de una mujer” conformó una galería de sujetos femeninos muy distinta a la pasarela de actrices de Ecran. Los perfiles de Brunet, más que integrarse armónicamente al resto de las columnas, llegaron a interrumpir semanalmente el glamour que exhibía esa vitrina de rostros de la industria del cine. Desde los primeros perfiles se podía observar que a Brunet no le interesaba enfatizar características que la revista buscaba resaltar en sus notas. Es así como en cada número de Ecran la elegancia, el misterio y la belleza plástica e inalcanzable de las estrellas de Hollywood cedían un pequeño espacio a las imágenes de mujeres latinoamericanas que no protagonizaban exóticas y rocambolescas historias en la pantalla grande, sino que creaban, participaban en actividades políticas y se educaban.

Los perfiles brunetianos conformaron una antinarrativa hollywoodense: mientras la revista destinaba la mayoría de sus secciones a mostrar actrices en ascenso o en la cima del éxito, envueltas en un presente radiante que parecía no tener otro pasado que el creado por los departamentos promocionales de los estudios cinematográficos, Marta Brunet, en sus perfiles, escogía celebrar el esfuerzo, el trabajo sistemático y la capacidad transformadora de sus pares de género. Los logros de las autoras elegidas por Brunet no eran producto de un milagro o de la buena fortuna de ser descubiertas por un agente, como era el caso de las celebridades de Ecran, sino de la eficaz combinación de talento, dedicación y atrevimiento. En suma, “Alrededor de una mujer” se presentó como una gran galería de la meritocracia y la irreverencia femeninas.

El trabajo como fuerza creadora

En los perfiles elaborados por Marta Brunet, la familia de palabras asociadas al concepto de “trabajo” son de uso frecuente. De la artista plástica chilena María Tupper (1893-1965) señala: “Trabajadora hasta más allá de lo imaginable”, “Trabaja con una especie de frenesí” (María Tupper s/p).7 A la escultora ecuatoriana Germania Paz y Miño la describirá como una “trabajadora incesante” (Germania s/p). Sobre la escultora chilena Teresa León (1891-1961) dirá: “Y lo curioso es que esta mujer con las manos constantemente vacías, en reposo de mala salud, de pronto se pone en pie de trabajo, toma la greda y comienza a modelar, infatigablemente, venciendo la debilidad física por una especie de milagro de voluntad” (Teresa León s/p).

Esta última cita ilustra con claridad el sentido que tiene el trabajo en los perfiles de Brunet: el trabajo pone en movimiento a sus protagonistas, las saca del letargo, se presenta como un despertar que echa a andar una energía arrolladora que cristaliza en un sin fin de actividades y obras. Todas las protagonistas de “Alrededor de una mujer” publican, exponen, hacen conferencias, montan obras teatrales u organizan acciones sociales. El trabajo se traduce en una productividad incesante, incluso en aquellas que por su salud podrían tener limitaciones, como es el caso de la poeta chilena María Monvel, la que, según Brunet, no dejaba de escribir y pulir sus versos hasta la perfección, a pesar de su debilidad física (María Monvel s/p.). Es importante destacar que este trabajo creativo e intelectual no se experimenta como desgaste ni produce agobio. El trabajo acá emancipa y, por sobre todo, estimula el talento y la capacidad individual de las mujeres para explorar nuevos horizontes. La importancia que tiene el trabajo en la definición de las trayectorias se expresa, además, en la atención que presta Brunet a los espacios y atmósfera laborales en los que se desenvuelven las protagonistas de su columna. Al respecto, en el conjunto de perfiles se observa cierta predilección por describir los talleres por sobre otras esferas de producción como oficinas o bibliotecas. El taller permite a Brunet poner en escena un proceso de creación en desarrollo y exhibir la energía que liberan las mujeres en sus espacios laborales. Así se refiere, por ejemplo, al taller de la encuadernadora Emilia Guevara:8

Emilia Guevara trabaja. Su taller erizado de maquinarias, de prensas, de guillotinas, de bastidores, tiene un desorden pasmoso, ya que ella todo halla a mano: libros, hojas sueltas, tapas, papeles, carpetas, tarros de cola y engrudo, cueros, espátulas, frascos de pinturas, pinceles, tijeras ¡Qué se yo! Un mundo un poco inquietante … Emilia Guevara intertanto, tranquila en su mundo, va y viene en la tarea de empastar libros. (Emilia Guevara s/p)

En tanto, de la ilustradora María Valencia9 dirá: “Como una niñita buena (…) rodeada de telas, de cintas, de papeles, de hilos, de pinturas, de abalorios, María Valencia trabaja (…) entre libros, pinturas y cacharros, instrumentos musicales, telas decorativas y dibujos, María Valencia da vida a su extraordinario mundo pictórico” (María Valencia s/p).

Si bien en muchos casos la selección de las imágenes que acompaña a cada perfil dependerá del material visual disponible al momento de editar la revista, una lectura atenta a las ilustraciones evidencia que su elección se relaciona con la idea que se quiere proyectar de la autora y de su atmósfera laboral. En tal sentido, los espacios de producción como escenarios, talleres y escritorios serán recurrentes en el material visual de los perfiles. La empastadora chilena Emilia Guevara y la dramaturga, también chilena, Gloria Moreno10son retratadas en sus escritorios. Guevara sonríe mirando la cámara, en una pausa dentro de un flujo continuo de trabajo que revela la mesa cubierta de papeles de su taller (figura 1). La fotografía de Gloria Moreno (figura 2) la muestra en plena faena creativa, concentrada en un libro en su escritorio y con la máquina de escribir al frente, lista para ser ocupada.

Emilia Guevara
Figura 1.
Emilia Guevara


Fuente: Marta Brunet (Emilia Guevera)

Gloria Moreno
Figura 2.
Gloria Moreno


Fuente: Marta Brunet (Gloria Moreno)

La validación del trabajo en los perfiles se refuerza en imágenes que destacan su producto: las obras. Será el caso de los perfiles de la pintora chilena Ana Cortés (1895-1998) y de Germania Paz y Miño. En el primero resaltarán dos imponentes pinturas, las que ocupan el centro del artículo (figura 3). Este lugar de relevancia que tienen las telas, condice con la descripción que Brunet hace de Ana Cortés como una artista a la que no le gusta hablar de sí, ni sobresalir más allá de su trabajo plástico. Su obra es lo importante y tras ella, la personalidad de su autora pareciera desdibujarse. Al respecto es interesante que el perfil no incluya una fotografía de la artista y en su lugar se ubique un retrato de ella realizado por otra destacada pintora chilena, María Tupper, de la que, como se mencionó antes, también Brunet hará un perfil. Esta elección no parece casual: más que buscar una imagen en la que la artista pose frente a una cámara, se elige un óleo que no es de su autoría para ilustrar de mejor manera ese carácter, según Brunet, “huidizo y ausente”.

Ana Cortés
Figura 3.
Ana Cortés


Fuente: Marta Brunet (Ana Cortés)

A diferencia de este perfil, el de Germania Paz y Miño ofrece una personalidad que no busca pasar inadvertida. Se destaca en ella su activismo a favor de mejores condiciones laborales y apoyos para las y los artistas. Su quehacer político, indicará Brunet, logró la creación de talleres, bibliotecas, salas de conferencia y, tal vez lo más importante, convencer a la opinión pública de su país del rol central que tienen las artes y la cultura en el desarrollo de su nación. No es extraño, entonces, que sea la imagen de una escultura de Paz y Miño, bautizada “El precursor”, la elegida para ilustrar el texto (figura 4). En el perfil de la artista ecuatoriana resalta, precisamente, su voluntad de cambio y la fuerza transgresora que la anima y la lleva a cuestionar los cánones artísticos y sociales. En este sentido, una imagen es significativa en el perfil: el detalle, en la parte superior, de un bajorrelieve de su autoría en el que se distinguen los cuerpos sufrientes de niños, mujeres y hombres arrodillados entre las piernas de un grupo que está de pie. La imagen, que denuncia el dolor de los más humildes, ilustra su concepción del arte enlazado al compromiso político, exhibiendo en su obra la “(…) rebeldía del artista moderno que no se quiere vacío como una nuez vana en el arte por el arte, sino que aportando algo a lo social revolucionario” (Germania s/p).

Germania Paz y Miño
Figura 4.
Germania Paz y Miño


Fuente: Marta Brunet (Germania Paz y Miño)

Las imágenes de “Alrededor de una mujer” refuerzan la representación de autoras activas, dedicadas por entero a sus labores creativas e intelectuales y cuya mejor carta de presentación es su propia obra. Estas imágenes distan mucho de los rostros glamorosos que acompañan las otras columnas de Ecran.11 En ellas las fotos de las actrices se reducen a mostrar ciertos estereotipos femeninos: la femme fatal desafiante, la heroína candorosa y siempre alegre, la mujer enamorada entregada por entero al varón. En las columnas de Brunet, en cambio, las imágenes evitan reproducir estos modelos y la pose intenta siempre vincular la figura de la mujer a su labor productiva. Incluso cuando estamos frente a una fotografía que parece replicar los estereotipos mencionados, la composición visual o la descripción del texto ofrecen rasgos que apartan a la mujer del perfil de dichos modelos de femineidad. Es lo que se observa en el perfil de Teresa León. Sobre ella, Brunet señala:

Parece una gitana, con el pelo negro partido a medio, trenzado y arrollado en moños sobre las orejas, con el color moreno y los ojos de un indefinible verde negro. Parece una gitana que se hubiera quedado ahí, frente a nosotros, ausente el alma, por no se sabe que sugerencias, inmovilizada por el peso de las pulseras que ofrece en sus brazos. (Teresa León s/p.)

Esta descripción, que replica el carácter exótico de la mujer fatal, está acompañada por una fotografía de la artista que refuerza dicho carácter (figura 5): una joven de mirada directa y desafiante, con los brazos adornados con gruesas y vistosas pulseras.

Teresa León
Figura 5.
Teresa León


Fuente: Marta Brunet (Teresa León)

Sin embargo, el perfil que traza Brunet agrega otros detalles que complejizan la personalidad de la escultora y la alejan de estereotipos femeninos:

(Teresa León) Ha viajado, es fanática de la música española (…) pasa largas temporadas en la naturaleza, nutriéndose de la soledad y del reposo. La montaña y el mar tienen las grandes voces que mueven su alma. Lee, eligiendo lo que tenga tinte de sociología y modernidad. (Teresa León s/p)

Así, Marta Brunet configura el retrato de una mujer versátil: dueña de habilidades artísticas y literarias, de gran capacidad reflexiva y observadora. Asimismo, su necesidad de apartarse de la ciudad para contemplar la naturaleza revela en ella una subjetividad que disfruta de la soledad como un tiempo de encuentro consigo misma.

El viaje y la formación en las trayectorias de las mujeres

En prácticamente todos los perfiles que integran la columna de Ecran, las mujeres son presentadas con un ánimo transformador que las lleva a desafiar las convenciones sociales y artísticas y los límites impuestos a su género sexual. Marta Brunet observa en esta disidencia un rasgo identitario que permite a las mujeres no solo desplegar trayectorias y obras originales, sino también ser parte de una época de cambios. En efecto, las autoras se visualizan como representantes de un nuevo modelo femenino: la mujer nueva o la mujer moderna con capacidad de autodeterminación y que participa activamente en las esferas culturales y políticas. Una semana antes de inaugurar su columna, Brunet escribe un artículo para Ecran titulado “Estampas contrapuestas”. En él ofrece una interesante caracterización de este nuevo sujeto femenino: “Ahí está la mujer moderna, terciada de triunfo, porque toda la puerta se le ha abierto y su dominio no se reduce solamente al familiar, sino que en las artes, en las letras, en las ciencias, en lo público y en lo privado, puede también establecerlo” (s/p). El artículo opera como una suerte de introducción a la serie de perfiles que luego integrará “Alrededor de una mujer”. En cada uno de ellos se observa la comprobación de la tesis que sostiene en “Estampas contrapuestas”: la existencia de una nueva mujer que busca sus espacios de desarrollo personal, no anclados en la esfera doméstica. En esta línea, no es extraño que Brunet otorgue en los perfiles escasa relevancia a roles femeninos convencionales. Menciona muy tangencialmente el que algunas de las mujeres reseñadas sean casadas o madres. El matrimonio y la maternidad aparecen como datos irrelevantes dentro de biografías siempre desbordadas de proyectos, obras y eventos.

El carácter rupturista de las mujeres que aparecen en “Alrededor de una mujer” se materializa de manera distinta. En las semblanzas habrá desde mujeres que dan un portazo definitivo a los valores y discursos hegemónicos de su época hasta otras que de modo sigiloso, silenciosamente, rechazan la pasividad asignada a su género sexual y logran levantar proyectos culturales y/o sociales propios. En la semblanza de la escritora cubana Mariblanca Sabas Alomá (1901-1983), Brunet señala: “(…) es la mujer liberada de tramas, dueña de sí misma (…) y directora de su propio destino (…) Joven, impetuosa, con campañas de prensa encendidas de rebeliones, firme en una ideología de avanzada, sus horas son de intensa lucha (…)”. Más adelante agregará “La revolución la echa a la calle, en libertad y apoteosis triunfal” (Mariblanca Sabás s/p). En el lado opuesto, la poeta chilena María Monvel es retratada como una artista que busca el calor del hogar y evita la vida bulliciosa. Su personalidad menos atrevida también se ve reflejada en sus intereses estéticos: “Para ella ‘la dulce tarea de escribir’ según su frase, es finalidad de verso melódico, entroncado en lo clásico, sin que nunca, nunca, la haya tentado aventura alguna por campos de modernidad” (María Monvel s/p). Sin embargo, el perfil añade antecedentes que matizan lo anterior. En efecto, Monvel, indica Brunet, desde niña escribe “estrofas humorísticas” en los bordes de los cuadernos escolares, evidenciando con esto su temprana necesidad de instalar su huella creativa ampliando los territorios textuales.

En los perfiles, la irrelevancia de los roles domésticos se contrapone al carácter determinante que tienen otras experiencias. En este marco, en todos los perfiles el viaje y la educación constituyen vivencias decisivas en el desarrollo profesional y personal de las mujeres retratadas. Dichas experiencias estimulan la constitución de identidades nómadas y abiertas a los cambios. En el resto de las columnas estables de Ecran, la información sobre los viajes de las artistas, en general, se reduce a breves notas a sus vacaciones en balnearios exclusivos. Asimismo, las referencias directas a la educación formal de las estrellas son prácticamente inexistentes. En las narrativas biográficas que crea la industria del cine, y que Ecran divulga, las celebridades poseen un talento innato y son descubiertas por agentes que las llevan al éxito. En contraposición, “Alrededor de una mujer” exhibe la configuración del yo femenino como un proceso, en el que el viaje y la formación son las causas que explican a la sujeto y su obra. En este sentido, el viaje en los perfiles brunetianos nunca es azaroso, es parte de un plan de aprendizaje que cristalizará en una obra única. “Viajó. No a lo loco de pasadas breves por cada país americano, sino que deteniéndose todo lo necesario para su perfecto conocimiento” (Ana de Cabrera s/p), dirá Brunet sobre la enorme travesía de la folclorista por el continente. En las semblanzas, la educación no tiene el fin de mantenerse ocupada antes de casarse, como tampoco es una experiencia formativa destinada a incorporar comportamientos “propios de una señorita”. Por el contrario, las protagonistas de los perfiles de Brunet se educan para, entre otras cosas, romper los moldes de la enseñanza tradicional a su género sexual.

En “Alrededor de una mujer” el viaje tendrá fines distintos: puede llegar a ser una travesía arriesgada a lugares desconocidos, como los de la periodista chilena Nelly Merino Carvallo (?-1936) y la folclorista argentina Ana de Cabrera, o bien tener el fin de realizar estudios formales, como sucede con la bailarina suiza-chilena Andrée Hass (1903-1981) o la cantante cubana Blanca Fernández de Castro.12 Respecto a Nelly Merino Carvallo, Brunet señala: “Le queda estrecho el país y quiere salir de él para hacerse hija del mundo en busca infatigable de lo desconocido” (Nelly Merino s/p). Pero lo “desconocido” no será un espacio extranjero similar al del país que deja. No le interesan las ciudades en las que puede reconocer una cartografía urbana habitual, sino lo extraño, territorios fascinantes y “misteriosos”. Nelly Merino Carvallo será, así, dice Brunet, la primera mujer en cruzar el Chaco, introducirse en la selva, entrar en contacto con tribus, en definitiva, una de las primeras latinoamericanas exploradoras. Por su parte, el perfil de Ana de Cabrera destaca desde el inicio a una latinoamericanista, por lo que su viaje, a través de lo más profundo del continente, se define como parte de un proyecto cultural de rescate de las tradiciones locales y de pueblos indígenas. En la semblanza de Andrée Hass el perfeccionamiento se despliega como un proceso que, una vez iniciado, desencadena una corriente formativa individual y colectiva de largo alcance. Hass marcha a Ginebra a formarse con el renombrado maestro Jaques Dalcroze, relata Marta Brunet. Concluidos sus estudios, emprende su regreso a Chile y es inmediatamente reconocida en el medio musical. Sin embargo, el éxito y la valoración no la satisfacen y retorna a Ginebra para volver a estudiar, esta vez con el fin de obtener el título de maestra de danza. De vuelta en Chile, con el título de profesora, se encargará de formar a las nuevas bailarinas en el Conservatorio Nacional. La misma necesidad de formación constante se encuentra en el perfil de Blanca Fernández de Castro. De ella se señala que empezó a estudiar canto desde temprano y, como esta formación le fue quedando “estrecha”, se dedicó a estudiar contrapunto y composición en el extranjero. Este perfeccionamiento le permite, dice Marta Brunet, “transcribir lo que en ella había de material original” (Blanca Fernández s/p). En estos ejemplos, y en el resto de los perfiles, la educación permanente, lejos de introducir en un proceso de disciplina, da lugar a que la creatividad tenga canales nuevos y efectivos de expresión.

Tanto en los viajes por estudio como en aquellos que se hacen con fines de descubrimiento de saberes y culturas foráneas, esta experiencia, en todos los perfiles, se presenta como un ejercicio de conocimiento que lleva a sus protagonistas a salir de su zona de confort, de las fronteras familiares, sociales y nacionales para encontrar aquello que pueda dar forma a un proyecto artístico e intelectual propio. Es por ello que en los perfiles el viaje nunca entorpece ni interrumpe la producción creativa e intelectual; por el contrario, parece estimularla. Las mujeres que Brunet reseña escriben, actúan, hacen conferencias en medio de sus travesías por los más diversos lugares: “Se acerca a viejas tribus y se adentra por el corazón de la selva y de sus habitantes. Escribe. Escribe constantemente. Enferma con una de esas extrañas fiebres que dan en el trópico, pero nada la arredra y prosigue su aventura” (Nelly Merino Carvallo s/p), dirá Brunet de Nelly Merino Carvallo, haciendo coincidir el viaje con una energía escritural que en la contigüidad de palabras se asemeja a un estado febril.

La semblanza de la pianista chilena Graciela Palma Miranda13 es particularmente interesante para entender el rol que Brunet concede a la maestra en la formación de mujeres. Al inicio del perfil, la autora entrega un dato importante al respecto: Graciela Palma Miranda recibió sus primeros estudios en el Liceo 5 de Santiago de Chile, dirigido, por aquel entonces, por Amanda Labarca (1886-1975). En la semblanza, la destacada educadora e intelectual feminista no es solo la encargada del colegio; es para las jóvenes una figura modélica que encarna un futuro de desarrollo nuevo para el sujeto femenino, “(…) ídolo de la muchachada, que veía en ella un ejemplo vivo de lo que la mujer puede cuando tiene el talento y la voluntad aunados” (Graciela Palma Miranda s/p). En el perfil se señala, además, que, gracias a la iniciativa de Labarca, a las dos mejores alumnas de cada generación se les reservaba un puesto en la administración pública. Al ser una estudiante destacada, Graciela Palma Miranda fue una de las beneficiadas con un cargo en el Ministerio de Educación. Cumplirá esta labor con dedicación en paralelo a sus estudios de música, los cuales comenzará una vez terminada la secundaria y le permitirán obtener el título de maestra en esta área. Brunet elabora, así, un perfil en el que la influencia de la maestra es central en la formación de la sujeto, tanto por su carácter inspirador como por su capacidad de abrir oportunidades reales de desarrollo profesional para las jóvenes. En las narrativas masculinas, la figura del maestro que estimula el conocimiento y ofrece horizontes de crecimiento a los jóvenes es clave en el proceso de incorporación exitosa en la vida pública. El ejemplo conocido en los imaginarios culturales de nuestro continente es Próspero en Ariel (1900) de José Enrique Rodó (1871-1917). En el ensayo del intelectual uruguayo, Próspero se dirige a las nuevas generaciones latinoamericanas invitándolas a desarrollar de manera íntegra todas sus facultades y a no ceder a una formación instrumental. Rodó construye, en el imaginario intelectual de nuestras élites letradas, una concepción del traspaso del saber en la cultura moderna asociada al establecimiento de vínculos masculinos. Sylvia Molloy repara precisamente en este aspecto al detenerse en la imagen que cierra el ensayo, momento en que el maestro se despide de sus alumnos: “La mano magistral que toca la frente de la estatua (la figura del genio Ariel), para luego tocar la mano del discípulo, asegura la transmisión, funda la nueva hermandad de varones pensadores” (102). Con el perfil de Graciela Palma Miranda, Marta Brunet se reapropia de este imaginario arielista y lo resignifica en clave femenina y feminista. La autora propone una comunidad de elaboración y circulación de conocimientos de mujeres, en donde la maestra cumple la función de proyectar un modelo de mujer letrada y profesional autónoma que, al mismo tiempo, es capaz de intervenir los espacios públicos a favor de otras y entregar condiciones que contribuyen a que, en este caso, Palma Miranda también pueda participar en la formación de nuevas generaciones de mujeres.

La conformación de un colectivo de aprendizaje femenino, en su esencia, no se reduce solo a este perfil. “Alrededor de una mujer” es un repertorio único de nombres y trayectorias que en su conjunto dan cuenta de una comunidad de mujeres que interactúa entre ellas y define un espacio de cooperación permanente. Esta particularidad se observa desde la elección de aquellas que serán reseñadas en cada semblanza. Parte importante de las autoras y artistas referidas en la columna son cercanas a Marta Brunet o conocidas suyas, con las cuales se ha escrito y/o participado en distintos proyectos editoriales o culturales, como por ejemplo María Luisa Bombal, María Monvel, Gabriela Mistral, Amanda Labarca, María Valencia y María Tupper. Así, Marta Brunet escoge mostrar mujeres que componen un ecosistema cultural femenino del que forma parte activamente. Asimismo, de aquellas mujeres latinoamericanas reseñadas en su columna, y de quienes no se tiene información sobre su cercanía con ellas, la autora demuestra tal grado de conocimiento de sus obras y vidas que es evidente que estamos en presencia de la expresión textual de un invisible college a nivel latinoamericano y caribeño. En otras palabras, Brunet con el correr de los años, y probablemente mucho antes de empezar su colaboración en Ecran, se preocupó por conocer los trabajos y proyectos artísticos y/o políticos de las autoras a las que posteriormente dedicaría los perfiles.

La importancia que tiene para Brunet la columna “Alrededor de una mujer”, en cuanto espacio de visibilización de un nosotras cultural y político, se manifiesta cuando ella abandona su colaboración regular con Ecran a inicios de 1936. Dos meses antes de retirarse, uno de los perfiles se centrará en la periodista y editora Isabel Morel (1885-?), reconocida feminista chilena de la que Brunet destaca su carácter organizador y su trabajo como activista. En mayo de 1936 Isabel Morel se hará cargo de la columna, la que transformará en un espacio de entrevista solo a mujeres. Me atrevo a pensar que el perfil de Isabel Morel tenía, entre otros fines, no solo reconocer sus aportes políticos y editoriales a la causa de la emancipación y la igualdad de las mujeres, sino también entregar la posta de su columna a la que consideraba más capacitada para seguir con la línea política de “Alrededor de una mujer” y evitar con ello que este espacio se transformara en un espejo del resto de los artículos de Ecran.

A modo de conclusión

Marta Brunet, a partir de su columna “Alrededor de una mujer”, constituyó un espacio desde el que semanalmente, durante prácticamente un año, expuso modelos de sujetos femeninos modernos, dueños de sí y con proyectos artísticos y políticos exitosos en un medio que, en general, apuntaba a reproducir estereotipos femeninos de carácter patriarcal. La escritora supo sacar partido a una revista que se beneficiaba de la fascinación que despertaban las vidas de las estrellas en sus lectoras, para poner en sus páginas trayectorias de mujeres que, contrario a la representación de las celebridades, se legitimaban principalmente a partir de un trabajo sistemático en sus respectivas áreas. En la columna, el proceso de autoría descansa en una concepción del trabajo que permite a las mujeres salir de los espacios asignados y descubrir territorios artísticos e intelectuales nuevos. En sus perfiles, la opción de un trabajo liberador y estimulante que diera lugar a un proyecto original y propio, solo podía tener lugar rompiendo los límites impuestos al género sexual, transgresión que evidencia que la instalación de las mujeres en lo público debía ser a contrapelo de las disposiciones sociales y que no podía esperar tiempos más favorables para ella. En su perfil dedicado a la escultora Ana Lagarrigue (1899-1960), Brunet se refiere, precisamente, a esta necesidad de tomarse los espacios y no aguardar a que existan mejores condiciones: “Los incomprendidos andan por ahí –ahora y siempre– formando legión. No pierdan el tiempo en quejas. Trabajen, den de sí lo que puedan, muestren su capacidad. Si alguien les presta atención, tanto mejor. Si nadie les concede una mirada, no importa. Queda el placer de la obra y la esperanza de un futuro mejor” (Ana Lagarrigue s/p).

En la cita una frase llama la atención: “Los incomprendidos andan por ahí (…) formando legión”. Como en el perfil se refiere a las “mujeres de ahora”, la noción de incomprendidos indirectamente apunta a los sujetos femeninos que ven cómo sus deseos de desarrollo se ven entorpecidos por modelos tradicionales de género sexual. Estas incomprendidas, sin embargo, componen un colectivo, una legión de mujeres destinadas a poner en marcha una fuerza creadora e intelectual más allá de los horizontes impuestos a su género sexual. “Alrededor de una mujer” en su conjunto termina configurándose como un manifiesto colectivo de esta nueva generación de mujeres, que se apropia de los espacios y construye su historia política y cultural.

Obras citadas

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Referencias

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Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. Emilia Guevara”. Ecran, Nº 239, 20 de agosto, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77569.html

Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. Germania Paz y Miño”. Ecran, Nº 240, 27 de agosto, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77569.html

Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. María Tupper”. Ecran, Nº 242, 10 de septiembre, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77570.html

Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. Mariblanca Sabas Alomá”. Ecran, Nº 252, 19 de noviembre, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77570.html

Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. Ana de Cabrera”. Ecran, Nº 254, 3 de diciembre, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77570.html

Brunet, Marta. “Alrededor de una mujer. Graciela Palma Miranda”. Ecran, Nº 256, 17 de diciembre, 1935, s/p. http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-77570.html

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Notas

* Artículo de investigación. Este artículo surge en el marco del proyecto de investigación FONDECYT Regular N.º 1221763: “Perfiles y repertorios de género en Chile: formas de pensar y articular los campos culturales femeninos en la primera mitad del siglo XX”.

1 Para esta investigación se revisó el archivo digital de Ecran, que está en línea en el sitio www.memoriachilena.gob.cl

2 En sus Obras completas (1963), edición de Zig-Zag en la que la autora colaboró activamente, Marta Brunet agregará otros dos libros de cuentos inéditos: Solita sola y Las historias de Mamá Tolita. Además incluirá, bajo el título “Otros cuentos”, un apartado con once relatos breves que habían sido publicados previamente en diarios y revistas. En el segundo volumen de la edición crítica Marta Brunet. Obra narrativa (2017), recogimos 31 relatos que hasta ese momento no habían sido incluidos en ningún libro y que aparecieron por única vez en distintos medios de circulación periódica en Chile y en el extranjero.

3 En cuanto a recopilaciones y estudios que han ofrecido nuevos materiales escritos de Marta Brunet, destaco la antología de Karim Gálvez, Marta Brunet. Crónicas, columnas y entrevistas (2019); el estudio de Osvaldo Carvajal, “La sociedad literaria de Marta Brunet y Alone: apropiaciones en el ejercicio de la crítica literaria chilena de principios de siglo XX” (2021); el artículo de Antonia Viu, “Cartas a un editor: La correspondencia de Marta Brunet a Samuel Glusberg en la década del veinte” (2021); y el número especial de la Revista Quinchamalí (2014) dedicado a Marta Brunet, a cargo de Alicia Romero.

4 No hay información sobre la identidad de estas dos autoras.

5 Algunos de sus recados que constituyeron perfiles son: “Sobre Marta Brunet” (1928), “Una bisnieta de don Andrés Bello: Rebeca Matte Íñiguez” (1930), “Norah Borges, la argentina” (1935), “Victoria Kent” (1936), “Dos recados sobre Teresa de la Parra” (1936), “Recado para Dona Carolina Nabuco” (1941); “Recado para Inés Puyo sobre unas flores” (1943).

6 Estudios como el de Claudia Montero, Y también escribieron periódicos. Cien años de prensa de mujeres en Chile 1850-1950 (2018), dan cuenta de los espacios de producción y divulgación cultural creados por las mujeres en aquellos años y del dinamismo que estos alcanzaron.

7 En el archivo digitalizado de Ecran no se puede observar el número de páginas.

8 No se encontraron referencias sobre fechas de nacimiento y muerte de Emilia Guevara.

9 No se encontraron referencias sobre las fechas de nacimiento y muerte.

10 No se encontraron referencias sobre las fechas de nacimiento y muerte.

11 En relación con los modelos de lo femenino difundidos por Ecran, Andrea Robles Parada, en “Encanto desde Hollywood: glamour y feminidad en la revista Ecran (Chile 1930-1931)”, desarrolla un muy completo análisis sobre la idea de glamour moderno que la revista chilena reprodujo en sus páginas.

12 No se tiene información sobre las fechas de nacimiento y muerte.

13 No se tiene información sobre las fechas de nacimiento y muerte.

Notas de autor

a Autora de correspondencia. Correo electrónico: nataliacisterna@u.uchile.cl

Información adicional

Cómo citar este artículo: Cisterna Jara, Natalia. “Alrededor de una comunidad femenina: los perfiles de mujeres de Marta Brunet en Ecran”. Cuadernos de Literatura, vol. 27, 2023, https://doi.org/10.11144/Javeriana.cl27.acfp

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