En México, los efectos de los ajustes estructurales en los años 90 del siglo pasado y del cambio climático han provocado mayor vulnerabilidad en la agricultura del trópico subhúmedo. El estudio de este proceso requirió la realización de una encuesta y de entrevistas a profundidad, además de una revisión documental. Los resultados muestran que en el área de estudio se ha abandonado el cultivo de maíz nativo y se ha sustituido por maíz mejorado, cuya producción tiene como fin satisfacer la demanda nacional e internacional. Esto condujo a un proceso de individualización de la producción que ha roto la confianza y la solidaridad social, recursos valiosos para hacer frente al cambio climático.
The effects of the structural adjustments during the 1990s in Mexico as well as the climate change have caused an increased vulnerability in the subhumid tropic agriculture. Studying this process required the application of both in-depth surveys and interviews. In addition, a documentary review was performed. The results show that in this study zone they have quit the cultivation of native corn to replace it with enhanced corn, whose production is intended to satisfy both the domestic and foreign demand. All this brought about an individualization process in the production that undermined the social confidence and solidarity, both of them valuable resources to cope with the climate change.
No México, os efeitos dos ajustes estruturais nos anos 90 do século passado e da mudança climática tem provocado maior vulnerabilidade na agricultura do trópico sub-úmido. O estudo deste processo exigiu a realização de um inquérito e entrevistas a profundidade, além de uma revisão documental. Os resultados mostram que na área de estudo foi abandonada a cultura de milho nativo e substituído por milho melhorado, cuja produção visa atender a demanda nacional e internacional. Isso levou para um processo de individualização da produção que já quebrou a confiança e solidariedade social, recursos valiosos para lidar com a mudança climática.
El cambio climático se considera como el mayor reto al cual se enfrenta la sociedad moderna, sobre todo por afectar a la agricultura, una de las actividades económicas más importantes en la economía de un país (
Al incremento del riesgo productivo que introduce el cambio climático deben sumarse las condiciones generadas por la crisis económica de la agricultura mexicana, un fenómeno asociado a la reducción del gasto público para el fomento de la producción agrícola nacional, como parte de los ajustes estructurales por parte del Gobierno federal resultado de la ejecución del Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE) en México, a partir de 1989, y del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), firmado en 1993 (
En consecuencia, el presente escrito pretende mostrar, por medio de la crisis generada por el cambio climático, los efectos de la crisis socioeconómica y ambiental generada por una agenda política basada en la reducción de la participación del Estado y en la apertura al mercado como ente regulador de la actividad agrícola, tomando como estudio de caso el cultivo de maíz en el trópico subhúmedo mexicano. Esta es una sinergia negativa que ha aumentado la vulnerabilidad de los productores y ha limitado sus posibilidades de adaptación, situación denominada por
La investigación se realizó en las localidades de El Limón, Angostillo, Xocotitla y Rancho Nuevo, pertenecientes al municipio de Paso de Ovejas, ubicado en la planicie costera central del estado de Veracruz, en México (19° 35′, −19° 22′ N y 96° 19′, −96° 35′) (
Esta área de estudio, que forma parte del trópico subhúmedo mexicano, está siendo afectada por los efectos introducidos por el cambio climático.
Adicionalmente,
En cuanto al método utilizado, este involucró la aplicación de una encuesta (n = 135) y entrevistas a profundidad (n = 32) a productores de maíz de las cuatro localidades que conforman el área de estudio. En relación con la encuesta, la aplicación del cuestionario se realizó con base en una muestra estadística de carácter estratificado por edad y por localidad. La muestra fue obtenida de un marco muestral elaborado con información del Registro Agrario Nacional (RAN), del Instituto Mexicano del Seguro Social (Unidad Médica Rural Xocotitla) y de los presidentes de los comisariados ejidales. Los datos fueron sistematizados y posteriormente analizados con el programa Statistica 7.1 (Stat Soft Inc. 1984-2006, Tulsa, O. K., USA) a un 95 % de confiabilidad.
Respecto a las entrevistas a profundidad, la identificación de los participantes se hizo con base en una muestra intencionada usando la técnica “bola de nieve” (
La crisis actual de la agricultura mexicana es un fenómeno asociado, en gran parte, a la reducción del gasto público por parte del Gobierno federal, al fomento de la producción agrícola nacional resultado de la ejecución del PIRE y a la puesta en marcha del TLCAN. A los efectos de estas estrategias de política económica deben agregárseles los efectos provocados por la eliminación de los precios de garantía de los cultivos básicos (
Paralelamente a estas acciones, el Estado mexicano estableció un esquema de otorgamiento de subsidios a los insumos, el crédito y el seguro, con el propósito de favorecer la producción y la comercialización agrícola (
En el caso del cultivo de maíz, hubo errores y omisiones de los gestores de estos instrumentos de política agrícola que condujeron a que el precio compensatorio del maíz blanco en México se fijara con base en el maíz amarillo de uso ganadero de los Estados Unidos, un grano de menor calidad para el consumo humano. A la par de esta supuesta protección al cultivo de maíz, el Gobierno permitió la importación de volúmenes por arriba de la cuota sin arancel. Entre 1994 y 2001, las importaciones de maíz fuera de la cuota estipulada en el TLCAN ascendieron a casi 13 millones de toneladas. Esta situación generó que agroindustrias importaran el grano para su transformación, lo que provocó el declive de los precios internos y la pérdida de mercados potenciales y reales para los productores nacionales (
A mediados de los años 90 del siglo pasado, los productores del área de estudio comenzaron a adoptar masivamente las variedades mejoradas introducidas por empresas privadas como Pionner y Monsanto. Un proceso similar, documentado por
Así, en el área de estudio, la introducción de semillas de maíz híbrido mejorado les permitió a los productores pasar de obtener 2 toneladas (t) por hectárea (ha) con el cultivo de maíz nativo a obtener 4 t en la misma superficie. De ese modo, la producción de maíz, utilizando dichas semillas, rebasó los volúmenes históricos obtenidos, con lo que se cumplieron, en un primer momento, las expectativas de los productores y los demandantes del grano y los estándares de calidad definidos por el mercado. El grano de los maíces mejorados de carácter comercial, aunque de tamaño menor, tiene un peso mayor en comparación con el grano de semilla nativa, razón por la cual aquellos han sido denominados por los productores como semillas de peso o pesadas. Según los datos del diario de campo, el peso promedio de una semilla nativa de maíz negro es de 13 gramos (g), mientras que el de la semilla mejorada es de 18 g.
Sin embargo, el cultivo de estos maíces ha requerido la adopción total o parcial del paquete tecnológico asociado a ellos. Los productores con mayor capacidad financiera han podido acceder tanto a la semilla como al total del paquete tecnológico, mientras que los productores de menor capacidad han adoptado algunas prácticas e insumos de manera selectiva. Esto implica usar fertilizantes más baratos, fertilización en menor cantidad, aplicación de los herbicidas en sitios específicos, etc. En ambos casos, esto se ha expresado en un aumento de la producción de quienes cultivan maíz mejorado, uno de los argumentos principales que justifican su uso. No obstante, a casi dos décadas de su introducción, los productores reconocen que han ido adquiriendo un proceso de dependencia de los ofertantes de las semillas de maíz híbrido mejoradas, tal como lo han documentado
La introducción de maíces mejorados en México fue parte de una política de Estado para lograr la modernización del campo. En dicha estrategia fue fundamental el papel del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap) y de la Productora Nacional de Semillas (Pronase), organismos públicos encargados en ese periodo de la generación de variedades de maíz mejoradas y de su comercialización, respectivamente (
La introducción del maíz H-507 por la Pronase convirtió al área de estudio en una zona reconocida por la producción del grano en la región. No obstante, esta variedad coexistió allí en diversos grados con maíces nativos como el cuarenteño (denominado así porque su ciclo de producción era de 40 días), el negro, el delgado, el crema y el tuxpeño. Asimismo, se producía con otros cultivos de valor comercial como el tomate, el chile y la papaya cera, los cuales comenzaron su debacle a partir de 1985. Esto sucedió cuando los productores se vieron enfrentados a la pérdida del apoyo de instituciones de fomento agropecuario, especialmente con la reducción del financiamiento de su quehacer agrícola (
Después de varios años, específicamente cuando el H-507 dejó de comercializarse como resultado de la desaparición de la Pronase, los productores comenzaron un periodo de “acriollamiento” de esta semilla híbrida mejorada, tal como ha sucedido en otras regiones del país (
En el área de estudio, los maíces mejorados de última generación predominantes son: Pionner, proveído por la multinacional con nombre homónimo, y Dekalb, por Monsanto. Algunas de las prácticas adoptadas de manera generalizada en su cultivo han sido la siembra a una mayor densidad o “siembra en corto”. Así, se pasó de una densidad aproximada de 15.000 plantas para maíces nativos a una de 40.000 o más. Esta situación coincide con lo encontrado en dos ejidos del sureste de Veracruz por
La introducción de los maíces mejorados en el área de estudio condujo al uso de fertilizantes químicos y terminó convirtiéndose en una práctica de manejo generalizada en el área de estudio. En un inicio, los registros orales señalan que en ese periodo las adiciones de fertilizante al maíz nativo eran mínimas. Sin embargo,
Otra de las prácticas que se modificó fue el control de las especies no deseadas dentro del área de cultivo, la cual comenzó a realizarse a través de agroquímicos denominados comúnmente como “líquidos”. El uso de dichos agroquímicos permitió que antes de la siembra una persona pudiera realizar el control de la maleza (la “quema”) de una hectárea en un lapso de una a dos horas. Esto significó un incremento en la productividad del trabajo en relación con el cultivo de maíz nativo y, asimismo, posibilitó la sustitución de la fuerza de trabajo. Gracias a esto, algunos productores aumentaron la superficie cultivada según sus posibilidades financieras y la mayoría de ellos pudieron contar con un tiempo mayor para jornalear o para realizar actividades extraagrícolas. En algunos casos, esta aplicación de agroquímicos es parcial; es decir, los productores los aplican exclusivamente alrededor de las plantas de maíz, lo que pone en evidencia la necesidad de reducir costos y posibles daños colaterales en otras especies de su interés. En cambio, los pesticidas son aplicados de manera sistemática en cada ciclo para prevenir o controlar la infestación de la gallina ciega (
Además de la información generada por la encuesta, la información recabada a través de las entrevistas indica tres problemas fundamentales: primero, la resistencia de las plagas y la presencia de vectores de enfermedades por el uso indiscriminado de agroquímicos utilizados para controlarlas; segundo, la pérdida de la microfauna y la microflora del suelo relacionada con su fertilidad natural, y tercero, los daños que estos ocasionan en otros cultivos, que a su vez han provocado, en parte, el abandono de los cultivos de frijol y pipián, así como el de otras especies que décadas atrás jugaban un importante papel en su dieta.
Sin embargo, el predominio en el cultivo de estos maíces híbridos mejorados persiste y esto se debe en parte a las estrategias de comunicación de las empresas multinacionales que los venden. Estas estrategias involucran a grupos de técnicos y promotores especializados en atención al cliente con programas de soporte y asesoría agronómica regionalizada vía celular, servicios de publicidad a través de la radio, un medio masivo de comunicación importante en las zonas rurales, publicidad a través de medios escritos (folletos, carteles, etc.) y la recomendación de quienes venden la semilla a nivel local, que a su vez se vuelven financiadores de dichos insumos, y por los cuales los productores tienen que pagar un sobreprecio en el momento de comercializar su cosecha. Un ejemplo de la presencia en el área de estudio de las empresas multinacionales que ofertan los maíces híbridos son las frases que se leen en espectaculares colocados en los caminos rurales o que se escuchan en la radio, como “Dekalb, el futuro de la agricultura en México” o “Dekalb, un ángel en tu tierra”.
Lo anterior influye en la percepción de que sembrar maíz mejorado es sinónimo de progreso social debido a su valor mercantil privilegiado; además, el productor ya no dispone de semillas híbridas producidas por el Estado mexicano y, por lo tanto, está sujeto a las opciones que le brinde el libre mercado. Es en estas zonas donde el cierre de la Pronase tuvo mayor impacto, ya que su principal función era proveer y difundir la utilización de semillas mejoradas adaptadas a condiciones específicas de ciertas regiones de México y a precios accesibles, una función de gran importancia social (
Actualmente, los productores evalúan positivamente el mayor rendimiento por hectárea de los maíces mejorados de carácter comercial, sobre todo los jóvenes, quienes expresaron que “ya no tienen fe en las semillas de maíz nativo”. Esto quizás se deba a que los productores, en la mayoría de los ciclos agrícolas, siguen obteniendo aún cosechas regulares, lo cual no ayuda a la reflexión de que los maíces mejorados son rentables por reproducirse en condiciones similares en las cuales fueron concebidos (
A más de tres décadas de este cambio, los efectos ya son parte de la comunicación social. Los productores mencionan que ahora ya no pueden “guardar la semilla” y la tienen que adquirir cada año para la siembra del siguiente ciclo agrícola. El precio de esta semilla se expresa en un alza progresiva, al igual que los precios de los insumos que integran el paquete tecnológico asociada a ella, mientras que el precio del grano está a la baja. Asimismo, la elección de la semilla de maíz mejorado de carácter comercial no depende exclusivamente de la decisión del productor y su capacidad financiera, sino también de su oferta por parte de las multinacionales. Dicha oferta dependerá de las necesidades del mercado nacional y trasnacional, las cuales cambian a través del tiempo (
En consecuencia, la producción local de maíces mejorados de carácter comercial está influenciada por las fluctuaciones y las asimetrías que caracterizan el funcionamiento de los mercados globalizados (
Una práctica de manejo que ha cambiado es el desgranado, ya que, ante una producción mayor, los productores han optado por el desgranado mecánico, modalidad que permite reducir mano de obra y tiempo. Sin embargo, este tipo de desgranado no permite una selección estricta de los granos en la mazorca, como sí permitía el desgranado manual. Así, mazorcas con granos que contienen vectores de enfermedades o presencia de plagas se mezclan con los granos de maíz en buen estado, lo que puede ocasionar una penalización (“castigo”) en el precio por parte de los compradores (
Paralelamente, la presencia de maíz como componente fundamental en los agroecosistemas del trópico subhúmedo veracruzano y el aumento de sus volúmenes producidos ha permitido la refuncionalización de otro componente: el ganado bovino. Ahora, la alimentación de este tipo de ganado está asociada también a la existencia de esquilmos agrícolas y, en algunos casos, del abasto de granos. De ese modo, el cultivo de maíz mejorado, con su producción mayor de biomasa, ha permitido contar con alimento para el ganado, sobre todo en la época de escasez de forraje, de tal modo que se ha establecido una serie de arreglos entre los que únicamente siembran maíz, los que tienen maíz y ganado y la minoría que solo tiene ganado.
Por último, otro hallazgo en el área de estudio muestra el desuso de la “vuelta de mano” en la producción de maíz como un recurso estratégico en la realización de esta actividad. Actualmente, dicho cultivo sucede más en la familia nuclear y, en algunos casos, en la extendida, lo que genera un mayor uso de mano de obra contratada. Esto responde a una pérdida progresiva de la funcionalidad de la “vuelta de mano” como una forma de trabajo colectiva y recíproca.
Décadas atrás, en el área de estudio, el mes de mayo significaba el comienzo de la temporada de lluvias y con ello el inicio de la siembra de maíz de temporal. Esto ha cambiado sustancialmente, tal como lo expresan los productores a través de la encuesta realizada (
Estos cambios han obligado a los productores a realizar ajustes en el manejo de sus agroecosistemas, por lo que se han abandonado prácticas como las “siembras en seco” y las “siembras del primer aguacero” y se ha optado por esperar; es decir, los productores verifican que las lluvias provean una humedad en el suelo suficiente para iniciar la siembra de maíz. Esto ha originado que ahora los productores “siembren atrasado”, es decir, que el inicio de esta actividad, que antes sucedía en mayo, ahora se realice principalmente en junio, julio y septiembre. Esta estrategia pretende evitar los estragos potenciales de la canícula en una etapa fenológica crítica de maíz, como es el llenado del grano. Otra estrategia es la siembra en lugares bajos donde hay retención de humedad, pues así se recuperan, para el cultivo de maíz, áreas antes usadas para el cultivo de forrajes debido a su anegamiento.
Aquellos productores que usan predominantemente semillas de maíz Pionner y Dekalb indican que la presencia de vientos, aparentemente cada día más fuertes (55 % de los entrevistados mencionó que la intensidad del viento aumentó), coadyuvó en la decisión de sustituir progresivamente sus maíces nativos por maíces híbridos mejorados o por el uso actual de maíz H-507 acriollado, ya que los maíces nativos tienen un porte más alto que los hace susceptibles a sufrir acame total o parcial. El 16 % de los productores que siembra semillas de maíces nativos mencionó que una de las razones por las que se elige esta semilla es porque no se compra; asimismo, indicaron que la opción de sembrar H-507 “acriollado” o CP-569 (semilla de maíz generada y comercializada por el Colegio de Postgraduados a los productores en su Área de Atención Prioritaria) funciona como una alternativa a las condiciones de menor humedad y mayor temperatura que afectan al cultivo de maíz.
En este sentido, la información obtenida a través de las entrevistas muestra que en los últimos años los productores están en la búsqueda de maíces que puedan resistir temperaturas altas, escasa humedad en el suelo y el acame. El 75 % de los entrevistados menciona que las semillas Pionner y Dekalb resisten a temperaturas altas y a la falta de agua; sin embargo, un 25 % de los productores señala que “al menos eso es lo que dicen quienes [nos] las venden [las semillas]”; este es un asunto de investigación pendiente. En este sentido, expertos mencionan que este tipo de germoplasma ha sido generado en condiciones específicas controladas y que se ha manejado en asocio con un paquete tecnológico en el que los agroquímicos son el eje de dicho manejo, lo que ha provocado la transición del cultivo de maíz, dentro de la milpa, como parte de un policultivo a la siembra como un monocultivo. Sin embargo, este es un planteamiento opuesto a la manera en que los maíces nativos fueron creados (
Hasta los años 50 del siglo XX, las colecciones de maíz nativo se usaron para al mejoramiento genético regional, particularmente en el trópico húmedo de México (
En consecuencia, el maíz pasó a ser una mercancía a través de la cual se comenzó a obtener un ingreso. Esta mercantilización es definida como el resultado de un proceso en el que los actores científicos, políticos y económicos funcionan bajo la lógica mercantil, que conduce a que la naturaleza se objetualice, lo que la convierte en un
Uno de los efectos de esta mercantilización del maíz fue la transformación del manejo de los agroecosistemas, ya que ahora las decisiones de los productores están influenciadas por la información proveniente del mercado de granos (
Esta mercantilización del cultivo de maíz ha influenciado aspectos que subyacen a las prácticas de manejo de los agroecosistemas, como es la organización para el trabajo, ya que ahora el cultivo del grano sucede más en la familia nuclear que en la de carácter extendido; de esta manera, las unidades de producción familiares son transformadas en microempresas (
Asimismo, la mercantilización del maíz, en su devenir, retroalimenta la situación de dependencia de los productores ante las multinacionales, que ahora controlan tanto la generación de la semilla (al contar con cuadros científicos para hacerlo) como la comercialización del grano (abastecimiento de semillas y agroquímicos asociados a su manejo), por lo que se cierra, así, un ciclo en el que el productor, en general, está en una posición de vulnerabilidad económica (
De ese modo, los productores que tengan el dinero suficiente para reproducir el siguiente ciclo agrícola continuarán con su quehacer productivo, mientras que los de ingresos bajos estarán en una situación de exclusión latente que se expresa en el abandono progresivo de la actividad agrícola por los productores que no poseen tierra, que realizan su actividad agrícola en tierras prestadas y que tienen que realizar trabajo extrafinca o extraagrícola para financiar sus cultivos. Así, aquellos que cultivan maíz de forma intermitente un día dejarán de hacerlo (
Esta mercantilización también ha alcanzado a los maíces nativos. En los últimos años, algunos productores han decidido sembrar en mayor medida maíz negro como una estrategia para ser incluidos en el mercado regional, ya que este tipo de grano ha encontrado canales de comercialización alternativos. La demanda de maíz negro está conformada en parte por los propios vecinos de la localidad, pero también por habitantes de ciudades circunvecinas, por lo que su precio es más estable, cerca de los 8 dólares por kilogramo, en comparación con los 4 que se pagan por un maíz Dekalb o Pionner (precio de 2014). Sin embargo, esta situación podría convertirse en una estrategia para la conservación
En la actualidad, las compañías privadas no venden semilla de maíz nativo (
Por último, ante un contexto de cambio climático, tanto las semillas nativas como las creadas por las multinacionales se estarán poniendo a prueba en los próximos ciclos productivos, por lo que resulta fundamental tener información suficiente sobre su adaptabilidad a los cambios que se vislumbran en las principales variables agroclimáticas, particularmente en el mediano y largo plazo, para así diseñar estrategias que les permitan a los productores seguir realizando su quehacer productivo en un ambiente de menor incertidumbre. Es necesario entonces revalorar la riqueza genética que nos brindan las semillas nativas, las cuales fueron generadas por nuestros ancestros en una diversidad de condiciones fisiográficas y que en este momento pueden ser parte fundamental para la generación de nuevos maíces híbridos o para su siembra, de acuerdo con sus rangos de temperatura y precipitación máximos y mínimos en las áreas del país donde emergieron.
Las políticas implementadas en México para la agricultura como parte de un modelo económico basado en la existencia de un Estado mínimo evidenciaron cómo las fuerzas del mercado influyeron en las decisiones de los productores del trópico subhúmedo veracruzano, particularmente en el caso del cultivo de maíz. Los productores del área de estudio hicieron ajustes en las prácticas de manejo de sus agroecosistemas considerando las características del grano requeridas por el mercado, todo ello por el afán de continuar con su actividad agrícola como único medio de vida. A tres décadas de estos cambios, la agricultura que se realiza en esta área de estudio se caracteriza por el cultivo predominante de maíces mejorados de carácter comercial que busca satisfacer la demanda nacional e internacional de granos y cuyos parámetros de calidad están poco relacionados con las necesidades nutricionales de autoabasto a nivel local, con los hábitos culinarios y, mucho menos, con la capacidad de adaptación de estas semillas ante situaciones climáticas contingentes en lugares específicos. Así, los efectos de esta mercantilización del maíz conducen al productor a priorizar las necesidades impuestas por una demanda externa, al mismo tiempo que lo conducen a una dependencia obligada del uso de paquetes tecnológicos y a un proceso de individualización de la producción que ha roto la confianza y la solidaridad social. Este hecho hace que sea más difícil para los productores enfrentar situaciones emergentes relacionadas con el cambio climático, un fenómeno global con efectos locales diferenciados que exige estrategias de adaptación sustentadas en la colectividad, la solidaridad y la ayuda mutua.
En México existen pocos estudios, a nivel regional/local, sobre los impactos del cambio climático y la vulnerabilidad que subyace al quehacer agrícola, específicamente al cultivo de maíz. Si se realizaran dichos estudios, se fortalecerían los hallazgos obtenidos en las encuestas y las entrevistas a profundidad sobre los cambios en las principales variables agroclimáticas que los productores están percibiendo y se daría fundamento a las actividades de adaptación en relación al cultivo de maíz, las cuales se han limitado en mayor medida a cambios en la fecha de siembra.
Otros estudios pendientes son aquellos que permitan revalorar el uso de las semillas nativas y “acriolladas” como una opción desde el punto de vista económico y de adaptación ante el cambio climático, así como la generación de nuevas variedades a partir de estas semillas. Adicionalmente, se plantea la necesidad de la participación del Estado para definir políticas agrícolas que fomenten el desarrollo de estrategias para la conservación
Artículo de investigación.