Facilitadores y obstaculizadores de la implementación de un programa de extensión rural chileno: estudio cualitativo de la adherencia y las competencias del extensionista rural*

Facilitators and Obstacles to the Implementation of a Chilean Rural Extension Program: A Qualitative Study of Rural Extensionist Adherence and Competencies

Karina Keller Santander, Fernando Landini, Rodrigo Miguel Rojas-Andrade, Gabriel Prosser Bravo

Facilitadores y obstaculizadores de la implementación de un programa de extensión rural chileno: estudio cualitativo de la adherencia y las competencias del extensionista rural*

Cuadernos de Desarrollo Rural, vol. 18, 2021

Pontificia Universidad Javeriana

Karina Keller Santander

Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile


Fernando Landini

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Argentina


Rodrigo Miguel Rojas-Andrade a

Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile


Gabriel Prosser Bravo

Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Chile


Recibido: 30 septiembre 2019

Aceptado: 21 febrero 2021

Publicado: 25 agosto 2021

Financiamiento

Fuente: (1) el Fondo Interno de Investigación Núcleo Temático de Investigación, Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Nº de contrato: N°2016-2-08

Financiamiento

Fuente: (2) la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Argentina)

Nº de contrato: subsidio PICT 2015-0692

Financiamiento

Fuente: (3) la Universidad de la Cuenca del Plata

Resumen: Los programas de extensión rural son fundamentales para impulsar el desarrollo local en Latinoamérica, sin embargo, pocos estudios abordan su implementación. En este estudio se analizaron las bases técnicas de un programa público chileno y fueron entrevistados trece extensionistas que lo aplican. Se encontró que los profesionales son adherentes a las visitas técnicas así como a las capacitaciones grupales, y que las competencias emocionales y pedagógicas son fundamentales. Los principales facilitadores de estas acciones son la relación entre pares y el compromiso social, mientras que la institucionalidad es el obstáculo más crítico. Se discute la importancia de abordar estos factores para aumentar la calidad de los programas.

Palabras clave:sistemas de extensión, ciencia de la implementación, políticas públicas, evaluación.

Abstract: Rural extension programs are fundamental to promote local development in Latin America; however, few studies address their implementation. This study analyzed the technical bases of a Chilean public program and interviewed thirteen extensionists who implement it. It was found that professionals are adherent to technical visits as well as group trainings, and that emotional and pedagogical competencies are fundamental. The main facilitators of these actions are peer relationships and social commitment, while institutionalism is the most critical obstacle. The importance of addressing these factors to increase program quality is further discussed.

Keywords: extension systems, implementation science, public policy, evaluation.

Introducción

La extensión rural juega un rol central en el impulso de procesos de desarrollo rural equitativo, el incremento de la seguridad alimentaria, el aumento de la producción, la productividad y la adaptación al cambio climático (Klerkx et al., 2016). En América Latina hemos asistido en los últimos 15 años a un proceso de reconocimiento y valoración de la extensión rural en el marco de la agenda pública (Aguirre, 2012). No obstante, en la actualidad, el cambio de signo político en diferentes países del subcontinente pone en duda la continuidad de este impulso. En este marco, cobra creciente interés la evaluación de los proyectos y programas de extensión así como el desarrollo rural como una forma para perfeccionar su implementación —evaluar para aprender— y evidenciar sus resultados e impactos —evaluar para rendir cuentas— (Lamm et al., 2013), con el fin de mantener el flujo de recursos por parte de las agencias de financiación (Franz et al., 2014).

Lamentablemente, en América Latina existe una débil tradición de evaluación de la extensión rural e incluso cuando estos procesos de evaluación son desarrollados, es poco frecuente que las instituciones que las realizan hagan públicos los resultados, evitando así la visibilizadad en los errores de implementación. En este contexto, cabe destacar el interés del trabajo de evaluación de los sistemas de extensión rural de ocho países de América del Sur realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación [FAO], el Banco Interamericano de Desarrollo [BID] y la Red Latinoamericana de Servicios de Extensión Rural (FAO y BID, 2016). No obstante, es claro que trabajos de evaluación de estas características, que se centran en los sistemas de extensión rural, tienden a focalizarse en un nivel de análisis macro, lo cual no implica que puedan ser visibles las dinámicas micro sociales de los procesos de implementación de proyectos o programas específicos de extensión rural.

El presente trabajo tiene como objetivo contribuir a la literatura académica latinoamericana orientada a la evaluación de proyectos, programas y sistemas de extensión rural a partir de un estudio de caso específico: el Programa de Desarrollo Local [PRODESAL], implementado por el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario [INDAP] de Chile, estudia facilitadores y obstaculizadores a partir de la voz de los extensionistas que encargan de ejecutar el programa.

Para llevar adelante la evaluación, este trabajo se apoya en el marco conceptual de la Ciencia de la Implementación, utilizado para evaluar las acciones de implementación en disciplinas como la salud mental (Durlak y DuPre, 2008), la educación (McLeod et al., 2017) o la medicina (Kajermo et al., 2010), pero poco conocido en el contexto de la extensión rural. Este trabajo también propone una innovación metodológica, que se apoya en una estrategia alternativa para evaluar los proyectos y programas de extensión rural, no utilizada en el campo, pero sí consolidada en el marco de otras disciplinas.

Desde el sentido común puede afirmarse que un proyecto o programa necesita implementarse correctamente para tener éxito. Desde la Ciencia de la Implementación, disciplina orientada a estudiar la puesta en práctica de las intervenciones (Nilsen, 2015), se argumenta que un programa o intervención implementado con calidad es aquel que es fiel a sus orientaciones y lineamientos provenientes de los diseñadores del programa (Perepletchikova, 2011). Partiendo de lo anterior, surge el concepto de fidelidad de implementación, el cual resulta interesante para la valoración realizada en la implementación de programas y políticas públicas (Rojas-Andrade y Leiva, 2018). Diversas revisiones sistemáticas (Dusenbury et al., 2003; Durlak y DuPre, 2008) han evidenciado que los programas obtienen mejores resultados cuando sus ejecutores los implementan con una alta adherencia a las orientaciones técnicas y metodológicas.

Las investigaciones que miden la fidelidad buscan analizar si la eventual falta de resultados de un programa, se debe a una incorrecta ejecución o a un problema en el modelo operativo que lo guía, expresado en las orientaciones, así como lineamientos propuestos por sus diseñadores. En este marco, pueden presentarse diferentes situaciones, por ejemplo cuando la adherencia a los principios del programa es alta, es posible establecer si los resultados obtenidos —satisfactorios o insatisfactorios— se deben al modelo de programa utilizado. Por lo tanto, si la adherencia es alta y los resultados son satisfactorios se dirá que se trata de un modelo de programa exitoso. En cambio, se reconoce que cuando existe baja adherencia, no puede afirmarse si los resultados obtenidos —sean del signo que sean—, son causados por el modelo operativo del programa. Ahora bien, pese a este principio inicial común, los estudios de fidelidad de implementación tienen una gran divergencia metodológica y son escasos acuerdos conceptuales (Berkel et al., 2011; Pérez et al., 2016).

A pesar de que existe una visión general de que la fidelidad de la implementación es un constructo multidimensional (Rojas-Andrade et al., 2017), muchos autores han insistido en señalar que hay algunas dimensiones más determinantes que otras a la hora de analizar los resultados (Schultes et al., 2015). La mayoría de las investigaciones están de acuerdo en que son cuatro las dimensiones esenciales de la fidelidad de la implementación: 1) la adherencia a los elementos centrales de la intervención (Dane y Schneider, 1998); 2) la competencia de quienes ejecutan la intervención (Schulte et al., 2009); 3) la exposición o dosis con la que es realizada (Dusenbury et al., 2003); y 4) la receptividad de quienes participan en la intervención (Rojas-Andrade y Leiva, 2018).

Existen investigaciones que dicen tener evidencia de la preponderancia de cada uno de estos cuatro componentes (Rojas-Andrade et al., 2017), lo que ha dificultado guiar aquellos casos de evaluación donde no se tienen los recursos para indagaciones tan profundas, en los que solo se pueden pesquisar algunas de estas dimensiones. Según Gázquez et al. (2011) y Perepletchikova (2011) esto se podría solucionar midiendo solo la adherencia a los elementos centrales y la competencia de los ejecutores.

Lo anterior es respaldado por estudios en los cuales ambas dimensiones están fuertemente correlacionadas entre sí y con los resultados (Perepletchikova, 2011). Esto supone que si en un programa hay alta adherencia a los elementos centrales y sus ejecutores poseen competencias adecuadas para llevarlo a cabo, de seguro se realizará una correcta exposición y generando buena receptividad, lo que traerá consigo buenos resultados (Escribano et al., 2015). Otro argumento para realizar este tipo de estudio de implementación es que ambas dimensiones corresponden a la dimensión del interventor (Rojas-Andrade y Leiva, 2018). Esto haría que las evaluaciones se centren en ellos, abaratando costos en el proceso de obtención de la información.

Por su parte, la noción de facilitadores y obstaculizadores, también juega un rol central en esta investigación. Los estudios que buscan analizar dichos elementos entienden que hay factores que acercan o alejan la posibilidad de éxito de la intervención, siendo necesario detectarlos (Bach-Mortensen et al., 2018). Este tipo de investigación permite rediseñar programas, con el fin de que sean capaces de adaptarse y superar las barreras con las que se enfrentan (Kakeeto et al., 2017), a la vez que detectan aquellos elementos clave los cuales contribuyen al éxito de los programas, generando prácticas basadas en la evidencia y estrategias de implementación (Bach-Mortensen et al., 2018).

Metodología

Caso de estudio: Programa de Desarrollo Local (PRODESAL)

El programa PRODESAL se ha posicionado como el programa de extensionismo rural más importante en Chile, tiene como objetivo “ampliar las habilidades y oportunidades de los pequeños productores agrícolas, campesinos y sus familias, para mejorar sus sistemas productivos y actividades conexas e incubar y desarrollar emprendimientos económicos, contribuyendo a aumentar sus ingresos y su calidad de vida” (Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario [INDAP], 2017, p. 4). Es ejecutado por Municipios que en colaboración con INDAP, contratan a profesionales y técnicos de las ciencias agropecuarias (agronomía o veterinaria) para hacerse cargo de una unidad operativa o territorio en el que campesinos desarrollan actividades de ésta índole.

Siguiendo un criterio muestral por conveniencia se decidió concentrar la investigación del PRODESAL en la Región Metropolitana, dado el mayor acceso que los investigadores tenían a las comunas rurales aledañas. Esta región está compuesta por 52 comunas, 19 de ellas ejecutan el programa a través de 70 extensionistas rurales. En promedio existen 3,5 extensionistas por comuna, siendo uno el mínimo y ocho el máximo. Durante el año 2018 el programa llegó a 4127 usuarios de la región, mientras que a nivel nacional existen 64.707 usuarios (INDAP, 2018).

Participantes

A través de una estrategia de muestreo secuencial se contactaron los profesionales que ejecutan PRODESAL en la Región Metropolitana. En una primera instancia se informó y solicitó apoyo a las jefaturas administrativas de INDAP, quienes facilitaron el contacto con los extensionistas. Con dicha información, fue posible acceder a 13 extensionistas de ocho comunas de la Región Metropolitana, quienes entregaron un consentimiento informado declarando su participación anónima y voluntaria. Doce de los participantes llevaban al menos dos años trabajando en el programa y seis de ellos contaban con una experiencia mayor a 10 años en la ejecución de Programas de Extensión Rural, de ellos cinco son mujeres. Respecto a su profesión, seis eran ingenieros agrónomos, cinco técnicos agrícolas y dos médicos veterinarios.

Estrategia de producción y análisis de información

Se seleccionaron los documentos que representan el marco jurídico normativo que regula las acciones de los extensionistas rurales, que trabajan en el programa PRODESAL. Así mismo se analizaron las Normas Técnicas y Procedimientos Operativos del Programa de Desarrollo Local PRODESAL, la Ley Orgánica del Instituto de Desarrollo Agropecuario N°18.910, el Reglamento General para la Entrega de Incentivos Económicos de Fomento Productivo de INDAP y los Lineamientos Estratégicos 2014-2018 de INDAP. También se realizaron entrevistas semiestructuradas donde se indagó sobre las dimensiones de la ejecución, así como los aprendizajes profesionales sobre la extensión rural, incluyendo preguntas asociadas a los facilitadores y obstaculizadores de la implementación.

La información obtenida fue transcrita y analizada a través de los procedimientos establecidos para el análisis de contenido temático que enfatizan la creación de códigos abiertos (Braun y Clarke, 2006). La codificación de las entrevistas se realizó siguiendo un criterio de acuerdo ante las discrepancias, buscando lograr consensos sobre lo que los datos informan (Flick, 2018). Inicialmente, dos investigadores realizaron lecturas cruzadas de las entrevistas permitiendo establecer categorizaciones en torno a los componentes de la intervención junto aquellos que aparecen como facilitadores y obstaculizadores de ésta. A continuación, se integró el análisis de un tercer investigador con el fin de reubicar las citas o redefinir las categorías que fuesen necesarias. Finalmente fue posible totalizar el número de citas por categoría y establecer cuáles son los más reportados por los extensionistas.

Teniendo en cuenta este marco se establecieron categorías generales a priori derivadas del marco teórico, a saber: a) Adherencia: es la ejecución de un componente de intervención prescrito por las normas técnicas del programa; b) Competencia: es la habilidad que se requiere para ejecutar de manera exitosa un componente de la intervención; c) Facilitadores y obstaculizadores: un factor es un facilitador cuando los extensionistas lo identifican como un aspecto que contribuye a que el trabajo se realice tal como se planificó, es un obstaculizador cuando afecta negativamente la adecuada implementación del programa.

Los facilitadores y obstaculizadores además se agruparon de acuerdo al nivel en que se manifiestan, surgiendo así las categorías de: campesino/a, extensionista, equipo de extensión e institución, que permiten identificar en que ámbito de acción aparece cada facilitador u obstaculizador.

Análisis de resultados

Los resultados del estudio se dividen en cuatro apartados, en estos se aborda la adherencia a los componentes de la intervención, las competencias necesarias para llevar adelante el programa así como los facilitadores y obstaculizadores, tanto de la adherencia como de las competencias. La presentación de datos se organiza a partir de tablas, en las cuales se cuantifican las entrevistas que mencionan diferentes categorías relativas al tema que se discute en cada subtítulo. Como criterio operativo, solo se indican categorías mencionadas en al menos tres entrevistas diferentes (23,1% de la muestra), con la única excepción del apartado donde se compara lo establecido en las normas técnicas y los procedimientos operativos del PRODESAL, con la cantidad de menciones en las entrevistas. A su vez, en todos los subtítulos se incluyen citas textuales de las entrevistas con el fin de ejemplificar las principales categorías utilizadas, sin que esto implique voluntad de realizar un trabajo interpretativo sobre ellas. Por razones de espacio, se opta por ejemplificar únicamente las categorías temáticas más utilizadas. Por último, se menciona que, a lo largo del texto, las citas textuales son identificadas con un número y no con un nombre, a fin de mantener en reserva la identidad de las personas entrevistadas.

Adherencia a los componentes de intervención

La adherencia a los componentes de intervención puede analizarse comparando lo que las normas técnicas señalan como el quehacer del extensionista del PRODESAL y aquello que los técnicos reportan como las tareas que desempeñan de forma constante (ver tabla 1). Las acciones implementadas por el programa se dividen en directas (requieren una relación o vínculo personal con los/as campesinos/as) e indirectas (dan soporte al trabajo de extensión sin requerir trabajar con los/as campesinos/as).

Tabla 1
Presencia en las normas técnicas y las entrevistas de los componentes de la intervención
Presencia en las normas técnicas y las entrevistas de los componentes de la intervención

NotaPorcentaje de extensionistas que reportan la actividad en relación con el total de entrevistados. (Número de sujetos dividido en 13 entrevistados).


Fuente: elaboración propia

De la lectura en la tabla 1 se observa que la mayor parte de las actividades descritas corresponden a acciones directas, lo que evidencia un predominio de actividades con la población beneficiaria, cuando se compara con acciones de soporte, coordinación y planificación, lo cual permite analizar qué constituye el núcleo de acción del Programa desde los entrevistados y se observa la importancia central que adquieren las visitas técnicas individuales, las capacitaciones grupales, la formulación y el seguimiento de proyectos de inversión cofinanciados por el propio INDAP, a lo que se suman acciones complementarias o de menor importancia como la realización de giras técnicas, operativos veterinarios, la implementación de parcelas demostrativas y la articulación con subsidios de otras entidades.

Comparando estas acciones con las previstas por las normas técnicas y los procedimientos operativos del PRODESAL, se observa consistencia, particularmente en lo que refiere a las tres acciones directas más mencionadas, que son las que dan forma al programa. No obstante, cabe destacar que las normativas también incluyen acciones poco mencionadas o incluso no referidas en las entrevistas, como son: articulación con subsidios de otras entidades públicas y privadas, realización de días de campo, contribución a la articulación comercial así como el apoyo al asesoramiento por parte de productores reconocidos por sus pares (proyecto ‘Talentos Rurales’).

Las visitas técnicas son realizadas por el extensionista, de acuerdo con un plan de trabajo anual que establece un mínimo de visitas. En todos los casos se trata de una asesoría individual y personalizada. En las entrevistas, las visitas técnicas son descritas como:

Una visita personal donde se visita al agricultor ya sea por un tema puntual, ya sea porque el agricultor lo pide o lo necesite (…) y ahí se deja una recomendación, se deja por escrito, si hay que recomendar o cambiar (…) es una visita que conlleva más o menos entre llegar y salir entre cuarenta minutos a una hora, entonces es algo como más personalizado (e13, hombre, ingeniero agrónomo).

Las capacitaciones técnicas son actividades grupales de formación para campesinos/as, que tienen como objetivo entregar conocimientos y resolver las inquietudes de los participantes. Generalmente están asociadas a rubros específicos como hortalizas, frutos, aves de corral o ganadería mayor, entre otros. Un entrevistado hace referencia a las capacitaciones en la siguiente cita:

También hacemos charlas técnicas, por grupo... yo tengo 10 personas que tienen gallina, después las vamos a agrupar y le vamos a hacer una capacitación, [para que] pueda ir mejorando cosas básicas para ir nivelando conocimientos (e10, hombre, técnico agrícola).

Competencias para la ejecución de los componentes de la intervención

Las competencias necesarias para la ejecución del PRODESAL no se encuentran establecidas en las normas técnicas del programa, teniendo en cuenta lo anterior, se revisaron las convocatorias de contratación de profesionales y técnicos para el programa. El perfil requerido corresponde a profesionales o técnicos titulados de carreras Agropecuarias que demuestren experiencia en ámbitos como: manejo de los principales rubros agrícolas y pecuarios que se desarrollan en cada unidad operativa, gestión local, metodologías de planificación y de formulación de proyectos productivos, y el uso de herramientas computacionales. También se solicita experiencia laboral en trabajos de fomento productivo o desarrollo rural que conlleven relación con pequeños agricultores, que cuenten con capacidad de trabajo en equipo, así como habilidades directivas, proactividad y liderazgo. En términos materiales también se requiere licencia de conducción y autonomía en el desplazamiento —vehículo propio— con disponibilidad de tiempo completo.

Partiendo del análisis en las entrevistas, se tuvo el cuidado de establecer que los candidatos contaran con los componentes de intervención necesarios para el programa.

Tabla 2
Competencias necesarias para la implementación del PRODESAL según los/as extensionistas
Competencias necesarias para la implementación del PRODESAL según los/as extensionistas


Fuente: elaboración propia

Los resultados evidencian cinco áreas de competencia centrales, siendo las cuatro primeras las más relevantes en términos cuantitativos. Partiendo de una primera lectura, llama la atención que las competencias técnicas, que son las más características del personal contratado para la labor de extensionista, aparezcan en cuarto lugar, posiblemente por tratarse de un área que se asume satisfecha. En contraste, se observa que las competencias emocionales ocupan la primera posición, con menciones en todas las entrevistas, lo cual evidencia la importancia del vínculo interpersonal para el éxito del trabajo de extensión. Al mismo tiempo, se destaca la importancia de competencias para el trabajo con especialistas en diferentes áreas de formación, partiendo de la necesidad de trabajar con campesinos o pequeños productores que poseen rubros agrícolas y pecuarios a la vez; al igual que las competencias pedagógicas, necesarias para llevar adelante la acción educativa propia de la extensión. Finalmente, las competencias administrativas fueron mencionadas por la menor cantidad de los entrevistados. En la siguiente cita se observa la importancia de las competencias emocionales en el contexto del trabajo de extensión:

El objetivo de nosotros es mejorar las condiciones de cada uno de ellos, de acuerdo a sus necesidades, entonces eso es como en general (…) Algunos van a necesitar un pequeño empujón, otros van a necesitar a lo mejor mucho más, otro va a necesitar no simplemente asistencia técnica, sino que le den confianza, que le digan ‘bueno tú puedes, hazlo, tú puedes’ (e13, hombre, agrónomo).

En las palabras de otro entrevistado se observa un ejemplo de ‘competencias pedagógicas’:

Lo que pasaba es que cuando uno llega viene con un vocabulario técnico, entonces después uno se da cuenta que tiene que cambiar un poco, que no es necesario hablarle de ‘tantos gramos’ sino… simplificarles las cosas a ellos, entonces para que me entendieran ‘una cucharada de esto, una tapita de esto’, por ejemplo, en vez de hablarle ’35 gramos’ de la solución tanto (e10, hombre, técnico agrícola).

Facilitadores y obstaculizadores de la adherencia

Facilitadores

Los facilitadores de adherencia son aquellos factores que favorecen la ejecución de un componente de intervención prescrito por las normas técnicas del programa. Así definidos, los facilitadores no se encuentran establecidos en ningún documento o modelo de programa, sino que pueden ser identificados a partir de las palabras de quienes ejecutan el programa, es decir, los extensionistas. Con fines descriptivos, los facilitadores se clasifican de acuerdo con el nivel en que se manifiestan: campesino, extensionista, equipo de extensión o institución.

Tabla 3
Facilitadores de la adherencia al programa PRODESAL
Facilitadores de la adherencia al programa PRODESAL


Fuente: elaboración propia

En este estudio se identificaron seis facilitadores del componente adherencia. Cuatro de ellos se encuentran en el nivel del extensionista, uno en el nivel del equipo y uno en el nivel institucional. En ese marco se observa que, si bien el facilitador más mencionado corresponde al nivel del equipo, los cuatro siguientes se encuentran al nivel del extensionista, lo que evidencia el valor que ambos tienen en este caso. Esto contrasta con la existencia de un único facilitador institucional, lo que podría estar evidenciando problemas a este nivel.

En las siguientes citas puede observarse el rol de las buenas relaciones interpersonales y de trabajo en los equipos, así como la vocación y el compromiso social:

Acá nosotros somos un equipo bien unido, supongamos alguien tiene algún problema que escapa de los conocimientos, pide ayuda y cualquiera lo acompañamos, pum, partimos. Y acá constantemente nos estamos reuniendo, conversamos a la mañana, nos juntamos, ya “hay que hacer tales cosas, ¿cuándo lo vamos a hacer? Tú haces esto, tú haces esto otro”. Delegamos responsabilidades... (e10, hombre, técnico agrícola).

A mí me gusta trabajar acá y encuentro súper gratificante, porque, así como tú ayudas, a mí también me han ayudado, entonces... es bueno, a mí me gusta esto, y tú ayudas a la gente (e3, mujer, agrónoma).

Obstaculizadores

En oposición a lo anterior, los obstaculizadores son aquellos factores que dificultan la ejecución de un componente de intervención prescrito por las normas técnicas del programa.

Tabla 4
Obstaculizadores de la adherencia al programa PRODESAL
Obstaculizadores de la adherencia al programa PRODESAL


Fuente: elaboración propia

En este estudio, se reportaron cuatro obstaculizadores del componente adherencia, todos ellos ubicados a nivel institucional. Esto resulta de gran interés ya que evidencia el rol que las instancias financiadoras (INDAP y municipalidades) tienen en la implementación del PRODESAL, lo que entra en conflicto con la idea de que también son las principales promotoras del programa. Al mismo tiempo, estos resultados evidencian una línea de intervención posible, que propone el mejoramiento de la implementación del programa PRODESAL. En los siguientes fragmentos, los entrevistados hacen referencia al problema de la inseguridad y precariedad laboral, así como a la falta de apoyo institucional:

Si yo voy en mi auto, choco y hago pedazos mi auto, PRODESAL no me da ni un peso, inclusive me pueden echar, porque yo tengo que tener movilización, si después de un tiempo no tengo movilización propia, me van a echar (e6, hombre, veterinario).

Hay que satisfacer también a los del INDAP, en este caso, acá en la Municipalidad son como más simples, son otros los problemas que hay acá. Pero de repente sentir que como que las visiones que tienen de los niveles superiores hacia nuestro trabajo de repente andan como medios perdidos o nos hacen gastar mucho tiempo (e9, mujer, agrónoma).

Facilitadores y obstaculizadores de las competencias

Facilitadores

Los facilitadores de las competencias se definen como aquellos factores que facilitan el desarrollo de las habilidades y que se requieren para ejecutar de manera exitosa un componente de intervención.

Tabla 5
Facilitadores de las competencias
Facilitadores de las competencias


Fuente: elaboración propia

En este estudio, se identificaron seis facilitadores del componente competencia. Respecto a los niveles en que se hayan estos facilitadores, cuatro se encuentran en el nivel del extensionista y dos en el institucional, mientras que no se observó ninguno a nivel del equipo o del campesino/a. En general, se observa que los facilitadores refieren a diferentes fuentes de conocimiento informales de los extensionistas (pares, experiencia y campesinos) y a las capacitaciones técnicas que brinda el INDAP, mayormente a partir de convenios con el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA). A continuación, se presenta una cita en la cual el entrevistado hace referencia a múltiples fuentes de conocimiento y formación, que constituyen facilitadores de las competencias, según fueron definidos:

(Uno) va aprendiendo con situaciones, va aprendiendo con visitas, con capacitaciones, con colegas que a lo mejor llevan más tiempo, si quieres uno con el tiempo se va evaluando y formando internamente para poder ser mejor (e13, hombre, agrónomo).

Obstaculizadores

Los obstaculizadores de las competencias quedan definidos como aquellos factores que dificultan el desarrollo de las habilidades los cuales se ejecutan de manera exitosa como un componente de intervención.

Tabla 6
Obstaculizadores de las competencias
Obstaculizadores de las competencias


Fuente: elaboración propia

El trabajo realizado permitió identificar un único obstaculizador de las competencias, el cual se ubica a nivel institucional. Esto permite afirmar que los entrevistados no perciben o identifican obstaculizadores claros de las competencias. Un ejemplo de esta categoría se observa en la siguiente cita:

No te enseñan cómo llegar al agricultor, cómo hacerle... cómo identificar un problema (…) abordar el tema de extensionismo, es como (…) está bien descuidado (e10, hombre, técnico agrícola).

Discusión

El objetivo de esta investigación consistió en una contribución a la literatura académica latinoamericana acerca de las evaluaciones de proyectos, programas y sistemas de extensión rural a partir del estudio del Programa PRODESAL. Se identificaron aquellos factores contextuales que actúan como facilitadores y obstaculizadores de la implementación, desde la perspectiva de los extensionistas que ejecutan el programa. También fue tomado en cuenta tanto la adherencia a los componentes nucleares del modelo de intervención, como las competencias que se requieren para ejecutarlos.

Fueron identificados en total de nueve componentes asociados al PRODESAL, siendo siete de estos intervenciones directas y tan solo dos intervenciones indirectas. Llama la atención, que al menos cuatro componentes presentes en las normas técnicas y procedimientos operativos del PRODESAL no fueran mencionados por los extensionistas, lo cual podría deberse a su desconocimiento por falta de capacitación o incluso a cierta resistencia respecto de aspectos específicos del modelo de intervención, como se ha informado en otros casos (Chowdhury et al., 2014; Mahon et al., 2010). Respecto a la adherencia, las visitas técnicas y las capacitaciones grupales son las intervenciones más utilizadas, por lo que el énfasis se concentra en la transferencia de conocimiento desde los extensionistas hacia los pequeños productores o campesinos, esto se relaciona positivamente con el objetivo del Programa, el cual se propone ampliar las habilidades, para mejorar los sistemas productivos de los/as campesinos/as (INDAP, 2017).

Una vez identificados aquellos factores contextuales que influyen sobre la adherencia, fue posible señalar que seis de estos son factores facilitadores, mientras que cuatro son considerados obstaculizadores. En general, los facilitadores responden al nivel del equipo y del extensionista, siendo para ambos casos, el extensionista el que se constituye como un factor clave en la promoción de la adherencia a los componentes de la intervención. Este hallazgo resulta crítico, en la medida que se supone que los entes encargados de promover tal adherencia debieran ser aquellas instituciones financiadoras e implementadoras del programa y no los propios extensionistas. No obstante, estos resultados muestran la importancia clave de que los propios extensionistas adhieran a los principios de los programas que ejecutan. En un estudio realizado en Irlanda, Mahon et al. (2010), observó la dificultad de implementar programas de extensión rural participativos cuando los extensionistas no asumían personalmente el enfoque. Por su parte, todos los obstaculizadores identificados se encuentran en el nivel institucional, lo que da cuenta de las potencialidades de mejora que se alojan en dicho nivel y la contradicción interna existente entre financiar el programa que a su vez obstaculiza su completa y correcta ejecución.

Por su parte, también se encontró que las competencias más importantes para ejecutar el programa son las emocionales, pedagógicas, el trabajo en equipo y por último las competencias técnicas. En este punto resulta relevante que las dos primeras competencias tengan relación con la capacidad de establecer relaciones interpersonales con los/as campesinos/as y la forma en que es realizada la transferencia de conocimiento, adaptándolo al nivel educativo del interlocutor. Estos resultados van en línea con diferentes estudios que muestran la importancia de la dimensión vincular e interpersonal en el trabajo de extensión rural, que habitualmente se pasa por alto en la formación y capacitación de los extensionistas (Ingram, 2008; Landini, 2016; Rojas-Andrade et al., 2019a, 2019b).

También cabe destacar que un porcentaje de los entrevistados señaló la importancia de las competencias administrativas para una ejecución apropiada del PRODESAL. Esto se explica teniendo en cuenta que el programa espera que sus profesionales sean los que gestionen todos los aspectos administrativos relativos a su implementación en los territorios, ya que al ser un programa público todos sus procesos están mediados por una burocracia estatal que obliga a mantener registros y seguir procedimientos rígidos que permiten conseguir recursos y rendirlos. En general, las competencias administrativas no son mencionadas en la literatura científica como claves para la práctica de la extensión rural (Suvedi et al., 2018; Tarekegne et al., 2017).

Sin embargo, es necesario notar aquellos factores contextuales que influyen sobre las competencias de los extensionistas, permitiendo identificar seis facilitadores y tan solo un obstaculizador. Teniendo en cuenta lo anterior, es posible afirmar que existen diferentes fuentes tanto formales como informales que facilitan el desarrollo de las competencias, siendo según los extensionistas, mucho más relevantes aquellas que se aprenden en instancias informales, pudiendo provenir el aprendizaje de la relación con pares, de la experiencia y de los mismos campesinos. Este resultado es consistente con el trabajo de Eraut (2004) quien señala que las fuentes informales de conocimiento y aprendizaje poseen una enorme importancia en los espacios de trabajo.

A su vez también coincide con el trabajo de Landini (2010), cuando afirma que los saberes de aborígenes y campesinos son fundamentales para las iniciativas de desarrollo rural. Estos saberes locales se articulan con los avances tecnológicos y con el conocimiento científico, haciendo de la ER un ejercicio transdisciplinar y orientado a la mejora y adecuación cultural de los procesos que impulsa.

Por último, solo fue posible identificar un obstaculizador de las competencias, refiriéndose este a la ausencia de capacitaciones en pedagogía y en el vínculo con los/as campesinos/as, algo señalado por diferentes autores (Garat y Fava, 2017; Gboku y Modise, 2008). En general, se puede pensar a partir de esto que son realmente escasos los obstaculizadores de las competencias o que estos no se perciben con facilidad, aun así, es preciso señalar que este factor obstaculizador se encuentra expresado también en el doble de ocasiones, como un factor contextual que puede actuar como facilitador.

A partir de esto, y de los otros factores contextuales que cumplen con la misma condición, es posible señalar que existen factores que actúan de manera ambivalente, y funcionan en ciertas circunstancias como facilitadores, mientras en otras como obstaculizadores (Bach-Mortensen et al., 2018). Así, esta doble valencia señala que, según las condiciones particulares de puesta en práctica de un programa, cierto elemento del contexto puede tomar una u otra valencia o ambas según dónde y cuándo se observe.

A modo de síntesis, es posible señalar que la mayoría de los facilitadores tanto de la adherencia, como de las competencias se encuentran en el nivel del extensionista, mientras que la totalidad de los obstaculizadores se encuentran en el nivel institucional. Como ya se dijo, esto nos habla de la importancia de la motivación del extensionista, siendo fundamental para el correcto desarrollo del PRODESAL el contar con profesionales involucrados en su labor. También, permite señalar que existe una serie de desafíos institucionales que en caso de ser atendidos, probablemente mejoren la calidad con la cual se entrega el programa.

En esta misma línea, cabe destacar la necesidad de formar a extensionistas en ámbitos tanto emocionales como pedagógicos (Rojas-Andrade et al., 2019b). La importancia que dan los propios extensionistas a las competencias emocionales y pedagógicas es completamente concordante con la propuesta de Landini, Murtagh y Lacanna (2009) quienes sostienen que las dinámicas productivas de los agricultores campesinos o de base familiar se encuentran entrelazadas con procesos sociales y comunitarios, siendo necesario que los extensionistas cuya labor allí desempeñan, puedan reciban formación sobre temas que van más allá de lo puramente agropecuario.

También, es posible señalar que así como en otras investigaciones realizadas en el contexto latinoamericano, el enfoque del extensionista y el respaldo institucional que este recibe, puede afectar directamente el logro de las intervenciones (Landini, 2012). En este sentido, la presente investigación muestra que las instituciones financiadoras pueden constituirse en un factor obstaculizador crítico de los proyectos y programas que financian, siendo necesario un cuestionamiento en su rol por parte de estas y así poder actualizarlo en función de las necesidades particulares de la intervención.

Estos resultados son similares a los del reciente estudio realizado por Landini y Vargas (2020) en Guatemala con 30 extensionistas en donde se identificó que factores como la politización, corrupción política, la falta de recursos operativos, los contratos por periodos cortos, la alta rotación de profesionales y la falta de recursos humanos configuran un escenario de debilidad institucional. En este sentido, pese a que a nivel regional se tiene la certeza de la importancia de la ER, aún no se entregan los soportes de implementación institucionales necesarios, para que las prácticas de extensión tengan un impacto sostenido y se entreguen con calidad.

Dentro de las limitaciones de la investigación se encuentran la focalización de la muestra en una de las 15 regiones del país, siendo discutible el grado de representatividad que tienen estos territorios en el escenario rural chileno. De esta forma, se constituyó como estudio de caso el programa PRODESAL en la Región Metropolitana, sin tener acceso a extensionistas que se desempeñen en otras regiones del país. Así, debe tenerse presente que los resultados y discusiones de este estudio tienen un alcance limitado, aun cuando puedan sugerir hipótesis para interpretar dinámicas que se dan en otros contextos.

Dicho esto, futuras investigaciones podrían considerar, incluir una muestra con una mayor distribución geográfica que permita ampliar el alcance del análisis, dando cuenta de similitudes o diferencias entre distintas zonas geográficas o productivas. Finalmente, también sería de interés que futuros estudios pusieran en diálogo la visión de los propios extensionistas con las de otros actores relevantes, como productores y tomadores de decisiones tanto del INDAP como de los municipios, ya que esto permitiría integrar discursos y racionalidades, generando una interpretación más amplia de las dinámicas analizadas.

Asimismo, futuros estudios de implementación podrían interesarse en ver los efectos que tiene tanto el enfoque transferencial como el enfoque dialógico de los extensionistas en la calidad con la que se implementan las prácticas de ER (Landini, 2012, 2016). Tomando en cuenta los resultados aquí exhibidos, se podría hipotetizar que para algunas acciones los extensionistas deben ser adherentes a un enfoque más transferencial, mientras que para otras es necesario y urgente que estos sepan llevar a cabo las intervenciones desde una óptica dialógica.

Conclusiones

La presente investigación se posicionó desde la ciencia de la implementación para indagar tanto componentes de fidelidad de la implementación, como factores contextuales que influyen en la calidad de un programa público chileno de extensión rural. En particular, se tuvieron en consideración dos dimensiones del modelo multidimensional de fidelidad: la adherencia a los componentes de intervención y las competencias necesarias para la ejecución. A su vez, se rastrearon tanto factores contextuales facilitadores como obstaculizadores de las dimensiones antes mencionadas.

Los resultados de la primera dimensión mostraron que los extensionistas son mayormente adherentes a las visitas técnicas prediales al igual que a las capacitaciones grupales a productores. Se señalan como principales facilitadores de esta dimensión las buenas relaciones interpersonales, el trabajo de equipo, también la vocación y el compromiso social. Fue posible definir que el principal obstaculizador para la adherencia es la inseguridad, así como la precariedad laboral que experimentan los extensionistas del PRODESAL.

Respecto de las competencias necesarias para la ejecución del programa, los participantes destacaron en orden de importancia: las competencias emocionales, pedagógicas, técnicas y la capacidad de trabajar en equipo. Los principales facilitadores mencionados para desarrollar estas competencias fueron en orden de relevancia: aprender de los pares, recibir capacitaciones técnicas, aprender a partir de las experiencias en el terreno, de los campesinos y de la relación con otras instituciones.

Se observa que la mayoría de los facilitadores se encuentran en el nivel del extensionista, mientras que los obstaculizadores provienen del nivel institucional. Lo anterior, permite identificar la necesidad de ajustar los soportes institucionales, a fin de implementar prácticas de extensión de calidad así como con un impacto sostenido en el tiempo. En particular, se destaca la importancia de superar los problemas relacionados con la inestabilidad laboral para propiciar institucionalmente el desarrollo de las competencias emocionales al igual que las pedagógicas de los extensionistas, las cuales son escasamente consideradas en los planes de capacitación.

Para finalizar, se recomienda integrar estos resultados tanto en el diseño como en la evaluación de otros programas de extensión rural en Latinoamérica, que a su vez permitan realizar más estudios de implementación en el ámbito de la extensión rural con el fin de mejorar los niveles de calidad de las intervenciones.

Agradecimientos

Esta investigación fue realizada gracias a la financiación de (1) el Fondo Interno de Investigación Núcleo Temático de Investigación, Universidad Academia de Humanismo Cristiano N°2016-2-08, (2) la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Argentina), subsidio PICT 2015-0692 y (3) la Universidad de la Cuenca del Plata

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Notas

* Artículo de investigación

Notas de autor

Autor de correspondencia. Correo electrónico: rodrigo.rojas@uacademia.cl

Información adicional

Cómo citar: Keller Santander, K., Landini, F., Rojas-Andrade, R. M., y Prosser Bravo, G. (2021). Facilitadores y obstaculizadores de la implementación de un programa de extensión rural chileno: estudio cualitativo de la adherencia y las competencias del extensionista rural. Cuadernos de Desarrollo Rural, 18. https://doi.org/10.11144/Javeriana.cdr18.foip

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