Introducción
La evolución científica, teórica y técnica EN Enfermería ha llevado a que esta profesión sea cada vez más compleja y de mayor responsabilidad por parte de quienes la ejercen. La necesidad de actualización para responder a estos cambios y las modificaciones en los sistemas de salud aumentan la presión sobre su buen ejercicio [1,2]. Lo anterior ha llevado a “la adopción del Código de Ética de Enfermería por parte de algunos colegios profesionales” [3], con el fin de guiar la labor y de garantizar el bienestar del sujeto de cuidado.
De este modo, a efectos de regular y garantizar buenas prácticas al respecto y para el caso concreto de Colombia, la Ley 911 de 2004 [4] orienta la responsabilidad deontológica del profesional de enfermería, la cual establece que este debe poseer conceptos teóricos, técnicos, prácticos y humanísticos que sustenten este cuidado, lo que implica preservar de manera significativa el derecho a la vida de todos los seres humanos y regirse por los ocho principios éticos: beneficencia, no maleficencia, autonomía, justicia, veracidad, solidaridad, lealtad y fidelidad. Además, interpreta al cuidado de enfermería como producto de la interacción humanística entre el enfermero(a) y el ser humano (sujeto de cuidado), su entorno, familia y demás agentes del sistema sanitario, lo que permitirán orientar el cuidado humanizado y responsable.
A pesar de los esfuerzos para mejorar las prácticas, en Colombia los datos estipulados por el Tribunal de Ética de Enfermería, entre 2004 y 2013 [5], se encontró que la primera falta a los principios deontológicos es la deshumanización en la atención, que representa el 25,75% de las 522 quejas interpuestas. Esta situación refleja que no basta con que los profesionales sean expertos en el área técnica, sino sujetos con principios éticos sólidos que permitan elevar la calidad en el proceso de la atención.
Las instituciones universitarias tienen la responsabilidad de formar enfermeros no solo para un mercado laboral, sino seres humanos capaces de reconocer las necesidades del sistema de salud, al cual deben responder, manteniéndose fieles a su compromiso de mantener una conducta ética y atención humanizada:
El desarrollo de la personalidad profesional como estrategia curricular principal de la formación de enfermeros profesionales en nuestro país, con una direccionalidad altamente coordinada en el proceso docente que responda al perfil de salida, influye en egresar a un enfermero formado en el ámbito moral, relacional, en el desarrollo de valores y la ética en su práctica profesional. [6]
Por tanto, se definió como objetivo determinar
los conocimientos de los principios éticos y su aplicación en proceso de atención
realizados por los estudiantes del programa de Enfermería de la Universidad del
Cauca.
Metodología
Esta investigación tuvo un enfoque cuantitativo, de tipo descriptivo y de corte trasversal, que durante el periodo enero-junio de 2015 describió los conocimientos y aplicación de los principios éticos por parte de los estudiantes de enfermería. El universo estuvo constituido por 283 estudiantes practicantes del área clínica de los semestres tercero a décimo del programa de Enfermería de la Universidad del Cauca, matriculados en el primer periodo académico de 2015. Al final, la muestra de estudio la constituyeron 155 estudiantes, la cual se obtuvo mediante el uso de la fórmula para el cálculo de muestra del Comité de Investigaciones de la Facultad Ciencias de la Salud de la Universidad del Cauca, teniendo en cuenta la variabilidad positiva del 40%, correspondiente al porcentaje de conocimiento en el estudio del cual fue adaptado el instrumento; un porcentaje de confianza del 95% y un margen de error del 5%.
Se realizó un muestreo aleatorio estratificado, con el fin de obtener una representación adecuada de la población, que en un primer momento quedó en 157 estudiantes; sin embargo, al ser de participación voluntaria, y después de realizar la redistribución necesaria, la muestra se redujo a 155 informantes. Todos los participantes firmaron un consentimiento informado avalado por el Comité de Ética de Investigación. Se aplicó en horarios de clase, con consentimiento de los docentes y se rigió por las consideraciones éticas establecidas en el artículo 11 de la Resolución 8430 del 4 de octubre de 1993, que clasifica la investigación como de riesgo mínimo.
Se utilizó un cuestionario evaluativo que se sometió a una prueba piloto en octubre de 2014, con el fin de ajustar su contenido. Esta herramienta sirve para identificar el conocimiento y la aplicación de los principios éticos por parte de los estudiantes de Enfermería de la Universidad del Cauca. Este retomó los elementos metodológicos validados en el proyecto de investigación de Figueroa y colaboradores [7], porque se consideró que presentó mayor acercamiento a los objetivos del presente estudio, los cuales contemplaban tres partes: 1) principios éticos, 2) principios ético-legales y 3) normatividad. Sin embargo, para responder al propósito del estudio fue necesario tener en cuenta otros elementos como: caracterización sociodemográfica y conceptos éticos propios del contexto, adaptación a la legislación colombiana, preguntas problemáticas para medir la aplicación de los principios por parte de los estudiantes y una pregunta abierta, que dio como resultado un instrumento de cinco apartados, como se muestra en la tabla 1.
Tabla 1
Comparativa instrumentos
Fuente: elaboración propia.
La información
se recolectó mediante el uso de la plataforma libre LimeSurvey, vía web, la cual
permite adaptar cuestionarios y arroja datos estadísticos organizados en formato
Excel 2013. Dicha información se analizó de forma descriptiva, detallando el grado
de conocimiento general, por semestres y según las cátedras de ética que se han
cursado. Los datos relevantes fueron presentados en figuras y tablas. Para los datos
cuantitativos se tuvo en cuenta la escala de calificación del estudio realizado
por Baltazar Corro y García de León [8], que se adaptó a una puntuación del 0 al 100% para esta investigación
(tabla 2). Para respaldar los datos cuantitativos, se estableció una categoría en
la que se describe lo expresado por los participantes frente a la aplicación de
los principios éticos.
Tabla 2
Adaptación de
calificaciones
Fuente: elaboración propia.
Resultados
De los datos obtenidos de los cuestionarios realizados a los 155 estudiantes, se encontró que la mayor participación, según grupo etario, fue de 20 a 24 años de edad, de género femenino, etnia mestiza y de procedencia urbana. El 72,9% había cursado o cursaba alguna asignatura de ética y bioética, de los cuales el 60,2% asistió a Ética FISH (Formación Integral Social y Humana); el 31,8%, a Ética y Cuidado; el 7,07%, a Ética y Derechos Humanos, y el 0,88% a un módulo de ética dictado por la Gobernación del Cauca.
Respecto al conocimiento y aplicación sobre algunos conceptos éticos de los estudiantes, se clasifica como regular, con un porcentaje de 50,1%. Dentro de este, se encontró que el 78,7% conoce la diferencia entre principio ético y derecho y que el 77,4% desconoce los conceptos de ética y moral. Frente al conocimiento en principios ético-legales, fue deficiente, con un porcentaje promedio de 46,5% (tabla 3).
Tabla 3
Conocimiento
sobre principios éticos-legales
Fuente: elaboración propia.
En relación con el componente de principios éticos (tabla 4), se encontró que el conocimiento y su respectiva aplicación, en general, fue regular, con un porcentaje del 62,3%. Según el número de estudiantes que conocía cada principio, se puede afirmar que los estudiantes dominaban los siguientes: fidelidad, con 89,03%; beneficencia, con 88,38%, y lealtad, con 80%. Entre tanto, los principios de menor dominio fueron: no maleficencia, con 29,03%; justicia, con 34,2%, y veracidad, con 45,8%.
Tabla 4
Dominio de principios
éticos
Fuente: elaboración propia.
Al evaluar el apartado de los principios éticos según el semestre cursado (figura 1), se evidenció que en tercero, cuarto, quinto y noveno semestres el principio más conocido fue fidelidad, con un 100%, y en sexto semestre, con el 95,4%. En séptimo fue el de beneficencia, con el 84,2%. En octavo y décimo semestres, el principio más conocido fue autonomía, con el 100% y el 89,4%, respectivamente. En cuanto a los menos conocidos, en tercero, quinto, sexto, noveno y décimo semestres fue el principio de no maleficencia, con 20,8%, 26,6%, 31,8%, 9,1% y 26,3%, respectivamente. En cuarto y octavo semestres fue el de justicia, con el 29,6%, y el 27,7%, respectivamente. Por último, en séptimo semestre fue el de veracidad, con un 21,05%.
Figura 1
Dominio de principios
éticos por semestres
Fuente: elaboración propia.
En el
currículo académico del programa de Enfermería de la Universidad del Cauca se tiene
estipulado que los estudiantes cursen tres asignaturas de ética durante el transcurso
de la carrera denominadas: Ética en Formación Integral Social y Humana (FISH), a
partir de quinto semestre; Ética y Cuidado, en octavo semestre y, Ética y Derechos
Humanos, en décimo semestre. Según la participación de los estudiantes en estos
cursos, se encontró que el principio de fidelidad fue el más conocido por quienes
habían cursado o se encontraban cursando las asignaturas: Ética-FISH, con 95,5%;
Ética y Cuidado, con 94,4%; Ética y Derechos Humanos, con un 87,5%. La última
parte del estudio fue de tipo cualitativo, donde el desempeño de los estudiantes
se calificó como aceptable; sin embargo, debido a los alcances y objetivos, no se
ahondará en los resultados de este apartado.
Discusión
Son muchos los factores que influyen en el cuidado humano y de calidad durante la atención de enfermería. Dentro de ellos, se destaca el amplio conocimiento científico y el desarrollo de destrezas y habilidades que hacen parte de la formación de estos profesionales; sin embargo, el componente ético profesional ha recibido poca relevancia, como plantea la teoría del cuidado transpersonal de Watson [9], pues la enfermería ha orientado su práctica al uso de conocimientos científicos, médicos y tecnológicos, que son necesarios e importantes; pero que, sin la dimensión humana, podría causarse daño en lugar de beneficio al individuo, sujeto de cuidado, e influir negativamente en la práctica de un cuidado humanizado. De ahí la importancia de identificar el conocimiento de los estudiantes de Enfermería sobre ética y bioética y su aplicación en el proceso de atención.
En este orden de ideas, Figueroa y colaboradores [7] sostienen que el conocimiento en ética y bioética aporta las normas básicas que deben guiar la práctica profesional, la conducta y actitud del personal de enfermería. Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos curriculares, los resultados de los estudiantes frente al conocimiento de los conceptos éticos fue regular (50,1%), donde no afectó el haber cursado todas las asignaturas de ética. Lo anterior resulta preocupante, pues estudios como el de Espinoza y Nicaragua [10], donde se examinó a través de cuestionarios los conocimientos de ética, aplicación de ética, conocimientos de códigos profesionales y aplicación de códigos profesionales, en estudiantes de enfermería de séptimo semestre, el nivel fue bueno, con un 83,7%.
En cuanto a los conocimientos en principios ético-legales y su aplicación, se encontró que fue deficiente, con un porcentaje promedio de 46,5%, resultado similar al encontrado en el estudio de Gutiérrez y Páez [11], en el cual se obtuvo un porcentaje de 51,1%, lo que determina el desconocimiento de estos. Al respecto, Figueroa [7] afirma que “el desconocimiento de la ley no excusa de su cumplimiento y aún más importante de las sanciones por incumplimiento”. De ese modo, “no es suficiente la implementación de normas, reglamentos o medidas, sino que debe haber un claro compromiso personal por el respeto de estas y principios bioéticos y, además, una actitud moral que brinde un cuidado humanitario”, lo que permite concluir que el desconocimiento de las leyes que contienen principios éticos, aspectos normativos y disciplinarios que rigen a la profesión, no permite resolver aquellos conflictos éticos que se presenten durante las prácticas formativas y el estudiante podría incurrir en negligencias que impliquen consecuencias ético-legales.
Respecto al comportamiento ético, Sánchez y Gainza [12] afirman que las personas fundamentan su actuar en los valores. Estos, según Ramos, entendidos como “principios éticos con respecto a los cuales las personas sienten un fuerte compromiso emocional y que se emplean para juzgar conductas”, y que son el resultado de una experiencia individual, mediante los cuales las personas eligen y actúan de determinada manera.
Así, no es suficiente para el desempeño profesional en salud el saber hacer sin un trasfondo de conocimiento, pues fácilmente la persona puede entrar en conflictos al enfrentarse a dilemas éticos [13], que requieren un conocimiento específico que rija el actuar del profesional y que permita su resolución sin atentar contra la dignidad del sujeto de cuidado. Por lo anterior, no se puede asumir que simplemente se interioricen los conocimientos en la práctica; si bien es necesario que se conozca la aplicación, el desconocimiento teórico puede llevar a riesgos no solo en el sujeto de cuidado, sino en el profesional, que no sabrá enfrentarse a situaciones poco comunes, donde puedan vulnerarse sus derechos. De este modo, la enseñanza de ética en enfermería requiere mayor atención y debe ser trasversal en el desarrollo de la carrera, ya que crea bases sólidas en principios éticos que le permitirán al enfermero(a) abordar los dilemas éticos, de manera reflexiva, que se presenten a lo largo de su vida profesional.
Finalmente, el estudio permitió evidenciar que el conocimiento en ética no puede limitarse a una cátedra sobre teoría y conceptos en las que el estudiante sea solo un receptor de información, ni tampoco reducir los principios a un margen aplicativo, pues, como afirma Rodríguez [14], “no basta que el profesional de enfermería conozca los principios éticos, sino que resulta imprescindible que dedique sus mejores esfuerzos a cultivar las virtudes morales que le permitan ponerlos en práctica en su desempeño profesional”. Así, se abre la opción de nuevos estudios, que profundicen los efectos de las metodologías utilizadas para la enseñanza de la ética profesional.
Conclusiones
Los estudiantes de enfermería de la Universidad del Cauca presentan un desempeño regular en el instrumento sobre conocimientos de ética y sus aplicaciones. Lo anterior sucede independientemente de la participación de las asignaturas relacionadas con ética. Por tanto, se determina que hay deficiencias de conocimiento relativas a esta temática, cuya responsabilidad en la orientación debe ser responsabilidad de todas las áreas de formación del plan de estudios (socio humanística, investigativa, básica y disciplinar).
Se plantea como opción de mejora una educación trasversal, por ejemplo, el uso de las prácticas profesionales con un sustento teórico, pues, como plantea Caro [15], estas permiten el encuentro entre estudiantes, docentes y comunidad, y al trabajar en las denominadas situaciones clínicas, si el estudiante se hace sensible al proceso, puede llevar a romper el paradigma utilitarista en el que se ve la situación clínica como una ganancia para su aprendizaje, traducida en una evaluación cuantitativa. Es este el momento en que los profesionales deben aprovechar para formar al estudiante en la cultura del amor, la sensibilidad y la comprensión de la persona, de manera que las integre a su crecimiento personal y a la utilidad ética que le provee al currículo, es decir, no solo se aprende en el aula, sino de las prácticas formativas que generan saber y reflejan lo aprendido en la teoría.
Como limitaciones se tiene que, debido al propósito de la investigación, no se abordan de una forma comprensiva los datos arrojados en la pregunta abierta. Se sugieren futuras investigaciones que aborden el fenómeno con enfoque cualitativo.
