Reintegración social de exguerrilleros y exparamilitares en la experiencia de construcción de paz de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) *

Social Reintegration of Ex Guerilla Fighters and Ex Paramilitary Fighters in the Experience of Peace Construction of the Peasant Worker Association of El Carare (ATCC)

Papel Político, vol. 25, 2020

Pontificia Universidad Javeriana

Esperanza Hernández Delgadoa

Universidad de la Salle, Colombia


Cécile Mouly

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador


Jaime Giménez

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Ecuador


Recibido: 01 Noviembre 2019

Aceptado: 29 Abril 2020

Publicado: 23 Diciembre 2020

Resumen: La teoría y práctica de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) es relevante para los Estudios de Paz y resolución de conflictos, y especialmente para países con conflictos armados internos o en transición por alcanzar acuerdos finales de paz. Este artículo, producto de investigación para la paz, se centra en uno de los componentes del DDR, la reintegración; y, más específicamente, su dimensión social. Desde la teoría del DDR, analizamos la reintegración de exguerrilleros y exparamilitares en la experiencia campesina de construcción de paz de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), reconocida con el Nobel alternativo de paz en 1990. Argumentamos que la iniciativa comunitaria de paz impulsada por la ATCC ha favorecido este proceso, e identificamos sus características particulares, así como las ventajas y oportunidades que ofrecen estos procesos de construcción de paz y los aprendizajes que se derivan de esta experiencia.

Palabras clave:reintegración, excombatientes, comunidades de paz, ATCC, Colombia.

Abstract: Theory and practice of Disarmament, Demobilization and Reintegration (DDR) are relevant in the Conflict Resolution and Peace Studies and particularly in those countries with transitional or internal armed conflicts in order to reach to a final Peace agreement. This article stems from a research on peace and focuses on one of the components of the DDR, reintegration, and more specifically, on the social dimension. Regarding the DDR theory, we analyze how both ex guerrilla and ex paramilitary fighters have integrated in the peace construction experience of the Peasant Worker Association of El Carare (ATCC), an effort recognized by the alternative Peace Nobel Award in 1990. Our argument is that the peace community initiative promoted by the ATCC has favored this process. We also identified the particular characteristics thereof as well as the advantages and opportunities provided by these peace construction processes and the insights gained from this experience.

Keywords: reintegration, ex fighters, peace communities, ATCC, Colombia.

Introducción

Los procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR) son claves1 para la construcción de paz en países con conflictos armados internos o en transición de una paz negociada a una paz implementada en el marco de procesos de paz (Fisas, 2011; Rettberg, 2003, 2012). Los componentes del DDR albergan una especial significación y guardan una estrecha relación entre sí, sin que implique que exista siempre entre ellos una relación de causalidad. De hecho, algunos procesos de paz demuestran su existencia autónoma, como el de Irlanda del Norte, cuyo acuerdo final de paz consagró el desarme, pero no la reintegración (Fisas, 2011). Así, cada proceso es particular y depende del contexto. Por ejemplo, en Colombia se han dado distintas modalidades dependiendo del grupo armado y de si se trató de una desmovilización colectiva luego de un acuerdo de paz o de una desmovilización individual antes de la firma de un acuerdo. Por ello, diversos académicos coinciden en la dificultad de identificar estándares o indicadores de carácter universal que permitan medir la eficacia de estos procesos (Fisas, 2011; Rettberg, 2003, 2012; Molloy, 2017)2.

Este artículo se centra en el eje de la reintegración del DDR, y reconoce su importancia y su complejidad. En forma particular, estudia la reintegración social de exguerrilleros y exparamilitares en el territorio de influencia de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC). La reincorporación de excombatientes fortalece procesos de paz, aporta seguridad en la etapa de posacuerdo, contribuye a la reducción de costos militares, constituye una oportunidad para el reencuentro y la reconciliación, incide positivamente en la disminución de la violencia y permite la dignificación de quienes han decidido voluntariamente dejar la lucha armada para reincorporarse a la vida civil, la participación política en la democracia y el trabajo por la paz. Por tanto, es un proceso clave en países como Colombia, con un conflicto armado prolongado que ha superado la media centuria, y que alcanzó un acuerdo final de paz en 2016, con el movimiento insurgente más consolidado y antiguo de Colombia y del continente, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Aunque este acuerdo generó un proceso de Desarme, Desmovilización y Reintegración de exguerrilleros de las FARC, en este artículo no se estudian todos estos componentes, sino procesos de reintegración anteriores a raíz de desmovilizaciones individuales tanto de integrantes de las FARC, como de organizaciones paramilitares como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

A partir de la experiencia de reintegración social de excombatientes en la iniciativa de construcción de paz de la ATCC, este artículo ofrece elementos teóricos y prácticos en torno a los significados, requerimientos y modalidades de esta reintegración. En esa perspectiva, caracteriza este caso de estudio, identifica las relaciones entre reintegración y la experiencia comunitaria de construcción de paz de la ATCC, y expone las ventajas y oportunidades que estas iniciativas de paz ofrecen para ese componente del DDR.

Sobre la investigación realizada

El estudio, realizado entre 2016 y 2018, se caracteriza como investigación para la paz, dada la temática que abordó y su objeto. Se soportó en una metodología cualitativa que hizo énfasis en la participación de los excombatientes en la investigación, dada su experiencia en la guerra, su decisión voluntaria, individual o colectiva de dejar atrás su lucha armada y reintegrarse a la sociedad; y, en algunos casos, a la participación política en la democracia y el trabajo por la paz. Se concertó con ellos y con la directiva de la ATCC la realización del estudio, su participación en la investigación, el cronograma del trabajo de campo y la devolución de los hallazgos de la investigación. Se consultaron fuentes de información primarias y secundarias. Dentro de las primeras, se realizaron visitas in situ y entrevistas semiestructuradas a 10 excombatientes, 3 de ellos de la insurgencia y 7 de los grupos paramilitares. De igual manera, se entrevistó a directivos y líderes de la ATCC, así como a pobladores. En cuanto a las fuentes secundarias, se abordaron estudios previos, artículos y libros producto de investigación.

Se seleccionó el caso de la ATCC teniendo en cuenta diversas razones. Primero, investigaciones previas sobre el ejercicio de resistencia civil y mediación en el conflicto armado de esta experiencia campesina (Hernández Delgado, 2004, pp. 352-356, 2012, pp. 254-256) permitieron conocer la existencia de procesos exitosos de reintegración social de excombatientes en su área de influencia. Segundo, las características propias de la ATCC, en especial su propuesta genuina e innovadora, soportada en la resistencia civil y en el diálogo, sus significativos alcances y su prolongación por más de tres décadas, podrían explicar el éxito de estos procesos. Por estas razones, el equipo investigador consideró que el proceso de reintegración social de excombatientes de la insurgencia y de exparamilitares en la ATCC podría aportar conocimientos teóricos y prácticos sobre factores que pueden facilitar este tipo de procesos. No obstante, reconocemos que ninguna experiencia es replicable de manera idéntica en otra, y que a futuro sería necesario estudiar otros procesos para entender mejor el rol que pueden jugar estos factores en la reintegración social de excombatientes.

Aproximación a los significados de Desarme, Desmovilización y Reintegración (DDR)

El DDR contribuye de diversas maneras al trabajo por la paz, como se mencionó en la introducción de este artículo. Principalmente ofrece seguridad a los procesos de paz, los acuerdos producto de los mismos y a quienes se desmovilizan. Además, disminuyen la violencia, y contribuyen a la gestión pacífica de la conflictividad local y regional (Molloy, 2017). No obstante, es necesario tener en cuenta que el DDR es un proceso complejo y de múltiples dimensiones, incluyendo la política, la humanitaria y la socioeconómica, y en su ejecución debe acompañarse de otras medidas para construir la paz y evitar que los excombatientes retomen las armas (Fisas, 2011, p. 6; Caramés et al., 2006, p. 4).

Los procesos de DDR han sido analizados desde distintos enfoques. Por un lado, el enfoque clásico pone el énfasis en las personas que se desarman, desmovilizan y/o reintegran a la comunidad. Por otro lado, los nuevos enfoques proponen que se prioricen las comunidades en las que se produce la reintegración, bajo la comprensión de su importancia en la transformación de los conflictos armados (Molloy, 2017). Se agrega el enfoque de seguridad, que asume a los desmovilizados como un riesgo para la seguridad del país, siendo por tanto necesario crear programas que permitan su reintegración y neutralizar así el factor de riesgo (Collier, 1994).

La reintegración se considera como el componente de mayor complejidad en los procesos de DDR y, por esta razón, ha ocupado un mayor interés por parte de académicos e investigadores (Molloy, 2017). Fisas (2011) distingue dos momentos en este componente del DDR: el primero, de reinserción, en el que se debe proporcionar a los excombatientes que acaban de desmovilizarse, y a sus familias, los medios necesarios para satisfacer sus necesidades básicas; y el segundo momento, de reintegración, en el que se debe suministrar a los excombatientes medios de vida sostenibles. Algunos señalan, dentro de estos medios, la capacidad de adquirir una fuente de recursos que permita a los desmovilizados vivir de forma independiente, la garantía del ejercicio de los derechos políticos básicos como el sufragio activo y pasivo, así como la posibilidad de reinsertarse en la vida comunitaria de los lugares en los que ubican su residencia tras el abandono del grupo armado (Kingma, 2001; Organización de las Naciones Unidas, 2006; De Zeeuw, 2008; Özerdem, 2013; Herrera y González, 2013; Fisas, 2011).

A lo largo del proceso de reintegración, destaca la importancia de que exista un ambiente de seguridad donde los desmovilizados puedan desenvolverse sin que sus vidas corran peligro. En este sentido, un factor relevante para el éxito de estos procesos son las condiciones de seguridad en los territorios donde los excombatientes rehacen sus vidas. A este factor agregaríamos los que aportan modalidades de reintegración, como la contemplada en el acuerdo de paz entre el gobierno de Santos y las FARC, donde los excombatientes en proceso de reintegración se asentaron en un sitio rural o semirural, en ciudadelas de paz o Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). Esta forma de reintegración les ha permitido mantener su vida comunitaria con quienes comparten una historia común, asumir la reintegración de manera colectiva, desarrollar proyectos comunitarios de sostenimiento económico, mantener la fuerza de lo colectivo y construir relaciones sociales, económicas y políticas con las comunidades vecinas. También existen casos de reintegración en experiencias comunitarias locales de paz, como el que recoge este artículo.

La reintegración social de excombatientes, centro de interés de este artículo, se basa en la participación comunitaria de los mismos y en su capacidad para integrarse al tejido social de las comunidades de acogida (Özerdem, 2013; Herrera y González, 2013; Kaplan y Nussio, 2018). Algunos estudios como el de Kaplan y Nussio (2018) plantean que una mayor reintegración de los excombatientes se evidencia cuando estos participan más en los distintos procesos organizativos de la comunidad. En este sentido, en aquellos lugares donde existe mayor participación se dan más condiciones para el involucramiento de los excombatientes en los asuntos comunitarios. Dicho de otro modo, allí donde hay poca participación social, los desmovilizados tienden a organizarse entre ellos y quedan al margen de las débiles estructuras de participación local (Kaplan y Nussio, 2018). En general, las investigaciones realizadas evidencian que la reintegración de excombatientes depende tanto de ellos mismos, de sus decisiones y acciones, como de las comunidades que los acogen (Mouly et al., 2019).

Además, es importante tener en cuenta que las ayudas y beneficios no lleguen solo a los excombatientes, sino también a las comunidades de las que hacen parte, para fortalecer y legitimar la reintegración social, y que esta población se vincule con programas de cooperación internacional de mediano y largo plazo (Kingma, 2001; Fisas, 2011; Özerdem, 2013; Molloy, 2017).

En este artículo entendemos la reintegración como un proceso centrado en desmovilizados de grupos armados, que por esta condición se encuentran en vulnerabilidad para asumir su nuevo proyecto de vida, dado que carecen de medios para sostenerse por ellos mismos. Un buen número de ellos ha pasado largos periodos en la resistencia armada y todos han estado al margen de una forma de vida distinta a la de combatiente. Este proceso de reintegración tiene como finalidad proporcionarles medios de subsistencia en un momento inicial y medios de vida sostenibles a largo plazo (reintegración económica), así como facilitar el desarrollo de sus capacidades y competencias para formar parte del tejido social (reintegración social), económico y político de las comunidades donde se asientan o que los acogen3.

Las experiencias comunitarias locales de construcción de paz

A partir de hallazgos de investigación para la paz, se ha registrado y documentado un universo significativo y plural de iniciativas de paz en Colombia en las últimas cuatro décadas (Hernández Delgado y Salazar Posada, 1999; Hernández Delgado, 2004; García Durán, 2006; Bouvier, 2009; Mouly et al., 2015). Dentro del mismo, se identifican las experiencias comunitarias locales de construcción de paz (Hernández Delgado y Salazar Posada, 1999; Hernández Delgado, 2004), cuyas denominaciones varían según los actores que las generan y los análisis de los académicos que las abordan. Algunas de ellas se autodenominan como “comunidades de paz” (Mouly, Por publicar), destacando su proceso comunitario; y otras como “territorio de paz”, centrando el enfoque en el territorio que las alberga y la posición imparcial de sus habitantes (Mouly y Garrido, 2018). A las anteriores, se agregan las que se nombran como “asociación”, que aluden al rasgo común de pertenecer a un mismo sector poblacional que las integra4, mientras que otras incluyen en el nombre su intencionalidad, como “asamblea municipal constituyente”, “comunidades autonomía, vida y dignidad”, entre otras. A su vez, algunos académicos las han denominado como “zonas de paz” o “santuarios de paz” (Mitchell y Hancock, 2007), “experiencias locales de paz” (Mitchell y Ramírez, 2009) o “iniciativas de paz de base social” (Hernández Delgado y Salazar Posada, 1999; Hernández Delgado, 2004). Estas experiencias incluyen, entre muchas otras, la ATCC objeto de este estudio (Kaplan, 2013), la comunidad de paz de San José de Apartadó (Burnyeat, 2018), la Asamblea Municipal de Mogotes o la Asociación Campesina Integral del Atrato (Mahecha, 2018).

Las experiencias comunitarias de construcción de paz pueden ser comprendidas como procesos organizativos de pueblos, comunidades o sectores poblacionales, para resolver o transformar, mediante métodos pacíficos, conflictividades generadas por las violencias. Ellas encuentran su origen en apremiantes necesidades impuestas por violencias estructurales y directas, y la capacidad de quienes las impulsan y dinamizan para construir la paz (Hernández Delgado, 2008, 2009). Algunos de los métodos empleados han sido la resistencia civil (Hernández Delgado, 2004; Kaplan, 2013; Garrido et al., 2016; Mouly y Hernández Delgado, 2019), la mediación comunitaria (Hernández Delgado, 2012), la participación política comunitaria, o la combinación de todos ellos. El proceso de la ATCC, iniciado a finales de los años ochenta, es un ejemplo de ello.

La experiencia comunitaria de construcción de paz de la ATCC cuenta con rasgos propios que la caracterizan. Es un proceso campesino, y su propuesta de construcción de paz, al igual que sus métodos, son genuinos e innovadores. No encuentra su origen en una teoría académica, ni en la intervención externa de una iglesia o una ONG, ni en el protagonismo de una estructura administrativa interna5 (Hernández Delgado, 2004). Emerge como producto del “empoderamiento pacifista”6 de toda la comunidad y su capacidad organizativa y, a su vez, de la necesidad apremiante de proteger mínimos vitales7 frente al impacto del conflicto armado interno (Hernández Delgado, 2004; Valenzuela, 2008; Lederach, 2008; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). Esta experiencia muestra al empoderamiento pacifista de una comunidad campesina, como generador de experiencias de construcción de paz y su poder transformador frente al impacto del conflicto armado interno.

En su desarrollo, la ATCC adoptó una serie de posturas, compromisos, normas y prácticas para la transformación pacífica de la conflictividad generada por el conflicto armado en sus comunidades. Partieron de la decisión de organizarse para resistir pacíficamente y adoptaron una postura política frente al conflicto armado, fijando su prioridad en el respeto y la defensa de la vida, en su comprensión más amplia, y en mantener su autonomía frente a todos los actores armados con presencia en su territorio (Valenzuela, 2008; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). De igual manera, identificaron y desarrollaron métodos y estrategias noviolentas en su lucha de oposición. Sentada esta postura, establecieron compromisos internos, es decir, con sus comunidades, enfatizando que el incumplimiento de los mismos impedirá los logros de su lucha noviolenta. Con base en estas decisiones, posturas y compromisos, asumieron un ejercicio de mediación comunitaria desde el diálogo, que muchas veces ha logrado acuerdos con los actores armados estatales y no estatales, y a partir de los mismos han desarrollado una labor de monitoreo y seguimiento al cumplimiento de dichos acuerdos (Hernández Delgado, 2004, 2012; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). Como se verá más adelante, este contexto contribuye a la generación de una cultura de diálogo y facilita la construcción de relaciones de confianza al interior de las comunidades, entre la experiencia local de construcción de paz y todos los actores del conflicto armado, y entre la misma y los excombatientes que llegan a la ATCC para reintegrarse a la sociedad (Mouly et al., 2019). A su vez, esa mediación, sus diálogos y los acuerdos consolidados por un largo lapso, ofrece también garantías de seguridad frente al proceso de reintegración de exguerrilleros y exparamilitares.

Contexto

El contexto de la experiencia de reintegración de exguerrilleros y exparamilitares en la ATCC lo constituyen, por un lado, los significados y características de esta experiencia local de construcción de paz y, por el otro, las experiencias previas de reintegración registradas en Colombia.

Sobre la ATCC. Mapa de ubicación y área de influencia de la ATCC
Figura 1
Sobre la ATCC. Mapa de ubicación y área de influencia de la ATCC


Mapa elaborado por la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (s. f.)

La Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC) es un proceso con una significativa trayectoria en construcción de paz, que ha alcanzado reconocimiento internacional, tal como lo evidencia el premio Nobel Alternativo de Paz otorgado en 1990. Ha sido calificada por académicos e investigadores para la paz como experiencia de resistencia civil frente al conflicto armado colombiano y también de mediación comunitaria en dicho conflicto (Hernández Delgado, 2004; 2012; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). A su vez, algunos académicos la analizan como expresión de neutralidad en el conflicto armado en referencia (Valenzuela, 2008) o ejercicio de imparcialidad, como es nuestro caso. Otros estudios se refieren a la ATCC como proceso de recuperación de memoria histórica y reparación colectiva (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2011). Las palabras de una líder de la asociación describen las principales características de esta iniciativa comunitaria de construcción de paz:

En su momento nosotros decíamos que éramos neutrales y ahora entendemos que la neutralidad es algo que no se mueve. Nosotros nos queríamos mover en son de construcción de paz, de configurar una región estable tanto en el tema de derechos humanos como en el tema económico y ¿qué empezamos a hacer? A solucionar nosotros mismos nuestros propios problemas porque los grupos armados al margen de la ley eran los que solucionan los problemas, incluso hasta de pareja, los problemas entre linderos. … A partir de que nace la ATCC, nosotros dijimos “no, aquí ustedes ya no toman más esas decisiones, aquí como campesinos nosotros nos reunimos y nosotros tomamos nuestras decisiones; si el vecino se avanzó el lindero, somos nosotros quienes decidimos” y concertamos con ellos. (C. Serna, comunicación personal, 3 de diciembre de 2016)

La ATCC surgió en 1987, como experiencia de resistencia civil frente al conflicto armado. En 2018, la integraban aproximadamente 12.000 campesinos que residen en 33 veredas de 6 municipios que colindan con el río Carare o Minero, en el Magdalena Medio santandereano8, que a su vez constituye su área de influencia. A partir de esta postura de resistencia noviolenta, a lo largo de más de 30 años, los integrantes de la asociación han desarrollado una labor de mediación en el conflicto armado, que se mantiene hasta la actualidad (Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). Una líder de la ATCC resume este recorrido:

La ATCC nació hace 30 años. En su momento fueron un grupo de campesinos líderes, lideresas que estuvieron frenteando el proceso. Han sido 30 años de permanecer en el territorio luchando por el derecho a vivir, siempre propendiendo por que vivamos, por que avancemos, por que trabajemos por vivir en este territorio. Josué, Saúl, Miguel, Simón Palacios, Ramón Córdoba son hombres muy aguerridos. Ellos decidieron decirles a los actores armados “no vamos a jugar más el juego de los grupos al margen de la ley”. … Nosotros como proceso decimos “no queremos seguir en la guerra, no queremos poner más muertos”. Se une todo el campesinado. En el 87 fueron 2000 campesinos, en la última reunión que se hizo con los frentes 11 y 23 de las FARC. Fue muy difícil en su momento porque eran hombres y mujeres diciéndoles a las FARC “bueno, aquí nos tocó sentarnos y ver por qué no vamos a seguir poniendo más muertos”, pero también teníamos claro que no queríamos pertenecer a ningún grupo. Eso era lo más claro que se tenía. (C. Serna, comunicación personal, 3 de diciembre de 2016)

En 1987, los campesinos que fundaron la ATCC no sabían de pacifismo, noviolencia, ni de mecanismos de resolución de conflictos. Muchos de ellos apenas sabían leer y escribir y vivían inmersos desde 1975 en una realidad de violencia extrema: eran víctimas de un conflicto armado que se expresaba en homicidios, desapariciones forzadas, desplazamientos, torturas y amenazas (García, 1996; Hernández Delgado, 2004, pp. 316-326; Kaplan, 2017, Masullo, 2020). Sin embargo, en forma extraordinaria, fueron desarrollando capacidades y potencialidades para construir paz a partir de recursos propios y creativos, y mediante un proceso que ha alcanzado logros palpables, pero perfectibles.

Entre 1975 y 1987, la población campesina asentada en el territorio que después integraría el área de influencia de la ATCC fue objeto indiscriminado del accionar degradado de todos los actores del conflicto armado, por entonces escalado, como consecuencia de la confrontación y el fuego cruzado entre los mismos (Hernández, 2004, pp. 323-326). En un primer momento, que se extiende desde 1975 hasta 1982, en ese territorio se enfrentaron el Ejército colombiano contra la insurgencia de las FARC y, en una segunda fase, que va de 1982 hasta 1987, el Ejército y los grupos paramilitares frente a las FARC. Durante este largo periodo, el conflicto en mención se cobró aproximadamente 500 víctimas directas, sin contar a los familiares de las mismas y las comunidades a las que pertenecían, y evidenció un significativo nivel de degradación.

Al cierre del periodo mencionado de violencia y escalamiento del conflicto armado, un capitán del Ejército, junto con comandantes de los paramilitares, formuló un ultimátum a los campesinos. Según este, los civiles dispondrían de un plazo de 10 días para elegir entre cuatro alternativas, todas inmersas en la violencia: vincularse a la insurgencia, vincularse a las autodefensas, desplazarse o ser asesinados (Hernández Delgado, 2004, p. 328). Los campesinos respondieron a esta amenaza organizándose en un proceso de resistencia civil que ha durado más de tres décadas, y que a su vez abrió el escenario para una práctica de mediación y negociación comunitaria con todos los actores del conflicto armado interno presentes en su área de influencia. Desde este ejercicio, la ATCC logró transformar perfectiblemente un escenario dominado por el conflicto armado y sus actores, convirtiéndolo en un área de influencia donde la población campesina se empoderó y organizó desde métodos noviolentos, en torno a la defensa de la vida, el territorio, la paz y el trabajo. También posicionó el poder del diálogo y de los acuerdos sobre el poder de la fuerza y las armas, y generó la apropiación de una cultura de diálogo en las comunidades. Salvó muchas vidas, el territorio y reconstruyó el tejido social.

Coinciden diversos estudios al identificar a la ATCC como una experiencia exitosa de resistencia civil frente al conflicto armado (Hernández Delgado, 2004; Valenzuela, 2008; Lederach, 2008; Kaplan, 2017; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). Al respecto, es necesario tener en cuenta que no es posible afirmar que un solo factor soporte los significativos logros alcanzados por esta experiencia campesina. Por el contrario, es necesario reconocer que es un conjunto de ellos lo que posibilitó sus significativos alcances.

Todos los estudios destacan como condición exitosa de este proceso la capacidad organizativa de la comunidad. Algunos ponen el énfasis en el empoderamiento pacifista de la comunidad (Hernández Delgado, 2012) y otros en la cohesión que soporta la organización (Kaplan, 2017). También se atribuye como causa de sus logros la propuesta de la ATCC y sus métodos noviolentos, particularmente la resistencia noviolenta, la mediación y el diálogo, y su postura de humanización del adversario (Hernández Delgado, 2004; Lederach, 2008; Centro Nacional de Memoria Histórica, 2011; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). De manera particular, Valenzuela (2008) sostiene que la postura “neutral” de la ATCC frente a todos los actores del conflicto armado constituye un pilar fundamental en el éxito de su propuesta, y Kaplan (2017) enfatiza en el rol de conciliación de la Junta Directiva de la ATCC.

Antecedentes de DDR en Colombia

Para poner en contexto el proceso de reintegración social en la ATCC, conviene repasar otros procesos de DDR que han tenido lugar en Colombia. En este sentido, el DDR cuenta con antecedentes remotos y recientes en el país. Dentro de los más antiguos, se incluyen los acuerdos que finalizaron las guerras civiles del siglo XIX, en los que se pactaban algunas condiciones para la reintegración de los excombatientes. Para entonces, estos acuerdos contemplaban amnistías e indultos para los guerrilleros, entrega de implementos e insumos de trabajo para su reincorporación a la sociedad, y el trato a los enfermos y prisioneros de guerra (Villamizar, 1999). En cuanto a antecedentes recientes, estos se originan en los procesos de paz realizados con la insurgencia desde 1982 y el proceso para la desmovilización de autodefensas realizado en 2002, durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez, cuando 31.000 paramilitares dejaron las armas (Villarraga, 2008; Hernández Delgado, 2014). Además, 25.000 combatientes de las FARC, el ELN y las AUC retornaron a la vida civil individualmente entre 2002 y 2012, según el Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración de la Universidad Nacional de Colombia (Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración de la Universidad Nacional, s. f.). Finalmente, en 2016, más de 13 mil guerrilleros de las FARC se acogieron a un proceso colectivo de DDR (Fundación Ideas para la Paz, 2019).

Para Daniel Pécaut (1999), la problemática de la reintegración se relaciona con tres factores: el discurso autojustificativo de cada insurgencia, la naturaleza de las relaciones que hayan tejido con las comunidades y el territorio en el que actuaban. En consideración de este académico, al interior de cada insurgencia, el proceso de desmovilización y reintegración se vive de forma diferente por los insurgentes que integran una guerrilla. Algunos de ellos cuentan con mayores recursos para asumirlos, dada su formación y su carrera política, frente a los que carecen de ellos y quedan expuestos a la marginalidad social. De igual manera, enfatiza en que no es suficiente firmar un acuerdo de paz para borrar las huellas del odio y el antagonismo que la violencia dejó. Estos factores inciden en los alcances de los procesos de reintegración registrados entre 1989 y 1994 (Pécaut, 1999). Otros investigadores han destacado al menos otros cuatro impactos negativos relacionados con estos procesos de reintegración. El primero proviene de las negociaciones parciales de paz con las insurgencias. Mientras se lograron acuerdos de paz con unos grupos rebeldes, como el M-19, el EPL, el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL), el Partido Revolucionario del Trabajo (PRT) y la Corriente de Renovación Socialista (CRS), otros siguieron activos, como las FARC y el ELN en ese entonces, lo que desestimuló el apoyo a la reintegración por parte de sectores sociales e institucionales relevantes. El segundo factor es la combinación de la animadversión de los partidos políticos tradicionales a la izquierda y los odios y dolores que en el marco de la confrontación armada han dejado las insurgencias. El tercero es la carencia de una política de paz del Estado; y el cuarto es “la oscilación permanente” de las clases dirigentes entre discursos de paz y de guerra (López, 1999).

Estos análisis sobre las experiencias previas de reintegración en Colombia evidencian la complejidad de este componente del DDR. No es posible afirmar que estos procesos fracasaron o lograron un éxito total. Analizarlos requiere tener en cuenta el momento histórico y el contexto en el que surgieron, el número de combatientes que se desmovilizaron y lograron su reintegración, y la especificidad de cada proceso.

Entre 2006 y 2016, se registraron cambios importantes en las políticas de DDR adoptadas en el país, explicados en parte por el acumulado de experiencia a lo largo de los años anteriores. Además, han aparecido nuevas modalidades de reintegración, que se originan en procesos de paz como el realizado en 2016 entre el gobierno y las FARC, o que han surgido de manera espontánea en experiencias comunitarias de construcción de paz como la ATCC, objeto de este artículo.

Reintegración social de excombatientes en la ATCC

La ATCC ha representado un escenario fértil para la reintegración social de excombatientes por diversas razones. Por un lado, su proceso local de construcción de paz, y esencialmente su postura de defensa de la vida, su práctica de mediación en el conflicto armado colombiano y su comprensión humanizada del adversario han incidido para que exguerrilleros y exparamilitares encuentren en su área de influencia un lugar propicio para su reintegración social. Por el otro, los excombatientes han encontrado allí condiciones de seguridad y oportunidades para su dignificación y reincorporación social (Comunicaciones personales en trabajo de campo, 2018; Kaplan y Nussio, 2018).

Según directivos de la ATCC y desmovilizados, se han registrado diversos casos de reintegración de exguerrilleros y exparamilitares en su territorio (A03, comunicación personal, 2018; A16, comunicación personal, 2018; M. Hernández, comunicación personal, 2016; L. Serna, comunicación personal, 2016; B. Mosquera, comunicación personal, 2016; M. Hernández, B. Mosquera, L. C. Rentería, S. Palacios y C. Bejarano, comunicación personal, 2018). Muchos de ellos han participado en el proceso formal de reintegración del Estado, pero varios se desmovilizaron y reintegraron de manera informal. Una excombatiente también destacó que, en todos los casos, se ha tratado de reintegraciones voluntarias y espontáneas (A12, comunicación personal, 2018).

A lo largo de sus 33 años de existencia, la ATCC ha generado una cultura de diálogo en sus comunidades, los campesinos se han empoderado, han reconocido su poder pacífico transformador y han desarrollado perfectiblemente sus capacidades para construir la paz. En este contexto, esta experiencia ha acogido a desmovilizados de la guerrilla y de las AUC, y ha creado un procedimiento que ha favorecido su reintegración social a partir de compromisos y acuerdos (B. Mosquera, L. Serna y A24, comunicación personal, 2016). Un poblador explicó que el proceso había sido más fácil en esta área que en otras localidades:

Sí, las condiciones son más favorables acá. Todo marcha bien. Los miembros de la ATCC sirven de consejeros para los excombatientes. Aseguran que estos se porten bien. Les dicen que no se metan en el microtráfico. … Los excombatientes se meten en trabajos colectivos, en deportes, menos en las Juntas de Acción Comunal. Cuando la persona trabaja bien, la ATCC le acepta como parte de la organización. (A24, comunicación personal, 2018)

Del mismo modo, un excombatiente explicó su sentir al reintegrarse en este territorio:

Yo pensé en un primer momento que, si la gente me aceptaba, me quedaba. Si no, me iba, pero fue diferente. La gente estaba contenta conmigo. Al inicio tenían temor porque quizás pensaban que las AUC vinieran a tomar represalias conmigo, pero eso no pasó; y también el apoyo de la ATCC porque la gente le pedía referencias de mí y de acuerdo a mi hoja de vida, también porque el comportamiento influye mucho. Yo no había perpetrado ningún asesinato a un campesino de la región de alguna manera agresiva o injusta, ni cosas por el estilo. La gente siempre me ayudaba. No ponía en riesgo a la población. (A03, comunicación personal, 2018)

Finalmente, un líder de la ATCC manifestó que

Para nosotros ha sido muy sencillo empezar a vivir con los desmovilizados, a no ser que el desmovilizado esté delinquiendo. Mientras el desmovilizado esté en la comunidad ha sido sencillo. Inclusive hay desmovilizados aquí que viven y que hicieron fechorías, asesinatos y viven en la comunidad y en ningún momento ha habido esa situación de venganza. Aunque no se hizo… me refiero a los paramilitares. (L. Serna, comunicación personal, 2016)

Factores que inciden favorablemente en la reintegración de excombatientes

La experiencia de construcción de paz de la ATCC representa un factor especial que favorece la reintegración de excombatientes. Como ya se mencionó, este proceso se generó a partir del empoderamiento pacifista de los campesinos, el desarrollo de su capacidad de organización comunitaria y de una propuesta genuina de resistencia civil en un momento inicial; y, a partir del mismo, un ejercicio de diálogo con todos los actores del conflicto armado.

Este proceso ha logrado una duración que supera las tres décadas y, como se mencionó antes, ha sido exitoso, perfectiblemente, en la medida en que cuenta con evidencias palpables de diversos cambios, internos y externos, en las comunidades y frente al accionar de los actores armados. Por ejemplo, los campesinos se empoderaron y superaron la ley del silencio y el miedo. Su ejercicio de resistencia civil cimentó su práctica de mediación en el conflicto armado colombiano, lo que les permitió alcanzar importantes acuerdos con todos los actores del mismo, incluso suscritos por ellos. El seguimiento del cumplimiento de estos acuerdos y su protección se convirtió en el campo de acción prioritario de la ATCC a lo largo de su existencia. A su vez, estos acuerdos incidieron en el desescalamiento del conflicto armado en su territorio, la disminución de muertes por causa de dicho conflicto y, por ende, la protección de la vida y del territorio, la participación comunitaria y generación de una cultura de diálogo.

Destacamos de manera especial la comprensión y práctica de diálogo por parte de la ATCC. Los campesinos de esta organización conciben el diálogo como un mecanismo privilegiado para solucionar conflictos y parten de una postura de humanización del adversario, concebido como un ser humano que ha tomado otra opción, para ellos equivocada, que incluso les ha hecho daño, pero de quien reconocen su dignidad y capacidad de cambio. Algunos estudios han enfatizado el carácter cualificado de estos diálogos, dado que son previamente planeados, ya sea por la directiva de esta organización campesina, por delegados de veredas, o conciliadores elegidos para este propósito. Preparan desde el perfil de quienes asumirán el diálogo hasta los argumentos que sostendrán su postura. Además, estudian previamente las características del adversario y el caso que van a tratar. Luego de alcanzar los acuerdos, los campesinos empeñan su palabra y la honran con el cumplimiento de lo acordado. De esta manera, resolvieron diversas conflictividades y a su vez fueron ganando el respeto por parte de los actores armados (Hernández Delgado, 2012, pp. 245-246; Hernández Delgado y Roa Mendoza, 2019). Algunos investigadores han señalado que la práctica de diálogos generó autonomía a la ATCC, y otros que aportaba seguridad a los líderes y las comunidades (Kaplan, 2017), dado que el diálogo posibilitaba comunicación y acuerdos, frente a posturas asumidas por otras comunidades, que no recurrían a estos mecanismos y tenían un perfil más contestatario (Masullo, 2020). Esta modalidad de diálogos, por tanto, ha generado un ambiente de mayor seguridad para el proceso de reintegración de excombatientes; una de ellas afirmó, en particular, que esta práctica del diálogo había permitido proteger y preservar la vida de muchos exparamilitares en el área (A16, comunicación personal, 2018).

La consolidación de esta experiencia ha facilitado una apropiación significativa de la misma en las comunidades que la integran y, a su vez, ha brindado confianza a los excombatientes, facilitando su proceso de reintegración social. Los excombatientes consultados coincidieron al reconocer distintos aspectos de esta realidad, y manifestaron que los estimuló para desarrollar allí su proceso de reintegración. Según uno de ellos,

A causa de que es un proceso de paz, y que aquí se respira paz gracias a Dios y a esta gente, todas esas personas que tienen un mal vivir de otros lados ⸻que a mí también me incomoda, pero no podemos hacer nada⸻ se refugian aquí. De ahí nació que el proceso de paz se mantuviera en este lugar, porque ellos sin armas lograron enfrentar los grupos armados. … Algunos de ellos han sido personas pioneras del proceso de paz acá y, aunque nosotros no los estemos viendo, son personas que estén ahora mediando la situación de cada persona, como decimos ahorita con malvivientes, personas de una forma de vivir extraña porque la realidad es que también los hay. … No podemos darle destierro a nadie porque no somos nadie. Como segunda medida no podemos permitir que nadie venga a matar porque estamos en un lugar de paz. (A13, comunicación personal, 2018)

La postura de la ATCC de no colaboración con los actores armados incidió también en el proceso de reintegración social de los desmovilizados. Desde sus orígenes, la ATCC ha tenido clara su posición de no participación en las lógicas del conflicto armado interno, la exigencia a los actores armados de respecto a su condición de población civil y de no colaboración con ninguno de ellos. Esta postura imparcial ha fortalecido a esta experiencia local de construcción de paz y ha blindado a sus directivos y líderes, a sus comunidades y a los excombatientes reintegrados que habitan en su área de influencia. Los excombatientes consultados manifestaron que este factor los hacía sentir seguros y favorecía su proceso de reintegración. Así, un exparamilitar explicó que:

La ATCC era muy firme en sus convicciones de no estar de acuerdo con ninguna organización armada, “el derecho de decir No”, y ha sucedido aquí. Yo he vivido aquí muy confiado, muy tranquilo aquí con la ATCC. El enemigo lo respeta. (A08, comunicación personal, 2018)

La postura de la ATCC de defensa de la vida representa otro factor favorable para la reintegración de excombatientes. Desde su constitución en 1987, para la ATCC la protección de la vida ha sido un eje vital de su proceso organizativo, y así se consagra en su lema: “por el derecho a la vida, la paz y el trabajo”. Para estos campesinos es claro que en su área de influencia la vida de todos es sagrada, la del integrante de la comunidad, pero también la del integrante del Ejército o la Policía, la del insurgente y la del paramilitar. Esta postura ha sido importante para los excombatientes en proceso de reintegración. Les ha ofrecido garantías de seguridad y, al mismo tiempo, ha contribuido a su proceso de resignificación de la vida, afectado durante el tiempo en que estuvieron en la lucha armada. Un líder de la ATCC narró que desde los inicios de la organización algunos combatientes se habían acercado para manifestar su intención de dejar las armas y volver a la vida civil:

Desde el momento en que nace la ATCC se ve como ese ambiente de los actores que en algún momento de pronto cansados de la guerra quisieron decir “no más”, estamos quietos. Queremos dejar las armas, queremos cambiar nuestro estilo de vida, de pronto hacer lo mismo que hace cualquier campesino de tener la finca, trabajar en agricultura, lo que fuera. Y cuentan también los mayores de que habían más de veinte guerrilleros en algún momento para desmovilizarse. … Nosotros pensamos que cuando silenciamos un fusil estamos dando la oportunidad también de que la vida de muchas personas siga. (M. Hernández, comunicación personal, 2016)

Un exparamilitar que se involucró paulatinamente en las actividades de la ATCC luego de reinsertarse en el área explicó por qué decidió acercarse a la organización:

Empecé a tener vínculos con los de la ATCC porque sabía que ellos protegían a la gente. Ellos me dijeron que cualquier cosa que necesitara les avisara, a pesar de saber mi pasado. … Me pareció bueno y empecé a compartir más con ellos. Me contaban las historias de violencia que habían vivido aquí y lo que les había tocado vivir para defender el pueblo. A mí me gusta mucho el derecho por la vida. Vi que esta organización que le decía “no” a la guerra y me parece un trabajo muy lindo. Deben existir más organizaciones como la ATCC para ayudarnos. (A08, comunicación personal, 2018)

La práctica de mediación de la ATCC en el conflicto armado interno representa también un factor que favorece la reintegración de los excombatientes. Los campesinos asumieron la resolución y transformación pacífica de la conflictividad generada por diversas violencias, que antes del surgimiento de la ATCC era gestionada por los actores armados y desde las armas. De manera particular, con base en los acuerdos históricos logrados con todos los actores, la directiva de la ATCC ha mediado entre los actores armados y las comunidades para buscar alternativas de solución a los conflictos que se han presentado en el marco del conflicto armado interno, con la intención de proteger mínimos vitales: la vida, el territorio, la cultura, la autonomía y derechos fundamentales como el del trabajo y la paz (Hernández Delgado, 2012). Esta práctica ha permitido a la ATCC establecer relaciones con todos los actores armados y, por tanto, ha podido servir de intermediaria con ellos para solucionar problemas de seguridad de los reintegrados. Al respecto, un directivo de esta organización contó lo siguiente:

Y …[nombre de un exguerrillero], desde que se desmovilizó, no hemos tenido la primera razón que haya ido por allá a matar a nadie, ni a amenazarlo, ni nada de esas cosas, ¿cierto? Es un hombre que está trabajando allá. ¡Qué bueno que en una zona donde había paramilitares! ¿Cómo hicieron para desmovilizar un guerrillero, un comandante guerrillero? Tocó ir a hacer un trabajo con las AUC, con Botalón [comandante paramilitar], ir a presentarlo y decirles “este señor, comandante del frente tal…y el señor dice que va a quedarse quieto, que va a entregar las armas etc. Y que quiere trabajar como cualquier campesino. Esperamos le respeten la vida”. Listo, si él va a ser como cualquier campesino, no va a seguir participando dentro del grupo insurgente, no tiene ningún problema. Eso desde que él se esté en su finquita trabajando, a nosotros no nos llegue ninguna queja, no hay problema. Y le han respetado eso. Se lo respetaron durante todo el tiempo. Ahí está. Y asimismo ha habido otros, por ejemplo [nombre de otro desmovilizado]. (M. Hernández, comunicación personal, 2016)

En el mismo sentido, el exguerillero A03 narró los esfuerzos realizados por la ATCC para dialogar con el jefe paramilitar Botalón, aprovechando su experiencia de diálogo anterior con este comandante, y asegurar que A03 pudiera reintegrarse en la zona sin correr peligro:

Yo salí, fue a trabajar y no a delinquir y por ese motivo recibí mucha ayuda de la ATCC. …Cuando fui arreglar mi problema a San Fernando donde Botalón, parte de la directiva de la ATCC fueron muy buenos conmigo porque me brindaron apoyo…fuimos a la audiencia a San Fernando y hablamos todos para definir la situación. Yo fui con él y los de la ATCC también… porque ellos ya tenían conexiones con las AUC. (A03, comunicación personal, 2018)

Del mismo modo, una exguerrillera, que la ATCC ayudó a reinsertar en el área, contó que:

Aquí hay varias personas que iban a asesinar y hablan con las ATCC y no les ha pasado nada. Hay varios casos, en especial con los paramilitares. Aquí ha sido fácil la reinserción. Aquí no se le niega comida a nadie. Hay mucho apoyo. (A16, comunicación personal, 2018)

Otra excombatiente se manifestó en el mismo sentido:

Aquí hubo mucho apoyo de la ATCC, por parte Alonso Ariza (delegado de la vereda), fundador de la ATCC, y su familia me colaboró mucho con la guerrilla. Se enfrentaba a Walter (comandante de las FARC). … En ese tiempo me colaboraron mucho con la guerrilla para que yo pudiera volver a la zona. (A12, comunicación personal, 2018)

La postura de la ATCC frente al adversario ha representado un factor importante que ha favorecido la reintegración social de los excombatientes. Para la ATCC, el adversario es un ser humano, al que se le reconoce dignidad, independientemente de su opción contraria, marcada por su accionar violento, y del daño que les ha causado. Esto ha facilitado, desde una disposición para dialogar y suscribir acuerdos con todos los actores armados, hasta la decisión de acogerlos en su territorio, brindarles oportunidades para su reintegración social, perdonarlos y reconciliarse con ellos. Un dirigente de la asociación contó cómo la población había aceptado vivir con los actores armados que anteriormente operaron en la zona, a pesar de que varios de ellos, tanto de los paramilitares como de la guerrilla, habían cometido abusos contra civiles en el pasado:

Pero el hecho de que hoy tenga la gente que vivir con el que ayer era el opresor, con los 700 hombres que tenía Botalón en la zona, ha sucedido por muchas razones. Porque la ATCC en sus 30 años de su gestión de paz, de perdón, noviolencia, pues en mucha gente al final ha quedado como una conciencia colectiva de que vamos a vivir aquí sin rencor porque si no vamos a seguir generando violencia. Digamos que la gente ha asumido ese papel de vivir con el otro a pesar de la historia. … Aquí hay muchos desmovilizados que hicieron las fechorías, pero nunca se sentaron a hablar con la víctima, pero la víctima ya asume que el hecho de que se haya desmovilizado es un paso, porque la historia de la ATCC ha permitido eso. ¿Por qué ha permitido eso? Porque hay guerrilleros ⸻Bigotes fue uno de esos⸻ como otros que se han desmovilizado, que se salen de las FARC a pesar del daño que hayan hecho, aunque pidan perdón. … Usted esos daños los hizo, pero la gente está en la postura de no tomar venganza. Hay mucha gente que dice “ya lo mataron, no lo voy a recuperar, no me voy a poner en una cadena de venganza”. (L. Serna, comunicación personal, 2016)

Del mismo modo, el hermano de un exparamilitar explicó que la ATCC había ayudado a las personas a convivir con sus antiguos adversarios. Según él, “La gente ya se mentalizó que no hay enemigos por lo de la ATCC” (A18, comunicación personal, 2018). Igualmente, un exguerrillero contó que tenía “muchos conocidos de las FARC y de las AUC” y que “compart[ía] con todos” (A03, comunicación personal, 2018).

Los excombatientes han encontrado en la ATCC condiciones de seguridad. Este ha sido un factor favorable al proceso de reintegración de exguerrilleros y exparamilitares. Como se ha manifestado antes, el proceso de construcción de paz de la ATCC y su postura de no colaboración con los actores armados y de defensa de la vida han creado por tres décadas un escenario y unas condiciones de seguridad para quienes hacen parte de esta experiencia de paz y para los excombatientes que residen allí. Al respecto, un directivo de la ATCC manifestó que los excombatientes

Siempre se han sentido protegidos con la ATCC. Aunque no lo valoren como lo deben valorar, pero siempre toda la región de La India, bajo la influencia de la ATCC, cuando se ha sentido amenazada, siempre su primer pensamiento es la ATCC. La ATCC ha generado un nudo de protección, donde la gente dice: “si me meto ahí, ahí me resguardo” (L. Serna, comunicación personal, 2016)

Del mismo modo, otro directivo planteó que

La protección tradicional no hay. Aquí no tenemos soldados para resguardarle la vida a un man, un centinela, para que no se le acerque nadie. En cualquier casa como esta, la misma oficina de la ATCC ha sido como el refugio de esa gente cuando están recién desmovilizados, de meterlos allá y uno hasta irse a dormir allá al lado de ellos para darles ánimo, que no sea que psicológicamente se alboroten. Y defenderlos de las AUC en ese entonces que estaban que hervían como tratando de buscar información (M. Hernández, comunicación personal, 2016)

Una exguerrillera lo confirmó:

Yo aquí con la ATCC me sentía protegida y por la comunidad. Me ayudaron para participar de un proyecto de vivienda. Solo tenía que pasar los papeles y ya. La relación con las otras personas ha sido buena. No he tenido problemas con nadie. … Si no hubiese sido con la ayuda de ellos, yo ya estaría muerta. (A16, comunicación personal, 2018)

De igual forma, un exparamilitar afirmó que la ATCC contribuía a la seguridad de los excombatientes y que, en caso de problema, uno se podía dirigir a esta porque había un respeto hacia la asociación (A17, comunicación personal, 2018).

Los excombatientes han encontrado en la ATCC condiciones para integrar el tejido social desde la participación y los proyectos productivos. Este factor también ha sido relevante en las experiencias de reintegración social de excombatientes en la ATCC. Quienes se reintegran allí se sienten seguros, no son juzgados y desarrollan sus capacidades de participación y liderazgo en espacios comunitarios como asambleas y reuniones convocadas por la ATCC. Pueden desarrollar sus propios proyectos productivos e incluso beneficiarse de los comunitarios y, luego de permanecer en la zona por cinco años y mantener un buen comportamiento, pueden aspirar a hacer parte de las directivas de las Juntas de Acción Comunal y afiliarse a esta experiencia de construcción de paz. Según unos miembros de la ATCC entrevistados, los excombatientes pueden volverse líderes comunitarios y vincularse a los procesos de la asociación; no les estigmatizan (M. Hernández, B. Mosquera, S. Palacios, L. C. Rentería y C. Bejarano, comunicación personal, 2018).

En este sentido, un exparamilitar explicó que

La gente siempre espera algo malo por parte de uno, pero con el comportamiento uno demuestra que ha cambiado. Actualmente, he generado lazos de confianza con toda la comunidad dejando atrás el pasado, ser un ejemplo de vida de que si es posible uno reintegrarse con la comunidad. Yo hablo y participo siempre con la ATCC en las asambleas, hago parte de la junta de acción comunal de La Pedregoza, con el presidente del grupo de salud, hacemos brigadas de salud y lo que está a mi alcance para ayudar a la comunidad lo hago. Nosotros como desmovilizados teníamos un plazo de 5 años de no poder participar en nada, pero siempre participé con la ATCC en las reuniones que convocaban. La relación con la ATCC ha sido mancomunada. (A08, comunicación personal, 2018)

Igualmente, un exguerrillero manifestó:

Sí, yo ayudé mucho a la organización. Ayudaba a realizar carreteras, participaba en los convites con la gente, en las escuelas que estaban abandonadas. Yo me iba con tres jóvenes a ayudarles a trabajar. Entonces, todo eso influye mucho en la gente. (A03, comunicación personal, 2018)

Las experiencias comunitarias de construcción de paz, como la ATCC, tal como se ha evidenciado en este artículo, cuentan con potencialidad para ofrecer alternativas de reintegración social a excombatientes. La naturaleza de estas experiencias, su trayectoria, el método noviolento que aplican y su empoderamiento de la paz generan escenarios para la dignificación de los excombatientes, facilitan el desarrollo de sus capacidades de participación y liderazgo, ofrecen medios para su subsistencia, y posibilitan su reconciliación con las víctimas y con otros excombatientes. Uno de ellos explicó cómo su experiencia de reintegración le había permitido acercarse a excombatientes del bando opuesto:

Cuando yo llegué a la zona, todos los meses teníamos que reunirnos todos los desmovilizados que hacían parte del Programa de reinserción. Había compañeros de todos los grupos, y compartíamos de manera agradable ya no recordando lo que hicimos anteriormente en Cimitarra. Tenemos todos buena relación con todos. Con comandantes que eran de las FARC nos volvimos muy amigos. … Lo de la guerra ya no existe para nosotros aquí. ¡Qué bueno que en los procesos de reinserción hubiese capacitaciones entre diferentes grupos para que haya reconciliación! (A08, comunicación personal, 2018)

De igual forma, cinco miembros de la ATCC entrevistados dijeron que los excombatientes de ambos lados ahora “se sentaban a tomar cerveza” y que ninguna de estas personas tenía resentimiento (M. Hernández, B. Mosquera, S. Palacios, L. C. Rentería y C. Bejarano, comunicación personal, 2018).

Conclusiones

El DDR es un proceso relevante para países con conflictos armados o en transición de paces negociadas a paces implementadas. Cuenta con potencialidad para aportar a la construcción de la paz, especialmente en la fase de posacuerdo de los procesos de paz. El DDR contribuye a la paz ofreciendo seguridad a los procesos de paz, los acuerdos de paz producto de los mismos y a los actores que los suscribieron, rebajando el gasto militar, favoreciendo la disminución de la violencia y la transformación pacífica de la conflictividad a nivel local. De igual manera, genera oportunidades para la reconciliación y la dignificación de actores armados que voluntariamente dejaron la lucha armada para reintegrarse a la vida social, el ejercicio político en democracia o el trabajo por la paz.

La reintegración social está estrechamente ligada con oportunidades de participación social para los excombatientes en las comunidades de acogida, inserción en el tejido social de las mismas, desarrollo de capacidades y potencialidades para la subsistencia y el sostenimiento económico. Por ello, ayuda a prevenir la reanudación de los conflictos armados resueltos por vía negociada, al permitir a los excombatientes volverse parte de la sociedad como cualquier otro civil. El DDR es un proceso social y económico, complejo, de múltiples dimensiones, centrado en desmovilizados de grupos armados, que a menudo carecen de medios para sostenerse y necesitan un apoyo inicial para conseguir medios de subsistencia y medios de vida sostenibles.

En Colombia, los hallazgos de investigación para la paz han evidenciado en las últimas cuatro décadas la existencia de un universo significativo de iniciativas civiles de paz y, dentro de las mismas, experiencias locales de construcción de paz. Sus denominaciones son diversas, como los sectores poblacionales que las generan y dinamizan. Estas experiencias pueden ser comprendidas como procesos organizativos de pueblos, comunidades o sectores poblacionales para resolver o transformar, desde métodos pacíficos, conflictividades generadas por las violencias. Encuentran su origen en apremiantes necesidades impuestas por violencias estructurales y directas, así como la capacidad de quienes las generan para construir paz en dimensión de abajo hacia arriba y desde la región. Dentro de estas experiencias ubicamos la ATCC

Algunos estudios establecen una relación entre comunidades con altos niveles de participación y reintegraciones sociales más exitosas. La ATCC es una experiencia comunitaria local de construcción de paz, con una amplia y consolidada trayectoria, que se destaca por la apropiación de sus posturas, principios y lineamientos por parte de los campesinos que la integran, por los niveles de participación de los pobladores, y por haber alcanzado un importante reconocimiento internacional. Esta experiencia campesina surgió en 1987, en un contexto de escalamiento del conflicto armado interno y de prácticas degradadas de todos sus actores, como ejercicio de resistencia civil a este conflicto y en defensa de mínimos vitales como la vida, el trabajo y la paz. La resistencia noviolenta de la ATCC condujo al ejercicio de diálogo y mediación de esta experiencia frente a todos los actores del conflicto armado, y les permitió alcanzar acuerdos históricos con ellos, algunos suscritos con dichos actores. Esta postura dialogante y de respeto hacia el otro sin duda ha facilitado la reintegración social de los excombatientes en el área de influencia de la organización. A futuro, sería interesante comparar este proceso con otros similares en comunidades que no tienen una postura tan conciliadora y tolerante para entender mejor cómo una cultura local de diálogo y respeto incide en la reintegración social.

El estudio realizado permitió evidenciar una relación entre la experiencia comunitaria de construcción de paz de la ATCC y la reintegración social de excombatientes en su territorio. Este es un proceso consolidado, de larga trayectoria, con un método noviolento, una postura de nocooperación con grupos armados y en defensa de la vida, y un ejercicio de mediación en el conflicto interno armado, que ha generado un escenario y unas condiciones propicias para esta reintegración. En particular, los reintegrados no son juzgados, cuentan con mayor seguridad, pueden desarrollar capacidades para la participación y el liderazgo, al igual que proyectos productivos individuales y colectivos. Además, construyen relaciones pacíficas con las comunidades que los reciben, a pesar de que en algunos casos las victimizaron durante el conflicto armado, y con excombatientes de grupos armados que consideraron como enemigos en su pasado de lucha armada. Por otro lado, son dignificados al ser considerados como seres humanos susceptibles al cambio.

Esta experiencia ofrece elementos teóricos y prácticos sobre los significados y requerimientos de la reintegración social, al igual que valiosos aprendizajes para un país en transición y en etapa de posacuerdo como Colombia. El caso analizado evidencia la relevancia de las experiencias comunitarias locales de paz en el DDR, la importancia de las comunidades receptoras en este proceso y la significación de estas comunidades como motivación, dignificación y alternativas de sostenimiento de los excombatientes en proceso de reintegración. De igual manera, confirma los alcances del empoderamiento pacifista de las comunidades y muestra su impacto en la reintegración social de los excombatientes.

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Notas

[1] Este artículo es producto de investigación para la paz, y se inscribe en Flacso Ecuador, en el grupo de investigación “Paz y conflictos”, y en la Universidad de la Salle, en el de “Educación y Sociedad”. Agradecemos a Flacso Ecuador por el apoyo financiero para realizar trabajo de campo en el área de la ATCC en 2018 y a la Universidad de La Salle por financiar estancias de campo anteriores.

[2] Este artículo reconoce el intento de la ONU de tener estándares unificados en la materia mediante los estándares integrados de DDR (IDDRS) (Herrera y González, 2013).

[3] Esta definición recoge elementos de análisis de algunos académicos y de las autoras y el autor de este artículo (Fisas, 2011, p. 11; Mouly et al., 2019).

[4] Incluyen: “Asociación de trabajadores”, “Asociación de Campesinos”, “Asociación de comunidades negras” o “Asociación de mujeres”, entre otras.

[5] Aunque algunas iglesias, como la iglesia adventista, existían en la comunidad desde los años 60 (Masullo, 2020), antes del surgimiento de la ATCC las familias y veredas se mantenían aisladas, en lo que ellos denominaron “la ley del silencio”. Estaban inmersas en el miedo y el terror impuesto por el conflicto armado interno que hizo presencia en la región desde mediados de los años setenta, especialmente en sus dinámicas de escalamiento por disputa entre los actores armados de este conflicto (Jaramillo Correa, 1991; García, 1996, p. 153; Hernández Delgado, 2004, pp. 323-326; Kaplan, 2017, p. 43). Con la ATCC surgió una estructura integrada por una directiva de la Asociación, una junta de delegados de todas las veredas, y delegados en cada una de las 33 veredas que integran el área de influencia de la ATCC.

[6] El empoderamiento pacifista, es un concepto propio de los Estudios de Paz, que puede ser comprendido como el reconocimiento y desarrollo de las capacidades para vivir en paz y/o construir la paz (Muñoz, 2001; Martínez Guzmán, 2001, p. 75).

[7] Estos mínimos vitales incluyen la vida, el territorio, la cultura y derechos fundamentales como el trabajo y la paz, entre otros.

[8] Estos municipios son: Cimitarra, Landázury, Bolívar, Sucre, la Belleza y el Peñón.

* Artículo de investigación científica

Notas de autor

a Autora de correspondencia. Correo electrónico: eehernandez@unisalle.edu.co

Información adicional

Cómo citar este artículo: Hernández Delgado, E., Mouly, C., y Giménez, J. (2020). Reintegración social de exguerrilleros y exparamilitares en la experiencia de construcción de paz de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC). Papel Político, 25. https://www.doi.org/10.11144/Javeriana.papo25.rsee.

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