Aproximaciones a un instrumento metodológico para el estudio de la arquitectura patrimonial*

Approaches to a Methodological Instrument to Study the Heritage Architecture

Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural, vol. 32, núm. 1, 2019

Pontificia Universidad Javeriana

José Ignacio Stang a

Universidad Nacional de Córdoba (FAUD-UNC), Argentina


Fecha de recepción: 06 Septiembre 2017

Fecha de aprobación: 14 Noviembre 2018

Fecha de publicación: 27 Mayo 2019

Resumen: Ubicados en la frontera de las disciplinas, proponemos una herramienta que permita observar y estudiar a la arquitectura patrimonial desde una aproximación fenomenológica y en tres instancias temporales: primero situados en el presente, segundo con la atención en los ayeres, y tercero asumiendo atentamente a los ayeres en el hoy.

Se trata de una indagación ontológica-existenciaria que integra lecturas abiertas y retroalimenta los modos tradicionales de mirar y estudiar a los objetos edificados.

Palabras clave complejidad, lectura, valor, interpretación, patrimonio edificado.

Abstract: In the border between different disciplines, we propose a tool allowing us to observe and study the heritage architecture under a phenomenological approach and through three different time stages: firstly, situated in the current time; secondly, focusing on the yestesdays; and thirdly, tracing closely the yesterdays in today’s time. This work is an ontological-existential research bringing together open readings and providing feedback on the traditional ways to look at and study the building objects.

Keywords: complexity, reading, value, interpretation, building heritage.

Introducción

Lo material arquitectónico que nos rodea a diario (en especial aquello edificado y devenido luego en patrimonio) permite recuperar algo de aquellos sucesos pasados e intangibles, al volverse un espacio donde es posible leer el tiempo transcurrido, ya que en el espacio leemos el tiempo (Schlögel, 2007). El espacio físico, por lo tanto, hace de eje entre lo mental e histórico. Mirar a la arquitectura, especialmente aquella nombrada y señalada como patrimonio edificado, implica observar a la historia. Hacerlo desde una aproximación a través de los lugares para habitar y como acto perceptivo, resulta un ejercicio movilizador y a su vez complejo. En él se suelen combinar y confundir durante el proceso, como así también en el resultado, aspectos objetivos con otros subjetivos: presente con pasado, calidad con belleza y gusto, entre otros. Desde tales actitudes no se evidencia ni manifiesta como preocupación la precisión, ante todo, por un tipo y carácter de enfoque para luego, desde él, definir un instrumento metodológico oportuno para el estudio de la arquitectura. Tales imprecisiones revelan la importancia de realizar una observación de los objetos edificados, incluidos aquellos señalados como patrimonio, con un carácter integrador, múltiple y abierto, ya que se reconoce que tales dimensiones (arquitectónica y patrimonial) no aluden únicamente a lo construido como valioso.

El presente artículo expone el desarrollo y utilización de un método como herramienta e instrumento 1 , que propone observar y estudiar al objeto edificado desde un planteamiento ontológico-existenciario, en un proceso ubicado en la frontera de las disciplinas y definido en términos fenomenológicos. Se plantean para ello tres momentos o instancias temporales: desde el hoy hacia el pasado, la primera uno y la segunda el otro, regresando luego al presente en la tercera. Se busca, a partir de ello, una aproximación a la complejidad que posibilite lecturas abiertas que retroalimenten los modos tradicionales de mirar y estudiar a los objetos edificados, en donde interesan fundamentalmente el cambio y la relación entre cada cosa y las demás, así como con las partes.

La propuesta nace del interés de entender tanto a la arquitectura como al patrimonio edificado desde ella, partiendo desde el hoy que nos posibilita observar lo que existe. Se propone expandir los límites en el estudio de la arquitectura asumida como patrimonio edificado, en un campo de conocimiento en expansión. Apoyados en el diseño de un instrumento para la indagación y lectura de lo edificado, se pretende contribuir al enriquecimiento del conocimiento de la arquitectura y el patrimonio, como así también al aporte sobre ellos de información útil para una posible y futura conservación de las preexistencias.

Los resultados aquí expuestos, como así también el proceso transitado, son debatidos y acordados en el programa de investigación, aunque los autores en la escritura no seamos todos. Lo aquí revelado es solo una síntesis de un proceso de investigación vigente, posible gracias al trabajo en equipo.

Desdibujar límites

Entre el notable espesor del pasado y la inmensidad interrogativa del futuro, existe una línea definida por el presente, asumido hoy como un tiempo instantáneo, que se hace manifiesto en cada gesto y acto llamado a contar o hacerse notar. La inseguridad del presente y la incertidumbre sobre el futuro incuban y crían nuestros temores, por lo que carecemos así de herramientas que permitan reconquistar el control de lo fugaz (Bauman, 2011). A lo instantáneo se le suma, además, la mutación, el cambio como temática del momento. Se alienta y desea el cambio y todo lo que está relacionado con él, aunque muchas veces puede ser simplemente un primer entusiasmo, más intelectual que vivencial (Llamazares, 2013). Como contrapartida frente a tal cambio se presenta la tradición, que se constituye la mayoría de las veces en una especie de detalle histórico que se adhiere al presente envuelto en alguna clase de bandera. El pasado viaja en el presente en tránsito hacia un tiempo utópico. En su paso por el hoy, la tradición impacta contra el cambio, con el que no siempre dialoga. Como consecuencia de este choque surge una actitud de desconcierto primero y de provocación luego.

Las actitudes mencionadas, junto a otros rasgos culturales, caracterizan a la contemporaneidad como un momento donde prima la fragmentación. El efecto es evidente, con carácter diverso, en los modos de pensar y asumir conocimientos y problemas. Como consecuencia se manifiestan fanáticos, tribus, defensores y detractores de hechos, gustos, ideas y modos de vida, que resultan ser lo que siempre fueron, solo que ahora aparecen encubiertos, disimulados y travestidos. Se muestran como únicos y novedosos, aun siendo recortes de realidades mayores que los contienen.

La arquitectura, como manifestación presente en la actualidad, también forma parte del fenómeno para vestirse la mayoría de las veces en un modo que le es ajeno. En un interés por aplicar esfuerzos inútiles para seguir diciendo y haciendo lo mismo, solo logra ser narrada de un modo parcial y sesgado. La arquitectura devenida y asumida como patrimonio, frente al impacto de la tradición contra el cambio, es también una realidad de carácter evidente. El patrimonio que aquí nos interesa, adjetivado como cultural y al que nos referiremos particularmente desde la categoría de edificado, está inserto dentro de lo histórico, ya que “[…] en nuestra sociedad errante —que no cesa en su transformación de la dependencia del presente— patrimonio histórico se ha convertido en una de las palabras clave de la tribu mediática. Hace referencia a una institución y a una mentalidad” (Choay, 1993). Es importante en este sentido, señalar además que patrimonio edificado no es solo aquel señalado como histórico monumental, como hoy muchas veces se entiende y oficializa en el discurso.

El conocimiento, por otra parte, siempre fue importante y, en cierta manera, constituyó una fuente de mayor o menor poder. En la actualidad, sin embargo, junto a la información son asumidos por muchos como el sostén del mismo (Najmanovich, 2008), e impactan de manera notable en la dinámica propia de la sociedad (Thurow, 1997). Esta observación es una de las razones por las cuales transitamos un momento de cambio, de cuyas aristas una es precisamente la crisis del sujeto, manifiesta en el momento crítico que viven las identidades. Hoy son evidentes “[…] los resquebrajamientos en un edificio intelectual que abre el camino al predominio de la estética sobre la ética” (Harvey, 2012), en un estadio estético del consumo (Lipovetsky y Serroy, 2015).

Desde las turbulencias descritas que actualmente nos inquietan, los límites que acotan nuestras vidas cotidianas tienen un efecto negativo al no ayudar en el necesario proceso de comprensión de los aspectos críticos de la realidad, para así luego superarlos. Reconocer el carácter de los límites, tantas veces arbitrario, sería ya un avance, lo que lo convierte en un desafío que debiéramos proponernos (Latouche, 2014). Asumiendo además que, el límite no es un punto donde una cosa finaliza, sino más bien, donde comienza su propia esencia e inicia lo que es colocado dentro de sus límites (Di Felice, 2012).

A pesar de lo antes dicho, y quizás como una prueba más de la aludida crisis, es frecuente que, puestos a pensar sobre la realidad, sobre las cosas y sobre nosotros mismos, solo parecieran generarse problemas al momento en el que nos proponemos reflexionar sobre ellos/nosotros y las relaciones posibles entre unos y otros. Esta limitación, como actitud instaurada, apela y recurre a los lugares comunes para no decir al respecto casi nada o mucho más de lo mismo. Esta posición se acentúa cuando solo intentamos mirar condicionados por la propia formación y experiencia (preconceptos y prejuicios), casi sin interrogarnos ni dudar. En tales circunstancias, y al desechar la posibilidad de recurrir a actividades epistémicas que podrían poner en crisis a nuestras débiles estructuras de conocimiento (por creerlas definitivas), perdemos la oportunidad de posibilitarnos nuevas vías de indagación y de asombro ante las posibles nuevas miradas que de ellas pueden surgir, lo que imposibilita el camino de explorar nuevos instrumentos o herramientas que nos den otra mirada sobre la realidad.

Las palabras realidad y mundo no son sinónimos. No obstante, puestas en proximidad nos permiten decir que nuestra realidad (la humana) es el mundo, siempre que entendamos que, el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas (Wittgenstein, 2015). En la totalidad insinuada está implícito el complejo sistema de relaciones que nos involucran y hacen parte de los hechos que definen al mundo (Reynoso, 2015). Resulta así, imposible aludir a la realidad como una entidad autónoma, sin asumirnos como parte de ella y del complejo sistema de relaciones que nos incluye.

Cuando pensamos en las cosas u objetos dispuestos en la realidad es frecuente apelar, antes o después, a las categorías, como un llamado tranquilizador que parecieran poner orden en el caos. Sin embargo, es un recurso engañoso que en ocasiones nos aleja de las cosas para encasillarnos en situaciones sin salida, negándonos nuevamente la posibilidad de indagar y explorar.

Las palabras cosa y objeto suelen entenderse como sinónimos. Si bien en ocasiones su uso indistinto puede resultar aceptable, al bucear en cada una de ellas es evidente y necesario de señalar que una cosa es algo más que un objeto, al punto tal que entre cosa y persona algunos autores no encuentran diferencia: “[…] la realidad se compone de dos cosas: objetos y fenómenos. Los objetos ocupan el espacio, los fenómenos ocupan el tiempo” (Wagensberg, 2004). Al abordar el estudio de la cosa edificada y sus espacios se debiera observar más allá de la representación física, para entender que todo parte desde la significación que hacemos desde y sobre los objetos construidos, pretendiendo un esfuerzo en “[…] estimular la aparición de un estatuto jurídico del cuerpo que supere las contradicciones que la división entre personas y cosas ha producido en nuestra sociedad” (Espósito, 2016), comprendiendo, además, que “[…] nunca miramos solo una cosa; siempre miramos la relación entre las cosas y nosotros mismos” (Berger, 2015, p. 14).

La arquitectura, asumiéndola en una aproximación sobre lo antes dicho para su sola pero no única comprensión, puede ser un instrumento de conocimiento y a su vez requerir así de nuevas herramientas para estudiarla y analizarla, cuidando que estas no terminen anulando la vitalidad propia de la disciplina. Al pretender y aspirar a tener un más rico y amplio conocimiento, es que aparece el lenguaje y las representaciones, como un valioso recurso para el análisis de lo edificado, su estudio y comprensión. Para que ello sea posible, sin manifestar a la antes aludida fragmentación, nos propusimos ubicarnos y pararnos en el límite de las disciplinas, de las tantas con que la arquitectura se nutre y hasta necesariamente convive. La intención de esta actitud fronteriza es la de desmaterializar los límites disciplinares para lograr que fluyan y se enriquezcan ideas y posiciones. Dado que la acción que se intenta es contraria al gesto de fragmentar, por la larga experiencia histórica al respecto, resulta lógico pensar que no solo es posible, sino que pareciera tratarse de una situación deseable. Como actitud y acción instrumental podría llegar a dar lugar a diversos, ricos y variados interrogantes como cuestionamientos, constituyéndose así en un supuesto que nos inquieta más que intimidarnos.

Pensar el instrumento

El interés por el tema obedece a una preocupación en la mirada y compresión de la arquitectura y de su dimensión patrimonial, la que debe implicar una lectura de su realidad y condición. Al mirar al pasado que aún es presente, se busca reconstruir las coordenadas que mantienen a la experiencia humana dentro de la separación entre personas y cosas (Espósito, 2017). La arquitectura es generalmente estudiada como objeto que está ahí y que es de algún modo, dándose por sentando que sobre ese ser de la cosa no hay mucho más que decir. De igual modo se suelen buscar establecer relaciones entre los edificios y su entorno, en donde es frecuente la pretensión y el intento por ubicarlas dentro de algunas de las categorías posibles dadas como definitivas. Además, tales circunstancias, nos llevan a actuar presuponiendo que todas las personas, como parte de la realidad compleja, vemos lo mismo y reaccionamos de igual modo. Lo preocupante es que detrás de tales actitudes no se evidencia ni manifiesta una preocupación que debiera ser fundamental para precisar, ante todo, un tipo de enfoque para luego, desde él, definir al instrumento metodológico oportuno para el estudio pretendido, al comprender que “[…] ver no es creer, sino interpretar” (Mirzoeff, 2016, p. 34).

Toda indagación posibilita, de algún modo, la construcción de conocimiento. Esta razón debiera llevarnos a reconocer y señalar a través de los estudios arquitectónicos, por ejemplo, el valor e importancia que tiene el hecho de poder apelar a la mayor cantidad de instrumentos y herramientas disponibles para dar forma a alguna de las tantas posibilidades de conocimiento y abordaje sobre la disciplina. También es importante que el discurso que se construya sea resultado y producto de tales investigaciones. Traducido en palabras e imágenes, debiera ser cuidado, medido y sopesado pues, “con frecuencia las palabras traicionan al pensamiento, pero […] las palabras escritas lo traicionan todavía más” (Yourcenar, 2002, p. 19). Lo mismo podríamos afirmar de las imágenes y distintos tipos de representaciones gráficas, las que también expresan un discurso. Omnipresentes, continuas y penetrantes, acceden a todos los ámbitos de nuestra vida. Nuestro entorno urbano-globalizado está marcadamente modelado por una intensa imaginería programada transnacionalmente, transculturalmente (Lipovetsky y Serroy, 2015). En la actualidad, conocer es tener acceso a las representaciones, en donde la sobrestimulación continua nos enceguece las presentaciones de las cosas. Se ansían vivencias y estímulos con los que, sin embargo, “[…] uno se queda siempre igual a sí mismo” (Han, 2017, p. 12). La experiencia contemporánea es ver, oír, tocar o leer imágenes que nos remiten a lo que representan, y no ver, oír o tocar las cosas mismas como realmente son (Zamora Águila, 2015).

A partir del gesto de nombrar a las cosas es que estas existen para nosotros. El problema surge cuando se llama y señala a algo sin conocimiento sobre lo nombrado ya que, “[…] no sabemos cómo las cosas son. Solo sabemos cómo las observamos o cómo las interpretamos. Vivimos en mundo interpretativo” (Echeverría, 2014, p. 40). Al asumir, como modo de relacionarnos uno de carácter interpretativo, reconocemos el valor del lenguaje, el que no solo nombra, sino que también describe a la realidad. Es por dicha razón que, al pensar un instrumento, los actos lingüísticos son importantes y como tales debieran ser siempre medidos y cuidados.

Junto al desafío lingüístico, el punto de partida para un acercamiento a la arquitectura como el que aspiramos, lo podríamos encontrar en un saber mirar primero. En este aprender a mirar se acostumbra al ojo a observar con calma y con paciencia, lo que implica una pedagogía del mirar, que busque “[…] una profunda y contemplativa atención y exploración” (Han, 2015a, p. 53).

Como consecuencia del accionar, a partir del enfoque hasta aquí propuesto, se busca un cambio de complejidad que posibilite enriquecer los modos tradicionales de mirar y estudiar lo edificado, poniendo especial atención en las cuestiones y problemas de lenguaje, tanto gráfico como escrito y en la relación entre uno y otro.

Diseñar el instrumento

Se propone la apelación a un instrumento-herramienta que nos permita mirar a la arquitectura construida desde un planteamiento ontológico-existenciario (Han, 2015b), advirtiendo que, un auténtico método nace del carácter fundamental de un determinado campo de objetos y su problemática (Heidegger, 2014). Se plantea para ello una mirada histórica: desde el presente hacia el pasado y luego, con éste reconocido, un regreso al presente, en un proceso en el que la imagen y las representaciones jugaran un papel temporal trascendente, ya que “[…] ante la imagen, estamos ante el tiempo” (Didi-Huberman, 2006, p. 379). La entidad temporal constituye una evidencia histórica por considerar (Hartog, 2011), que reconoce en cada tiempo un orden que da lugar a ciertos regímenes de historicidad (Hartog, 2007). La arquitectura, desde lo edificado, se asume como cosa que representa una serie de nudos de relaciones con la vida de todo lo demás (Bodei, 2013). Al considerar al grupo humano, la comunidad y los individuos que miran e interpretan, asumiéndolo en clave antropológica a través del arte, el lenguaje y la etnología (Lévi-Strauss, 1971), se intenta excavar en él hacia la vida cotidiana (Giannini, 2013; Lefebvre, 1984). La relación objeto-sujeto se encara apoyados en la mirada de una filosofía orientada a objetos, la que indefectiblemente nos incluye (Harman, 2015).

Los momentos, ejes vitales del proceso metodológico de aproximación a la arquitectura que proponemos, son tres: el primero, situados en el presente, el segundo con la atención en los ayeres y el tercero asumiendo atentamente a los ayeres en el hoy. En todos ellos el rol del lenguaje (de los lenguajes) será clave, tanto como el grado de conciencia de quienes lleven adelante el proceso junto a la representación y construcción de ese lenguaje (imágenes, representaciones gráficas).

El primer paso, situados en el hoy, centra la mirada en la arquitectura con el sostén y apoyo de la palabra y de la imagen, que da cuenta de lo que se mira. Se pretende desde este recurso poder llegar a aprehender, describiendo-leyendo, a la cosa arquitectura que interesa. Se dejará fuera, no sin esfuerzo, todo presupuesto, preconcepto y esquema. La intención es la de actuar ligeros de ideas, ajenos a cualquier presupuesto, preconcepto y esquema. El fin es construir un relato que dé cuenta detallada de lo visto y que, además, constituya el motivo que posibilite formular interrogantes sobre situaciones que llamen la atención, que resulten poco claras o comprensibles, plantear dudas que la sola mirada y observación no pueden despejar. La palabra dará forma a un cierto tipo de inventario que registre y de cuenta junto a la imagen, la que, por su lado, intentará hacer lo mismo por otro camino. El carácter de esta instancia será intuitivo-aproximativo.

Relevamiento sensitivo-vivencial realizado en un reconocimiento
inicial del edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Tinta y acuarela sobre papel
Figura 1
Relevamiento sensitivo-vivencial realizado en un reconocimiento inicial del edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Tinta y acuarela sobre papel


Fuente: arquitecto Augusto Bernhardt (2016)

El segundo momento pone la atención en los ayeres de la cosa arquitectura. La indagación se apoya en las múltiples miradas sobre la arquitectura, como la histórica, la antropológica, la filosófica, a lo máximo que desde la propia disciplina sea posible aportar, como relevamientos varios y documentos gráficos de diverso tipo y carácter, siempre sostenidos por el relato de un discurso que aquí se nutre de memorias. Se apela así al pasado y a la tradición (pero no solamente) para dar forma, en el presente, al resultado de una mirada otra, cargada de tiempo y memoria, que se dirige a un futuro que tiene en el ayer el germen de lo nuevo. Se trata de una instancia en la que el carácter científico de los aportes sobre el registro de los ayeres debiera posibilitar que se despeje, aclare y enriquezca la mirada inicial antes construida. A partir del material reunido se busca encontrar respuestas, no definitivas, las que, en lo posible, despejen dudas e interrogantes antes formulado.

Relevamiento mediante nube de puntos. Captura de imagen
en el espacio de trabajo del software SCENE®
Figura 2
Relevamiento mediante nube de puntos. Captura de imagen en el espacio de trabajo del software SCENE®


Fuente: arquitectas Clara Amoedo y Agustina Pezza (2016)

Relevamiento mediante nube de puntos. Captura de imagen
en el espacio de trabajo del software SCENE®
Figura 3
Relevamiento mediante nube de puntos. Captura de imagen en el espacio de trabajo del software SCENE®


Fuente: arquitectas Clara Amoedo y Agustina Pezza (2016)

El tercer momento trabaja asumiendo a los ayeres en el hoy, reconociendo al presente del edificio inevitablemente cargado de tiempo. En un gesto transdisciplinario, a modo de reflexión formulada de manera razonada, mostrada y justificada en información de diverso tipo, se busca reconocer el presente del edificio, ya no solo desde la arquitectura en aquello edificado que se observó, vivió y estudió, sino también de aquella realidad que la hizo y hace posible sobre la que se buscó reflexionar. A modo de síntesis (con la que se aspira que sea posible presentar una siguiente mirada, esta vez integrativa y sintética a la vez), el objetivo es construir un discurso abierto a modo de juicio crítico, que establezca alguna posición al respecto, así como ser potencialmente motivador de otras miradas.

Imagen del Colegio Nacional
de Monserrat. Fotografía en blanco y negro
Figura 4
Imagen del Colegio Nacional de Monserrat. Fotografía en blanco y negro


Fuente: Anónimo (1927)

Anteproyecto de fachada
para la reforma del edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Plano en tinta sobre
tela
Figura 5
Anteproyecto de fachada para la reforma del edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Plano en tinta sobre tela


Fuente: Roca (1926a)

Plano detalle del anteproyecto de reforma en fachada del
edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Plano en tinta sobre papel
Figura 6
Plano detalle del anteproyecto de reforma en fachada del edificio del Colegio Nacional de Monserrat. Plano en tinta sobre papel


Fuente: Roca (1926b)

Conclusiones abiertas

El estudio de la arquitectura patrimonial desde el instrumento presentado, de carácter existencial, contribuye epistémico-metodológicamente a una integración de lecturas abiertas y precisiones en el lenguaje que posibilitan el aporte de información para construir nuevos conocimientos. En vista de hacer y alcanzar un proceso de aproximación y estudio de la arquitectura, es necesario señalar que los diferentes instrumentos gráficos (dibujos, representaciones e imágenes), como así también recursos y técnicas disponibles, son valiosos siempre y cuando se entienda hasta dónde cada uno puede hacer aportes, se reconozcan sus limitaciones, y que son distintos uno de otros y, por lo tanto, también complementarios. El método instrumental de trabajo aquí propuesto, parte de un planteamiento ontológico-existencial, ubicado en la frontera de las disciplinas y definido en términos fenomenológicos. En él, los instrumentos, recursos y técnicas, sobre todo los de representación, deben ser aprovechados al máximo, asumidos en una perspectiva de trabajo de carácter histórico.

La arquitectura y el patrimonio, vistos y entendidos como procesos que en su interior cobijan momentos diversos, requieren de la representación como herramienta indispensable para dar cuenta de aquellos. El objetivo general fue y es el de contribuir al desarrollo de un método de lectura y comprensión de la arquitectura que se valga de la mirada interdisciplinaria. El pretendido carácter abierto, y por lo tanto posibilitador en la construcción de nuevos conocimientos sobre la disciplina, permite la vinculación con otros instrumentos como la representación y el relevamiento, los que ocupan en el proceso un lugar importante.

La reflexión sobre ciertos objetos y fenómenos permite el diálogo con una dimensión del palimpsesto cultural, la del patrimonio edificado. Se lo aborda como a un complejo objeto y en relación con quienes lo señalamos, nosotros, complejos sujetos. Por tal razón, no solamente, se pretende formular un discurso abierto alrededor del lenguaje de la memoria y sus huellas en el patrimonio edificado, sino también de la realidad que lo hizo, hace y permite seguir siendo posible. Por tanto, el diseño de un instrumento para la indagación y lectura de lo edificado aporta no solo al enriquecimiento del conocimiento de la arquitectura y el patrimonio, sino también como resultado la exposición de información útil que permite, además, brindar datos para una posible y futura conservación de las preexistencias.

Referencias

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Notas

*  Artículo de investigación

1 El instrumento-herramienta que aquí se expone fue desarrollado y es empleado actualmente en el programa de investigación Estudios sobre los lugares del habitar y de la memoria (CIECS, CONICET-UNC), del cual se forma parte. Fue utilizado para realizar un estudio y lectura sobre el edificio del Colegio Nacional Monserrat (del cual se encuentra en prensa un libro que expone resultados obtenidos mediante la aplicación del método ideado) y actualmente es empleado para iniciar una aproximación al Monasterio San José de Carmelitas Descalzas y la Iglesia de Santa Teresa de Jesús en Córdoba, Argentina.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: josestang@conicet.gov.ar

Información adicional

Cómo citar este artículo: Stang, J. I. (2019). Aproximaciones a un instrumento metodológico para el estudio de la arquitectura patrimonial. Apuntes, 32(1). https://doi.org/10.11144/Javeriana.apc32-1.aime

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