La acción del Estado en la producción de conjuntos habitacionales para obreros del carbón en el centro-sur de Chile entre 1940 y 1973*

The State Action in the Production of Residential Developments for Coal Workers in Central-Southern Chile between 1940 and 1973

Apuntes: Revista de Estudios sobre Patrimonio Cultural, vol. 32, núm. 2, 2019

Pontificia Universidad Javeriana

Robert Hoyos Giraldo a

Universidad Nacional, Colombia


María Isabel López Meza

Universidad del Bío-Bío, Chile


Pablo Fuentes Hernández

Universidad del Bío-Bío, Chile


Recepción: 15 Noviembre 2018

Aceptación: 20 Mayo 2019

Publicación: 09 Septiembre 2019

Resumen: Este artículo tiene como ámbito de estudio la producción habitacional para obreros del carbón en el centro-sur de Chile. A mediados del siglo XIX, los empresarios industriales eran los principales promotores de la vivienda para obreros, más tarde, entre principios y mediados del siglo XX, la producción habitacional tuvo un mayor auge, que además incluyó la participación de diferentes agencias estatales. Definiendo como estudio de caso la ciudad minera de Lota, esta investigación tiene como objetivo analizar la influencia de dichas agencias en la construcción de vivienda colectiva en este período de tiempo. El método de investigación consiste en el análisis comparativo de los conjuntos habitacionales construidos en el territorio, a partir de las publicaciones que realizó la compañía carbonífera a través del diario La Opinión de Lota, entre 1940 y 1973. Los resultados demuestran la importancia de la participación del Estado en el desarrollo de un estándar de vivienda cada vez mayor para los obreros del carbón.

Palabras clave:industrialización, políticas habitacionales, producción de vivienda obrera, territorio carbonífero, agencias del Estado.

Abstract: This article addresses the study sphere of the Residential Developments for Coal Workers in Central-Southern Chile. Halfway through 19th century, industrial entrepreneurs were the main promoters of the housing plans for workers. Later, from the beginning to the middle of 20th century, the housing production lived a boom, now with the additional participation by different state agencies. Having defined the mining town of Lota as the study case, this research aims to analyze how these agencies influenced the collective housing developments during this term. The research method consists in a compared analysis of the housing developments built in the said territory based on publications by the coal-mining company in the newspaper La Opinión de Lota, between 1940 and 1973. The results indicate importance of the State participation in the development of an increasingly larger housing standard for the coal workers.

Keywords: industrialization, housing policies, worker housing production, coal-mining territory, State agencies.

Introducción

La cuenca carbonífera de Arauco, localizada en la región de Bío-Bío, en el centro- sur de Chile, se convirtió en el escenario donde la industria del carbón fue una de las precursoras en la producción de conjuntos habitacionales para obreros mineros en el país. Sus iniciativas, que se pueden rastrear entre finales del siglo XIX y mediados del XX, desarrollaron una serie de modelos residenciales que desde las políticas de bienestar empresarial abordaron el problema sobre el habitar doméstico, a partir de diferentes tipos de agrupaciones funcionales y económicas muy variadas que iban desde sus primeros inicios en pabellones de uno, dos y tres pisos, hasta sus últimas tipologías pareadas entre dos y hasta cuatro viviendas, e inclusive combinando varias soluciones dentro de una misma conformación de barrio (Astorquiza y Galleguillos, 1952).

Hoy en día, luego de más de 20 años de cierre de las actividades extractivas mineras en el territorio, la cuenca del carbón cuenta con 33 sitios con algún tipo de reconocimiento patrimonial: 3 Zonas Típicas (ZT), 10 Inmuebles de Conservación Histórica (CHI), y 20 monumentos nacionales (MN) concentrados principalmente en Lota, Coronel y Lebu como principales enclaves del territorio minero, de los cuales, el colectivo Chollín (CHI), el barrio Maule (ZT), el pabellón 83 (MN) y el barrio de Lota Alto (ZT) se convierten en los únicos sitios con algún grado de reconocimiento patrimonial que tiene que ver con la producción de vivienda para obreros del carbón, especialmente promovidos desde las políticas empresariales por parte de la industria minera. La mayoría de ellos están localizados en Lota Alto, donde se concentra la mayor cantidad de pabellones mineros que han sido rehabilitados dentro del Plan de Reconstrucción de Minvu1.

Sin embargo, aunque que se ha avanzado significativamente desde diferentes actores políticos y sociales en la rehabilitación de los conjuntos habitacionales mineros, especialmente en Lota Alto, como parte integral de un circuito turístico industrial, las iniciativas planteadas en torno a la preservación del patrimonio minero y la valoración de la historia de las comunidades en el territorio han tenido que enfrentar un sinnúmero de dificultades, entre ellas, de acuerdo a Juan Santa-Cruz (2018), “al tratamiento fragmentado que se hace del patrimonio que no permite dar una visión de conjunto” (p. 279). Esto ha llevado a otorgarle valor a una parte de los conjuntos, como es el caso el barrio de Lota Alto (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 2010), mientras que otros casos que constituyen una parte fundamental en la historia habitacional de la cuenca carbonífera, hoy se encuentran en absoluto estado de olvido y abandono.

De acuerdo a lo que señala Daniel Matus (2014), esta protección parcial de los conjuntos obreros “corresponde a una enfoque sesgado desde la visión ilustrada centrada en las obras y los arquitectos, (…) además del atraso en la histografía que actualmente se tiene en el territorio carbonífero sobre las formas de ocupación del espacio” (p. 85). En cambio, se ha desconocido consecuentemente la importancia que tuvo el Estado en la construcción y participación de nuevos modelos habitacionales para obreros del carbón, como fue el caso de las poblaciones: Arturo Cousiño, Bannen, Isidora Goyenechea, el Polígono, Polvorín, Emergencia, seccional Baldomero Lillo, entre otros.

Desde esta perspectiva, este articulo aborda el rol que cumplieron las diferentes agencias del Estado, como la Caja de Seguro Obrero, La Caja de la Habitación Popular, la Fundación de viviendas de Emergencia, La Corporación de la Vivienda (Corvi) y la Corporación del Mejoramiento Urbano (Cormu). Se trata de agencias destacadas en la producción habitacional para obreros del carbón, en momentos donde la investigación arquitectónica en Chile resultó ser más profunda en la búsqueda a la respuesta sobre el habitar colectivo, con todas las implicaciones sociales y políticas bajo el cambiante contexto nacional que surgió entre principios y mediados del siglo XX.

Estado del arte

El estudio de la vivienda colectiva en Chile, principalmente la desarrollada en el siglo XX, ha tenido un desarrollo creciente en las últimas décadas. En este marco, son varios los autores que han abordado el tema desde diferentes perspectivas que han revisado sus casos más emblemáticos, sus políticas, resultados y sus agencias más destacadas (Raposo, 2008). De la misma forma, este cuerpo historiográfico ha detectado aquellos casos arquitectónicos que por su diseño constituyen un aporte al desarrollo de las estrategias proyectuales derivadas del movimiento moderno.

En particular, la industria chilena ha desarrollado una tradición operacional que ha mancomunado a la dirigencia empresarial con la fuerza trabajadora en torno a la dotación de la vivienda industrial, usualmente bajo políticas paternalistas que han promovido la dotación habitacional a cambio de la fidelización laboral en beneficio del desarrollo productivo. En este sentido son numerosos los rubros industriales que han mantenido este ejercicio. Entre los más relevantes se encuentran los destinados a la explotación del cobre y del salitre en el norte de Chile con una experiencia de la que hay destacados estudios e investigaciones (Garcés, Cooper, y Baros, 1995; Garcés, 1999). Asimismo, en el sur son variados los rubros que cubrieron la gestión habitacional para sus operarios, entre ellos el carbonífero, de hidrocarburos, textiles, papeleros, etc. (Brito, Cerda, Fuentes y Pérez, 2018).

La región del Bío-Bío en el sur de Chile, donde se centra este trabajo, ha tenido en los últimos años atención especial sobre eventos que han acompañado la gestación de la vivienda obrera (Fuentes y Pérez, 2012). Estos trabajos han revelado que el aporte de la industria a este desarrollo habitacional ha sido cuantioso. Numerosas industrias, carboníferas, siderúrgicas, textiles, etc., han hecho una contribución que ha llegado a caracterizar parte de la imagen urbana de varias de sus ciudades, a saber, respectivamente: Lota, Talcahuano o Tomé, entre otras.

Se puede afirmar que la industria carbonífera con asiento en Lota y Coronel fue la primera que ejecutó planes habitacionales a gran escala desde fines del siglo XIX y durante casi todo el siglo XX, por lo que llegó a caracterizar las ciudades mencionadas, y a elaborar variaciones tipológicas arquitectónicas y urbanas que no solo reflejan alternativas temporales, sino también la evolución de modos de habitar y de construir.

Si bien existen diversas investigaciones y trabajos acerca de los modelos habitacionales que la industria construyó en la cuenca del carbón (Endlicher, 1986; Fuentes y Pérez, 2012; Godoy, 2015; Muñoz, 2017), además de todos los estudios realizados por el Minvu, el Plan de Regeneración Urbana Comuna de Lota, de 2010, entre otros, son escasas las publicaciones que abordan la participación del Estado en el desarrollo habitacional para obreros en el territorio carbonífero.

Existen algunos precedentes en la misma dirección, como el artículo “Población Bannen de Lota Bajo, Chile 1940-1950: la acción del Estado en la construcción del espacio minero” (López y Cerda, 2016), que se ha centrado en los antecedentes históricos del conjunto, sus aspectos urbanos y la arquitectura de los pabellones como aporte de la Caja de la Habitación Popular para elevar las condiciones de vida del trabajador. También cabe el trabajo de Daniel Matus (2014), que de la misma forma aborda la población Pedro Bannen desde las variaciones morfológicas que se presentan en los pabellones mineros.

Metodología

Este artículo, a partir del estudio de caso, realiza un análisis comparativo teniendo en cuenta el papel de las diversas agencias del Estado que actuaron sobre el contexto de la industria carbonífera durante el siglo XX, indagando en sus modos de operación y en sus resultados Arquitectónicos, con el objeto de estudiar la correspondencia entre políticas y derivaciones morfológicas, destacando sus aportes a la solución arquitectónica de la vivienda colectiva. Las poblaciones estudiadas se abordaron a partir de las publicaciones periódicas que realizó la Industria Carbonífera, por medio del diario La Opinión2 de Lota, entre mayo de 1940 y agosto de 1973, en el cual se logró identificar algunos casos relevantes, que fueron contrastados con diversos documentos de la época, que permitieron una interpretación próxima al momento histórico. Asimismo, se examinan los archivos de la industria carbonífera Enacar, a la fecha no escrutados, que aportan datos inéditos sobre la acción del Estado en el desarrollo habitacional obrero en el territorio.

Estas estrategias procuran revelar que no solo la labor benefactora de la industria cobró un papel relevante en la construcción de la vivienda colectiva, sino que el Estado, por sí solo o en unión con la industria, se transformó en un agente relevante de la solución habitacional en la zona. En este sentido, el Estado es un promotor del ideario moderno en arquitectura.

La explotación de carbón, el surgimiento de un nuevo polo industrial minero en el centro-sur de chile

La aproximación histórica a la región del Bío-Bío nos conduce a un proceso de industrialización en la segunda mitad del siglo XIX, originado principalmente por la producción carbonífera, que se vio fortalecida en el mismo periodo por otros enclaves industriales, como las molineras de trigo y textil en Tomé. Sin embargo, tal y como lo plantea Rosenblitt y Nazer (2005), es entre principios y mediados del siglo XX —a partir de las inversiones locales y extranjeras, producto de la capacidad de la región para convertirse en un núcleo productivo para el desarrollo del país— cuando el territorio transita hacia un nuevo modelo de industrialización, donde la industria del carbón, emplazada en el Golfo de Arauco, es el principal foco, con el potencial de convertirse en modelo de desarrollo local y regional en el centro-sur de Chile.

Esta nueva dinamización industrial hace que el territorio del Golfo de Arauco, con la creación de la Compañía Minera de Lota y Coronel, se convierta en un nuevo polo industrial; en este contexto se desarrolla un esfuerzo decidido de empresarios privados para realizar el ideal industrializador en Chile (Vanegas, 2015). La ciudad obrera empieza a surgir tras el auge demográfico ocasionado por la revolución industrial que se produjo en el territorio, que no solamente causó transformaciones en el paisaje local, sino también dio origen al crecimiento acelerado de incipientes núcleos urbanos, como Lirquén, Curanilahue, Coronel, Lebu y Lota (figura 1).

Poblaciones dedicadas a la explotación carbonífera en el Golfo de Arauco, centro sur de Chile
Figura 1.
Poblaciones dedicadas a la explotación carbonífera en el Golfo de Arauco, centro sur de Chile


elaboración propia (2018)

Casas para obreros del carbón construidas por la compañía minera en Lota hacia principios del siglo XX
Figura 2.
Casas para obreros del carbón construidas por la compañía minera en Lota hacia principios del siglo XX


Archivo Histórico UBB

Estos centros industriales carboníferos fueron un lugar de atracción de mano de obra, y durante un periodo largo de la historia, la industria y la vivienda siempre estuvieron acompañadas de una compleja simbiosis entre patrón y obrero. Asimismo, el Golfo de Arauco es uno de los escenarios más relevantes en el país, porque es allí donde emergen las ciudades mineras de Lota y Coronel, acompañadas por la necesidad y demanda de mano obra producto del surgimiento de las industrias mineras promovidas por empresarios privados como Matías Cousiño (1810-1863) y Federico Schwager (1823-1892).

Este territorio ha tenido una historia de más de 150 años. Según María Dolores Muñoz (2015), esto lo convierte en uno de los grandes escenarios en el cual se gestó una relación intrínseca entre el paternalismo industrial y la construcción del espacio urbano. Esta relación acontece especialmente en la ciudad de Lota, donde bajo un contexto social y político muy agitado se originó una alta demanda de conjuntos habitacionales para obreros. Aquí la Compañía Minera de Lota cultivó una de las experiencias pioneras en Chile en la aplicación de políticas de bienestar social, buscando transformar el espacio urbano en un escenario donde la comunidad estrechó fuertes lazos y construyó un sentido de identidad local.

La acción del Estado en la producción de conjuntos habitacionales para obreros del carbón en el centro-sur de Chile

Entre mediados del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX, las primeras iniciativas habitacionales para obreros del carbón, si bien representaron un modelo emergente de las políticas empresariales, solo se concentraron en resolver los aspectos básicos del habitar del obrero, como la higiene de las viviendas y la falta de espacio doméstico para las familias obreras que en aquel entonces vivían en condiciones de hacinamiento y precariedad (figura 2).

De acuerdo con los registros publicados por los diarios y archivos de la época, no se logran identificar poblaciones y/o intervenciones estatales en materia habitacional en el territorio carbonífero en las primeras décadas del siglo XX. La producción habitacional estuvo más ligada a las políticas paternalistas privadas para resolver la necesidad de un techo para sus obreros y trabajadores. Usualmente estas viviendas se emplazaban cerca de las fuentes de extracción minera, como fue el caso de las compañías salitreras en el norte, la compañía explotadora de cobre Sewell en el centro y las empresas del carbón Lota y Schawager en el centro-sur.

Rodrigo Hidalgo (2002, 2005) y Alfonso Raposo (2000) manifiestan que la acción de Estado en el desarrollo habitacional en Chile, en las dos primeras décadas del siglo XX, solo se puede apreciar mediante la implementación de leyes y planes que buscan regular la construcción y estandarización de arrendamientos de viviendas baratas. Posteriormente, hacia la década de 1930, el Estado fue consolidándose en la modernización de la sociedad, impulsando la economía, reforzando la industria y asumiendo un nuevo rol en el ámbito de las políticas habitacionales. Así, se dio origen a la consolidación de la institucionalidad pública con la creación Caja de Habitación Popular en 1936, que de forma más directa empezó a realizar intervenciones en materia de vivienda en Chile.

Sin embargo, hay que destacar el notorio avance modernizador que la Caja del Seguro Obrero desarrolló a partir de 1939, con la construcción de los Colectivos de la Zona Norte. Se trataba de monumentales edificios emplazados en Arica, Iquique, Tocopilla y Antofagasta, que constituyen un hito en el desarrollo arquitectónico chileno, al incluir modernas nociones de diseño que incluían departamentos en altura, circulación por rampas, galerías exteriores y ventilación cruzada, entre otros (Galaz-Mandakovic, 2011). Este caso es paradigmático de la implementación del ideario moderno sobre la vivienda colectiva, sobre el que confluyeron algunos arquitectos pioneros de la modernidad en Chile, como Aquiles Zentilli y Luciano Kulczewski (Galeno, 2006).

Específicamente, la intervención del Estado en el territorio carbonífero comenzó por medio de la Caja de Seguro Obrero, entre 1939 y 1941; posteriormente, lo haría a través de Caja de Habitación Popular entre, 1940 y 1950, la Fundación de Viviendas de Emergencia entre 1952 y 1953, la Corvi entre 1960 y 1970, y por último con la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu), en 19733 . Con esta última agencia, y producto del golpe de Estado de ese año, concluía una de las etapas más fructíferas del compromiso del estado democrático chileno con la vivienda colectiva.

Tabla 1.
Poblaciones construidas por el Estado entre 1940 y 1973, en la municipalidad de Lota
Poblaciones construidas por el Estado entre 1940 y 1973, en la municipalidad de Lota


Fuente: elaboración propia

Poblaciones construidas por el Estado entre 1940 y 1973, en el municipio de Lota
Figura 3.
Poblaciones construidas por el Estado entre 1940 y 1973, en el municipio de Lota


Fuente: elaboración propia

La acción de La Caja de Seguro Obrero Obligatorio en el desarrollo de conjuntos habitacionales para obreros del carbón (1939-1941)

La Caja de Seguro Obrero Obligatorio, una entidad semifiscal, se creó bajo la Ley 4054 en septiembre de 1925. Inicialmente cumplió un rol fundamental en la constitución de un sistema de previsión social, por medio de un régimen de repartos consignados por aportes recaudados de los trabajadores, el cual pagaba a los empleados y obreros una serie de retribuciones que iban desde indemnizaciones hasta jubilaciones por accidentes o fallecimiento, entre otros beneficios que se fueron adquiriendo con el pasar de los años, como asignaciones familiares, cesantías y préstamos para vivienda, entre otros.

Beatriz Aguirre y Salim Rabí (2009) sugieren que, si bien la entidad inicialmente se creó con fines semifiscales para el trabajador, es a partir de 1932, con la creación del Departamento de Arquitectura y Administración de Propiedades, que asumiría un nuevo rol destinado a la construcción de viviendas económicas en Chile. Esto significó que la realización de sus programas de vivienda obrera puede dividirse en dos épocas diferentes: Labor Directa (1934-1937) comprende 1908 viviendas, desarrolladas en 12 conjuntos, incluyendo terreno y urbanización. Labor Indirecta (1937-1940) comprende la acción financiada por la Caja de Seguro y realizada por la Caja de la Habitación a nivel nacional: “Su labor total hasta esa fecha alcanza a 18 obras, equivalentes a 2898 viviendas” (Aguirre y Rabí, 2009, p. 9).

Su intervención en el Golfo de Arauco no solo estuvo ligada a un rol parafiscal, sino que también participó activamente en la construcción de viviendas para obreros, según las leyes 6172 y 7600. Uno de los aspectos que se puede resaltar en este caso, es la disposición que tuvo la Caja de Seguro Obrero Obligatorio para construir por lo menos un millar de viviendas para obreros del carbón en el territorio, subarrendando los inmuebles a la industria carbonífera para sus empleados (“Habitaciones para el personal”, 1952, p. 27).

Este modelo de intervención semifiscal entre el Estado y la empresa privada transita hacia una de las primeras iniciativas en la construcción de poblaciones obreras, puesto que en décadas anteriores este rol lo asumía enteramente la compañía. De esta manera, se convierte en una especie de híbrido en el cual el Estado construye y la industria paga un canon de arrendamiento para sus empleados, siempre y cuando estuvieran trabajando para la industria bajo sus condiciones laborales.

La Caja de Seguro Obrero Obligatorio
Figura 4.
La Caja de Seguro Obrero Obligatorio


La Opinión, 1944, octubre, p. 1

El Problema de la vivienda del carbón
Figura 5.
El Problema de la vivienda del carbón


Fuente: La Opinión, 1947, noviembre, p. 4

Uno de los ejemplos más relevantes en la construcción de un modelo de desarrollo semifiscal entre la empresa del carbón y el Estado se puede rastrear a través de la población Arturo Cousiño. Si bien se demolió luego del terremoto de 1960, se ha logrado rastrear a través de fotografías publicadas en el diario de la compañía entre 1940 y 1947, y planos de la época que dan evidencia del primer modelo habitacional que el Estado construyó para obreros del carbón.

De esta forma el diario La Opinión (1940, p. 1) lo afirma:

(…) en materia de habitaciones, pavimentación, alumbrado y alcantarillado, ha habido notable progreso. Hace cinco años cuando llegamos a ésta, no existía la Población de la Caja del Seguro Obrero; no existían tampoco los hermosos bloques de casas de concreto que mes a mes vienen apareciendo en Lota Alto (…).

La población Arturo Cousiño surgió en Lota Alto entre 1939 y 1941, con el fin de suplir la creciente necesidad de abastecer de viviendas a los obreros del carbón, después del terremoto 1939. Según Octavio Astorquiza y Oscar Galleguillos (1952), para mediados de 1940 esta población estaba completamente terminada y contaba con equipamientos públicos como escuelas, club social, casa de huéspedes y almacenes. También estaba dotada de servicios básicos como alumbrado público, pavimentación, acueducto y otras mejoras.

Esta población constituye una de las primeras iniciativas habitacionales en el territorio, en la medida que empieza a considerar un modelo de barrio obrero con dotación de equipamientos públicos, la cual se desprende de ciertos ideales tipológicos que la industria del carbón con regularidad construyó en las décadas anteriores. Normalmente construía pabellones enfrentados entre sí, donde se compartían áreas comunes.

De cierto modo, se empezó a pensar en nuevos ideales en la construcción de pabellones mineros, como, por ejemplo, introducir equipamientos públicos, parques, dotaciones de juegos infantiles, infraestructura de servicios públicos, entre otros aspectos, que trataban de consolidar una unidad de barrio, muy bien dotada de infraestructura y servicios.

Visita a la población Arturo Cousiño
Figura 6.
Visita a la población Arturo Cousiño


La Opinión, 1947, mayo, p. 1

Pabellón Arturo Cousiño
Figura 7.
Pabellón Arturo Cousiño


Enacar. Tomado por la Compañía Minera en 1942

Las fotos y publicaciones de estas fechas nos muestran que estas tipologías obreras se convierten en una especie de viviendas de transición entre los primeros modelos y las nacientes ideas de la arquitectura moderna. Estos nuevos modelos tipológicos mantenían la idea de pabellón de doble crujía, muy común en las primeras generaciones que la industria del carbón construía en Lota Alto. Por otro lado, la nueva población presenta tipologías absolutamente desprovistas de ornamentación en sus fachadas o elementos adicionales innecesarios, como también la introducción de equipamientos públicos.

Asimismo, también se evidencia un aporte significativo es la agregación de nuevas funciones a los espacios internos de la vivienda, como la incorporación de una cocina integral, comedor, alcobas y baños. De alguna forma se empiezan a notar algunos conceptos sobre la racionalidad que por estas fechas el movimiento moderno inspiraba: “Ya están por terminarse una nueva población de 100 casas que se han levantado consultando el máximo de comodidades que es posible concebir para viviendas de esta índole. Constan ellas de comedor, cocinas, toilette y dos dormitorios” (“El problema de la vivienda del carbón”, 1947, p. 4).

Plano de localización de la población Arturo Cousiño
Figura 8.
Plano de localización de la población Arturo Cousiño


Enacar

La acción de La Caja de la Habitación Popular en el desarrollo de conjuntos habitacionales para obreros del carbón (1940-1950)

La Caja de la Habitación Popular se creó mediante el decreto de Ley 5950 en 1936, lo que representó en Chile una nueva época para el reconocimiento político y social del problema habitacional que se venía acrecentando por varias décadas. Esta nueva institución trató de definir el carácter de un nuevo modelo de vivienda mínima y barata en Chile. Procuró el aprovechamiento del terreno, la economía y la racionalidad de los espacios en sus proyectos habitacionales por las siguientes dos décadas. Estas primeras iniciativas del Estado se convirtieron en un gran esfuerzo por solucionar la demanda de vivienda que constantemente se acrecentaba (Hidalgo, 2001).

Según Beatriz Aguirre (2005), este nuevo ideal que surgió desde las iniciativas estatales empezó a cambiar la imagen de un nuevo modelo de vivienda que integraba el mundo doméstico y que, a su vez, trataba de relacionar al individuo con el espacio urbano, por lo que buscaba en sus diseños habitacionales la simpleza y la racionalidad, pero siempre procurando viviendas confortables y funcionales.

La Caja de la Habitación intervino en Lota años después, a raíz del terremoto de 1939, cuando la ciudad quedó devastada en casi el 80 % de su parque habitacional, lo que produjo un hito importante en la construcción de nuevos conjuntos habitacionales en el territorio. La Corporación de Auxilio y la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) fueron entidades creadas según la Ley n.° 7600 de 1943, que confiaban en la Caja de la Habitación, la iniciativa que, junto con el Departamento de Bienestar de la compañía minera, gestionó un nuevo impulso en el desarrollo de conjuntos con la construcción de las poblaciones Bannen y Polígono.

Estos nuevos preceptos lograron interrelacionar un gran número de actividades domésticas que antes no se habían dado en los pabellones, como por ejemplo diferenciación de tipologías y áreas más definidas dentro de la vivienda, diferenciando espacios como la cocina, la sala, el estar, los baños y los dormitorios. De esta manera, se consolidó una nueva dinámica que permitió una reconfiguración entre lo público y lo privado, además de la incorporación de una variedad de viviendas dentro de un mismo conjunto, tanto para empleados como para obreros.

Caja de la Habitación, viviendas para empleados y obreros
Figura 9.
Caja de la Habitación, viviendas para empleados y obreros


La Opinión, 1945, noviembre, p. 5

La nueva dinámica se enfocó fundamentalmente en construir pabellones de bajo costo con todos los servicios públicos (agua, luz, alcantarillado y pavimentación), aspecto que se hacía muy relevante debido a la cantidad de viviendas insalubres que por estas décadas abundaban en el territorio minero. La Caja de la Habitación también construyó huertos colectivos en el conjunto, y brindó la posibilidad de la tenencia de la propiedad mediante la venta a largo plazo o en forma de arriendo a los obreros.

Otro aspecto apreciable de la Caja es su intento por establecer normas y parámetros constructivos para tratar de estimular la racionalización en la construcción de las viviendas mediante la aplicación de la Ordenanza General de Construcciones (DFL n.° 345 de 1931). Conforme con Mónica Bustos (2014), una contribución relevante en este sentido es la “creación de un Departamento Técnico que se encargaría, entre otros aspectos, de estudiar los terrenos para su adquisición; elaborar y aprobar planos, subsidios, estudios y especificaciones constructivas” (p. 75).

En los planteamientos urbanísticos también hubo un gran avance. La Caja de la Habitación se convirtió en la primera institución en trazar ideales modernistas en el territorio carbonífero, acordes a los principios de la arquitectura moderna que ya con anterioridad se venían desarrollando en Chile. Desde esta perspectiva, es relevante la coincidencia de la población Pedro Bannen con varios ideales, que para las fechas ya se promulgaba en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (Ciam), discutidos ampliamente (López y Cerda, 2016).

Población Pedro Bannen.
Figura 10a.
Población Pedro Bannen.


Dibam. Foto tomada por Marcos Chamudes (1950)

Aspecto de la población Pedro Bannen
Figura 10b.
Aspecto de la población Pedro Bannen


La Opinión, 1946, junio, p. 1

Uno de los aspectos más relevantes es la inserción de una variedad de viviendas dentro de un macroproyecto habitacional, donde se combinaban hasta cinco tipologías diferentes, dependiendo de las necesidades de las familias mineras. Generalmente estas tipologías eran construidas en madera nativa de la región, y podían variar en bloques de doble crujía y una crujía, de un nivel y de dos niveles, racionalmente ordenadas en bloques aislados y, en algunos casos, enfrentados entre sí en el espacio urbano (figura 11).

Plano de localización de la población Pedro Bannen
Figura 11.
Plano de localización de la población Pedro Bannen


Municipalidad de Lota

Otro aspecto apreciable en el planteamiento urbano de la población Pedro Bannen es la plausible adaptación de los pabellones, en este caso, a una irregular topografía que permite un escalonamiento y desfase de los bloques de forma armónica con el paisaje, como bien lo describen López y Cerda (2016). Esta población, si bien toma aspectos estéticos de la arquitectura del sur de Chile, y representativos, como la madera nativa que ya la empresa incorporaba en las generaciones anteriores de sus pabellones, planteó un nuevo reto: lo higiénico, lo seguro y lo doméstico se abordaron mediante aspectos tan simples como la protección contra la humedad, la infraestructura de servicios públicos, la resistencia contra terremotos y la flexibilidad de espacios al interior de la vivienda.

La acción de La Fundación de Viviendas de Emergencia el desarrollo de conjuntos habitacionales para obreros del carbón entre 1952 y 1953

La Fundación de Viviendas de Emergencia surgió con la Ley n.º 9545 de enero de 1950, en el gobierno de Gabriel González de Videla (1946-1952), con un fondo inicial de quince millones de pesos de la época, para aportar en iniciativas de construcción de viviendas baratas, ante las dificultades y el déficit habitacional que se presentaba, pese a los emprendimientos que ya venía desarrollando la Caja de la Habitación.

El objetivo principal de esta institución, sostienen Aguirre y Rabí (2009),

es el aliviar el problema de la vivienda para personas o familias indigentes, disponiendo de todos los recursos con que cuenta para lograr este objeto y, en caso alguno, podrá tener directa o indirectamente espíritu de lucro. Conjuntamente con estos fines, trata también de procurar la educación y asistencia social y la atención médica de las personas que habiten en los barrios que la Fundación cree. (p. 8)

Entre 1950 y 1953, esta fundación tuvo injerencias muy puntuales a lo largo de Chile, generalmente funcionando de forma autónoma. Inclusive, en este corto periodo realizó intervenciones importantes en Lota, construyendo viviendas para obreros de la industria del carbón. Sin embargo, es a partir de la creación de la Corvi, en el año 1953, cuando se produce un nuevo cambio de paradigma en el desarrollo habitacional (Raposo, 2014, p. 54).

La Fundación de Viviendas de Emergencia construyó en Lota Bajo, la población Isidora Goyenechea, en 1951, en terrenos cedidos por la Compañía Minera. Contaba con ciento treinta y dos viviendas, destinadas especialmente a las viudas de los obreros, luego de que varios trabajadores sufrieran un desafortunado accidente en la mina. La fundación se encargó de gestionar y construir, y la industria de dotar de alumbrado, servicios de agua potable y alcantarillado a la población (“Viviendas en Lota”, 1951, p. 3)

Tipología pareada población Isidora Goyenechea
Figura 12.
Tipología pareada población Isidora Goyenechea


Astorquiza y Galleguillos (1952, p. 142)

Población Isidora Goyenechea
Figura 13.
Población Isidora Goyenechea


La Opinión, 1952, abril, p. 10

La población Isidora Goyenechea se convirtió en un proyecto innovador, puesto que se desprendió de la tipología “pabellón en bloque” que la industria minera venía implementando en décadas anteriores, inclusive encontramos notables deferencias con las propuestas desarrolladas por la Caja de Seguro y La Caja de Habitación años atrás. Si bien es cierto que la Compañía había desarrollado tipologías pareadas para sus empleados, en el caso de viviendas para obreros siempre se había mantenido la idea de construir pabellones de una y dos crujías, en donde se buscaba que los conjuntos compartieran áreas comunes como baños, hornos y lavaderos.

Plano de localización de la población Isidora Goyenechea
Figura 14.
Plano de localización de la población Isidora Goyenechea


Serviu

Esta población presenta una nueva tipología obrera, tipo chalet adosado, de dos niveles, caracterizada por cuatro viviendas por volumen, en lotes independientes. Estas nacientes tipologías fueron construidas en dos niveles, completamente en madera nativa, excepto la chimenea, que se construyó en albañilería de ladrillo. En el primer nivel se introdujo sala-comedor, cocina, baño, un lavadero y un patio, y en el segundo nivel se ubicaron dos dormitorios.

La población Isidora Goyenechea, si bien se desligó completamente de la idea de compartir espacios comunitarios como hornos y lavaderos, conservando esas actividades domésticas en el interior de la vivienda, mantuvo la idea de generar equipamientos públicos como espacios de apoyo para las madres cabeza de familia, como fue el Centro de la Madre y el Niño, el cual poseía grandes salones, club deportivo, servicios higiénicos y un jardín infantil.

La acción de la CORVI en el desarrollo de conjuntos habitacionales para obreros del carbón (1960-1967)

La Caja de la Habitación se convirtió durante esta época en uno de los principales actores en proveer vivienda obrera en Chile, hasta la aparición de la Corvi (1953), entidad que se consolidaría, de acuerdo con Alfonso Raposo (1999), “en una práctica técnica situada al interior del accionar del Estado, que incluye como uno de sus aspectos centrales, la actividad de proyección arquitectónico-urbanística de medios residenciales de vivienda social destinada a distintos grupos objetivo de la acción pública” (p. 47).

Sus principales acciones estuvieron encaminadas a desarrollar vivienda mínima para las diferentes clases sociales, a través de un programa político que centralizó la producción habitacional, que antes estaba condensada en diferentes dependencias. Esto representaría un nuevo modelo modernizador integral para resolver el problema desde el discurso del progreso y la organización, racionalizada bajo el amparo del Estado (Raposo, 1999).

La intervención de la Corvi en el territorio carbonífero fue fundamental a partir del terremoto de 1960, ante la necesidad de vivienda para obreros, esta institución construyó en Lota más de dos mil viviendas para albergar familias damnificadas, tanto para obreros como para empleados de la industria (“Efectiva labor de la Corvi”, 1960, p. 11).

Estos nuevos modelos de conjuntos habitacionales para obreros del carbón presentan cierta similitud con el reciente plan de vivienda llamado Operaciones en Sitio, que ya con anterioridad a la Corvi se había constituido como una de las estrategias para erradicar las poblaciones “callampas” y la marginalidad que se presentaba a lo largo de Chile. Este plan tenía la necesidad de abastecer de viviendas a partir de un proceso de mejoramiento gradual, el cual se iniciaba con una unidad habitacional básica, y que posteriormente se iba desarrollando según la necesidad de la familia.

De esta forma el diario La Opinión (“Terrenos de la compañía”, 1959) lo afirma: “En terrenos donados por la Compañía de Lota, construirá la Corvi modernas e higiénicas viviendas, (…) que tendrán las mismas características que la población San Gregorio en Santiago” (p. 20).

Según Aguirre y Rabí (2009), estos nuevos conceptos, desde la gestión pública como procedimientos técnicos, lograron desarrollar conjuntos a lo largo del país. En la primera etapa se levantaba un cuerpo con techo a media agua con sus servicios higiénicos, y en una segunda se terminaba de construir la vivienda, acorde con las necesidades del propietario.

Entre las estrategias generales que planteaba la Corvi para desarrollar este tipo de poblaciones, se encontraban: primero, racionalizar los procesos constructivos e incentivar la industrialización y prefabricación de la vivienda barata; segundo, posibilitar la ampliación de la vivienda; y tercero, incorporar equipamientos a escala vecinal como escuelas, iglesias y zonas deportivas que dotaban de equipamiento comunitario las poblaciones.

Las primeras intervenciones realizadas por la Corvi bajo esta modalidad se pueden rastrear a partir del año 1953 con la población Germán Riesco en la administración de Carlos Ibáñez del Campo, y la población San Gregorio en el año 1959, en la administración de Jorge Alessandri Rodríguez.

Si bien no se encontraron planos de los conjuntos, las descripciones y publicaciones de La Opinión realizadas entre 1959 y 1965 demuestran que la Corvi construyó en la ciudad de Lota, de acuerdo con las estrategias que regularmente planteaba la corporación, bajo el modelo de Operación en Sitio. En este caso en particular, encontramos dos tipologías, la primera se basó en construir pabellones provisionales para las familias damnificadas por el terremoto de 1960 (figura 15), y la segunda estaba encauzada a generar viviendas definitivas para empleados y obreros de la compañía (figura 16).

Poblaciones de emergencia.
Figura 15.
Poblaciones de emergencia.


La Opinión, 1960, junio, p. 1

Poblaciones definitivas
Figura 16.
Poblaciones definitivas


La Opinión, 1961, noviembre, p. 3

Bajo este escenario se puede evidenciar que la Corvi participó activamente en el desarrollo habitacional para obreros del carbón, donde no solo construyó poblaciones definitivas, como la denominada Polvorín, ubicada en el sector Caleros en Lota Alto, sino también poblaciones de emergencia para albergar familias damnificadas luego del terremoto, como fue el caso de pabellones de emergencia construidos en inmediaciones de Purchell y Veloso, gimnasio de la Compañia, en Lota Alto, y también en proximidades a la población Isidora Goyenechea, sector El Camino en Lota Bajo. Inclusive su intervención también se extendió hacia la ciudad de Coronel, con la construcción de 1354 casas para obreros en la denominada población Camilo Olavarría.

En el caso de las tipologías de emergencia que la Corvi construyó, se caracterizaban por ser pabellones de un solo recinto, donde se compartían los servicios básicos como baños y lavaderos; sin embargo, estos pabellones fueron demolidos, y en algunos casos excepcionales, como los pabellones de emergencia localizados entre las poblaciones Purchell y Veloso en Lota Alto, sufrieron modificaciones y readecuaciones que les permitieron seguir funcionando como viviendas:

En estos días se entregarán 33 pabellones más de emergencia de los que ha construido la Corporación de la Vivienda para albergar las familias obreras damnificadas por los sismos. Estos pabellones están ubicados entre las poblaciones Guillermo Purcell y Clodomiro Veloso. (“Efectiva labor de la Corvi en Lota”, 1960, p. 7)

En los casos de las tipologías definitivas, la Corvi construyó alrededor de dos mil viviendas que fueron cedidas para obreros y empleados del carbón en el denominado sector El Polvorín, localizado entre Lota Alto y Lota Bajo. No se encontró suficiente información sobre las diferentes tipologías que se hicieron, tanto para empleados como obreros.

Población definitiva construida por la Corvi
Figura 17.
Población definitiva construida por la Corvi


archivo fotográfico Universidad del Bío-Bío

Las casas del sector el Polvorín
Figura 18.
Las casas del sector el Polvorín


La Opinión, 1961, abril, p. 7

En el caso de la población El Polvorín, se construyó en inmediación a la población Isidora Goyenechea. Esta no dista mucho de los preceptos iniciales con que la Corvi venía construyendo con su propuesta de Operación Sitio (“Terrenos de la compañía”, 1959, p. 20). Al analizar más detenidamente las intervenciones en Lota, se puede concluir que esta población mantiene similitudes, como viviendas pareadas, sistemas prefabricados, incorporación de cocina, baño, sala comedor, dos o tres alcobas y un pequeño patio que daba la posibilidad de ampliación. Por otro lado, este tipo de intervención se caracterizó por su disposición de baja densidad e implementación de equipamientos de carácter comunitarios:

De las 1012 casas, 906 serán de un piso con dos dormitorios, living-comedor, cocina servicio higiénico y un pequeño patio (…) su construcción será de madera y del tipo pareado, es decir que cada grupo de dos casas tendrá una división (…) la población contempla un teatro, una iglesia, varios locales comerciales dos escuelas, cada una de ellas con casa para los directores o parvularios y áreas verdes y plazoletas. (“1012 casas construye la Corvi”, 1960, p. 7)

Población polvorín construida por la Corvi
Figura 19.
Población polvorín construida por la Corvi


Enacar

La Cormu y su participación en el desarrollo de conjuntos habitacionales para obreros del carbón (1973)

Luego de la creación del Ministerio de la Vivienda y Urbanismo (Minvu) en 1965, se originó la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu) en 1966, mediante el Decreto Supremo n.º 483, según el art. 2 del Título I de la Ley Orgánica, como una entidad dependiente del Minvu, encargada de urbanizar, construir equipamientos y desarrollar planes de viviendas, entre otros aspectos, en todo el territorio nacional.

La creación de la Cormu ofrece un nuevo paradigma, que, en definitiva, demostró que, si bien la Corvi desarrolló grandes planes habitacionales en Chile, aún no se disponía de instrumentos y de políticas de desarrollo urbano que hicieran accesible el suelo urbano para la construcción de viviendas de interés social. Es aquí donde la Cormu asume un rol diferente, no solo interviniendo más eficientemente en los sectores deteriorados de los centros urbanos e históricos de las ciudades, sino también mostrando una nueva capacidad de gestión del desarrollo urbano por medio de la reformulación de las prácticas administrativas que se venían gestando en las entidades antecesoras (Bastén, 2006, p. 166).

De acuerdo con Mónica Bustos (2014), esta capacidad de gestión que logra la Cormu permite incorporar nuevos mecanismos de planificación, especialmente vinculados al desarrollo de proyectos de vivienda, mediante la creación de instrumentos de planificación, llamados planes seccionales, que a su vez trataron de integrarse con los planes reguladores comunales. Por otro lado, se hace importante resaltar que en el periodo del presidente Salvador Allende (1970-1973) hay un marcado interés de la Cormu en construir soluciones habitacionales para los sectores de más bajos recursos. Los seccionales se destinan principalmente a la construcción de vivienda social, entre los que se destacan, la remodelación San Borja y el seccional San Luis en la ciudad de Santiago, y en el caso del territorio carbonífero, el seccional Baldomero Lillo, construido en 1973 para obreros del carbón (Ulloa y Uribe, 2010).

La asociación de organismos públicos y empresas privadas en el desarrollo de proyectos de mejoramiento urbano permitió un avance importante en la intervención y gestación de una nueva tipología de vivienda obrera, que cambió completamente el prototipo de vivienda pareada de una y dos crujías que se había desarrollado en los anteriores conjuntos habitacionales obreros, tanto por la empresa como por las entidades del Estado (Fuentes y Pérez, 2012, p. 70).

Esta decisión estuvo en manos de los arquitectos Osvaldo Cáceres González, delegado de la Cormu en Concepción, y Ramón Jofré y Eduardo Ortiz, empleados de esta corporación, cuya ardua labor demostrada en numerosos conjuntos fue fundamental en los años del Gobierno de la Unidad Popular en la zona.

Población Baldomero Lillo. Tipología 171
Figura 20.
Población Baldomero Lillo. Tipología 171


colección propia, tomada en septiembre de 2016

Población Baldomero Lillo. Tipología 271
Figura 21.
Población Baldomero Lillo. Tipología 271


elaboración propia (septiembre de 2016)

Este tipo de intervención se convirtió en un modelo de desarrollo único, en la medida en que apareció como una solución a la falta de suelo para construir vivienda para obreros del carbón. La creciente demanda habitacional produjo que la Cormu fomentara la población Baldomero Lillo, marcando un procedente. Es una de las primeras tipologías en bloque en altura media de apartamentos dúplex, construida por una entidad del Estado en Lota Ato, en terrenos que históricamente estuvieron bajo el control paternalista de la empresa minera. Si bien, de acuerdo con los registros de la base de datos de la Biblioteca Nacional de Chile (2018), La Opinión se publicó entre 1924 y 1975, no se encontraron ediciones publicadas entre 1967 y 1975, lo que imposibilita indagar esta población a través de los diarios. Sin embargo, en los archivos históricos de la Enacar, se puede rastrear la intervención de la Cormu con el seccional Baldomero Lillo, que en definitiva adquiere un carácter especial como nueva tipología en el desarrollo habitacional en Lota, puesto que esta propuesta busca remplazar el concepto típico de pabellón obrero, por el de agrupación de bloques. Aunque el concepto unidad vecinal, adoptado por el desarrollo de bloque en altura media, había sido desarrollado anteriormente por la Corvi, solo se empieza a plantear en Lota Alto con los estándares de la Cormu muchos años después, cuando la empresa se convirtió en Empresa Nacional del Carbón S.A. (Enacar), en la administración de Salvador Allende (1908-1973).

Aunque el seccional Baldomero Lillo aparece desde una perspectiva más integral, sobre todo asociada a la noción de planificación y buena calidad arquitectónica y urbana en el contexto minero de Lota, en la práctica, esta nueva propuesta implicó una nueva dimensión en las diferentes escalas urbanas, en la medida que las poblaciones obreras iniciales siempre estuvieron agrupadas y sectorizadas por barrios que poseían sus propios servicios comunitarios y equipamientos. En cambio, la propuesta de la Cormu presentó una nueva concepción en sus planteamientos, más encaminada a integrarse al contexto, en donde se dispuso de tal forma que se logró tejer espacios colectivos, consiguiendo patios de carácter semipúblico hacia la calle, como una posibilidad de intercambio social con los demás pabellones colindantes.

Plano de localización Seccional Baldomero Lillo
Figura 22.
Plano de localización Seccional Baldomero Lillo


Enacar

El seccional Baldomero Lillo constaba de tres tipologías de bloques en altura (bloques 171, 271 y 371). El bloque 371 estaba compuesto por seis plantas, y los otros dos, por cuatro plantas por edificio. Dos tipologías estaban conformadas por bloques rectangulares, conectados a través de una escalera vertical que se comunicaba con corredores perimetrales comunes, y desde los cuales se proyectaban las escaleras para acceder a los departamentos, en su mayoría viviendas dúplex. La otra tipología disponía de una escalera conectora central, que comunicaba a todos los departamentos, los cuales podían variar entre 50 m2 para viviendas con dos alcobas y 70 m2 para viviendas con tres alcobas.

La acción de las agencias del Estado en la cuenca carbonífera

Luego de analizar la acción directa del Estado en la cuenca carbonífera, se evidencia una innovación y un pensamiento como respuesta al problema del Habitar Colectivo Minero, entre 1940 y 1973, donde en términos generales se puede identificar:

  1. Con la intervención del Estado a partir de 1939, se observa la impronta de nuevos ideales de la arquitectura moderna en la construcción de pabellones mineros para obreros del carbón. En este sentido, el Estado interviene en el territorio con nuevas tipologías, que además de innovar en la distribución del programa de la vivienda obrera, también empezaron a incorporar dotación de servicios públicos, infraestructura y equipamientos comunitarios como escuelas, mercados, parques, locales comerciales y equipamientos deportivos, entre otros aspectos que aportaron a la configuración de unidad de barrio.

  2. Respecto al programa de la vivienda, en los casos analizados se destaca una organización más definida del programa en cada una de las propuestas, por ejemplo: la incorporación de un estar integrado directamente con la cocina, tener un baño al interior y disponer de dos dormitorios y, en algunos casos, hasta tres dormitorios, es una innovación significativa con respecto a las propuestas habitacionales antecesoras, construidas por la industria minera en décadas anteriores a 19404.

  3. Con la intervención de la Caja de Seguro y la Caja de la Habitación en la década de 1940, se puede percibir la introducción de varias tipologías con áreas que podían variar entre 40 y 64 m2 dentro de un mismo planteamiento habitacional, no solamente destinados para obreros, sino también para empleados de la empresa. Aspecto sumamente importante porque se aparta del modelo de implantación de pabellones segregados por rango laboral que la industria minera desarrollaba con anterioridad.

  4. En términos de tenencia de la propiedad, se observa que a partir de la construcción de la población Pedro Bannen, por intermedio de la Caja de la Habitación, los mineros tenían la posibilidad de adquirir una vivienda propia a través de subsidios otorgados por el Estado, siempre y cuando se cumplieran ciertas prerrogativas para poder adquirir el inmueble. También se encontró que las agencias predecesoras como la Fundación de Viviendas de Emergencia, La Corvi y La Cormu también proporcionaban la posibilidad de la tenencia de la propiedad para los obreros5.

  5. De acuerdo con los datos arrojados por el diario La Opinión, la mayor intervención en materia habitacional en la cuenca del carbón, la desarrolla la Corvi, con más de 2000 viviendas bajo el modelo Operación Sitio (1960), luego le sigue la Caja de Seguro Obrero, con más de 1200 viviendas (1939), la Caja de Habitación con 700 viviendas (1940), la Fundación de Viviendas de Emergencia con más de 528 viviendas, y la Cormu con aproximadamente 368 viviendas. Consecuentemente, las dos mayores intervenciones en materia de vivienda se producen luego de la devastación que dejo los terremotos de 1939 y 1960, lo que demuestra el interés activo del Estado en la recuperación del territorio minero (Fuentes y Pérez, 2012).

Tabla 2.
Análisis comparativos entre las poblaciones construidas por las diferentes agencias del Estado en la cuenca del carbón
Análisis comparativos entre las poblaciones construidas por las diferentes agencias del Estado en la cuenca del carbón


elaboración propia a partir de Fuentes y Pérez, 2012, p. 70 y el diario La Opinión

Conclusiones

La Industria carbonífera se convirtió en una de grandes precursoras en el desarrollo habitacional para mineros en Chile, sus iniciativas, que se pueden datar entre finales del siglo XIX y mediados XX, se convirtieron en una serie de modelos residenciales que, desde las políticas de bienestar empresarial, abordaron el problema sobre el habitar doméstico. Sin embargo, desde el estudio de caso, esta investigación da cuenta de la importancia que también tuvieron las diferentes agencias del Estado, como respuesta al mismo problema sobre el habitar colectivo para mineros del carbón.

En este sentido, la Caja de Seguro Obrero (1939-1941) se convierte en el primer actor por parte del Estado, que junto con la Caja de Habitación Popular (1940-1950), contribuye al desarrollo de vivienda obrera para mineros del carbón. Más tarde, aparecen en escena otras entidades del Estado, como la Fundación de Viviendas de Emergencia (1956), la Corvi (1960), y por último, la Cormu (1970-1973), que incorporaron nuevos estándares modernistas en la aproximación al diseño urbano y configuración de espacios domésticos para obreros y trabajadores en el territorio.

Estos nuevos estándares representan la acción directa del Estado, que a través de sus agencias buscó reformar las desmejoradas condiciones de vida de la clase obrera, mediante cambios innovadores que, desde los nuevos conceptos de la arquitectura moderna, traerían una nueva dimensión a las formas de habitar. Aparecen, entonces, nuevos conjuntos habitacionales que agregarían otro sentido a la vida de barrio con nuevas y variadas tipologías como los colectivos mineros, las viviendas pareadas, el bloque en altura, la macro manzana, entre otros modelos que cambiarían significativamente la idea de pabellón de doble crujía que la industria del carbón, ya con anterioridad, venía construyendo desde las primeras décadas el siglo XX.

Al observar el contexto histórico del territorio a través de las publicaciones periódicas, se observa la impronta de la producción habitacional del Estado, en donde se expresan ideas y acciones para buscar una respuesta al problema del habitar colectivo, como brindar la opción de la tenencia de la propiedad, mejorar las condiciones de habitabilidad y contribuir al desarrollo de la vida vecinal mediante variadas estrategias que estuvieron encaminadas a la legitimidad de una vivienda digna para los obreros del carbón.

Se pueden diferenciar dos momentos en el desarrollo habitacional que la Compañía Carbonífera construyó: antes y después del terremoto de 1939. Los primeros modelos habitacionales se desarrollaron de forma muy básica, generalmente en pabellones de una y dos crujías, completamente estandarizados, donde se compartían áreas comunes como baños, hornos y lavaderos. Sin embargo, esta distribución del espacio y sistema de construcción cambió considerablemente luego del terremoto.

Desde la década de 1940, las agencias estatales empezaron a construir los primeros desarrollos habitacionales con ideas completamente diferentes, hasta 1973, cuando la historia cambia radicalmente para el territorio carbonífero con la llegada del gobierno militar. Desde este periodo no se logra evidenciar nuevas construcciones habitacionales para obreros del carbón.

Las obras expuestas en esta investigación representan una búsqueda técnica, racional y social de diferentes agencias que deben reconocerse y ser “puestas en valor” como parte importante para acciones futuras en la apreciación del patrimonio industrial en la cuenta del carbón.

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Notas

* Artículo de investigación
El presente artículo se inscribe dentro de un texto de investigación en el proyecto grupo Anillos Conicyt PIA SOC 1403. Patrimonio industrial: formas de habitar colectivo en el centro-sur de Chile. Aportes para su puesta en valor y recuperación integrada.

1 Ficha 26 ICH-2 CH (CH), Decreto 532 de 2013 (ZT), Decreto 380 de 2009 (MN), Decreto 232 de 2014 (ZT). Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), Chile (2010).

2 El diario La Opinión se publicó entre agosto de 1924 y mayo de 1975. No se publicó entre 1962 y 1967. Entre 1924 y 1933 la publicación se realizó con el nombre de la Compañía Carbonífera e Industrial de Lota, y desde 1933 hasta 1957, con el nombre de la Compañía Carbonífera Lota Schwager S. A.

3 No se encontró rastro de dónde estaba localizada La Población el Polígono. Solo se sabe que fue construida por la Caja de la Habitación popular entre 1940 y 1950, según Octavio Astorquiza y Oscar Galleguillos (1952, p. 219), y en el caso de la Población de Emergencia, se sabe que estaban ubicadas entre las poblaciones Guillermo Purcell y Clodomiro Veloso en Lota Alto, y tampoco se encontró registro de su ubicación exacta.

4 Las poblaciones Arturo Cousiño (1939-1941) y Pedro Bannen (1940 -1950) empezaron a incorporar, dentro del programa, un baño y una cocina dentro de la vivienda.

5 La Caja de la Habitación fue precursora en otorgarle la posibilidad a los obreros de carbón de hacerse a su propia vivienda a través de una concesión de arrendamiento que luego de dos años de pago del canon se sumaba a la deuda total adquirida del valor de la vivienda.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: rdhoyos@unal.edu.co

Información adicional

Cómo citar este artículo:: Hoyos Giraldo, R., López Meza, M. I., y Fuentes Hernández, P. (2019). La acción del Estado en la producción de conjuntos habitacionales para obreros del carbón en el centro-sur de Chile entre 1940 y 1973. Apuntes, 32(2). https://doi.org/10.11144/Javeriana.apc32-2.aepc

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