Las brumas de la memoria: del olvido y el recuerdo a la recuperación de la vida cotidiana de Falan (Tolima)*

The Mists of Memory: From Oblivion and Remembrance to the Recovery of Everyday Life in Falan (Tolima)

Manuel Andrés Hernández Moreno

Las brumas de la memoria: del olvido y el recuerdo a la recuperación de la vida cotidiana de Falan (Tolima)*

Apuntes: Revista de estudios sobre patrimonio cultural, vol. 37, 2024

Pontificia Universidad Javeriana

Manuel Andrés Hernández Moreno a

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia


Recibido: 06 marzo 2023

Aceptado: 17 julio 2023

Publicado: 20 junio 2024

Resumen: En Colombia, la información existente frente a los estudios de la memoria y la vida cotidiana es limitada, porque la mayoría de las investigaciones que giran en torno al tema enfatizan en la memoria histórica, es decir, en las relaciones que se dan en los marcos de los conflictos, principalmente los que tienen que ver con la violencia, dejando de lado los estudios relacionados con las experiencias y los recuerdos manifestados en las formas socioculturales de las poblaciones en el pasado.

Además, la mayoría de trabajos de reconstrucción del pasado de los municipios en el territorio colombiano rescata los fragmentos de su historia a través de una Historia oficial, que narra algunos hechos relevantes y personajes importantes para su población, obviando la reconstrucción de su pasado por medio de las historias de todos los días, de sus gentes, de sus relaciones personales y de la construcción de significados en su vida diaria, de todo lo que potencia la vida cotidiana que los circunda y que hace parte de su propio devenir histórico.

Es en este sentido que apareció la investigación doctoral “Las brumas de la memoria: del olvido y el recuerdo a la recuperación de la vida cotidiana de Falan (Tolima)”, bajo la línea de investigación de Memoria, experiencia y creencia del Doctorado en Estudios Sociales de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de Bogotá (Colombia).

Para este caso, se correlacionaron los estudios de memoria y los estudios de la vida cotidiana, con el fin de lograr una reconstrucción diferente de un pasado que permitió mostrar la vida cotidiana de esos hombres y mujeres del común, que ha formado parte de las poblaciones y que, a partir de las distintas formas de ser, hacer y vivir, ha sido inadvertido en la historia oficial de los pueblos, quedando en ocasiones relegado al olvido.

El espacio geográfico en el que se enfocó la investigación fue Falan, municipio ubicado al norte del departamento del Tolima, en Colombia, el cual se fundó bajo las marcas de la búsqueda del oro y la plata en la cordillera Central colombiana y que, escondido en las cumbres de sus montañas, delineó unas formas propias de construir la vida cotidiana de sus habitantes.

Palabras clave:Memoria, vida cotidiana, calle, Falan, Tolima.

Abstract: In Colombia, the existing information regarding studies of memory and daily life is limited; because most of the investigations that revolve around memory emphasize historical memory, that is, those that have to do with the relationships that occur in the context of conflicts, mainly those that have to do with violence, leaving aside the studies related to the experiences and memories, manifested in the sociocultural forms of the populations in the past.

In addition, most of the works of reconstruction of the past of the municipalities in the Colombian territory rescue the fragments of their history through an “official History”, which narrates some relevant events and important characters for their population, avoiding the reconstruction of their past through the stories of every day life, of their people, of their personal relationships and of the construction of meanings in their daily life, of everything that enhances the daily life that surrounds them, and that is part of their own historical evolution.

It is in this sense that the doctoral research “The mists of memory: From oblivion and memory to the recovery of the daily life of Falan (Tolima)” appeared, under the research line of Memory, experience and belief of the Doctorate in Social Studies of the Universidad Distrital Francisco José de Caldas of Bogotá (Colombia).

For this case, studies of memory and studies of daily life were correlated, in order to achieve a different reconstruction of a past that allowed showing the daily life of these common men and women, who have been part of the populations and that, from the different ways of being, doing and living, have been unnoticed in the official history of the towns, being sometimes relegated to oblivion.

The geographical space on which the research was focused was Falan, a municipality located in the north of the department of Tolima, Colombia, which was founded under the marks of the search for gold and silver in the Central Colombian mountain range and which, hidden in the peaks of its mountains, delineated its own ways of building the daily life of its inhabitants.

Keywords: Memory, Daily Life, Street, Falan, Tolima.

Las brumas

Cabe preguntarse: ¿por qué el municipio de Falan fue seleccionado como el espacio geográfico central de la investigación? La respuesta descansa sobre la relación que existe entre este territorio y la familia materna del investigador, lo cual motivó la exploración de las narraciones familiares del pasado del pueblo, de sus habitantes, y de las formas culturales que se recuperaron con los recuerdos familiares.1

Estos recuerdos, que aparecían repentinamente en la memoria, traían al presente evocaciones de unos aspectos de la vida cotidiana en Falan, algo que ocurrió y que probablemente marcaba la cotidianidad de los falanenses.2 De allí que estas invocaciones del pasado, que se activaron con frecuentes preguntas producidas en momentos imprevistos, promovieran el interés de recuperar un pasado que se extinguía, que transitaba moribundo en medio de un paisaje poco conocido, y que con el paso del tiempo se desvanecía.

Entonces apareció clara la pertinencia de interrogar el pasado a partir de los olvidos y los recuerdos presentes, no solo en la familia, sino en los demás habitantes de esta población: esto significaba un “volver atrás”, para otorgar un lugar a la memoria y a la vida cotidiana. Sin embargo, la historia de esta zona está sellada por las narraciones comunes que se han anclado en la mentalidad de los falanenses,3 ya que la memoria colectiva se ha enfocado principalmente en la historia oficial del municipio, que prevalece con los siguientes temas:

  1. La historia de Diego Fallón, nacido en 1834 en el territorio de Santa Ana, antiguo nombre del municipio de Falan. Esta persona fue un reconocido escritor colombiano de finales del siglo XIX y principios del XX, autor del poema “La Luna”, que según los pobladores fue dedicado al lugar que lo vio nacer.

  2. La historia de las ruinas arquitectónicas de las minas de plata y oro de Santana. Fundadas durante el gobierno español en el siglo XVI y luego adquiridas por el gobierno inglés en el siglo XVIII, ahora hacen parte de un complejo turístico denominado “Ciudad Perdida”, en donde se ofrece una caminata histórico-ecológica por el lugar, además de servicios de deporte extremo, entre otros.

  3. La explotación de las minas de Santa Ana promovió la expedición de personajes como el biólogo y matemático José Celestino Mutis, quien en su expedición botánica por el Reino de la Nueva Granada visitó y catalogó la flora y fauna que se encontró en el territorio falanense. De igual forma, la población del municipio menciona la visita del político y militar Simón Bolívar, el cual examinó las minas de Santa Ana para verificar los yacimientos de plata y oro que serían entregados a los ingleses, por su ayuda en la independencia de la Gran Colombia. Finalmente, en la historia oficial se tiene la presencia del ingeniero Robert Stephenson, creador de las primeras locomotoras en el mundo, y quien en el municipio de Falan fue el organizador de la explotación de las minas.

  4. Acontecimientos generales sobre la violencia política de mediados del siglo XX, ya que en el norte del departamento del Tolima se intensificaron las hostilidades entre las fuerzas políticas que dominaban en la región, lo que originó una brutal ola de violencia en la zona que aún permanece en la mentalidad de la población.

  5. Se mencionan fragmentos de la historia de la iglesia de Santa Ana y la plaza central del casco urbano de Falan, porque son los lugares más reconocidos por las personas que visitan el municipio.

Teniendo en cuenta los factores comunes que acompañan la tradición histórica del territorio, los estudios de la memoria cumplieron un papel importante para la reconstrucción de la vida cotidiana de Falan, ya que visibilizaron otro tipo de pasado que acompaña la historia del municipio, desligándose de la historia oficial que se mantiene en la memoria colectiva de los falanenses gracias al tradicionalismo histórico y la costumbre de la población.

En consecuencia, la investigación de la vida cotidiana del pueblo de Falan como un espacio de reflexión en los asuntos de la memoria permitió identificar, en un umbral espacio-temporal, aspectos de la vida cotidiana que han ido desapareciendo y que se relacionan con la reconstrucción de los recuerdos de sus habitantes.

De esta manera, se reconoce a los falanenses como agentes del recuerdo de un entorno social cambiante que permiten diferenciar las transformaciones sociales, políticas, económicas y ambientales de su territorio. Se puede entender entonces que no hay una política, ni una estrategia que unifique o recoja los recuerdos para reconstruir un pasado de la vida cotidiana, por lo que la circulación de la memoria de los habitantes del municipio tendería a la desaparición con el pasar del tiempo.

En este sentido, la vida cotidiana de la que hacían parte los habitantes del municipio de Falan se convirtió en el cemento de las relaciones sociales que allí se daban. Lo cotidiano se transformó en rutina, a medida que la convivencia establecía nuevos puntos de convergencia social y se daban cambios que marcaron el pasado de la población falanense a lo largo del tiempo, modificando las relaciones sociales y estableciendo nuevas formas de organizar su cotidianidad.

Ahora bien, la delimitación temporal que se estableció en la investigación comprende el periodo entre 1930 y 1980. La selección radica en los puntos de apoyo que emergen de las entrevistas de la población objetivo y las fuentes documentales encontradas. Este periodo es clave, dado que buena parte de los habitantes mayores nacieron en el momento transicional de la mitad del siglo XX, momento en que se evidencian aspectos que modificaron radicalmente la vida cotidiana del municipio.

En síntesis, durante el lapso de 1930 a 1980 se presentaron en Falan principalmente cambios en la cotidianidad de sus pobladores, quienes cimentaron nuevas formas de existir y relacionarse con sus coterráneos, las cuales, bajo el marco de la disciplina histórica, constituyen un pasado que ha sido omitido. Siendo este un estudio de memoria, prevalece la voz de los pobladores sobre las narraciones comunes del pasado que opacan las historias personales de los falanenses en su contexto. En consecuencia, aparecen otros actores y dinámicas sociales que fueron divisados por la comunidad de Falan.

Desde este panorama, muchos de esos recuerdos se diluyeron en el olvido de la mayoría de la población, transformándose en narraciones difusas que poco a poco se fueron condenando a los rincones de las anécdotas y casi de las leyendas, por lo que los recuerdos vistos de esta manera se convierten en patrimonio de la población falanense.

De esta manera, bajo el marco de la relación entre los estudios de memoria y los estudios de la vida cotidiana, esas narraciones y recuerdos, en boca de familiares, conocidos y amigos, plantean al investigador la necesidad de indagar por ellos, de recorrer y revisar el pasado de la población de Falan, al tenor de la pregunta: ¿cuáles y cómo eran los aspectos de la vida cotidiana en las calles del municipio de Falan (Tolima) desde 1930 hasta 1980?

Para dar respuesta a este interrogante, fue importante establecer un acercamiento conceptual a través de los estudios de la memoria desde los postulados de Maurice Halbwachs (2004a; 2004b) y Marie-Claire Lavabre (2007), ya que es valioso ubicar las memorias individuales que identifican la vida cotidiana en Falan y que hacen parte de un contexto particular que construyó su pasado en el departamento del Tolima.

Acercamiento al concepto de memoria

A los ojos de los sujetos, la memoria construye fragmentos de un pasado oculto que, siendo real o imaginado, verídico o ficcional, representa las tensiones de los individuos en su experiencia, evocadas en el presente a través de recuerdos que se encuentran atrapados en la “galería subterránea”. Según Halbwachs (2004b), la reproducción de recuerdos que se anclan en la memoria depende del entorno social construido, y, por ello, “para que ciertos recuerdos inciertos e incompletos reaparezcan, es necesario que en la sociedad donde se encuentra en el momento presente, se le muestre al menos imágenes que reconstruyan el grupo y el medio de donde él ha sido arrancado” (p. 8).

Esto quiere decir que “es en la sociedad donde normalmente el hombre adquiere sus recuerdos, es allí donde los evoca, los reconoce y los localiza” (Halbwachs, 2004b, p. 8) y que, en la mayoría de los casos, usamos la memoria como un recurso que responde a inquietudes que se plantean las personas sobre las experiencias de su pasado. En consecuencia, para la reconstrucción de la vida cotidiana en las calles de Falan (1930-1980) a partir de los recuerdos de la memoria individual y/o colectiva, tomamos el siguiente postulado de Halbwachs (2004b, p. 111):

De cada época de nuestra vida, guardamos algunos recuerdos, sin cesar reproducidos, y a través de los cuales se perpetúa, como por efecto de una filiación continua, el sentimiento de nuestra identidad. Pero, precisamente porque son repeticiones, porque esos recuerdos han sido conducidos a sistemas de nociones muy diferentes, en las diversas épocas de nuestra vida, estos han perdido su forma y su aspecto de antaño.

Este enunciado permite comprender la importancia de relacionar el espacio-tiempo con la enunciación de los recuerdos evocados por lo sujetos. Ahora bien, dentro de la memoria como concepto se establecen dos nociones que lo soportan. La primera consiste en el recuerdo, que básicamente es “una reconstrucción del pasado con la ayuda de datos tomados del presente, y preparada de hecho con reconstrucciones realizadas en épocas anteriores” (Halbwachs, 2004a, p. 80); por lo tanto, es de importancia conocer que a partir de la reconstrucción de los recuerdos se pueden evidenciar las experiencias de los sujetos en un espacio y una época determinada. Este recuerdo puede ser individual o social, ya que el sujeto puede captar en su mente algunos aspectos de las vivencias que haya tenido individualmente, pero a su vez existen algunos recuerdos que son comunes y fueron percibidos por un grupo o comunidad.

Es más, Lavabre (2007, p. 8) complementa lo siguiente:

Para Halbwachs, el recuerdo no se conserva: se reconstruye a partir del presente. El grupo de pertenencia del individuo (el individuo aislado es una ficción) le entrega los instrumentos para reconstruir su pasado y le proporciona los calendarios y las palabras que expresan el recuerdo, así como las convenciones, los espacios y las duraciones que dan su significación al pasado. En el fondo, la selectividad de la memoria no es otra cosa que la capacidad de ordenar el sentido del pasado en función de las representaciones, visiones del mundo, símbolos o “nociones” que permiten a los grupos sociales pensar el presente.

Con esto se quiere decir que el pasado no se conserva, sino que se construye desde los recuerdos del presente, así como la memoria del pasado solo es posible en contraste con los marcos sociales de referencia que tienen los individuos, y su función social respecto de la remembranza del pasado justifica las representaciones sociales del presente. De esta manera, la memoria se inscribe en la materialidad de un espacio y de unos lugares específicos donde los individuos se reconocen a sí mismos en una sociedad, permitiendo el reconocimiento completo de la subjetividad y la construcción de su pasado con sus propios relatos. Para profundizar en lo anterior, se remite a la siguiente reflexión: “Un recuerdo es tanto más fecundo cuando reaparece en el punto de encuentro de un gran número de esos marcos que se entrecruzan y se disimulan entre ellos” (Halbwachs, 2004b, p. 324).

La segunda noción consiste en el olvido, y es analizada por Halbwachs así:

El olvido se explica por la desaparición de esos marcos o de una parte de ellos, siempre y cuando nuestra atención no sea capaz de fijarse sobre ellos, o sea fijada en otra parte (la distracción es a menudo la consecuencia de un esfuerzo de atención, y el olvido es casi siempre el resultado de una distracción). Si bien el olvido o la deformación de algunos de nuestros recuerdos se explica también por el hecho de que esos marcos cambian de un periodo a otro. La sociedad, adaptándose a las circunstancias, y adaptándose a los tiempos, se representa el pasado de diversas maneras: la sociedad modifica sus convenciones. Dado que cada uno de sus integrantes se pliega a esas convenciones, modifica sus recuerdos en el mismo sentido en que evoluciona la memoria colectiva. (2004b, p. 324)

Siguiendo los razonamientos de este autor, se presentan en esta investigación dos tipos4 de memoria:

  1. La memoria individual, que señala los procesos de construcción de memoria de un solo individuo, en los que el sujeto adquiere los conocimientos de las experiencias que haya tenido, y hace una reconstrucción de sus recuerdos edificando su pasado, su historia viva; sin embargo, la memoria claudica cuando el sujeto muere, porque él es el que ha reconstruido los acontecimientos. Un ejemplo de esta memoria individual lo constituyen las historias que cuentan los familiares sobre las experiencias tenidas en algunas zonas del país, de allí que esas anécdotas tengan un contenido real y ficcional. Esta memoria es construida en unos lugares específicos y en una temporalidad concreta, pero el problema en sí consiste en el sometimiento a la verdad de los hechos contados, lo que muestra que las experiencias individuales no podrían ser precisas sin la percepción de otros sujetos que hayan atestiguado el acontecimiento. Entonces, es a partir del testimonio de varios actores sociales que entrecruzan sus diferentes memorias individuales que se genera lo que se denomina memoria social o colectiva.

  2. La memoria colectiva o social es el segundo tipo de memoria que se tiene en cuenta en el trabajo, entendida como la recolección de memorias individuales que tienen puntos en común y que se encuentran desde los espacios geográficos, los acontecimientos, los grupos comunes, los pensamientos, las ideas, las costumbres, etc. Por consiguiente, es la sociedad la que hace que los recuerdos sean colectivos, ya que el recuerdo se elabora con la ayuda de las percepciones que hayan tenido otros individuos, por lo que cada uno de los miembros de un grupo recuerda algo con respecto al lugar que ocupaba en el mismo. Así, con la construcción mental del hecho por parte de cada individuo se construye la memoria colectiva, por así decirlo, creando un proceso de identificación del grupo frente a otros grupos y creando en sí mismo una consecución de relatos que hacen memoria de los acontecimientos que se están elaborando.

En suma, es importante reconstruir las memorias de la vida cotidiana del país, alimentadas de las pluralidades de historias regionales y municipales, por lo que es pertinente escuchar nuevas voces que desean relatar la historia de su experiencia personal, como materia prima para comprender el contexto y la conformación de las relaciones que se establecieron en la vida cotidiana.

En el terreno de la investigación, algunos aspectos de la vida cotidiana no se nos revelan como una historia más de acontecimientos violentos que tienen como personajes principales a los victimarios (representados a través del Estado, los paramilitares, las guerrillas, etc.), a las víctimas (personificadas en madres, padres, hijos, desaparecidos, etc.) o a la violencia,5 sino que se develan como recuerdos soterrados de cotidianidad. Así, bajo el amparo de los estudios sociales, es posible la reelaboración de las experiencias de sujetos que sueñan, viven y experimentan un presente-pasado y un presente-presente en las memorias individuales y la memoria colectiva de una población.

Acercamiento al concepto de vida cotidiana

Pese a la importancia de rescatar del olvido el pasado imperceptible de la vida cotidiana de los falanenses, resulta que el espectro del estudio de esta es amplio, por lo que fue necesario realizar un acercamiento teórico desde los argumentos de Pilar Gonzalbo (2006) y aterrizar sus particularidades en los elementos de la vida cotidiana según los parámetros ofrecidos por Humberto Giannini (2004). En consecuencia, se delimitó el enfoque de investigación, orientando los esfuerzos hacia las calles del casco urbano del municipio de Falan.

Para esta investigación, la construcción de las experiencias y la reconstrucción de los recuerdos y olvidos de las experiencias6 de los falanenses se hacen a partir, no solo de su autobiografía, sino también de las relaciones que se generan en la vida cotidiana con otras personas, articuladas por medio de las narrativas de los sujetos que conservan parte de la memoria de las calles del municipio gracias a la existencia y la participación que tienen con otros sujetos, reconociendo el mundo cotidiano de las calles de Falan como parte de sus posturas, conocimientos, pensamientos, imaginarios y acciones con respecto al entramado subjetivo que tienen los otros.

Desde esta perspectiva, es importante tener en cuenta premisas teóricas que permitan acceder al contexto sin imponer algún tipo de rezago conceptual que desvíe el objetivo del presente trabajo, o que en su afán de clasificarlo en la esfera de lo “científico-social” llegue a anular la memoria de los habitantes de Falan. Por tal razón, la siguiente parte del documento esbozará algunos referentes teóricos que se relacionan con la propuesta señalada párrafos arriba, indicando que es una aproximación teórica que, si bien constituye un acercamiento conceptual, no será el definitivo, porque en asuntos de trabajo de vida cotidiana el abordaje conceptual puede resultar amplio.

Para este caso, que tiene como base la reconstrucción de la vida cotidiana en las calles de Falan en el periodo 1930-1980, es primordial reflexionar sobre el concepto mismo, ya que permitirá acercar la investigación al quehacer común de los pobladores. Sin lugar a duda, hoy en día el tema de lo cotidiano merece un reconocimiento especial, ya que el concepto comprende una gama de tonos polisémicos de fondo que comprometen un trabajo arduo, por lo que hay que ser precavidos.

Bajo esta exégesis, el concepto de lo cotidiano se determina comprendiendo lo siguiente:

  1. Es por un lado un hecho social, que está regido por dinámicas cotidianas y no tan cotidianas, en el marco de una vida laboral, profesional, familiar, etc.

  2. Las relaciones sociales se establecen desde lo privado y/o lo público, lo que indica que el distanciamiento entre estas dos esferas es indeleble.

  3. Lo cotidiano no puede estar subordinado a unas leyes universales de origen etéreo que pretenden estimar el concepto como una propiedad eterna e inmutable en todas las sociedades humanas posibles, en todos los tiempos y en todos los contextos.

Lo anterior permite comprender que la vida cotidiana resulta ser un concepto complejo en los actuales escenarios de la academia y que, para la presente investigación, requiere tener rasgos comunes entre un número considerable de individuos en un tiempo y un espacio concretos, pero también que hace parte de la identificación de situaciones que generan un cambio en la cotidianidad de las sociedades. Siguiendo esta línea, se retoma la idea sobre asuntos de la vida cotidiana desde los postulados de Pilar Gonzalbo (2006), quien señala que:

Lo cotidiano se vive, se practica, pero también se piensa y se juzga. Toda una serie de paradigmas de comportamiento llevan implícitos criterios de valor, que reducidos a su expresión más simple significan aprobación o rechazo de una conducta. Eso significa que existe siempre una escala de niveles de apreciación. La gente sin historia, y no solo los pueblos sometidos a potencias coloniales sino las personas sin importancia son protagonistas de la historia de lo cotidiano; en este terreno son actores privilegiados las mujeres, los ancianos y los niños. (p. 26)

Además de lo anterior, se tiene en cuenta que la vida cotidiana también es

rutina, día laboral, vida de los pueblos, ámbito de los sucesos ajenos a la historiografía tradicional, vida privada, vivencias y pensamientos naturales (a diferencia de los profesionales y científicos), conciencia ingenua, no reflexiva […]. Son cotidianas las necesidades fisiológicas, las rutinas horarias de aseo y alimentación, pero no quiere decir que sean invariables, sino que también reciben la influencia de los cambios sociales y por eso evolucionan, lo mismo que cambian las rutinas individuales o familiares al pasar del espacio domestico al escolar, o laboral o social. Parece necesario anticipar que, si bien todo lo privado forma parte del mundo cotidiano, no todo lo cotidiano es privado. (p. 27)

Frente a estas amplias consideraciones propuestas por la autora y de las que se tienen en cuenta sus reflexiones, se hace necesario acercar la idea al contexto de estudio, por lo que se emplea la construcción conceptual de la vida cotidiana de Humberto Giannini (2004), quien indica que “es una ‘categoría’, un modo de ser de un ser que, viviendo, se reitera silenciosamente y día a día ahonda en sí mismo. La investigación recaerá, pues, sobre estructura y sentido de este modo insustituible del ser” (p. 27).7

Esto quiere decir que, para esta investigación, la vida cotidiana adquiere sentido práctico cuando el sujeto encuentra esta forma de actuar como algo que está presente de forma natural en su espacio vital y que hace parte de su existencia particular, agregando, eso sí, que la vida cotidiana también se visibiliza cuando el orden preexistente entra en crisis y hace evidente esta forma de vida que está siendo alterada por las circunstancias del momento. En consecuencia, la concepción de la vida cotidiana en el presente trabajo está en constante cambio, lo que implica que las rutinas y/o rupturas existentes entre 1930 a 1980 pueden redireccionar los modus operandi de los actores sociales, afectando a su vez el curso de la vida cotidiana en Falan.

En consecuencia, siguiendo a Giannini (2004), la vida cotidiana se organiza principalmente a partir de aspectos de repetición o de ruptura, los cuales pueden crearse y subsistir constantemente, porque son los discursos que le dan vida. En este sentido, los nuevos contextos que surgen de los anteriores aspectos permiten modificar los referentes previos y crear otros con distintos sentidos. Es así como se construye la necesidad de coexistir entre diferentes significantes que permiten entablar una conexión entre la vida cotidiana y las significaciones de nuevos referentes de cohesión de mundo. Por consiguiente, se entiende que la vida cotidiana deja algún rastro a lo largo del tiempo, pese a los cambios que pudieran llegar a darse, dejando una huella que se convierte de una manera u otra en propio del humano, y se transforma en marcas que son señales a veces profundas e imborrables, evocadas por la memoria.

Elementos de la vida cotidiana

Como el espectro de análisis de la vida cotidiana es tan amplio, es necesario centrar los esfuerzos del trabajo en los elementos que lo componen, con el fin de concentrar la investigación de la vida cotidiana en las calles de Falan entre 1930 y 1980. Para ello, se tienen en cuenta los siguientes elementos, a partir de las reflexiones de Giannini (2004):

1. Topografía, cronología8 y expresión. Estos tres elementos hacen parte de los cimientos para la comprensión de la vida cotidiana de un contexto particular. Son básicamente los caracteres esenciales de la estructura y significación de la vida cotidiana, ya que adquieren ritmo y circulan como formas reflexivas que comprometen a un ser localizado en un lugar específico (Falan), bajo una temporalidad determinada (1930-1980) y comprendido dentro de un esquema lingüístico (historia de vida e información documental sobre el pasado del municipio).

2. La calle9. Es el espacio central de la investigación, interpretado como un territorio comunicativo y abierto.

En primer lugar, se entiende como espacio de comunicación, porque es “el sentido de ser lugar de encuentros ocasionales entre los que van por sus propios asuntos y que en este ir y venir pre-ocupado conforman la humanidad patente, visible del prójimo” (Giannini, 2004, p. 38). Es, por así decirlo, un lugar donde el sujeto se encuentra y desencuentra con otras personas, ya que él no es solamente el extraño que está en el lugar, sino que esos otros sujetos se encuentran en el contexto que aproxima a los individuos al escenario de la vida diaria. Sin embargo, es relevante comprender que el prójimo

no son simplemente “los otros”: cualquier desconocido imaginario, lejano, que pueble el planeta. Mi prójimo —siempre se trata de mi prójimo— lo es propiamente esta humanidad concreta a mi alcance: estos hombres que me aproximan, que me salen al paso, que me lo cierran; con quienes de alguna manera he de entenderme en la vida diaria, espiar sus intenciones, confiar, diferir, irme a las manos, en este trayecto concreto y tenso —la calle— en el que se encuentra la humanidad que me trasciende por todas partes. (Giannini, 2004, p. 38)

En segundo lugar, se trata de un espacio abierto porque permite comprender que en el territorio común de la calle se establecen relaciones sociales que forman al ser como humano. En esta investigación, el término la calle se usa literalmente, porque es “lo que puede llevar a muchos lugares diversos de los extremos que conforman el trayecto consabido, fijo, de la rutina. En este sentido, […] la calle, además de medio, es límite de lo cotidiano: permanente tentación de romper con las normas, con los itinerarios de una vida programada” (Giannini, 2004, p. 39). De esta manera, aparece como un lugar abierto a las posibilidades que se reconoce desde diversas variantes, es decir que la calle no hace referencia solamente a una acera particular en Falan, sino que se compone de todos los espacios que se encuentran en ese transitar del individuo desde su domicilio a su trabajo y viceversa (la plaza central, la avenida principal, las avenidas secundarias, la iglesia, el mercado, el río, etc.).

En consecuencia, la calle como espacio abierto adquiere una significación especial por parte de los sujetos, puesto que el individuo al transitar por esos espacios comunes los reconoce como significativos a partir de las situaciones que haya experimentado, proporcionándoles así una distinción especial que es rememorada con sus relatos y archivada en las fuentes documentales.

3. La rutina. Es uno de los elementos que sitúan el transitar de los sujetos en la vida cotidiana, ya que consiste en el flujo regular y reiterado de la cotidianidad que experimenta el individuo, y que de cierta manera no deja huellas, al menos visibles, en medio de la vida. Entonces aparece el sentido de lo constituido de la rutina en la calle, que bien pudiera decirse que se blinda por todas partes al acceso de lo imprevisible, a lo que pudiera sobrevenir desde afuera y truncar la pacífica continuidad del trayecto en la vida cotidiana. Es por eso que esta rutina apunta, en primer sentido, al regreso de lo mismo, ya que permite que el ser humano mantenga su costumbre a lo largo de un tiempo establecido, un tiempo quieto e intrascendente. De esta manera, se demuestra que la rutina a veces es afanosa, pero es el afán de mantenerse a sí misma para no permitir algún tipo de cambio trascendental que perjudique la seguridad que se ha construido en esa vida cotidiana.

Desde esta perspectiva, se puede señalar que lo rutinario de la cotidianidad en la calle no espera nada del futuro, no tiene ninguna expectativa, convirtiéndose así en un presente continuo del que no se sale jamás:

Así, lo rutinario que nos mantiene, gracias a los imprevistos evitados, en una identidad no cuestionada, también nos mantiene ‘en la línea’ de fines sumergidos, no separables ya de la visión de la ruta, indiscernibles en último término, del trayecto mismo. (Giannini, 2004, p. 43)

4. La transgresión: Es otro de los elementos constitutivos del transitar de los sujetos en la vida cotidiana. Hace referencia al cambio que irrumpe el paso regular y que repentinamente rompe el cauce “natural” de la vida cotidiana, creando una sensación de novedad, siempre “que lo que se trasgrede sea algún hábito de las normas familiares, de la normatividad social o del trabajo, o de las disposiciones municipales o las leyes del Estado” (Giannini, 2004, p. 45). Sin embargo, la transgresión aquí va más allá, ya que este mismo autor le otorga tres características propias:

En definitiva, el énfasis de la investigación está mediado por aspectos de la vida cotidiana asociados a la topografía (el municipio de Falan) y la cronología (la temporalidad del periodo entre 1930 y 1980), que serán evidenciados con los documentos e historias de vida entendidos como expresión.

Teniendo en cuenta lo anterior, el espectro de investigación se centró en el casco urbano del municipio sobre la base de las rutinas y las transgresiones. Esto permitió facilitar en las personas el proceso de recordar que hace parte de la reconstrucción del pasado de los individuos, para así acceder al relato de pequeñas historias de todos los días que se disponen a reconstruirse, no bajo el marco de un panorama instituido, sino de unos aspectos que se aferran en el sentido propio de la memoria humana, facilitando en los individuos el proceso del recuerdo y el olvido.

En consecuencia, se identificaron entonces espacios físicos, objetos, imágenes, costumbres, tradiciones y creencias dentro del marco de las calles de Falan que estaban en el olvido y que, gracias a las estrategias metodológicas de la memoria basadas en el trámite del recuerdo y el olvido, pudieron ser traídos al presente de la vida cotidiana de los falanenses a partir de sus historias personales y colectivas, y de las diversas fuentes documentales que se encontraron, lo cual de otra manera no se hubiera podido conocer.

En este orden de ideas, con el fin de establecer los marcos sociales del recuerdo de los falanenses, fue necesario organizar la información dada por los entrevistados y las fuentes documentales encontradas, como archivos escritos, material fotográfico, material de audio y audiovisual, alrededor de 1930 a 1980 en relación a las calles de Falan, lo que permitió revelar elementos del pasado de la vida cotidiana de la población y analizar los referentes de la misma en las calles.

En consecuencia, el trabajo permitió ubicar los recuerdos individuales de vida cotidiana en las calles de Falan en un contexto particular que construyó su pasado en el departamento del Tolima, y en la memoria colectiva de relatos comunes cristalizados en marcas que transformaron la vida del lugar durante el siglo pasado, permitiendo evidenciar puntos de fractura en el tiempo y en el espacio que se anclaron en la memoria de los falanenses.

En este caso, la reconstrucción de la vida cotidiana a través de los estudios de la memoria fue el eje fundamental de la investigación, amparado bajo los marcos de recuerdos y olvidos del contexto que intervinieron en pro de la rememoración de las experiencias de los falanenses. De este modo, gracias al reconocimiento del mundo cotidiano en Falan se pudieron vislumbrar posturas, conocimientos, pensamientos, imaginarios, etc., que estaban “ocultos” en la memoria de los habitantes del municipio.

El contexto de Falan

La información que se encontró tenía los tres énfasis principales para la indagación de la vida cotidiana: la cronología (1930-1980), la topografía (Falan) y la expresión (fuentes documentales). Se evidencia que existe información del municipio a través de las compilaciones históricas y estadísticas de los municipios del Tolima, los procesos refundacionales de la primera parte del siglo XX de la región norte del departamento, los estudios de la violencia política de mediados del siglo XX, la descripción geográfica de la zona del norte del Tolima y los archivos administrativos, religiosos y periodísticos de Falan, que de diversas maneras explican y describen esta región del país.

Desde 1930 hasta 1996, Falan tuvo un área de 250 km2, que incluía el territorio actual del municipio (188 km2) y el municipio de Palocabildo (62 km2), separado del primero en 1996. Sus límites políticos eran los municipios de Mariquita y Fresno, al norte, como en la actualidad; Armero y Villahermosa,10 al sur; Armero y Mariquita, al oriente, y Casabianca y Villahermosa, al occidente.11

En este periodo de tiempo, el municipio estaba dividido así: la cabecera municipal de Falan, dos inspecciones departamentales, denominadas Palocabildo y Frías, y aproximadamente 41 veredas. Esta información fue recopilada gracias a las búsquedas de archivo en la biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá, la biblioteca Darío Echandía de la ciudad de Ibagué y la biblioteca Diego Fallón en Falan, donde entre documentos fragmentados se lograron recopilar los nombres de las veredas que tenía el municipio en la temporalidad investigada. Sin embargo, es de resaltar que los contenidos de los documentos sobre este tema eran difusos, puesto que el texto más antiguo (Chaparro, 1968) indicaba que había 40 veredas, mientras que otro texto (Alcaldía Municipal de Falan, 1988) habla de 41 veredas y uno más (Departamento Administrativo de Planeación. Gobernación del Tolima, 1992) registra 44.

Ahora bien, como referencia geográfica de las veredas que hay en el municipio se encuentra en la biblioteca municipal Diego Fallón una serie de mapas elaborados en hojas blancas, que, si bien exhibe la ubicación de cada una de las mismas dentro del territorio falanense durante 1930-1980, y aun siendo estos documentos de finales del siglo XX, no explicita todas las veredas que aparecen en los textos escritos. Es más, el compilado de mapas estaba desorganizado y poco inteligible para el investigador en el año 2019, lo que impidió (en su momento) darle sentido a la división administrativa de Falan. Posteriormente, en el año 2021 la encargada de la biblioteca municipal había clasificado el material correspondiente a Falan en carpetas que permitieron (en ese año) comprender mejor el territorio.

Con respecto a la zona urbana de Falan, es de resaltar que desde 1930 hasta 1980 hubo un paulatino crecimiento urbano, que básicamente no modificó la estructura del pueblo. En este sentido, la cartografía encontrada en una carpeta de mapas de la biblioteca municipal Diego Fallón exhibe la estructura espacial de las calles del centro urbano. Y es alrededor de esta zona que se lleva a cabo la reconstrucción de la vida cotidiana en las calles de Falan, ya que no solo actúan como un lugar principal para la política y economía en el municipio, sino que representan el núcleo de su cotidianidad.

Ahora bien, demográficamente, Falan presentó durante los años treinta hasta los ochenta del siglo pasado una estabilidad en la dinámica poblacional, que se refleja en un promedio de 15 000 a 16 000 habitantes entre los cinco censos realizados en Colombia. Es interesante encontrar en estos datos ofrecidos por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) un aumento significativo en el censo de 1964, para pasar a una baja drástica en el siguiente censo de 1973, resaltando la contundente reducción poblacional en la cabecera municipal y el aumento significativo en el resto del territorio falanense.

De otra parte, en el aspecto económico, especialmente en el sector agrícola, Falan ha producido principalmente café, algodón, caña de azúcar, yuca, cacao, maíz, frijol y variedades de frutas, como aguacate, piña, plátano, naranja, mango, etc. Durante la época en que se centra la investigación el café fue el producto cultivado por excelencia en la región, seguido del plátano, el cacao y el algodón, productos que eran enviados a otras zonas del norte del Tolima y el Eje Cafetero, así como a las ciudades de Ibagué y Bogotá. Cabe aclarar que el sector de Palocabildo tenía un gran énfasis en la producción agrícola del café, y que, tras su separación del municipio de Falan en 1996, disminuyó dicha producción drásticamente.

En suma, la búsqueda de información sobre Falan ha permitido comprender un contexto lejano en el espacio y en el tiempo, que, si bien posibilita un acercamiento a los distintos aspectos del territorio en la actualidad, también permite indagar sobre diversas condiciones del municipio que informan al lector respecto de las dinámicas que se presentaron en la temporalidad investigada.

Vida cotidiana en Falan

La clasificación de las citas recobradas en códigos principales y en códigos secundarios permitió establecer los marcos referenciales del recuerdo. Como resultado, se pudo concluir que los aspectos de la vida cotidiana de Falan giran en torno a dos parámetros: el primero esta mediado por la plaza principal del casco urbano de Falan, entendido como el núcleo de la memoria colectiva, mientras que, por su parte, en el segundo parámetro están presentes elementos menos enunciados, denominados como aspectos periféricos de la misma.

De allí que la plaza como escenario principal de la memoria colectiva adquiriese significado propio a partir de una serie de elementos que componían la vida cotidiana falanense. Desde este lugar central se revelaban una serie de recuerdos que enlazarían otros lugares, actividades, festividades, procesos de violencia, etc. Se trata de un pequeño lugar en el centro del municipio que se convirtió en el eje del recuerdo de los habitantes, desplegando la presencia de un pasado que deja entrever aspectos de la vida cotidiana desapercibidos por las narraciones oficiales.

Por ejemplo, el recuerdo que recurría con más firmeza se relacionaba con la transformación de la zona central del casco urbano, con el cambio del empedrado, la vegetación y la pila por cemento. Al parecer, es un momento que los falanenses recuerdan con estupefacción, que ven como la “llegada” de la época del cemento al pueblo, el cual modificó algunas rutinas y formas de vivir e interactuar entre ellos y su entorno.

La imagen de la cotidianidad aparece enmarcada por unos árboles de mango, referenciados por su ubicación en medio de la plaza principal y por sus grandes copas, que daban sombra a los habitantes que venían a sentarse debajo de estos árboles. Pero su recuerdo se arraiga porque fueron talados, privando a los habitantes de un refugio en medio de la plaza, en donde los transeúntes y viajeros pasaban su cotidianidad refrescándose y observando a otras personas.

Otro de los recuerdos que complementa la vida cotidiana de la plaza principal es el de la pila, un abrevadero con multiplicidad de funcionalidades que aún sigue en la mentalidad de los habitantes de Falan. Su importancia radica en su reconocimiento como un elemento donde circulaba parte de la vida cotidiana, en donde las gentes se reunían a abastecerse de agua para sus quehaceres cotidianos. Se entiende entonces que el espacio de la pila apareciese en la mente de los pobladores, porque allí se compartía algo más que una visita, se compartían vivencias de sed, agua y experiencias que venían de otras zonas del municipio.

Sin embargo, todo ello desapareció de la vista de los moradores, lo que produjo un sentimiento de desconsuelo. Posiblemente, la razón por la que se decidió derribar los árboles de mango y la pila de la plaza principal fue por las “nuevas” dinámicas que se presentaban en la vida cotidiana falanense del momento. Frente a este asunto, el falanense forjó un recuerdo muy fuerte de la modificación de este lugar central, en tanto que su vida cotidiana fue afectada por una reestructuración de la plaza central, como una transgresión que derivaría probablemente en el cambio de algunas de sus rutinas.

Es más, en términos estructurales se puede indicar que el municipio contaba entre 1930 a 1980 con una calle principal y no más de diez calles secundarias, en las que circulaba gran parte de los procesos de comunicación cotidiana mantenidos bajo una rutina que de vez en cuando cambiaba gracias a una transgresión.

El panorama general evidencia que en Falan existía entre 1930 a 1950 una sola vía de acceso, muy probablemente en malas condiciones para el uso automotor, y posiblemente estrechos caminos secundarios en peor estado, lo que dificultaba la movilidad en el municipio. Como consecuencia de ello, los caminos de herradura imperaban en Falan, como lugares de tránsito de animales de carga, animales de monta y de personas que subían y bajaban la cordillera.

Es decir, en la cotidianidad de los falanenses era corriente que abundaran los caminos en el trazo urbano: no había calles pavimentadas, sino senderos de piedras y tierra, por donde pasaban los habitantes caminando, y las bestias cruzaban por los territorios, siendo el medio de transporte que transitaba con normalidad en la zona.

Es notable que la referencia de las calles para algunos de los habitantes de Falan traiga consigo varios recuerdos, que van desde la infraestructura y su conformación hasta pequeños fragmentos de otros lugares o prácticas que se anclan con el recordar de los caminos. Es, por así decirlo, un movimiento a otros recuerdos que dejan entrever aspectos de la vida cotidiana poco perceptibles con el trascurrir del tiempo de la investigación.

Igualmente, los recuerdos que tienen los falanenses de los caminos que circundan la plaza central se hacen más evidentes cuando de la carretera principal se habla, la cual enlaza una vía departamental con su centro urbano, pese a que se encontraba en mal estado. La relación del mal estado de la vía con la movilidad hacia otras ciudades permitió dar cuenta de cómo las dinámicas de la vida cotidiana estaban cambiando gracias a la aceleración del comercio y por la llegada del automotor, lo que también se reflejó en Falan. En ese sentido, la vida cotidiana de los falanenses se estaba transformando, y la estructura de la carretera principal bloqueaba el avance que estaban generando las nuevas vías.

Entonces, resulta que las dinámicas que empezaron a crearse en la región, por el ingreso del automotor y la agilización del comercio y la movilidad de las personas, impulsaron en los falanenses la necesidad del cambio de su vida cotidiana, lo que conllevó a arreglar por sus propios medios la carretera.

Sin embargo, el estado de la carretera principal en ese momento no era el único problema que detenía el cambio de dinámicas en la vida cotidiana de Falan, porque durante la mitad del siglo XX se desarrolló una escalada de violencia partidista en el territorio colombiano que afectó directamente la vida de las personas, y, en este caso, la vía principal no fue ajena a ello.

Transitar por esta vía implicaba que el habitante asumiese una postura de miedo y desconcierto, porque la inseguridad llegó a ser uno de los pilares de las trasgresiones que acompañaban el escenario cotidiano de los tolimenses. El recorrer esta carretera principal se convirtió en un desafío para sus transeúntes, quienes estaban condicionados a enfrentar algún tipo de peligro que, de una u otra manera, se había convertido en parte de la rutina de los pobladores, a la vez que continua transgresión en medio de su vida cotidiana.

Sin embargo, este centro de la memoria colectiva se hizo más fuerte con el recuerdo de un lugar que está y no está, ya que aparece para los falanenses como una presencia actual, representada por una imagen de la plaza principal del municipio, pero del mismo modo como una no-presencia, porque las dinámicas sociales que allí se establecían se borraron con el paso del tiempo.

Aparece entonces en el escenario de la memoria colectiva el mercado tradicional en la plaza principal, lugar que no es solo un lugar, sino también una forma de ser y relacionarse, de comunicarse y experimentar, una representación de la vitalidad del municipio, eso sí, durante su existencia. Se trata de un recuerdo común que concentra sus fuerzas en la nostalgia de algo que estuvo y no volverá, es esa vida en el mercado que se retrataba como fortaleza económica y como eje de cohesión en la población.

De esta manera, la vitalidad que tenía el mercado tradicional para la población del municipio resultaba ser un dispositivo de cohesión de la vida cotidiana en la existencia de los falanenses. Sin embargo, con el paso del tiempo fueron desapareciendo gradualmente esas dinámicas que acompañaron el mercado tradicional. Posiblemente hubo lugareños que se molestaron por las condiciones en que quedaba la plaza principal después de su uso como mercado tradicional, y/o por las condiciones en las que se encontraban los productos que eran comercializados allí.

Sin embargo, existe un recuerdo común que asegura que uno de los principales motivos de la decadencia del mercado tradicional fue la instalación de tiendas y supermercados en el casco urbano de Falan. Estos negocios facilitaron la compra de diferentes productos en el municipio, lo que condujo a cambiar las dinámicas de la vida cotidiana de los falanenses. En consecuencia, ya no era necesario esperar el mercado del domingo, porque los productos estaban dispuestos para los compradores todos los días de la semana.

En el segundo parámetro están presentes los elementos que se mencionan como los aspectos periféricos de la memoria colectiva. Son lugares que hacen parte de las calles de Falan, y que funcionan como un todo común que se enlaza a partir de los recuerdos que se van construyendo desde la plaza central. Estos aspectos periféricos se han anclado de forma particular en la mente de los falanenses, hasta tal punto que, aunque hayan desaparecido, son rememorados.

El primero de ellos es el busto de Enrique Olaya Herrera, un monumento hecho como homenaje al exmandatario nacional y como un símbolo del poder político liberal que se hallaba específicamente en el casco urbano del municipio. Pese a la falta de información escrita y la ausencia física del monumento, en su búsqueda resultó interesante conocer el rescate de su función en las historias de vida de los pobladores, porque sus relatos ofrecen una diversidad de miradas que le dan vida al objeto, no como una estatua inerte en medio de la plaza principal, sino como un símbolo del Partido Liberal en la época de la Violencia en Colombia, como un escondite en las ferias del pueblo o como un espacio de encuentro en el mercado dominical, entre otros.

Es así que el recuerdo más lejano que tienen los habitantes de Falan sobre el busto adquiere sentido cuando se rememora la época de la Violencia en el Tolima, ya que el busto de Enrique Olaya Herrera se convirtió en bastión del Partido Liberal colombiano en el centro del casco urbano. En este sentido, probablemente el objetivo de su ubicación fue precisamente consolidar el municipio como uno de los territorios de corte liberal al norte del Tolima.

En este aspecto, el monumento, más allá de “glorificar” a un expresidente, se convirtió posiblemente en símbolo de “unión partidista” para los falanenses, pero también en la insignia de la discordia y del ataque, lo que conllevó a promover la transgresión de la vida cotidiana en el centro del casco urbano, lo que afectó el diario vivir de las personas que transitaban por la plaza central o que se sentaban allí a vender los productos agrícolas que traían de sus fincas, a charlar y cambiar de vez en cuando unas palabras con sus vecinos, entre otras situaciones.

Aun así, la comunidad recordaba el busto en el lugar que le habían asignado desde un inicio, proyectando con sus palabras lo que venía a su mente a medida que veían el espacio que ocupó y/o con la observación de las fotografías que el investigador exponía. Más aún, desde el recuerdo del busto de Olaya Herrera se evidenciaba otro tipo de funcionalidad, manifestada a través de la festividad. En este caso, la remembranza se dirigió por el camino de la alegría que cautivaba al falanense con las denominadas “corralejas”, las cuales hacían parte de la vida cotidiana en las festividades del municipio.

Así pues, el siguiente recuerdo del busto en relación a la vida cotidiana se exhibió a través de la fiesta, ya que las gentes se reunían alrededor del evento de la corraleja, una celebración anual que tenía su rutina propia, consistente en correr del toro para salvaguardarse detrás del monumento. Como lo recordó Carlos Sandoval, el busto era “un burladero”, que adquiría vida propia con solo el hecho de estar ahí, como resguardo y como salvación en medio de las risas y el nerviosismo.

Ahora bien, para algunos de los entrevistados, el busto tenía una función más práctica, ya que actuaba como un lugar de encuentro, haciendo parte de la rutina del encuentro. En ese sentido, en el paso de los días en el casco urbano de Falan trascendía su importancia, porque allí se encontraban las personas, ya fuese para dirigirse hacia algún lugar o para permanecer temporalmente en el costado y tener una charla o vender los productos que traían los campesinos de las fincas el día domingo.

En suma, pese a su desaparición, en el texto quedan expuestos fragmentos de sus funciones en la cotidianidad del pueblo, que de una u otra manera traen a la vida —en la memoria— los recuerdos que se conserven del busto, ya sea en relación con la época de la violencia política de mediados del siglo XX, por su disposición como “burladero” en las corralejas, o como lugar de encuentro en el sencillo paso de la vida de todos los días.

El segundo lugar es literalmente una chimenea construida en la época de la Colonia, con el fin de permitir el paso del humo desde el lugar de fundición del oro y la plata a una zona más alta. La importancia de esta chimenea se materializaba no solo a través de un recuerdo, sino principalmente como una estructura que era importante para la comunidad, una edificación que hacía parte del diario vivir de los falanenses, que se encontraba en el panorama de las montañas del municipio y que les pertenecía.

La construcción se consideraba como un símbolo, una insignia y un tótem que daba identidad a Falan, es decir que su mención no adquiere un sentido místico, sino una significación especial relacionada con su pasado, dado que reconstruía poco a poco fragmentos de una historia descuidada. Desde las calles que circundan el pueblo se podía divisar la chimenea en el horizonte, como un elemento que hacía parte de su mundo, de su pasado común, de su historia común.

En este aspecto, la construcción actuaba como un fuerte recuerdo que enlazaba la explotación de oro y plata en las minas Santana, estableciendo una diferencia particular entre las comunidades circundantes y dando una identidad de “pueblo minero” que otorgaba importancia a su permanencia en aquel lugar. Era un recuerdo del pasado de las minas y su relación con los españoles e ingleses.

Sin embargo, la chimenea no estaba únicamente para ser contemplada por las personas, sino que era utilizada como un rincón de juegos, en donde los pequeños se reunían dentro para convertir esta construcción en una pared improvisada de escalada. De este modo, se presenta otro uso cotidiano que le daban los pequeños habitantes de Falan a la edificación, como una “zona de juegos” que servía probablemente de escape de su cotidianidad entre las labores con la familia y la escuela.

El tercer y último lugar corresponde precisamente a una cárcel, porque los recuerdos que traían a la mente los falanenses referenciaban las anécdotas sobre la misma, ya que en la memoria colectiva permanecen presentes historias que reconstruyen la cotidianidad de Falan, sea por la sorpresa del robo de una gallina, la persecución a unos presos que se fugaron, por un borracho que abrió la boca o por el trabajo que les establecía un funcionario a los presos.

Sin embargo, ¿qué relación puede existir entre estos relatos y la vida cotidiana? En primer lugar, se podría establecer que el hecho de transgredir las normas que existen en la comunidad hace que la sanción sea ejemplar. Es decir, la percepción de seguridad que tenían los habitantes de Falan se mantuvo gracias a la estricta aplicación de la ley en la vida cotidiana, porque el acto de robar gallinas y becerros era un factor decisivo que fracturó el bienestar en la rutina de los habitantes. En consecuencia, la seguridad de la rutina en Falan era cuidada celosamente, lo que conllevó a ejercer fuertes condenas a quienes transgredieran esa seguridad, ya que se mantenía al preso durante un tiempo en la cárcel, no solo privado de la libertad, sino que, además, se le adjudicaban otros oficios que sirvieran a la comunidad.

Conclusiones

Se ha evidenciado la vida cotidiana que giraba en torno a la plaza principal del casco urbano del municipio como el núcleo central, junto a otros lugares cercanos como aspectos periféricos alrededor de la memoria colectiva de los falanenses. Es así que se puede observar una serie de eventos que se construyeron en Falan y que atraviesan la vida de los individuos.

No es solo el recuerdo aislado de algo que ocurrió y pasó desapercibido, sino que son marcas que se anclaron en la mentalidad de los falanenses y lograron evidenciar un pasado envuelto en brumas. Se trata de una historia no escrita que, con el pasar de los años, desaparecerá de la memoria colectiva, como miradas de una vida cotidiana que se extingue, por más de que ahora permanecerá parte de ese recuerdo en el presente documento.

Inicialmente, la búsqueda que se desarrolló en internet sobre el tema permitió construir un relato desconocido alrededor de Falan. De la información que se encontró en las páginas web se logró construir el contexto actual del municipio, el cual puede ofrecer al lector un panorama general de relevancia sobre los aspectos históricos, geográficos, administrativos, demográficos y económicos, entre otros. Dicha reconstrucción permite orientar elementos que complementan los aspectos de la vida cotidiana falanense desde el conocimiento de las particularidades del territorio.

Asimismo, es de gran importancia para los trabajos que se especialicen en la reconstrucción de la vida cotidiana acudir a lugares en los que se encuentren documentos físicos de la temática a investigar, porque es a través del trabajo de campo in situ que en la presente investigación fue posible reconstruir el contexto de la temporalidad de 1930 a 1980, y es desde la visita recurrente a lugares de archivo que se amplió la mirada de algunos de los elementos de la vida cotidiana en Falan.

En este sentido, el trabajo exploratorio de visitas in situ permitió acceder a fuentes documentales que no se encontraban en la web. Es decir, se hallaron documentos como archivos escritos, material fotográfico, mapas, material de audio y audiovisual, que giraban alrededor de 1930 a 1980 en relación con las calles de Falan (Tolima), y que permitieron revelar elementos del pasado de la vida cotidiana de la población.

Como resultado de la búsqueda de las fuentes documentales se obtuvo información en torno a los tres énfasis principales para la búsqueda de la vida cotidiana: la cronología, la topografía y la expresión, evidenciándose que existe información del municipio a través de las compilaciones históricas y estadísticas de los municipios del Tolima; los procesos refundacionales de la primera parte del siglo XX de la región del norte del departamento; los estudios de la violencia política de mediados del siglo XX; la descripción geográfica de la zona del norte del Tolima, y los archivos administrativos, religiosos y periodísticos de Falan, que de diversas maneras explicaban y describían esta región del país.

Es más, gracias a las fuentes documentales se hallaron datos centrales de las calles del casco urbano y, en algunos casos, referencias de los aspectos de la vida cotidiana que se ajustaba a las rutinas y transgresiones en la temporalidad de 1930 a 1980.

Para este caso, la historia de vida fue una de las herramientas de recolección de información más importante para la reconstrucción de la vida cotidiana, porque darles la palabra a los habitantes de Falan permitió acceder al conocimiento de las experiencias de la población, lo que en sí es la vida cotidiana. El acercamiento a las narraciones de las personas sobre sus rutinas permitió ganar terreno en los aspectos más profundos de la cotidianidad, ya que a través de una conversación se crearon vínculos de confianza entre los interlocutores, quienes lograron profundizar en asuntos significativos para la investigación que no se evidenciaban con una encuesta o entrevista con preguntas cerradas.

De esta manera, la historia de vida permitió explorar e ilustrar la trayectoria de una persona o parte de ella, además de los significados y prácticas cotidianas que experimentó en su vida cotidiana en las calles de Falan. Teniendo en cuenta lo anterior, la revisión y análisis de las historias de vida se convirtió en una herramienta de uso que permitió componer una descripción de determinados aspectos de la vida social y, como consecuencia, en insumo de significados asociados por los propios sujetos.

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Notas

* Artículo de investigación científica.

1 Las narraciones de memorias y el discurso familiar materno del autor del presente trabajo inician cuando se narra el desplazamiento a la periferia bogotana. Este silencio se desvanecía en breves momentos, cuando se relataba la experiencia traumática del destierro de una madre y sus dos hijas de sus tierras en el municipio de Falan, a mediados del siglo XX, a un lugar desconocido en las montañas orientales de la ciudad de Bogotá.

2 Gentilicio de la población de Falan.

3 El municipio de Falan ha sido nombrado en la historia colombiana en los estudios de la violencia política de mediados del siglo XX y los procesos históricos de extracción de oro y plata en el norte del departamento. Véase Secretaría de Agricultura del Tolima (1958), Prado (2014), Uribe (1978), González (1984), Ortiz (2006) y Moreno (1999).

4 Se tiene conocimiento de antemano que Halbwachs enunciaba un tercer tipo de memoria denominada memoria histórica, que es la memoria que perdura en un grupo durante un tiempo determinado. Es decir que “junto a la historia escrita hay una historia viva que se perpetúa y renueva a través del tiempo y en la que se pueden encontrar muchas corrientes antiguas que aparentemente habían desaparecido” (Halbwachs, 2004a, p. 66). Con estas reflexiones, este autor indica que el sujeto solo conoce los cambios del tiempo después de que han ocurrido los acontecimientos, pero sabe de antemano que vive ajeno a los hechos y las fechas de la clasificación de la historia tradicional. Por lo tanto, el individuo permanece activo teniendo en cuenta el mundo cotidiano que experimenta, pero sin ser afectado radicalmente por la estructura de la historia tradicional. Sin embargo, en el presente trabajo no se tendrá en cuenta este último concepto de memoria, puesto que el énfasis que ha tenido en Colombia ha sido en la construcción de situaciones límite marcadas por el conflicto interno de la nación.

5 Término de gran complejidad expuesto por Elsa Blair Trujillo (2009) en sus investigaciones relacionadas con el conflicto armado colombiano, cuando afirma, en relación con la diversidad de aproximaciones, que “la búsqueda no fue pues, nada fácil y la mayoría de las veces resultó infructuosa. Pese a algunos intentos de definición, cuyas limitaciones eran reconocidas por los mismos autores, el vocablo violencia era utilizado para designar fenómenos absolutamente disimiles: desde la guerra, pasando por las crisis políticas, hasta las catástrofes naturales y la agresión humana y/o animal” (p. 19).

6 Se establece una relación entre conocimientos de la vida cotidiana experimentada por el sujeto con los estudios de memoria, la cual tiene como base la reconstrucción memorística de los acontecimientos de un individuo, y es allí donde la experiencia juega un papel importante, entendida como experiencia vivida y experiencia percibida. La primera se define como: “Aquellos conocimientos históricos y culturales que los individuos, los grupos sociales o las clases ganan, aprehenden al vivir su vida, elementos que se constituyen en los nutrientes de sus reacciones mentales y emociones frente al conocimiento” (Jiménez, 2008, p. 182); mientras que la segunda, denominada como de experiencia percibida, se refiere a “los elementos históricos, sociales y culturales que los hombres, los grupos, las clases toman del discurso religioso, político, filosófico, de los medios, de los textos, de los distintos mensajes culturales; en una palabra, del conocimiento formalizado e históricamente producido y acumulado” (p. 182).

7 Del mismo modo, es importante tener en cuenta esta reflexión elaborada por Nelson Vergara (2011), sobre las reflexiones de Humberto Giannini: “En general, la gente se refiere a la cotidianidad afirmando que es aquello que pasa todos los días, y a veces entendiendo que es aquello que pasa cuando en realidad no pasa nada, se entiende nada nuevo; noción habitual que destaca de preferencia su reiteración y que, por lo mismo, el pensamiento popular caracteriza como algo anodino, banal e insignificante” (p. 61).

8 Se habla de topografía y cronología de lo cotidiano como un esquema espaciotemporal que permite delimitar la vida cotidiana, estableciendo así unos puntos estratégicos de exploración para poder profundizar en aspectos específicos de la vida cotidiana, lo que nos permite llegar a un proceso de reflexión puntual en este ir y venir de lo cotidiano, en este mundo de “lo que pasa todos los días” (Giannini, 2004, p. 28).

9 Las reflexiones de Giannini (2004) enfatizan en tres espacios que hacen parte de la topografía de la investigación: el domicilio, el trabajo y la calle. El primero (el hogar), lugar donde el individuo se recoge, es por así decirlo un espacio donde el sujeto se encuentra a sí mismo. En otras palabras, “es el contorno inmediato y familiar que me construyo mediante ‘la reflexión’ domiciliaria, lo que me permite integrarme a la realidad, encontrarla y contar con ella cada día” (p. 33). Pero este concepto va más allá, porque el domicilio es la clave insustituible que me permite aventurarme más allá, es el punto eje sobre el que me convierto en el mundo y me refiero a él en el mundo, ya que es mi proyecto cotidiano de ganarme la vida y luego regresar a él: “Todo esto nos lleva a suponer que el domicilio es indicio y símbolo fuertes de la singularidad humana” (p. 34). Por su parte, el espacio de trabajo es un lugar donde se comparten experiencias laborales con otros sujetos. Según este autor, el trabajo es un lugar donde llega el individuo a ser con otros, es el otro extremo del domicilio. Es decir, no es otra cosa que un lugar que le ayuda al ser humano para que pueda sobrevivir, y esto permite de cierta manera comprender que el humano como ser en el mundo está mediado por el trabajo.

10 La tragedia de Armero en noviembre de 1985 hizo que este límite administrativo con el municipio de Falan se modificara, para que el municipio denominado Armero Guayabal quedara como cabecera municipal desde 1986, y, por ende, como límite administrativo hasta la actualidad.

11 Desde 1996, el municipio de Palocabildo se instauró como límite occidental.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: manuelandreshernandez@gmail.com

Información adicional

Cómo citar: Hernández Moreno, M. A. (2024). Las brumas de la memoria: del olvido y el recuerdo a la recuperación de la vida cotidiana de Falan (Tolima). Apuntes, 37. https://doi.org/10.11144/Javeriana.APU37.bmor

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