Primeros resultados sobre la percepción social del patrimonio cultural de la península Valdés (Patagonia), según sus visitantes*

First Results on the Social Perception of the Cultural Heritage of the Valdés Peninsula (Patagonia) According to its visitors

Anahí Banegas , Leticia Curti

Primeros resultados sobre la percepción social del patrimonio cultural de la península Valdés (Patagonia), según sus visitantes*

Apuntes: Revista de estudios sobre patrimonio cultural, vol. 36, 2023

Pontificia Universidad Javeriana

Anahí Banegas a

Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Argentina


Leticia Curti

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina


Recibido: 24 octubre 2022

Aceptado: 12 diciembre 2022

Publicado: 15 agosto 2023

Resumen: Este trabajo presenta los resultados de una encuesta realizada durante el año 2020 respecto de la opinión de visitantes sobre el destino de la península Valdés, en la Patagonia argentina. Su objetivo fue indagar cómo el patrimonio cultural arqueológico e histórico del lugar es percibido y conceptualizado, y en qué medida esas visiones sociales entran en conflicto o no con otros usos sociales. Se partió de la premisa de que la instauración de una visión conservacionista del ambiente natural en la península Valdés, vinculada al surgimiento de la actividad turística en el área, fue un obstáculo para el desarrollo y la valoración de otros atractivos turísticos referentes al patrimonio cultural material e inmaterial. Se concluye que el recorte del territorio para la planificación turística contribuye a la invisibilización del pasado, al mismo tiempo que desvaloriza el contenido patrimonial cultural, proporcionando al visitante una mirada sesgada y parcial.

Palabras clave:península Valdés, patrimonio cultural, turismo cultural, percepción social visitantes.

Abstract: This paper presents the results of a survey conducted during the year 2020 on the opinion of visitors to the Valdés Peninsula, in the Argentine Patagonia. Its objective was to investigate how the archaeological and historical cultural heritage of the Valdés Peninsula is perceived and conceptualized, and to what extent these social visions conflict or not with other social uses. The premise was that the establishment of a conservationist vision of the natural environment in the Valdés Peninsula, linked to the emergence of tourism in the area, was an obstacle to the development and appreciation of other tourist attractions related to tangible and intangible cultural heritage. It is concluded that the cutting of the territory for tourism planning contributed to the invisibility of the past, while at the same time devaluing the cultural heritage content, providing the visitor with a biased and partial view.

Keywords: Valdés Peninsula, cultural heritage, cultural tourism, social perception, visitors.

Introducción

La península Valdés, ubicada en la costa atlántica de la Patagonia argentina, ha sido declarada Área Natural Protegida de la Provincia de Chubut en 1983, Patrimonio Mundial de la Unesco en 1999, sitio de importancia regional de la Red Hemisférica de Reservas de Aves Playeras en 2012 y biosfera y sitio Ramsar en 2014 (Área Protegida Península Valdés, Chubut, 1983). Estas declaratorias tienen en común la puesta en valor de los recursos naturales, proyectando a la península como “sello” de interés internacional.

Actualmente, el principal motor económico del lugar es el turismo1, siendo un destino reconocido a nivel nacional e internacional por su máximo atractivo: el avistaje de la ballena franca austral (Eubalaenus australis). Desde su consolidación como destino turístico en la década de 1970 (Torrejón, citado en Kuper, 2009), la península Valdés se posicionó como lugar privilegiado para la promoción y el desarrollo del turismo de aventura, el alternativo y el ecoturismo, modalidades turísticas que tienen en común resaltar el carácter prístino y natural del paisaje, en el marco de una visión conservacionista del ambiente y de sus recursos.

A pesar de que este privilegiado lugar de la Patagonia cuenta con un valioso pasado arqueológico e histórico, el patrimonio cultural no ha sido tomado en cuenta en programas o proyectos turísticos sostenidos en el tiempo que contemplen su incorporación y apropiación por parte de la comunidad. Como excepción, se puede mencionar un proyecto recientemente impulsado por una de las autoras sobre un audio-guía vinculado con el patrimonio inmaterial de Puerto Pirámides (Curti, 2020), la cartelería sobre el pasado arqueológico e histórico de la península Valdés, ubicada en el Centro de Interpretación del Istmo Ameghino, y la construcción de una “réplica” de lo que se pensaba era la capilla original del fuerte San José2, emplazada frente a la isla de los Pájaros (para ampliar sobre la investigación y revisión de planos, véase Bianchi Villelli et al., 2013).

Esta ausencia de referencias sobre el pasado arqueológico y la historia del lugar no se condice con la abundante información sobre las antiguas poblaciones indígenas (Banegas, 2016; Gómez Otero et al., 1999; Gómez Otero, Schuster y Banegas, 2017; Gómez Otero, Banegas et al., 2017), la presencia de la Corona española en el periodo colonial (Bianchi Villelli et al., 2013; Bianchi Villelli y Buscaglia, 2015) y el tráfico marítimo y la explotación de recursos marinos desde el siglo XVI hasta el siglo XIX (Elkin y Murray, 2005; Gutiérrez, 2016) A su vez, en los últimos años se iniciaron estudios antropológicos sobre el patrimonio cultural inmaterial y se desarrollaron propuestas para ponerlo en valor (Ciselli et al., 2021; Curti, 2015). Todas estas investigaciones demuestran que la península Valdés no es solo un paraíso natural, sino un paisaje cultural variable a lo largo del tiempo y moldeado sobre distintos vínculos entre las poblaciones humanas, el entorno marítimo y sus recursos.

Antecedentes generales

El área de estudio

La península Valdés es geográficamente semejante a una isla, unida al continente por una estrecha franja de tierra de 35 km de largo por 7 km de ancho en su parte más estrecha, denominada istmo Carlos Ameghino (figura 1). Tiene una extensión de 63 km de ancho y 97 km de largo, abarcando una superficie total de 3625 km2, y está compuesta por golfos, caletas, bahías, playas y acantilados de hasta 100 m de altura, lo que la convierte en un paisaje geológico destacable. Por su notable diversidad faunística, la península Valdés ha sido protegida por la provincia de Chubut, declarándose en el año 1983 como Reserva Natural Turística de Objetivo Integral (Ley Provincial Nº 2161/83). En 1998 se elaboró el Plan de Manejo, en el que participaron activamente distintos sectores gubernamentales y no gubernamentales y representantes de la sociedad civil (https://peninsulavaldes.org.ar/wp-content/uploads/2011/09/1-Introducci%C3%B3n.pdf). Luego de su aprobación fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, creándose la Administración Península Valdés (ANP en adelante), ente público no estatal que se ocupa de la gestión operativa del área. En 2014 se realizó una reforma al primer plan de manejo, a partir del cual se conformó la estructura orgánica actual de la ANP, constituida por un directorio y un consejo asesor. El directorio está representado por la Secretaría de Turismo y Áreas Protegidas de Chubut, propietarios de predios rurales ubicados dentro de los límites del Área Natural Protegida Península Valdés, la Municipalidad de Puerto Pirámides, la Municipalidad de Puerto Madryn, la Cámara de Industria y Comercio de Puerto Madryn y la Cámara de Industria y Comercio del Este del Chubut (Rawson y Trelew). Por su parte, el consejo asesor está conformado por representantes de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), el Centro Nacional Patagónico (CONICET-CCT CENPAT), por organizaciones ambientalistas no gubernamentales (elegidas por sus pares entre las inscriptas en el padrón que al efecto posee la administración) y por prestadores de servicios dentro de los límites del Área Natural Protegida Península Valdés, elegidos a través de la Asociación de Agencias de Viajes de Península Valdés.

El área de estudio: la península Valdés
Figura 1
El área de estudio: la península Valdés


Fuente: elaboración propia

El único núcleo urbano de toda el área es la localidad de Puerto Pirámides, “puerta de entrada” a la península, siendo la Comisión de Fomento sujeta a las normas y pautas establecidas por la autoridad de aplicación en cumplimiento de la Ley XI Nº 20 (antes Ley Nº 4722), que crea el Sistema de Áreas Naturales Protegidas.

El conocimiento científico sobre la arqueología de la península Valdés

Las investigaciones arqueológicas iniciadas en la década de 1990 en la península Valdés señalan la presencia de ocupaciones indígenas desde por lo menos el Holoceno medio (5000 AP) y la instalación del fuerte San José entre 1779 y 1810 (Gómez Otero, 2006; Gómez Otero et al., 1999). Durante milenios, los grupos originarios se asentaron y movilizaron a lo largo del perímetro costero, fijando sus campamentos en relieves dunarios sobre bajadas al mar y terrazas marinas próximas a bancos fijos de moluscos (Gómez Otero, Schuster y Banegas, 2017). Los análisis arqueofaunísticos señalan aprovechamiento de moluscos, guanacos (Lama guanicoe), pinnípedos, y ocasionalmente peces, aves y pequeños mamíferos (Gómez Otero, 2006; Svoboda, 2016). Los estudios de isótopos estables (δ13C y δ15N) en restos humanos indicaron variabilidad dietaria en tiempos anteriores al contacto con los europeos, con ingesta de recursos faunísticos terrestres (especialmente guanacos y plantas) y también litorales (moluscos, pinnípedos, peces). A partir de la adopción del caballo, al consumo de recursos silvestres terrestres se sumó el de ganado y carbohidratos de origen europeo (Gómez Otero et al., 2000). La tecnología de la piedra se basó sobre la talla —en numerosos casos bipolar— de los pequeños rodados locales de basalto y rocas silíceas, mientras que para el Holoceno tardío se registró un aumento significativo en el aprovechamiento de materias primas no locales como calcedonias, obsidianas y xilópalos, cuyas fuentes se encuentran entre 180 y 300 km de distancia de la península (Banegas, 2016; Banegas et al., 2016; Gómez Otero y Stern, 2005). También hay evidencia de prácticas de molienda, pesca (pesos líticos y un anzuelo de madera) y la presencia de ornamentos como cuentas y utensilios de valvas (Gómez Otero, 2006). Hacia 900 AP se desarrolla una tecnología cerámica de tipo utilitaria (Schuster, 2014). Hasta el momento no se han encontrado manifestaciones rupestres, pero sí arte mobiliar, como placas grabadas con trazos o guardas rectilíneas (Banegas, 2016; Gómez Otero, 2006).

Se identificaron numerosos contextos mortuorios de entre 3000 años C14 AP y 250 años C14 AP, la gran mayoría primarios (Gómez Otero y Dahinten, 2008; Gómez Otero, Banegas et al., 2017). En distintos tipos de sitios y entierros humanos se hallaron materias primas y objetos de procedencia extrarregional, que indican redes de intercambio muy extensas (Gómez Otero, 2003; Schuster, 2014). Los estudios relacionados con el perfil biológico probaron la presencia para la península y la costa adyacente de una misma población con alta variabilidad craneofacial interna, elevada estatura y deformaciones craneanas, que estaría relacionada biológicamente con los grupos tehuelches del periodo postcontacto (Gómez Otero y Dahinten, 2008; Millán et al., 2013). Por último, recientes estudios de ADN mitocondrial de la región control sobre tres muestras humanas (2400-700 AP) determinaron la presencia de los antiguos halogrupos C1c8m, D1g5 y D4h3a, identificados en otras subregiones de Patagonia (Galimany et al., 2019). Sobre la base de todas estas evidencias se propuso que la península Valdés pudo haber funcionado como un espacio nuclear de importancia creciente a partir del Holoceno tardío, que mantuvo relaciones regulares con poblaciones hacia el oeste y norte del área.

En los últimos años se iniciaron estudios de arqueología histórica sobre los establecimientos de la Corona española —fuerte San José y puesto de La Fuente— que funcionaron de forma ininterrumpida desde 1779 hasta 1810 (Bianchi Villelli, 2014; Bianchi Villelli y Buscaglia, 2015; Bianchi Villelli et al., 2013). El avance de las investigaciones permitió cuestionar la funcionalidad defensiva de los asentamientos, discutir las actividades relacionadas con la explotación ganadera, lobera y salinera de la península entre los siglos XIX y XX, y explorar la vinculación con los grupos tehuelches meridionales y septentrionales. En 2015 se identificó el lugar donde los españoles enterraron sus muertos, rescatándose un individuo, de probable ascendencia europea, datado entre los siglos XVII y XIX (García Guraieb et al., 2017). Desde 2004, el Proyecto de Arqueología Subacuática (PROAS-INAPL) inició el relevamiento de naufragios costeros en el área intermareal y sumergida de la zona de Puerto Madryn y la península Valdés y ubicó alrededor de treinta naufragios entre los siglos XIX y XX, trece embarcaciones y varios restos aislados (Ciarlo, 2009; Elkin y Murray, 2005). Estas evidencias y la documentación histórica demostraron la existencia de tráficos marítimos para la explotación comercial de ballenas, pinnípedos y sal, desde el periodo colonial hasta principios del siglo XX.

En síntesis, los antecedentes expuestos demuestran que se cuenta con suficiente información que puede operar como insumo para establecer acciones conjuntas con los distintos actores sociales preocupados por la conservación y uso sustentable del patrimonio arqueológico e histórico de la península. No obstante, hay que considerar que, a diferencia de otras áreas, el registro arqueológico vinculado al pasado indígena que caracteriza a la península Valdés no presenta rasgos de monumentalidad (Criado Boado, 1991), careciendo de estructuras arquitectónicas como cuevas o aleros con manifestaciones rupestres y túmulos funerarios de piedras o “chenques” que le otorguen visibilidad. Por su parte, debido a la alta dinámica ambiental, principalmente producto de la erosión eólica, los sitios arqueológicos se presentan como palimpsestos: los materiales se exponen y cubren constantemente, por lo que es difícil discriminar eventos de ocupación, sobre todo en contextos de dunas o médanos de arena (Gómez Otero, 2006).

A) Conchero: sitio arqueológico característico del área; B) Sitio de superficie, artefactos líticos y concentración cerámica; C) Vista panorámica de Puerto Pirámides donde se observa el poblado y el paisaje caracterizado por la presencia de acantilados y plataformas de abrasión (fotografía tomada con drone de Leticia Curti); D) Calle principal de Puerto Pirámides y construcciones propias del lugar realizadas a principio de siglo XIX
Figura 2.
A) Conchero: sitio arqueológico característico del área; B) Sitio de superficie, artefactos líticos y concentración cerámica; C) Vista panorámica de Puerto Pirámides donde se observa el poblado y el paisaje caracterizado por la presencia de acantilados y plataformas de abrasión (fotografía tomada con drone de Leticia Curti); D) Calle principal de Puerto Pirámides y construcciones propias del lugar realizadas a principio de siglo XIX


Fuente: https://www.hotelesenpatagonia.com

El desarrollo del turismo en la península Valdés

El surgimiento de la actividad turística en la península Valdés no puede ser explicado sin considerar los inicios del turismo en Puerto Madryn, principal centro urbano cercano vinculado con el área. De manera incipiente, la actividad turística comienza a desarrollarse para afrontar la crisis económica de la década de 1950, producto del cierre del ferrocarril y de las franquicias aduaneras, así como también de la merma en el mercado internacional de la lana (Torrejón, citado en Kuper, 2009). A principios de la década de 1970, con la instalación de la fábrica de aluminio Aluar S. A. y el consecuente crecimiento demográfico y de infraestructura urbana, se instauró un turismo más bien de carácter regional, estrechamente vinculado a actividades náuticas y acuáticas como la caza submarina y el buceo (Sanabra, citado en Kuper, 2009). En la actualidad, el turismo es considerado fuente de ingresos y está ubicado en el cuarto lugar de importancia económica además de la industria pesquera, el aluminio, el puerto y la exportación de lana (Kaminker y Ortiz Camargo, 2016). También en la década de 1970 surge la actividad turística en Puerto Pirámides, volcándose en los años noventa hacia discursos y acciones de conservación natural. Principalmente, debemos tener en cuenta el giro conceptual que se le dio a la ballena franca austral, la cual, como ya se mencionó, constituye al día de hoy la principal atracción turística a través del avistamiento en embarcaciones.

En la actualidad, los portales de promoción turística, las páginas web oficiales y el diseño de la gráfica ofrecen diversas propuestas relacionadas con las actividades náuticas, la observación de la naturaleza y de la fauna local (figura 3). Al respecto, un trabajo de Kuper (2009) indaga sobre las vinculaciones entre el turismo y la preservación ambiental en la península, concluyendo que las áreas preservadas no son preexistentes ni independientes a su valorización por parte del turismo, y que mecanismos semejantes a los procesos de patrimonialización o activación patrimonial (Prats, 1998) influyeron de manera significativa en su valoración turística. Al respecto, resaltamos el carácter de territorios construidos en relación con las activaciones patrimoniales, poniendo énfasis en la existencia de trayectorias históricas invisibilizadas, previas a los procesos de valoración turística.

Folletería de Promoción Turística.
Figura 3
Folletería de Promoción Turística.


Fuente: A) https://www.puertopiramides.gov.ar/atractivos/; B) https://peninsulavaldes.org.ar/wp-content/uploads/2017/05/APV-01-Rev09.pdf; C) Secretaría de Turismo de Puerto Madryn, 2010

El patrimonio cultural: marco teórico y legal

De acuerdo con las primeras definiciones de la Unesco, el patrimonio cultural fue concebido en términos de oposiciones binarias, separando lo natural de lo cultural, lo material de lo inmaterial (Unesco, 1972). Para superar estas dicotomías problemáticas, se deben incorporar conceptos integrales desde una perspectiva comunitaria local que pueda articularse con las políticas públicas. Por tal motivo, es necesario repensar el patrimonio en clave territorial patagónica, como construcción social, histórica y cultural. Dicha perspectiva se vincula con nuevas formas de interpretación tendientes al acceso y apropiación social, para fortalecer la relación de los habitantes con sus patrimonios como fuente de sentidos de identidad y pertenencia (Curti, 2015).

Según la Carta Internacional del Icomos (1976), el turismo cultural tiene por objeto el conocimiento de monumentos y sitios histórico-artísticos, y se caracteriza por ofrecer una experiencia personal acerca de lo que pervive del pasado y la vida actual de otras culturas. Según la Organización Mundial del Turismo (OMT), este tipo de turismo ocupa el 30 % del sector y, entre otros aspectos, fortalece la identidad de la comunidad y la conservación del patrimonio, al tiempo que motoriza el desarrollo económico (Endere, 2009). Sin embargo, para ello es indispensable que se cumplan ciertos requisitos previos. En primer lugar, antes de ser propuesto como bien de uso turístico, el patrimonio cultural arqueológico debería ser previamente conocido y valorado por la comunidad. El segundo requisito involucra la necesaria planificación de medidas de conservación y puesta en valor, en el marco de un programa de gestión sostenible diseñado a través de una interacción permanente con entidades públicas y privadas de la región, así como con representantes de los pobladores locales y de las comunidades originarias. A partir de esta interacción, se elevan recomendaciones a los órganos de aplicación.

La legislación nacional ha promulgado dos leyes: la Ley 25.197, que declara que los bienes arqueológicos pertenecen al patrimonio cultural del Estado, y la Ley 25.743, destinada a preservar, proteger y tutelar el patrimonio cultural arqueológico y propender por su estudio científico. La legislación provincial promulgó la Ley XI/11, que declara patrimonio de la provincia de Chubut a los sitios arqueológicos, y la Ley 4630, que define como patrimonio cultural al conjunto de bienes de existencia actual reconocidos por la comunidad y que hacen a la identidad provincial por constituir testimonio, legado y sustento de la memoria histórica. No obstante, este cuerpo de leyes no es suficiente para patrimonializar los testimonios materiales de ese pasado, ya que la norma no incita a su apropiación simbólica y reflexión como parte de la memoria de la ciudadanía en general.

Metodología

Para conocer cómo el patrimonio cultural arqueológico e histórico de la península Valdés es percibido y conceptualizado, en primer lugar, se identificaron y contactaron a distintos actores sociales vinculados con el desarrollo de la actividad turística en el área. Se realizaron entrevistas abiertas a personas que se desempeñan o cumplen funciones en las secretarías y direcciones de Turismo, de Cultura, de Áreas Protegidas, a guías de turismo, operadoras y asociaciones sin fines de lucro relacionadas con el patrimonio y la historia del lugar (vecinos, aficionados, etc.). En una segunda instancia, se realizó una encuesta online a través de la plataforma de Google (https://docs.google.com/forms/d/) con el objetivo de conocer la opinión que los visitantes tienen sobre el patrimonio cultural de la península Valdés. Para los fines de este trabajo, y siguiendo la definición de la OMT (2008), se consideró que visitante es toda persona que viaja a un destino principal, distinto al de su entorno habitual, por una duración inferior a un año, con cualquier finalidad principal (ocio, negocios u otro motivo personal), que no sea la de ser empleado por una entidad residente en el país o lugar visitados. Un visitante (interno, receptor o emisor) se clasifica como turista (o visitante que pernocta), si su viaje incluye una pernoctación, o como visitante del día (o excursionista), en caso contrario.

La encuesta se llevó a cabo durante los meses de abril a junio de 2020 a un total de 197 personas, de acuerdo con el último registro de ingresantes a la península Valdés (junio 2018-mayo 2019). Cabe mencionar que el desarrollo de la encuesta se dio en el contexto de la pandemia COVID 19 y del aislamiento social preventivo y obligatorio decretado a partir de marzo de 2020 por el Gobierno Nacional de Argentina (https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/227694/20200411), normativa que restringió la movilidad social, impidiendo la realización del trabajo de campo, las encuestas y las entrevistas presenciales.

Para el procesamiento y análisis de las preguntas abiertas se utilizó la técnica exploratoria del agrupamiento de respuestas o “nube de palabras”, que permite la ponderación de las categorías más representadas, al tiempo que genera un mapa conceptual que las jerarquiza, otorgándoles mayor visibilidad.

Resultados

Los datos obtenidos a través de la encuesta se desarrollan a partir de cuatro ejes: (1) caracterización general de la población encuestada; (2) modalidad y duración de la visita a la península Valdés; (3) características que ponderan a la península Valdés como destino turístico y motivaciones que intervienen en su valoración; y (4) opinión e interés sobre el pasado arqueológico e histórico de la península Valdés y la posibilidad de desarrollo de un turismo cultural que lo contemple.

Caracterización general de la población encuestada

En el perfil de los encuestados predomina la población femenina (66,5 %) por sobre los varones (33,5 %). Teniendo en cuenta el grupo etario3, sobresalen los adultos de entre 25 y 60 años (76 %), seguidos por los adultos de más de 60 años (18 %) y en proporción más baja (6 %) jóvenes de entre 15 y 24 años (figura 4). Casi la totalidad de los encuestados (98 %) es de procedencia nacional; los internacionales son dos residentes de Uruguay y una persona de nacionalidad española (figura 5). Entre los nacionales, más de la mitad (58 %) habita en la provincia de Chubut (n= 114), principalmente en las localidades de Puerto Madryn (78 %) y Trelew (18 %). Les siguen los que residen en Buenos Aires (33 %), Córdoba (4 %), Santa Fe y Neuquén (2 % cada una).

Perfil de la muestra según género y grupo etario
Figura 4
Perfil de la muestra según género y grupo etario


Fuente: elaboración propia

 Distribución de la población encuestada según la provincia de residencia
Figura 5
Distribución de la población encuestada según la provincia de residencia


Fuente: elaboración propia

Modalidad y duración de la visita a la península Valdés

El 43 % de los encuestados menciona haber visitado la península en la temporada de verano, 16 % en primavera y 4 % en invierno. El 37 % restante lo hizo en distintas épocas del año o bien no brindó mayor información al respecto. En cuanto al tiempo de permanencia, la gran mayoría (70 %) permaneció un fin de semana o más de tres días; el 30 % restante, una jornada sin pernocte. Más de la mitad de los encuestados viajó en familia (59 %), otros en grupos de amigos (31 %) y el 10 % sin acompañante. Respecto del medio de transporte, 71 % lo hizo en auto, 14 % en micro turístico y 5 % en el bus interurbano, mientras que el 10 % señaló haber utilizado otro medio, sin especificar cuál. En proporciones parejas indicaron haberse alojado en apartamentos-bungalows (22 %) y en hoteles-hosterías (21 %), otros en el camping local (14 %) o en casa de amigos y familiares (11 %). También se mencionó el alquiler de casas particulares y hospedaje en estancias (figura 6).

Modalidad y duración de la visita a la península Valdés de la población encuestada
Figura 6
Modalidad y duración de la visita a la península Valdés de la población encuestada


Fuente: elaboración propia

Características que ponderan a la península Valdés como destino turístico y motivaciones que intervienen en su valoración

Entre las principales causas que motivaron conocer el área, se destacan las vinculadas al ocio y la recreación (36 %) y el interés por las bellezas naturales y la fauna autóctona (32,5 %). El 14 % menciona la visita a familiares y amigos, y en menor proporción razones laborales (8 %). Otras respuestas se vinculan con la realización de prácticas deportivas, sobre todo las actividades acuáticas (2 %), por el interés en conocer la historia y los atractivos culturales (1,5 % cada una), y otras no especificadas (5 %) (figura 7).

En cuanto a las características de la península Valdés valoradas como lugar de visita, el 38 % mencionó la flora y fauna, el 29 % sus playas, el 10 % el tipo de excursiones que el destino ofrece y el 9 % el interés por conocer un pueblo pequeño, refiriéndose a Puerto Pirámides, único centro urbano en toda la península; un número muy bajo menciona la historia del lugar, o bien no especifica las razones (figura 7).

Opinión sobre causas y motivaciones de la visita a la península Valdés
Figura 7
Opinión sobre causas y motivaciones de la visita a la península Valdés


Fuente: elaboración propia

Opinión e interés sobre el pasado arqueológico e histórico de la península Valdés y de la posibilidad del desarrollo de un turismo cultural que lo contemple

Respecto del conocimiento de las y los encuestados sobre algún sitio arqueológico-histórico que conozcan o hayan visitado en la península Valdés, el 55 % manifestó no haber conocido ninguno durante la visita. El 45 % (n= 81) que respondió afirmativamente indicó conocer los siguientes sitios en orden decreciente: el golfo San José como territorio histórico; el contenedor de playas, las salinas y el fuerte San José; la isla de los Pájaros, el Centro de Interpretación —ubicado en el istmo Ameghino— y el pueblo de Puerto Pirámides. De esta última localidad, se señalan las “cuevas cavadas” en la roca sedimentaria de la costa, el mareógrafo y el “cementerio antiguo”. En otros casos, se mencionan lugares naturales y accidentes geográficos, como por ejemplo Punta Norte, Punta Delgada o las “loberías”, estableciendo una conexión entre el patrimonio arqueológico histórico y el natural. También son frecuentes las respuestas que remiten a restos paleontológicos como “bancos de fósiles”: “Recorrí los acantilados, y en cada piedra se veían helechos petrificados, moluscos, etc.”. Solo unas pocas respuestas consignan haber visitado “picaderos” y “cementerios indígenas”. Por el contrario, el 92 % se expresó a favor de querer conocer el pasado arqueológico y la historia de la península Valdés. A partir del agrupamiento y ponderación de las palabras mencionadas en las respuestas, se identificó que los principales argumentos se vinculan con el interés por conocer más sobre el lugar, visibilizar la historia de los primeros habitantes, la cultura de los pueblos originarios, es decir, profundizar en el pasado y en la arqueología de los sitios visitados.

A modo de ejemplo, se extraen las siguientes respuestas, donde los encuestados conjugan los conceptos y hacen explícitos los argumentos acerca de su opinión sobre el valor o el interés por conocer el pasado arqueológico y la historia de la península Valdés:

“Es importante conocer la historia y relevancia de los lugares para proceder correctamente en el presente y futuro”; “El pasado de cualquier región es un bien social que debe conocerse y valorarse”; “Me interesa conocer un poco del pasado y la historia arqueológica: forma parte del pasado y de la que muy poco se habla o se habló en las instituciones educativas”; “Me despierta curiosidad conocer la vida de los primeros pobladores, formas de vida, etc.”; “Quiero conocer acerca del pasado de mi región, pueblos originarios y procesos de poblamiento”; “No existe mucha información de los primeros habitantes del lugar”; “Es un lugar único en el mundo”; “Creo que es mucho más rico que solo la bella [belleza] natural del lugar”

Por último, ante la pregunta si consideraban importante el desarrollo del turismo científico y/o cultural en la península Valdés, el 90 % respondió afirmativamente, argumentando que para ello es importante divulgar este conocimiento, poner en valor los sitios históricos y regular su acceso.

Discusión y conclusiones preliminares

El estudio realizado permitió obtener una primera aproximación sobre cómo el patrimonio cultural arqueológico e histórico de la península Valdés es percibido y conceptualizado por sus visitantes, y discutir en qué medida esas visiones entran en conflicto o no con otros usos sociales.

En primer lugar, los datos analizados nos muestran la presencia de tensiones entre “lo ofrecido” por el destino turístico y las expectativas o intenciones que el perfil de visitantes a la península Valdés posee. Esto puede ejemplificarse al contraponer sus motivaciones respecto de su visita a la península, con el interés que manifestaron sobre la importancia de conocer también la historia y la cultura del lugar. Por tal motivo, la ausencia de contenido histórico y arqueológico, manifiesto en las respuestas de los encuestados a las razones por las que eligieron el destino de la península Valdés, visibiliza una mirada sesgada y recortada del territorio construido y promocionado.

Desde el sector vinculado al turismo y a la preservación de las áreas naturales se destaca un patrimonio natural desvinculado de la historia, el territorio, la identidad y su gente. Esto se ve reflejado en muchas de las opiniones de los encuestados, donde se mencionan lugares naturales y accidentes geográficos, como por ejemplo: Punta Norte, Punta Delgada, las “loberías”, estableciendo una conexión entre el patrimonio arqueológico histórico y el natural. El paisaje patagónico de la península Valdés, la declaración del área protegida provincial y la posterior declaración de Patrimonio de la Humanidad fueron construidas conceptualmente a partir del patrimonio natural ligado a su belleza, a su fauna, su flora y su paisaje recortado. Asimismo, el concepto de patrimonio como entidad indivisible no es percibido por los visitantes, predominando la mirada del patrimonio natural por sobre el cultural. La planificación turística y su promoción se ajustan a las declaratorias vigentes, desactualizadas en relación con el concepto de patrimonio (Curti, 2015).

Llama la atención la casi ausencia de referencias a tiempos previos al contacto indígena-europeo, exceptuando algunas pocas menciones a “picaderos” y “enterramientos indígenas”. Esto puede relacionarse con el proceso de construcción social del pasado, donde el discurso hegemónico, que no reconoce los 13.000 años de historia patagónica ni la preexistencia de poblaciones indígenas en el actual territorio argentino, ha contribuido a que un sector importante de la población no reconozca ni incorpore al patrimonio arqueológico como parte de su cultura e identidad.

A modo de conclusión, consideramos que el desarrollo del turismo y las leyes de conservación del patrimonio natural reflejan un olvido del patrimonio cultural. Hasta el momento, no se han desarrollado propuestas turísticas a nivel provincial y local de la difusión de los valores culturales del lugar que se puedan ver reflejados en un circuito, en guías o folletos. No obstante, los visitantes reconocen un pasado territorial asociado a un patrimonio cultural que no se encuentra puesto en valor ni ofrecido como contenido. Los aspectos patrimoniales históricos y culturales de Puerto Pirámides que sirven como enclave del patrimonio cultural de la península Valdés, contenedores de la actividad turística del patrimonio natural, se invisibilizan y se deterioran. Paradójicamente, la identidad local no se encuentra valorizada frente al patrimonio natural promocionado.

Entendemos que el destino de la península Valdés ha quedado desactualizado con respecto a los contenidos turísticos prioritarios que actualmente buscan los visitantes. No obstante, desde la planificación turística del patrimonio se impone una selección de contenidos en el proceso de turistificación, de modo que, en la península Valdés, el patrimonio cultural no fue posicionado ni desde la propia comunidad, ni desde la política turística a insertarse en un mercado de consumo. Sin embargo, las áreas naturales protegidas deben constituir componentes fundamentales para el desarrollo sostenible, siendo estas fuentes de materia conservacionista en lo que respecta a la diversidad biológica y las manifestaciones sociales y culturales asociadas a ello. Consideramos que el recorte del territorio para la planificación turística contribuyó a la invisibilización del pasado, al mismo tiempo que desvalorizó el contenido patrimonial cultural, proporcionando al visitante una mirada sesgada y parcial.

Referencias

Área Protegida Península Valdés, Chubut. (1983). http://www.legischubut.gov.ar/hl/digesto/RAMA11xT.htm

Banegas, A. (2016). La organización de la tecnología lítica y el uso del espacio en la costa centro-septentrional de Patagonia [Tesis doctoral inédita]. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.

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Notas

* Artículo de investigación científica

1 Según datos obtenidos de la Administradora Península Valdés, entre los meses de julio del 2018 y mayo del 2019 ingresaron a la península 199.613 visitantes.

2 La “réplica” en realidad corresponde la capilla del fuerte San José de Montevideo (Bianchi Villelli et al., 2013).

3 Los rangos de edad de los grupos etarios fueron considerados según definiciones de la Organización Mundial de la Salud.

Notas de autor

a Autora de correspondencia. Correos electrónicos: banegas.anahi@yahoo.com.ar y letycurti@gmail.com

Información adicional

Cómo citar este artículo: Banegas, A., y Curti, L. (2023). Primeros resultados sobre la percepción social del patrimonio cultural de la península Valdés (Patagonia), según sus visitantes. Apuntes, 36. https://doi.org/10.11144/Javeriana.apu36.prps

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