Artefacto cultural digital Mi fink. Una propuesta contrahegemónica en el uso de herramientas digitales para la defensa del territorio afronortecaucano*

Digital Cultural Artifact My fink. A Counter-Hegemonic Proposal in the Use of Digital Tools for the Defense of the Afro-North Caucan Territory

Artefato cultural digital Mi finK. Uma proposta contra-hegemônica sobre o uso de ferramentas digitais para a defensa do território afronortecaucano

Isabel Cristina Tobón Giraldo, Carlos Roberto Torres Parra, Andrés Eduardo Nieto Vallejo

Artefacto cultural digital Mi fink. Una propuesta contrahegemónica en el uso de herramientas digitales para la defensa del territorio afronortecaucano*

Signo y Pensamiento, vol. 41, 2022

Pontificia Universidad Javeriana

Isabel Cristina Tobón Giraldo a

Pontificia Universidad Javeriana, Colombia


Carlos Roberto Torres Parra

Pontificia Universidad Javeriana, Colombia


Andrés Eduardo Nieto Vallejo

Pontificia Universidad Javeriana, Colombia


Recibido: 21 enero 2021

Aceptado: 04 octubre 2021

Publicado: 30 septiembre 2022

Resumen: El artículo socializa los resultados de un proyecto de investigación-creación sobre la capacidad de los artefactos digitales como movilizadores de conciencias, para el reconocimiento y reivindicación de las luchas de poblaciones históricamente subalternizadas e invisibilizadas. Se trata de un ejercicio de diseño colectivo de la mano de comunidades que luchan por la activación de sus memorias de cuidado y defensa de su territorio en el municipio de Villa Rica (Cauca) a través de creaciones artísticas en el lenguaje de los niños. El producto es una aplicación móvil concebida como artefacto cultural e instrumento de acción política que aporta a las acciones colectivas por la defensa del territorio y del ambiente a nivel transcontinental y planetario.

Palabras clave:artefacto cultural, co-creación, territorio, conocimiento, memorias.

Abstract: The article socializes the result of research creation on the capacity of digital devices as mobilizers of consciences, for the recognition and vindication of the struggles of historically subalternized and invisible populations. It is an exercise in collective design carried out by communities that fight for the activation of their memories of care and defense of their territory in the municipality of Villa Rica –Cauca through artistic creations in the language of children. The product is a mobile application conceived as a cultural artifact and instrument of political action that contributes to collective actions for the defense of the territory and the environment on a transcontinental and planetary level.

Keywords: cultural artifact, co-creation, territory, knowledge, memories.

Resumo: O artigo socializa os resultados de um projeto de pesquisa-criação sobre a capacidade dos artefatos digitais como mobilizadores de consciências, para o reconhecimento e reivindicação das lutas de populações historicamente subalternizadas e invisibilizadas. Trata-se de um exercício de desenho coletivo das mãos de comunidades que lutam pela ativação das suas memórias de cuidado e defensa do seu território no município de Villa Rica (Cauca) através de criações artísticas na linguagem das crianças. O produto é uma aplicação móvel concebida como artefato cultural e instrumento de ação política que contribui às ações coletivas pela defensa do território e do ambiente no nível transcontinental e global.

Palavras-chave: artefato cultural, co-criação, território, conhecimento, memórias.

Introducción

En el norte del Cauca (Colombia), la explotación intensiva y extensiva de cultivos de caña de azúcar produce expulsiones de población y de prácticas campesinas en el territorio. La concentración de la tierra es una de las causas del despojo y de la violencia que padecen sus pobladores, lo cual es un problema coyuntural y de vieja data en el país (Machado, 2017). El despojo se entiende como una manifestación de privaciones que limitan la reproducción de la vida; este, además de la pérdida material, tiene repercusiones psicológicas por la ruptura con las interrelaciones significativas con el territorio. En este sentido, las nuevas lógicas de expulsión de personas, empresas y lugares propician la instauración de leyes que facultan a las instituciones a la exclusión y a la falta de control en las políticas de crecimiento económico (Sassen, 2015).

Como reacción a la injusticia social y el despojo territorial, ambiental y cultural en el norte del Cauca, profesores-investigadores universitarios presentan un proyecto de investigación-creación. De la mano de una organización social enfocada en el mejoramiento de las condiciones de vida en el municipio de Villa Rica (Cauca), académicos y pobladores sociales, luchan por la defensa y el cuidado del territorio. El proyecto, en la perspectiva de las Epistemologías del Sur (Sousa Santos, 2006), pretende que, desde las instancias legitimadas de conocimiento, se entre en diálogo con los actores sociales para ampliar las fronteras del saber. En una sociedad adultocéntrica, el enfoque de codiseño como autoconocimiento e interconocimiento, apoya la premisa de que los diseñadores de medios interactivos pueden gestionar proyectos que contribuyan a transformaciones significativas (Manzini, 2015) a favor de poblaciones vulnerables y vulneradas a través de expresiones contrahegemónicas de arte político 1, integradas en el desarrollo de artefactos digitales.

El contexto del lugar, los actores y el conflicto a nivel social, económico, político, cultural y geográfico

Entre dos ramales montañosos, la cordillera occidental y la cordillera central de Los Andes colombianos, se encuentra el fértil valle geográfico del río Cauca. Con una extensión aproximada de 427 mil hectáreas, a una altura promedio de 1000 msnm, es el lugar del planeta con mayor productividad de caña, 15 toneladas por hectárea al año (Vega, 2017). Esta geografía sobreexplotada por el monocultivo de la caña de azúcar también es conocida como el motor del desarrollo agroindustrial del suroccidente de Colombia.

La agroindustria de la caña en el valle geográfico del río Cauca ha propiciado el surgimiento de una red de ciudades conformada por Cali, Palmira, Buga, Tuluá y Cartago, vinculadas con lo que se conoce como el “Conglomerado bioindustrial de la caña de azúcar en el valle del río Cauca” (Arango y Yoshioka, 2011, p. 13), que a su vez está conectado con Buenaventura, el principal puerto sobre el Pacífico colombiano. Además, este conglomerado está constituido por 13 ingenios azucareros: La Cabaña, Carmelita, Castilla, Cauca, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Providencia, Riopaila, Risaralda, San Carlos y Tumaco.

El valle geográfico del río Cauca es una de las zonas de Colombia en las que se han vivido con mayor intensidad y crudeza conflictos derivados de la concentración de la tierra. Esto se traduce en injusticia, desplazamiento y deterioro de las condiciones de diversidad de la vida en sus diferentes expresiones. En medio de la coyuntura actual de posacuerdo en Colombia, es claro que el futuro de la paz está determinado por las condiciones que se expresen de ella en los territorios en conflicto.

Las relaciones de poder, derivadas de la acumulación de tierras y de capital, determinan asimetrías e injusticias a nivel social, económico y político, en el territorio. Aunque esta economía de enclave se presente como generadora de divisas para el país y fuente de crecimiento del PIB, la injusta distribución de la riqueza acaba por perpetuar la acumulación de capital a costa de lo que se conoce como “acumulación por desposesión” (Harvey, 2005).

Los métodos de dicha acumulación incluyen:

[…] la mercantilización y privatización de la tierra, la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad -común, colectiva, estatal, etc.- en derechos de propiedad exclusivos; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos, incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra; el tráfico de esclavos; y la usura, la deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito. El Estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial al respaldar y promover estos procesos. (Harvey, 2005, p. 113)

Esa acumulación capitalista en el territorio nortecaucano, a partir de la revolución verde en la década de 1960, produjo ajustes, expansión, expulsión y reorganización espacial. Las pequeñas comunidades campesinas productoras de alimentos fueron sitiadas, desplazadas y despojadas de su territorio. Esto se tradujo en separación de su lugar de origen, de su comunidad, de su entorno, de sus prácticas tradicionales de producción y socialización. Con el desplazamiento de personas hacia las cabeceras municipales y las periferias de las ciudades, se puso en riesgo la seguridad alimentaria de las familias y el arraigo al territorio de las comunidades campesinas.

El despojo ha devastado las tradiciones culturales afro, entendidas como prácticas ancestrales de cuidado del entorno, pues desde dichas prácticas, se vislumbra un tipo de riqueza no monetaria, vinculada con la noción de cuidado y preservación del lugar a través de relaciones cooperantes entre humanos y no humanos. El despojo pone en riesgo la biodiversidad en el lugar y la permanencia de formas de vida en la que perviven expresiones solidarias con los humanos entre especies forestales, árboles frutales, el cacao, el café, las hierbas aromáticas, en relación con animales como gallinas, gatos, perros, cerdos, ardillas y variedad de aves e insectos.

Esta forma solidaria y cooperante de construir el territorio en relaciones cuidadosas, encarna una visión alternativa del desarrollo, que no le apunta al crecimiento económico ni a la explotación de la naturaleza, sino a relaciones de intimidad. Con ello, se facilita la convivencia tranquila entre diferentes, con autonomía alimentaria y bienestar. Esta expresión de salvaguarda de la biodiversidad amplía una visión del futuro en la protección del territorio a partir del cuidado, una forma de entender la paz con sentido ambiental.

La dimensión ambiental de la paz es necesaria y prioritaria. Para ello, resulta clave abordar lo ambiental en la planeación, construcción y concertación con los actores sociales locales protagonistas del territorio. El concepto de “paz territorial” (Rodríguez et al., 2017, p. 13) consignado en los acuerdos de 2016 exige procesos participativos y prospectivos para la construcción de territorialidades, que respondan a las necesidades y a las expectativas de transformación deseadas y concertadas, en conjunto con diferentes estamentos sociales. El primer punto de los acuerdos se centra en acceso a la tierra para la población campesina, planes participativos de desarrollo con enfoque territorial y planes nacionales de apoyo al campo en infraestructura y conectividad para que surjan posibilidades y oportunidades en la realización de proyectos de vida.

Las formas de vida alternativa agenciadas por los actores sociales locales campesinos se suman a visiones ambientales que reivindican el derecho a entornos sanos, a espacios deliberativos para el cuidado del agua y de la biodiversidad. En el norte del Cauca, el despojo territorial ha fragilizado las memorias del cuidado. En consecuencia, las organizaciones sociales se esfuerzan por recuperar las tradiciones y experiencias ancestrales entre las formas de habitación del territorio. En consecuencia, profesores universitarios y líderes sociales locales, reconocen las fortalezas del lugar y formulan un proyecto de investigación-creación que promueve la activación de memorias, prácticas y saberes emergentes intergeneracionales “en” y “con” el territorio.

Antecedentes y referentes

Los referentes de creaciones que involucran el uso de tecnologías digitales como forma de resistencia han aportado a la construcción de relatos alternativos al poder hegemónico de los medios de comunicación tradicionales. Desde principios del siglo XXI, en el videojuego, han surgido propuestas asociadas al activismo que ilustran diferentes tensiones sociales. Un referente fundacional de este campo es el videojuego September 12th del diseñador y académico Gonzalo Frasca (2003) que cuestiona la política norteamericana posterior a los atentados a las Torres Gemelas por parte de Oriente Medio, ilustrando el concepto de daño colateral y sus posibles repercusiones. En el ámbito local, el videojuego sobre la desigualdad social en Colombia Hasta el cuello (Medina, 2015) y los videojuegos sobre el acoso sexual en transporte público Poder Violeta I y II (Torres, 2018, 2020) en colaboración con cinco colectivos feministas y el Observatorio contra el Acoso Callejero - Colombia, exponen el lugar de las víctimas.

Otros referentes de orden visual, conceptual y funcional, identificados, son: Pequeñas Voces (Carrillo y Andrade, 2010), largometraje documental de animación en 3D que, a través de voces y dibujos realizados por niños, muestra las experiencias en la guerra de hijos de desplazados en Colombia. De Tobar Panchoaga (2019) es 4 Ríos, un proyecto transmedia que narra historias basadas en el conflicto armado colombiano; incluye un cortometraje animado, un cómic interactivo, un cómic impreso y una exposición interactiva de maquetas con realidad aumentada. Otra experiencia relevante es el libro electrónico Leilani (Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas [CNOA], 2017) creado con niños en Bogotá, por el rescate de la tradición e identidad cultural afro. Por otra parte, uno de los referentes más importantes para la creación del proyecto desde lo estético y funcional es Visual beat (Mörtl, 2015), videoclip interactivo, que produce diferentes composiciones combinando animaciones previamente diseñadas.

El proceso de investigación-creación que se socializa a través de este artículo le apunta al encuentro y producción de conocimiento de la experiencia de territorialidad de los niños y las niñas. A partir de las condiciones contextuales del territorio en los ámbitos social, económico, político, cultural y geográfico, las búsquedas procuran la generación de nuevo conocimiento situado a través del diseño y la creación de un artefacto cultural digital con la comunidad. Los encuentros y diálogos de diferentes saberes y formas epistémicas (Sousa Santos, 2006) pretenden recuperar voces y discursos silenciados por las formas dominantes en el valle geográfico del río Cauca. En este caso, el poder de la acción colectiva, como agenciamiento social por la defensa del territorio ancestral afro en el municipio de Villa Rica, se fundamentan en el reconocimiento y la visibilidad política de poblaciones históricamente silenciadas (Tobón Giraldo, 2019).

Aunque el diseño es una cualidad innata al ser humano, concebido como una disciplina, debe cultivarse. Un “diseñador experto” (Manzini, 2015) es un agente social, cuyo rol en una dinámica de transformación social consiste en el apoyo al tipo de diseño que nace desde el común de la gente, a quienes llama diseñadores “no expertos o diseñadores difusos”. De esta manera, el artefacto cultural articula los saberes de un equipo interdisciplinario, conocedor de la producción digital, en relación estrecha con los pobladores sociales. Con ello, se propone una narrativa interactiva y se exploran manifestaciones musicales propias del territorio.

Los artefactos culturales (Murray, 2012) producen relatos en la periferia del poder mediático (Castells, 2009; Hardt y Negri, 2002). De ahí que este artefacto cultural se configure como una interfaz en la que suceden y se tramitan significados compartidos. En consecuencia, la creación refleja valores que orientan y validan comportamientos, moviliza relatos por la exigencia de derechos ante el inconformismo derivado de las diferentes formas de poder que se ejercen en el territorio nortecaucano.

Metodología

Investigación creación colectiva

El proyecto procura procesos de activación de memoria entre diferentes generaciones de pobladores locales, sobre las prácticas de cuidado y defensa del territorio ancestral afro. En el lenguaje de los niños, con sus indagaciones comúnmente subalternizadas en una sociedad adulto-céntrica, sus creaciones producen entradas que inspiran y ponen en movimiento discursos e ideas. Así, las creaciones artísticas infantiles se entienden como prácticas artísticas o realizaciones cotidianas no institucionalizadas que anteceden al arte y se fundamentan en saberes colectivos, desde la experiencia y en lo inesperado. Con ello, emergen “posibilidades de lo político en el arte desde una crítica al arte como institución participante del proyecto moderno de occidente” (Ferrari, 2013, p. 29).

En los encuentros con los niños y las niñas vinculados con la Corporación Colombia Joven de Villa Rica-Cauca, se realizaron talleres artísticos que aportaron contenidos a través de técnicas creativas a partir de componentes narrativos, gráficos y herramientas tecnológicas digitales (Figura 1). Para el componente narrativo, se organizó un conversatorio acerca del documental Mi fink (2009), producido por el colectivo de jóvenes de la Organización Soporte Klan que ganó un concurso del Ministerio de Cultura para la celebración del Bicentenario de la Independencia de Colombia. Además, se adelantaron ejercicios de memoria para identificar los alimentos que se producen en el territorio habitado y se reflexionó sobre lo que significa la alimentación sana para la vida.

Proceso de investigación-creación colectiva.
Figura 1.
Proceso de investigación-creación colectiva.


Fuente: Elaboración propia.

Otra de las actividades con los niños y las niñas fue “Cuentos de mi tierra” (Figura 2), para enlazar formas narrativas de agenciamiento familiar del territorio local a través de pensar juntos y establecer diálogos entre los actores del lugar sobre las prácticas de cultivo y cuidado de los animales. Esto activó los significados de las relaciones para la preservación de la vida y de las memorias patrimoniales desde un territorio afrocolombiano. Estas expresiones estéticas, involucraron sensorialmente a los niños y niñas, despertaron su interés creativo y motivaron la profundización en sus tradiciones ancestrales como espacio de identificaciones y oportunidades para producir alimentos.

Taller “Cuentos de mi tierra”. Corporación Colombia Joven. Villa Rica (Cauca), junio 25 de 2019.
Figura 2.
Taller “Cuentos de mi tierra”. Corporación Colombia Joven. Villa Rica (Cauca), junio 25 de 2019.


Fuente: Elaboración propia.

Para el desarrollo de capacidades creativas y el acercamiento a las tecnologías digitales se hicieron talleres de programación de videojuegos. En los ejercicios se utilizó App Inventor 2 y para la animación digital se trabajó con la técnica stop motion (Figura 3). Algunos de los resultados de estos talleres fueron configurados e incorporados en el desarrollo del artefacto cultural digital. La creación del artefacto consiste en una aplicación móvil interactiva, con música alusiva a la tradición agrícola del territorio, en la que los usuarios pueden realizar diferentes combinaciones e incorporar animaciones nuevas. Las animaciones originales resultado de los talleres de creación con los niños y las niñas, presentan frutas y flores de la finca, vinculadas con pistas musicales compuestas por la Organización Soporte Klan y reinterpretadas por los participantes de los talleres (Figura 4).

Taller Stop motion frutal. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.
Figura 3.
Taller Stop motion frutal. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.


Fuente: Carlos Roberto Torres Parra.

Reinterpretación musical de los niños. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.
Figura 4.
Reinterpretación musical de los niños. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.


Fuente: Carlos Roberto Torres Parra.

En el espíritu de esta experiencia de inter-conocimiento con los colectivos sociales de Villa Rica, está la necesidad de reparar y propiciar situaciones que mejoren las actuales condiciones de “expulsión en expansión” (Sassen, 2015, p. 23) que están viviendo familias campesinas en el norte del cauca de Colombia. Las condiciones de expulsión de las comunidades afro van paralelas a la expansión económica, a la consolidación del clúster del azúcar y a la explotación de la tierra en el valle geográfico del río Cauca. Este valle interandino es una de las regiones de Colombia con mayor concentración de la propiedad. A esto se suma que, el monocultivo de la caña de azúcar amenaza la seguridad alimentaria y la diversidad de la vida en sus distintas expresiones por lo intensivo y extensivo de la explotación.

Resultados

Un artefacto cultural digital para la acción política a través de las memorias y el conocimiento

Las historias y las memorias de las luchas por la libertad inspiran a los colectivos nortecaucanos de diferentes generaciones en la defensa de su territorio y de sus formas propias de cuidado y cultivo de la tierra. En esta experiencia de co-creación se compartieron vivencias, opiniones, percepciones, reflexiones, conocimientos, expresados de diversas maneras, que actualizaron y resignificaron las versiones y narraciones de las generaciones mayores ante la curiosidad y el interés de los niños y las niñas.

La significación de las prácticas de los palenques permanece en las memorias ancestrales y articulan sus discursos de lucha, porque en esos lugares de refugio, los fugados sembraron diversas especies para garantizar la alimentación y la supervivencia. Para los adultos y mayores defensores del territorio, su forma de vida y de territorialidad tiene su origen en los palenques, por eso, entre las memorias vivas que se movilizan en el norte del Cauca en la actualidad, se entiende que la tradición de territorialidad proviene del periodo colonial cuando los esclavizados se fugaron de las haciendas para vivir en libertad.

[…] europeos e indígenas fueron referentes de las relaciones sociales de los esclavizados, mientras que espacios y recursos variados de costas, valles, montañas, ríos, fauna y vegetación, alimentos y actividades novedosas les fueron exigiendo acudir al conocimiento y habilidades desarrolladas en África, a aprender de indígenas y europeos, pero sobre todo les exigieron innovar formas de sobrevivencia y de relacionarse con los espacios, los recursos y sus congéneres. De esa inventiva resultó, quizás, uno de los más importantes desarrollos que la humanidad ha podido realizar: La construcción de sociedad en medio de la adversidad. (Burgos Cantor, 2010, p. 140)

A través del proyecto de investigación-creación, las nuevas generaciones actualizaron narrativas y formas de comunicación activas y comprometidas con sus propios intereses. Sus destrezas en el manejo de los medios digitales con teléfonos móviles en compañía de las familias y los académicos involucrados produjeron reflexiones esperanzadoras para las organizaciones y sus trayectorias. Ahora, son los niños y las niñas quienes, desde sus prácticas artísticas, agencian la capacidad de anunciar, denunciar, tramitar, fundamentar, reflexionar, aprender y ampliar los repertorios de cuidado por el territorio ancestral.

En términos de conocimiento, se puede afirmar que el proyecto produjo conocimientos, experienciales, cognitivo-afectivos y prácticos sobre el territorio (Ballesteros y Beltrán, 2018). Prácticos, porque los niños y niñas interactuaron con su realidad próxima que es su territorialidad local y la valoraron, en compañía de sus familiares y amigos. Experienciales, porque de esa vivencia práctica, los niños y las niñas incorporaron realidades familiares y ancestrales que algunos no sabían que eran parte de su tradición. Cognitivo-afectivos, porque la experiencia y la práctica generaron emociones y valores en los niños y las niñas sobre el cuidado de la vida y de los alimentos.

En los conocimientos experienciales, se escucharon las voces de las niñas y los niños en memorias intergeneracionales compartidas. Se pusieron en movimiento interrogantes sobre el pasado, las causas y las condiciones de las luchas y realidades ancestrales de sus familias en el territorio afronortecaucano. El reconocimiento de las memorias ancestrales traídas al presente resultó ser una invitación para el cambio. Las narraciones infantiles (Figura 5) conectaron el pasado con el presente a través de la imaginación. Los niños y las niñas recrearon el futuro con formas propias del mundo contemporáneo. Los teléfonos celulares, de uso común entre la comunidad, fueron instrumentos de expresión, de creación en movimiento y de interacción con otros. En los diferentes encuentros, se produjeron exploraciones creativas y divertidas desde la visión infantil de la naturaleza y del entorno local entre los cultivos, los oficios propios de trabajo en el campo, la alimentación y la música del valle geográfico del río Cauca desde las tradiciones afro. Este “conocimiento sensitivo” (Ferrari, 2014, p. 98) orienta el sentido y la idea de lo bello desde la imaginación y para la libertad.

Narrativa de sobre su territorio. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.
Figura 5.
Narrativa de sobre su territorio. Villa Rica (Cauca), mayo de 2019.


Fuente: Shayra, siete años.

Los conocimientos cognitivo-afectivos pusieron en tensión diversidad de relatos a través de la activación de las memorias. Activar las memorias implicó mirar e indagar hacia el pasado, sobre el pasado, recordar juntos y de diversas maneras. En los relatos de los adultos de los encuentros intergeneracionales, había cierta nostalgia, producto de la pérdida de la tierra y de la escasez de oportunidades en el presente. Aun así, los mayores no hicieron alusión a actos de violencia, ni llevaban cargas de resentimiento, por el contrario, dieron versiones esperanzadoras de un territorio que proveía todo lo necesario para vivir bien, con buena alimentación, de manera apacible y tranquila.

Los niños aprendieron sobre el pasado a través de las historias de los mayores, se identificaron con ellos, experimentaron, recrearon otras visiones, lecturas, versiones e interpretaciones de su territorio ancestral con alegría y con ternura. Durante el proceso de investigación-creación, se entiende que en la cotidianidad se generan nuevos conocimientos enmarcados en la realidad territorial en la que se desenvuelven. De ahí que revisitar las memorias familiares, culturales, campesinas y afro, resultó ser una estrategia potente para el encuentro y el diálogo intergeneracional que motivó otros recorridos, preguntas y reflexiones sobre el futuro.

En los conocimientos prácticos, la exploración compartida sobre la capacidad de los artefactos digitales como instrumentos de acción política en diferentes ámbitos, se enfoca en la producción de conocimientos a través de la interpretación sensible del contexto local. Este proceso en una elaboración de la realidad para su experimentación, indagación y transformación (Figura 6) pretende una aproximación de “insumisión” (Freire, 2005). Se trata justamente de ampliar las miradas y de actualizar la indignación frente al orden social injusto, para activar la esperanza y las acciones colaborativas alternativas desde el arte y las tecnologías.

Recreando las memorias ancestrales con la infancia nortecaucana. Villa Rica (Cauca).
Figura 6.
Recreando las memorias ancestrales con la infancia nortecaucana. Villa Rica (Cauca).


Fuente: Carlos Roberto Torres Parra.

En este trabajo interdisciplinario, colaborativo e intergeneracional, se compartieron conocimientos y se agenciaron reconocimientos. La activación de las memorias de los mayores, con los niños y las niñas, estimuló el arraigo y contribuyeron a la historia oral en diferentes versiones, interpretaciones y temporalidades. Más allá del ámbito escolar, la reflexión en torno a la realidad del lugar en un sentido crítico deslinda a los participantes de la creación de un orden social de sujetos disciplinados. Este panorama real y la posibilidad de crear lazos con otros sujetos y colectivos sociales también muestra una relación insumisa con los medios de comunicación. En este caso, se abre la posibilidad de la configuración de redes con fines políticos compartidos a través de la creación.

La construcción de referentes desde la vida cotidiana con el protagonismo de los actores sociales populares es una alternativa para la elaboración de los acontecimientos y la posibilidad de vislumbrar “el peligro de la historia única” (Adichie, 2018). Con ello, se transgreden las imposiciones preestablecidas por la historia en la versión de los poderosos vencedores, para reconocer testimonios y discursos de los actores sociales en la reconstrucción de su pasado. Porque…

[…] El relato único crea estereotipos, y el problema con los estereotipos no es que sean falsos, sino que son incompletos. Convierten un relato en el único relato […] la consecuencia del relato único es la siguiente: priva a las personas de su dignidad. Nos dificulta reconocer nuestra común humanidad. Enfatiza en qué nos diferenciamos en lugar de en qué nos parecemos. (Adichie, 2018, p. 23)

Dado que el pasado vive en el presente, conocer la propia historia da pistas para una configuración posible de un futuro con alternativas para la construcción de una vida digna. Para ello, los encuentros con los niños y las niñas, a través de la indagación en formas artísticas y de comunicación alternativa, acordes con sus gustos, sus inquietudes y estrategias de aprendizaje individual y colectivo constituyeron procesos de reconocimiento, validación e innovación social.

Los niños y las niñas se encuentran en medio de los conflictos y las disputas pasadas presentes y futuras en torno del territorio, por eso resulta clave la comprensión de realidades, la generación de conocimientos en torno del cuidado y preservación de la naturaleza. De este modo, elaborar algunas características económicas que el aprovechamiento de la tierra produce en esta geografía es una tarea ineludible y urgente. De ahí que otras formas de crear y de narrar la realidad permiten reconocer y valorar la potencia de las prácticas campesina arraigadas al territorio.

Las elaboraciones compartidas en las visiones dinámicas de la memoria promueven construcciones de futuro, como oportunidades para la creación de sujetos y colectivos sociales sistemáticamente invisibilizados. Las distintas versiones de ese pasado común ponen sobre la mesa procesos intersubjetivos de significación y resignificación sobre la importancia de defender el territorio. Estas versiones alimentan lo que se conoce como memoria colectiva, en tanto recordar se hace con otros, por la vía de los otros, a través de los relatos compartidos, en espacios y actividades conmemorativas. Más aún, como lo plantea Adichie:

Las historias importan. Muchas historias importan. Las historias se han utilizado para desposeer y calumniar, pero también pueden usarse para facultar y humanizar. Pueden quebrar la dignidad de un pueblo, pero también pueden restaurarla […] cuando rechazamos el relato único, cuando comprendemos que no existe una única historia sobre ningún lugar, recuperamos una especie de paraíso. (Adichie, 2018, p. 29)

Las prácticas campesinas de resistencia que se han agenciado en diferentes generaciones favorecen las intenciones de autonomía alimentaria, atracción de biodiversidad, economía solidaria, condiciones de arraigo e identificación con la libertad. A través de expresiones políticas y de relación del pasado con el futuro, se producen en el presente liderazgos intelectuales campesinos que se movilizan desde la infancia a nivel familiar y se enlazan en relaciones intertemporales e interescalares a través de los dispositivos tecnológicos al alcance de la mano. Con ello, el artefacto cultural digital co-creado promueve diferentes versiones de realidades en distintas geografías y fortalece las luchas por la defensa de los territorios de vida entre sujetos sociales invisibilizados de manera sistemática por los poderes dominantes.

Mi fink: la co-creación, el artefacto y su realización

El artefacto cultural concebido como instrumento de acción política es una aplicación móvil para teléfonos celulares (Figura 7). La creación colectiva derivada del ejercicio de “co-diseño” (Manzini, 2015) aporta a la renovación del accionar colectivo de comunidades que luchan por autonomía y reconocimiento político. Este trabajo colaborativo entre comunidades locales con investigadores universitarios promueve formas de generación de nuevos conocimientos y capacidad de transformación dentro del territorio y a través de procesos investigativos, creativos y de prácticas artísticas.

Pantallas de la App móvil.
Figura 7.
Pantallas de la App móvil.


Fuente: Andrés Eduardo Nieto Vallejo.

Se encontró en la técnica de animación stop motion una forma ideal de canalizar la creatividad de los niños acudiendo a sus teléfonos celulares. Esta técnica, consiste en ensamblar varias fotografías creando la ilusión de movimiento, permitió combinar imágenes y sonidos para expresar el mensaje sobre la finca tradicional afrocaucana. Como resultado del proceso, se desarrolló colectivamente Mi fink, una aplicación móvil disponible para teléfonos que operan bajo plataformas iOS y Android.

La app Mi fink incorpora varias creaciones: un video musical interactivo, donde el usuario puede combinar diferentes animaciones que corresponden a secciones musicales de la canción que lleva el mismo nombre, y un sitio web que detalla las exploraciones en este proyecto de co-creación. En este, se incluye un documental sobre la finca tradicional, producido diez años atrás por el grupo de la Organización Soporte Klan (2009), de Villa Rica, quienes también compusieron la música de la aplicación.

Dibujos, pinturas, animaciones y la propia voz de los niños, fueron los lenguajes que hicieron circular una historia ignorada en los medios de comunicación tradicionales. En este caso, los medios digitales movilizan reflexiones sobre la defensa de su territorio. En todas las fases del proyecto, los niños y las niñas participantes fueron protagonistas en todas las etapas del desarrollo (Sanders y Stappers, 2008). Específicamente, la participación de los niños fue decisiva en dos momentos: primero, reconociendo el valor de la finca tradicional a través de prácticas artísticas como la narración y la pintura, y en una segunda fase mediante la interpretación musical a través de sus voces y la creación de animaciones, posteriormente integradas en la aplicación.

Como se señaló, una de las principales fuentes de inspiración fue Visual Beat, una aplicación para iPads realizada por el director y animador Max Mörtl. Se trata de un vídeo interactivo en el que el usuario vive una experiencia creativa utilizando diversos instrumentos musicales y voces. Mi fink retoma esta propuesta con animaciones inspiradas en la finca tradicional, con diferentes elementos que hacen alusión a los cultivos y vegetación de la región, todo sobre una canción de hip hop compuesta por el grupo Soporte Klan. Por otro lado, Mi fink también permite al usuario realizar sus animaciones en stop motion sobre la estructura musical de cada componente de la canción. Este rasgo, junto al mensaje y la metodología de diseño adoptada, son elementos innovadores de Mi fink ya que el usuario tiene la posibilidad de experimentar creando sus propias animaciones como parte de la aplicación.

Las memorias reivindicativas y tradicionales de orden local puestas en movimiento activaron la valoración de las luchas ancestrales que hoy trascienden e inciden en contextos de proximidad, a nivel nacional e internacional a través del uso contra-hegemónico de los medios de comunicación y las plataformas digitales. Dado que la creación se puede compartir fácilmente a través de redes sociales, se propician alianzas con individuos y organizaciones que reconocen y reivindican las luchas de las comunidades afronortecaucanas. La creación cultural tiene contenidos que expresan una realidad campesina y afro que se reconstruye y se reinventa a través de la interacción con el artefacto digital.

Conclusiones

Conocimiento del territorio: creativo, transferible y transformador

Se destaca que el proyecto activó las memorias hacia la transformación de la realidad y respondió a la necesidad de ampliar las posibilidades de visibilidad de los colectivos sociales afro nortecaucanos. Además, la activación de memorias intensificó la reflexión entre varias generaciones sobre las afectaciones a la vida y a la biodiversidad en el territorio derivadas del monocultivo intensivo y extensivo de la caña de azúcar. Las reflexiones compartidas hicieron evidente la tradición de lucha y defensa del territorio en medio del riesgo que la pérdida de las memorias supone, porque favorece las condiciones de despojo cultural y territorial.

El trabajo de investigación-creación favorece procesos de diálogo entre la lógica científica que moviliza el conocimiento universitario y la lógica pragmática de los actores sociales con la realidad cotidiana de lugar (Manzini, 2015). En diálogos sin jerarquías, se lograron procesos de creación sin códigos predeterminados de gusto estético, pero sí enfocados en la reflexión sobre los valores y principios territoriales como lugar de reivindicación. Siguiendo a Ferrari (2014), entendemos que en el arte suceden transformaciones que legitiman modos de vida por la vía de la autonomía de los artistas en su trabajo.

La emergencia de formas contrahegemónicas de arte político en los intersticios, como un ejercicio posible, da cuenta de nuevos modos y dispositivos de reproducción de la naturaleza, de sus formas, sus frutos y su sentido simbólico en el territorio afro nortecaucano. El artefacto digital diseñado puso en movimiento en red las memorias de los afronortecaucanos en interacción con la aplicación móvil. Entre colectivos y organizaciones se enlazan con sus propios relatos y luchas. Por la apertura y permeabilidad de la aplicación, emergen diálogos con organizaciones con objetivos comunes por la defensa de la tierra y de la biodiversidad; con organizaciones pacifistas, ambientalistas, feministas; con actores sociales que luchan por alimentación saludable, contra los transgénicos, contra el glifosato; por la defensa de la Amazonía y todo lo que favorezca puntos de contacto por la defensa de formas de vida cuidadosas y respetuosas de la biodiversidad.

Hoy, con los discursos que se movilizan a través de la creación, se pueden entender las prácticas de territorialización desde una lectura social y política contrahegemónica. El territorio nortecaucano se entiende entonces como símbolo de libertad, y desde una dimensión ecológica para la paz, como lugar de autonomía alimentaria y emancipatoria frente a los poderes dominantes. Con este trabajo de co-creación se fortalecen los compromisos de la academia con la transformación social, al entrar en procesos dialógicos de conocimiento en y sobre los territorios, en encuentros con los sujetos sociales que lo habitan.

El enlace de los actores sociales nortecaucanos con ciudadanías globales, a través de las prácticas creativas de los niños y niñas, estimula nuevas condiciones y repertorios de acción colectiva. Con el artefacto cultural digital co-creado, se pretende la difusión y la reivindicación de las memorias ancestrales en redes para la socialización de los conflictos locales y el fortalecimiento de la lucha por la defensa del territorio. Asimismo, se espera que el artefacto cultural trascienda fronteras y escalas y se configure con otros movimientos en lo que Svampa denomina “red de territorios” (2012, p. 21) para fortalecer las luchas nacionales e internacionales en las que los colectivos sociales participan. Dar mayor visibilidad del conflicto sobre las vulneraciones a las comunidades abre los caminos para continuar las acciones colectivas a nivel transcontinental y planetario.

Derivado del trabajo de investigación-creación, las transformaciones sociales y los cambios provocados en las formas de habitar, quedan aún interrogantes por resolver: ¿hasta qué punto las líneas y tendencias de la globalización incorporan nociones sobre la comprensión de los conflictos ambientales y sus expresiones desde lo local en relación con su dimensión global?, ¿es válida la aproximación casi generalizada con los niños y las niñas como si fueran minorías? En este trabajo, se observa que ellos son capaces de producir conocimiento válido e importante para la comprensión de realidades actuales y futuras, pero ¿realmente los niños y las niñas necesitan hacerse adultos tan rápido como sea posible para agenciar lo que la actualidad conflictiva exige?, ¿dejarlos por fuera de dichas realidades configura otras maneras de “expulsión” social?

Agradecimientos

A todos los miembros de la Corporación Colombia Joven de Villa Rica (Cauca), en especial a Carlos Edwin Ararat y a Yairton Biáfara-DJ Pulpo.

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Notas

* Artículo de investigación. Este artículo se deriva del proyecto de investigación-creación “Re-creando territorios. Los aportes de niños y niñas para la defensa de sus territorios de vida a través del arte”.

1 Entendemos “arte político” como campo reflexivo, autónomo, como capacidad productiva de la libertad que va más allá del sentido político de la lectura o la interpretación del contenido o mensaje de una obra artística. La visión del arte aquí se amplía sobre la política a la manera de Rancière (Capasso, 2018 ) como ruptura del orden dominante y de los lugares en términos de goce, participación, expresión, visibilidad pública. La investigación-creación en este proyecto se enfoca sobre formas de entender lo sensible a través de prácticas artísticas y la posibilidad de incorporar a los invisibilizados a través de sus capacidades políticas y emancipatorias.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: ictobon@javeriana.edu.co

Información adicional

Cómo citar este artículo:: Tobón, I. C., Torres Parra, C., y Nieto Vallejo, A. (2022). Artefacto cultural digital Mi fink. Una propuesta contrahegemónica en el uso de herramientas digitales para la defensa del territorio afronortecaucano. Signo y Pensamiento, 41. https://doi.org/10.11144/Javeriana.syp41.acdf

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