La verificación de bulos relacionados con el feminismo: un análisis de los desmentidos sobre género publicados en Maldita.es y Newtral*

The verification of hoaxes related to feminism: an analysis of denials about gender published in Maldita.es and Newtral

A verificação de hoaxes relacionados ao feminismo: uma análise das negações de gênero publicadas no Maldita.es e no Newtral

Natalia Meléndez Malavé , Paula Pérez Quintana

La verificación de bulos relacionados con el feminismo: un análisis de los desmentidos sobre género publicados en Maldita.es y Newtral*

Signo y Pensamiento, vol. 42, 2023

Pontificia Universidad Javeriana

Natalia Meléndez Malavé a

Universidad de Málaga, España


Paula Pérez Quintana

Universidad de Málaga, España


Recibido: 19 septiembre 2021

Aceptado: 11 agosto 2022

Resumen: La circulación de desinformación aumentó en un 365% en 2017 según el informe Approaching the Future (2018). En 2019, casi un tercio de las consultas que recibió el medio Maldita.es correspondían a cuestiones de género, según este mismo informó. Esta investigación pretende estudiar, a través del análisis de los desmentidos sobre cuestiones de género publicados en las secciones de los medios dedicados a la verificación españoles Newtral y Maldito Feminismo y de la percepción de periodistas expertas, el tránsito de las falsedades en torno a la igualdad de las mujeres. Los resultados muestran cómo la mayoría de bulos recurren al mito de las denuncias falsas por violencia machista y manipulan datos oficiales para cuestionar la utilidad de la Ley contra la Violencia de Género. Se difunden principalmente por redes sociales, canales de mensajería y pseudomedios y, mayoritariamente, pueden verificarse recurriendo a fuentes documentales de fácil acceso abiertas a la ciudadanía.

Palabras clave:verificación, bulos, desinformación, feminismo, género.

Abstract: The circulation of misinformation increased by 365% in 2017 according to the report Approaching the Future (2018). In 2019, almost a third of the queries received by Maldita.es media corresponded to gender issues, according to the same report. This research aims to study, through the analysis of the denials on gender issues published in the sections of the media dedicated to the Spanish verification Newtral and Maldito Feminismo and the perception of expert journalists, the transit of falsehoods around women’s equality. The results show how most hoaxes resort to the myth of false reports of gender violence and manipulate official data to question the usefulness of the Law against Gender Violence. They are mainly disseminated through social networks, messaging channels and pseudo-media and, for the most part, can be verified by resorting to easily accessible documentary sources open to the public.

Keywords: Verification, Hoaxes, Disinformation, Feminism, Gender.

Resumo: A circulação de desinformação aumentou 365% em 2017, de acordo com o relatório Approaching the Future (2018). Em 2019, quase um terço das consultas recebidas pelo Maldita.es correspondeu a questões de gênero, de acordo com o mesmo relatório. Esta pesquisa tem como objetivo estudar, por meio da análise dos desmentidos sobre questões de gênero publicados nas seções da mídia de verificação espanhola Newtral e Maldito Feminismo e da percepção de jornalistas especializados, o trânsito de falsidades sobre a igualdade das mulheres. Os resultados mostram como a maioria dos hoaxes usa o mito das falsas denúncias de violência de gênero e manipula dados oficiais para questionar a utilidade da Lei contra a Violência de Gênero. Eles são disseminados principalmente por meio de redes sociais, canais de mensagens e pseudomídia e, em sua maioria, podem ser verificados recorrendo-se a fontes documentais de fácil acesso e abertas ao público.

Palavras-chave: verificação, hoaxes, desinformação, feminismo, gênero.

Introducción

Los bulos y las falsedades siempre han existido en el ámbito de la comunicación, sin embargo, en la actualidad han cambiado ciertos patrones que han convertido a la desinformación en un grave problema y en el principal reto que el periodismo actual debe superar. Para ello, la verificación de datos, más conocida con el anglicismo fact-checking, es, actualmente, una de las actividades periodísticas que más relevancia ha ido adquiriendo. La preocupación por la desinformación saltó a primera plana a raíz de la manipulación de la opinión pública y del voto que se produjo tanto en las elecciones de Estados Unidos de 2016 como en el referéndum del Brexit realizado en el Reino Unido, en el celebrado en Colombia para aprobar los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC o el referéndum de independencia de Cataluña de 2017 (Lotero-Echeverri et al., 2018).

Asimismo, el peligro de las falsas informaciones también ha sido evidente durante toda la crisis sanitaria de la COVID-19. Desde que comenzó la propagación del virus en enero de 2020 en China, la Coronavirus Fact-checking Alliance, formada por 99 medios pertenecientes a la International Fact-checking Network (IFCN), desmintieron, según el Poynter Institute (s. f.), más de 9 000 bulos en más de 40 idiomas de todo el mundo. Solamente en España se verificaron 1290 a fecha de septiembre de 2021. La misma Organización Mundial de la Salud calificó de vertiginosa la velocidad a la que se propagaban los bulos sobre la enfermedad y alertó sobre una situación de infodemia (Adhanom Ghebreyesus y NG, 2020).

“Uno de los motivos por los que se publican falsedades estriba en cuestiones ideológicas ya que, gracias a estas, se consigue crear un determinado estado de opinión que favorece ciertas ideas” (Jiménez Cruz, 2017). Es en este aspecto en el que entra en juego el feminismo. El movimiento ha obtenido en los últimos años gran protagonismo con movilizaciones masivas inéditas que denuncian todos los tipos de violencia y discriminación que sufren las mujeres, lo que ha provocado una reacción completamente misógina para preservar el sistema patriarcal. La afirmación de Jiménez Cruz explica, en cierto modo, por qué el movimiento social y político es víctima constante de bulos y ataques que pretenden desprestigiarlo. De ahí la necesidad de investigar qué cantidad de falsas informaciones machistas circula, quién las crea, cómo se expanden y penetran en el discurso público y cuáles son las estrategias para desmentirlas.

Marco conceptual

La desinformación: orígenes y evolución

Aunque los términos desinformación y bulo se hayan convertido en dos conceptos recurrentes en el día a día de los medios y de la ciudadanía, estos no constituyen una característica propia del sistema de comunicación actual, sino que históricamente han existido como recurso para estrategias vinculadas, por lo general, a conflictos bélicos. Sin embargo, la entrada en escena de Internet y de las redes sociales ha influido en que el problema de la desinformación haya aumentado. “En estas, las informaciones circulan tan masiva y aceleradamente que se tiende a agarrarlas y retransmitirlas con el mismo instinto compulsivo que el de un jugador de ping-pong: las capta y rebota, sin detenerse a comprobar su veracidad” (Ufarte-Ruiz y Murcia-Verdú, 2018). Plataformas como Facebook, WhatsApp, YouTube o Twitter son los lugares en los que ha proliferado en mayor medida la falsa información, así como en blogs donde un usuario anónimo puede iniciar un rumor que gracias al efecto cascada llegue a audiencias masivas.

Al desarrollo de las redes sociales, Internet y la tecnología se han unido a los nuevos hábitos de consumo de información de la ciudadanía. Según el último informe sobre noticias digitales del Reuters Institute, en el caso de la población española el 80% consume información de manera online (redes sociales incluidas) y, de estos, el 67% lo hace en el móvil y al consumir mayoritariamente en el móvil y debido al parecido de informaciones entre sí, los consumidores de noticias no saben distinguir una falsa de una que no lo es (Jiménez Cruz, citado en Fundación General de la Universidad de Málaga, 2019).

Finalmente, otros de los principales factores que han influido en el auge de las falsas informaciones es la pérdida de credibilidad de los medios de comunicación. La crisis de la industria periodística y la precariedad provocó que entre 2008 y 2015 los medios de comunicación destruyeran más de 12.200 empleos (Asociación de la Prensa de Madrid, 2015). Los periodistas han tenido que asumir la rapidez de las informaciones en los sitios web y redes sociales y, por lo tanto, con menos recursos y menos plantilla para hacer más información, esta se publica en ocasiones sin contrastar, lo que puede llevar a incurrir en fallos y, como consecuencia, a la pérdida de la confianza por parte de los receptores. En definitiva, los motivos del auge de las falsas informaciones los recoge la organización First Draft en las llamadas 8P: periodismo deficiente, parodia, provocación, pasión, partidismo, provecho, poder o influencia política y propaganda. De esta forma, según la teoría de la trompeta de la desinformación (Figura 1) se determina que el origen de las noticias falsas está en pequeños blogs y foros de la red (Bernal-Triviño y Clares-Gavilán, 2019).

Infografía sobre la “Trompeta de la desinformación”
Figura 1
Infografía sobre la “Trompeta de la desinformación”


Fuente: First Draft.

El fenómeno de las fake news

La circulación de desinformación ha dado lugar al fenómeno de las ya famosas fake news. Pese a estar recogido en diccionarios como el Cambridge Dictionary o el Collins Dictionary, expertos en desinformación desaconsejan la utilización de conceptos como noticias falsas o fake news. Según señala la periodista Jiménez Cruz (Fundación General de la Universidad de Málaga, 2019), la desinformación no se puede reducir al término fake news, pues el problema va mucho más allá de contenidos que circulan por las redes sociales en forma de aparente noticia, sino que los bulos también aparecen en forma de vídeos, imágenes manipuladas, audios, cadenas reenviadas o capturas que se consumen de forma aislada en servicios de mensajería como WhatsApp. Además, Maldita.es (“Dejemos de hablar”, 2018) afirma que el término se ha convertido en un arma arrojadiza que políticos y colectivos utilizan para atacarse unos a otros queriendo hacer ver que tienen el patrimonio de la verdad. De este modo, según estos expertos, se aconseja utilizar desinformación y otros conceptos como contenido para referirse a ese tipo de mensajes con apariencia de noticia y web a secas para todas aquellas páginas con apariencia de medio de comunicación pero que no lo sean.

A pesar de las distintas tipologías de fake news que existen —noticias sensacionalistas que buscan el clickbait, bulos construidos a gran escala para engañar y falsas noticias humorísticas que si se consumen de forma aislada se pueden tomar como reales—, Amorós García (2018) apunta tres características propias de los bulos que provocan el click del usuario y su rápida difusión: un titular impactante, una afirmación que indigna al lector o lo reafirma en su pensamiento y una apariencia legítima y confiable.

El auge de la desinformación se ha convertido en una problemática social. Las fake news aumentaron en 2017 un 365%, provocando un desconcierto en la población mundial que lleva a que hoy en día el 63% de las personas reconozcan no ser capaces de distinguir entre las noticias verdaderas y los rumores o falsedades (“Fake News”, 2018). La consultora Gartner sostuvo en su informe de Predicciones Tecnológicas para el 2018 que en el 2022 el público occidental consumirá más noticias falsas que verdaderas (Jané, 2017). Asimismo, según el Eurobarómetro de 2018, el 31% de la población europea asegura que recibe bulos cada día y el 38% cada semana. La misma encuesta señala que el 85% de los europeos considera que las falsas noticias son un problema real en su país de origen y un 83% que estas repercuten de forma directa al desarrollo de la democracia en el marco de la Unión Europea. En igual sentido, el informe Approaching the Future del Corporate Excellence - Centre for Reputation Leadership junto con Canvas Estrategias Sostenibles manifiesta que al 73% de la población le preocupa que estas pseudonoticias se utilicen como un arma ideológica. Es por ello que la amenaza de las fake news ha sido tomada en serio por la Comisión Europea que creó en 2018 un grupo de alto nivel compuesto por 39 expertos para afrontar el auge de las falsas noticias y la desinformación en línea.

Origen y desarrollo del fact-checking

Además de las instituciones, el periodismo también ha querido combatir el peligro que la desinformación supone tanto para la cultura política como para la vida cotidiana. Para ello, se ha reinventado lanzando los sistemas de fact-checking o verificación de hechos. La iniciativa pionera en fact-checking fue Factcheck.org, un proyecto sin ánimo de lucro creado en 2003 por el periodista Brooks Jackson. A Factcheck.org le siguieron otros por todo el mundo, como Fact Checker, un espacio informativo en la edición digital e impresa del Washington Post; PolitiFact, el primer medio especializado únicamente en fact-checking lanzado por el periodista Bill Adair; Fact Check en Reino Unido; Désintox y Les Décodeurs en Francia, o Chequeado en Argentina, el medio pionero de verificación de informaciones en Latinoamérica.

Centrándonos en España, esta modalidad periodística inició su andadura en 2004 con la web Malaprensa, lanzada por Josu Mezo y Miniver.org (Ministerio de la Verdad), creada por Alfredo Expósito en 2006. A raíz de estos, diversos medios comenzaron a incluir espacios informativos dedicados a la verificación (El Objetivo en La Sexta en 2013, La Chistera de El Confidencial en 2015, El cazabulos en eldiario.es, Hechos en El País, El Tragabulos en Verne o Con B de Bulo enDiario Sur en 2017). Sin embargo, fue Maldita.es, impulsado en 2017 por Julio Montes y Clara Jiménez Cruz, el primer medio en España que se creó para dedicarse íntegramente al fact-checking. Tras el éxito de Maldita.es como medio especializado en verificación, en enero de 2018 la periodista Ana Pastor fundó Newtral, una startup centrada en la innovación en el periodismo a través de la verificación de datos. Tanto Newtral como Maldita.es pertenecen a la IFCN, una alianza de fact-checkers internacionales que se encargan de verificar al verificador y comprobar, a través de un examen anual de un asesor externo, que estos están cumpliendo con el código de principios de la alianza: apartidismo y equidad, transparencia de fuentes, transparencia de financiación, transparencia de metodología y correcciones abiertas y honestas.

En la era de la sobreinformación, la relevancia del trabajo de los llamados fact-checkers se ha puesto de relieve. Existen dos ramas: el debunking, que combate los rumores, falsedades o difundidos que llegan por WhatsApp, titulares sospechosos o imágenes manipuladas que se viralizan en Facebook u otras redes sociales, y el fact-checking, que se centra en los discursos, mítines, entrevistas y comparecencias de los políticos y la comprobación de cada una de sus afirmaciones. Sin embargo, el procedimiento en ambas técnicas es el mismo y es simple: detectar, desmentir y difundir.

El auge de esta nueva práctica es un hecho. Mientras que en 2014 solamente había 44 medios dedicados a la verificación, actualmente existen 237 en 78 países según la lista de Reporters Lab de la Universidad de Duke. Actualmente, la IFCN cuenta con 111 medios activos signatarios de su código de principios. En EE. UU., la apuesta por el fact-checking ha aumentado más de un 900% desde 2001, en el caso de la prensa, y un 2000% en los medios audiovisuales (Palau-Sampio, 2018).

Relación del fact-checking con el feminismo

Aunque el origen de la verificación de hechos estaba en la comprobación de afirmaciones de políticos, actualmente también se desarrolla en otros ámbitos como el periodismo científico, económico, de medio ambiente (“Bill Adair”, 2019) y, por supuesto, en el periodismo de género.

A día de hoy, hay poca gente que se declare explícitamente machista o antifeminista, pero muchísima tiene objeciones al movimiento. Según un estudio realizado en febrero de 2020 por la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) y el Instituto de Ingeniería del Conocimiento, el 51,8% de los tuits que contienen la palabra feminismo están asociados a sentimientos negativos como la decepción, el lamento, la queja, el desinterés e incluso el odio. Solamente el 17,2% remite a emociones positivas como el deseo, la admiración o la felicidad. Esta connotación negativa que contiene el concepto de feminismo y el rechazo que produce conlleva que las fake news sobre género sean extremadamente viralizables y saturen diariamente redes sociales y blogs. Para hacerles frente, además de los fact-checkers, es necesario un periodismo con perspectiva de género.

En los últimos años se ha fraguado una generación de periodistas y de medios que han incorporado la visión de género a su rutina de trabajo diario. La implantación de la figura especializada de la editora de género, la redactora jefa de género o la corresponsal de género —la denominación es variada— en los medios de comunicación trata de combatir el androcentrismo y las inercias machistas que aún perduran en el periodismo y dejar espacio a coberturas más amplias, con nuevos enfoques y con seguimiento sobre la violencia machista, los derechos sexuales y reproductivos, los cuidados o las diferentes discriminaciones que sufren las mujeres (Requena Aguilar, 2020).

De este modo, como reacción patriarcal a la cuarta ola feminista (Varela, 2013) que se está viviendo en la actualidad, una parte de la sociedad con un marcado discurso de odio utiliza los bulos y el contexto de completa desinformación para frenar el auge del movimiento. Así pues, se ha generado la necesidad de crear no solo medios dedicados al fact-checking, sino también espacios informativos dentro de esta práctica especializados en género para desmentir con datos oficiales, estadísticas e información las mentiras que circulan por la red. De este modo, el 7 de marzo de 2019, Maldita.es lanzó, con el apoyo de la ONG Plan Internacional, el proyecto Maldito Feminismo y Newtral adaptó desde su inicio un espacio dentro de su web, ambos con la intención de publicar desmentidos específicamente relacionados con el feminismo (“Nace Maldito Feminismo”, 2019).

Estado de la cuestión

En los últimos años son muchos los investigadores que han centrado sus estudios en la rama periodística de la verificación y su origen. Muestra de ello es la investigación Desinformación, bulos, curación y verificación. Revisión de estudios de en Iberoamérica 2017-2020 de Guallar et al. (2020), en la que realiza un exhaustivo análisis y revisión de la literatura académica sobre desinformación en el ámbito de Iberoamérica publicada entre 2017 y 2020. Sin embargo, la reciente creación de espacios informativos dedicados al fact-checking y, más en concreto aún, a la comprobación de falsedades sobre cuestiones de género hace que sean pocos los estudios que han unido el feminismo y la verificación de hechos, por lo que cabe destacar el carácter pionero y original del presente estudio.

A nivel internacional solo Stabile et al. (2019) investigaron durante la campaña electoral de EE. UU. de 2016 cómo, aplicando la perspectiva de género, se puede analizar los efectos de las falsas noticias. Por su parte, en España, las dos primeras investigaciones que relacionan el fact-checking con el feminismo son la realizada en 2018 por Castaño Ramos, “Fake news y género: La influencia de la información falsa en la opinión pública sobre género” y el informe, también del mismo año, “Las fake news en Internet. El discurso de género”, realizado por el Consejo Audiovisual de Cataluña (2018).

El hecho de que los dos trabajos existentes que unen estas dos variables fueron realizados en 2018 provoca que no pudieran tener en cuenta un hecho importante en el estudio de las fake news y el feminismo: la creación de espacios de fact-checking sobre cuestiones de género como Maldito Feminismo. En este sentido, sí que existen investigaciones que, desde los mismos espacios de verificación, estudian cuáles son las falsas noticias más recurrentes en ciertos ámbitos. El más reciente es el publicado por Herrero-Diz et al. (2020), en el que se analizan los desmentidos de Maldito Feminismo clasificándolos en función del tipo de desorden informativo del que se trata, cuál es su origen, el tema que aborda, así como el formato que presenta y su propósito y de qué forma se ha desmentido. Asimismo, el estudio de Molina Cañabate y Magallón Rosa (2019) estudia las falsas informaciones que pretenden atacar al colectivo migrante analizando los desmentidos de Maldita Migración. De este modo, a pesar de que el objeto de estudio corresponde a ámbitos diferentes (migración y feminismo), esta última investigación servirá de referencia para el presente análisis en cuanto a la metodología utilizada (análisis de contenido y entrevista/cuestionario), más abajo detallada.

A pesar de la existencia de estudios que cruzan y vinculan las dos variables que centran este trabajo, la presente investigación puede aportar datos desde un enfoque distinto, comparando los contenidos publicados por los espacios especializados para ello, Newtral y Maldita.es, analizando sus diferentes metodologías e investigando el origen de los bulos y qué procesos han seguido para desmentirlos.

Metodología

Tanto para alcanzar los objetivos planteados en la investigación —estudiar cómo se organizan y realizan su trabajo las secciones específicas de verificación de datos sobre cuestiones de género; contabilizar el número de bulos que se han desmentido en Newtral y Maldita.es y clasificarlos en función de los contenidos tratados e investigar su origen, a qué fuentes acuden para desmentirlos y qué grado de veracidad presentan— como para refutar o verificar la principal hipótesis planteada —los bulos relacionados con las denuncias falsas y que afectan a la violencia machista serán el tópico más recurrente dentro de los desmentidos de género—, se consideró oportuno combinar una técnica cuantitativa, como el análisis de contenido, y con otra cualitativa, como la entrevista estructurada.

Los medios seleccionados para realizar el análisis de contenido han sido Newtral y Maldita.es, pues son aquellos que están especializados en España en fact-checking y que, además, contienen en sus webs un espacio informativo específico dedicado al ítem que nos ocupa: el feminismo. En cuanto a la acotación temporal, Newtral Feminismo lleva en activo más tiempo que Maldito Feminismo —desde el 11 de octubre de 2018— y para contar con el mismo criterio temporal en ambos medios y así obtener un corpus homogéneo, se ha decidido analizar los contenidos publicados en sendas plataformas desde la creación de Maldito Feminismo —el 7 de marzo de 2019— hasta el 1 de mayo de 2020.

Todas las noticias publicadas en estos medios digitales en el mencionado espacio de tiempo han sido sometidas a una ficha de análisis que consta de dos bloques. La primera de ellas, de aspectos generales, identifica el número de publicación, el medio que lo difunde (Newtral o Maldita.es) y la fecha en la que se publica. Asimismo, también se determina si se trata de un desmentido o de cualquier otro contenido periodístico relacionado con el feminismo (reportajes, entrevistas, aclaraciones, etc.) y, de ser un desmentido, qué calificación ha obtenido en función de la escala de veracidad que utiliza cada medio —en Newtral: verdadero, verdad a medias, engañoso, falso y no verificable (por ser una opinión o no estar demostrado); en Maldita.es: falso, qué sabemos y no hay pruebas—. La segunda parte, de aspectos formales y de contenido, analiza el origen del bulo, la construcción del desmentido y el contenido de la falsedad. Para determinar el origen del bulo se proponen cuatro opciones: representantes políticos, usuarios de la red, webs o blogs sensacionalistas y webs o blogs satíricos. Para conocer a qué fuentes se suele acudir para desmentir los bulos que circulan y así construir el desmentido se establecen: fuentes documentales oficiales (tales como informes, estadísticas, análisis, legislación), fuentes expertas y/o autoridades y asociaciones a favor de la igualdad. Solamente se toman en cuenta estas, pues son a las que los espacios de fact-checking pueden acudir para desmentir de forma independiente. Finalmente, y como uno de los temas centrales de la investigación, se analiza el contenido de estos bulos y a qué aspecto del feminismo alude estableciendo ocho parámetros: violencia de género y la misma ley que la regula; aborto; manifestación y movimiento 8M; medidas de igualdad y supuestos beneficios legales que conllevan; brecha salarial; acoso y agresiones sexuales; desprestigio del feminismo —a pesar de que todas las falsedades machistas persiguen este fin, en esta categoría entrarían aquellos bulos que presentan al movimiento como algo perturbado, radical, violento y exagerado que ya no es necesario— y una categoría de otros.

Respecto a la entrevista estructurada, la elección de las informantes se basó en criterios de pura cercanía a la temática de investigación, es decir, a la verificación de noticias y al periodismo con perspectiva de género. La entrevista constó de siete preguntas y fue la misma para todas las profesionales contactadas, que en este caso fueron Adela Vived, periodista responsable del espacio Maldito Feminismo; Patricia Simón, periodista comprometida con la igualdad en La Marea y Premio de la Asociación de Mujeres de los Medios de Comunicación de España en 2013; Marga Tojo, periodista en medios como Público y eldiario.es, y Andrea Momoitio, periodista en la revista feminista digital Pikara Magazine.

Resultados

Durante el estudio se analizaron y se sometieron a la ficha de análisis un total de 240 publicaciones entre Newtral y Maldito Feminismo, de las cuales 106 eran desmentidos sobre falsedades en torno al género, es decir, un 44,2%. A continuación, se detallarán los parámetros analizados en cada espacio de verificación.

Porcentaje de bulos sobre género del total

Newtral divide sus espacios en “fakes”, donde recoge todos aquellos rumores y engaños que circulan por la red sobre diferentes aspectos y que se relacionan con el debunking, “fact-checks”, donde desmiente ciertas afirmaciones del discurso político, y “topics”, donde se centra en diferentes temáticas como migración, dinero público o ciencia y dentro del cual se enmarca el ítem que nos interesa: feminismo. En todos estos apartados se encontraron desmentidos sobre género, por lo que se decidió calcular el porcentaje de estos en cada pestaña y recopilarlos todos.

En primer lugar, en Newtral Feminismo (Newtral > Topics > Feminismo) se contabilizaron 97 publicaciones desde el 7 de marzo de 2019 (Figura 2). De estas, 49 eran reportajes sobre diversas temáticas siempre relacionadas con la situación de las mujeres y su discriminación en ciertos ámbitos; 38 eran publicaciones denominadas “Te lo explicamos”, en las que se realiza una labor pedagógica sobre casos de compleja comprensión como la cronología de juicios mediáticos de agresiones sexuales o la historia del aborto en España; dos eran “Nos preguntáis por”, en las que se resuelven dudas que los mismos usuarios hacen llegar al medio a través de distintos canales de contacto; y otros dos consistían en vídeos de opinión de una de las colaboradoras del medio, Paca Tricio. Además, se ha detectado que, en alguna ocasión, Newtral utiliza este espacio para publicar informaciones relacionadas con la perspectiva de género que hayan sido retransmitidas en el programa El Objetivo de La Sexta, conducido por la periodista Ana Pastor. Las seis publicaciones restantes para completar las 97 son los desmentidos sobre bulos machistas, lo que representa sobre el total un 6,19%. Tres de ellos aparecen, posteriormente, en el espacio “fakes” y los otros tres en el espacio “fact-checks”, por lo que fueron eliminados del análisis de contenido para que no aparecieran repetidos en el cómputo total de desmentidos sobre perspectiva de género en Newtral.

Porcentaje de tipo de publicaciones en Newtral Feminismo
Figura 2.
Porcentaje de tipo de publicaciones en Newtral Feminismo


Fuente: elaboración propia.

Por su parte, en el espacio “fakes” de este medio de comunicación (Figura 3) se han contabilizado un total de 807 bulos de los cuales 20 están relacionados con la igualdad de género, lo cual representa solamente un 2,48%. Todos ellos contenían la palabra “feminismo” o “género” en el titular o estaban etiquetados en su interior con subtemáticas tales como “aborto”, “violencia de género / machista”, “8M”, “igualdad”, “mujer / mujeres” o “agresión sexual”.

Porcentaje de tipo de publicaciones en Fakes de Newtral
Figura 3.
Porcentaje de tipo de publicaciones en Fakes de Newtral


Fuente: elaboración propia.

En tercer lugar, en el apartado “fact-checks” (Figura 4) se han recopilado un total de 237 desmentidos a representantes políticos desde el 7 de marzo de 2019 y 10 de ellos hacían referencia al feminismo, es decir, un 4,22%. En este aspecto cabe destacar algo que se ha observado durante el análisis de las publicaciones y es que, en lo que se refiere al discurso político, esta corriente a favor de la igualdad se ha convertido no solo en una diana sobre la que lanzar bulos, sino también en una materia en la que la clase política ha encontrado una excusa con la que atacar al adversario haciendo creer a la población que abanderan el movimiento y que son ellos mismos los que más beneficios han procurado al colectivo. En esta línea, de los 10 desmentidos detectados, el 60% se refiere a ataques entre partidos que utilizan el movimiento como excusa y el 40% sí son bulos que representantes políticos arrojan contra el propio feminismo.

Porcentaje de tipo de publicaciones en Fact-checks de Newtral
Figura 4.
Porcentaje de tipo de publicaciones en Fact-checks de Newtral


Fuente: elaboración propia.

Así pues, el cómputo total entre fakes y fact-checks desde el 7 de marzo de 2019 hasta el 30 de abril de 2020 en Newtral ha sido de 1044 piezas, de las cuales 30 se relacionan con la perspectiva de género, lo que representa un 2,87% (Figura 5). A pesar de no ser un porcentaje muy alto, algunas periodistas de género afirman que el feminismo cada vez es un movimiento con más fuerza y, por supuesto, cada vez cuenta con más detractores. En este sentido, los bulos son una estrategia para frenar el avance de ideas (A. Momoitio, comunicación personal, 21 abril de 2020). “La mala noticia es que las fakes news han llegado para quedarse. La buena es que el feminismo también” (M. Tojo, comunicación personal, 15 de mayo de 2020).

Porcentaje de tipo de publicaciones en Fakes y Fact-checks de Newtral
Figura 5.
Porcentaje de tipo de publicaciones en Fakes y Fact-checks de Newtral


Fuente: elaboración propia.

En lo que respecta a Maldito Feminismo, el número de desmentidos aumenta considerablemente. En cierto modo, el hecho de que Maldita.es dedique una web íntegra a Maldito Feminismo y este tenga sus propias redes sociales y formas de contacto con la audiencia, puede repercutir en que le lleguen más bulos sobre género y, por tanto, contengan hasta 22 veces más desmentidos sobre feminismo que Newtral. El epígrafe de “bulos” en Maldito Feminismo se encontraba, en el momento del análisis, desactivado. Es por ello que se han recopilado los desmentidos desde el apartado “artículos”, en donde se publica tanto contenido periodístico explicativo relacionado con la igualdad de género como verificaciones de bulos sobre la misma. De los 119 artículos registrados, 76 eran desmentidos, un 63,87% (Figura 6). El resto consistía en reportajes sobre contenido feminista que Maldita.es realiza de manera pedagógica poniendo especial foco en temas como la paridad en los órganos de representación.

Porcentaje de tipo de publicaciones en Maldito Feminismo
Figura 6.
Porcentaje de tipo de publicaciones en Maldito Feminismo


Fuente: elaboración propia.

Grado de veracidad de los desmentidos

Una vez identificados con cuántos desmentidos se trabaja en la investigación, se pasa a analizar qué grado de veracidad obtienen estas falsedades en función de los medios que los publiquen, es decir, los tipos de desmentidos. El resultado, en ambos espacios de fact-checking, es el mismo: el contenido que se publica contra el feminismo es, en su mayoría, falso. Mientras que en Maldito Feminismo estos alcanzan el 72,37%, en Newtral se sitúan casi 11 puntos porcentuales por encima hasta alcanzar el 83,33% (Figura 7). Aquello puede determinar que el discurso machista que ataca a la igualdad de género utilizando la desinformación es fácilmente desmontable con datos y, en la mayoría de las veces, incorrecto.

Tipos de desmentidos sobre género en Newtral y Maldito Feminismo
Figura 7.
Tipos de desmentidos sobre género en Newtral y Maldito Feminismo


Fuente: elaboración propia.

Origen de los bulos desmentidos

En lo que se refiere a los aspectos formales y de contenido, se trató de analizar de dónde procedían, en mayor medida, las falsedades recopiladas. Los resultados reafirman una de las máximas en los estudios sobre desinformación y convergen con el reciente estudio de Salaverría et al. (2020) sobre la desinformación acerca de la COVID-19: las redes sociales y los canales de mensajería son, en la mayor parte de las ocasiones, el origen de los bulos. Especialmente en el análisis de Maldito Feminismo se ha observado que la mayoría de los desmentidos que se realizan sobre bulos que provienen de redes sociales se origina a través de cuentas de trolls en Twitter que lanzan mensajes esperpénticos sobre el movimiento feminista —de hecho, el mismo medio cuenta con una recopilación (“Trolls machistas”, 2019) de cuentas fake que comparten asiduamente este tipo de contenido y que, incluso, han sido bloqueadas por la misma red social—. Posteriormente, estos mensajes son publicados en webs sensacionalistas que buscan el clickbait y provocar una indignación en sus lectores. Algunos de estos pseudomedios son: Mediterráneo Digital —que tiene un espacio denominado “Mundo Feminazi”, en el que publican continuamente falsedades que después son verificadas por los medios de fact-checking—, Alerta Digital, Caso Aislado o La Nación Digital. Los resultados (Figura 8) muestran cómo en ambos medios los usuarios en redes sociales cuentan con la cifra porcentual más alta (un 50% en Newtral y un 57,89% en Maldito Feminismo), sin embargo, los porcentajes varían en el segundo puesto. Mientras que en Maldito Feminismo las webs sensacionalistas se posicionan en segundo lugar con un 22,37%, en Newtral el análisis determina que son los representantes políticos los que, tras los usuarios en redes sociales, lanzan más bulos machistas con un 36,67%. Esto puede deberse, en cierto modo, a que Newtral está más centrado en el fact-checking al discurso político y Maldita.es al debunking de rumores y falsedades que circulan por la red.

Porcentaje de la procedencia de los bulos sobre género
Figura 8.
Porcentaje de la procedencia de los bulos sobre género


Fuente: elaboración propia.

Fuentes consultadas

En cuanto a cómo se construyen los desmentidos y a qué fuentes se recurre para ello, el análisis ha determinado que en la gran mayoría de las verificaciones se ha acudido a fuentes documentales tales como informes, marcos legales, encuestas o análisis (Figura 9). Entre las más destacadas se encuentran: el Instituto Nacional de Estadística, balances trimestrales de criminalidad del Ministerio del Interior, Consejo General del Poder Judicial, Instituto de la Mujer y Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género (s. f.). Asimismo, también es habitual, aunque en menor medida, recurrir a fuentes autorizadas y/o expertas pertenecientes a ámbitos como la psicología, la abogacía, el mundo académico o la judicatura. Este resultado cuantitativo también es confirmado por la periodista Adela Vived, quien asegura que en Maldito Feminismo, al igual que en otros espacios de Maldita.es como Maldito Bulo o Maldito Dato, se trabaja con una metodología que utiliza herramientas como solicitudes de información pública y cuestionamiento de expertos y fuentes documentales que permitan verificar el discurso con hechos y datos. Por último, no es común en los medios de verificación de hechos en España recurrir a asociaciones a favor de la igualdad para desmentir bulos relacionados con el feminismo.

Fuentes consultadas para la construcción de los desmentidos sobre género
Figura 9.
Fuentes consultadas para la construcción de los desmentidos sobre género


Fuente: elaboración propia.

Clasificación de los bulos en función de su contenido

Finalmente, para alcanzar uno de los principales objetivos del presente estudio, se han clasificado los bulos desmentidos en Newtral y Maldito Feminismo desde el 7 de marzo de 2019 hasta el 30 de abril de 2020 en categorías en función del tema que abordasen. Como se esperaba, uno de los principales aspectos que más ataques reciben y que los fact-checkers han de desmentir continuamente son aquellos que están relacionados con la violencia de género y la ley que la regula, concretamente en Newtral un 30% y en Maldito Feminismo un 24,29% (Figura 10). Muchas de estas falsedades no se basan en el negacionismo de la violencia machista —pues los datos son claros y es evidente que decenas de mujeres son asesinadas cada año por sus parejas y exparejas—, sino que defienden la existencia de datos paralelos y ocultos que determinan, por ejemplo, que decenas de hombres y niños son asesinados cada año por sus esposas y madres, que existen miles de denuncias falsas por parte de mujeres que quieren, simplemente, dañar a sus parejas, que la Unión Europea subvenciona a las comunidades autónomas por cada denuncia de violencia de género que se realiza o que la Ley Orgánica 1/2004, del 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género es inútil pues, a día de hoy, mueren más mujeres a causa de la violencia machista que antes de su aprobación. Todos bulos que, como demuestran estas mismas plataformas de verificación, esconden mensajes misóginos contra la igualdad de género.

Así pues, también existe un alto porcentaje de falsedades (en Newtral un 13,33% y en Maldito Feminismo un 42,86%) que simplemente pretende desprestigiar al movimiento feminista actual haciendo creer que es una corriente innecesaria en nuestros días y presentando a las feministas como mujeres violentas que realizan —falsas— agresiones, exageradas, desequilibradas y radicales que luchan por aspectos completamente ridículos. Para ello, los trolls antes mencionados lanzan contenido completamente esperpéntico sobre el machismo para intoxicar el debate y burlarse del feminismo.

Otro ámbito que recibe ciertos ataques son las medidas igualitarias y los supuestos beneficios legales que estos conllevan para las mujeres —jubilaciones antes que los hombres, supuestos parkings únicamente para mujeres, etc.—. De este modo, se ataca no solo a las normas, por ejemplo, paritarias o a la agenda de género, sino también a las instituciones que las promueven como el Ministerio de Igualdad o el Instituto de la Mujer y hacen creer que los hombres están totalmente desprotegidos ante la ley y que el feminismo provoca desigualdad a favor de las mujeres, es decir, hembrismo.

En cuarto lugar, a raíz de la propuesta de ley sobre el consentimiento sexual de la cartera de Igualdad que dirige Irene Montero, han aparecido bulos sobre las agresiones sexuales y el consentimiento y supuestos documentos que deben firmar dos personas para mantener relaciones sexuales. Todo falso. Asimismo, en este ámbito también se ha detectado que se utilizan los abusos sexuales y las violaciones que sufren las mujeres para atacar al colectivo migrante, haciendo creer que extranjeros y menores no acompañados (Menas) son los culpables de estos actos.

Finalmente, otros aspectos relacionados con el género en los que se han contabilizado bulos han sido: la brecha salarial, el aborto o las manifestaciones del 8M. Especialmente a raíz de la llegada de la COVID-19 a España y el decreto del Estado de Alarma en marzo de 2020, se ha culpado al movimiento de irresponsable con datos falsos. “Mientras que todos los parques, estadios y administraciones estaban llenos, se ha puesto el foco en el 8M porque es la excusa perfecta para seguir atacando al movimiento” (Patricia Simón, comunicación personal, 6 de mayo de 2020). Por último, es reseñable la aparición en Maldito Feminismo de desmentidos (6, concretamente) que no se centran en verificar mentiras machistas, sino que corrigen y desmienten falsedades que circulan, favoreciendo, a primera vista, a las mujeres —aunque realmente no sea así—. Algunos de ellos son la aprobación por parte de la RAE del uso de la -e para el lenguaje inclusivo, supuestos estudios que determinan que el aire acondicionado es “sexista” porque mujeres y hombres no cuentan con la misma temperatura corporal —aunque esto último sí sea cierto— o falsas agresiones a mujeres.

Clasificación de los bulos sobre género en función del contenido al que hagan referencia
Figura 10.
Clasificación de los bulos sobre género en función del contenido al que hagan referencia


Fuente: elaboración propia.

Conclusiones

En primer lugar, cabe destacar que la mera existencia de Newtral y sus distintos espacios y de Maldito Feminismo y las demás iniciativas de Maldita.es refleja la enorme complejidad de la labor de los medios dedicados a la verificación, pues no basta con desmentir bulos asépticamente, sino que estos deben, en muchas ocasiones, extender los límites de su proyecto creando secciones específicas donde aportar contexto, interpretaciones y realizar una labor casi pedagógica. Precisamente, en cómo se ha realizado la extensión de los proyectos se encuentra la principal diferencia entre Newtral y Maldita.es. Aunque ambos medios abordan la problemática de los bulos machistas, solamente Maldito Feminismo cuenta con redes sociales y web propia, una herramienta y recurso efectivo para crear una comunidad de lectores preocupados por este tipo de desinformaciones y que reenvían al medio toda información sospechosa que observen circulando por la red. En este sentido, la forma independiente de organización de las secciones en Maldita.es constituye una ventaja a la hora de generar contenido sobre los aspectos abordados (feminismo, ciencia, migración, etc.) y repercute, por tanto, en el número de desmentidos que publican en sus webs, lo cual se ha visto reflejado en los resultados que muestran considerables diferencias entre ambos medios. Mientras que en Maldito Feminismo más de la mitad de sus publicaciones representa piezas en las que se desmontan bulos sexistas, en Newtral, este tipo de falsas informaciones representa una pequeña parte del total del conjunto de verificaciones y se centran en mayor medida en reportajes explicativos y pedagógicos desde una perspectiva de género. Aun así, al tratarse de espacios de reciente creación y en expansión, queda abierto para futuras investigaciones una revisión sobre cómo avanza la cantidad de desmentidos sobre género en sendos proyectos periodísticos.

En cualquier caso, decenas de falsedades que pretenden atacar a una corriente política y social que busca algo tan básico como la completa igualdad entre mujeres y hombres y la liberación femenina después de años invisibilizada circulan, principalmente, por redes sociales y canales de mensajería y pseudomedios. Estos bulos, en su gran mayoría, son burdas falacias que en ambos medios se verifican recurriendo a fuentes documentales abiertas a la ciudadanía y a datos a los que la gran parte de la población tiene acceso. Sin embargo, a veces aparecen tan bien presentadas que, con la mera existencia de estas, aquellos que pretenden difamar sobre el feminismo consiguen atención.

Como se intuía en una de las hipótesis, las supuestas denuncias falsas por violencia de género son uno de los clichés y el comodín más repetido en aquellos que pretenden difamar sobre la igualdad, tal y como muestran los resultados en ambos medios. Sin embargo, este no ha sido el único aspecto relacionado con la violencia machista que en el análisis se ha detectado. Existe todo un tránsito de falacias que intentan hacer creer que realmente el problema de asesinatos a mujeres por parte de hombres no es como los datos muestran. Se trata de conspiraciones que realmente calan en el discurso público poniendo en duda una realidad que afecta a millones de mujeres en todo el mundo —según ONU Mujeres (s. f.), se estima que el 35% de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta a su compañero sentimental— y deja a miles de niños huérfanos —solo en España, desde 2013 han quedado huérfanos 320 menores y 41 han sido víctimas mortales—. Este tipo de bulos son especialmente desmentidos en Newtral, mientras que a Maldito Feminismo, por esa comunidad que ha creado en torno al medio que anteriormente se mencionaba, llegan falsas informaciones publicadas en pseudomedios de comunicación centradas simplemente en desprestigiar a las feministas y al movimiento en general. Asimismo, también se han analizado bulos que muestran reticencia a medidas igualitarias que ayudan a paliar la situación de inferioridad que viven las mujeres. Existe una parte de la población que no entiende que la justicia se debe regir por principios de equidad que, a diferencia de la igualdad —donde se recibe el mismo trato sin tener en cuenta las diferencias—, se establecen bases diferentes para llegar a un mismo lugar, pues no todo el mundo cuenta con igual partida. En esta línea, Ignacio González Vega (El País, 2019), portavoz de Jueces y juezas para la democracia, manifiesta que existe una discriminación estructural innegable hacia las mujeres y para combatirla se necesitan medidas de discriminación positiva.

El caso concreto de la desinformación relacionada con la perspectiva de género es un problema que consta de dos caras pero que tiene una única solución: la educación. La alfabetización mediática, en primer lugar, debe ser esencial para fortalecer las competencias de la ciudadanía como consumidora de información y que sea capaz de distinguir las falsas noticias de informaciones contrastadas. “Los bulos se deben verificar antes de que calen en la población pues, una vez lo han hecho, se convierten en creencias y estas últimas son mucho más difíciles de desmontar” (Jiménez Cruz, citado en Fundación General de la Universidad de Málaga, 2019). Para ello, los fact-checkers son un aporte en la alfabetización mediática de los usuarios y de los mismos periodistas, pues muestran en sus desmentidos métodos sencillos y replicables para verificar el contenido que circula en las redes sociales (Lotero-Echeverri et al., 2018). En segundo lugar, es esencial una educación feminista. El machismo es una ideología y una forma de pensar que lleva a comportarte de una determinada manera y solo desde ese reconocimiento como problema y desde la educación puede modificarse este comportamiento (Bernal-Triviño, 2019). Quienes lanzan los bulos, falsedades y mentiras sobre la igualdad de género únicamente quieren mantener su privilegio a costa de los demás y frente a esto combate el fact-checking de género, y la modalidad de periodismo con esta perspectiva en general, con el fin de visibilizar los problemas de la mitad de la población.

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Notas

* Artículo de investigación.

Notas de autor

aAutora de correspondencia. Correo electrónico: natalia@uma.es

Información adicional

Cómo citar: Meléndez Malavé, N. y Pérez Quintana, P. (2023). La verificación de bulos relacionados con el feminismo: un análisis de los desmentidos sobre género publicados en Maldita.es y Newtral. Signo y Pensamiento, 42.

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