El concepto teológico de “estilo” como clave de lectura de Laudato si’ y Gaudete et exsultate: una manera de encontrar a Dios en la acción transformadora del mundo*

“Style” as a Key Theological Concept to Understand Laudato si’ and Gaudete et exsultate: A Way of Finding God in a Human Action that Transforms the World

Theologica Xaveriana, vol. 70, 2020

Pontificia Universidad Javeriana

Luis Orlando Jiménez Rodríguez a

Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, Puerto Rico

Pontificia Universidad Javeriana, Colombia


Recepción: 27/09/18

Aceptación: 11/12/18

Resumen: Este artículo comienza presentando la noción teológica de “estilo”, desarrollada por Christoph Theobald, como modo de proceder inspirado en el Evangelio. Luego esboza tres niveles semánticos del concepto “estilo” que posibilitan relacionar de manera novedosa la fe cristiana y la acción humana, la espiritualidad y la transformación del mundo. Por medio de esta categoría se interpreta la propuesta del papa Francisco de cambio de estilo de vida en la Laudato si’ y en la Gaudete et exsultate. Dicha propuesta se inspira en el estilo de Jesús: la encarnación como manera de Dios de salir libremente de sí para habitar en el mundo.

Palabras clave:Estilo, espiritualidad, acción, Laudato si’ , Gaudete et exsultate , papa Francisco.

Abstract: This article starts by presenting the theological notion of “style” developed by Christoph Theobald, as a way of proceeding inspired by the Gospel. Then it sketches three semantic levels of the concept “style” that make it possible to relate Christian faith and human action, spirituality, and the transformation of the world in a novel way. The theological category of style assists the reader of Laudato si’ and Gaudete et exsultate in the interpretation of Pope Francis’ proposal to change our lifestyle. The lifestyle proposed by the Bishop of Rome is inspired by Jesus’ style: as a free exit from God’s self to inhabit the world.

Keywords: Style, Spirituality, Laudato si’ , Gaudete et exsultate , Pope Francis, Action.

RECONOCIMIENTO

Este artículo es producto de un estudio iniciado por el autor en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá, Colombia).

INTRODUCCIÓN

En la Modernidad aparece una diversidad de maneras de interpretar la realidad y de vivir en ella. Esto produce, en el seno de las sociedades llamadas “modernas”, la coexistencia de diversos estilos de vida. Tal diversidad puede coexistir en la misma persona causando una fragmentación entre la vida privada y la vida pública, entre la subjetividad y las relaciones interpersonales junto a los roles sociales.

En la propia vida eclesial el fenómeno se manifiesta en una separación entre la fe y la vida cotidiana, como afirmó el Concilio Vaticano II: “El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época” 1 . La preocupación por este fenómeno continúa en las reflexiones de varios pontífices posteriores al Concilio Vaticano II 2 .

Desde las últimas décadas del siglo XX, la teología católica ha venido reflexionando sobre la relación entre la fe cristiana y la acción humana en la sociedad, entre la identidad cristiana y el mundo plural que emerge desde la Modernidad, entre lo sagrado y lo secular. En esa reflexión se ha querido evitar dos extremos. Uno de ellos es el de fuga mundi, entendido como una separación de la vida de fe de la vida social con el objetivo de proteger el ámbito intraeclesial de los vaivenes del entorno secular. El otro extremo es el de una total identificación entre la fe y el ámbito sociocultural que podría vaciar la novedad cristiana y disolver la autonomía de los quehaceres sociotemporales.

La tensión entre los dos extremos se manifiesta en el Concilio Vaticano II cuando afirma la legítima autonomía del orden temporal, pero objeta la independencia del mundo respecto de Dios 3 . Esta relación en tensión entre la fe y el ámbito sociocultural se dificulta aún más ante la realidad de vivir en un entorno que engloba una gran pluralidad de culturas, credos, visiones de mundo, de primado de valores y donde se estima la autonomía personal. Desde ahí vemos la necesidad de reflexionar sobre cómo hablar de la presencia y de la acción del cristiano en medio de un mundo tan plural.

Una de las reflexiones más recientes sobre este tema aparece en documentos del papa Francisco en los que se propone un nuevo “estilo” impregnado del Evangelio de estar en el mundo. Mucho se ha dicho de la “primavera” que representa para el catolicismo el papa Francisco y sus documentos recientes. Incluso se habla de un nuevo estilo de papado; pero poco se ha reflexionado sobre las fundamentaciones teológicas y repercusiones de ese nuevo “estilo” de vida.

En este trabajo nos proponemos analizar la propuesta del papa Francisco de un cambio de estilo encarnado en nuestro entorno diverso, plural y posmoderno. Tomaremos como referencias primarias sus documentos Laudato si’ y Gaudete et exsultate 4 . El propio término “estilo de vida” aparece veinte veces en la Laudato si’ 5 . Otras expresiones semánticamente cercanas aparecen 25 veces 6 . En la Gaudete et exhultate el término “estilo” aparece siete veces 7 , incluyendo la referencia explícita al estilo propuesto por Jesús y como este dista del estilo del mundo 8 . Otras expresiones semánticamente cercanas aparecen en seis ocasiones 9 .

Primero analizaremos el concepto “estilo” como categoría teológica según los aportes del teólogo Christoph Theobald. Luego aplicaremos esta categoría como clave hermenéutica de la Laudato si’ y de la Gaudete et exhultate.

EL “ESTILO” COMO CATEGORÍA TEOLÓGICA EN CHRISTOPH THEOBALD

Recientemente, el teólogo jesuita Christoph Theobald ha desarrollado un intento novedoso de relacionar el cristianismo con un estilo particular de habitar y actuar en el mundo, tomando como inspiración la reflexión filosófica sobre el arte que hace el filósofo Maurice Merleau Ponty.

Para el fenomenólogo francés, todo “estilo” es una “manera de habitar el mundo, de tratarlo, de interpretarlo” 10 . Continúa su reflexión afirmando que el pintor, por medio de su estilo artístico, realiza un “encuentro con el mundo”, una “recreación” de la naturaleza o de “otro mundo” 11 . Dicho estilo es una metamorfosis artística y creativa del mundo a partir de las figuras de las cosas creadas por el pintor 12 . Theobald afirma, en su lectura de Merleau Ponty, que el “estilo” es una operación transformadora y creadora de un mundo alternativo donde el artista habita 13 .

Theobald transforma el concepto filosófico de “estilo” desde un horizonte teológico, para así afirmar que el “estilo” es el modo evangélico de proceder en el mundo. Este modo de proceder es inspirado en el modo de actuar de Cristo y de los apóstoles 14 . Sostiene el teólogo que Cristo tiene un estilo, una “manera de venir y estar en el mundo”, un “tipo de relación que crea un espacio de libertad alrededor de él, a la vez que comunica una cercanía con aquellos con los que se encuentra” 15 .

En los evangelios, la conversión se sitúa en un cambio de estilo de los que se encuentran con la figura novedosa de Jesús 16 . En sus encuentros con los demás el Nazareno muestra una distancia respecto de su propia existencia refiriéndose a sí mismo en tercera persona con títulos como el “Hijo del Hombre” o “el Sembrador”, entre otros 17 . Esta manera de Jesús de ser y estar en el mundo crea un espacio relacional de vida y de libertad que Theobald llama el “estilo de santidad hospitalaria del Nazareno” 18 .

La noción de “hospitalidad” se refiere a la acogida de otros que habitan de manera diversa en el mundo y al interés de Jesús por la persona y su situación concreta que condiciona su vida y el sentido que le da a la misma 19 . Para Theobald, la noción de “santidad” no es una relacionada con actos heroicos ni es vista desde el punto de vista legal y abstracto, y a veces unilateralmente preocupada con aspectos morales 20 . En el caso de Jesús es una santidad caracterizada por su hospitalidad incondicional de ponerse “en el lugar del otro con compasión y simpatía” y de vivir su vida como don de sí hasta ponerla “en juego por toda persona, aun por aquel que deviene enemigo oculto” 21 .

Es una manera o estilo discreto, que no se impone y que manifiesta la unidad de pensamiento, palabra y acción de Jesús 22 . Ese estilo de Jesús pasa a ser un imperativo para los discípulos y las generaciones ulteriores de cristianos 23 . El Nuevo Testamento es testigo de ese paso entre la santidad hospitalaria del Nazareno y su apropiación por parte de las múltiples comunidades nacientes 24 .

Así, Christoph Theobald desarrolla un enfoque que recoge e integra sistemáticamente la vida cristiana en sus aspectos personales, espirituales, relacionales, comunitarios, pastorales y sociopolíticos. Desarrolla así una relación entre la credibilidad de la fe en nuestro contexto posmoderno y el modo de habitar y actuar en el mundo plural por medio de la noción teológica de estilo 25 . Este estilo hospitalario no entra en relación violenta con el pluralismo actual posmoderno ni con la coexistencia de las diversas maneras de habitar el mundo 26 . Tampoco es una identificación entre la fe y el ámbito sociocultural que borre la novedad cristiana.

La teología del cristianismo como estilo trata de unir la singularidad del acontecimiento de Jesús en medio de la historia junto al pluralismo de formas de habitar el mundo por parte de sus seguidores 27 . No se trata de la violencia de una estructura única que uniforme el mundo y el cristianismo pues –según Theobald– los contornos del estilo personal no pueden ser fijados por alguien exterior. Se trata de un encuentro con la santidad de Cristo que le abre a cada uno un lugar específico de habitar el mundo 28 . Esto no niega que hay un perfil común dentro de la diversidad creativa, pero el encuentro con Jesús le suscita a cada uno su propia creatividad 29 .

El estilo del cristianismo no es el de un espacio individual cerrado a los demás y al mundo 30 . En primer lugar, la santidad hospitalaria personal es engendrada en la comunidad de seguidores de Jesús cuyos miembros testimonian a los demás la identidad cristiana y la hospitalidad incondicional del Nazareno 31 . En segundo lugar, se trata de un estilo como manera de producir una transformación del mundo 32 en medio de la pluralidad de maneras de vivir en él 33 . En tercer lugar, inspirados en el Nazareno, se trata de “otra manera de habitar en el seno de la creación”, distinta de la dominación salvaje y la explotación del medio ambiente que ha predominado en el mundo moderno 34 .

Esto muestra que la experiencia de santidad no puede ser reducida a una noción de lo sagrado desconectada del mundo, pues la Iglesia existe solo en relación con Cristo, la sociedad y la misma creación 35 . Por tanto, el estilo se vincula a una manera de ser y actuar en el corazón del mundo 36 .

Desde tal perspectiva, el cristianismo se concibe como modo de habitar el mundo para transformarlo desde un encuentro personal con Jesús en el seno de la comunidad de sus seguidores. Es una manera de “salir de sí” 37 para el encuentro con los demás comunicando la experiencia que se ha tenido de Dios.

TRES NIVELES SEMÁNTICOS DE LA CATEGORÍA TEOLÓGICA DE “ESTILO”

Theobald describe el “estilo” como una “manera de proceder” 38 . El origen de la expresión “modo de proceder” (modus procedendi) está en la descripción que los primeros jesuitas dan a su espiritualidad de “contemplativos en la acción” y a su peculiar modo de estructurarse como orden religiosa 39 .

Pedro Arrupe, prepósito general de la Compañía de Jesús entre 1965 y 1983 –en una conferencia titulada “El modo nuestro de proceder” (1979)–, reflexiona sobre los rasgos del carisma ignaciano encarnado en la Compañía de Jesús. Como indica Darío Mollá, por medio de esta conferencia Arrupe “volvió a hacer presente en la conciencia y lenguaje de los jesuitas la expresión modo de proceder” 40 . Según Arrupe, la expresión “el modo de proceder” engloba “notas específicas y diferenciales” de un carisma respecto de otros 41 . En dicha conferencia “modo de proceder” aparece como expresión equivalente a “forma de vida” y “estilo de vida” 42 .

Arrupe distingue tres niveles que forman parte de la expresión “modo de proceder”: el esencial, el de actitudes mentales u operativas y el de rasgos exteriores que configuran una imagen externa 43 . Dicha distinción no niega la profunda interacción entre los tres niveles que van desde los más esencial hasta lo más contingente 44 :

  1. - El primer nivel, el más profundo, es el de las notas más esenciales, fundamentales y determinantes que componen un carisma y que se caracteriza por su permanencia en el tiempo 45 .

  2. - El segundo nivel se compone de actitudes básicas, opciones apostólicas y sentimientos 46 que “derivan casi por lógica necesidad” del primer nivel más fundamental 47 .

  3. - El tercer nivel se refiere a los rasgos exteriores que hacen reconocible una imagen externa 48 .

Esta distinción hecha por Arrupe, desde la perspectiva de una teología de los carismas religiosos, nos ilumina en la comprensión del “estilo” como categoría teológica. Cuando se habla de “estilo cristiano” o del “cristianismo como estilo” se hace referencia a uno de tres niveles o campos semánticos dependientes entre sí. Esos tres niveles semánticos pueden concebirse como tres círculos concéntricos.

El primer nivel o círculo central es el de las notas más esenciales del cristianismo y sus referentes teologales más fundamentales. La nota esencial del estilo cristiano, que lo distingue de otros estilos de habitar el mundo, es el propio estilo de Jesús, ideal del modo de proceder cristiano 49 y criterio decisivo de lo específico del cristianismo 50 . Cristo y su santidad hospitalaria configuran el carácter universal (compartido por los que han tenido un encuentro con el Crucificado-resucitado a lo largo de la historia) y permanente (“el mismo ayer, hoy y siempre” en Hb 13, 8) de este nivel semántico. A la vez el estilo de Jesús se convierte en criterio de auténtico seguimiento según es testimoniado por el seguimiento de los apóstoles y transmitido por el Evangelio 51 .

El segundo nivel semántico o segundo círculo concéntrico contiene y depende del primero, pero está más al exterior que este. Se trata de las actitudes básicas, opciones éticas fundamentales y valores intrínsecos que orientan la manera de ser, las acciones y relaciones consigo mismo, con los prójimos, con el mundo creado y con Dios. La dependencia e interacción de este nivel con el primero está en que las actitudes, opciones y valores se inspiran en Jesús y en el seguimiento de la primera generación de cristianos, según lo testimonia el Nuevo Testamento. Si nuestras actitudes, opciones y valores no son inspirados por el Evangelio, entonces ocurre la separación entre la fe y la vida a la que hemos hecho referencia previamente.

El tercer nivel o el tercer círculo concéntrico contiene y depende de los dos anteriores, pero está más al exterior que ellos. Se trata del estilo como manifestación y acción hacia el mundo. Este nivel es constituido por la acción humana y las relaciones concretas consigo mismo, con los prójimos, con el mundo creado y con Dios. Este nivel tiene mayor dependencia del contexto sociocultural por estar influenciado (como lo es toda acción y relación humana) por modos y costumbres cambiantes de la época, siempre contingentes y susceptibles de cambio. Al ser el nivel manifestado al exterior se convierte en la dimensión fenoménica del “cristianismo como estilo”.

A este tercer nivel pertenece lo que Theobald describe como contornos del estilo personal que no pueden ser fijados de manera absoluta pues, en el caso del estilo cristiano, brotan del encuentro con la santidad de Cristo que le abre a cada uno un lugar específico de habitar el mundo 52 .

Esto no niega el aspecto universal y permanente del primer nivel ni el carácter más estable y duradero del segundo (que depende del primero), comparado con el tercero. Theobald afirma más bien que ese encuentro genera en cada persona una propia diversidad creativa 53 situada en un momento sociocultural e histórico concreto. Un ejemplo del aspecto de lo periférico, creativo y diverso de este tercer nivel del estilo cristiano se encuentra en San Pablo cuando afirma:

Con los judíos me hice judío para ganar a los judíos; me sometí a la Ley con los que están sometido a ella, como si yo lo estuviera, aunque no lo estoy, para ganar a los sometidos a la Ley. Con los que no tienen Ley, yo, que no rechazo la Ley de Dios, porque estoy sometido a la ley de Cristo, me hice como uno de ellos para ganar a los que no tienen Ley. (1 Co 9,20-21)

El primer nivel o círculo concéntrico es el fundante, universal y permanente pues es Cristo como fuente del estilo cristiano. El segundo depende del primero, pero no tiene su carácter de permanencia y universalidad. Es un nivel orientador (actitudes, opciones y valores) que requiere un continuo contraste con Jesús y el seguimiento de los apóstoles, criterio de autenticidad. El tercer nivel es el de la concreción, creatividad, diversidad, manifestación y dinamicidad personal, comunitaria y eclesial.

Al estar situado en un contexto es menos durable y requiere mayor revisión y discernimiento personal y comunitario. Absolutizarlo, como si fuera el nivel de las notas más esenciales y atemporales, es caer en el error de los cristianos judaizantes con quien San Pablo tuvo conflictos pues exigían seguir los detalles exteriores y contingentes del judaísmo como condición para poder ser cristianos.

Así entendido, el concepto teológico de “estilo” articula la fe y la espiritualidad que brotan del encuentro con Jesús (primer nivel semántico) con la acción transformadora y las relaciones consigo mismo, con los prójimos, con el mundo creado y con Dios (tercer nivel semántico). Dicha articulación ocurre en el segundo nivel de las actitudes, opciones y valores inspiradas por el encuentro con Jesús y orientadoras de la acción.

En las próximas secciones aplicaremos el concepto teológico de “estilo” y sus niveles semánticos para analizar la propuesta del papa Francisco en los documentos Laudato si’ y Gaudete et exsultate.

EL ESTILO DEL PAPADO DE FRANCISCO Y SU PROPUESTA DE ESTILO ECLESIAL: “IGLESIA POBRE, PARA LOS POBRES” Y “EN SALIDA”

El cardenal Jorge Mario Bergoglio, en el tiempo previo al cónclave que lo eligió, describía el estilo dominante de Iglesia como uno de autorreferencialidad y sin vitalidad misionera. En ese contexto, el cardenal argentino propuso una Iglesia con estilo de “salida misionera a las periferias” 54 .

Luego de ser elegido papa, en uno de sus primeros encuentros, Francisco explicó el significado de su nombre haciendo referencia a San Francisco de Asís: “es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación. […]. ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!” 55 . En la Evangelii gaudium Francisco propone un estilo eclesial en estado permanente de misión, de salida constante hacia las periferias 56 .

El cardenal Walter Kasper manifiesta que lo particular de Francisco se encuentra “en el estilo, el enfoque metodológico y los acentos” 57 . El cardenal y teólogo alemán cataloga el estilo del papado de Francisco como uno de alegría, confianza, libertad, benevolencia hacia los distanciados de la Iglesia y de nueva primavera 58 . Es el estilo de la reforma o revolución desde la ternura 59 . En esto se resalta el aspecto del segundo nivel de significado de “estilo”: unas actitudes, unas opciones y unos valores evangélicos que son particulares de este papado.

No se trata de un estilo de “fuga mundi” o de evasión de los problemas. Tampoco es un estilo de añoranza por los tiempos pasados, que significaría absolutizar el tercer nivel de sentido de “estilo”. El estilo particular de Francisco busca enraizarse en el Evangelio e invita a la conversión y a la reorientación hacia el futuro 60 . En otras palabras, busca refundar todo en el primer nivel de sentido del “estilo cristiano”: Jesús y su Buena Noticia.

Añade Kasper que el estilo de este papado se manifiesta en su lenguaje: “…un lenguaje sencillo, pero no simplificador, comunicativo y dialógico, que interpela y arrastra a las personas. […]. Su acicate es convencer a los creyentes de la belleza de la fe y alentarlos a una vida gozosa desde ella” 61 . De manera similar, el filósofo y teólogo argentino Juan Carlos Scannone, afirma que Francisco tiene un estilo en “lo que se dice” y un “tono afectivo y vivencia” que se manifiestan en sus expresiones orales y en sus textos 62 .

Estos aspectos son la dimensión fenoménica del tercer nivel de estilo de este papado: una manifestación exterior en las acciones y modos concretos de relación.

EL NUEVO ESTILO TEOLÓGICO DEL MAGISTERIO EN LOS DOCUMENTOS LAUDATO SI’ Y GAUDETE ET EXULTATE

Los documentos Laudato si’ y Gaudete et exultate reflejan unas actitudes, opciones pastorales y valores que buscan responder a situaciones concretas de nuestro contexto diverso, plural y posmoderno.

La encíclica Laudato si’ posee un estilo de lenguaje que refleja un cambio en comparación con documentos equivalentes del magisterio precedente. El estilo del lenguaje no es abstracto pues confronta problemas concretos y reales 63 . Posee un lenguaje comprensible a quienes no son expertos en teología 64 . No se caracteriza por un estilo derrotista, pesimista ni catastrófico 65 , a pesar de referirse a problemas sumamente serios y urgentes como la continuidad de la vida en el planeta. Es una encíclica cuyo estilo es de inspiración, esperanza, de confianza en Dios 66 pues –como afirma el Papa– “siempre hay una salida”, siempre Dios actúa en el corazón humano 67 .

El estilo de la encíclica no es el de una ética sesgadamente prohibitiva e impositiva que exige obediencia a los creyentes. No busca imponer a los no creyentes la sabiduría de la religión, sino ofrecerla. Invita, interpela y propone un estilo de vida para salvar el planeta y las condiciones sociales 68 a partir de un reconocimiento de la responsabilidad personal 69 . Busca el diálogo sincero con las distintas religiones 70 , con el mundo de la ciencia 71 , con el mundo político 72 , finalmente con todos 73 .

Según el conocido teólogo ortodoxo Zizioulas, la Laudato si’ es un documento con un estilo de “ecumenismo existencial” que invita a los cristianos divididos a una tarea común y a trabajarla unidos 74 . Su estilo dialógico toma en cuenta las contribuciones de otras iglesias, por ejemplo, citando al patriarca ortodoxo Bartolomé 75 . Al interior de la Iglesia Católica, cita conferencias episcopales y sus trabajos, para vivir una verdadera corresponsabilidad con el episcopado de la Iglesia universal 76 . En términos de diálogo interreligioso, la Laudato si’ cita incluso una antología del sufismo 77 .

Ausente está un estilo defensivo o apologético de la Iglesia, pues reconoce varios errores del cristianismo que aún existen en medio de nosotros: no hemos sido coherentes con nuestra fe 78 , en algunos momentos hemos interpretado equivocadamente las escrituras 79 , el hecho de que “una presentación inadecuada de la antropología cristiana pudo llegar a respaldar una concepción equivocada sobre la relación del ser humano con el mundo” 80 .

El documento Laudato si’ contiene un estilo teológico propiamente dicho. Es eminentemente bíblico y no busca demostrar posiciones con el uso inadecuado de textos bíblicos 81 , sino desde una hermenéutica apropiada 82 . Es un estilo en el cual la realidad es más importante que las ideas, y sigue así lo enseñado en la Evangelii gaudium 83 . Realiza una mirada interdisciplinaria de la realidad a partir de hechos científicos (diálogo con las ciencias) y del lugar de los pobres 84 .

El estilo de la exhortación apostólica Gaudete et exsultate es marcado por un diálogo en primera persona 85 . Su estilo es de exhortación, consejo y propuesta, no de exigencia a una sumisión 86 . Usa expresiones de tipo coloquial que muchos pueden entender 87 . Acepta que la Iglesia se ha equivocado por no vivir a veces desde el estilo propuesto por Jesús 88 . En este documento, Francisco continúa con su manera de citar a otras conferencias episcopales según la corresponsabilidad querida por el Concilio Vaticano II 89 .

En ambos documentos aparece la propuesta del papa Francisco de relación entre la fe cristiana y el modo de vivir y actuar en el corazón del mundo; entre la identidad cristiana y la misión en la cultura posmoderna; entre lo sagrado y lo secular.

PRIMER NIVEL SEMÁNTICO DE ESTILO EN LA PROPUESTA DE FRANCISCO: VUELTA AL ESTILO DE JESÚS Y SU EVANGELIO

¿Cuál es el fundamento de la propuesta de cambio de estilo del papa Francisco? Es la vuelta al encuentro con el estilo propio de Jesús y su Evangelio 90 . Jesús en sí mismo es la encarnación del estilo de Dios de salir libremente de sí para habitar de modo radical el mundo. El estilo de Dios en el mundo se revela en la kénosis de la encarnación (Flp 2,6-7), donde una persona trinitaria se vacía de sí mismo (“vaciamiento infinito” 91 ) y entra personalmente en la realidad creada 92 . Es el Emmanuel como humilde presencia de Dios entre nosotros, en nuestra realidad cósmica, en las relaciones interpersonales humanas y en la realidad concreta y compleja de un pueblo 93 .

El modo de proceder de Jesús nos revela cuál estilo de ser humano es imagen del estilo de Dios. Jesús, por su contacto permanente con la naturaleza y en armonía con toda la creación 94 , fue un contemplativo de la presencia y relación que Dios tiene “con cada criatura” 95 . Su estilo no era el de un asceta que despreciaba el cuerpo, la materia o las cosas del mundo 96 . Al contrario, festejaba la vida humana y con su trabajo de artesano daba forma a la materia creada 97 .

Jesús no impuso su palabra, así como la divinidad no impone su presencia todopoderosa. Su estilo de transmitir la verdad de Dios, como Padre amoroso de la creación y nuestro, fue sencillo 98 . Jesús llamó e invitó a seguirle en un camino de libertad. Invitó, no impuso, a reconocer a Dios como Padre y en relación paterna con todo lo creado 99 . El estilo del Nazareno manifiesta una conmovedora ternura 100 en su presencia en las periferias del sufrimiento y en los interrogantes de la vida 101 . La misma encarnación significa que él mismo se hizo periferia 102 .

La fidelidad absoluta de Jesús al estilo de vida inspirado por su Padre lo llevaron a un conflicto con los valores y el estilo de vida imperante en el mundo que lo rodeaba. Jesús no buscaba este conflicto, pero lo asumió en su vida. En palabras del papa Francisco, “él [Jesús] a su vez expresa la humildad del Padre, que se humilla para caminar con su pueblo, que soporta sus infidelidades y murmuraciones” 103 . Finalmente, este conflicto desembocó en la cruz, pues su modo de proceder estorbaba a quienes vivían un estilo de mundanidad espiritual.

La resurrección de Jesús revela el proyecto de amor de Dios: por su resurrección Jesús no nos abandona pues ha unido su presencia de manera definitiva a todas las cosas 104 , en un modo de ser escatológico. La resurrección no vacía la creación: la lleva a su plenitud al divinizarla en Cristo. Nos abre la puerta a una esperanza de que, al final de los tiempos, en la plenitud escatológica, su fuerza de resurrección haga de nuestras limitaciones y vulnerabilidades –en especial las del más pequeño, necesitado y frágil–, una obra de arte que manifieste, como imagen, la hermosura del amor divino 105 .

SEGUNDO NIVEL SEMÁNTICO DE ESTILO: CRÍTICA DE FRANCISCO A ACTITUDES Y OPCIONES DESVIADAS

El papa Francisco menciona y critica unos estilos caracterizados por actitudes mundanas, opciones desviadas y antivalores. Utilizaremos el concepto de “relación” para sistematizar la multiplicidad de aspectos que caracterizan estos estilos desviados. Cada estilo como modo de vivir y actuar en el mundo conlleva cuatro niveles o aspectos de relación: la relación consigo mismo, con los demás, con la creación y con Dios 106 . Cada aspecto relacional no excluye a los demás y, en condiciones normales, coexisten unos con otros. Veamos la descripción de cada uno.

Estilos desviados de relación consigo mismo: el autorreferencial y el evasivo

En la Laudato si’ y en la Gaudete et exsultate aparecen múltiples estilos desviados de relación consigo mismo. Sin embargo, estos se pueden agrupar en dos categorías, que no son mutuamente excluyentes: la actitud autorreferencial (centrado en sí mismo) y la evasiva.

Comencemos por el estilo autorreferencial. El papa Francisco describe este estilo de vida personal refiriéndose a múltiples actitudes: narcisista, autorreferencial, de autocomplacencia egocéntrica y ensimismada 107 . Según el Obispo de Roma, tal estilo de vida muchas veces está vinculado a una actitud hedonista, inmediatista, de consumo obsesivo y devoradora de recursos 108 . Otra característica de este egocentrismo, que solo busca sus propios intereses, es la una sed de dominio que lleva incluso a la violencia 109 pues reduce al resto a un valor relativo o lo considera irrelevante 110 . En su manifestación extrema, quien vive de esta manera considera las leyes como imposiciones arbitrarias y obstáculos a evitar 111 . Es incapaz de autolimitar su poder y sus deseos 112 .

Otro tipo de estilo desviado es el de la evasión de la realidad 113 , al que los documentos califican con expresiones como anestesiado, de alegre superficialidad y desconectado de la realidad 114 . Quien vive este estilo de vida opta constantemente por el entretenimiento o la diversión 115 . Se caracteriza por la falta de reflexión y de cuestionamiento acerca de sus acciones y de la orientación de su propia vida 116 . Elige una vida mediocre, atontada, en la que solo aspira a lo cómodo, al disfrute y a los placeres vacíos 117 .

Signos que indican la vivencia de estos estilos personales –el centrado en sí mismo y el de la evasión– son los siguientes: la perdida de sentido de la vida 118 , la angustia 119 , el corazón vacío 120 , un profundo desequilibrio personal 121 , un estado de ansiedad enfermiza 122 , una insatisfacción de quien no sabe para qué vive 123 , y una profunda tristeza llena de mal humor 124 .

Estilos desviados de relación con los demás y con la sociedad: indiferentes aislados y agentes de daño y de corrupción

Una primera categoría de estilo desviado con los demás es la actitud de indiferencia ante las vivencias de los otros y ante las situaciones que vive la sociedad. Quien vive este estilo hace la opción de evitar el auténtico encuentro con los otros, no cultiva los valores de convivencia interpersonal y social, del bien común y del bien ambiental 125 .

Una segunda categoría de estos estilos es la compuesta por los agentes de daño y de conflicto. Es un estilo en el que predomina el antivalor de inmediatismo egoísta de quien cree tener mayores derechos que los otros seres humanos 126 . El que procede de este modo es incapaz de reflexionar sobre las consecuencias que representan sus acciones para las actuales y futuras generaciones 127 ; posee una actitud de superioridad que lo lleva a juzgar al resto por sus ideas y estilos 128 ; defiende continuamente sus propios intereses y beneficios económicos, sociales o políticos; es indiferente a los pobres, al medio ambiente e incluso llega a enfrentamientos que provocan conflictos o daños a quienes le son desagradables o ve como una amenaza a sus intereses 129 ; busca su seguridad dominando a los demás o sobrevalorando su imagen social 130 .

Una tercera categoría es compuesta por los agentes de corrupción. El poder político, social o económico no es visto como servicio, sino como autoafirmación y medio para lograr la seguridad personal 131 . Quien sigue este estilo evita que salga a la luz pública información necesaria para el debate y el discernimiento social que pueda afectar su posición privilegiada; es guiado en sus decisiones y acciones por intereses mezquinos que lo lleva a pactar con la corrupción 132 .

Estilos desviados de relación con la creación: antropocentrismo despótico y consumo irresponsable

Esta manera de ser y actuar está vinculada a la cultura del descarte y al consumo desordenado de usar, gastar y tirar que produce hábitos destructivos y dañinos al medio ambiente 133 . Es el estilo de dominador absoluto e irresponsable de la creación, explotador, incapaz de limitar sus intereses inmediatos 134 .

Quien vive de esta manera se ve a sí mismo como independiente de la naturaleza 135 ; por ello no experimenta responsabilidad alguna ante el cambio climático, o al menos le es indiferente 136 . Vive despreocupado ante el sufrimiento de los animales, pues considera las otras especies solo como recursos explotables y no como valores en sí mismos 137 .

Estilos desviados de relación con Dios: la mundanidad espiritual del gnosticismo actual y del neopelagianismo

En la Evangelii gaudium, el papa Francisco pone en guardia contra un estilo desviado de mundanidad espiritual individualista 138 , evasivo de la realidad y desconectado de la acción y de los compromisos fraternos 139 . Según el Obispo de Roma, se trata de una falsa espiritualidad caracterizada por la búsqueda individual de la gloria humana y el bienestar personal 140 . El papa Francisco continúa su reflexión sobre este tema en la Laudato si’ y en la Gaudete et exsultate.

En primer lugar, se encuentra una actitud espiritual que busca escapar de la sociedad (fuga mundi) 141 . Quien opta por este tipo de espiritualidad es individualista y está encerrado en un subjetivismo que el Papa clasifica de nueva forma de gnosticismo 142 . Esta espiritualidad inmanentista y antropocéntrica resulta fascinante a muchos.

Sin embargo, igual que el gnosticismo con el que tuvo que luchar la Iglesia en sus comienzos, esta actitud espiritual busca domesticar y conquistar el mensaje de Jesús 143 y no procura un auténtico encuentro con él; no toma en cuenta el principio de la encarnación de la Palabra en la realidad y hace la opción de alejarse del sufrimiento, dudas, preguntas y angustias de las personas 144 ; desprecia el cuerpo, la materia y las preocupaciones de este mundo en un dualismo malsano desvinculado de la creación 145 . Otra manifestación del gnosticismo inmanentista se encuentra en la búsqueda de un subjetivismo afectivo o de una experiencia placentera desconectada de la acción, de la misión y del apostolado 146 .

Este nuevo estilo actual de “fuga del mundo” considera la misión y el compromiso con la transformación del entorno como secundario o como una distracción de lo que es considerado como verdaderamente “espiritual” 147 . Incluso puede llegar hasta el extremo de sospechar del compromiso social, pues lo considera “superficial, mundano, secularista, inmanentista, comunista y populista” 148 . Por eso es una espiritualidad indiferente ante las injusticias y dificultades de este mundo 149 . Considera que a Dios solo se da gloria con el culto litúrgico, la oración o cumpliendo normas éticas sin compromisos sociales 150 .

En segundo lugar, existe una espiritualidad del éxito mundano fundamentado en el solo esfuerzo humano. Esta espiritualidad –según Francisco– es un tipo de neopelagianismo. Quien vive esta espiritualidad confía en sus propias fuerzas, no reconoce sus límites y está fascinado por mostrar sus conquistas autorreferenciales 151 ; tiene una actitud de superioridad sobre los demás pues cumple las normas de un “cierto estilo católico” 152 ; vive una autocomplacencia egocéntrica y elitista obsesionada por las propias normas, costumbres y estilos, olvidándose de que es Dios quien nos justifica por la fe 153 .

SEGUNDO NIVEL DE ESTILO: ACTITUDES, OPCIONES Y VALORES PROPUESTOS POR FRANCISCO

El Papa propone un cambio profundo de estilo de vida. Como en la sección anterior, presentaremos el modo de proceder propuesto en cuanto a actitudes, opciones y valores a partir de cuatro niveles de relación inspirados en el Evangelio. Los siguientes niveles complementarios o aspectos relacionales que conforman el estilo de vida propuesto son la relación consigo mismo, con los demás, con la creación y con Dios 154 .

Estilo propuesto de relación consigo mismo: peregrino en estado permanente salida, con alegre profundidad y generosidad

El Papa propone vivir optando por actitudes y valores como la alegría y la autenticidad 155 , el reflexionar en profundidad y el amar con generosidad 156 . Invita a inspirarse en el Evangelio para esforzarse por la autotrascendencia, para romper la conciencia aislada, el individualismo, el narcisismo y la autorreferencialidad 157 . Quien vive desde este modo evangélico de estar en el mundo se pregunta por su vocación: “¿Para que pasamos por este mundo? ¿Para que venimos a la vida? ¿Para qué trabajamos y luchamos? ¿Para qué nos necesita esta tierra?” 158 Desde dicho cuestionamiento se recupera el sentido de la propia dignidad y se concluye que vale la pena pasar por este mundo 159 .

Tal modo de proceder es un “estado de salida de sí mismo” que lleva hacia lo desconocido, a las periferias de la humanidad herida y sufrida 160 . Cultiva una ética, una cultura y unas actitudes espirituales que ayudan a limitar el propio poder, impelen a cuidar a los que sufren en su entorno 161 e inspiran a estimar valores que van más allá del cálculo de medios que llevan al solo interés personal 162 .

Signos de este estilo de vida son la auténtica alegría, la esperanza y el sentido del humor que irradia a los demás 163 : la alegría y esperanza se viven con realismo y dentro de las dificultades cotidianas. Así, todo contratiempo lleva a la ternura del mismo Dios que renueva las fuerzas 164 .

Estilo propuesto de relación con los demás y con la sociedad: salida de sí hacia el otro y la amistad social

Se trata de una actitud permanente de salida de sí para ir hacia el otro que es mi hermano 165 . Quien opta por este modo de proceder contempla las limitaciones de los demás con ternura, mansedumbre, compasión y preocupación 166 ; opta por la justicia para todos, en especial para los pobres y los débiles 167 . La regla de oro, formulada como ponerse en el lugar del otro, inspira sus relaciones interpersonales 168 .

El que vive este estilo contempla la realidad y está en contacto con los problemas que se viven en el mundo 169 . Su actitud básica es la hospitalidad y el cuidado de los demás 170 . No se conforma solo con hacer buenas acciones, sino se compromete con la búsqueda de soluciones a los problemas sociales, en particular el de la exclusión 171 . Contempla la inmensa dignidad del pobre y combate la pobreza 172 y defiende a los débiles ante los poderosos, aunque eso implique consecuencias negativas para su imagen 173 .

El “cristianismo como estilo” no se limita al horizonte de relaciones interpersonales. Es un estilo audaz que busca dejar una marca positiva en este mundo 174 . El cristiano se cuestiona por la orientación, los fines, el sentido y el contexto social del crecimiento tecnológico y económico 175 ; atiende las necesidades reales actuales con una mirada puesta en las futuras generaciones 176 ; desde su creatividad busca mejorar la calidad de vida integral para todos y dejar tras de sí un mundo mejor, una sociedad más humana 177 . La paz y la amistad social lo inspiran a buscar resolver los conflictos sociales integrando a todos en su diversidad 178 . Signo de que se vive este estilo de vida evangélico es dejar un testimonio al final de la vida de generosa responsabilidad 179 .

Desde su experiencia del Evangelio y con su vida cuestiona a la sociedad y la encarnación en ella de antivalores. Por eso desafía las costumbres, los hábitos y el que “las cosas sean como son” 180 . Signo de este cuestionamiento y desafío es la molestia causada a la sociedad donde predominan los estilos desviados 181 .

Estilo propuesto de relación con la creación: administrador responsable en relación armoniosa con la naturaleza

Este estilo implica la opción por una relación armoniosa y responsable con la creación 182 que lleva a cuidar, proteger, custodiar, preservar, guardar y vigilar el mundo creado 183 . Esto no es secundario ni opcional en la vocación cristiana 184 . Quien vive un estilo de vida inspirado en Cristo valora cada criatura en sí misma 185 ; hace un uso responsable de las cosas, reconociendo el valor fin ante Dios de los otros seres vivos 186 ; contempla agradecidamente la presencia de Dios en la creación 187 . Todo esto lo lleva a un respeto sagrado, religioso, cariñoso y humilde para todos los seres del universo 188 .

Experimenta una llamada a participar responsablemente de la acción creadora de Dios 189 . Desde ahí procura el desarrollo de lo creado, ayudando a brotar la potencialidad que Dios imprimió en las cosas 190 . Administra responsablemente el mundo, colabora con Dios en la creación considerando el impacto que provocan sus acciones y decisiones 191 . Por eso delibera y discierne los proyectos personales, sociales y globales preguntándose: ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para quién? ¿Cuáles son los riesgos? ¿Cuál el costo? ¿Quién paga los costos y cómo lo hará? 192 .

Estilo de relación con Dios: actitudes espirituales y la santidad encarnada en lo ordinario

El Papa propone un estilo de santidad encarnada en lo cotidiano 193 que él llama santidad de “clase media”, “santidad de la puerta de al lado”, o “santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros del pueblo” 194 . En realidad, se trata de una pluralidad de estilos de santidad y de actitudes espirituales donde cada uno debe “discernir su propio camino” 195 . Sin embargo, en dicha pluralidad se encuentran rasgos comunes.

Es un estilo de espiritualidad cristocéntrica cuyo fundamento es la esperanza y confianza puesta en el Señor 196 . Es una espiritualidad marcada por la contemplación de los misterios de la vida de Cristo y de su presencia en medio de nosotros, que transforma a la persona y a las comunidades 197 . Desde esta vuelta a Jesús como fundamento del “estilo cristiano” se desarrollan actitudes, se hacen opciones y se cultivan unos valores espirituales y evangélicos.

Una actitud básica propuesta es la constante conversión y arrepentimiento por los errores, pecados, vicios o negligencias 198 . Sin embargo, se distingue esta actitud espiritual de una culpabilidad neurótica y paralizante. Se trata de un reconocimiento de la propia fragilidad que permite que Jesús transforme y lance en misión 199 .

Otro rasgo de dicha espiritualidad es la contemplación de la creación que provoca una amorosa conciencia de estar conectado con todas las criaturas en una comunión universal 200 que brota del misterio trinitario 201 . En la creación se escucha la voz silenciosa y discreta de Dios 202 y se contempla la presencia de Cristo en todas las criaturas 203 . Esto lleva a la actitud de vivir todo momento como un don divino 204 , y no solo los que son explícitamente religiosos.

Es una espiritualidad contemplativa en la acción en medio del mundo 205 . Por tanto, no se trata de una espiritualidad desencarnada o de fuga mundo, pues la oración, el amor de Dios y la lectura del Evangelio aumentan la pasión en la entrega al prójimo 206 . El auténtico culto a Dios lleva a vivir con generosidad la entrega a los hermanos y a desgastarse por ellos en las obras de misericordia 207 . Es una espiritualidad que lleva a ser un misionero que opta apasionadamente por comunicar la verdadera vida y no a vivir la misión como burócrata o funcionario de Dios 208 .

Es una espiritualidad unificadora de la persona, de sus dimensiones y relaciones pues se experimenta una íntima conexión entre Dios y todo 209 . No se trata de una espiritualidad dualista y desencarnada que solo valora lo espiritual en contraposición a lo material, como si esto último fuera algo despreciable 210 . La auténtica espiritualidad es encarnada pues nos sitúa en un contexto marcado por lo corpóreo, lo interpersonal, lo social y el medio ambiente.

Signos de la auténtica espiritualidad son el gozo, la alegría, la paz consigo mismo, la feliz sobriedad que valora las cosas pequeñas, la vida profunda y equilibrada, la gratuidad, la renuncia al dominio, los gestos generosos hacia los demás, aunque nadie los vea o reconozca 211 .

Otro rasgo importante de la espiritualidad –mencionado varias veces por Francisco– es el discernimiento que busca la voluntad de Dios en una situación concreta 212 . Como clarifica este Papa, el discernimiento no es un “autoanálisis ensimismado, una introspección egoísta, sino una verdadera salida de nosotros mismos hacia el misterio de Dios, a vivir la misión a la cual nos ha llamado para el bien de los hermanos” 213 . La espiritualidad trata de un conjunto de actitudes espirituales, dones de Dios que nos ponen en contacto con él y con su voluntad.

CONCLUSIÓN

En este artículo utilizamos la categoría teológica de “estilo” como una clave de interpretación de la Laudato si’ y de la Gaudete et exsultate.

El estilo es el modo de vivir, habitar y actuar en el mundo. Para una mayor clarificación del significado de la expresión “estilo cristiano” desarrollamos tres niveles semánticos que se encuentran en esta expresión: (1) el fundamental es Cristo y su Buena Noticia; (2) las actitudes, opciones y valores que brotan de un encuentro con el Nazareno; y (3) el fenoménico, que consiste en las acciones y relaciones concretas que recrean la persona y el mundo.

Así comprendido, el concepto de estilo permite pensar de manera novedosa la relación entre la fe cristiana y la acción humana, entre la identidad cristiana y el mundo plural que vivimos, entre lo sagrado y lo secular, entre la espiritualidad y la transformación del mundo. Esta relación se realiza por medio de una articulación producida en el segundo nivel semántico: las actitudes, opciones y valores evangélicos.

El papa Francisco propone un cambio radical de estilo de vida que se aleja de dos extremos: del fuga mundi –que enajena de la presencia de Dios en la realidad– y de la identificación mundanal que vacía la novedad del Evangelio y la autonomía del mundo. Junto a su propuesta de estilo aparece una espiritualidad, en el sentido de conjunto de actitudes espirituales básicas, que también se aleja de dos extremos: del intimismo subjetivista e individualista del gnosticismo actual y del neopelagianismo, volcado hacia los logros exteriores del que solo vive confiado en sus fuerzas.

La espiritualidad propuesta se vive en el corazón del mundo. Se trata de una santidad en lo cotidiano que busca transformar el entorno por medio del discernimiento de la voluntad de Dios sobre cada uno, y obra bajo “el impulso de la gracia divina”. Cada uno tiene un lugar específico, una manera particular de habitar el mundo.

No obstante, el estilo cristiano tiene una nota esencial común: Cristo como modelo hospitalario que se entrega para la salvación de todos. Otro elemento común es compuesto por las actitudes y opciones propuestas: (1) la salida de sí para el encuentro con el otro, con la creación y con Dios; y (2) ser agente contracorriente de transformación sociocultural que pasa por la transformación de la persona y de su modo de vivir y actuar en el corazón de la realidad.

Por eso se propone una espiritualidad marcada por el encuentro con Dios en el encuentro con el hermano y en la acción transformadora del mundo. Se trata de una espiritualidad encarnada que mantiene en relación el espíritu y la transformación sociocultural según el principio de Calcedonia: sin confusión (identificación que vacía la novedad del Evangelio) y sin separación (el fuga mundi que enajena a la persona).

Cuando se compara la descripción que el Obispo de Roma hace de dos estilos de vida, el desviado y su propuesta fundamentada en el Evangelio, se nota un conflicto y una relación de contradicción entre ambos. Esto no debe causar una sorpresa pues, en palabras del Evangelio de Mateo, “nadie puede estar al servicio de dos señores. […]. No pueden estar al servicio de Dios y del dinero” (Mt 6,24). Tales estilos se presentan como una opción ante dos modos contradictorios de vivir: uno libera en el seguimiento de Cristo y el otro esclaviza. No queda alternativa que hacer una opción fundamental que compromete toda la persona.

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Notas

* Artículo de reflexión

1 Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual” 43.

2 Juan Pablo II, “Exhortación apostólica Christifideles laici” 2, 30, 59; Benedicto XVI, “Discurso al segundo grupo de obispos de México en visita Ad limina apostolorum”; Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium” 83, 93-97.

3 Concilio Vaticano II, “Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual” 36.

4 Véase a Jiménez, “El papa Francisco: profeta de una conversión del estilo eclesial y social al modo de Jesús”, 224, en el que analizamos el modelo de Iglesia y apostolado en la Evangelii gaudium del papa Francisco.

5 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 5, 16, 23, 59, 107, 108, 111, 122, 145, 161, 164, 204, 206, 208, 211, 222, 225 (dos veces), 228, y en el primer subtítulo del Capítulo 6, “Apostar por otro estilo de vida”.

6 “Modo de amar” (9), “modo de compartir” (9), “modo espontaneo” (11), “modo como estamos construyendo el futuro del planeta” (14), “modos de entender” (16 y 101), “modos de contrarrestar” (22), “modo de actividad humana” (34), “modo de no enfrentar los problemas” (50), “modo de alimentar todos los vicios autodestructivos” (59), “modo de interpretar y transformar la realidad” (63), “modos de actuar o de acción” (73 y 128), “modo de hacer” (104), “modo de asumir la tecnología” (106), “modo de fuga del mundo” (126), “modo de relacionarse con los demás y con el medio ambiente” (141), “modo de vida” (145), “modo de producción” (145), “modo de ver la vida, de sentir y de actuar” (147), “modo interdisciplinario, transparente e independiente de toda presión económica o política” (183), “modo de progreso y desarrollo” (191), “modo abstracto, desligado de todo contexto” (199), “modo alternativo de entender la calidad de vida” (222) y “modo de tratar el ambiente” (225).

7 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 12, 49, 55, 58, 65, 71 y 110.

8 Ibíd., 65, 71 y 110.

9 “Modo de concretar” (17), “modo de entender” (43), “modo de transmitir la verdad” (63), “modo equivocado de tratar a los demás” (93), “modo de discernir” (105) y “modo de poner las cosas en orden” (126, Nota 101).

10 Merleau Ponty, Signes, 68; Theobald, “Le style pastoral de Vatican II et sa reception postconciliare”, 284.

11 Merleau Ponty, Signes, 70.

12 Ibíd., 72.

13 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 236; Theobald, “Le style pastoral de Vatican II et sa réception postconciliaire”, 284.

14 Theobald, La reception du concile Vatican II, 484 y 898; Theobald, “Le style pastoral de Vatican II et sa réception postconciliaire”, 268.

15 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 237-238.

16 Ibíd., 244.

17 Ibíd., 237.

18 Ibíd., 237-238 y 242.

19 Theobald, Urgences pastorales. Comprendre, partager, reformer, 96 y 448.

20 Ibíd., 84.

21 Ibíd., 85-86, 90.

22 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 238.

23 Villemin, “La notion de style, est-elle pertinente en ecclésiologie ?”, 103.

24 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 247.

25 Ibíd., 236.

26 Ibíd., 244.

27 Ibíd., 244.

28 Ibíd., 246.

29 Ibíd., 248.

30 Ibíd., 245.

31 Ibíd., 247.

32 Theobald, “Le style pastoral de Vatican II et sa réception postconciliaire”, 284.

33 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 248; Lumière et Vie, “Entretiens: Christoph Theobald, le christianisme comme style”, 13.

34 Lumière et Vie, “Entretiens: Christoph Theobald, le christianisme comme style”, 14.

35 Ibíd., 15-16.

36 Ibíd., 14.

37 Theobald, Le christianisme comme style. Une manière de faire théologie en postmodernité, 65.

38 Ibíd., 9-13, 415-416; Theobald, Urgences pastorales. Comprendre, partager, reformer, 96.

39 Theobald, Le christianisme comme style. Une manière de faire théologie en postmodernité, 9; Arrupe, “El modo nuestro de proceder”, 187-191.

40 Mollá Llácer, Pedro Arrupe. Carisma de Ignacio, 176.

41 Arrupe, “El modo nuestro de proceder”, 190 y 201.

42 Ibíd., 187, 191.

43 Ibíd., 186.

44 Ibíd., 210.

45 Ibíd., 186, 208 y 217.

46 Ibíd., 186, 208, 217.

47 Ibíd., 217.

48 Ibíd., 186, 208, 217.

49 Ibíd., 227-232.

50 Theobald, Le christianisme comme style. Une manière de faire théologie en postmodernité, 433.

51 Arrupe, “El modo nuestro de proceder”, 191, 220.

52 Theobald, “Le christianisme comme style. Entrer dans une manière d’habiter le monde”, 246.

53 Ibíd., 248.

54 Kasper, El papa Francisco. Revolución de la ternura y el amor, 15.

55 Ibíd., 16.

56 Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium” 25, 27, 30, 46, 97 y 261.

57 Kasper, El papa Francisco. Revolución de la ternura y el amor, 24.

58 Ibíd., 19-20.

59 Ibíd., 30.

60 Ibíd., 48.

61 Ibíd., 51.

62 Scannone, “El papa Francisco y la teología del pueblo”, 50.

63 Marx, “Everything is Connected”, 297.

64 King, “Laudato si’: A Biblical Angle”, 31.

65 Marx, “Everything is connected”, 307; King, “Laudato si’: A Biblical Angle”, 29.

66 Marx, ‘“Everything is connected”: On the Relevance of an Integral Understanding of Reality in Laudato si’”, 307.

67 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 58, 60-61, 71, 74, 80 y 205.

68 Ibíd., 222.

69 Ibíd., 15, 200 y 201.

70 Ibíd., 201.

71 Ibíd., 62.

72 Ibíd., 188.

73 Ibíd., 3, 14 y 64.

74 Zizioulas, “A Comment on Pope Francis’ Enciclical Laudato si’”, 190-191.

75 Edwards, “Earth as God’s Creation: The Theology of the Natural World in Pope Francis’ Laudato si’”, 3; Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 7-9.

76 Cita a las conferencias episcopales de Alemania, Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Estados Unidos, Filipinas, Japón, México, Nueva Zelanda, Paraguay, Portugal, República Dominicana, Sudáfrica. También las grandes conferencias episcopales como el Celam y la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia.

77 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 233, Nota 159.

78 Ibíd., 216-217.

79 Ibíd., 67.

80 Ibíd., 116.

81 King, “Laudato si’: A Biblical Angle”, 23, 26 y 31.

82 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 67.

83 Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium” 231-233; Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 110 y 201.

84 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 15.

85 Por ejemplo: “Tú también necesitas…”; “inténtalo…”; “pregúntale…”; “permítele…” (Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 23).

86 Ejemplos en Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate”: “exhorto” (62); “es mi deber rogar a los cristianos” (97); “recomiendo vivamente” (109 y 126, Nota 101); “ruego que no entendamos…” (152); “pido a todos los cristianos” (169).

87 Ejemplos en Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate”: “no se trata de un invento de un papa o de un delirio pasajero” (103); “lo que está cerrado termina oliendo a humedad y enfermándonos” (133).

88 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 73.

89 Cita a las conferencias episcopales de Canadá, de la India, de Nueva Zelanda, Regional de África Occidental. También cita a grandes conferencias episcopales como el Celam.

90 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 65, 71 y 110.

91 Melloni, La mistagogía de los ejercicios, 184.

92 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 99.

93 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 6.

94 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 97-98.

95 Ibíd. 96.

96 Ibíd. 98.

97 Ibíd.

98 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 63.

99 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 96.

100 Ibíd.

101 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 135-136.

102 Ibíd. 135.

103 Ibíd. 118.

104 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 100 y 245.

105 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 61.

106 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 210.

107 Ibíd. 204 y 208; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 35, 57, 114, 119, 136, 165 y 175.

108 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 5, 11, 50, 109, 144, 162, 171, 184, 193, 203, 204, 210, 211, 215, 219, 226, 230 y 232; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 29, 101, 108, 111, 128, 146 y 174.

109 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 2, 11, 67, 75, 82, 117, 178, 224 y 226; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 28, 39, 41 y 111.

110 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’”122-123.

111 Ibíd. 123.

112 Ibíd. 136.

113 Ibíd. 59.

114 Ibíd. 57, 105, 220, 226 y 229; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 30, Nota 29; 38, 46, 65, 135, 138 y 174.

115 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 75.

116 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 47, 61, 225, 226 y 229.

117 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 30, 90, 108, 111, 121 y 128.

118 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’”110; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 67, 140 y 170.

119 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 110.

120 Ibíd. 110 y 204.

121 Ibíd. 225.

122 Ibíd. 226; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 28, 111 y 112.

123 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 29.

124 Ibíd., 111, 126 y 161.

125 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 110, 204 y 219; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 26.

126 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 90.

127 Ibíd. 162.

128 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 71.

129 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 91, 198, 229 y 246; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 87.

130 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 121.

131 Ibíd. 26.

132 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 182 y 184; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 78.

133 Francisco, Laudato si’ 16, 22, 27, 50, 55, 109, 123, 162 y 203.

134 Ibíd. 2, 6, 11, 83, 104, 106 y 116.

135 Ibid. 117.

136 Ibíd. 14, 25, 91, 92, 101, 115, 169 y 246.

137 Ibíd. 33, 36 y 130.

138 Francisco, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium” 262.

139 Ibíd. 82 y 90.

140 Ibíd. 82 y 93.

141 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 119.

142 Ibíd. 36.

143 Ibíd. 35-39.

144 Ibíd. 37 y 44.

145 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 96.

146 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 27, 30 y 35.

147 Ibíd. 27.

148 Ibíd. 101.

149 Ibíd., 101.

150 Ibíd., 104.

151 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 105; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 50-51 y 57.

152 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 49.

153 Ibíd. 52-58.

154 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 210.

155 Ibíd. 10 y 112.

156 Ibíd. 47.

157 Ibíd. 208.

158 Ibíd. 160.

159 Ibíd. 154, 155, 160, 181, 205 y 211-212.

160 Ibíd. 242; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 76, 134-135 y 147.

161 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 105.

162 Ibíd. 36.

163 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 122.

164 Ibíd. 134.

165 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 208.

166 Ibíd. 91; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 72.

167 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 79.

168 Ibíd. 80, 102.

169 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 19 y 49.

170 Ibíd. 71, 208.

171 Ibíd. 91, 112; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 99 y 101.

172 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 139 y 158; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 96.

173 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 119.

174 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 160; Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 129.

175 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 109, 114 y 194.

176 Ibíd. 53.

177 Ibíd. 18, 46, 147, 177, 194 y 231.

178 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 88-89.

179 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 181.

180 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 137.

181 Ibíd. 90.

182 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 11, 66 y 126.

183 Ibíd. 67, 70 y 139.

184 Ibíd. 217.

185 Ibíd. 42 y 208.

186 Ibíd. 69 y 213-214.

187 Ibíd. 68, 77, 125, 140 y 214.

188 Ibíd. 89 y 130.

189 Ibíd. 131.

190 Ibíd. 124 y 132.

191 Ibíd. 90, 116, 117 y 208.

192 Ibíd. 185.

193 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 14.

194 Ibíd. 7-8.

195 Ibíd. 11-12.

196 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 73, 74 y 244.

197 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 20, 131, 147 y 151.

198 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 217-219.

199 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 131.

200 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 220.

201 Ibíd. 240.

202 Ibíd. 85.

203 Ibíd. 221.

204 Ibíd. 226.

205 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 26, 46 y 96.

206 Ibíd. 100 y 154.

207 Ibíd. 104 y 107.

208 Ibíd. 138.

209 Francisco, “Carta encíclica Laudato si’” 234.

210 Ibíd. 216.

211 Ibíd. 220, 222-223, 225-226 y 240.

212 Francisco, “Exhortación apostólica Gaudete et exsultate” 150, 170 y 174.

213 Ibíd. 175.

Notas de autor

a Autor de correspondencia. Correo electrónico: lojimenez@gmail.com

Información adicional

Cómo citar: Jiménez Rodríguez, Luis Orlando. “El concepto teológico de ‘estilo’ como clave de lectura de Laudato si’ y Gaudete et exsultate: una manera de encontrar a Dios en la acción transformadora del mundo”. Theologica Xaveriana 189 (2019): 1-29. https://doi.org/10.11144/javeriana.tx70.ctecl

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