Marcos: Buen Anuncio con inicio, pero sin final. Estrategia comunicativa de Mc 16,1-8*

Mark: A Good Announcement with a Beginning, but without an End. Communicative Strategy of Mk 16:1-8

Patricia Milena Osorno Zuluaga

Marcos: Buen Anuncio con inicio, pero sin final. Estrategia comunicativa de Mc 16,1-8*

Theologica Xaveriana, vol. 73, 2023

Pontificia Universidad Javeriana

Patricia Milena Osorno Zuluaga a

Universitaria Agustiniana, Colombia


Recibido: 17 noviembre 2021

Aceptado: 25 abril 2022

Resumen: Este artículo busca demostrar, a partir de la estrategia comunicativa-pragmática, que Mc 16,1-8 es el final eficaz que el autor propone a todo lector. Las diversas hipótesis generadas por Mc 16,1-8, –texto que sigue siendo una crux interpretum, tanto para exégetas como para hermeneutas– son el punto de partida. Lo dicho está evidenciado, desde muy temprano, en las correcciones de las que ha sido víctima: mutilaciones, intentos de armonización y ampliaciones que pretenden llevar a feliz término el Evangelio de Jesús Mesías Hijo de Dios, un Buen Anuncio con ἀρχή (Mc 1,1), pero sin un final.

La estrategia del autor del Evangelio según Marcos es dejar el final de su obra abierto, a fi n de empujar al lector en el fatigoso paso de espectador a discípulo. A partir de lo expuesto, las preguntas que se formulan para la investigación van direccionadas (como es propio de la aproximación comunicativa-pragmática) a delinear los efectos que busca lograr Marcos con su final en los diferentes tipos de lectores; esto, teniendo presente que cuando un autor pone en marcha una obra escrita lo hace mediante estrategias que hagan factible, comprensible y eficaz el mensaje que busca comunicar. Cuando se trata del final de la obra, el momento de clímax, es fundamental preguntarse y profundizar en la potencia performativa de los motivos semánticos que lo cohesionan. Por último, se presta atención a cómo se verifica en cada uno de los enunciados que la comunicación vaya direccionada a alcanzar su “final feliz”. Es precisamente en este punto donde se argumenta que Marcos presenta como resultado de su estrategia un final tan paradójico como paradigmático.

Palabras clave:Marcos, final, discipulado, exégesis, motivos semánticos, estrategia comunicativa.

Abstract: This article tries to demonstrate that Mk 16:1-8 is the effective ending that the author proposes to the reader by taking into account the communicative-pragmatic strategy. The article starts out by outlining the various hypotheses generated by Mk 16:1-8, a text that continues to be a crux interpretum for exegetes and hermeneuts alike. The above is evidenced, from very early on, in the corrections to which it has been victim: mutilations, attempts of harmonization and amplifications that tried to give a “happy ending”, to the Gospel of Jesus Messiah Son of God, a Good Announcement (Good News) with ἀρχή, but seemingly without a proper conclusion.

The hypothesis suggested is that the strategy of the author of the Gospel according to Mark is to leave the ending of his work open, in order to push the reader through the arduous passage from spectator to disciple. On the basis of the above, the questions formulated for the research are directed, as is typical of the communicative-pragmatic approach, to delineate the effects that Mark wants to achieve with his ending in the different types of readers, bearing in mind the fact that when an author sets a written work in motion, he does so by means of strategies that make the message he is trying to communicate feasible, comprehensible and effective. For this reason, when it comes to the end of the work, the moment of climax, it is essential to question and deepen the performative power of the semantic motifs that unite it.

Finally, attention is paid to the way in which it is verified in each of the statements that the communication is directed towards reaching its “happy ending”. It is precisely at this point where it is argued that Mark presents, as a result of his strategy, an ending that is as paradoxical as it is paradigmatic.

Keywords: Mark, Final, Discipleship, Exegesis, Semantic-motives, Communicative strategy.

Introducción

El Evangelio según Marcos abre con el íncipit “Inicio de la Buena Noticia de Jesús, el Cristo, [Hijo de Dios]1” (1,1). Es bien sabido que el comienzo de una obra es de suma importancia, dado que, con este, el autor busca atraer y captar la atención del lector y, al tiempo, presentar las coordenadas que le guiarán, en el caso de Marcos, por medio de la narración.

Sin embargo, muchas veces un lector curioso quiere saber cómo finalizará la historia. El de Marcos se encontrará con la gran paradoja generada por un final reticente. Nos referimos al final breve del Evangelio (16,8) y no al canónico (16,9-20), en el que se puede evidenciar un trabajo de recopilación y redacción basado en los otros evangelios y tradiciones de la tumba vacía.

La última palabra que el lector encontrará en el segundo Evangelio es la conjunción conclusiva γάρ, precedida por una doble negación enfática y por un verbo en imperfecto que otorga carácter durativo a la acción: καὶ οὐδενὶ οὐδὲν εἶπαν, ἐφοβοῦντο γάρ: “Y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo” (16,8).

Ante el sorpresivo final del segundo Evangelio surgen las preguntas que guiarán el presente escrito: ¿Cuál es la intencionalidad comunicativa-pragmática y qué efecto quiere lograr Marcos con el final reticente de su obra y los motivos semánticos que la cohesionan? ¿Qué provoca esto en los diferentes tipos de lectores que el texto prevé? ¿Un final por “corregir”?

Si el final reticente de Marcos buscaba generar un cierto “malestar” en los lectores de toda época, lo ha logrado. De esto da razón el final canónico que, en su deseo de armonizar el texto, ha desdibujado el cierre querido por Marcos. Por su parte, tanto Mateo como Lucas contradicen 16,8b, ampliando la narración marcana con el cumplimiento del mandato por parte de las mujeres, quienes dan la noticia a los discípulos (Mt 28,8; Lc 24,9). Así mismo, la liturgia, apelando a la “mutilación del texto”, suprimió el v. 8 del Leccionario de la vigilia pascual del ciclo B2.

Un final tan paradójico no deja indiferente a nadie y obliga al lector a tomar una decisión, ya sea la de huir y callar, o acoger la invitación “vayan a Galilea, allí lo verán” (16,7; analepsis de Mc 14,28). Este mandato “inconcluso” lo lanza al inicio de la obra, motivándolo a buscar respuestas a las múltiples preguntas que restan al llegar a su final, que tiene un ἀρχή, un principio, pero su final está por ser escrito.

Se alcanza a intuir que el marco narrativo del Evangelio compuesto por el íncipit y el epílogo tienen la función, a nivel pragmático, de “orientar y poner a su destinatario, no solo en su camino de lector empírico a lector modelo, sino también en el arduo paso de espectador a discípulo”3.

Corallo afirma que cada autor persigue mediante diversos recursos una estrategia que le ayuda a alcanzar el objetivo que se propone, a la hora de interactuar con el lector, lo cual aplica perfectamente al autor del segundo Evangelio:

Los escritores de la Biblia han perseguido una estrategia, componiendo sus textos en un modo determinado, con aquellas precisas palabras, poniendo en escena aquellos personajes, construyendo una narración específica dotada de una estructura propia. Esta estrategia está destinada a interactuar con la realidad.4

Marcos, en el epílogo, retoma algunos motivos semánticos que a primera vista asoman como simples repeticiones. Ahora bien, como precisa Obara:

La reiteración del “motivo” no tiene una función de adorno, sino que contribuye en la construcción de una línea de significado. El motivo, de hecho, por una parte, permanece reconocible al lector o al oyente en cada una de sus recurrencias y, por otra, se modifica y articula durante el desarrollo de la comunicación, aumentando su potencialidad informativa y persuasiva.5

Algunos motivos propios del léxico marcano, presentes en 16,1-8, que se abordan en este escrito, son: el envío (ὑπάγω cf. para este verbo: personajes menores 1,44; 2,11; 5,19. 34; 7,29; 10,21; 16,7; discípulos 6,38; 11,2; 14,13; el Hijo del Hombre 14,21); y el mandato de no decir nada a nadie (1,44; 3,12; 8,4; 5,43; 7,36; 9,9) que, paradójicamente, contrasta en el epílogo con el mandato inconcluso de ir y decir (16,7).

Al final del relato (16,8) aparecen dos motivos verbales que traen a la memoria del lector una constante de los discípulos: huir (φεύγω 14,50. 52) y temer (φοβέω 4,44; 6,50; 9,32; 10,32). El verbo temor (ἐκθαμβέω6 9,13; 14,33), por medio del cual se expresa la reacción de las mujeres ante la presencia del joven en la tumba (16,5) –verbo principal en el primer mandato del joven (16,6)– tiene diversas acepciones en Marcos y debe ser considerado en cada uno de sus usos.

Status quaestionis

Oliver escribía con tono entusiasta: “Uno de los estudios más fascinantes en el campo del Nuevo Testamento es el problema que presenta el final de Marcos”7. Ciertamente el final de Marcos es uno de los pasajes bíblicos que ha generado mayor número de opiniones. De hecho, la historia de la exégesis lo ha catalogado como crux interpretum. Aquí se hará referencia a las opiniones que presentan mayor relevancia.

Estudio diacrónico

El estudio crítico del Evangelio según Marcos ha demostrado que el relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (Mc 14,1–16,8) constituye una unidad determinada por la articulación interna de la narración. Según diversas hipótesis, Marcos habría conocido esta primera parte de la tradición evangélica, la cual amplió con material de diferentes clases y orígenes8.

Entre el material adicional de Marcos estaría 16,1-8; de ello daría razón la repetición de ciertos motivos presentes a lo largo de la obra. Según Taylor, “el mismo Marcos compuso este relato basándose en una tradición que no depende directamente de un testigo ocular”9. Entre el material que Marcos tendría como base para el relato estaría la tradición sobre las mujeres y el sepulcro vacío y parte del anuncio kerigmático (1Co 15,3-7).

Crítica textual

Los dos testimonios más antiguos, que concluyen con la expresión ἐφοβοῦντο γάρ, “porque tenían miedo” (Mc 16,8b), son el Codex Sinaiticus (א siglo IV) y el Codex Vaticanus (B siglo V). Otro testimonio del siglo XII es el minúsculo 304. Todos los demás manuscritos presentan finales diversos. La edición crítica Nestle-Aland, edición 28, presenta, en corchete doble, una primera conclusio brevior testimoniada únicamente en el Codex Bobiensis (. siglos IV-V) de la Vetus Latina. Sin embargo, este Códex también omite la afirmación ἐφοβοῦντο γάρ, eliminando el problema del silencio de las mujeres10.

La segunda conclusión, el final canónico Mc 16,9-20, goza de amplio testimonio. Sin embargo, falta en los códices (א y B). El mismo Eusebio de Cesarea precisaque estos versículos no se encuentran en todos los ejemplares de Marcos, ya que los ejemplares exactos señalan el cierre con la huída y temor de las mujeres11. El final breve (Mc 16,1-8), aunque genera diversas hipótesis, es el mejor testimoniado.

Crítica literaria

El primer punto de discusión entre los autores es si el final del Evangelio es 16,812, discusión provocada por la brusca interrupción que sufre la narración que cierra con la reacción de las mujeres, quienes huyen y guardan silencio por temor, pero sobre todo que la palabra o, mejor dicho, la partícula γάρ con que cierra el Evangelio deja la impresión de un final inconcluso.

Iverson, en estudio reciente, al referirse a la partícula γάρ como final de Marcos, anota cómo esta supuso, desde 1920, una larga discusión y revisión de obras de escritores griegos13.

Después de que los estudiosos, entre ellos van der Horst, examinaran algunas obras, de manera especial la de Plotino (Enéadas V.5), se encontró con que este finaliza los capítulos de su obra con dicha partícula. Por eso no parece extraño que un libro pudiera finalizar del mismo modo. Iverson, mediante un rastreo de la literatura, señala que los autores utilizan γάρ para construir declaraciones finales en textos narrativos, como es el caso del γάρ de Mc 16,8. Esto le permite confrontarse con Croy, quien argumenta un final mutilado del Evangelio, conclusión a la que llega partiendo de las pocas recurrencias de un γάρ final en obras narrativas con respecto a literatura conversacional como la filosófica, el diálogo.

Iverson confirma lo dicho por Croy, señalando que esta última (la literatura conversacional) tiene una mayor producción literaria respecto de la primera (la literatura narrativa), por lo que la frecuencia de γάρ en los textos seleccionados no es concluyente14. inalmente, Iverson infiere que γάρ puede formar parte, tanto de un texto mutilado como de un final abrupto con el que el autor busca sorprender e inquietar a su lector. Además señala que, si así fuese, este final sería una pieza única en su género15. Esta última afirmación no genera sorpresa, pues parece que el autor del segundo Evangelio, a quien se le debe la trasposición del término εὐαγγέλιον de “buen anuncio” a una biografía escrita sobre Jesús, le gusta innovar.

Ya algunos años atrás Enslin16, tras hacer una fuerte crítica a quienes dan por sentado que el Evangelio de Marcos no podría haber terminado con las palabras ἐφοβοῦντο γάρ, “porque tenían miedo” (16,8), y por tanto sería un final “mutilado”, plantea que la cuestión no tiene que ver tanto con el final actual de Mc (16,8), ya que los finales actuales –sean por razones textuales o internas– deben ser vistos como intentos iniciales por completar el Evangelio original, por lo que el punto que a menudo se ignora es cuál era la intencionalidad pretendida. ¿Era de forma o de contenido?

A nivel de forma, el autor presenta una serie de escritores griegos comoSófocles, Platón e incluso los LXX (Gn 18,15; 45,3; 1Co 10,4), que finalizan frasescon la partícula γάρ. Sin entrar en discusiones sobre un posible original arameo, elautor considera que si bien ἐφοβοῦντο γάρ “no es el más elegante de los modismosgriegos, puede, sin embargo, si es un griego aceptable, representar un equivalente delarameo 17 ”כִּי יָרֵאוּ .

Al aludir a los problemas literarios y al estilo tosco del autor del segundo Evangelio, Enslin se cuestiona frente a una probable traducción: ¿Cómo el traductor, al tener la posibilidad de mejorar la expresión, no lo hizo? Además, la serie de testigos que respaldan el texto actual parecen evidenciar que la expresión no resultaba tan horrorosa, sino al contrario concluye Enslin: “16,1-8 constituye un admirable clímax para el relato del período crítico de la vida de Jesús”18.

Por tanto, no es inverosímil pensar que este era el final deseado por el autor. En la misma línea se expresa Lincoln, al considerar que el final del segundo Evangelio se ajusta al estilo de Marcos, quien usa la conjunción γάρ en cláusulas breves, y afirma: “Sea cual fuese la intencionalidad del autor original, el mejor texto que tenemos ahora es 16,8 y, como final, debe ser interpretado en la forma actual”19.

Aproximación sincrónica: narrativa

Desde el punto de vista narrativo se encuentran diversas posturas. Algunos autores ven el final de Marcos como el ápice del fracaso discipular; de esto darían razón los verbos temer y huir, frecuentes en los discípulos. Las mujeres, que habían sabido responder y estar allí de donde los discípulos varones ya habían huido, ahora –igual que ellos– fracasan. Ellas pertenecerían a la era antigua de un discipulado incapaz de superar los miedos y de comprender el mesianismo de Jesús. Sin embargo, su silencio no habría impedido la proclamación de la nueva creación20.

En esta línea se presenta Culpepper, quien ve en el motivo del fracaso un tema que atraviesa el Evangelio entero y, por supuesto, a sus personajes. Con la huida de las mujeres, Marcos completaría el tema del fracaso humano. Sin embargo, las promesas de Dios se han cumplido: la muerte y finalmente la resurrección de Jesús, como lo anuncia el joven, son todas señales de la infalible confiabilidad de Dios, y es precisamente a partir de estas categorías que el lector está llamado a responder, ya sea desde el miedo o desde la fe21.

Hurtado se pronuncia contra esta visión “reduccionista” de la función de las mujeres en la narración. Para él, la intención de Marcos de desacreditar a las únicas testigos, el eslabón que une los últimos eventos, y presentarlas como desobedientes y temerosas, desacreditaría y haría poco creíble su obra; incluso Marcos estaría desacreditando a Jesús y su promesa de una reunión posterior en Galilea. Para Hurtado, el anuncio de la resurrección narrado en 16,1-8, no se ve disminuido por la reacción de las mujeres, descrita en el versículo final, sino que forma un breve pero eficaz desenlace22.

Además, las dos formas verbales en imperfecto con que son presentadas las mujeres en 15,40-41 refuerzan el valor continuo de las acciones, que tienen gran connotación discipular: ἠκολούθουν αὐτῷ καὶ διηκόνουν (le seguían y servían). El grupo de mujeres y los verbos con que son descritas son el único testimonio de seguimiento discipular de Galilea a Jerusalén que Marcos ofrece. Por esta razón es difícil conjeturar que el autor –por medio de ellas– busque enfatizar el fracaso discipular.

Boomershine y Bartholomew, al centrarse en las técnicas narrativas, argumentan que 16,8 tiene la función de comentario narrativo, muy recurrentes en Marcos para ofrecer explicaciones sencillas sobre elementos confusos o sorprendentes de la narración. Los autores centran su estudio en Mc 6,52 y 14,2, cuya forma y función es paralela a 16,8. Las tres expresiones introducidas por γάρ, en vez de ofrecer aclaraciones a los lectores, generan nuevas preguntas y dejan “diversos hilos sueltos que invitan al auditorio a trabajar un poco”23. Tras analizar la concentración de técnicas narrativas de 16,8 y los motivos ya conocidos por el lector, los autores concluyen: “Esta concentración parece especialmente apropiada para el final de un relato que cierra la narración evangélica en su conjunto”24.

Para concluir se podría decir –con Cadwallader– que no hay parte del Evangelio de Marcos que exija más al lector que su final25, de lo que dan cuenta las diversas opiniones y estudios de los exégetas. Algunos de ellos se esfuerzan por demostrar que el final original del Evangelio se perdió; otros consideran 16,8 como un verdadero clímax de la narración entera y, por tanto, el final querido por el autor. Esta última hipótesis ha ido adquiriendo fuerza en los últimos años, sobre todo en métodos como la narrativa o en aproximaciones como la pragmalingüística, que comprenden el texto en su unidad orgánica “como comunicación artística capaz de crear su universo […] y de suscitar determinados efectos en sus destinatarios”26.

Algunos autores –entre ellos Lane– consideran que la confesión del centurión, en Mc 15,39, es “el clímax triunfal del Evangelio en términos de la confesión programática de Jesús, en Mc 1,1”27. Sin embargo, como expresa Moloney, si bien “el misterio del Cristo crucificado, rey de Israel e Hijo de Dios28, se resolverá cuando el centurión haga su confesión de fe”29, queda resonando en el corazón de los lectores la pregunta agónica de Jesús, lanzada en Mc 15,34, cuya respuesta no está presente en el relato de la pasión, sino en Mc 16,1-8, donde la acción Dios se hará notar en la forma pasiva del verbo ἐγείρω (ἠγέρθη ha sido resucitado).

Aproximación semántica a Mc 16,1-8

La aproximación al texto se hará –como ocurre con todo texto escrito– a través de la sintaxis y semántica que lo cohesionan. Sin embargo, para comprender mejor la intención comunicativa del autor y la fuerza ilocutiva de los enunciados se hace necesario profundizar en los motivos semánticos principales en su contexto literario-narrativo y extralingüístico, “pues el significado de una palabra depende de una red textual más amplia en la que ella está incluida”30 y, más aún, si estas palabras constituyen el final de una obra, su momento de clímax, como es el caso de Marcos.

Este tipo de análisis implica ir más allá de definiciones meramente lexicográficas. En este punto se centra el interés de la pragmática del lenguaje siguiendo dos vías: la influencia que el contexto ejerce sobre el lenguaje y la influencia que un contenido proposicional ejerce sobre el contexto31, al tomar en consideración que “el sentido de una palabra (frase o texto) no es un elemento ya dado, sino se construye a medida que la comunicación se va verificando”32. En palabras de Beauchamp: “Una palabra no tiene sentido alguno fuera del contexto”33.

La aproximación a los motivos semánticos está estructurada en dos partes: (1) La caracterización formal de Mc 16,1-8, que comprende delimitación, cohesión y articulación interna del texto. Estos primeros pasos permiten ver el texto en su contexto literario y articulación interna. Una vez identificada la unidad interna del texto y los elementos que lo articulan, se pasará (2) a la caracterización semántica de los motivos principales que se irán hilando junto con la focalización pragmática, al destacar las estrategias comunicativas de Mc 16,1-8 como final del Evangelio.

Caracterización formal de Mc 16,1-8

Mc 16,1-8 tiene la función de concluir el tiempo del relato del “Evangelio de Jesucristo Hijo de Dios” (Mc 1,1) con el anuncio de la resurrección, por parte de un joven, a un grupo de mujeres que van al sepulcro después de los eventos de la pasión, crucifixión y muerte, con la finalidad de ungir el cuerpo de Jesús y dar así por concluida su presencia en el mundo de los vivos; pero justo allí, donde termina el tiempo del relato, se da paso –con la promesa de un caminante que va hacia Galilea (14,28) y con un mandato inconcluso– a un nuevo tiempo, el de la historia, en el que todo lector se siente interpelado a intervenir34.

Delimitación y unidad de Mc 16,1-8

Al tener presente la discusión generada en torno del final reticente del segundo Evangelio, Mc 16,1-8 se presenta como unidad bien definida35 que funge como cierre de la secuencia narrativa de Mc 14–16 y como verdadero epílogo de toda la obra. Esta unidad se inicia con una mujer que se anticipa a ungir el cuerpo de Jesús para su sepultura (14,8), y cierra con un grupo de mujeres que van al sepulcro en busca de su cuerpo, ya sin vida, para ungirlo después de la sepultura (16,1-2). A nivel narrativo, los vv. 1-2 marcan el inicio de una nueva escena. Estos tienen la función de preámbulo. La abundancia de indicaciones temporales subraya que se trata de un nuevo inicio: comienza un nuevo día en todo sentido36.

La indicación temporal καὶ διαγενομένου τοῦ σαββάτου, “transcurrido el Sábado” (16,1), que establece el tiempo pasado entre la sepultura que se había llevado a cabo “al atardecer, víspera del Sábado ” (Mc 15,42) y la doble referencia temporal καὶ λίαν πρωῒ τῇ μιᾷ τῶν σαββάτων […] ἀνατείλαντος τοῦ ἡλίου –“y muy temprano, el primer día de la semana […] a la salida del sol” (16,2)– sirven de inclusión entre el día de la muerte de Jesús, invadido por las tinieblas, y el nuevo día que inicia con la salida del sol. En opinión de Marcus, “el astro es un detalle simbólico, una metáfora para la resurrección de Jesús”37.

Los planes de un grupo de mujeres que van a comprar aromas para ir a embalsamarle son las acciones que ponen en movimiento la narración. Estas mujeres, con algunas variantes en los nombres, sirven de inclusión y como testigos oculares38 (así lo evidencia el verbo θεωρέω mirar en 15,40. 47; 16,4) de la crucifixión (15,40-41), sepultura (15,47) y, en este nuevo episodio, de lo que acontece el primer día de la semana delante (16,4), dentro (16,5-8a) y fuera de la tumba (16,8b).

En cuanto al límite inferior y en lo que respecta al final canónico (16,9-20) es ampliamente demostrado por los exégetas que se trata de una narración que busca armonizar el final de la obra (16,8b). Dicho esto, se puede concluir que Mc 16,1-8 se presenta como una narración bien delimitada39 y como “una composición unitaria y eficaz” 40.

Cohesión semántica

La perícopa muestra su cohesión, tanto en su construcción lexical como en su sintaxis41. Los verbos de movimiento marcan el dinamismo y los tiempos de la narración. Las indicaciones temporales en 16,1. 2 delimitan las dos acciones iniciales de las mujeres, que van primero a comprar lo que necesitan para poder cumplir la segunda acción: ir al sepulcro para ungirle.

Cada una de las escenas presenta una descripción de los sentimientos que acompañan las acciones43, los cuales ofrecen una carga fuerte de expresividad y una tensión in crescendo focalizada en el nivel emocional de los personajes. Por medio de esta estrategia, el narrador omnisciente no solo permite al lector entrar en la tumba y seguir la narración desde el punto de vista del grupo de mujeres, sino que también le permite entrar en sus movimientos internos y sus reacciones.

De hecho, la expresión πρὸς ἑαυτάς (unas a otras), en el v. 3, evita todo tipo de distinción44 pues indica que ellas reaccionan con preocupación (diálogo del v. 3), temor (ἐκθαμβέω, v. 5); terror (τρόμος), desorientación (ἔκστασις) y miedo (φοβέω, v. 8). Además, las formas verbales ἔρχονται en presente indicativo activo, con que se da inicio al camino de las mujeres hacia la tumba, y el verbo de percepción θεωροῦσιν (ven), también en presente indicativo activo, ponen al lector al interior de la escena, para quedar totalmente sumergido en la narración a nivel emocional mediante los dinamismos de movimiento y percepción, líneas lexicales predominantes en la narración.

La caracterización de los motivos semánticos

Verificada la unidad y cohesión de Mc 16,1-8, queda ahora entrar en los motivos semánticos y las estrategias comunicativas que presenta el final de Marcos.

Diversas estrategias se pueden individualizar en la narración. Aquí nos centraremos en lo que hemos denominado los motivos semánticos que permiten pensar en Mc 16,1-8 como el verdadero epilogo de la obra y el final estratégicamente deseado por el autor. Es el momento, entonces, de responder a las siguientes preguntas: ¿Cuál es la intención comunicativo-pragmática y qué efecto quiere lograr Marcos con el final reticente de su obra y los motivos semánticos que la articulan? ¿Qué provoca en los diferentes tipos de lectores que el texto prevé?

La tumba: el contexto narrativo de la comunicación (vv. 5-6ª)

Como expresa Williams, a Marcos no le preocupa restringir las figuras de su relato a las convenciones del espacio ritual, sino tiene una perspectiva muy diferente. Su relato va en contracorriente con las prácticas sociorreligiosas, quizás de forma deliberada45, ya que pone el focus en el mensaje del joven y la ausencia del cuerpo, y no en las prácticas rituales que seguían al funeral, en las cuales las mujeres –como expresa Bernabé– ejercían “un protagonismo especial en el proceso […] de preparación del cadáver, ritos funerarios, expresiones de duelo”46. Estos últimos tenían lugar en la casa, la procesión hacia el sepulcro y en el sepulcro.

Como se hará notar a continuación, mediante la preposición εἰς, el autor va redireccionando la función de las mujeres y su protagonismo hacia un nuevo horizonte, cuyo trasfondo ofrece una nueva misión que las conduce más allá de los roles convencionales.

Volviendo sobre el texto, en el v. 5, una vez superada la dificultad47 se indica la acción de las mujeres de entrar en la tumba con el verbo compuesto εἰσέρχομαι, empleado en el Nuevo Testamento con sentido local; también es frecuente su uso en sentido cultual48, por lo que la expresión utilizada por Marcos para indicar la entrada de las mujeres a la tumba no debe ser considerada solo en sentido local. El verbo ἀποκεκύλισται, con el que se describe la acción de quitar la piedra, en voz pasiva (pasivo teológico49), va disponiendo el contexto de la comunicación50 y al lector para un evento trascendental: ¿una teofanía, una revelación?

Si se toma en consideración el verbo εἰσέρχομαι, acuñado con la preposición εἰς en sentido cultual, se trata de pistas que parecen advertir que lo que está por advenir dentro de la tumba –en el despuntar del sol que anuncia un nuevo día– dará un giro trascendental al relato y, por supuesto, al proyecto de unción que puso en movimiento la escena.

La solemnidad con que Marcos narra la entrada de las mujeres al sepulcro51 continúa dentro, cuando el lector es informado que, en lugar del cuerpo sin vida, las mujeres ven a un joven cuyas vestiduras son descritas con detalle. Marcos otorga, a las mujeres y al lector, el tiempo y la información necesaria para identificar el nuevo personaje que aparece en escena. No obstante la densidad de los detalles con que se lo caracteriza, el lector se ve asaltado por diversas hipótesis52.

Asumimos en primera instancia –como afirman diversos estudiosos– que el autor piensa en un ángel53, lo cual sería confirmado según Collins por los vestidos blancos y resplandecientes, caracterización típica de los ángeles y de otros seres celestes que ya en el judaísmo del segundo Templo eran representados como “hombres” o “jóvenes”, idea que sería reforzada –continúa esta autora– por la reacción de las mujeres, quienes al verlo (ἐξεθαμβήθησαν) quedaron atónitas, atemorizadas. Tal sería una reacción humana natural ante la presencia de un ser celeste; en otras palabras: un temor reverencial54.

El verbo compuesto ἐκθαμβέω55, siempre en voz pasiva, con el que se describe la única reacción de las mujeres dentro de la tumba, señala el arco de sensaciones que va de la sorpresa al temor, sobre todo, cuando es suscitado por una realidad que se ha visto. En el caso de 16,5. 6, según Bertram, el autor recurre a esta forma verbal para cualificar el evento como una escena de revelación. Así también en Mc 9,15, donde la presencia de Jesús equivale a una epifanía del Señor56. En Mc 14,33, la afirmación καὶ ἤρξατο ἐκθαμβεῖσθαι καὶ ἀδημονεῖν, “empezó a sentir terror y tristeza”, hecha por el narrador, permite al lector entrar en la interioridad de Jesús en la hora de la revelación definitiva de la voluntad de Dios.

Se asume entonces el significado de ἐκθαμβέω como una reacción humana natural, típica de las escenas de revelación o de una epifanía57. En la exhortación del joven a las mujeres: Μὴ ἐκθαμβεῖσθε (“no os asustéis”), Marcos recurre al lenguaje propio de las epifanías bíblicas. La exhortación constituye en sí misma un acto directivo, en el que se anima a las interlocutoras a ir más allá y centrar la atención “sobre la importancia del mensaje” 58 que les será anunciado.

La comunicación: una Buena Noticia para anunciar (16,5b-7)

El mensaje del joven está articulado por una cadena de aseveraciones que van introduciendo con ritmo solemne al corazón del anuncio. En la primera aserción, el joven entra en sintonía con las mujeres y su intención original (16,1); al tiempo se presenta como conocedor de sus motivaciones, que ahora serán reorientadas mediante la fuerza ilocucionaria de una aserción que pone en el centro una motivación más relevante que va más allá de la unción. El joven no solo comunica un mensaje, sino les recuerda que ellas son mujeres que Ἰησοῦν ζητεῖτε τὸν Ναζαρηνὸν59 τὸν ἐσταυρωμένον·, “buscan a Jesús el Nazareno, el Crucificado” (v. 6), el mismo que habían seguido desde Galilea (15,41) y que habían visto morir en la cruz, cuyo cuerpo fue puesto en un sepulcro (15,46).

En la primera aseveración se nota la ausencia del sustantivo τὸ πτῶμα60 (el cuerpo), que busca quizás evitar ambigüedad en el mensaje61, al poner como focus la cruz62. Como precisa Pasolini, la afirmación del joven sobre Jesús quita toda posible ambigüedad generada por el íncipit de la obra marcana, ya que en “el título asignado al libro (Ἀρχὴ τοῦ εὐαγγελίου Ἰησοῦ Χριστοῦ [υἱοῦ θεοῦ] v.1), el lector es inducido a creer que su tema no es otro que la Buena Noticia de que “Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”. Solo hasta el final al lector le es ofrecida la información que complementa al sujeto Jesús Mesías [Hijo de Dios], para otorgar nuevo dinamismo en las palabras del mensajero, “a través de títulos que no exaltan su mesianismo, sino el modo paradójico cómo este se cumplió históricamente y fue revelado al mundo […] en el rostro de un Cristo crucificado”63. Es este Cristo quien los precede en Galilea, el Nazareno, el Crucificado.

Las mujeres son las primeras llamadas a asumir y entrar en el dinamismo de esta paradoja, como parte de la Buena Noticia de Jesús. Ellas –igual que el lector– son invitadas, mediante una secuencia de aseveraciones, a centrar su búsqueda y caminar por los caminos dinámicos del mesianismo de Jesús, no hecho a la medida ni a las expectativas humanas (del mundo), sino desde el Evangelio de Dios.

El joven, una vez entra en sintonía con las mujeres, continúa con una breve aserción que responde a su búsqueda del cuerpo, seguida de dos constataciones. El mensaje central porta la fuerza ilocutiva de una acción descrita en voz pasiva ἠγέρθη, “ha sido resucitado”. La ausencia de un pronombre redirecciona la atención hacia Jesús, sujeto paciente que recibe la acción del verbo; él es el punto de anclaje de cada una de las aseveraciones que el joven hace. La forma pasiva del verbo, la segunda del relato, revela la acción de Dios en Jesús, y al tiempo lanza un mensaje a las mujeres y al lector: la palabra de Jesús es fiable, lo preanunciado por él mismo sobre la suerte del Mesías se ha realizado, tal como lo había anunciado (véase Mc 8,31; 9,31; 10,34).

Al anuncio de la resurrección le siguen dos constataciones que son consecuencia directa: οὐκ ἔστιν ὧδε, ἴδε ὁ τόπος ὅπου ἔθηκαν αὐτόν, “no está aquí, mirad el lugar donde fue puesto” (16,6b). Estas constataciones confirman la resurrección de Jesús y cambian la perspectiva de las mujeres, quienes deben pasar de la ausencia de un cuerpo a acoger una nueva presencia64. Jesús ya no es un cuerpo que se pueda ver o ungir, sino una palabra en la que se debe creer, un camino que se debe recorrer, un futuro por encontrar65.

Ellas, quienes hasta la sepultura fueron testigos oculares, ahora son sorprendidas con la ausencia del cuerpo de Jesús. A las mujeres y a todo creyente corresponde acogerlo en la fe, lo cual requiere, como se proclama al inicio del Evangelio (Mc 1,15) de una μετάνοια (conversión). Este cambio66 se señala en el texto por medio de la conjunción adversativa ἀλλά67, la cual introduce el mandato del joven compuesto por dos verbos en imperativo y dispuesto de forma asindética. Este mandato supone una relación lógica y consecutiva entre ambas acciones: ἀλλ’ ὑπάγετε εἴπατε, “pero id, decid” (16,7). El verbo ὑπάγω, en modo imperativo, constituye un motivo verbal en Marcos, quien lo usa frecuentemente en las narraciones de personajes menores que se encuentran con Jesús y, después de recibir de él un favor, son enviados a un lugar o a una misión específica (Mc 1,44; 2,11; 5,19. 34; 7,29; 10;52).

La primera recurrencia de este motivo verbal (1,44) y la última (16,7) presentan un paralelismo antitético que llama la atención. En Mc 1,44 el hombre curado recibe la orden directa de Jesús de no decir nada a nadie, Ὅρα μηδενὶ μηδὲν εἴπῃς68; sin embargo, este desobedece y comienza a proclamar abiertamente la Palabra (1,45). En 16,7, el joven envía a las mujeres a decir a los discípulos y a Pedro las palabras de Jesús, pero al final, estas parecen desobedecer tal mandato.

Después de la solemne fórmula del mensajero se introduce el mensaje que ya Jesús había comunicado a los discípulos, como está indicado en la aseveración final del mensajero: καθὼς εἶπεν ὑμῖν69, “según os lo había dicho” (14,27-28). La fórmula, puesta al final del mensaje en posición enfática, dirige toda la autoridad del mensaje hacia la Palabra de Jesús70 y el cumplimiento de todo lo anunciado por él71, cuando estaba aún en medio de sus discípulos.

Marcos, que había iniciado su Evangelio καθὼς γέγραπται, “según lo que está escrito” (Mc 1,2), finaliza su εὐαγγέλιον con καθὼς εἶπεν, según las palabras verificadas y garantizadas de aquel que es el Evangelio de Dios: Jesús. El mensaje pascual –anunciado sobre la base de la atestación de la palabra de Jesús– pone a los discípulos en camino con la promesa de una visión72 que tendrá lugar en Galilea, fuera de los eventos y el tiempo narrado.

Un final por concluir (16,8)

Hasta el v. 7, la narración y el anuncio fluyen con agilidad; todo parece augurar un final feliz. Sin embargo, los lectores de Marcos, acostumbrados a las sorpresas, se verán desconcertados y deconstruidos, ante lo que parece ser una historia con un final “infeliz”. Esto acontece cuando la focalización de la narración se centra, nueva mente, en las reacciones psicológicas de las mujeres, descrita en un elenco, quizás el más largo, de reacciones-emociones, en una secuencia unida por la doble mención de la conjunción γάρ, que introduce una explicación por parte del narrador.

La primera reacción de las mujeres (ἔφυγον, huyeron) está coordinada con la salida del sepulcro. El lector, al escuchar esta forma verbal, no puede más que quedar desconcertado, ya que lo remite a una escena precedente, el momento cuando todos abandonan a Jesús (14,50). Sin embargo, entre la huida a primera hora de todos y la huida de las mujeres se debe notar que estas huyen del sepulcro, ἀπὸ τοῦ μνημείου, un lugar inútil donde Jesús ya no está73, mientras que en la escena de huida de los discípulos estos abandonan deliberadamente a Jesús, como lo marca el pronombre personal αὐτός en acusativo, καὶ ἀφέντες αὐτὸν ἔφυγον πάντες, “y dejándolo, todos huyeron” (Mc 14,50). La diferencia entre las dos huidas corrobora que la reacción de las mujeres difícilmente puede significar el fracaso rotundo del discipulado en el segundo Evangelio.

En Marcos, el verbo φεύγω, aparte de 14,50, no tiene un significado automáticamente negativo. En 5,14, los cuidadores de cerdos huyen después de ver cómo la legión de espíritus inmundos que habían entrado en los cerdos se despeña por el acantilado. Paradójicamente, ellos anuncian por todas las ciudades y campos lo acontecido. En 14,52 indica la huida del joven que logra soltarse de las manos de quienes lo habían capturado. Marcos establece una distancia entre los discípulos que huyeron deliberadamente, abandonando a Jesús, y el joven que huye para liberarse de las manos de sus captores.

El temor de las mujeres –como el de los cuidadores de cerdos– está precedido de una manifestación extraordinaria, una reacción emotiva que expresa temor religioso frente a un misterio que supera su compresión inmediata, y no como una simple reacción psicológica: εἶχεν γὰρ αὐτὰς τρόμος καὶ ἔκστασις, “porque un gran temor y espanto se había apoderado de ellas”.

Oepke considera τρόμος y ἔκστασις como palabras sinónimas que expresan estupor o consternación ante las manifestaciones sobrenaturales que llevan a la persona a estar fuera de sí74.

En Mc 5,42 aparecen el sustantivo ἔκστασις y el verbo ἐξίστημι expresando el gran estupor de los que vieron a la hija de Jairo levantarse y caminar después de la orden directa de Jesús (5,41).

En Mc 3,21, el verbo ἐξίστημι parece vislumbrar una cierta connotación negativa ofrecida por la percepción y definición que οἱ παρ’ αὐτοῦ (los asociados, los cercanos) ofrecen de Jesús, a quién definen como alguien que está fuera de sí. Sin embargo, al conocer las ironías marcanas se podría pensar que Jesús resulta “extraño” a las razones prediseñadas de quienes lo observan, sobre todo, los más cercanos. Esto encuentra mayor anclaje en la escena que le sigue, donde los escribas dicen que el poder que tiene Jesús no es propio, sino se debe a estar poseído por Beelzebú (Mc 3,22).

Marcos parece sugerir que los miembros asociados a Jesús (3,21) no son distintos a los escribas. No necesariamente Jesús es quien está fuera de sí; esta será una consideración para tener en cuenta por el lector, que debe ir construyendo su propio punto de vista y relación con Jesús en el desarrollo de la narración. De hecho, estas escenas se encuentran inmediatamente después de la elección de los Doce, en Mc 3,13-19. Por lo anterior se puede decir que el verbo ἐξίστημι, en Mc 3,21, no necesariamente sugiere un sentido negativo.

Al volver sobre el texto en estudio, en el binomio τρόμος y ἔκστασις, Marcos retoma el hilo del suspense generado por las reacciones emocionales. La secuencia de ambos términos permite sentir toda la intensidad tanto física (temblor) como psíquica (fuera de sí) que están viviendo las primeras destinatarias del mensaje. Así, Marcos prepara al lector para el acto final y lo invita a confrontarse con sus propias emociones. El cierre que Marcos propone a su Evangelio es al tiempo tan intenso y sobrio, tan frío y desconcertante75, que incluso hoy sigue chocando a todo tipo de lector: καὶ οὐδενὶ οὐδὲν εἶπαν, ἐφοβοῦντο γάρ, “y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo”.

El lector, que había entrado en sintonía con el grupo de mujeres que siguieron a Jesús desde Galilea y acompañaron los últimos eventos de su vida terrena, se ve ahora, nuevamente, descolocado76, ya que las únicas testigas oculares y, por tanto, autorizadas para anunciar el mensaje pascual, guardan silencio y huyen. Es justo en este punto final del relato donde se espera que el lector evalué sus expectativas y, como afirma Casas, “haga un giro funcional y existencial en el que su participación respecto al relato marcano ya no sea simplemente pasiva, sino que lleve a término la misión no completada por los personajes al interior de la trama evangélica”77.

Ya se han expuesto al inicio de este escrito diversas discusiones en torno del inesperado final que propone Marcos para su narración. Queda ahora proponer algunas conclusiones, a partir del camino que todo lector está llamado a hacer, porque no existe final, con un clímax tan incómodo como el de Marcos.

Conclusiones: el camino del lector

En el íncipit del Evangelio hemos visto que el lector es invitado a entrar en una narración que contiene la Buena Noticia sobre Jesús, Mesías, Hijo de Dios. Este buen anuncio se irá llenando progresivamente de contenido en la medida en que se avanza en la narración. Es el camino que están invitados a recorrer los discípulos.

En la primera llamada los discípulos siguen inmediatamente a Jesús, pero la llamada misma debe ir adquiriendo contenido (Mc 8,31-32). Por ello, el camino de seguimiento constituye al tiempo un proceso de revelación del camino mesiánico de Jesús. El lector, igual que los discípulos, será interpelado, dado que –como queda especificado por Jesús en el primer anuncio de la pasión– no es suficiente la profesión de fe en el Mesías78, sin seguir su camino (Mc 8,34-39). Dicho camino tiene como condición la negación de sí mismo, de las propias expectativas mesiánicas, para entrar en la dinámica del Buen Anuncio propuesto por Jesús.

Marcos –considero– no está interesado en presentar un paradigma o discípulo ideal ni un seguimiento perfecto, sino en interpelar y empujar a todo lector a dar el primer paso en el fatigoso camino de espectador a discípulo, para asumir así el contenido central del seguimiento, que tiene como focus la cruz y la Palabra infalible de Jesús. Las mujeres llevan al lector a escuchar en forma simultánea el anuncio pascual.

Sin embargo, su respuesta no tiene la intención de satisfacer a un lector acomodado. En efecto, las narraciones bíblicas –de modo especial el Evangelio de Marcos– no son escritas por casualidad, “ni para entretener los lectores en una noche de lluvia”79, sino buscan interpelar, confrontar y, en definitiva, crear un lector que entre en sintonía con el camino de seguimiento y se haga partícipe del anuncio de la Buena Noticia de Jesús.

Por eso, con la huida y silencio, las mujeres liberan al lector de conformarse con una respuesta única y una forma única de llevar el anuncio pascual; e igualmente, de sus posibles pretensiones de un discipulado “perfecto”. Así, se puede concluir que las mujeres huyen del sepulcro, es cierto, pero también de los estereotipos de discipulados y héroes prediseñados para el triunfo y la gloria. Ellas no son las protagonistas de la historia, lo es el mensaje, el Evangelio de Jesús y los lectores-discípulos de cada época, que al superar sus propios miedos y expectativas, acogen el mandato del joven: “Id y decid” (Mc 16,7).

He aquí la gran estrategia comunicativa de Marcos, a la hora de crear un relato que tiene un ἀρχή pero no un final, ya que la fe no permanece solo en el ámbito del texto80, sino que lo supera. Asistimos así, en el cierre de la obra, a otro rasgamiento, el del texto. En el momento de la muerte de Jesús, el velo del Templo se rasgó en dos (Mc 15,38), y ahora, en el momento del anuncio de su resurrección, el texto mismo se rasga.

A este rasgamiento contribuye el silencio de las mujeres, el cual permite que el texto supere el ámbito narrativo y anecdótico, para llegar libre al lector, a la comunidad en su contexto y situación vital. Porque allí donde el lenguaje se quiebra, la Palabra se hace evento, comunicación, camino que invita a los lectores a ponerse en movimiento para acoger la promesa de Jesús resucitado, quien al sobrepasar toda debilidad humana alcanza su presente, pero que no se agota en su respuesta ni en su pretensión de ser un modelo de discípulo ideal, ya que el Resucitado irá siempre “delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo” (Mc 16,6).

Referencias bibliográficas

Beauchamp, Paul. “Teología bíblica”. En Iniciación a la práctica de la teología. I: Introducción, dirigido por Bernard Lauret, François Refoulé, 189-237. Madrid: Cristiandad, 1984.

Bernabé, Carmen. “Duelo y género en los relatos de la visita a la tumba”. En Reimaginando los orígenes del cristianismo, editado por C. Bernabé y C. Gil, 307-352. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2008.

Bertram, Georg. “θάμβος (asombrarse, maravillarse)”. En Grande Lessico del Nuovo Testamento, dirigido por Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich IV, 147-156. Brecia: Paideia, 1968.

Boomershine, Thomas, y Gilbert Bartholomew. “The Narrative Technique of Mark 16:8”. Journal of Biblical Literature 100 (1981): 213-223.

Cadwallader, Alan H. “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”. Colloquium 43 (2011): 129-146.

Casas, Juan Alberto. Ciegos y sordos. Clave hermenéutica del discipulado pospascual en el Evangelio según Marcos. Bogotá: Editorial Javeriana, 2018.

Collins, Adela. Mark. A Commentary. Minneapolis (MN): Augsburg Fortress, 2007.

Corallo, Ana Maria. Atelier della Bibbia. Dal tessuto della Scrittura al vestito della Parola. Bologna: Edizioni Dehoniane, 2013.

Croy, N. Clayton. The Mutilation of Mark’s Gospel. Nashville (TN): Abingdon Press, 2003.

Culpepper, Aland. Mark. Macon (GA): Smyth & Helwys, 2007.

Enslin, Morton. “εφοβουν̂ το γάρ, Mark 16:8”. Journal of Biblical Literature 46 (1927): 62-68.

Focant, Camile. Il Vangelo secondo Marco. Assisi: Cittadella Editrice, 2015.

Grilli, Massimo. “Paradosso” e “mistero”. Il Vangelo di Marco. Bologna: Edizioni Dehoniane, 2012.

Grilli, Massimo; Mauricio Guidi; y Elzbieta Obara. Comunicación y pragmática en la exégesis bíblica. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2018.

Hurtado, Larry W. “The Women, the Tomb, and the Climax of Mark”. En A Wandering Galilean: Essays in Honour of Seán Freyne, editado por Zuleika Rodgers, Margaret Daly-Denton, y Anne Fitzpatrick-McKinley, 427-450. Leiden: Brill, 2009.

Iverson, Kelly. “A Further Word on Final Γάρ (Mark 16:8)”. The Catholic Biblical Quarterly 68 (2006): 79-80.

Lane, William. The Gospel of Mark. Grand Rapids (MI): William B. Eerdmans Publishing Company, 1974.

Légasse, Simon. Marco. Roma: Borla, 2000.

Lincoln, Andrew. “The Promise and the Failure: Mark 16:7, 8”. Journal of Biblical Literature 108 (1989): 283-300.

Manicardi, Ermenegildo. Il cammino di Gesù nel Vangelo di Marco. Roma: Editrice Pontificio Istituto Biblico, 2003.

Marcus, Joel. El Evangelio según Marcos (Mc 8-16). Salamanca: Sígueme, 2010.

Miller, Susan. “‘They Said Nothing to Anyone’: The Fear and Silence of the Women at the Empty Tomb (Mk 16.1-8)”. Feminist Theology 13 (2004): 77-90.

Moloney, Francis. The Gospel of Mark: A Commentary. Ada (MI): Baker Academic, 2012.

Obara, Elzbieta. Le strategie di Dio: dinamiche comunicative nei discorsi divini del Trito-Isaia. Roma: Pontificio Instituto Bíblico, 2010.

Oepkel, Albrecht. “ἔκστασις (estupor, consternación)”. En Grande Lessico del Nuovo Testamento, dirigido por Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich III, 323-349. Brecia: Paideia, 1967.

Oliver, Kevin Robert. “The Lost Ending of the Gospel According to Mark: A Criticism and a Reconstruction”. Journal of Biblical Literature 45/1-2 (1926): 81-103.

Pasolini, Roberto. Fallire e non mancare il bersaglio. Paradosso del Regno e strategie comunicative nel Vangelo di Marco. Bologna: Edizioni Dehoniane, 2017.

Pesch, Rudolf. Il Vangelo di Marco. Parte seconda. Testo greco e traduzione. Commento ai capp. 8 ,2 7—1 6,20. Brescia: Paideia, 1982.

Schneider, G. “εἰσέρχομαι (entrar, penetrar, ir hacia el interior de un lugar)”. En Grande Lessico del Nuovo Testamento, dirigido por Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich III, 940-947. Brecia: Paideia, 1967.

Standaert, Benoît. Marco. Vangelo di una notte, vangelo per la vita. Commentario Mc 11,1–16,20. Bologna: Edizioni Dehoniane, 2011.

Taylor, Vicent. Evangelio según San Marcos. Madrid: Cristiandad, 1979.

Vignolo, Roberto. “Una finale reticente: interpretazione narrativa di Mc 16,8”. Rivista Biblica Italiana XXXVIII (1990): 129-189.

Weren, Wim. Métodos de exégesis de los evangelios. Estella (Navarra): Verbo Divino, 2003.

Williams, Guy J. “Narrative Space, Angelic Revelation, and the End of Mark’s Gospel”. Journal for the Study of the New Testament, JSNT 35 (2013): 263-284.

Zerwick, Max. El griego del Nuevo Testamento. Traducido por Alfonso de la Fuente Adánez. Estella (Navarra): Verbo Divino, 1997.

Notas

1 “Inicio del Buen Anuncio que es Cristo [el Hijo de Dios]”. La expresión υἱοῦ θεοῦ, puesta entre corchetes en la edición crítica Nestle-Aland 28, falta en el códice Sinaítico (א ), pero está testimoniado en el códice Vaticano (B) y un gran número de manuscritos latinos.

2 Cadwallader, “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”, 136.

3 Pasolini, Fallire e non mancare il bersaglio. Paradosso del Regno e strategie comunicative nel vangelo di Marco, 17-18.

4 Corallo, Atelier della Bibbia. Dal tessuto della Scrittura al vestito della Parola, 64.

5 Obara, Le strategie di Dio: dinamiche comunicative nei discorsi divini del Trito-Isaia, 23.

6 Véase Si 30,9; hápax en el Nuevo Testamento.

7 Oliver, “The Lost Ending of the Gospel According to Mark: A Criticism and a Reconstruction”, 6.

8 Taylor, Evangelio según San Marcos, 633.

9 Ibíd., 730.

10 Culpepper, Mark, 591.

11 Focant, Il Vangelo secondo Marco, 647.

12 Nos basaremos solo en el final breve (16,1-8) y no en el canónico (16,9-20).

13 Iverson, “A Further Word on Final Γάρ (Mark 16:8)”, 79-80; Croy, “The Mutilation of Mark’s Gospel”.

14 Ibíd., 87.

15 Ibíd., 93-94.

16 Enslin, “ἐφοβοῦντο γάρ, Mark 16:8”, 62-68.

17 Ibíd., 66.

18 Ibíd., 67.

19 Lincoln, “The Promise and the Failure: Mark 16:7, 8”, 284.

20 Miller, “‘They Said Nothing to Anyone’: The Fear and Silence of the Women at the Empty Tomb (Mk 16.1-8)”,182.192.

21 Culpepper, Mark, 589-590.

22 Hurtado, “The Women, the Tomb, and the Climax of Mark”, 440-443.

23 Boomershine y Bartholomew, “The Narrative Technique of Mark 16:8”, 217.

24 Ibíd., 222.

25 Cadwallader, “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”, 135.

26 Vignolo, “Una finale reticente: interpretazione narrativa di Mc 16,8”, 133-134.

27 Lane, The Gospel of Mark, 576; véase también a Culpepper, Mark, 564.

28 Estoy de acuerdo con Collins en que Mc 15,39 “es el clímax del tema marcano de Jesús Hijo de Dios” (Collins, Mark. A Commentary, 764).

29 Moloney, The Gospel of Mark: A Commentary, 327.

30 Weren, Métodos de exégesis de los evangelios, 110.

31 Grilli, Guidi y Obara, Comunicación y pragmática en la exégesis bíblica, 79.

32 Ibíd., 51.

33 Beauchamp, “Teología bíblica”, 198.

34 Cadwallader, “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”, 139.

35 Pesch, Il Vangelo di Marco. Parte seconda. Testo greco e traduzione. Commento ai capp. 8,27—16,20, 757.

36 Focant, Il Vangelo secondo Marco, 633.

37 Marcus, El Evangelio según Marcos (Mc 8-16), 1250; véase también a Pesch, Il Vangelo di Marco. Parte seconda. Testo greco e traduzione. Commento ai capp. 8,2 7—16,20, 759.

38 Hurtado, “The Women, the Tomb, and the Climax of Mark”, 431-432.

39 Existe una cierta unanimidad entre los autores al afirmar que Mc 16,1-8 se presenta como una perícopa bien delimitada.

40 Collins, Mark. A Commentary, 781.

41 A nivel sintáctico las unidades son alineadas con καί. La presencia del pronombre personal αὐτός en acusativo, tiene la función de anáfora (15,42), mostrando que la nueva narración no es independiente de 15,42-47. Para una visión más amplia de los elementos que cohesionan 15,42-47 y 16,1-8 Veáse a Pesch, Il Vangelo di Marco. Parte seconda. Testo greco e traduzione. Commento ai capp. 8,2 7—16,20, 758-759.767.

42 Ibíd., 768; Légasse, Marco, 847.

43 Pasolini, Fallire e non mancare il bersaglio. Paradosso del Regno e strategie comunicative nel Vangelo di Marco, 45.

44 Es la única recurrencia de esta fórmula con el pronombre reflexivo femenino (para masculino véase 10,26; 12,7).

45 Williams, “Narrative Space, Angelic Revelation, and the End of Mark’s Gospel”, 271.

46 Bernabé, “Duelo y género en los relatos de la visita a la tumba”, 255.

47 A nivel narrativo la superación del obstáculo (la piedra enorme que tapaba la entrada a la tumba) de una vez para siempre (véase la forma perfecta de ἀποκεκύλισται, había sido retirada) es constatada a través del pleonasmo καὶ ἀναβλέψασαι θεωροῦσιν, alzando los ojos ven. El grupo de mujeres sigue cumpliendo la función de testigos oculares de los últimos eventos ocurridos después de la muerte de Jesús (15,40. 47). La mención de la piedra, con el artículo determinativo ὁ λίθος (16,4) vincula la escena de la tumba con la de la sepultura y, al tiempo confirma que las mujeres se encuentran en el sepulcro correcto (15,46).

48 Desde el punto de vista teológico –como expresa Schneider–, “las expresiones más significativas se encuentran cuando la palabra está articulada con εἰς (como ocurre en el v. 5: καὶ εἰσελθοῦσαι εἰς τὸ μνημεῖον]. Entre estas se encuentran en primer lugar los dichos de los sinópticos sobre el ingreso en el Reino de Dios (Mc 10,15)” (Schneider, “εἰσέρχομαι”, 942-943).

49 Moloney es explícito al afirmar: “La acción de Dios ya ha superado la dificultad de las mujeres. La forma pasiva del verbo en tiempo perfecto indica que Dios había ya entrado decisivamente en la historia […] El personaje más importante ha entrado en la narración” (Moloney, The Gospel of Mark: A Commentary, 344).

50 Se entiende como “la situación comunicativa que hace posible la comprensión del mensaje y la eficacia de su fuerza performativa, dado que el contexto en el que se utiliza un determinado enunciado es parte de su significado” (Grilli, Guidi y Obara, Comunicación y pragmática en la exégesis bíblica, 23.28). El texto cursivo es de la autora.

51 Participio aoristo εἰσελθοῦσαι, con sentido de simultaneidad entrando, permite al lector introducirse en la tumba junto con las mujeres (Zerwick, El griego del Nuevo Testamento §261, 148).

52 Son diversas las posturas e interpretaciones que hacen los autores sobre este personaje, muchas de ellas vinculadas al misterioso joven de Mc 14,51-52. Algunos consideran que el joven es el propio Marcos, otros arguyen que es Jesús; algunos autores ven aquí una referencia al lector ideal que Marcos construye.

53 Así Marcus, El Evangelio según Marcos (Mc 8-16), 1246; Lane, The Gospel of Mark, 587. Véase 2M 3,26.33; Tb 5,9; Ap 6,11; 7,9.13.

54 Collins, Mark. A Commentary, 1245-46.

55 Mateo prefiere la expresión Μὴ φοβεῖσθε ὑμεῖς, no tengáis miedo (Mt 28,5; 14,27) a Μὴ ἐκθαμβεῖσθε.

56 Bertram, “θάμβος (asombrarse, maravillarse)”, 147-156.

57 Ibíd., 155.

58 Focant, Il Vangelo secondo Marco, 635.

59 Falta en el Sinaiticus (א *) y en el Beza (D). La laguna puede ser provocada por una omisión involuntaria o una armonización influenciada por el paralelo de Mt 28,5. Collins, Mark. A Commentary, 780.

60 Variante de σῶμα.

61 Jesús y su crucifixión es el objeto hacia el que se orienta toda palabra. A nivel sintáctico se puede evidenciar el énfasis que el autor da al nombre propio de Jesús que, cumpliendo dentro de la proposición la función de objeto directo (Ἰησοῦν acusativo), está puesto de modo enfático en primera posición. Sobre el nombre propio de Jesús recae no solo la acción del verbo ζητέω, sino todo el énfasis. El adjetivo τὸν Ναζαρηνόν y el participio τὸν ἐσταυρωμένον en clara función atributiva del objeto Ἰησοῦν, a partir de la afirmación del joven, son realidades inseparables, constituyen una única proposición que da vía a una nueva comprensión de aquel que al inicio del Evangelio había sido presentado como Jesús Mesías, Hijo de Dios.

62 Pasolini, Fallire e non mancare il bersaglio. Paradosso del Regno e strategie comunicative nel Vangelo di Marco, 71-76.

63 Ibíd., 73-75.

64 Standaert, Marco. Vangelo di una notte, vangelo per la vita. Commentario Mc 11,1–16,20, 879.

65 Grilli, “Paradosso” e “mistero”, 110.

66 Ibíd., 869.

67 Adversativa con referencia a la doble indicación de lugar.

68 Aoristo subjuntivo con valor de imperativo, marcado por la doble negación.

69 Manicardi señala el uso de esta misma alocución con pronombre en dativo, con Jesús como sujeto, en 11,6 y 14,16; en ambos casos evidencia el cumplimiento de las predicciones de Jesús (Manicardi, Il cammino di Gesù nel Vangelo di Marco, Nota 22, 177.

70 Légasse, Marco, 854.

71 Resulta interesante el comentario de Cadwallader sobre el juego de promesa-cumplimiento que presenta Marcos, sobre todo referidas a las predicciones de la pasión. El cumplimiento de las predicciones, en el desarrollo de la narración, dice el autor, llevan a confiar en la palabra de Jesús y hacen que los que están fuera de la narración tengan la responsabilidad de perseverar en las promesas no cumplidas, sobre la base de aquellas que se ha sido cumplidas. Promesas que se cumplirán fuera del texto, de la palabra escrita (Cadwallader, “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”, 139).

72 Marcos parece saber que la fe de la Iglesia nace de la experiencia de haber visto al Señor, como lo testimonia Pablo en 1Co 15,5-8.

73 Vignolo, “Una finale reticente: interpretazione narrativa di Mc 16,8”, 163.

74 Oepkel, “ἔκστασις (estupor, consternación)”, 326.

75 En forma análoga, Marcos narra la resolución de la trama de los discípulos con un tono frío y desconcertante: “dejándole, todos huyeron” (14,50).

76 En Mc 14,51-52, los lectores habían asistido a la escena del joven que sigue a Jesús ya prisionero. Su seguimiento parecía adquirir la connotación del verdadero discípulo. La simpatía del lector con el joven es aún más fuerte cuando el narrador anuncia que este corre la misma suerte que Jesús pues, igual que él, es κρατοῦσιν (arrestado). Sin embargo, en el v. 52 queda sorprendido ante la reacción de este, que –igual que lo discípulos– ἔφυγεν, huye. La huída del joven es intensificada con el adjetivo γυμνός, desnudo.

77 Casas, Ciegos y sordos. Clave hermenéutica del discipulado pospascual en el Evangelio según Marcos, 535.

78 Grilli, “Paradosso” e “mistero”, 64.

79 Corallo, Atelier della Bibbia. Dal tessuto della Scrittura al vestito della Parola, 64.

80 Cadwallader, “The Hermeneutical Potential of the Multiple Endings of Mark’s Gospel”, 139.

* Artículo de investigación. Título del proyecto: “El discipulado en Marcos: entre el paradigma y la paradoja universitaria agustiniana”. Código INV-2020P-79-INV-2021P-61. Fecha de inicio: 3 de julio de 2020. Fecha de terminación: 30 de noviembre de 2021. Línea de investigación: “Teología, Biblia y exégesis”.

Notas de autor

a Autora de correspondencia. Correo electrónico: posorno@javeriana.edu.co

Información adicional

Cómo citar: Osorno Zuluaga, Patricia. “Marcos: Buen Anuncio con inicio, pero sin final. Estrategia comunicativa de Mc 16,1-8””. Theologica Xaveriana vol. 73 (2023): 1-24. https://doi.org/10.11144/javeriana.tx73.mbaif

Contexto
Descargar
Todas