PRESENTACIÓN

PRESENTACIÓN

Universitas Philosophica, vol. 41, núm. 83, 2024

Pontificia Universidad Javeriana

Tenemos el gusto de presentarles el número 83, volumen 41, de nuestra revista Universitas Philosophica. Se trata de un robusto número, compuesto por diez artículos de investigación inéditos y una reseña crítica. Aunque, como es habitual, los temas tratados en estos textos son variados, dos grandes grupos de problemas organizan esta publicación: el primero, el análisis de las condiciones políticas contemporáneas y las formas como la filosofía propone pensarlas críticamente; el segundo, el vínculo tenso entre, por un lado, nuestras prácticas científicas y técnicas y, por el otro, los ensayos de clarificación conceptual sobre su origen o sus fundamentos antropológicos.

El primer grupo lo abre el artículo “Autonomía y modelos de la vida justa. Reflexiones sobre la relación entre ética y política en Adorno” de Pierre Buhlmann. En él, el autor persigue un objetivo en apariencia paradójico: exponer y analizar la filosofía moral de un autor que nunca desarrolló sistemáticamente una perspectiva normativa. Para lograrlo, el autor no solo realiza una cuidadosa lectura de las fuentes usuales de la filosofía práctica adorniana –Minima moralia, Dialéctica negativa . Problemas de la filosofía moral–, sino que nos presenta un trabajo de archivo original y, a nuestro conocimiento, inédito en español: el análisis de las lecciones sobre filosofía moral que dictó Adorno en 1956, recuperadas en un resumen taquigráfico que se encuentra en el Archivo Theodor W. Adorno de Berlín. Con todo este material, Buhlmann construye una propuesta en la cual las formas de resistencia política singulares pueden configurar modelos de vida justa, es decir, formas que satisfarían la demanda de universalidad propia de los sistemas normativos, incluso en un contexto histórico caracterizado por la violencia abstracta de la modernidad burguesa.

En el segundo artículo, Ángela Uribe Botero vuelve sobre un debatido asunto de la filosofía política contemporánea: lo que representa la actitud y las respuestas de Adolf Eichmann durante su juicio en Jerusalén. En “¿Está usted todavía tratando de decirme que yo no significa ‘yo’?”, la autora trata de dar una respuesta diferente sobre la incapacidad manifiesta de Eichmann de hacerse cargo de sus crímenes durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque la obra de Arendt sigue siendo fundamental para este propósito, parte de la novedad del acercamiento de Botero consiste en leer la posición subjetiva del teniente coronel nazi a partir de dos marcos teóricos menos explorados en esta cuestión: la noción de “desnivel prometeico” de Günther Anders, para quien nuestra capacidad moderna de producir excede nuestra facultad de imaginar y de sentir, y la idea, retomada de Husserl, de que un individuo que viva todas sus determinaciones como si fueran acontecimientos de un mundo meramente natural pierde u olvida su yo racional, es decir, el fundamento de sus motivaciones morales y espirituales. Estas condiciones explicarían, según la autora, esa singular inhibición de la conciencia que caracteriza la posición subjetiva de Eichmann, pero que también, quizás, constituye uno de los peligros generales de nuestra experiencia política contemporánea.

El tercer artículo, “Una relectura del estado de naturaleza hobbesiano en contextos transicionales. Los casos de Argentina y Colombia”, de David Blanco Cortina, también parte del análisis de dos casos concretos, las transiciones políticas de los siglos xx y xxi en Argentina y Colombia, para repensar el lugar de uno de los conceptos fundacionales de la filosofía política liberal moderna: el estado de naturaleza. Así, el autor afirma que si la ficción política del estado de naturaleza puede conservar algo de su valor heurístico al momento de pensar transiciones políticas complejas como las que representan los casos mencionados, es necesario que ese estado presente tres rasgos distintos a los que imaginaba Hobbes: uno, la inclusión de la violencia estatal contra la población como un tipo de antagonismo particular, distinto de la guerra de todos los individuos entre sí; dos, la coexistencia, en un mismo espacio político, de orden civil y de violencia, distribuidos diferencialmente o por sectores; tres, la idea de víctima, como fuente normativa, al interior mismo del estado de naturaleza, del deseo de civilizar el poder.

El siguiente artículo de este grupo es el de Ricardo Antonio Sánchez Cárcamo, “Materialidad y límites de los derechos humanos: del trabajo en Marx a la comprensión de la seguridad diacrónica”. Esta investigación relaciona las condiciones de reproducción social del capital y sus efectos políticos con los límites ecológicos y biológicos del planeta, mostrando que, tal y como lo anticipaba la obra marxiana, la emancipación social y la seguridad vital de la humanidad, presentes y futuras, solo son realizables a través de la transformación radical de las relaciones de producción capitalistas.

El quinto artículo también examina parte de la teoría política contemporánea de orientación crítica. En “Genealogía de las categorías de ‘democracia’ y ‘multitud’ en el pensamiento de Antonio Negri: el hilo militante y teórico”, Raúl Acevedo traza los orígenes de dos de los conceptos claves de la filosofía y la práctica políticas del pensador italiano. Dos elementos se destacan de su lectura: uno, la atención que presta a la influencia de Spinoza en la elaboración del concepto de multitud y en la redefinición de la democracia como forma “total” de gobierno; y, dos, el vínculo continuo entre la teoría política y la praxis, de tal manera que la práctica militante ilumina las opciones teóricas tanto como los intereses conceptuales determinan parcialmente cursos de acción y resistencia.

El último artículo de este grupo, y que, de cierta manera, funciona también como puente con el siguiente conjunto de textos sobre problemas de ciencia, tecnología y antropología, es “El sesgo antropocéntrico del humanismo en los currículos universitarios de filosofía: antihumanismo, decolonialismo, antiespecismo, transhumanismo y poshumanismo” de Laura Patricia Bernal Ríos. En su investigación, la autora hace una revisión crítica de parte de la abundante bibliografía sobre cinco debates fundamentales de la filosofía contemporánea, señalando que parte de los problemas que presentan algunos currículos universitarios actuales de filosofía están profundamente enraizados en presupuestos no examinados heredados de la tradición humanista.

El segundo grupo de artículos –todos ellos examinan alguna de las relaciones de la filosofía con teorías o prácticas científicas– comienza con “El rol de Karl Jaspers en la comprensión psicológica de la obra de Kierkegaard” de Patricia C. Dip. En esta cuidadosa reconstrucción de parte de la recepción de la obra del filósofo danés, la autora muestra el papel fundamental, y en ocasiones desatendido por algunos especialistas, de las “obras psicológicas” de Jaspers. Es usual tomar la lectura de Rollo May, introductor de la Daseinsanalyse en Estados Unidos, como el punto de contacto original entre la psicología y la filosofía de Kierkegaard; sin embargo, Dip muestra claramente que, ya en Psicopatología general de 1913 y en Psicología de las concepciones del mundo de 1919, Karl Jaspers fundamentaba parcialmente el giro subjetivo que proponía para la psiquiatría y la psicología, así como el correspondiente recurso al método fenomenológico, en su comprensión de algunos de los temas fundamentales de la antropología existencial de Kierkegaard.

El siguiente artículo de este segundo grupo es el de David Solís-Nova y Andrea Báez-Alarcón: “Técnica y fin de la historia: el cuestionamiento a la neutralidad moral de los aparatos técnicos en la filosofía de Günther Anders”. Los autores reconstruyen la filosofía de la técnica andersiana para mostrar cómo, según el filósofo alemán, los avances científicos posteriores a las revoluciones industriales producen un tipo de desarrollo técnico que induce en el hombre una sensación de obsolescencia y una falta de control de su destino histórico, precisamente aquello que Anders llama “vergüenza prometeica”. Bajo tales condiciones, la técnica no puede ser evaluada como puramente instrumental y moralmente neutra. Esta posición, sin embargo, no debe ser leída como una propuesta tecnófoba, sino como una alerta sobre los riesgos de estas nuevas “antropología” y “metafísica” modernas, desatadas por la técnica contemporánea, y como una invitación a repensar nuestra propia humanidad y su acontecer histórico.

En el tercer artículo del bloque sobre ciencia y tecnología “Popper, la tecnología y el sistema técnico”, Juan Pablo Solarte Burbano hace una exposición sobre distintos aportes en el campo de la filosofía de la técnica, mostrando que el concepto de “sistema técnico” presenta ventajas sobre enfoques exclusivamente cognitivos o instrumentales. Su trabajo promete, en ese sentido, una discusión más amplia con la filosofía de la ciencia de Popper y con la forma en que este filósofo describe el universo del discurso (el Mundo 3, según la distinción hecha por el autor austriaco desde 1967).

Cerrando el grupo de artículos sobre ciencia, tecnología y antropología, Alessio Gava, en “Expanding the Empirical Realm: No Threat to Constructive Empiricism” interviene en un debate singular: la evaluación de dos teorías filosóficas sobre la actividad científica (el empirismo constructivo y el realismo científico). Retomando una crítica reciente que Finnur Dellsén hace a la posición constructivista –se trata, de hecho, de una expansión de argumentos anteriores en contra del manifestacionalismo–, Gava examina si la distinción entre observable/inobservable, central en el empirismo constructivo de van Fraassen, es susceptible a las objeciones que Finnur Dellsén realiza sobre la extensión de los límites de lo observable como uno de los objetivos de la ciencia. Aunque, bajo ciertos supuestos, el argumento de Dellsén podría comprometer la racionalidad de la ciencia, tal y como la concibe el empirismo constructivo, Gava muestra cómo esta crítica “realista” solo sería efectiva si pudiéramos situarnos más allá de nuestros límites humanos, juzgando la adecuación de las teorías científicas con respecto a sus posibles objetos a partir de la “perspectiva de Dios”. Asumiendo una postura humanista, y no necesariamente antropocéntrica, el autor cree que el empirismo constructivo sigue siendo una postura filosófica razonable para explicar el sentido de la actividad científica.

Queremos cerrar esta presentación agradeciéndole al profesor Diego Antonio Pineda Rivera, profesor del Departamento de Filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana, por sus labores como editor de esta revista. Durante varios años, su ayuda fue esencial para asegurar la calidad académica y la visibilidad de nuestra publicación. También queremos agradecer al profesor Héctor Hernando Salinas Leal, quien a partir del número 84 asumirá ese papel de editor.

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