Este artículo presenta un marco epistemocrítico que, a partir de que lo que entendemos como “la Ciudad” no es más que una significación sin referente único, propone que el uso del concepto de “la Ciudad”, como universal singular hace referencia a una ficción que promete dar cuenta del fenómeno urbano en la medida en que este es vida, pero que en realidad no hace más que negarlo con miras a poder dominarlo. En el marco de una historia de Occidente configurada mediante una dialéctica de ilustración, “la Ciudad” aparece como una ficción que se ha perpetuado, desde Odiseo hasta hoy día, como una herramienta de dominio.