La conservación del patrimonio edificado en las ciudades se ha enfrentado a grandes retos, entre ellos la inserción del turismo, una de sus consecuencias es la relación que se establece en un mismo espacio entre los servicios urbanos y turísticos. Por ello, para asumir el nuevo rol que impone el escenario actual, los esfuerzos se concentran en crear lugares para todos en armonía con el medio natural y los promotores del desarrollo económico, social y cultural. Una de las vías es el perfeccionamiento del ordenamiento territorial para que contribuya con la conservación del patrimonio de la ciudad, por lo que se requiere de su mejora mediante la construcción de modelos. Al no existir en Cuba un estudio actualizado del balance de las funciones de los servicios urbanos y turísticos con una visión de un desarrollo integral, armónico y sostenible del centro, se impuso la necesidad de elaborar un procedimiento que tuviera como base orientar las intervenciones con el fin de contribuir al desarrollo y conservación de aquellos atractivos tangibles que hicieron que la ciudad fuera promotora del desarrollo turístico; procedimiento que posteriormente fue aplicado en la ciudad de Camagüey.