La Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana constituye, desde su fundación en 1938, una institución de vanguardia capaz de mostrar una obra cultural y social que trasciende su espacio geográfico y jurídico. Desde sus inicios la Oficina del Historiador ensayó variantes novedosas que facilitaron el rescate del patrimonio. El “período especial”, iniciado en los años noventa, reconfiguró las potestades del Historiador y su Oficina para garantizar un espacio de innovación que pusiera a salvo la cultura y el patrimonio. El trabajo analiza las alternativas empleadas para rescatar, preservar y difundir el patrimonio bibliográfico a partir de los años noventa.