Résumé
El presente artículo incluye una reflexión sobre dos verdades: 1. Que la función de la universidad es el hombre y que esta misión se acomete interdiciplinariamente. 2. Que desde la visión de fe que tiene el cristianismo encontramos en Jesucristo el principio unificador de sentido de todo trabajo sabio sobre el hombre y su unidad. El propósito último de la universidad debe ser, por tanto, esclarecer el misterio del hombre declarado desde el Absoluto personal en su Palabra historizada (Jesucristo) y que ofrece la posibilidad de realización integradora, en un hombre de lo divino y de lo humano.

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