Imaginario social, crisis y miedo en King Kong (1933)
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La primera proyección de la película King Kong, en 1933, causó en los miles de espectadores un extraordinario efecto, pues les provocó una reacción situada entre el terror y la fascinación. En efecto, el éxito de la película fue fulminante debido a la calidad del filme, a los espectaculares efectos especiales y a la profunda e intensa conexión emocional entre el imaginario de los espectadores del periodo y la temática de la cinta. En este sentido, tal vínculo se halla en la ambivalente y dialéctica interrelación que se produce entre esta primera versión de King Kong, la crisis del 29 –y los miedos que esta genera– y el imaginario norteamericano de los años 30. Pero, como se comprobará en el artículo, en el imaginario del filme se entremezclan, contaminándose mutuamente, entre otros, la realidad y la ficción, la verdad y la mentira, la seguridad y el peligro, el consciente y el subconsciente y la racionalidad y las emociones. Así, se concluirá que el imaginario norteamericano de los años treinta refleja no solamente la crisis económica del 29, sino también representa su sueño, sus temores y esperanzas, sus recuerdos y olvidos, así como oblitera su pasado, revigoriza su presente y ansía un porvenir mejor.