La última obra de Jaime Alejandro Rodríguez 1, titulada Debido proceso, es definitivamente una novela urbana. Al terminar su lectura nos damos cuenota de que, al igual que la ciudad, el libro constituye un cruce de discursos, demiradas y de imágenes. Leerlo es enfrentarse a una ciudad translúcida donde se cruzanlo público y lo privado, lo real y lo imaginario, la pintura y la escritura, lo simpley lo profundo, la conciencia y la emotividad, el amor y la cursilería, la fatalidad y ladecisión, con la terrible certeza de hallarse ante lo inevitable: el deterioro.