El año dedicado al misterio eucarístico fue rico en reflexión y profundización doctrinal. Es necesario continuar el camino en la consideración de su práctica, para acercarla más a su experiencia primaria. Desde algunos desafíos que la sociedad plantea frente a la vivencia eucarística, se consideran unos pilares sobre donde recae la verdad del misterio. El llamado para las nuevas comunidades que buscan vivir la eucaristía no se puede reducir a multiplicar o embellecer celebraciones. El artículo plantea, desde dicho llamado, unas líneas fundamentales sobre las cuales debe recaer una praxis eucarística, que no se reduzca sólo a una celebración litúrgica sino que realmente sea fuente y cumbre de una vida auténticamente cristiana.