Las patologías de origen tumoral son más frecuentes en la población adulta mayor, no obstante dicha población tienen menos oportunidades de acceder a estudios diagnósticos e intervenciones terapéuticas, no solo debido a la edad y al estadio del cáncer, sino también porque posen condiciones propias del envejecimiento como la disminución de la reserva funcional, la pluripatología, alteraciones cognitivas o la falta de apoyo social que impactan sobre la respuesta clínica a las distintas terapias que existen para tratar el cáncer. Sumado a esto el riesgo de toxicidad que confieren los diversos tratamientos oncológicos, lo que conlleva a evaluar más detenidamente el tipo de terapia, la dosis y el beneficio de iniciarla.
Teniendo en cuenta lo anterior se necesitan herramientas clínicas de apoyo para realizar una valoración objetiva y poder ofrecer la mejor opción de manejo personalizado. Dentro de la valoración geriátrica (VG) encontramos herramientas para evaluar rendimiento funcional, el estado cognitivo, el soporte social, lo cual aporta información valiosa e integral para la toma de decisiones no sólo terapéuticas, sin embargo teniendo en cuenta que no contamos con un método estandarizado de evaluación conjunta de oncología y geriatría en los servicios de consulta externa, ni el tiempo necesario para ejecutar una VG, es crucial contar con herramientas cortas que nos ayuden a predecir el riesgo de sufrir toxicidad durante el tratamiento antineoplásico . Dentro de las herramientas que existen, está la escala CARG la cual ha sido validada y es muy practica por lo que resulta ser una buena opción.