Abstract
A diferencia de disciplinas como la filosofía, las ciencias naturales y las sociales, o lascarreras técnicas, donde la tradición del texto escrito es innegable como medio de información,argumentación, documentación, memoria y divulgación; en el aprendizajey comprensión de disciplinas artísticas como la música, la arquitectura, la danza y lasartes plásticas y visuales, su tradición ha sido más bien el ejercicio inmediato de suoficio, bajo la mirada correctora de maestro. Este ha sido ante todo su conocimiento,enseñado a través de su misma praxis antes que por medio de la lectura y la escritura.En cambio, en la literatura y el teatro clásico, el texto escrito es su materia y sustancia.El artista se ha hecho profesional a través del trabajo con sus materiales: el tiempo, el espacioy el movimiento en su sentido más abstracto; el sonido, la luz, el color y el ritmode manera más particular y directa; y el perfeccionamiento de habilidades en el manejode las herramientas con que los transforma, como instrumentos musicales, cuerpo, lápiz,papel, pinceles y lienzo. Estas disciplinas, antes que un saber o conocimiento conceptual desarrollado o legado a través de la palabra, se han entendido tradicionalmente como un aprendizaje mediante la incorporación de técnicas, es decir, adiestrando el cuerpo para distintos oficios y habilidades fisicomecánicas. En la Edad Media y parte del Renacimiento, se distinguía entre “artes mecánicas” y “artes liberales”, haciendo parte de la primera categoría todas aquellas que se dedican a transformar lo material y los materiales, a partir de oficios manuales, tales como la agricultura, la herrería, la ebanistería, la arquitectura, la escultura o la pintura. En cambio, de los oficios artísticos, tal como los conocemos hoy, solo la música y la retórica (la poesía) hacían parte de las “artes liberales”, quizá por el carácter inmaterial de sus productos, pero desconociendo sus cualidades sensibles y las exigencias de habilidades manuales y mecánicas para su ejecución.Hasta hace relativamente poco, se ha puesto en cuestión el paradigma cartesiano que distingue una res extensa, medible y tangible, de otra res cogitans o ratio (razón), que no tiene lugar en un espacio físico y, por tanto, no es medible ni tangible. Esta misma tradición que ha dividido todo lo existente entre aquello cuantificable y modificable, de lo cual hace parte el cuerpo humano y todo aquello que transforma con su acción física, y lo otro, la intangible y supuestamente inmortal razón, las misteriosas cualidades del espíritu humano; ha servido en buena parte de soporte teórico para establecer la división de los oficios entre unas actividades mecánicas (manuales) y otras liberales (intelectuales), confinando a las primeras en los talleres (escuelas de bellas artes y conservatorios) y a las segundas en las universidades (facultades de teología, filosofía, lenguas, ciencias, humanidades, etcétera) para su aprendizaje en la naciente modernidad. Hasta finales del siglo XIX y principios del XX, los oficios artísticos no hacían parte de la tradición universitaria, institución que en occidente se ha consagrado como calificadora de la calidad del conocimiento y los requisitos de profesionalidad. A partir del siglo XX, se integran las “artes mecánicas” y las “artes liberales”, los oficios manuales y el desarrollo de las facultades intelectuales, el “saber hacer” y el “saber pensar”, como si en algún momento hubiesen estado separados, como si un cuerpo hábil y loco hubiese estado desconociendo las impresiones, recuerdos, reflexiones y pensamientos que se suceden en su cabeza, como si un cerebro hubiese estado desconectado de su cuerpo y de las sensaciones, percepciones y reconocimientos que este le prodiga.This journal is registered under a Creative Commons Attribution 4.0 International Public License. Thus, this work may be reproduced, distributed, and publicly shared in digital format, as long as the names of the authors and Pontificia Universidad Javeriana are acknowledged. Others are allowed to quote, adapt, transform, auto-archive, republish, and create based on this material, for any purpose, provided the authorship is duly acknowledged, a link to the original work is provided, and it is specified if changes have been made. Pontificia Universidad Javeriana does not hold the rights of published works and the authors are solely responsible for the contents of their works; they keep the moral, intellectual, privacy, and publicity rights.
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